sábado, 4 de febrero de 2012

LLC: Cap 53: Hablando Con Bella I


Me desperté cuando empezaron a llamar fuertemente a la puerta. Me giré y la miré con furia. No podía hacer mucho tiempo desde que cerré los ojos. Miré el reloj y vi que eran las tres de la tarde.

"¡Edward Anthony!" gritó Alice desde el otro lado de la puerta. "¡No me obligues a forzar la puerta!"

Gemí mientras soltaba a Bella. Se giró, presionando la cara en mi almohada. Al menos uno de nosotros todavía dormía profundamente. Fui lentamente hasta la puerta y la abrí. Me apoyé contra el marco de la puerta, todavía no despierto del todo.

"Hola, Alice."

"¿Qué estáis haciendo todavía en la cama?" bramó.

Moví la mano. "¿Puedes hablar más bajo? Bella todavía está durmiendo."

"Ya es tarde, Edward. Creo que los dos habéis dormido suficiente."

"No dormimos mucho anoche, Alice. Por favor, danos un respiro."

"¿Por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Bella está bien?" Alice me empujó y entró en la habitación. Miró a Bella fijamente antes de girarse hacia mí. "¿Qué ha pasado?"

"Es demasiado observadora," me encogí de hombros. "Supuso que Jasper estaba buscando un apartamento para que Emmett pudiese mudarse. No le confirmé sus sospechas, pero no pareció necesitarlo. Acabó teniendo algunas pesadillas y decidió quedarse levantada."

"Estás apartando la mirada. ¿Qué estás escondiendo?"

Suspiré. A veces, odiaba lo unidos que estábamos Alice y yo. Prácticamente podía ver todo lo que me pasase.

"Se levantó y se quedó delante de la ventana demasiado. Acabé teniendo que prepararle un baño caliente para que la temperatura de su cuerpo volviera a ser normal."

"¿Está enferma? ¡Podría haber cogido una neumonía!"

"Está bien. Está mañana cuando mamá nos llamó para conocer al Club desayunó mucho."

"¡Pero cerré tu puerta!"

"Y yo la abrí cuando fui a hacerle un té a Bella y a calentarle el pijama en mitad de la noche. No recuerdo haberla vuelto a cerrar."

"¡Pobrecito! Bella con pesadillas y después mamá cayendo sobre vosotros…"

"Bella tuvo su parte," dijo con una sonrisita. "Mamá la presentó al club e hizo que tocase para ellas."

"No me extraña que estuvieseis aquí durmiendo," Alice se rió por lo bajo. "¿Deberíamos planear otra noche? Si Bella tuvo una reacción tan mala por una sospecha, ¿qué va a hacer por la verdad?"

"Creo que podía habérselo tomado mejor si hubiese sabido las circunstancias exactas. Odia no tener las cosas decididas. Es como si tener un plan de ataque le da fuerzas."

Alice miró a Bella mientras dormía, pensando lo que acababa de decir. "Sí que duerme profundamente."

"Sólo cuando está cansada o después de hablar en sueños."

"Es muy mono que sepas todo eso de ella," Alice sonrió.

"¡Confía en mí, Ali! Apenas sé cosas sobre ella." Me pasé las manos por el pelo, mirando fijamente a mi Bella durmiente. "Me sorprende constantemente. Tengo la sensación de que sin importar los años que pasemos juntos, nunca entenderé completamente como funciona su mente."

"¿Y qué hacemos esta noche, hermanito?"

"Necesitas bajar y hablar con Emmett. Necesita contárselo ya y dejarle el resto de la noche para pensarlo y aceptarlo mientras él esté aquí. Me dijo que cuando se fue a la universidad solía visitarla todas las noches de los viernes. Quizás puede escoger un día para que los seis quedemos, también puede decirle eso. Voy a despertarla y nos arreglaremos para tu maratón de películas."

"¡Mañana cuando salga de clase la llevaré de compras. ¡Apuesto a que eso la anima!"

"Lo dudo," me reí. "¡A Bella todavía no le gustan las compras!"

"¡Le gustarán! ¡No te preocupes!" dijo Alice, dándome unas palmaditas en la mejilla. "Voy a hablar con Emmett. Estoy siendo muy generosa, Edward. No te aproveches. Tenéis media ahora para estar abajo."

"Gracias, Ali," contesté, abrazando a mi hermana.

"¡Sí, sí! ¡Recuerda lo que he dicho!" me advirtió Alice, mientras salía de mi cuarto.

Cerré la puerta de nuevo con el pestillo, por si acaso. Me senté al lado de Bella. Le moví el pelo y la besé en la frente. Una sonrisa le apareció en sus preciosos labios.

"Bella."

Se estiró y bostezó, recordándome a un gato. Me reí entre dientes.

"¿Estás despierta?"

Bella se puso boca abajo, escondiendo la cara en mi almohada. "No," murmuró. "Tú tampoco deberías estarlo."

"Tenemos que ver un maratón de películas. Todos los demás ya están abajo."

"¡Películas!"

Me reí y delicadamente la cogí en brazos. Suspiró y abrió los ojos, mirándome.

"Estás decidido a hacerme salir de esta cama, ¿no, Tutor-boy?"

"Órdenes de Alice," me reí por lo bajo. "Sabes que debemos obedecer."

"Sí, pero no tiene que gustarme."

"Creo que estoy loco," solté.

"¿Qué?" se rió Bella.

"Te amo tanto que incluso te amo recién levantada y gruñona."

"¡Estás loco!" Bella se rió entre dientes.

Estuvimos en silencio unos minutos, simplemente mirándonos y sujetándonos el uno al otro.

"¿Y todo el mundo está aquí?"

Asentí.

"Nunca me he puesto tanta ropa en un día. ¡Pero esta vez! Voy a ponerme mi pantalón de chándal y una de tus camisetas y no me importa si Alice me mira de mala manera."

"Creo que lo entenderá, cariño."

"¡Se lo has contado!" gritó Bella, incorporándose y mirándome fijamente.

"No sabía que no debía hacerlo."

"Bueno, no… no es… es que no quiero que se lo cuente a Emmett," suspiró Bella.

"He confiando en Alice durante mucho tiempo, Bella. Te lo aseguro, no se lo contará a Emmett. No se lo contó la última vez."

"¿También sabe eso?" preguntó Bella mientras se subía en mi regazo.

"Sí, cariño. Ella fue la que me convenció de que tenía que hablar contigo."

"Nunca se le notó que lo supiera."

"Como he dicho, se puede confiar en ella." La besé en la cabeza y la abracé con fuerza. "Vamos a vestirnos. Apuesto a que Alice tiene pizza abajo."

"Eso suena bien. Vale, tú ganas. Ya me levanto de la cama."

Me reí mientras la dejaba en el suelo. "Gracias por colaborar."

"No te acostumbres," Bella se rió por lo bajo, mientras iba hasta nuestro armario.

Como había dicho, se puso un pantalón de chándal celeste con una de mis camisetas blancas. Yo me puse unos vaqueros cómodos y mi camiseta gris. Bella se hizo una cola y bajamos juntos las escaleras.

"¡Ahí está la enana!" dijo Emmett mientras entrábamos en el salón. "¡Ya no va a ver más discotecas para ti! ¡Has dormido todo el día siguiente!"

"¡Ja, ja, Emmett!" contestó Bella con las manos en las caderas.

"¡He oído que te han presentado al Club de Jardinería! ¿Te ha gustado?" preguntó Emmett.

"No," dijo Bella, dándome un abrazo a Emmett. "Esme me hizo tocar para ellas."

"Por eso me alegro de no tener ningún talento especial," dijo Emmett con una gran sonrisa. "Rose y yo sólo tuvimos que estar allí y ser guapos."

"¡No te preocupes!" Jasper se rió por lo bajo. "Eres especial por dentro, Emmett."

Bella soltó a su hermano y le miró con los ojos muy abiertos. "¿A ti también te presentó?"

"¡Sip!" Emmett se rió entre dientes.

"Esme presenta a todos sus niños," dijo Rose, haciendo unas comillas en el aire. "Nos presentó a Jasper, a Emmett y a mí. Y hoy, tú también eres del club."

"¿Cómo te presentó exactamente?" preguntó Alice, poniendo un brazo alrededor de los hombros de Bella.

Bella les sonrió con malicia. "Como un importante adición a la familia. Hizo que enseñase mi anillo y lo llamó un anillo de compromiso."

"¡Joder, Bella!" gimió Emmett. "¿Quieres que me dé un ataque?"

"¡Lo dijo Esme, no yo!" se rió Bella. "Oh, Alice. Quería daros la enhorabuena a ti y a Jasper. Edward me ha contado lo del apartamento."

"Gracias, Bella. ¿Vendrás de compras conmigo mañana por la tarde? Hay algunas cosas que estoy pensando en comprar y me gustaría saber tu opinión," dijo Alice.

"¿Ropa no, verdad?" preguntó Bella con cautela.

"Ropa no," Alice se rió por lo bajo. "Sólo cosas para la casa. ¡Lo juro!"

"¡Me encantaría, Alice!" contestó Bella. "Y Rose también debería venir."

"¿Por qué?" preguntó Rose, acercándose a Bella y Alice.

"Bueno, ahora que Jasper se muda, estoy segura de que querrás arreglar tu casa y hacer sitio para Emmett. Dudo que muchos de sus mueblen estén tan bien como para sacarlos de su cuarto."

"Pero yo creía…" Tartamudeó Rose.

"Nadie me lo ha dicho," contestó Bella, moviendo la mano. "Pero tengo razón, ¿no?"

Emmett se acercó y le dio otro abrazo a Bella. "Bella, sabes que te quiero mucho."

"Lo sé, Emmett. Pero ya no soy una niña y tú tampoco."

"Sabes que la puerta de Rosie está siempre abierta para ti, ¿verdad?" preguntó Emmett, con la cara de Bella entre sus grandes manos. "¿Sabes que puedes llamarme en cualquier momento si necesitas algo?"

Bella asintió lentamente.

"Tendremos que hablar de lo que quieres hacer con la casa."

"¿Cuándo vas a mudarte?" preguntó Bella.

Me acerqué por detrás y la rodeé con los brazos. Quería que supiera que estaba justo aquí para ella.

"Me imagino que el fin de semana que viene. Jasper iba a alquilar un camión y pacería más inteligente hacerlo todo de una vez en vez de alquilar otro más tarde," explicó Emmett.

"¿A qué vienes esas caras tan largas, niños?" preguntó mi madre, mientras entraba por la puerta principal.

"Sólo estábamos contándole a Bella lo de las mudanzas," contestó Jasper.

"No sé por qué tenéis esas caras tan largas. Jasper y Alice tendrán el piso, Rose y Emmett tendrán la casa de Rose y Bella estará aquí con nosotros. No entiendo por qué os ponéis tan nerviosos las pocas veces que decidís ser adultos," regañó mi madre.

"¿Qué?" dijimos Bella y yo.

Mi madre se rió entre dientes. "Se me olvidó que estabais durmiendo mientras Alice y yo hablábamos. Y antes de que se me olvide, Bella, mi club te adora a ti y a tu encantadora voz. Espero que el próximo mes también estés allí con Edward."

"Um… vale, sí," dijo Bella, sacudiendo la cabeza. "¿Pero podemos volver de nuevo a la primera parte?"

Mi madre se rió mientras se acercaba a Bella. "Carlisle y yo hablamos y no queremos que te quedes sola en tu casa. Y la verdad, todavía no estamos listos para dejar que Edward se vaya. ¡Así que te mudarás aquí con nosotros! Eso si quieres, claro."

"Yo… ¿estás segura?" preguntó Bella, arrugando la nariz.

"¡Segurísima, querida!" dijo mi madre riéndose.

Bella se separó de mí y abrazó a mi madre con fuerza. "Muchísimas gracias, Esme. Tú y Carlisle sois demasiado buenos conmigo."

Mi madre sonrió y acarició el pelo de Bella. "Te mereces toda la amabilidad, Bella. Aprecias todo lo que se hace por ti aunque otros simplemente lo esperen. Estoy bastante segura de que si la situación fuera al contrario, harías lo mismo por alguien más." Mi madre soltó a Bella y nos miró a todos. "Niños, vuestro padre va a llevarme a cenar. Disfrutad del maratón de películas. Emmett, espero que la casa esté entera cuando vuelva."

"Sí, Esme," dijo Emmett riéndose por lo bajo.

"Pasáoslo bien," dijo mi madre mientras subía las escaleras.

"Bueno, mira eso, Enana," dijo Emmett, despeinándola. "Ahora ni siquiera necesitas una excusa para meterte en la cama de Eddie."

Alice y Rose se rieron en voz baja. Jasper sonrió. Bella y yo intercambiamos sonrisas malignas.

"Edward mencionó que había pizza," dijo Bella con esperanza.

"¡Sí!" dijo Alice animadamente. "¡Y una especial sólo para ti, Bella!"

Todos nos sentamos en el suelo, alrededor de la mesa del comedor, pasándonos las cajas de pizza hasta que todo el mundo tenía algunos trozos. Bella estaba feliz con su monstruosa pizza de salchichas con piña. Me reí entre dientes mientras Jasper y Emmett hacían muecas al ver a Bella comerse un trozo. Alice trajo refrescos para todos.

"No está tan mal," les dije al ver que seguían mirando a Bella.

Me miraron y me encogí de hombros. "Bella me pidió que la probara."

"¿Haces todo lo que te pide?" preguntó Emmett con una sonrisa engreída.

"¿Y tienes que preguntarlo?" bromeó Jasper.

"Dejad de actuar como si no hicieseis todo lo que Alice y yo os pedimos," les regañó Rose.

"¿Qué vamos a hacer con la casa, Emmett?" preguntó Bella.

Emmett hizo como que estaba pensando mientras se bebía casi todo su refresco de un trago. Lentamente bajó la lata, todavía mirando a Bella. "Bueno…"

"No deberías pagar las facturas si no estás viviendo allí," interrumpió Bella. "Y la verdad es que ahora mismo me gusta no tener que trabajar así que no tengo dinero para las facturas. No creo que necesites aguantar a arrendatarios. Así que quizás deberíamos pensar en venderla."

"No sé, Enana. ¿Y qué pasa con todas las cosas que hay allí?" preguntó Emmett.

"Bueno, todos los muebles y esas cosas deberíamos tirarlos," dijo Bella. "Se caen a trozos y son demasiado viejos para arreglarlos. Siempre hemos hablado de limpiar la habitación de mamá y papá y donar las cosas. Podrías hacer eso, especialmente sí vas a tener un camión. Los cuadros y los álbumes podemos repartírnoslos y después sólo tenemos nuestras cosas personales."

"Bella, ¿dormiste algo anoche?" preguntó Emmett. Su enfado se hacía claro en su tono.

Bella no habló ni se movió.

"Bella." Emmett se levantó del suelo, sin quitarle los ojos de encima a su hermana. "Fuera. Ahora."

"No," susurró Bella, bajando la cabeza para mirar el suelo.

"No te he preguntado si querías, Isabella. Ven fuera conmigo," dijo Emmett, cruzando los brazos sobre el pecho.

"No quiero hablar ahora mismo, Emmett," dijo Bella, todavía con la cara escondida.

"No te he preguntado lo que querías. Vamos a hablar de esto. No me hagas hablar delante de todo el mundo," advirtió Emmett.

Llegados a ese punto me levanté del suelo. No iba a dejar que esto se nos fuera de las manos. Los dos tenían un carácter muy fuerte y dirían cosas que no querían decir. "Emmett, si no quiere hablar…"

"Edward, estaré esperando… Tienes cinco minutos para convencerla de que venga fuera. Después de eso, voy a entrar y si pasa vergüenza, o sea cual sea la razón por la que no quiere hablar conmigo, eso es lo que hay," dijo Emmett. Salió de la casa, cerrando la puerta de un portazo.

"Bella, ven a la cocina conmigo." Le extendí una mano.

La cogió y se levantó, sin levantar la cabeza en ningún momento. La llevé hasta la cocina, asegurándome de cerrar la puerta tras nosotros. La cogí entre mis brazos y la abracé fuertemente.

"Bella, ¿por qué no quieres hablar con Emmett?"

"Quiere hablar de mis pesadillas, Edward."

"¿Y?"

"Y no quiero hablar con él de ellas."

"¿Por qué no, Bella? Me dijiste que él ya lo sabía y que solías dormir en su habitación cuando las tenías. ¿Por qué eres tan reacia ahora?"

"Porque…"

"Bella, ¿he mencionado que odio cuando dejas de hablar?"

"No," dijo, riéndose por lo bajo, presionado más su cara contra mi camiseta.

"¿Entonces por qué te niegas a hablar con tu hermano?"

"Tengo miedo," murmuró.

"¿De qué, cariño?"

"¿Y si se auto convence de que tiene que quedarse conmigo? Nunca podría perdonarme si su relación con Rose se estropea por culpa de mis pesadillas."

"Te preocupas demasiado."

"Mira como ha reaccionado hasta ahora por cosa pequeñas, ¡como la ropa de discoteca! ¡Y después está la otra noche!"

"Se siente un poco protector contigo, Bella. Te quiere."

"Ya lo sé, Edward. Y eso es lo que me da miedo. No es racional cuando se comporta así."

"¿Hay algo que puedo hacer para convencerte de que hables con él?"

"Ven conmigo," suplicó, tanto con sus ojos como con su voz.

Me separé un poco para que me mirase a la cara. "¿No crees que deberíais estar solos?"

"No. Has tenido que aguantar mis sueños durante casi seis semanas. Esto también te concierne. Además, si tengo que hablar de mis sueños cuando no quiero, entonces al menos hablaremos de ellos como yo quiera."

"Bella…" suspiré.

"No te estoy pidiendo que hables por mí, Edward. Sólo te estoy pidiendo que estés allí para mí."

Era una petición sencilla… pero ¿cuál era la elección correcta? ¿Mandarla sola y esperar lo mejor o estar a su lado y apoyarla en silencio? ¿Qué reacción tendría Emmett en mi presencia? Sacudí la cabeza, dándome cuenta que estaba a punto de cometer el mismo error que ayer. Las palabras de Bella volvieron a mi mente, mostrándome exactamente cual sería mi elección… Sólo había dos personar en nuestra relación y Emmett no era una de ellas.

"Que conste, cariño, creo que te estás poniendo nerviosa por nada. Pero iré contigo."

"Gracias, Edward," suspiró, abrazándome con fuerza.

Se separó y me sonrió. Me dio la mano y fuimos hasta la puerta principal juntos. La abrí, pero la detuve antes de que saliera.

Me incliné y le susurré al oído. "Controla tu genio, Isabella."

Asintió con la cabeza.

Salimos juntos al porche mientras cerraba la puerta tras nosotros. Estaba un poco aprensivo mientras salíamos, todavía inseguro de si mi elección había sido la correcta... Pero al igual que en muchas otras ocasiones, no podía negarle nada a Bella… nunca.

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