Iba a abrir mi boca para preguntarle cuando el teléfono sonó. Miré sobre su hombro al aparato dispuesto en una de las mesas de arrimo cerca de la pared de la sala de estar y al tercer replique Edward se levantó sonriéndose.
— ¿Alice tal vez?
Cuestionó con picardía tomando entre sus manos el pequeño aparato inalámbrico y suspiré. ¿Acaso podría ser ella? Al cabo de unos minutos se alejó de la sala de estar y se metió a una de las habitaciones que si mal no recordaba era algo así como su oficina. Me quede mirando al vacío hasta que un ruido me distrajo. Se sintió el vibrar de su celular que había dejado sobre la mesa y la curiosidad me inundo. Lo miré de lejos tratando de no tentarme pero me venció el impulso, levanté mí vista hasta el pasillo para cerciorarme que él no volviera y me pillara hurgando en su blackberry y cuando me sentí segura tome entre mis manos el dichoso aparatito. Mensaje de texto entrante sin leer. Debatí escasos segundos y apreté la tecla para leer.
Me gusto ¿Cuándo volveremos a vernos?
Te amo V.
Se me contrajo el estomago y sentí que me faltó el aire, sin poder detener se me llenaron los ojos de lágrimas y los comentarios de la noche anterior del periodista se hicieron patentes y adquirieron un significado distinto. Sumado a lo que había descubierto en el detalle de facturación de su tarjeta de crédito, descubrí con pesar la triste realidad, yo era "la de turno" que calentaba su cama y distraía su mente y cuerpo por un rato. Deje el teléfono donde mismo y busque mi abrigo y cartera para irme. Cuando estaba poniéndomelo llego él.
— ¿Te vas? —me preguntó mirándome sorprendido.
— Si tengo un evento familiar —mentí y necesitaba salir de allí sino probablemente me rendiría a terminar llorando descontroladamente frente a él, por algo que tal vez después de todo no era más que calentura.
Sentía como mi corazón se desgarraba mientras terminaba de acomodar mi ropa. Se metió las manos en los bolsillos indeciso y me observó por largos minutos en silencio.
— ¿Te llevó? —preguntó al fin cuando me vio tomar la cartera entre las manos.
Y en cualquier otra circunstancia lo hubiera deseado con todas mis fuerzas pero ahora por el contrario deseaba que se hubiera quedado en solo fantasías así por lo menos no tendría esa sensación que tenía ahora de un corazón destrozado.
— Es cerca tomaré el metro, no te preocupes —dije armándome de valor y camine en silencio hasta la puerta de su departamento.
Una vez allí tome el pomo de la puerta y un impulso por quedarme, por no abrir esa puerta me embargó – tal vez no es lo que parece – me dijo una vocecilla interna pero a quién quería engañar, yo no era nada de él, escasamente nos veíamos y recién luego de varios encuentros hoy habíamos decidido hacer algo más que tener sexo y habíamos conversado acerca de nosotros. Luche pero finalmente abrí la puerta y me giré para despedirme. Nos quedamos mirando, él parado dentro de su departamento, yo parada fuera de él. Un silencio incomodo nos embargo y por medio segundo sentí como sus labios se separaron levemente y la ilusión volvió pero se acalló al instante en que se volvieron a juntar. Trague saliva y seguí un impulso estúpido de besarlo pensando en que jamás volvería a estar con él, lo que verdaderamente no sabía si iba a ser así, después de todo él siempre me buscaba.
Lo bese en los labios sin cerrar mis ojos y me sorprendió que él si lo hiciera. Cuando sentí un movimiento de su cuerpo y de reojo noté como sus manos se iban directo a mi cuello para acercarme a él me separé.
— Adiós Edward —le dije y camine sin voltear hasta el ascensor.
Cuando las puertas se abrieron no pude evitar no pensar en tantas fantasías que había tenido y que tristemente yo había idealizado a alguien que ni siquiera conocía. Las puertas se cerraron tras de mí y esa desesperación por desaparecer y arrancar un sentimiento que había crecido sin tener yo control sobre ello me embargo – eres una tonta – me recriminé tratando de contener las lágrimas – no hay cuento de hadas – agregue caminando rápidamente para salir del edificio.
Una vez afuera corrí las cuatro cuadras hasta que llegue al metro, las lágrimas salían sin control y ese vacío estaba alojado en mi interior – Por qué, por qué – me pregunté todo el trayecto de vuelta a mi casa.
Hundida en la tristeza subí por las escaleras hasta mi piso y necesitaba distraerme urgentemente, necesitaba enfocarme en algo distinto. No me sorprendió ver a Alice esperándome sentada en el suelo, estaba con sus ojos cerrados, con la misma ropa de anoche y recordé sus palabras – Yo no me preocuparía por ella esta bastante ocupada y en buenas manos – me reí. Moví con mi zapato sus pies y ella se despertó. Levantó lentamente su cabeza hasta que sus ojos dieron con los míos su sonrisa no se dejo esperar.
— ¡Amiga no vas a creerme! —comenzó a decir mientras yo abría mi departamento. Guardé silencio.
— Te juro que jamás me hubiera imaginado que algo así me iba a pasar, fue totalmente surrealista. Completamente inverosímil. —comentó atropelladamente sin poder articular coherentemente la historia.
— No era primera vez… —comenzó a explica y un leve rubor de vergüenza inundó sus pómulos — Es decir… Llevamos saliendo dos meses y te juro pero te requetejuro que jamás había visto esa fotografía… pero hoy por la mañana cuando desperté mis ojos dieron de lleno… — agregó tomando aire para continuar —con un portarretratos que tenía en la mesa de noche y me quede sin habla —me explicó emocionada con los ojos vidriosos que probablemente yo también hubiera tenido o que tal vez tuve cuando le vi. Seguí en silencio su confesión pero ya me imaginaba a quien había visto.
— ¡Era él! —agregó en un chillido agudo y suspiré —Estaban juntos en una fotografía puedes creerlo, estoy saliendo con uno de sus mejores amigos —me confesó y enterré mis manos entre la ropa que tenía — ¿Y yo sin saberlo? ¡este mundo es un pañuelo! —exclamó sonriente.
Mientras yo estaba transportada a millones de años luz de distancia mi amiga me miraba anonada por mi falta de interés en su historia.
— ¿No vas a decirme nada? —me preguntó al cabo de unos segundos.
— Felicidades —le respondí saliendo del transe un poco lacónica y ella me miró extrañada por mi falta de emoción, en otra circunstancia hubiera estado dando saltitos emocionada.
— Yo acabo de decirte que me acosté con un amigo de Edward Cullen y tú me dices "Felicidades" ¿Qué onda amiguis? —me preguntó examinando mi rostro —¿Paso algo anoche? ¿Con quién te fuiste al final? —me interrogó y en ese momento se me apretó el pecho.
Comenzó a faltarme el aire y allí tenía otra vez el ataque de asma por ansiedad. No alcanzo a pasar segundo cuando me sentí totalmente obstruida y una clavada me embargó el pecho, Alice me miró en pánico.
— Bells ¿Qué tienes? —preguntó mientras me veía correr hasta el baño, desesperada abrí el mueble y busque mi inhalador entre todos los frascos de pastillas que tenía guardados. Cuando finalmente lo encontré me inhalé y me senté en la taza del baño a ordenar mi vida, mis sentimientos y mis pensamientos.
— ¿Cuándo vas a ir al médico? —me preguntó dándome un vaso de agua
— La próxima semana tengo control —le respondí y la miré
— Perdóname —le pedí y ella sonrió
— Esta bien, yo tampoco te creí cuando tu me contaste lo del supuesto "Edward", realmente es difícil de creer pero te juro que es cierto —exclamó un poco angustiada tratando de convencerme de algo que era verdad.
— Te creo —consolé y como no iba a creerle si yo sabía de primera mano que no estaba mintiéndome. Después de todo su "casual" encuentro no había tenido nada de azar ni destino sino que había sido planificado por él.
No has entrado a ese foro desde nuestro primer encuentro ¿Por qué?
Su voz retumbaba en el fondo de mi mente y no podía acallarla. Me giré en la cama tratando de conciliar el sueño pero era francamente imposible. Miré el reloj de pared que tenía frente a mi –tres de la madrugada – era la hora y yo aún sin pegar un ojo. Me senté en la cama con el control remoto en la mano decidiendo si encender la televisión o no. Finalmente deseche la idea al mirar hacía el escritorio. Mi fiel e inseparable compañero que ahora estaba totalmente abandonado me miraba tentadoramente. Luche infructuosamente por no encenderlo, justo cuando pasaron diez minutos lo hice. Sentada en el escritorio, envuelta en un edrón estaba esperando que mi computador terminara de cargar los programas, cuando advertí que se conectaría automáticamente el Messenger desesperada lo cerré – paranoica seguro esta en su tercera ronda con alguna de turno – me dije a mi misma tratando de matar en mi corazón ese sentimiento despertado por él.
Conecté el Explorer y abrí mi correo para variar no había ninguno interesante todos eran propagandas y varios desde cobranzas de mi universidad porque ya estaba atrasada en el pago de una mensualidad. Abrí una página de empleos y me puse a postular a cualquier trabajo cuyas palabras claves fueran: secretaria, vendedora, administrativo.
Estuve en eso alrededor de veinte minutos hasta que la curiosidad me comió y abrí la página del foro. Me identifique y miré todos los tópicos pero no entré al de creaciones literarias. Entré al de noticias recientes puesto que había hecho un último comentario recién.
Edward Cullen: ¿Nueva Novia?
Era uno de los tópicos y ya tenía veintiocho páginas de comentarios y se había creado hacía cuestión de minutos. Entré un poco temerosa y mi boca se abrió a lo grande cuando me contemple a misma publicada en el foro. Mi ansiedad se disparó, habían doce fotografías de la noche anterior y en todas mi cara estaba encerrada en círculos con la pregunta dibujada a mano alzada: ¿quién es ella?
Seguí leyendo horrorizada por lo que se vendría cuando Alice me viera en esas fotografías, quise llamarla y contarle pero si no había creído la primera vez mucho menos si la llamaba a las tres de la madrugada para confesarle que esa misma noche que ella había tenido su desliz con el amigo yo había tenido mi propio desliz con nuestro amor platónico.
Empecé a leer los comentarios y algunos eran chistosos pero otros de verdad eran malvados, de pronto comencé a entender que se siente ser objeto de críticas:
A lo mejor es la hermana…
Hermana no creo sino sería rubia tal vez la vecina…
… quien fuera su vecina, la envidio pero en buena, ¡tiene mucha suerte!
Tiene el mal del tordo patas flacas y poto gordo…
…Es fea y coincido potona además
…Pero mírenle la cara si es tan pálida que parece fantasma…
¿Pálida? a toda legua se nota que es morena y de las feas…
Yo pienso que es una trepadora…
Y los adjetivos seguían pero ninguno favorable.
Es una de las "calladitas" pero tiene una cara de romper los huevos por montones…
Que envidia…
No entiendo ¿Qué le ve? Debería conocerme a mi soy mejor
Se cacha que no es actriz… le falló la puntería…
Mira la facha nadie puede salir así a bailar con él semejante mino… ¿Qué no se mira al espejo antes de salir?
Tal vez es una niña de la vida
Era el último y casi me quise caer de la silla – ¡yo no soy prostituta! – grité enojada a la pantalla e iba a publicar mi propio comentario cuando caí en cuenta: Qué se supone iba a decir en mi defensa. Tendría defensa si en verdad hasta ahora para lo único que me juntaba con él era justamente: sexo. Tal vez no me pagaba pero eso no hacía mucha diferencia. Espere bateando mis dedos sobre la mesa y de verdad a veces podíamos ser demasiado crueles las mujeres con los comentarios. En eso miré hacía el final de la pantalla habían tres usuario conectados, uno de ellos estaba escribiendo y se me apretó el estomago al mirar de quién se trataba – Antonieta está escribiendo – se leía al pasar el cursor por su nombre y suspiré asustada – espera cuántas Antonieta pueden haber en el foro – me dije tratando de tranquilizarme. Abrí otra ventana y busque en la lista de miembros. Había exactamente dos usuarios con ese nombre. Abrí el perfil de uno y la foto de una niña de unos quince años me anticipo que esta no era la "Antonieta" que yo buscaba. Abrí la siguiente y miré la parte inferior izquierda del perfil: Viendo en el foro: Edward Cullen ¿Nueva novia, escribiendo. Y se me apretó el pecho, cerré la ventana y me puse a apretar F5 histérica, a cada segundo que pasaba todo era peor, la ansiedad me comía – Qué ira a publicar – me quede pensando mientras apretaba incesantemente refrescar pantalla. De pronto ya no estaba su nombre al final de la página pero no había un comentario nuevo. Salí de ese subforo al principal y el tópico estaba en negrita "nuevo". Mi corazón empezó a salir a mil cuando abrí nuevamente el tópico y me fui directo a su comentario.
¿Dónde quedo la solidaridad de género?
Están siendo un poquito crueles ¿no creen?, nadie es perfecto. Personalmente la encuentro linda y me encanta que no sea actriz.
Era su comentario y la risita estúpida se volvió a tatuar en mi rostro. Iba a escribir una réplica cuando advertí otro comentario de otra usuaria.
Probablemente tienes razón con la solidaderidad de género pero por dios uno espera que él ande con la media mina y con que sale, con una cabra peor que nosotras, alguien sin gracia.
Era el siguiente comentario y entonces noté que él estaba escribiendo.
¿Por qué tiene que ser "media chica"?
La verdad con quién ande o con quién se acueste es problema de él ¿No crees?
Contestó y me reí estaba bastante complacida con sus respuestas y mi corazón también, temblaba de solo leer sus comentarios. Así que me dedique a observar el off topic generado entre él y otra usuaria.
Pues su vida es publica que se aguante.
Además él es ¡estupendo, es actor, lógico que ande con alguien regio como él.
Aunque pensándolo mejor tal vez la tiene para el rato. No creo que sea algo en serio. Seguro y para mi consuelo esta es la de turno pero en serio me esperaba que fuera mejor, como que me decepciono un poco su elección.
Y quise estrangularla. Busque su perfil para saber que tan regía era ella misma para andar viendo la paja en el ojo ajeno. Como pensé ella no era mejor que yo, flacuchenta sin brillo y con lentes pensé furiosa.
¿No será que le tienes envidia?
De todas formas, y para que lo pienses, si fuera la de turno como dices ¿Por qué la llevo a un lugar público?
Comentó mi principe azul montado en su caballo blanco y me quede sin habla, se me encogió el pecho otra vez pero de la emoción. La risita estaba en todo su esplendor dibujada en mi rostro en forma permanente y quise contestarle. Al apretar "replica" en mi ventana se abrió un mensaje privado.
¿Insomnio? Deberíamos hacernos compañía ¿Qué dices?
Y apreté para contestar pero otro mensaje me llego.
Conéctate al Messenger
Mis manos temblaban estúpidamente y por segundo completo me traiciono el corazón pero cuando iba a dar clic en conectar recordé el mensaje de texto en su celular. Lleve el cursor hasta la esquina superior derecha para cerrar la pantalla cuando miré tenía otro mensaje privado.
Tu celular está apagado, enciéndelo por favor…
Me pidió y literalmente estaba con un hueco en el corazón. Sentía que no estaba en mi cuerpo y de pronto empecé a pensar en todo lo que me gustaba de él, en todas las entrevistas que había visto y escuchado, con eso solo me había hecho un ideal de un chico tímido, sencillo, buena persona pero ¿Realmente lo era? ¿Podría ser suficientemente cuerda para conocer a la persona detrás de la celebridad? ¿Qué hacía él antes de volverse el soltero más cotizado del mundo? ¿Quién era Edward Cullen?
Cerré la ventana del foro y me conecte al Messenger.
¿Por qué te fuiste realmente hoy?
Era su pregunta.
¿No soy la de turno?
Le contesté y él me contestó con un monito de risa. Me quede esperando – Edward Cullen está escribiendo – se leía en la ventana y sentía que me iba a ahogar otra vez.
No crees que deberíamos conversarlo en persona
Agregó y me lleve la mano al cuello, desesperada miré a todos lados, no estaba segura de querer conversarlo frente a frente, después de todo yo era cobarde.
¿Ahora?- pregunté de vuelta inquieta
No soy yo quién pregunta –respondió él
No soy yo quién evita responder –advertí
¿Qué es lo que quieres saber? –me preguntó derechamente y mi estomago se me contrajo. Miré mi celular y aposte que tenía al menos veinte llamadas pérdidas de él. Pero lo deje apagado como estaba.
La verdad –le confesé y sentí mi corazón latir a mil
No soy perfecto –escribió en respuesta
¿Quién dijo que quiero que seas perfecto? –le pregunté
Hubo eternos minutos donde se leía – Edward Cullen está escribiendo – en la ventana para luego no haber nada. Miré mi celular y estuve tentada a encenderlo pero me comía la angustia de escuchar su voz.
Nadie… -contestó finalmente
Y nos quedamos sin escribir nada, creo que podía estar segura que tanto él como yo estábamos esperando que el otro escribiera algo.
¿Por qué te subiste a mi auto aquella noche?- preguntó después de largos minutos
¿Por qué me llamaste tú? –le pregunte en respuesta
Me gustaste -contestó
Lo mismo –agregué yo en respuesta
¿Quién te gusta realmente la celebridad o el hombre? –preguntó de nuevo y me quede pensando.
Antes… -escribí dudosa
La celebridad –agregue a mi confesión
¿Y ahora? –inquirió él
El cursor parpadeaba en el ventanita y me quede como una estúpida sin poder contestarle ¿Quién? ¿El hombre? ¿La celebridad? ¿El amante? Y esto se estaba complicando apropósito.
¿Quién te gusta a ti?—le pregunté
La mujer… —contestó en un principio y luego agregó
Aunque debo reconocer que es entretenida la fan –confesó y agrego un monito de vergüenza que me sacó una sonrisa, por primera vez lo sentí honesto.
Miré el reloj y eran las tres y media de la madrugada. Tomé el celular y lo encendí apenas lo hice, como predije, había mensajes de texto de sus llamadas perdidas que por supuesto no eran veinte pero si habían sido tres seguidas. Jugué con mi dedo tembloroso en su número que había catalogado como Señor C estaba por apretar la tecla de llamar cuando sonó la ventanita del Messenger.
¿Estas ahí?—me preguntó con un zumbido
Si –le contesté
No soy el hombre que describen esas historias y que me han idealizado como un ser perfecto que ni siquiera va al baño para ser completamente honesto contigo estoy lleno de defectos, soy poco tolerante, a veces caprichoso, me aburro con facilidad, un poco vanidoso, para nada tierno más bien serio y de pocos amigos, no soy un adicto pero te mentiría si no te dijera que las he probado todas. Me gusta fumar, tomar y sí a veces se me ha pasado la mano pero no creo que sea nada distinto a lo que has hecho tú en tu vida. Se me olvidaba también me gusta tener orgasmos de preferencias reales aunque si he tenido varios mentales contigo – exclamó y agrego el monito que levanta las cejas sacudí mi cabeza con la sonrisa estúpida tallada en el rostro.
También tengo varias virtudes entre ellas es que soy honesto y cuando me involucro con alguien, en la manera en que lo he hecho contigo, créeme que no es para pasar el rato como estas pensando. Fuera de eso lo único extraordinario es que me gano la vida fingiendo y me pagan bastante bien. ¿Interesa aún? –agregó finalmente.
Apreté el botón del celular y temblé cuando escuche su voz al otro lado de la línea.
— Absolutamente —le contesté.
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