lunes, 6 de febrero de 2012

BFL : Midnight Encounter


Midnight Encounter

Diez de la noche, viernes y yo aún sin tener un novio digno para pasar el fin de semana, en que minuto se me ocurrió mandar a volar a Mike pensé enojada mientras me sentaba una noche más frente al notebook que hasta hace dos días era mi mejor amigo y fiel compañero, hoy quería aventarlo contra la pared.

Resignada lo encendí y como se demoró en partir me levanté a traer mis otros fieles compañeros para noches como hoy: mi estufa y mi jarrón de café. Me volví a sentar frente al dichoso "mejor amigo del hombre" y espere pacientemente que cargaran los programas y que conectara a la Internet. Cuando todo estuvo listo abrí el MSN y apreté conectar, se demoró unos segundos y antes que pudiera buscar a alguien para conversar se abrió una pantalla frente a mis narices.

"Edward Cullen te ha agregado como amigo" era lo que se leía en el encabezado y suspiré como era posible que Alice me dijera que estaba rayando con el temita del vampiro cuando ella se había creado una cuenta con el nombre del actor. Me reí entre dientes y la acepte. La busque entre los contactos activos y antes que pudiera siquiera hablarle me habló ella primero, sorprendiéndome.

— Hola —era la palabra en la ventanita y me sorprendió

— ¿Quién es la loquita ahora? ¿Cuándo te creaste esta cuenta? —le pregunté con la sonrisa en la cara.

No puedo creer que me diga que estoy peinando la muñeca cuando ella está creándose cuentas con el nombre de un actor que ni siquiera conocemos pensé mientras esperaba su respuesta.

— ¿Qué cuenta? —me respondió y suspiré extrañada. ¿A que estaba jugando mi amiga?, me pregunté mientras tecleaba la respuesta a su pregunta.

— Vamos Alice no te hagas, ayer me dijiste que yo estaba loquita con el tema de Crepúsculo y mírate acabas de crear una cuenta con su nombre, si ese hombre te viera te juro que arrancaría de ti —y le agregue un monito de espanto.

— ¿Quién es Alice? ¿Tú amiga? —respondió de vuelta y casi me atragante con el café.

¡Esta chica esta loca! pensé mientras decidía si seguirle el juego o descubrir que le pasaba, a lo mejor estaba con alguna crisis existencial y mi deber de amiga incondicional me estaba reclamando. Iba a contestarle pero no alcance a terminar de digitar cuando otra respuesta apareció en la pantalla.

— Por cierto no me arrancaría de ti —volvió a agregar y me dije en mi fuero interno ¡yaaaa oh! que te pasa Alice pensé mientras digitaba mi respuesta.

— ¿Qué onda amiguis estamos peinando la muñeca firme? ¿Qué estas tomando para que compartas conmigo? —le pregunté buscando mi celular e iba a llamarla, es decir, Alice era medio rara pero nunca para hacerse pasar por alguien que no era y menos con estas contestaciones medias ambiguas que me dejaban un poquito preocupada ¿La habrá dejado plantada Jasper?, me pregunté al recordar que hoy se supone iría junto a su pretendiente a la discoteca.

— No soy tu amiga —insistió y miré la hora habían pasado veinte minutos desde que habíamos iniciado la conversación y estábamos estancadas en la bromita ¿no será el día de los inocente? me pregunté mirando el calendario y comprobé que no ¿estará enojada? conjeturé y me mordí el labio tratando de recordar que mierda le había hecho para que me tomara el pelo de esta manera.

— ¿Entonces quién eres? —le pregunté siguiéndole el juego. Si mi amiga estaba con síndrome bipolar en pleno la ayudaría

— Tu sabes quién soy

Y me reí y me demoré en contestarle perfecto si con esa andamos murmuré en voz alta mientras digitaba para responderle.

— Si lo tengo clarísimo —le escribí — mi querida amiga Alice que esta tratando de hacerse pasar por una bipolar cualquiera —agregue y espere antes de seguir escribiendo pero no contestó — ¡Yapo déjate de tonteras que te quiero contar algo! —finalicé y espere su respuesta, el cursor parpadeo

Edward Cullen esta escribiendo se leía en la parte inferior de la ventana del MSN.

— ¿Cuéntame? —conminó

Gracias al cielo ya era hora reclamé digitando mi confesión y el temita bipolar estaba hostigándome logrando sacarme de quicio.

— Por suerte que te aburriste… menos mal…. cachaste las fotos nuevas de Edward, mino ¡OMG! Te juro que me lo como enterito —le escribí poniendo al final el monito de "baba".

Mientras esperaba su contestación abrí mi álbum de fotografías para extasiarme mientras lo contemplaba y se veía condenadamente sexy.

— ¿En serio te gustaron esas fotos? —me preguntó

¿Qué te pasa Alice por la mierda? me pregunté histérica e irritada por tanta pregunta tonta.

— ¿Estay bien Alice? o ¿te paso algo? —consulté ya un poco molesta por su actitud.

— A mi nada —me respondió

— ¿Entonces? ¿Cómo me preguntas eso?, obvio, ¡si es un mino muy rico!

Le contesté con el monito de la rana rené al final.

— Gracias —replicó en respuesta y pegue un grito exasperada.

— ¿Gracias por qué…por ser? —le pregunté al segundo

— Por encontrarme atractivo —respondió

— ¿Disculpa? —le escribí y le pulse un zumbido

— Te dije que no era tu amiga —insistió y esta cabra se había vuelto loca de atar comprobé.

— ¡Yaaa! y ¿quien serías entonces? —cuestioné buscando mi celular para llamarla y cortar el leseo de la doble personalidad.

— Soy Edward —digitó y como odiaba lo fastidiosa que podía ponerse a veces.

— ¿Tu?... ¡Sí como no!, Alice amiga córtala, en serio se esta tornando aburrido, ya fue suficiente, si no quieres hablar conmigo esta bien pero no te hagas pasar por quien no eres —le pedí desesperada y era última vez que intentaba que la cortará si volvía a responderme algo incoherente me iba a desconectar.

— ¿Por qué no me crees? —inquirió

— Aparte de lo evidente —contesté

— ¿Qué es lo evidente? —insistió

— ¡Córtala! ALICE ANDREA si no te dejas de payasadas te juro que me enojo

— Dame tu teléfono —me pidió

— ¿Para que quieres mi teléfono si ya lo tienes?

Le pregunté irritada hasta el máximo y pensando donde había puesto mi celular, me levanté de la mesa y levanté las cosas que estaban en mi cama pero nada, en eso sonó el timbre que anunciaba mensaje. Me acerque y leí

— Te voy a probar que no soy tu amiga

— Suficiente me aburrí —escribí y cerré la ventana no iba a seguirle el jueguito toda la noche.

— ¡Dámelo! —exigió

— Seguro Alice como quieras… me aburriste, si no quieres hablar perfecto nos vemos mañana —digité y cuando iba a cerrar el MSN se abrió un mensaje con letras mayúsculas.

— ESPERA

Y me mando un zumbido detrás. Dudé y tal vez estaba entrando en la cordura finalmente.

— Dame tu teléfono te probaré que no soy tu amiga —y suspiré frustrada

— ¿Quién eres? —y ya parecía cuento chino

— Edward

— Pruébalo —le reté intrigada por su insistencia y Alice me las iba a pagar si era para hacerme una broma no se la iba a perdonar.

— Dame tu número, si me lo das te llamaré

— Espera

Y me puse a jugar con mis dedos sobre la mesa ¿Qué alternativa tenía?, ninguna más que escuchar la risa profusa de mi amiga cuando me llamara para decirme: ¡Eres una tonta! ¡Caíste! te tenía convencida que era él —qué más da pensé sacudiendo mi cabeza y digite los números

— 091335049 (como si no lo conocieras, te juro que me enojaré)

Agregue.

—Estoy discando —anunció

— Y yo esperando —contesté

Comencé a buscar el teléfono por todos lados pero no lo encontraba, mi corazón se acelero al no encontrarlo hasta que el sonido que profirió me mostró donde estaba, al segundo que lo tomé entre mis manos comenzó a vibrar frenético número privado titilaba en la pantalla me acerque al notebook

— ¿Por qué no contestas? ¿Te da miedo? —escribió y dudé.

¿Miedo de qué? pensé y después del cuarto movimiento conteste.

— Intersección de las calles Boston y Northwest, tienes diez minuto y tal vez tus orgasmos mentales se hagan reales —exclamó una voz ronca y cortó me quede de una pieza.

Comencé a tratar de asimilar lo que había pasado ¿Acaso era su voz? ¿Era él?, me pregunté frenética ¿tal vez es un psicópata?, ¿Tal vez era Jasper?, disque el número de vuelta pero estaba desconectado. Luego busque el número de Alice y lo disque – Usted será transferido a un buzón de mensaje – escuche y corté ¿Debe ser una broma?, pensé mientras tomaba mi bolso y mis cosas ¡Maldita… te mataré, tú y tus bromitas de mal gusto!

Exclamé exasperada marcando su número y cuando me contestó la ataque

— Muy graciosa, mira como me río, Ja, Ja, Ja —le grite furiosa y Alice me contesto sorprendida

— ¿De qué rayos hablas?

— De tu llamada "si mira como te iba a creer que eras Edward Cullen"

Le dije y ella se quedo callada, había bastante ruido alrededor.

— ¿Dónde estas de todos modos?

Le pregunté enseguida sin dejar que contestará dejando mi bolso a un lado.

— Bella yo no te he llamado —objetó extrañada.

Sentí como el ruido a su alrededor disminuía.

— ¿Dónde estas? —inquirí suspicaz mirando el MSN.

Edward Cullen aparece como desconectado. Los mensajes que le envíes le llegarán cuando inicie sesión se leía en la ventana.

— En el bar con Jasper —me confirmó

— ¿Segura qué no estas en tu casa dándotelas de Edward Cullen? —cuestioné decidida.

Y aunque sonará estúpido tenía que averiguarlo.

— ¿Hablas con quién? —replicó y el ruido ambiental se disparó otra vez.

— ¡Edward Cullen! ¿no te creaste una cuenta de correo con su nombre? —indagué en un grito.

— ¿Me crees loca o qué? Reconozco que me gusta el chico pero no para crearme una cuenta con su nombre, me ofendes pensé que me conocías mejor —se defendió haciéndose la molesta.

— Alice es en serio —insistí no tan convencida por sus palabras.

— Te digo la verdad estoy con Jasper, recién acabo de tomar el celular y fue solamente porque tu llamaste —me explicó y me quede callada.

Alce mi vista y miré el reloj habían pasado cinco minutos de los diez que me habían dado. Miré mi bolso y la dirección quedaba a tres cuadras de mi departamento. Suspiré ¿Acaso perdía algo con ir a ver de que se trataba?, me pregunté

— Tengo que colgarte

— ¿No quieres venir? —me invitó mientras me levantaba y caminaba hacía la puerta.

— No gracias voy saliendo —le contesté mientras cerraba la puerta tras de mí y bajaba las escaleras del edificio

— ¿Bella, estas bien? – insistió mi tierna amiga Alice

— Perfectamente nos vemos mañana —me despedí y corté

Cuando abrí la mampara de vidrio y salí a la calle miré en dirección a la intersección que me había indicado sin poder evitar que mi corazón comenzará a latir frenético. ¿A quién quieres engañar?, me cuestioné mientras pensaba en que iba a encontrarme con un gordito, meloso, feo y con lentes muy alejado a mi Edward Cullen real.

Mientras corría la ultima cuadra para llegar a la dichosa intersección sentí que mi estomago se apretaba de los nervios y mis manos temblaban ante el hecho de estar a punto de encontrarme con un completo desconocido que tal vez era un asesino o violador. Justo cuando faltaba un minuto para que el plazo se venciera llegue a la esquina de ambas calles, miré a todos lados desconcertada ¿A quién esperabas encontrar?, me dijo mi vocecilla interior y suspiré frustrada.

Con un atisbo de esperanza me di vueltas sobre mi misma mirando en varias direcciones y lo único que había eran autos y más autos.

— ¡Como me odio por ser tan estúpida me volvió a engañar!. ¡Muy astuta Alice voy a matarte! —grite tomando el celular entre mis manos e iba a marcar su numero cuando vibro con un mensaje de texto

— Cruza al frente —decía y miré a todos lados desesperada

¿Cuál frente? pensé y podría ser cualquiera porque estaba en una esquina donde convergían todas las calles. De pronto un bocinazo me distrajo y cruce motivada por la inherencia llegue hasta la vereda norte que estaba al extremo opuesto a donde estaba yo. Me quede absorta buscando el auto de Alice que no reparé en el que se detuvo frente a mí. Una puerta se abrió y cuando me percaté de la marca del vehiculo pase saliva. Entre casi sin sentir mis manos, tenia todo el cuerpo adormecido, ni siquiera quería mirar al costado, su perfume llego a mis narices apenas recargue mi cuerpo contra los asientos de cuero esto no puede estar pasando me dije a mi misma

— Ponte el cinturón —ordenó con ese acento que me había trastornado por tantos meses.

De forma autómata le hice caso. Aceleró perdiéndose por la avenida, de pronto y con la vista aún el frente hablé

— ¿Cómo sabias que era yo? —pregunté con un hilo de voz y de reojo noté que él quito la mano del manubrio, la levantó pausadamente en dirección de mi cuerpo y la dejo a escasos centímetros de mi pecho, baje mi vista como una completa imbécil.

— ¿Cuántas personas se pondrían una polera de Crepúsculo veinte para las doce de la noche? —me preguntó divertido y abrí mi boca estupefacta.

Deslice una de mis manos que temblaba por mi pelo y apoye el codo en la ventana del automóvil. Comencé a recordar cosas tontas como por ejemplo que me había puesto la maldita ropa interior que me había regalado mi mama con rositas y ositos para nada sexy, más encima traía puesta la polera de crepúsculo era como para tirarme del balcón del último piso de mi edificio varias veces por lo aturdida que podía ser.

Me reí histérica y se me apretó el estomago cuando entramos a un lujoso condominio Bella esto es demasiado me dije a mi misma, estacionó en la planta superior y se bajo.

Me quede helada en mi posición ¡no puedes bajarte! me dije asustada. Pensando en otras cosas tontas como que no me había maquillado, estaba hecha un desastre literalmente hablando. Al segundo sentí como abrió la puerta de mi lado perdí el aliento al darme cuenta que era la hora de la verdad. Noté de reojo su mano blanca y varonil extendida en el aire para que me bajara, yo estaba tiesa en mi posición con una mano a cada lado de mi cuerpo apretando el asiento.

— ¿Bajarás o quieres que te cargue? —me preguntó con una voz sexy y sugerente.

Tomé aire porque juré no tenía en los pulmones y finalmente le di la mano para bajarme de su auto. Al hacerlo quede frente a frente con su rostro y se acercó mucho más cuando cerró la puerta. Su rostro se veía tan hermoso y real que me dieron ganas de pellizcarlo para saber si no era un sueño el que estaba viviendo, mi cuerpo dio un brinco cuando sentí su cuerpo rozar con el mío.

— Esto de verdad esta pasando —le pregunté con un hilo de voz

— Así es —asintió con la sonrisa dibujada en el rostro

— ¡¿Es como el minuto millonario! —exclamé tontamente sin poder controlar la risa histérica y él se rió divertido, me jalo de la mano hasta el ascensor

— Digamos que al igual que tu soy ecologista y me gusta contribuir al planeta

— ¿Perdón? —le pregunté entrecortado y apenas podía articular palabra coherente

— Hoy no necesitaras tu manta eléctrica —aseguró

Y pase saliva mientras me subía al ascensor detrás de él. Me recargue contra el fondo y me concentre en respirar Bella no quieres desmayarte ahora me dije tratando de concentrarme en que primero se inhala y luego se exhala. Lo miré nerviosa y le sonreí híperventilando en mala cuando me fije que él no me quitaba la vista de encima. Mi pulso se fue a la nubes lo mismo que mi temperatura cuado por mi mente cruzó la imagen mental de lo que sucedería.

Es su perfume te esta intoxicando me dije tratando de contener mi deseo lujurioso y este momento me lo había imaginado millones de veces y de pronto estaba asustada.

¿De dónde sacaban que no se bañaba? pensé tontamente mientras trataba de mantener la perspectiva.

Cuando el ascensor se detuvo en el piso veinte me di cuenta que era el lugar a donde íbamos. Las puertas se abrieron y caballerosamente las sostuvo para que yo saliera primero.

Esto es como cuando uno se pone pantys rotas y no se depila y la atropellan me dije tratando de mantener a raya mi respiración. Casi me caí al tropezar tontamente con mis pies y sus brazos me sujetaron, se rió entre dientes y se adelanto para abrir el departamento.

¡Bravo Bella! has demostrado una vez más lo tonta que puedes ser me hice barra y quería que me tragará la tierra. Entre lentamente y ya no sentía mis piernas, todo era realmente surrealista.

Iba a tener mi minuto feliz con él comprendí y seguro era un maldito sueño justo cuando estuviera en lo mejor me despertaría besando la almohada.

¡Vamos Bella! ¡Despierta!, ¡despiértate! me repetí en mi fuero interno y cerré mis ojos pero cuando sentí el golpe de la puerta que se cerro, los abrí y me convencí que Dorothy estaba todavía en el mundo de país de las maravillas y que Kansas estaba muy pero muy lejos de ahí.

Entró detrás de mí y tenía la sonrisa sexy dibujada en los labios, sus ojos verdes brillaban. Me adelantó unos pasos, se giró dándome la cara y se saco lentamente la chaqueta que dejo colgada en una de las sillas que estaban a un costado. Un silencio mortal invadía la escena y francamente no tenía idea que decir, que hacer, ni siquiera si debía sentarme o permanecer parada. Su mirada se clavó en mí y extendió su mano, al principio no entendí miré a todos lados nerviosa hasta que él habló.

— Tu chaqueta —exclamó divertido y reaccione

— Claro… claro… mi chaqueta

— Y tu bolso – agrego

— Seguro

Respondí y le entregue mi bolso que había sacado más el abrigo estúpido que me había puesto. ¡Que horror como tan pánfila! pensé en un grito mental frenético mientras me estiraba las mangas de mi suéter y me cubría el logotipo de la polera.

Nunca más me la pongo me dije a mi misma y lo miré expectante cuando volvió a la habitación

— ¿Te sirvo algo: agua, té, café, tal vez una cerveza? —preguntó resuelto

— Agua esta bien gracias —le respondí tímidamente

Y enarco una ceja incrédulo.

— Cerveza —corregí y se rió sacudiendo su cabeza mientras tomaba entre sus dedos largos y firmes dos botellas, cerro con el pie el refrigerador sin quitarme la mirada de encima me entrego una y me la tomé de un solo sorbo. Realmente estaba nerviosa y asustada.

— Uy veo que teníamos sed ¿Otra? —preguntó con la voz sorprendida pero aún aterciopelada.

Asentí pausadamente con mi cabeza mientras lo veía volver al refrigerador.

— ¿Cómo? —finalmente pregunté saliendo un poco del letargo e impacto de su presencia

— ¿Te encontré? —completó la pregunta y sus ojos se iluminaron con picardía.

Yo asentí

— Digamos que tenemos un pasatiempo en común —explicó pasándome otra botella de cerveza.

Justo cuando iba a tomarla él acerco sus labios y rozo levemente estos contra los míos.

— ¿Qué pasatiempo? —articulé con dificultad y se separó un poco para contestar pero aún así sentí su halito tibio contra mi nariz que me erizo toda la piel en cuestión de segundos.

— Leer ¿Cuál creías? —me preguntó en un susurró mortalmente sensual.

Leer ¿Qué cosa? me pregunté y cuando recordé tal vez tus orgasmos mentales se hagan realidad comprendí que era verdad eso de que a veces él se metía a las páginas de fans a leer historias. Perdí el aliento por tercera vez en la noche.

— ¿Qué lees? —y esta vez la pregunta fue real.

Me armé de valor y quería saber de que estaba hablando, a lo mejor estaba pasándome películas de más y no era nada de lo que yo me imaginaba. Suspiró y se separó de mí tomando de la botella que aún tenía en la mano un sorbo, yo enterré la mía entre mis palmas quería que el frío se traspasara a mí.

— Al igual que tu ya no escucho las canciones de la misma manera no luego de leer una historia en particular —exclamó sin poder contener la risa.

Y lo miré en pánico mientras iba arrepintiéndome de uno y cada uno de los comentarios que hice en esa entrada del foro. OH mi dios me dije para mí dentro.

— ¿Tú lo leías? —le pregunté nerviosa

— Nosotros dos nos conocemos más de lo que tu crees bueno al menos conoces a mi alter ego por decir algo —confesó riéndose avergonzado.

Se recargo contra el refrigerador sin perder detalle de mi expresión que seguro estaba mezclada con vergüenza, pudor, deseo, sorpresa y un atisbo de malicia.

— No lo creo recordaría a un Edward Cullen —le dije segura

— Tal vez no a un Edward pero si a una Antonieta

Agrego y caí en cuenta. Antonieta… con ella había conversado todas estas noches. ¡Se me cayo el pelo!, se esfumo la sonrisa y caí en pánico. Ahora me arrepentía de todas y cada unas de las observaciones que había sostenido por MSN con esta completa desconocida

La Internet es peligrosa comprobé tomando aire mientras lo veía acercarse.

Suspiró a escasos centímetros de mi rostro y deslizo un dedo por mi brazo lentamente subiendo hasta mis hombros observándome.

— Si mal no recuerdo tenías unas ideas bastante buenas acerca de lo que me harías sin me tuvieras realmente al frente —comentó suspicaz y recordé la conversación que había tenido ayer por la noche con "Antonieta" y pase saliva.

Mi cuerpo se excito en cuestión de segundos y eso que él ni siquiera me tocaba simplemente de imaginarme las historias que había leído, lo que habíamos conversado, mirar su cuerpo frente a mí. Lo noté acercarse otra vez peligrosamente a mis labios, sentí el sonido del cristal de la botella contra la mesalina a un costado y sentí como me quito la botella de entre los dedos.

— ¿Qué paso? ¿Te comieron la lengua los ratones? —exclamó divertido y literalmente me la habían comido.

En ese segundo me concentré en algo más aparte de él: tenía frente a mi al chico más guapo de todo el planeta, tentándome sensualmente e incitándome a realizar algo y yo como estúpida mirándolo, qué importaba que diera rienda suelta a mi lado más perverso y desinhibido con él, total después de mañana probablemente no me recordaría y yo tendría que contar algo. Podría decir cuando alguien dijera: Este mino es rico; yo podría decirles si muy rico y en la cama es mejor.

Así que me sacrifique por todo el resto de mujeres del planeta y lo bese desenfrenadamente cruzando mis brazos en su cuello, sentí como el rodeo mi cintura y me hizo caminar guiándome de espaldas. El beso se hizo más que desenfrenado y entre que caminábamos él me quitaba la ropa, la estúpida polera de crepúsculo cayo al suelo a la mitad de un pasillo y su maravillosa polera negra también. Me separé de él para tomar aire y observar, tocar y besar ese maravilloso torso denudo que había visto en fotografías. Me sujeto de las caderas atrayéndome hacía él mientras me recargaba contra una pared al costado de una puerta. Enterró sus labios en mi cuello y sentí como succiono levemente el lóbulo de mi oreja. Mi respiración estaba entrecortada y tenía claro que estaba excitada pero en mala. Baje mis manos hacía su pantalón y pase mi mano por sobre la tela comprobando que no era la única y de solo imaginármelo me dio nervio contenido. Apreté sin escrúpulos su trasero y a esta altura no me iba a ir de ese departamento sin comérmelo entero. Abrió la puerta de lo que supuse y comprobé luego que era su habitación, había una cama gigante al medio y me puso de espaldas contra su cuerpo mientras me hacía caminar hasta ella, sentí como una mano se fue a uno de mis pechos y la otra a mi parte intima que acaricio haciendo que mi cabeza se ladeara del placer aprovecho para besar la base de este y apretó con sus dientes mi piel cuando lo sentí introducir un dedo en mi interior.

Me giré y lo hice sentarse en la cama, él tiró del pantalón del buzo y yo levanté mis piernas para sacarlo por completo. Me solté el corpiño y lo deje caer al suelo y me senté en su regazo. Sentí sus labios en mis pechos y ambas manos en mi espalda sosteniéndome como en una prisión. Me arquee al sentir sus húmedas caricias y jadee cuando sus manos bajaron hasta mis nalgas apretándolas. Me tumbo contra la cama y se levantó para terminar de desnudarse, abrió un cajón de la mesa de noche y suspiré al ver el conocido envoltorio plateado.

Chico listo

Otro ticket a la lista preciada que acaba de comenzar a hacer de este encuentro. Lo dejo a un lado, puso sus manos en mi ropa interior y me la quito por completo. Tomo una pierna entre sus manos y comenzó a acariciarla incluyendo la planta del pie y con eso me mató literalmente disparó el corazón a cien por hora mientra lo hacía me besaba la pantorrilla y los jadeos se hicieron más que evidentes. Subió besando mi pierna hasta mis muslos, tenía una pierna apoyada en la cama y reclino su cuerpo bajando por mi entrepierna mientras introducía un dedo en mi interior. Cerré mis ojos y era demasiado placer maldito el que estaba sintiendo en ese momento.

Fantasía cumplida me dije a mi misma y las historias se quedaban cortas prefería mil veces este orgasmos real al mental. Cuando estaba por llegar al éxtasis completo sentí que se cernió sobre mí y de un golpe lo sentí introducirse en mi interior. Ni siquiera me percaté de la postura del condón pero el sobre ya no estaba a mi costado.

Enrolle mis piernas apretando su cintura y nos besamos nuevamente mientras lo sentía moverse rápidamente en mi interior, era como un rito maldito, entraba y salía con una soltura envidiable haciéndome perder en mis gemidos y en los propios que él estaba dando. Yo había terminado hace mucho rato pero al cabo de un par de movimientos más termine por segunda vez y como me gustaba ser mujer en vez de hombre y tener que esperar minutitos para que el pequeño "eddy" recobrara la fuerza. Abrí mis ojos fieramente mientras le besaba el cuello y jugaba con su oreja entre mis dientes. Lo sentí gemir con fuerza mientras respiraba entrecortado. Sus manos estaban apoyadas en la cama y al mirar a un costado me fije que apretó la colcha cuando llego al orgasmo. Nos quedamos estáticos mirándonos mientras ambos respirábamos agitadamente.

— ¿La ficción o la realidad? —me preguntó cuando recobro el aliento y la respuesta era más que evidente

— La realidad y espero de todo corazón que te parezcas al Edward "siempre listo" de las historias que he leído. —le contesté y él rió separándose de mí

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