sábado, 4 de febrero de 2012

LLC: Cap 42: Baile

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BAILE

Estaba bailando delante del espejo como sólo una chica con escayola puede hacerlo... ¡Horriblemente! Pero no me importaba. No dejaba de sonreír mientras me cepillaba el pelo y cantaba para mí. "¡Me van a quitar la escayola! ¡Tendré dos pies otra vez! ¡No más escayola!"

Escuché la risa de Edward viniendo del pasillo. "¿Estás emocionada, Bella?"

Sonreí. "¡Muy emocionada, Edward! ¡Voy a tener mi pie de nuevo!"

Edward había pasado casi cada noche en mi casa durante las últimas seis semanas ya que aquí no había tantas escaleras. En las pocas ocasiones que había ido a su casa, prácticamente me había llevado en brazos por las escaleras. Originalmente se suponía que iba a tener la escayola cuatro semanas, pero me las arreglé para caerme otra vez y mi médico había añadido dos semanas extra a mi castigo. Emmett había empezado a llamarme la Reina del Reino de los Patosos después de eso.

Teníamos una maravillosa rutina. La primera persona en despertarse despertaba al otro con un beso. Nos acurrucábamos un rato y después nos arreglábamos para ir a la universidad. Íbamos a nuestras clases y después nos encontrábamos para hacer los deberes. Entonces poníamos la cena en la mesa y limpiábamos lo que hiciese falta.

Después de que la cena acabase y los platos estuviesen limpios, veíamos una película, o escuchábamos música. Y cada noche, nos quedábamos dormidos agarrándonos el uno al otro. Las últimas semanas habían sido las mejores de mi vida. Y hoy, me quitarían la escayola. Esta noche, ¡podría dormir cómoda de verdad!

"Necesitas acabar si quieres llegar a tiempo a la cita con el médico. De lo contrario, puede que decida dejarte con la escayola un poco más," dijo Edward.

Abrí la puerta rápidamente y le miré con furia. Su sonrisa era gloriosa.

"¡Eso es cruel, Edward Cullen!"

"¡Y tú eres preciosa, Bella Swan!" dijo mientras se inclinaba para besarme.

Le dejé. ¿Cómo podía no hacerlo? Ni siquiera podía enfadarme con él. Era demasiado perfectamente maravilloso.

"¿Dónde vamos a encontrarnos después de las clases?" pregunté.

Tenía la cita temprano así que no perdería ninguna clase. Sí que estaba disfrutando ser una estudiante a tiempo completo. Todavía no sabía cual sería la mejor manera de agradecérselo a Esme y Carlisle, así que me aseguraba de darles las gracias cada vez que iba a su casa.

"Mi madre esperaba que te apeteciese cenar en casa con tu recién encontrada libertad en el pie."

"¡Me gusta esa idea! ¿Y libertad en el pie, eh? Vale, Tutor-boy. Dejaré pasar esa."

Edward me rodeó la cintura con los brazos y se inclinó todavía más hacia mí. "¿Qué puedo decir, Bella? Tu presencia es embriagadora. No puedo tener pensamientos coherentes."

Sonreí mientras apoyaba la cabeza en su pecho. "Podría decir lo mismo sobre ti, Edward. Te amo."

"Te amo, Bella."

Suspiré mientras levantaba la cabeza de su cálido cuerpo. "Hora de irse. Necesito que me quiten esta escayola y quiero asegurarme de que tengo tiempo de sobra para llegar a clase."

Edward se inclinó y me besó con cariño. "Te amo. Sé prudente con tu camión."

"Deja de meterme con mi camión, Edward. Yo no me meto con el Volvo."

"¿Por qué te meterías con el Volvo?"

"¿Por qué te meterías con mi camión?" le dije.

Edward sonrió mi sonrisa favorita y sus hoyuelos aparecieron. Suspiré. Sí que tenía algo de razón.

"¡Bien! De todos modos tengo que irme."

Siete horas más tarde, estaba libre de la escayola y había acabado con las clases. El camino entero a la casa de Edward estuve botando en mi asiento y cantando con la radio. Cuando llegué más cerca de la casa, me di cuenta que Edward todavía no había llegado. Aparqué en un lado para que pudiera tener su sitio normal. Salí del camión y me dirigí al piso de arriba, asegurándome de que no arriesgaba mi pie recién curado.

La puerta se abrió antes de que pudiese llamar. Alice y Rosalie estaban sonriéndome.

"¡Hola!" les dije, riéndome por lo bajo de sus sonrisas malignas.

"¡Bella!" cantó Alice, poniendo un brazo alrededor de mis hombros. "Esperábamos que llegases aquí antes que Edward."

"¿Por qué, Alice?" pregunté, mirándola cautelosamente. "Hoy no voy a ir de compras si es que vas detrás de eso."

"No," contestó Rosalie. "Nada de compras."

"¿Y qué estáis haciendo vosotras dos aquí? ¿No se supone que estáis trabajando?" pregunté.

"¡Medio día!" cantó Alice.

Noté que me llevaban por las escaleras. "¿Qué vamos a hacer si no es ir de compras?"

Alice abrió la puerta de su cuarto y me indicó que entrara. Me senté en su cama y me giré para mirarla.

"Bella, ahora que todas tus heridas se han curado, Rose y yo hemos pensado que finalmente podríamos salir a bailar."

"No soy muy de bailar, pero iré con vosotros y os veré," les dije.

"Vamos a ayudarte con eso," dijo Rose, sus ojos brillando. "Vamos a enseñarte algunos movimientos de baile para que todos podamos salir el sábado por la noche."

"Me han quitado la escayola hoy," me quejé. "No quiero que me pongan otra."

"No te preocupes por nada, Bella," me aseguró Alice. "Primero, mira como Rose y yo nos movemos y después de unirás a nosotras."

"¿Podemos hacer esto con pocos movimientos de mis pies?" pregunté. "Porque si no, no malgastéis vuestro tiempo.

"Bella, cuando acabemos contigo, ¡lo último de lo que Edward se dará cuenta es de si tus pies se están moviendo o no!" dijo Rose con una sonrisa maliciosa. "Además, no siempre eres patosa. ¡Conseguiste ser camarera por el amor de Dios!"

"Pero antes de que empecemos," Alice se rió por lo bajo. "Queríamos saber si tenías alguna pregunta para nosotras. Edward y tú habéis estado saliendo desde hace casi dos meses."

"¿Sabes lo que está planeando mañana por la noche para el día de San Valentín?" pregunté.

"Sí, pero no voy a decírtelo," cantó Alice con una sonrisa malvada.

"¡Oh, venga, Alice!" dije. "¡Me estoy muriendo! ¡Cuéntame algo!"

"Te va a encantar," dijo Alice. "Eso es todo lo que necesitas saber."

"Bueno, ¿alguna pregunta?" preguntó Rose.

"No hay preguntas," le dije, negando con la cabeza. "Estoy bien."

"¿Habéis estado juntos ya?" preguntó Rose.

Me sonrojé fuertemente. "No."

"¿Quieres?" preguntó Alice.

"Todavía no," contesté.

"Eso es bueno, Bella," dijo Rose. "Espera hasta que estés completamente preparada. Y asegúrate de usar protección."

Me sonrojé otra vez y puse la cara entre mis manos. "¡Por favor parad!" sabía que tenían buena intención, pero esta no era una conversación que quisiera tener con ellas. Era suficiente haberla tenido con Edward hace unas semanas.

"Hemos acabado," me aseguró Alice. "¡Es hora de tu clase de baile!"

"Escucha el ritmo, Bella," me dijo Rose. "Eso es muy importante. Te ayudará a saber lo que tienes que hacer."

"El movimiento de tus caderas fija el baile," dijo Alice. Se giró a su reproductor de música. "Escucha el ritmo de la batería."

Conocía la canción. Era 'Like I Love You' de Justin Timberlake. Moví el pie al ritmo de la batería y la quitaba mientras veía a mis amigas. Rose fingía ser el chico y Alice la chica. Supuse que esto era por las diferencias de altura. Alice estaba girando las caderas de un lado a otro siguiendo el ritmo de la batería. Sus hombros se movían hacia dentro con el lado de sus caderas que giraba.

"Esta es una manera de bailar," me dijo Alice. "Cuanto más cerca estés, más sexy le parecerá el baile. También puedes levantar las manos y moverte el pelo. La verdad es que puede que eso sea lo mejor ya que probablemente estará en su modo tímido. No recuerdo a Edward bailando algo moderno alguna vez."

"¿Y cuál es la otra manera de bailar?" me reí por lo bajo, al tener una idea de cómo sería. Me reí en mi cabeza, conociendo a mis amigas aunque no tenía ni idea. Había tenido mucho tiempo para ver muchas películas. Sabía lo más básico de muchas cosas.

"¡Ya verás!" dijo Rose con una gran sonrisa tonta. Dobló un poco las rodillas y Alice básicamente estaba justo contra su pierna.

"Bella, más vale que nos quieras por esto," dijo Alice. "Nunca haría esto por nadie más."

"Alice, cierra el pico y baila ya."

"Bella, fíjate en como estoy apoyando las manos en los hombros de Rose. Esto sobretodo es para tu equilibrio," Alice giró la cabeza para asegurarse de que estaba mirándola. "La otra razón es porque cuantos más puntos de contacto tengáis, más sentirás el baile."

Vi como Alice y Rosalie se movían juntas, sus caderas sincronizadas. "Esto sería más natural si tuviésemos un chico aquí para ayudar, pero queremos sorprender a Edward, Jasper no podía salir del trabajo, y Emmett no es siempre racional en lo que a ti te concierne," dijo Rose.

"No me había dado cuenta," dijo sarcásticamente.

La canción estaba empezando a acabar. Alice dejó de bailar y fue corriendo a ponerla otra vez. Tiró de mí para levantarme de la cama.

"Simplemente práctica los movimientos de cadera con nosotras primero," dijo Alice. Estaba rígida y lo sabía. "Bella, cierra los ojos y concéntrate sólo en el ritmo," dijo Alice mientras me agarraba las caderas.

Empezó a moverme con el ritmo y podía sentir que lo estaba siguiendo mejor. Abrí los ojos para ver que me había soltado y que me estaba moviendo bien. Aún así, Rose y Alice eran mejores, pero Edward había dicho que ellas llevaban bailando mucho tiempo.

"Lo estás haciendo muy bien, Bella," me aseguró Rose.

Empecé a soltar risitas. "Me quitan la escayola por la mañana y por la tarde estoy haciendo bailes sexys. ¡Qué día para mí!" Alice y Rose se rieron conmigo.

Escuchamos que la puerta principal se abría y se cerraba fuertemente. "Cariño, estoy en casa," le dijo Edward a Alice. Rose y yo nos caímos riéndonos.

Alice salió corriendo al pasillo. "¡Ya bajo, querido!" le gritó Alice. Entró de nuevo en la habitación y se cayó riéndose con Rose y conmigo.

"¡Oh, Dios!" me reí, agarrándome el costado mientras me caían lágrimas por la cara. "¡Me vais a meter en tantos problemas como amigas! Es bueno que se anunciase en vez de venir aquí." Me giré para ver a Alice, limpiándome la cara. "Sólo por curiosidad, ¿cuánto tiempo hace que os saludáis así?"

La risa de Alice empezó otra vez. "¡Desde que éramos muy pequeños! Ni siquiera me acuerdo de cuántos años teníamos. Nos horrorizó tanto 'Leave it to Beaver', que empezamos a hacerlo para reírnos de eso. No sé si él se acuerda de cómo empezó. ¡Deberías haber visto la cara de Rose la primera vez que vino y nos escuchó hacer eso!"

Rose vino y se sentó al lado de Alice. Su cara estaba tan roja como sentía la mía. Aunque ya no tenía lágrimas. "¡Creí que estaban enfermos y locos y juntos!" Rose se rió por lo bajo. "¡Me pregunté dónde demonios se había metido Jasper!"

"¡Yuck!" grité a través de mi risa. "¡Me alegra que ese no sea el caso!"

"¿Por qué tenéis las caras rojas y os reís como lunáticas?" preguntó Edward desde la puerta. Le miramos, nos miramos, y empezamos a reírnos otra vez, rodando por el suelo y chocándonos. "¿Estáis borrachas?" preguntó Edward, levantado una ceja.

Alice fue la primera en recuperar el control. Se incorporó, cruzando las piernas. "No, Edward. Por supuesto que no estamos borrachas. Sólo nos lo estamos pasando bien juntas."

Finalmente me incorporé. Estaba llorando y riéndome por lo bajo mientras le miraba. "¿Qué tal te han ido las clases?" conseguí decir.

"Ajetreada. Tengo muchos deberes para esta noche. ¿Qué tal está el pie?"

Lo levanté y lo moví delante de él. "¡Perfecto!"

Entró en la habitación y se sentó delante de mí, cogiéndome el pie. Levantó mis vaqueros y me quitó el zapato. Me bajó el calcetín, inspeccionando mi tobillo. Alice y Rose estaba guiñándome y bufando.

"¿Estás satisfecho con la decisión que ha tomado el chico licenciado en medicina?" dije, haciendo como que estaba molesta.

Sonrió con malicia mientras con cuidado me volvía a subir el calcetín. "Sólo lo comprobaba. ¿Qué tal te han ido las clases a ti?"

"Entendí uno de los problemas de matemáticas en clase," le dije mientras me ponía el zapato.

"Progresando, entonces," se rió por lo bajo mientras me miraba.

"¡Dios! ¿Por qué no te inclinas y la besas ya?" gritó Rose, levantando las manos. "¡Está escrito por toda tu cara!" se rió entre dientes mientras Edward la miraba.

"¿Tiene razón, Tutor-boy?" pregunté, empujándole en el pecho con la punta del pie. "¿Estás ahí sentado pensando en besarme?"

Edward se sonrojó y delicadamente me empujó el pie.

"¡Oh, dios!" cantó Alice. "Bella, creo que ya hemos acabado por hoy. ¿Por qué no vais tú y Edward a hacer los deberes o algo así?"

"Sí," dijo Rose. "¡O algo así!"

Edward se levantó y extendí las manos. Las cogió y me ayudó a levantarme. "¿Todavía tienes tus libros en el camión?"

"Sí," contesté. "Estaba tan emocionada de poner andar por mí misma que se me olvidaron."

"Voy a por ellos," Edward se rió por lo bajo. Se fue a por mi maleta.

Me giré hacia mis amigas. "Gracias por la lección de baile, señoritas."

Alice y Rose estaban ahora a mi lado en la puerta. "Al menos no tenemos que enseñarte a ligar," dijo Rose con un guiño.

"Parece que eso lo sabe muy bien," bromeó Alice.

"He visto bastantes romances y he leído muchos libros," dije.

"Bueno, ¡pues entonces ve, Srta. Swan!" Alice se rió entre dientes.

"¡Y Emmett pensó que necesitaba ayuda!" Rose soltó una risita.

"Emmett todavía se cree que tengo doce años," dije, un poco irritada por eso. Solté un gran bostezo y rápidamente me tapé la boca.

Alice me miró de forma rara, pero no dijo nada.

"La verdad es que no quiero hacer mates ahora mismo," me quejé.

"Siempre podrías quedarte aquí y dejarnos jugar con tu pelo y el maquillaje," ofreció Alice.

"¡No, gracias!" contesté. Me alejé de la puerta por si decidía agarrarme. "Aunque aprecio tus habilidades, preferiría hacer matemáticas ahora mismo." Sonreí a Alice. "Bueno, ¿no pistas sobre mañana?"

"Voy a peinarte y maquillarte," Alice se rió por lo bajo. "Eso es todo lo que vas a conseguir."

"¿Qué voy a llevar?"

"Eso es todo lo que vas a conseguir," repitió Alice, empujándome hacia las escaleras.

"¡Hey! Me acaban de quitar la escayola. ¡Ten cuidado!" me reí entre dientes.

Bajé las escaleras sin problemas y Edward estaba esperándome abajo. Le sonreí. Me cogió de la mano y me llevó hasta la cocina. Tan pronto como la puerta se cerró tras nosotros, estaba soltando mi maleta y agarrándome por la cintura. Le subió encima de la encimera y se quedó entre mis piernas. Le sonreí con malicia.

Tenía la cara seria, pero sus ojos eran suaves y cariñosos. "Te he echado de menos."

Me incliné un poco hacia delante. "Yo también te he echado de menos."

Cruzó la distancia rápidamente. Sus labios parecían hambrientos mientras se movían contra los míos. Se presionó más contra mí mientras me acercaba. Abrió la boca y saboreó mi lengua y no pude parar el evidente gemido que me salió. Sentí su sonrisa, pero rápidamente desapareció mientras profundizaba más el beso.

Oh, ¡pero no podíamos seguir así! Podía sentirle contra mí y el poco autocontrol que me quedaba estaba desapareciendo rápidamente. Me forcé a pensar en los deberes de matemáticas que tenía para hoy. Ayudó lo suficiente para que pudiera apartarme. Obviamente necesitábamos tener otra conversación.

"Creo que me has echado de menos," sonreí, apoyando la frente contra la suya.


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