Love: Inexplicable feeling
La deje en su departamento y cuando estuvo profundamente dormida me fui en realidad necesitaba pensar en que haría, ese sentimiento que había descubierto en el automóvil me daba un poco de resquemor y eso se debía principalmente a que no sabía bien quien era yo para ella.
¿Acaso podría amar a la persona y no a la ilusión que ella se había creado de mí?
Esa pregunta era la clave inicial, tenía que considerar que nuestra relación había comenzado demasiado extraña para que terminara de una manera convencional. Di unas vueltas por la ciudad, en verdad, no tenía idea a donde ir, las alternativas eran pocas y el deseo de volver con ella estaba gobernando mi razón. Finalmente y luego de luchar mucho con mis instintos de volver a su departamento decidí que necesitaba conversar con alguien.
— Vaya, vaya mira lo que ha traído la lluvia tantas lunas —me dijo mi amigo Jasper cuando me vio parado en el umbral de la puerta de su departamento.
Eran las siete de la mañana y yo tenía dos cafés gigantes que había comprado en la gasolinera de la esquina. Con Jasper éramos amigos desde hacía bastante años y juntos habíamos entrado al grupo de teatro cuando recién incursionaba en este tema de convertirme en actor. Le conté absolutamente todo a tal punto que en un minuto me arrepentí por las miradas que él estaba dándome, sus facciones de pronto no eran para nada alentadoras y sabía que él me bajaría de la nube en la cual estaba volando hacía rato.
Al finalizar mi "peculiar historia de amor" nuestros ojos se encontraron. Lo miré esperando el veredicto final y por primera vez en tantos años de amistad temí enojarme con él por su opinión al respecto.
— ¿Con que una fanática? —fue su primera expresión y me miró escéptico.
Sin decir nada tomó entre sus manos el vaso de café le dio un sorbo y luego encendió un cigarro.
— ¿Necesito terapia? —le pregunté en un susurró
— Bastante —confesó apoyando su espalda contra el sofá.
Se coloco más cómodo y me siguió mirando a tal punto que su mirada era como esperando que yo mismo reconociera que era una locura sin pies ni cabezas así que rehuí su mirada bajando la mía al suelo.
— Por otro lado solo a ti pueden pasarte estas cosas —agregó al cabo de unos minutos.
— ¿Debería alejarme verdad? —le pregunté temeroso
— Creo que debes volverlo real —aconsejó sin quitarme la vista de encima
— ¿De qué hablas? —le pregunté confundido
— Si la quieres para siempre como dices tienes que aterrizarla, conocer a la mujer detrás del sexo, una cosa es un cuerpo exquisito y otra es la personalidad y hasta ahora —tomo aire —disculpa que te lo diga así tan crudo —hizo otra pausa —solo me has descrito fascinantes encuentros sexuales pero —dudó en hablar sin mirarme directo finalmente habló — ¿amor? —Inquirió enarcando una ceja — creo que es apresurado pensarlo siquiera —concluyó.
Sal con ella, conócela en otras facetas aparte de una cama
Había sido su consejo pero era difícil resistirse así que contrario a todo lo que podía esperarse estaba otra vez, haciéndolo cada vez menos real, estaba fuera de su departamento con la blackberry en la mano y esperando a que ella se conectara al MSN
¿Qué tal si no esta en su departamento? ¿Qué tal si no se conecta hasta la noche? ¿Por qué no haces las cosas como un chico normal y la llamas?
Me dije en reiteradas oportunidades hasta que finalmente cuando iba a desistir su icono apareció. Le hablé atolondradamente.
— ¿Trabajando?
Fue mi pregunta y albergaba la posibilidad que ella estuviera en su departamento — Basta, no subirás —me dije a mi mismo pero las ganas eran otras.
— ¿Por qué te fuiste sin despedirte?
Me preguntó y Jasper se equivocaba: ella era real, tan real como quisiera que fuera. Me reí
— Tenía un compromiso temprano —le explique —lo siento —agregue con un monito de pena al final.
— ¿con alguien especial? —preguntó y casi podía ver su cara de pánico frente al computador.
Ella tenía tanto o más miedo de yo —eres un estúpido —me dije a mi mismo y como no lo vislumbre antes, ella pensaba casi lo mismo que yo. La sonrisa estúpida se dibujo y le contesté al segundo
— ¿Por qué asumes que es con una mujer? —le contesté y como podía pensar de mí aquello, un punto a favor de Jasper, no nos conocíamos nada tal vez, nos conocíamos a la perfección en el arte de amar pero como personas no teníamos idea de nada el uno del otro.
Tengo que remediar aquello, tengo que hacerme real para ella
Pensé
— ¿Estás en tu departamento?
Pregunté — hazlo real —me dije entre dientes.
— ¿Por qué? —preguntó en respuesta
— ¿almorzarías conmigo? —le contesté
Los minutos o tal vez segundos que se demoró en contestar me parecían eternos y la apresuré — Vamos tal vez ni siquiera esté —me dije apretando el zumbido. Apenas la silaba positiva estuvo escrita corté el celular y cruce desesperado hasta su edificio, fue tanto que subí por la escalera y en cuestión de minuto estaba parado en el umbral de la puerta de su departamento. Ella con los ojos vidriosos se veía preciosa. La había sorprendido – ¡Vendita tecnología! —pensé contemplándola.
— ¿Dónde quieres almorzar?
Le pregunté sonriente y sereno. Definitivamente no me había equivocado con ella.
Había venido un par de veces a este hotel y definitivamente tenía toda la intensión de traspasar la ficción y convertirme en una realidad patente en su vida. El único inconveniente era que yo era tan real en ese minuto que si nos veían fuera de un restaurante se complicaría todo. Podía imaginarme miles de fotografías de nosotros en los diarios y revistas y si mi intensión era hacerlo real eso sería demasiado real.
Me sorprendió cuando nos bajamos del automóvil que apenas entráramos ella se notara un poco incomoda, mis sospechas fueron confirmadas por los saludos tan amigables a la entrada evidenciando que el personal la conocía ¿Pero de dónde? Me pregunté mientras caminábamos por el pasillo.
— ¿Día libre? —pregunté al fin para saciar mi curiosidad ¿Con quién habrá venido?, me pregunté.
— Es una larga y triste historia —me contestó nerviosa
Caminamos por los pasillos y estuve seguro de que pensaba que iríamos al restaurante claro que mis planes eran otros, tenía sus ventajas ser una celebridad, bastaba un mensaje de texto a mi manager y conseguido: Habitación sin siquiera moverme de mi escritorio me reí cuando me preguntó alterada donde íbamos al sentirme jalarla del lado contrario.
— A almorzar
Le respondí divertido por su expresión y tal vez Jasper no se refería a esta clase de realismo pero esta vez, me dejaría guiar por mi instinto y no trataría de racionalizar esta peculiar historia de amor, simplemente sentiría y punto; que fuera lo que el destino quisiera.
Hacía meses que me quejaba de los ataques de histeria que presenciaba de las adolescentes, extrañamente hoy, esa expresión era la misma que tenía Bella y de forma inexorable me encantaba. Disfrute cada una de sus muecas, gestos mientras caminaba hasta el centro de la habitación, era realmente perfecta.
— ¿sorprendida?
Pregunté al fin cuando se giró para encararme aún con la sonrisa dibujada en el rostro que no la podría apagar ni siquiera yo. Le pregunté que quería comer y como siempre, evadió la pregunta haciéndomela a mí.
— Carne
Respondí adrede y ella se sonrojo como tomate en cuestión de milésimas de segundos. Vaciló en su respuesta y finalmente me contestó tartamudeando.
— Pizza —me reí sin contenerme.
Mi risa se acallo producto del toque de la puerta y entró el carrito de la comida, noté como se sorprendió y miré al chico de servicio ¿Lo conocerá? Y esta cercanía con el personal de ese hotel estaba intrigándome, allí había algo más que una simple coincidencia.
— Ahora es mi turno de las preguntas
Le informé y era tiempo de empezarla a conocer en serio, me acerque al carrito y puse las charolas en la mesa, cuando las abrí se rió y la imagen mental de una de las historias seguro se le vinieron a la mente.
— ¿Hija única o más hermanos? —cuestioné
— Para mi desgracia una hermana mayor —contestó con cierta tensión
Problemas familiares
Pensé de inmediato por el tono que utilizo.
— ¿Cuál es la triste y larga historia de hace un rato? —arremetí y la curiosidad era uno de mis pecados más mortales. Serví el vino y puse la hamburguesa en un plato la miré fijo torcí mis labios mientras tomaba un sorbo del contenido de la copa entre mis dedos.
— Se pude pasar en este juego —preguntó incomoda
¿Qué ocultas Bella?
Le pregunté mentalmente mientras hacía una mueca. Se acercó
— Esta bien —agrego resignada — digamos que ahora tengo mucho tiempo libre —exclamó al tiempo que tomaba una papás frita y se la comía, mis labios se fruncieron en una sonrisa que no pude acallar pensando en lo que a continuación pasaría y como agradecí haber leído esa historia en particular.
— Creo que estoy en claro peligro —murmuré mientras masticaba una hamburguesa pude ver a través de sus ojos que había descubierto lo que trataba de recrear.
— ¿Peligro por qué? —cuestionó con la voz estrangulada bajando la vista.
— Si con poco tiempo tu mente trabajaba a mil no quiero ni pensar con veinticuatro horas al día libre
Exclamé fingiendo un tono de preocupación y me miró contrariada.
— ¿Por qué lees esas historias? —preguntó curiosa fijando su mirada en mí.
— ¿Por qué las lees tú? —cuestioné y jugué con la comida como en la historia.
Se esculpió en su rostro una sonrisa lujuriosa, sus ojos destellaron deseo por mi parte me sentí satisfecho, había logrado lo que quería que era incitarla. A duras penas y visiblemente alterada tomo la copa de enfrente, cuando iba a tomarse la segunda la detuve y tomé de la copa provocándola una vez más. Sus ojos estaban abiertos desmesuradamente. Me acerque tanto que hablé rozando mis labios con los suyos.
— ¿Y bien? — Insistí — ¿Por qué las lees? — y la curiosidad me estaba matando otra vez.
— Porque soy pervertida — confesó y me reí
Claro que ella no era pervertida en lo más absoluto, la iglesia me lo había demostrado, alguien pervertido no mira consecuencias y ella las media. Me reí.
— Sabes tengo una teoría al respecto
Y era hora de hacerle ver cuando tímida era realmente. Lo que de paso me fascinaba. Se quedo con la boca entre abierta a punto de besarme, sus facciones eran exquisitas, memorables, dignas de grabarlas y reproducirlas por la eternidad
¿Cómo lo hacía? ¿Cómo podía excitarme tanto? ¿Cómo podía hacerme desearla tanto simplemente estando cerca de mí? Pensé caminando para separarme de ella y crear la distancia necesaria, contrario a lo que ella pensaba yo quería saltar encima de ella en ese preciso momento sumado a que mi autocontrol no estaba muy practicado a esta altura del partido. Desistí con dificultad.
— Así ¿cuál? –preguntó al fin al verme separada de ella.
— Primero no creo que seas pervertida al contrario creo que eres muy pero muy tímida
Exclamé sentándome nuevamente frente a ella y se sonrojo – eres exquisita –quise decirle en ese instante y tenía unas ganas locas de besarla y morder sus labios, de embriagarme con su sabor tan dulce, estaba distraído pensando en mil fantasías todas ellas poco decorosas y poco caballerescas hasta que decidí continuar con mi monologó.
— Lo segundo creo que todos esos comentarios son parte de tus "deseos" más carnales, lidibinosos y ocultos; y tercero estoy completamente halagado que yo haya y siga siendo parte de estos deseos.
Le hice notar rozando la comisura de sus labios con una papa frita. Y otra vez quería sentirla contra mis brazos — esta mujer me intoxica — pensé
— ¿Crees que soy santurrona? —preguntó un poco molesta
— Digamos que osada no eres sino más bien "calladita"
Contesté mordaz realmente quería verla enojada, tenía la pequeña impresión y no tan equivocada que cuando ella se enojaba era todo un demonio y quería tener ese demonio en mi cama al menos una vez. Abrió la boca de improviso y se comió la papa frita de una vez y me besó aún masticándola. Como lo sospeche sujetó entre sus manos mi rostro para acercarlo aún más lo que prácticamente era imposible seguro quería demostrarme que no era para nada tímida cuando todo lo contrario cada gesto que hacía lo afirmaba sin necesidad de palabras.
— Aun te falta mucho para ser una dominatriz —susurré incitándola y sabia que había picado el orgullo.
— Cuidado que te puedes quemar, estas abusando de tu suerte y de esa cara de niño bueno que a esta altura no te compro
Agregó
Hoy quiero ser el niño malo
Le grité en mi interior. Tomó vino y luego camino hasta la mitad de la habitación no sin darme esa mirada provocadora de niña mujer que me traía vuelto loco, mis hormonas estaban en pleno tomando posesión incontrolable de mis sentidos. Se giró de espaldas y cuando comenzó a quitarse la blusa provocó que me impacientará. No era mala idea hacerlo yo mismo.
— Sobre la mesa esta trillado — dijo con deseo — esta noche no quiero al personaje…
Anunció y me levanté de la silla acercándome a ella con la llama del deseo en pleno apogeo.
— Soy todos oídos y material dispuesto
Exclamé desafiante dándole una sonrisa. Taconeó el suelo y enarcó una ceja sugerente, me reí
Suelo… me gusta… nunca es tarde para una primera vez… y en ese lugar no lo había hecho nunca Pensé.
Me acerque con la sonrisa desafiante y perversa dibujada en mi rostro y sin mucho preámbulo puso sus manos sobre mi pantalón, deslizó mis dedos y rozó mi muslo hasta la cremallera de mi pantalón, estábamos frente a frente mi respiración se aceleró dramáticamente.
Noté como se giró y apego su cuerpo contra el mío que estaba estático pero automáticamente al sentir la tibieza descanse mi cabeza en su hombro, sentí como paso su brazo por el costado de mi rostro abrazando mi cabeza para acercar aún más mi rostro contra la piel de su cuello expuesto.
Jugó con mis cabellos mientras sentía que la besaba delicadamente, mi cuerpo no tardó en reaccionar al sentir su piel contra mis labios, macabramente se separó de mí al cabo de unos minutos. Comenzó a caminar quitándose la ropa me miró tentadoramente mientras deslizaba la prenda por su cuerpo y este era el mejor Streeptease que podría haberme dado alguien en mi vida.
Dejó caer al suelo lentamente la prenda, de mis labios se escapo un silbido imperceptible por ella pero yo lo había sentido cuando la contemplé quitándose los pantalones. De forma lenta, deslizo la prenda por el costado de sus piernas, rozaron la piel en todo momento, para cuando llego al suelo se giró. Abrí mis ojos desmesuradamente ante lo que ella había realizado, no podía dejar de mirarla, se me aceleró el pulso cuando deslizo sus manos por toda la extensión de su pierna acariciándolas mientras recobraba la postura erguida, dejo el pantalón atrapado en uno de sus tobillos y cuando estuvo totalmente parada me lo aventó al rostro, ahogue una risita histérica y esquivé la prenda con la sonrisa torcida más amplia que jamás podría darle a alguien.
No me aguante ni medio segundo más y me acerque a paso firme y decidido de acabar el juego que ella había comenzado y tenía bastantes ideas de cómo hacerlo, en todas ellas estaba el cuerpo de Bella involucrado. Se giró de espaldas y no pude evitar mirarle el trasero. Se veía exquisita con esa ropa interior, deslice mis dedos por toda la extensión de su columna vertebral hasta el broche del corpiño, sentía maripositas en mi estomago y una ansiedad desmedida por desnudarla al fin. Su respiración se hizo fuerte y rápida cuando liberé su cuerpo de esa prenda tan incomoda y al hacer que me encarará mi satisfacción se vio magnificada cuando noté las facciones de su rostro completamente excitadas.
Comenzó a desabotonarme lentamente la camisa, la observe casi furioso por esa actitud tan tranquila, cuando llego al ultimo botón, deslizo sus manos por mi dorso desnudo quitando la prenda de mi cuerpo. Sus dedos bajaron hasta mi pantalón que abrió, de un movimiento seco lo bajó sin quitarme la vista de encima con la sonrisa pintada en el rostro
Traviesa pensé. Se acerco y sujeto sus manos en mi cintura, puso una de sus piernas entre las mías y pisó la tela para bajar el pantalón completamente al suelo y liberarme de ella.
— ¿Qué tan calladita te parezco ahora?
Preguntó y le contesté ronzando mis labios contra los suyos.
— Bastante menos que la primera vez
Exclamé y la besé en los labios introduciendo mi lengua en su boca, quería saborearla completamente. Deslice mis manos por mi cintura hasta sus nalgas y las apreté masajeándolas mientras la acercaba hacía mi cuerpo, unos gemidos se escaparon de sus labios mientras rompía el beso y ella enterraba sus labios en mi cuello.
Comenzó a rozar mis labios con la punta de su lengua ardiente y baje mis manos hasta su ropa interior, hizo que me sentará en el borde de la cama y se sentó a ahorcajadas sobre mí, deslizo sus manos por mi pecho desnudo jugando con mi piel.
Friccionó, un par de minutos su cuerpo contra el mío, no pude no reaccionar de inmediato ante su toque, se levantó sonriendo y entonces deslice mis manos por uno de sus pechos mirándola fijamente. Apreté mis labios mordiendo desesperado el inferior sin perder detalle de ella. Me levanté y me quité el pantalón mientras me colocaba el condón ella me contemplaba.
Se acercó lentamente y rozo mis hombros con sus dedos, con su palma formó el contorno de mis brazos acariciándolos, tomó mis manos y las coloco en sus pechos desnudos. Caminamos de vuelta al a cama mientras la acariciaba.
Sentada en mi regazo comenzó a mover su cuerpo friccionando contra él mío. Nos miramos en todo momento, sus jadeos se hicieron audibles a tal punto que me perdí en ellos. La observe moverse sobre mí y la sensación era sublime, estaba en el paraíso, su piel estaba ardiente, su cuerpo completamente sudoroso ¡era exquisito!
Ella era real, lo que yo sentía por ella también lo era. Imposible era no amarla, imposible era querer apartarme de ella, imposible era coincidir una noche más sin su cuerpo, imposible era traicionar a mi lógica amorosa. Sentí cuando llegó al orgasmo porque apretó su cuerpo y tembló, una lágrima brotó de sus hermosos ojos y supe que inevitablemente ella había logrado enamorarme pero lejos de sentir susto me sentía completamente tranquilo: Yo amaba a una fan.
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