sábado, 4 de febrero de 2012

LLC: Cap36: Vuelta a casa


Sabía que todo el mundo nos bombearía con preguntas tan pronto como pusiésemos un pie en mi casa. ¿Cómo podría siquiera empezar a describir lo increíble que este viaje había sido?

La Ópera había sido todo lo que alguna vez había soñado y compartirlo con Bella lo hacía mucho más especial. Ella estaba tan cautivada como yo por la experiencia entera. De alguna manera había encontrado la fuerza de voluntad para guardarse todas las preguntas para el descanso y para después de la obra. Sabía que le había sido difícil mantenerse quieta, pero su buena disposición para hacerlo hacía que mi corazón se regocijara.

Y mientras estábamos en el restaurante, viendo Times Square, tuve que pellizcarme algunas veces. Era tan surrealista estar en esa ciudad en esa época del año con esta insoportablemente bella mujer a mi lado. Se había preocupado de hacer fotos desde todos los ángulos para enseñárselas a Rosalie. Era adorable. Sus ojos marrones habían estado muy abiertos de asombro cuando vio la multitud y la esfera bajar.

Ahora estaba durmiendo a mi lado en el Volvo. Se había negado a dormir en el hotel o en el avión. Había pasado todo el tiempo haciéndome preguntas sobre todo lo que se le iba ocurriendo, o trazando mi cara con sus suaves manos. Ella no estaba más preparada que yo para que nuestro tiempo a solas acabase.

Estaba guapísima mientras dormía. Me pregunté que estaría soñando. No estaba hablando, pero estaba sonriendo. Le cogí la mano y se la besé delicadamente, sujetándola contra mi pecho como había hecho la noche que había estado tan molesta por hacerle daño a Mike.

Yo ya estaba pensando en planes para el día de San Valentín. Casi me reí en voz alta. Esta mujer me estaba volviendo loco, pero nunca me quejaría de eso. Necesitaría hablar con Alice y Emmett para asegurarme de que realmente era buena idea, pero esperaría hasta que estuviera en el mes correcto.

La universidad empezaba la semana que viene. El tiempo con ella estaría limitado. Odiaba la idea de no estar con ella. Y entonces tener que conducir entre nuestras casas nos llevaría mucho más tiempo. Pero al ver que me negaba a dormir sin ella a mi lado, no veía ninguna manera de evitarlo.

Aparqué en la calle. Las luces estaban encendidas y los coches de Emmett y Jasper estaban aparcados delante del garaje. ¡Justo lo que esperaba! ¡Una emboscada familiar completa! Me reí en voz baja, imaginando las diferentes tonalidades de rojo que Bella tendría por toda la atención.

Me incliné y presioné los labios a su oído. "Bella, estamos en casa."

Suspiró, pero no se movió.

"Bella, cariño, por favor despiértate."

Suspiró otra vez, esta vez moviendo un poco la cabeza. Abrió sus cálidos ojos marrones y me miró, una alegre sonrisa le invadió al instante su preciosa cara. "Edward."

"Estamos en casa. Todos están esperándonos."

"¿Hora del interrogatorio, entonces?"

"Parece que sí," me reí por lo bajo. "

"No puedo esperar a que Rose vea las fotos que he hecho para ella." Bella se estiró y se incorporó en el asiento, de cara a mí.

"Conectaremos la cámara a la televisión para enseñárselas ahora mismo, si quieres."

"Me encantaría. Pero primero necesito que me beses."

Sonreí y le concedí su petición. "Te amo, Bella."

"Te amo, Edward."

"¿Por qué no entras y dices hola? Yo puedo coger las maletas."

"De acuerdo, pero mandaré a Emmett para que te ayude."

"Vale." La besé otra vez y entonces la vi salir del coche y dirigirse al porche.

Escuché los gritos de Alice cuando Bella abrió la puerta y sonreí para mi mismo. Parecía que mi hermana quería a Bella casi tanto como yo. Aunque nadie podría quererla más. Sabía que era verdad, en lo más profundo de mi alma. Abrí el maletero y cogí la primera maleta.

"¡Eddie!" la voz de Emmett resonó por el patio.

Miré desde detrás del coche y le vi viniendo hacia mí. "¡Hey, Emmett! ¿En cuántos problemas te has metido mientras yo no estaba?"

"No muchos. Rose sólo me ha dado collejas detrás de la cabeza unas cuantas de veces." Emmett cogió el resto de las maletas y cerré el maletero. "Bueno, ¿cómo fue la Ópera esa?"

"Fantástica, Emmett," contesté. "Espera hasta que veas las fotos de Bella con su vestido. Estaba completamente impresionante."

"¿Realmente viste la Ópera, Eddie? ¿O te pasaste toda la noche mirando a mi hermana?" dijo Emmett con una sonrisa engreída.

"Diría que fue un poco de las dos," me reí por lo bajo. Me dio una palmada en la espalda mientras entrábamos en la casa.

"¡Edward!" gritó Alice mientras se estrellaba contra mí, haciendo que soltara la maleta sobre mi pie.

"¡Mierda! ¡Ali!" grité, quitándome la maleta del pie.

"¡Perdón!" Alice se rió en voz baja. "Sólo estaba contenta de ver a mi hermano pequeño. Y tú obviamente te alegras de verme ya que me has llamado por mi nombre más especial."

La alejé de mí cuidadosamente y se tropezó contra Jasper. Extendió la mano y se la di. "¿Te lo has pasado bien, Edward?"

"Muy bien," contesté.

"¡Edward!" me llamó mi madre, bajando las escaleras. Dejé que me diera un abrazo. Se separó de mí y miró la puerta cerrada, frunciendo el ceño. "¿Dónde está Bella?"

Intenté no reírme de mi madre. "Está allí abrazando a Rose."

Rápidamente se fue corriendo hasta las chicas. Sacudí la cabeza.

Mi padre se acercó y me dio unas palmaditas en el hombro. "¿Qué tal la Ópera?"

"Fue extraordinaria. Fue absolutamente como imaginaba que sería, pero mejor," contesté.

"Es bueno tenerte en casa," dijo mi padre.

"Te comportas como si hubiera estado fuera años en vez de tres días," me reí por lo bajo.

"¡Echábamos de menos a Bella!" bromeó Emmett. "Sólo nos alegramos de que la hayas traído a casa. Ahora puedes irte."

"¡Emmett!" gritó Bella, dándole un golpe en el brazo fuertemente. Se giró hacia mí y me rodeó el cuello con los brazos. "No puedes irte a ninguna parte a no ser que yo diga que puedes."

Sonreí por sus palabras y el significado que había tras ellas. Me incliné y la besé suavemente.

"¡Basta con eso!" Alice se rió. "Los dos tenéis que prestarnos atención a nosotros ahora."

Bella se separó un poco, pero todavía me agarraba fuertemente. "¡Tenemos millones de fotos que enseñaros! Rose, creo que gasté una memoria entera sólo de Times Square para ti."

"Dejaremos las maletas arriba y sacaremos la cámara," dije. "Ahora bajamos para entreteneros con nuestras historias."

"¡Quince minutos, querido hermano!" advirtió Alice, sonriéndome malignamente.

Cogí la maleta que había soltado y cogí una de las que más pesaban. Bella cogió la última y subimos las escaleras. Hice que fuese delante de mí por si un caso de torpeza la poseía. No podría pararlo, pero al menos le amortiguaría la caída.

"Parecen tan emocionados de vernos," dijo Bella mientras tiraba la maleta en nuestra cama.

Sonreí, preguntándome cuando había dejado de referirme a las cosas como mías y suyas. Todas eran nuestras. Dejé las maletas que llevaba. Empecé a buscar en ellas la cámara.

"Acabamos de llegar de una aventura en la gran ciudad, Bella," dije, sonriéndole.

"Bueno, será mejor que mantengamos en secretos algunas de las partes mas aventureras," contestó con una sonrisa coqueta.

"Probablemente van a hablar toda la noche y mañana tienes que trabajar. ¿Por qué no te duchas rápido y te pones el pijama? Yo cogeré la cámara y el cable para conectarla a la televisión."

"¿Y tu ducha?"

"Tengo el día libre, cariño."

"Casi se me olvida," se rió por lo bajo. Me miró y vi una expresión que no había visto en casi una semana.

"¿Qué pasa, Bella? ¿Por qué estás tan tímida ahora mismo?"

"Bueno, sólo me preguntaba algo..."

"Bella, te amo, pero me matas cada vez que dejas de hablar. No puedo leerte la mente."

Asintió con la cabeza y la timidez fue reemplazada por determinación. "Me preguntaba si estaría bien que te despertase antes de irme por la mañana."

Dejé lo que estaba haciendo y la cogí entre mis brazos. "Estaría extremadamente decepcionado y algo más que dolido si no lo hicieses."

Pasó una mano por un lado de mi cara. "Nunca te haría daño, Edward. Te amo demasiado."

"Entonces por favor asegúrate de despertarme con esos labios tuyos tan irresistibles," susurré mientras me inclinaba para besarla. Paré, apenas tocándole los labios.

"Lo haré," suspiró contra mí.

Me la acerqué y la besé apasionadamente, enredando la mano en su suave pelo. Me separó y la besé en la punta de la nariz. "Ve a ducharte, cariño. No querríamos que Alice viniese aquí para llevarnos."

Resopló mientras asentía. Abrió su maleta y cogió algo de ropa limpia. La vi entrar en nuestro cuarto de baño, sus caderas moviéndose delicadamente con cada pequeño paso que daba. No tenía ni idea de lo cautivadora que era incluso sin intentarlo.

Conocía bien a mi hermana. Tan pronto como la ducha empezó, Alice entró en mi habitación. "¿Por qué tardáis tanto?"

"Estoy buscando el cable para que Bella pueda enseñaros todas sus fotos en la televisión."

"¿Dónde está ella?"

"Duchándose y poniéndose el pijama. He anticipado que hablaríais hasta que se durmiese y tiene que trabajar mañana."

"Es tan mono como te preocupas por ella," dijo Alice mientras se sentaba en la cama. Tenía una expresión calculadora en sus ojos avellanos mientras me observaba buscando en las maletas."

Me encogí de hombros, no muy seguro de qué podía decir sobre eso.

"Supongo que se va a quedar a dormir."

"Sí," dije. "Para cuando acabemos con las fotos y las historias, será bastante tarde."

"Sin mencionar que parece curar tu pequeño caso de insomnio." Levantó la mano y tocó la piel bajo mis ojos. "Esas feas y moradas ojeras se han ido."

"Me prestas demasiada atención Alice. No es saludable para una hermana observar a su hermano tan atentamente. Creo que debería advertir a Jasper de tu extraño afecto por mí," dije, guiñándole.

Alice respondió dándome un puñetazo en el hombro. Le dediqué su sonrisa favorita.

"Sabes que todo lo que hago es porque te quiero, hermanito. ¿Verdad?"

"Sí, pero ya tengo veinte años, Alice. En algún momento, tendrás que dejar de cuidar de mí."

"Es justo. ¡Pararé cuando aprendas a vestirte por ti mismo!" se rió.

Me reí con ella. Los dos sabíamos que a mí nunca me importaría la ropa como a ella.

"¿Qué es tan divertido?" preguntó Bella mientras salía del baño. Llevaba el pijama de seda rosa clara que me había dejado que le comprara en Nueva York.

"¡Bella! ¡Ese pijama es precioso!" gritó Alice, saltando y corriendo hasta ella. "¿Dónde lo has comprado? ¿Cómo lo encontraste?"

Bella se puso muy roja. "Edward lo compró para mí en Nueva York."

Alice se giró hacia mí y sonrió ampliamente. "Finalmente te empiezas a parecer a mí, hermanito."

"Apenas," me reí por lo bajo. Acerqué a Bella a mi costado. "Es que Bella tiene la habilidad de hacer que cualquier cosa le quede bien." Sentí sus dedos bajo mi camiseta y pellizcándome. Intenté no encogerme o reírme.

"¿Has encontrado la cámara, Edward?" preguntó Bella, sonriéndome mientras me pellizcaba más fuerte.

"Sí," contesté, apenas escondiendo mi mueca. Esto era un castigo por haberle hecho pasar vergüenza, pero no pude evitarlo. Me había salido solo.

Me soltó y respiré fuertemente. Me sonrió con malicia y fue hasta la cama, cogiendo la cámara. Abrí otro compartimento en la maleta y saqué el cable que necesitaba.

"¡Perfecto!" gritó Alice, botando. "¡Vamos abajo para ver como es Nueva York!"

Cogí a Bella de la mano mientras bajábamos las escaleras. Me ayudó a conectar la cámara a la televisión. Nos sentamos en el sofá juntos para que pudiésemos explicarlo todo. El resto de nuestra familia se sentó en el otro sofá. La cámara estaba mostrando las fotografías como si fueran diapositivas.

"Bella, ¿por qué le hiciste una foto al aeropuerto?" preguntó Emmett. "¡Eso es aburrido!"

"Al contrario que ti, yo nunca antes había volado a alguna parte," contestó Bella. "Quería tener una foto." La siguiente era de Times Square de día. "Edward y yo fuimos expresamente a verlo, pero tenemos fotografías mejores de la víspera de Año Nuevo."

La siguiente foto era de Bella y yo delante de nuestro hotel. "¡Mira tus mejillas!" Alice se rió por lo bajo. "¡Están rosas y tan monas! Debía hacer mucho frío allí."

"¡Sí!" dijo Bella, mientras tiritaba al recordarlo. La sujeté todavía más fuerte mientras nuestras piernas se liaban. "Había torbellinos de nieve formándose todo el tiempo."

Las siguientes fotografías eran de la habitación del hotel. "Bella, eres una fotógrafa aburrida," se quejó Emmett.

"¡Cállate, Em! ¡Quería que Alice viese la habitación tan bonita que nos había reservado!" Bella le sacó la lengua a su hermano.

"¡Emmett!" advirtió Rosalie. "Acaba de llegar a casa. No la molestes tan pronto."

La foto de Bella y yo besándonos salió después. "¡OH! ¡DIOS! ¡MÍO!" gritaron Alice y Rosalie.

"¡Páralo!" chilló Alice.

Jasper fue corriendo y paró las diapositivas por ella. Bella escondió la cara en mi camiseta y pude sentir el calor de su sonrojo.

"¡Explicad eso!" Alice se rió por lo bajo, señalando la televisión.

Besé a Bella en la cabeza y le froté la espalda, intentando aliviar su vergüenza. Me giré hacia Alice. "Había una pareja allí de Florida. Dijeron que Bella y yo parecíamos una postal. Pidieron que les dejásemos hacernos una foto y Bella les dejó."

"¡Tenemos que imprimirla y ampliarla!" chilló Alice.

"Podemos ponerla en la habitación de Bella como un mural," añadió Rose.

"¡No!" chilló Bella desde mi camiseta. "¡Ni ampliarla ni hacer murales, chicas!"

"No tienes nada por lo que avergonzarte," dijo Jasper.

"Los dos estáis muy monos juntos," añadió mi madre.

"¡Que alguien ponga las diapositivas otra vez!" suplicó Bella.

Incliné la cabeza y le susurré suavemente, "Estás preciosa. No tienes por que sonrojarte, cariño."

Jasper hizo lo que Bella había pedido. Las siguientes fotos eran de Rockefeller Center y la pista de patinaje sobre hielo. Emmett se rió fuertemente cuando la foto de Bella con patines apareció.

"¿De verdad la metiste en el hielo?" preguntó Emmett, limpiándose una lágrima.

"¡Sí!" Bella se rió por lo bajo, finalmente se había girado otra vez para ver la televisión. "El pobre Edward pensó que podría arreglar mi equilibrio. Había demasiadas casi caídas como para contarlas." Me miró y me incliné para besarla suavemente.

Los siguientes diez minutos fueron de fotografías al azar de Bella. Dijo algunas palabras en cada una, pero no le explicó a nuestra familia sus pensamientos como lo había hecho por mí. Hizo que me diese cuenta de lo mucho que yo le importaba. Quería apretarla todavía más contra mí, pero me daba miedo que si la apretaba más fuerte, no podría respirar. Y entonces apareció la foto del conductor del coche de caballos, sonriendo ampliamente con Bella.

"¡Ese era nuestro conductor!" dijo Bella. "¡Se llamaba Joey y era totalmente fascinante! Originalmente quería ser boxeador, pero se hizo mucho daño en el hombro. Su amigo tenía un trabajo a media jornada de conducir carruajes por el parque. Le ofreció a Joey conseguirle un trabajo para ayudarle mientras pensaba en lo que quería hacer. El trabajo acabó convirtiéndose en una carrera para él."

"¡Joder, Bella! ¿Conseguiste toda la historia de su vida?" dijo Emmett, poniendo los ojos en blanco.

"¡Sí!" se rió Bella por lo bajo.

"Patinaje y un paseo en carruaje por el parque," Rose suspiró. "Edward, eres claramente el chico más atento que conozco."

"¿Y yo qué, Rose?" preguntó Emmett, haciendo como que estaba ofendido.

"Tú, mi querido Emmett, ¡eres lo suficientemente listo para pedirle ayuda a Edward!" dijo Rose antes de besarle. Emmett parecía satisfecho con su respuesta mientras sonreía tontamente.

Gritos ahogados y silbidos sonaron cuando las fotos de Bella en su vestido aparecieron. Bella se sonrojó y se escondió contra mí otra vez.

Emmett fue el primero en hacer un comentario. "¡Maldición, Bella! ¿Eddie, cuántos tíos tuviste que espantar?"

Vimos las primeras fotos de Times Square y entonces cambiamos de memoria. Las siguientes cuarenta fotos eran de la plaza. Y entonces una foto de la que yo no sabía nada apareció. Jasper corrió por la habitación para parar la cámara otra vez. Emmett y Jasper estaban riéndose fuertemente y las chicas estaban riéndose en voz baja y soltando risitas.

"¡Lo siento!" susurró Bella. "Se me había olvidado que la hice."

Era una foto de mí durmiendo. Afortunadamente, estaba completamente vestido. Pero lo que tenía a todos riendo era la sonrisa tonta que tenía en la cara.

"¿Qué demonios estabas soñando?" Emmett se rió por lo bajo.

Miré a Bella mientras me miraba. "No me acuerdo, Em. Debió de ser uno donde Rose te pega por meterte con todo el mundo."

Pasamos la siguiente hora contestando todas sus preguntas y describiendo las cosas que habíamos visto y hecho juntos. Sentí que Bella se relajaba y supe que se había quedado dormida. La sacudí delicadamente y me miró con ojos cansados.

"Eso es todo por esta noche," anuncié a nuestra familia. "Os pondremos al tanto del resto mañana por la noche cuando Bella salga del trabajo." Me levanté y levanté a Bella conmigo.

Dijimos buenas noches y subimos las escaleras, conmigo sosteniendo la mayoría del peso de Bella. Rápidamente quité todas las maletas de la cama y la destapé para ella. Se metió y juro que estaba dormida tan pronto como su preciosa cara tocó la almohada.

La tapé y besé su mejilla suavemente. Me cambié de ropa y me metí al lado de Bella. La sujeté tan cerca como podía, con un brazo alrededor de su cintura. Cerré los ojos y esperé el tranquilo sueño que sólo ella podía darme.

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