8 meses más tarde…
¡Ya estaba aquí! ¡Tras meses de espera! ¡Por fin estaba pasando! Al final del día, Bella y yo seríamos padres. Ella estaba sonriendo, pero podía ver que sentía dolor. Acabábamos de tumbarla en la cama. Estaba sentado a su lado, frotándole la espalda.
"¿Has llamado a Em?" preguntó por tercera vez.
"Sí, cariño. Él y Rose viene de camino con Lily. También he llamado a Alice y Jasper. Deberían estar aquí en poco tiempo. Carlisle está de camino desde el quirófano y Esme viene de una reunión del Club de Jardinería."
"Alice no estará cómoda en el hospital," dijo, haciendo un mohín.
"Bella, estará bien. Ha insistido en venir. Jasper va a traer cojines justo como le dijiste."
"¡Va a tener gemelos, Edward! Necesita que la mimen."
"Estoy de acuerdo, cariño. Pero a Alice todavía le quedan varios meses. Estará bien. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?"
"No, ahora mismo estoy bien."
"¿Querías que llamase también a Angela y Ben?"
"No, cariño. Están de vacaciones en Hawaii con los padres de Ben. No volverán hasta la semana que viene. Aunque estará muy molesta por habérselo perdido."
"He traído la cámara. Tendremos muchas fotos."
"No me saques en ninguna. Estoy segura de que estoy horrible."
Me incliné y le besé la sien. "Estás preciosa. Estás radiante. Hoy vas a dar a luz a nuestro hijo."
"¿Crees que estamos preparados?"
"Creo que no importa," me reí por lo bajo. "Él ha decidido que está preparado. Tenemos que aceptarlo."
"¿Sabes cuál será mi parte favorita de no estar embaraza?" susurró.
Tenía una idea, pero me incliné más para escucharla. "¿El qué, cariño?"
"Poder hacer el amor contigo otra vez. ¡Y no tendremos en medio una barriga enorme como la última vez!"
"Bella, estabas de casi ocho meses. Además, me encantaba tu barriga. Era perfectamente redonda y bonita."
"¡Lo sé! ¡La besaste lo suficiente!"
"Pero siempre guardé mis mejores besos para tus labios." Me incliné más y la besé profundamente. Hoy, el amor de mi vida me iba a dar un hijo. Estaba lleno de amor por ella y de emoción por los cambios que estaban de camino.
"¡Joder, Eddie!" dijo Emmett, riéndose entre dientes, mientras entraba en la habitación. "¡Va a dar a luz hoy! ¡Déjala tranquila y deja de intentar dormir con ella!"
"¡Emmett!" se rió Bella, indicándole que se acercara.
Él se agachó, dándole un abrazo y un beso en la mejilla. "¿Cómo estás, hermanita?" preguntó, con los ojos un poco llorosos.
"Bastante bien. Edward me está cuidando muy bien," contestó Bella.
"Más vale que lo haga," dijo Rose, sonriendo, mientras entraba con Lily.
"¡Mis flores favoritas!" dijo Bella, riéndose. Lo decía siempre desde que vio por primera vez sujetando a Lily de bebé.
Rose se inclinó y la besó en la mejilla y dejó que Lily hiciese lo mismo.
"¡Estoy aquí!" chilló Alice, entrando en la habitación con una gran bolsa en las manos. "Te he traído cinco conjuntos para elegir con cuál te lo quieres llevar a casa. También he traído algunos pijamas cómodos para cuando acabes. Y he encontrado el conjunto perfecto para que te lo pongas cuando dejen que te vayas. La mujer de la tienda me aseguró que era perfecto para las madres para ayudar con la incomodidad y el dolor."
"¡Respira, Alice!" se rió Bella.
Alice le besó la mejilla y la miró fijamente. "¿Vas bien hasta ahora?"
"Sí, te lo prometo. ¿Dónde está Jazz?" preguntó Bella.
"Estoy aquí, Bella," dijo Jasper, mientras entraba con cuatro grandes cojines en los brazos. "Con cojines como ordenaste."
"¡Bien!" suspiró Bella. "Em, ¿podrías acercar esa silla para que Jasper pueda poner cómoda a Alice?"
Mientras los otros ayudaban, Bella me cogió la mano y apretó los dientes.
Me incliné y le susurré al oído. "Relájate, cariño. Sé que duele, pero intenta respirar. Estoy aquí contigo. No voy a irme a ninguna parte."
La contracción pasó y Bella sonrió otra vez. Era tan maravillosa. "¿Y se te ha ocurrido alguna nueva idea para el nombre?" le preguntó a Alice.
"He conseguido que Jasper acepte que Elizabeth es el mejor nombre para nuestra hija," dijo Alice con un guiño. "He decidido dejar de torturarle y dejarle saber que sólo estaba bromeando sobre lo de Jazzy Junior para nuestro hijo."
"¡Es bueno saberlo!" me reí.
Jasper hizo como que se limpiaba la ceja. Ambos sabíamos que los gemelos se llamarían como Alice quisiera.
"La verdad," dijo Alice, con los ojos avellanos brillando con malicia. "Bella sugirió un nombre y quería ver que os parecía."
"¿Cuál es?" preguntó Emmett, mientras Lily se movía entre sus grandes brazos.
"Bella sugirió que Brandon sería un buen nombre para un niño," nos informó Alice.
Sentí que Bella me agarraba con más fuerza. Le froté la espalda más, intentando consolarla. Me incliné y le tarareé un poco de su nana. Todavía le gustaba tanto como la primera vez que se la toqué. Con cariño, se refería a ella como su composición súper secreta. Sus preciosos ojos marrones estaban cerrados mientras respiraba hondo para calmarse.
Se abrió la puerta y entró el Dr. Johnson. "Hola, familia," dijo, riéndose entre dientes.
Bella abrió los ojos, pero se veía lo cansada que estaba. La última debió haberle dolido más que las otras. "Edward, por favor, preséntales," dijo con suavidad.
La besé en la sien. "Este es el Dr. Johnson. Doctor, conoces a mi hermana Alice. A su lado está su marido, Jasper, el hermano de Bella, Emmett, su mujer, Rosalie, y su hija, Lily."
"¿Dónde están Carlisle y Esme?" preguntó el doctor.
"De camino," contesté.
"Ya veremos si llegan a tiempo," dijo el Dr. Johnson. "¿Podría salir todo el mundo, por favor?"
"¡Excepto Edward!" dijo Bella con voz fuerte.
"Por supuesto, Bella," le aseguró el doctor. "Edward estará contigo todo el tiempo. Hablamos de eso, ¿te acuerdas?"
"Es que estoy nerviosa," se disculpó.
"No pasa nada, Bella," dijo el doctor suavemente. "Todas mis madres primerizas están nerviosas."
"Estaremos fuera," dijo Alice, besándola en la mejilla.
Los vimos irse, el pobre Jasper cargando de nuevo con todos los cojines. Una enfermera entró poco después.
"Bien, Bella. Necesito que te tumbes y abras las piernas. Tengo que ver cuánto has dilatado," le pidió el doctor.
Ayudé a Bella tanto como pude y me sonrió cálidamente. Me derritió el corazón una vez más que esta mujer me quisiese tanto.
"¡Excelente!" dijo el doctor, quitándose los guantes. "Bella, dentro de poco tendrás que empezar a empujar. Voy a salir para preparar el resto del equipo. Ahora volvemos y entonces empezaremos."
Bella asintió. El doctor y la enfermera salieron. Le agarré la mano con fuerza y se la besé.
"Sólo piensa Bella. Muy pronto, le tendremos en brazos por primera vez."
"No puedo esperar para verle la cara. Y entonces sabremos cómo llamarle."
El doctor volvió esta vez con tres enfermeras. Venían empujando un carrito. Bella y yo lo vimos y nos miramos.
El doctor se dio cuenta. "Sólo es para limpiarle y pesarle una vez que nazca. No espero que halla problemas." El doctor se sentó en el borde de la cama y levantó los estribos. "Bueno, Bella. Necesito que te acerques más."
Una de las enfermas fue a su lado derecho y juntos ayudamos a Bella a colocarse. Las otras enfermeras le pusieron los pies en los estribos. Bella me apretó la mano. En sus ojos marrones había miedo, emoción y amor.
Me incliné. "Todo saldrá bien, cariño. Puedes hacer esto."
"Bella, cuando venga la siguiente contracción, quiero que empujes mientras la enfermera cuenta hasta diez. Cuando deje de contar, puedes descansar hasta la contracción siguiente. ¿Lo has entendido?" preguntó el doctor.
Bella asintió.
"Ok, Bella. Aquí viene la primera. Inclínate un poco hacia delante y empuja con fuerza."
La enfermera contó. "Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez."
Bella se relajó contra las almohadas, jadeando. Ahora estaba sudando mucho. Cogí la toalla de la mesita de noche y le sequé las cejas. Me miró con una sonrisa triste. Ojalá pudiese sentir este dolor por ella.
"Otra vez, Bella," le dijo el doctor.
Esto continuó durante casi treinta minutos. Estaba un poco preocupado porque las cosas no fuesen más rápido. Era la primera vez que deseaba haber estudiado medicina. Entonces sabría si debería estar preocupado.
"No puedo, Edward," susurró Bella. "Estoy cansada."
"Lo sé, cariño. Pero ya estás cerca," le dije, intentando sonreír por ella.
"¿Edward, puedes sentarte detrás de ella? Le dará más inclinación," dijo el doctor.
Me situé tras ella y le cogí las manos. La tenía incorporada y apoyada contra mi pecho.
"Bella, ya se ve la cabeza. Si puedes empujar con fuerza una vez más, podremos sacarle."
Bella asintió y respiró hondo. No sé donde encontraba la fuerza, pero me apretó las manos todavía más. Apretó los dientes y empujó. Todo su cuerpo temblaba del esfuerzo. Cuando la contracción estaba acabando, gritó y se dejó caer contra mí.
"¡Es un niño!" anunció el doctor.
Intenté verle pero era difícil al estar sujetando a Bella así. La habitación estaba silenciosa durante un momento y entonces se llenó con fuertes sollozos.
Me reí y besé a Bella en la cabeza. "¿Escuchas eso, Bella? Es nuestro bebé. ¡Lo has conseguido!"
"¿Edward, te gustaría cortar el cordón umbilical?" preguntó el doctor.
Asentí y tumbé a Bella con cuidado contra las almohadas. Me observó atentamente, sonriéndome.
El doctor me dio las tijeras y me enseñó lo que tenía que hacer. Una de las enfermeras había cogido nuestra cámara e hizo algunas fotos. Las otras enfermeras cogieron al bebé y le llevaron a la mese. Las seguí, mirando a mi hijo. Estaba viendo como le pesaban cuando pasó…
"Edward, por favor, sal fuera," dijo el Dr. Johnson de repente.
Me giré para verle y vi que tenía la cara tensa. "¿Qué pasa?"
"Estoy teniendo problemas con la hemorragia de Bella. Necesito que salgas para que las enfermeras y yo podamos controlarla," explicó el doctor.
"Me quedaré aquí, por favor, no me hagas dejarla," dije rápidamente.
"Entiendo como te sientes, Edward, pero lo mejor sería que dejaras la habitación ahora mismo," contestó el doctor. Su tono me dejó claro que no tenía otra elección.
Fui rápidamente hasta Bella y la besé en la sudorosa frente. "¡No te atrevas a dejarme, Isabella Cullen! ¡No te atrevas!"
Murmuró mi nombre mientras una enfermera me empujaba fuera de la habitación. Los ojos marrones de Bella estaban clavados en los míos mientras la puerta se cerraba lentamente, separándonos.
FIN
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