Después:
Abrí la puerta lentamente. Había pedido a nuestra familia que se quedaran por ahora en la sala de espera. Quería estar solo con ella. No quería seguir viendo sus miradas llenas de pena. Pena era lo último que necesitaba ahora mismo.
Habían puesto a Bella de lado, mirando la ventana. Quería verle la cara, pero me daba miedo acercarme más.
El embarazo no había sido planeado. La verdad era que había sido un accidente. Pero los dos habíamos estado tan contentos, al igual que el resto de nuestra familia. Pero si hubiese sabido que iba a acabar así…
¿Cómo podría haber pasado esto? ¿Y especialmente a ella? Era tan cálida y cariñosa con todo el mundo en nuestras vidas. Era más angelical que lo que muchos podían esperar ser. Sabía mejor que nadie que la vida no era justo, pero esto llegaba muy lejos.
Obligué a mis pies a moverse por el suelo. Observé su cuerpo quieto mientras pasaba el final de la cama e iba hasta la ventana. Me estaba matando verla así.
Me senté en la silla que Alice había usado antes. La mano me tembló mientras la levantaba para tocarle la frente. Estaba tan fría. Le alisé el pelo, colocándole un mechón tras la oreja como había hecho tantas veces en nuestro tiempo a solas. Apoyé la cabeza contra la suya y lloré por el ángel que había a mi lado.
"Edward." Era un pequeño susurro de una voz ronza, pero era todo lo que mi corazón necesitaba oír.
Rápidamente me limpié los ojos y le sonreí. Esperaba que no se sintiera culpable por esto. Si se nos hubiera ocurrido usas protección aquella noche, no estaría sufriendo. Pero tampoco tendríamos un hijo, notó mi parte egoísta. Esperaba que todavía estuviese contenta con el bebé.
"Bella. Tenía tanto miedo."
"Yo también." Empezaron a caerle lágrimas de sus ojos marrones y su cuerpo tembló con los sollozos.
Me tumbé en la cama y la abracé contra mi pecho. Le acaricié el pelo una y otra vez. "Ahora estás a salvo, Bella. Todo irá bien. Te lo prometo." Dudaba que alguna pudiese volver a perderla de vista después de esto. Había estado tan cerca de perderla. Era insoportable pensar en la vida sin ella.
"¿Te… te… te lo ha dicho?" sollozó.
"Sí, cariño."
"¿Y?"
"¿Y qué?"
"¿No estás molesto?"
"No, Bella. No me importa. Estás viva y a salvo. Esto es todo lo que importa."
"Pero tú… no podemos tener más hijos."
"No sabía que quisiéramos más de uno," dije, riéndome entre dientes, intentando aliviar sus preocupaciones.
"La verdad es que nunca lo hablamos. Fue toda una sorpresa."
"Te he dicho esto casi todos los días desde que nos conocimos, Bella. Espero que me creas cuando te lo diga ahora. Eres todo lo que necesito en esta vida. Estoy muy feliz de que tengamos un hijo, pero Bella, te necesito."
"Yo también te necesito. Hubiera sido tan fácil dejarse llevar por el dolor… no creía que lo pudiese soportar más, me dolía tanto todo el cuerpo, Edward. Pero entonces pensé en la noche en la que me mudé a la casa de tus padres… me sujetaste con fuerza, diciéndome que me amabas y que te mataría que no estuviese contigo. Por eso no me rendí… te habría hecho daño y te amo demasiado para hacerte daño."
Nos abrazamos con fuerza, buscando consuelo en lo que habíamos dicho. Ella casi… ni siquiera podía decir la palabra en mi mente. Sólo podía seguir dándole las gracias a Dios, una y otra vez, porque Bella estaba viva y entre mis brazos.
"¿Está bien el bebé?" preguntó.
"Está bien. Ahora está en la unidad neonatal. El Dr. Johnson quiero que descanses un rato antes de traerle."
"¿Y si tiene hambre?"
"Le darán un biberón. Ahora estás demasiado débil para darle de comer. Quizás dentro de unos días."
"¿Todavía está aquí la familia?"
"Sí, cariño."
"¿Lo saben?"
"Sí."
Bella suspiró con fuerza. "Supongo que eso es lo mejor. Al menos así no tendré que decírselo yo."
"Ahora deberías intentar dormir, cariño."
"Tienes que quedarte conmigo."
"No planeaba irme." La besé en la cabeza y la abracé un poco más fuerte. Le tarareé y se quedó dormida. Suspiré profundamente, aliviado de que estuviera a salvo en mis brazos. Cerré los ojos y dije algunas oraciones de agradecimiento.
Me estaban sacudiendo el hombro. "¡Eddie!" Conocía esa voz. Era de Emmett.
Abrí los ojos y giré la cabeza. Nuestra familia estaba en la habitación con nosotros. Miré a Bella y vi que todavía estaba durmiendo. Sus ronquiditos eran adorables. La besé en la mejilla y me levanté de la cama.
"¿Cómo está?" preguntó mi madre, dándome un abrazo.
"Muy cansada. No creo que se dé cuenta de lo cerca que estuvo de perder su vida," susurré.
"Confía en mí, hijo, lo sabe," contestó mi madre. "Sólo está intentando ser fuerte por ti."
"No necesito que sea fuerte por mí," suspiré, pasándome la mano por el pelo.
"Ella lo necesita," dijo mi madre. "Necesitas dejar que lleve las cosas lo mejor que pueda."
"Es bueno que todavía estemos viviendo en casa," suspiré. "El doctor ha dicho que pasarán algunas semanas antes de que pueda moverse mucho y ayudar con el bebé."
"Todo irá bien, Edward," dijo mi padre, poniéndome una mano en el hombro. "A tu madre y a mí nos encantará mimarle."
"¡Y no te olvides de la Tita Alice!" dijo Alice animadamente.
Me giré hacia ella. "Tú, hermanita, vas a descansar como te dijo el médico. No vamos a ponernos en la posición de tener que preocuparnos por ti."
"Edward tiene razón." Todos nos giramos hacia Bella, mientras su suave voz inundaba la habitación.
Fui hasta ella, ayudándola a incorporarse y dejando que se apoyara contra mí. "¿Has dormido bien?"
Asintió. "Estoy descansada. ¿Puedo ver al bebé?"
Presioné el botón de llamada que había junto a su cama. Una enfermera entró un momento después. "¡Bella! Estás despierta. ¿Sientes dolor ahora mismo?"
"No. Estoy bien. Esperaba poder ver al bebé," contestó Bella.
"Deja que le pregunte al Dr. Johnson," dijo la enfermera. "Estoy segura de que no será un problema."
Varios minutos después, volvió la enfermera, empujando un carrito. Un bulto azul descansaba dentro. Mi familia empezó a suspirar y susurrar entre ellos mientras la enfermera venía hasta nosotros. Levantó el bebé con cuidado y lo dejó entre los brazos de Bella.
Tenía un poco de pelo color bronce y grandes ojos marrones. Tenía mi nariz, pero sus labios. Era precioso. Bella le besó en la frente y le cogió la manita. Les abracé contra mí.
"Edward, se me ha ocurrido un nombre," dijo, sonriéndome.
Asentí para que continuara.
"¿Qué te parece Charles Edward Cullen? Podríamos llamarle Charlie."
"Creo que es muy bonito, Bella," contesté, besándole los labios suavemente.
"¡A mí me gusta!" dijo Alice con alegría.
"Papá se alegraría mucho con eso, Bella," dijo Emmett solemnemente.
"Parece un Charlie," ofreció Rose.
"¡Ahora podemos terminar su habitación!" sonrió mi madre. "Carlisle, tenemos que ir a la tienda de muebles cuando nos vayamos. Ya sé el tipo de letras que quiero para él."
"¡Mirad aquí!" dijo mi padre.
Bella y yo le miramos. Estaba sujetando nuestra cámara. Nos hizo una foto… nuestra primera foto como familia completa. ¡La primera de muchas!
Dos Años Más Tarde – Bella POV:
"¡Charles Edward Cullen! ¡Trae tu culito desnudito aquí ahora mismo!" dije en voz alta, mientras perseguía a mi sonriente hijo.
Se abrió la puerta de la habitación para revelar a mi perfectamente maravilloso marido. Me miró y luego vio a su hijo sin vestir y empezó a reírse. Charlie corrió hasta Edward gritando 'Papi' por el camino. Edward se agachó y le cogió en brazos.
"Mami no parece estar muy contenta contigo, Charlie. ¿Qué has hecho?"
"¡Salpico mami!" dijo Charlie con alegría. "¡Corrí!"
Me acerqué y abracé a mis dos hombres favoritos del mundo. Edward me dio un beso mientras Charlie se reía de nosotros. Miré al diablillo con ojos marrones que era mi niño.
"Lily estará aquí pronto. ¿Quieres que tu prima te vea desnudito?"
"¡No, mami!" gritó Charlie, echándome los brazos al cuello.
Sonreí por mi victoria mientras cogía a mi bebé en brazos. Le besé el pelo y respiré hondo. Charlie siempre parecía oler a polvos de bebé y Edward, sin importar con que le bañase.
"¿De verdad van a venir?" preguntó Edward, mientras me seguía por el pasillo, hasta el dormitorio de Charlie.
"Sí. Rose insiste en venir aquí en vez de que vayamos a su casa. Está tan cansada de estar embarazada y Emmett le tiene demasiado miedo para discutir con ella," expliqué.
Edward se rió entre dientes. "No puede esperar para ver a quien va a parecerse su hijo. Lily es justo una mezcla de los dos."
"Sólo el tiempo lo dirá. Charlie parece ser más como tú cada día. Ya apenas me veo en él," dije con un pequeño suspiro.
Cogió a Charlie y le puso su camiseta. Giró la cara de nuestro bebé, haciendo que Charlie soltase unas risitas. "Bella, puedes verte en él cada vez que le miras a esos ojos suyos. Son casi tan profundos como los tuyos. Y tienes que saber que su sentido del humor es todo tuyo."
Ayudé a Edward a ponerle el pañal y los pantalones a Charlie. "Hoy tiene algo nuevo que enseñarte."
"¿De verdad?" preguntó con emoción clara en la voz y el rostro. Le encantaba que Charlie tuviese algo nuevo que enseñarle.
"¡Charlie, enséñale a papá lo que has aprendido hoy tú solito!"
Charlie sonrió y era exactamente la misma sonrisa torcida de Edward, pero sin hoyuelos.
Señalé a nuestro niño. "De eso estaba hablando."
Edward se rió mientras nos abrazaba a mí y a Charlie. "Bella, eres absurda. Sólo porque Charlie se parezca a mí y pueda sonreír como yo no significa que ya no tenga rasgos tuyos."
"Ya lo sé, Edward. Es que está creciendo tan rápido."
"Por favor, escúchame y deja de trabajar, Bella. Charlie sólo va a ser un bebé durante unos años más. Por favor, quédate en casa con él y disfrútalos."
"Pero no tendrías que cargar con todos los gastos tú solo."
"Cariño, mi sueldo es más que suficiente para cubrirlo todo, especialmente ya que esta casa es nuestra."
"Verdad. Todavía no puedo creer que Carlisle y Esme pusieran el resto del dinero para conseguir esta casa."
"Nos quieren," dijo Edward, encogiéndose de hombros. Me miró un momento, completamente serio. "Bella, quiero que te quedes en casa con nuestra maravilloso hijo. Ya no voy a aceptar un 'no' por respuesta. Vas a quedarte en casa." Edward se tumbó y levantó a Charlie en el aire, haciendo que chillase. "Y ya no hay más que hablar."
"Me encanta que te pongas mandón," me reí entre dientes, tumbándome a su lado.
"¡Más, papi!" chilló Charlie.
"¿Más, eh?" dijo Edward, riéndose por lo bajo.
Se giró y dejó a Charlie sobre mi estómago. Empezó a hacernos cosquillas a los dos. Charlie se movió sobre mí mientras yo intentaba que no se cayese a pesar de las risas. Cuando a Charlie le entró hipo, por fin Edward dejó de hacernos cosquillas. Besó a nuestro hijo en la frente con dulzura y después se inclinó para besarme en los labios. Se separó un poco y me sonrió.
"Te amo, Bella Cullen. Eres mi vida y haces que cada día valga la pena. Gracias por amarme. Gracias por ser mi esposa. Y gracias por el precioso niño que hay entre tus brazos."
"Todo eso que has dicho… ¡lo mismo digo, Tutor-boy!"
Edward sonrió y empezó a besarme otra vez mientras Charlie se reía entre nosotros. Esta vida tan maravilloso nos había llegado por una pequeña elección de ir a cenar hace años. En estos últimos cinco años de mi vida, había aprendido que las pequeñas elecciones son las que tienen mayor impacto.
Ahora si... ¡FIN!
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