sábado, 4 de febrero de 2012

LLC: Cap 54: Hablando Con Bella II


"Controla tu genio, Isabella," susurró Edward antes de que saliésemos por la puerta.

Asentí, esperando poder hacerlo. Levanté la mirada y vi a Emmett sentado en el columpio del porche. Edward me apretó la mano y me besó en la mejilla antes de soltarme. Fue hasta el lado contrario del porche, y se apoyó contra la barandilla.

Me mordí el labio mientras me acercaba lentamente a Emmett. Se movió, haciéndome sitio para que me sentara. Me senté y miré fijamente el camino de entrada. Todavía no estaba lista para mirarle.

"Quiero hablar a solas contigo, Bella," dijo Emmett.

"Tú y yo somos los únicos que van a hablar, Emmett," le dije.

"Entonces dile a Edward que se vaya dentro," ordenó.

"No. Quiero que esté aquí. Sabe todo lo de mis sueños y por lo que estoy pasando."

"Bella."

"Emmett, te quiero. Aprecio lo que estás intentando hacer, por muy equivocado que sea."

"Isabella…" empezó Emmett.

"Emmett," interrumpió Edward. "No voy a moverme de aquí. Pero tampoco te interrumpiré a menos que sea totalmente necesario."

"¿Por qué iba a ser necesario?" gruñó Emmett.

"Porque no piensas muy claramente cuando estás en el modo sobre-protector," le dije a mi hermano. "Costilla magullada… la otra noche… ¿escuchas alguna campana?"

"Vale," cedió Emmett. "Edward puede quedarse siempre y cuando seas completamente sincera conmigo, Bella. Y dicho eso, supongo que por tu aspecto y por haberte negado a contestarme antes, no dormiste anoche," dijo, esforzándose para mantener la voz en calma.

"Dormí algo," contesté, mirando rápidamente a Edward. Él estaba mirando los árboles, pero sabía que estaba prestando atención a la conversación.

No quería mentir a mi hermano, pero tampoco quería que se preocupase por mí. Este era mi problema. Era mi culpa por no pensar que todavía me quedaban meses con mi hermano. Tenía sentido que se mudara con Rosalie. Ni siquiera estaba segura de por qué había pensado que no mudaría hasta después de la boda. No iba a estropear su relación con Rose. Se lo debía.

"¿Cuánto es algo?" me espetó.

"¡No lo sé, Emmett!" salté. "No estaba mirando el reloj," dije, poniendo los ojos en blanco. Me callé al instante, mordiéndome la lengua. Miré otra vez a Edward. Estaba sacudiendo un poquito la cabeza, advirtiéndome sobre mi genio.

"Edward tuvo que quedarse levantado contigo. No parece estar mucho mejor que tú," dijo Emmett, señalando a Edward con el pulgar.

"Durante un rato, sí," contesté.

"¿Qué quieres decir con eso?"

"No le desperté al principio," me encogí de hombros. "Me regañó por eso."

"Bien," suspiró. "Me ahorra tiempo. Eres demasiado cabezota para tu propio bien, Isabella. Tienes a todas estas personas que te quieren y que quieren ser tus amigos y nunca les pides ayudas. De hecho, prácticamente intentas huir de eso."

"Es que no me siento bien con eso. Me da la sensación de que estoy siendo egoísta."

"No es egoísta si aceptas ayuda cuando te la ofrecen, y sólo la pides cuando la necesitas."

"Pero siempre me la están ofreciendo."

"¡Porque nunca la pides!" bramó.

Vi que Edward se movía un poco y rápidamente le negué con la cabeza. Emmett estaba bien, aunque enfadado.

Mi hermano apretó los puños y respiró hondo. "Lo siento. Estoy intentando no gritar. No estoy enfadado contigo, Bella. Estoy enfadado conmigo. Debería haber hablado contigo anoche antes de irme. Quizás no habrías tenido una noche tan mala si hubieses tenido algunas respuestas. Sé que te gusta tenerlo todo planeado. Sé que tus pesadillas vuelven cuando las cosas cambian."

"Sí, bueno, estoy empezando a aprender que no es posible hacer planes seguros cuando hay más de una persona en tu vida; especialmente si una de ellas es Alice."

Se rió y me abrazó con fuerza. "Estás aprendiendo rápido, Squirt. ¿Puedo preguntarte que es lo que te está preocupando tanto?"

Me encogí de hombros. "No creía que sería tan pronto. Es que era muy agradable con Rose y Edward y tú y yo todos juntos en la casa."

"Tenías una escayola, Bella. Las casas de Edward y Rose tienen muchas escaleras. Sabíamos que estarías más cómoda en casa. Pero tenías que saber que los dos necesitarían volver a sus casas."

"Lo sabía… es que no creía que fueras a irte con Rose."

"Bella, si esto es demasiado… si necesitas que me quede en casa contigo un tiempo para que no tengas pesadillas, lo haré."

"¡No, Emmett! Ya te has sacrificado suficiente por mí," le dije, cogiendo su enorme mano entre las mías. "Renunciaste a mucho para venir a casa y cuidad de mí. No quiero alejarte de Rose. La quieres y deberías estar con ella."

"Yo también te quiero, Bella."

"Lo sé. Aunque estaré bien. Y no te vas muy lejos. Sé como llegar a casa de Rose."

"Está bien. Y los dos estaremos aquí tanto como siempre. La cena del domingo y todo eso," se rió por lo bajo.

"¿Vas a echarme de menos, Emmett?" pregunté, escondiendo la cara en su camiseta. Sabía que era una pregunta tonta, pero realmente necesitaba oír la respuesta.

Emmett me alejó un poco y me sujetó por lo hombros. "¿Te has vuelto loca? ¿Qué tipo de pregunta es esa? ¿Qué si voy a echarte de menos? ¡Joder, Bella!" Mi hermano sacudió la cabeza. "Nunca te has visto claramente. Siempre te sonrojas y te giras e ignoras cuando otras personas intentan decirte lo que ven. ¿Sabes por qué nunca he llevado chicas a casa en estos últimos cinco años?"

"Estabas siendo considerado," contesté al instante, segura de mi respuesta.

"No, Isabella. ¡No había conocido a alguien que mereciera conocerte! Rose es la primera y la única chica que sentí que era lo suficientemente buena para conocerte."

Empecé a llorar con fuerza y Emmett me abrazó contra su pecho. ¿Cómo podía sentirse así? Yo sólo era su hermana pequeña.

"Venga, enana. Sabes que no aguanto las lágrimas."

"¿Pero cómo puedes estar hablando en serio?"

"Bella," se rió por lo bajo. "Edward tiene razón. ¡Eres absurda! Eres la persona más lista, amable, valiente y leal que he conocido en mis veinticinco años de vida en este planeta. Eres sincera, te esfuerzas, y te ganas todo lo que recibes. Nunca esperas que te tiendan la mano o te elogien. También da la casualidad de que eres la hermana más guay que un chico podría esperar tener."

Resoplé, limpiándome los ojos. Levanté la mirada y vi a Edward sonriéndome.

Emmett se dio cuenta y dijo. "Para serte totalmente sincero, siento que debería ser el que se preocupe, creo que ahora que tienes a Edward ya no vas a necesitar a tu hermano mayor."

Abracé a mi hermano fuertemente. "Siempre te necesitaré, Em."

"Siempre estaré aquí, Bella. Simplemente pasaré el tiempo en casa de Rosie."

"Estoy segura de que será una experiencia educativa fantástica para ella," me reí entre dientes.

"¿De qué estás hablando?"

"Bueno, contigo allí, ¡podrá tener experiencia de primera mano en criar niños!" bromeé.

"¿Te crees que eres graciosa, no?" preguntó Emmett mientras me agarraba los costados y empezaba a hacerme cosquillas.

Grité y me reí al mismo tiempo, intentando moverme para que me soltara.

"¡Graciosa y pequeña Bella!"

"¡Para, Em!" grité. "¡Me rindo! ¡Me rindo!"

Dejó de hacerme cosquillas y sin mi ruido, podíamos oír a otras personas riéndose. Nos giramos y vimos a los demás en la puerta, observándonos.

"¿Qué?" preguntó Emmett.

"Sonaba como si la estuvieras matando," dijo Rose con una gran sonrisa.

"¡Aw!" dijo Emmett, abrazándome por el cuello y despeinándome. "Nunca podría matar a la enana. No sabría que hacer sin ella."

"Lo mismo digo, hermano oso," me reí por lo bajo, intentando salir por debajo de su brazo.

"¿Podemos ver las películas ahora, por favor?" gritó Alice.

"¡Acción primero!" gritó Emmett, mientras se levantaba de un salto.

Intenté levantarme, pero me empujó de nuevo sobre el columpio.

"¡Osos antes que enanos!" se rió mientras iba corriendo hacia la puerta principal.

Vi como se quitaban de su camino. La puerta se cerró y Edward vino y se sentó a mi lado. Extendió los brazos y me subí en su regazo, no sólo dejándole que me consolara, si no también dejándome disfrutarlo por una vez, también. Emmett tenía razón… esto no era egoísta. Esto era ser querida.

"¿Estás bien?" susurró.

Asentí. "No entiendo exactamente como me ve, pero me siento aliviada al saber que ha escuchado lo que he dicho. Me alegra que vaya a mudarse con Rose. Es lo correcto para él. Y nadie se lo merece más."

La puerta se abrió y Rose salió. Sonrió a Edward mientras se acercaba. Se apoyó contra la barandilla y parecía estar buscando lo que decir.

"¿Qué te trae aquí fuera, Rose?" pregunté, sonriéndole, intentando aliviar su aprehensión.

"Esperaba poder hablar contigo," contestó, sonriendo dulcemente.

"Habla," le dije. Miró a Edward y moví la mano. "No te preocupes por él," dije, guiñándole. "Imagina que Tutor-boy es una estatua de mármol de un dios griego. ¡No puede oír ni hablar!"

Los dos se rieron en voz baja. Entonces Rose asintió, llegando a algún tipo de acuerdo interno.

"¿Por qué ha tenido Emmett que salir?" preguntó.

"La verdad es que estaba siendo bueno, si puedes creerlo. Tengo pesadillas. Estaba intentando que no tuviese que hablar de ellas delante de todos."

"¿Todo el tiempo?"

"No. Sólo cuando hay mucho estrés o muchos cambios. Empezaron la noche que mis padres murieron."

"¿Las has estado teniendo todo este tiempo? ¿Desde que nos conociste?"

"No, Rose. No ha sido tan malo. Tuve un periodo malo después de Navidad. Edward y yo hablamos y dejé de tenerlas. Pero entonces anoche…"

"¿Por eso Emmett te preguntó si habías dormido algo?"

"Sí."

"Bella, ¿puedo hacer algo para que dejes de tener pesadillas?"

"No. Simplemente tengo que superar mi miedo. Pero quiero que sepas que significa mucho para mí que lo preguntes."

"Vas a ser mi cuñada pequeña, Bella."

"Eso suena bien," me reí por lo bajo.

"Bella, si hay algo que pueda hacer, por favor ven a verme. No lo dudes ni un segundo," dijo Rose.

"Gracias, Rose."

Me besó en la frente y volvió a la casa. Giré la cara hacia la camiseta de Edward y respiré hondo.

Mi vida había cambiado tanto en tan poco tiempo. Emmett estaba comprometido y se iba a mudar. Alice iba a vivir con Jasper. Por algún milagro, yo iba a vivir con Edward. La vida estaba cambiando constantemente… iba a tener que aceptarlo y dejar de tener miedo de eso.

"¿En qué estás pensando, cariño?" susurró Edward.

"Estoy pensando que necesito aceptar que aunque Emmett vaya a mudarse con Rose eso no significa que le esté perdiendo. Estoy pensando que te quiero mucho. Y estoy pensando que aunque me encantaría quedarme aquí en tus brazos, más vale que entremos antes de que Alice salga a buscarnos."

"Creo que tienes razón," se rió entre dientes mientras nos levantábamos. Me rodeó la cintura con un brazo y entramos juntos en la casa. Nos quedamos con uno de los sofás. Edward me sostuvo contra su pecho con un brazo alrededor de mi cintura.

"En honor de la enana, nuestra primera película de la noche es The Transporter," anunció Emmett.

"¡Gracias, Em!" dije, sonriéndole.

Alice puso el DVD y conectó los altavoces de sonido envolvente.

"Oh, dios, dios…" dijo Rose, abanicándose con la mano cuando vio al protagonista sentado en un coche.

"Puedo ver por qué a Bella le gusta esta película," Alice se rió por lo bajo.

Me puse colorada y Edward se dio cuenta al instante.

"Creía que habías dicho que sólo estabas encaprichada de mí," me susurró al oído. Su tono era pícaro.

"Lo dije en serio. Pero eso no significa que no sea agradable a la vista," le susurré. Miré a Alice, levantando la voz. "¡Todavía no has visto nada! Espera hasta que empiece a pelearse con la gente… sin camiseta."

Guiñé a Alice. No estoy segura de la expresión que Edward tenía en la cara, pero tenía que ser graciosísima porque Alice me siguió el juego enseguida.

"¡Puedo imaginármelo sin camiseta ahora mismo y sí que parece delicioso!" dijo Alice con una sonrisa maligna.

"¿Es esa otra de las cosas que te gustaría tener cubiertas de chocolate, Alice?" pregunté.

"Posiblemente, Bella," Alice sonrió maliciosamente.

"Olvida el chocolate," dijo Rose. "Dame unas cuerdas, quizás unas esposas y veremos lo que podemos hacer."

"Dudo que tengas que preocuparte por que vaya a irse, Rose," me reí entre dientes. "Estoy segura de que querrá quedarse después de verte."

"Oh, no me preocupa que quiera irse. Es sólo que me gusta jugar con mis presas antes de disfrutarlas," contestó Rose.

"¡Estamos sentados justo aquí!" gritó Jasper, moviendo la mano entre Emmett y Edward.

"No puedo creer que hayas dicho que querrías hacerle eso a alguien más, Rosie," dijo Emmett enfurruñado.

"¡Oh, Dios mío!" grité. Me tapé las orejas corriendo. "¡Demasiada información! ¡Demasiada información!"

"Bella, no pasa nada," dijo Edward, intentando quitarme las manos de las orejas. "Ha dejado de hablar. Te lo prometo."

"No me importa. ¡Ya he oído demasiado!" grité.

"Lo siento, enana. Se me olvidó dejarlo para menores de trece años. Se me había olvidado que vuestras virginales orejas están aquí," dijo Emmett.

Rose y Alice se cayeron una sobre la otra, riéndose como locas. Las miré fijamente, preguntándome si me querían muerta. Realmente no creía que este fuera el momento para que Emmett averiguase información nueva sobre mí.

"¡Vuelta a la película!" dijo Jasper fuertemente.

Alice y Rose se mandaron callar mientras me guiñaban. Puse los ojos en blanco.

Me giré para poder verle la cara a Edward. "¿Confidente experta?" pregunté.

Edward se encogió de hombros. "No sé que bicho le ha picado. Quizás esta segura de que Emmett no lo averiguará."

"Sí, confiemos en todo lo que Alice piensa que pueda o no pueda pasar en el futuro."

"Tienes que admitirlo, tiene razón la mayoría del tiempo."

"¡Con demasiada frecuencia!"

"Aunque a veces es bueno que tenga razón. Como contigo y conmigo."

"Sí, eso está muy bien," dije, sonriéndole.

Se inclinó y me besó con ternura.

"Te amo, Edward."

"Te amo, Bella. Incluso si estás encaprichada del tío de la película."

Le di un puñetazo en el hombro. "¡Cuidado, Tutor-boy!"

Edward se rió por lo bajo mientras me abrazaba. Presioné la cara contra su cuello e inhalé. Era tan relajador y tan calmante como siempre. Empecé a quedarme dormida incluso antes de darme cuenta de que estaba cansada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario