sábado, 4 de febrero de 2012

LLC: Cap39: Patosa II


"¡Cuatro semanas, Edward!" grité. "¡Cuatro!" Levanté cuatro dedos para que los viera.

Él sólo sonrió con malicia.

"¡Estúpida escayola! ¿Cómo demonios voy a ducharme con esta cosa?"

"Con mucho cuidado," Edward se rió.

"¡Cierra el pico, Tutor-boy! ¡Todo esto es tu culpa!"

"¡Mía!" gritó. "¿Cómo que esto es mi culpa?"

"¡Me asustaste! ¿Y qué estabas haciendo en mi habitación, ya que estamos?"

"Supongo que estabas demasiado ocupada gritando para oír mi razón. Alguien, no voy a decir nombres, pero alguien, dejó huellas de harina por todas partes que pisaba y las estaba limpiando para que ella no tuviera que hacerlo."

"¡Edward!" suspiré. "Creo que esa ha sido la tercera vez esta noche. Parece que no puedo estar enfadada contigo."

"Dices eso como si fuese algo malo."

"No si tengo el mismo efecto en ti."

Me cogió la mano y me besó la palma delicadamente. "Te lo aseguro, lo tienes."

Aparcó el coche a un lado de la casa. El coche de Jasper y el de Emmett y Rose no estaban.

"Supongo que he despejado la casa con mi elegancia," me reí por lo bajo.

"No estaban seguros de cuando volverías y tenían hambre. ¿Estas totalmente segura de que no quieres nada de comer?"

"Ya he contestado eso bastantes veces esta noche," me enfurruñé.

"Sólo lo comprobaba," se rió por lo bajo.

Salió y vino a mi lado. Abrió la puerta y me ayudó a salir y a entrar en la casa dando saltitos. Las escaleras fueron un poco difíciles ya que eran demasiado estrechas para que estuviésemos uno al lado del otro, pero Edward de alguna manera consiguió llevarme arriba y a mi habitación. Me dejé caer en mi cama.

"Que bien que ya tenía puesto el pijama," dije entre risitas.

Edward se extendió a mi lado y me besó en la mejilla. "¿Cuándo necesitas tomarte la medicina que el médico te ha dado?" preguntó.

"No hasta mañana. Me dio una dosis que debería durar toda la noche."

"¿Te gustaría que te metiera bajo las mantas?"

"Me gustaría que me ayudaras a sentarme contra la cabecera y que entonces veamos una película juntos."

"Eso puedo hacerlo." Se levantó de un salto y empezó a apilar mis cojines contra la cabecera. Me ayudó a moverme y me apoyó en los cojines, tapándome con una manta. "¿Alguna preferencia para la película?"

"Elijo 'Transporter'. Debería estar justo al lado de la tele."

"Creo que todavía no he visto esa."

"¡Es la mejor! Espera hasta que veas las escenas de peleas. ¡Jason Statham es todo un tipo duro!"

"¡Bella, qué cosas dices!" dijo Edward, haciendo como que le sorprendía.

"¡Ya verás, Tutor-boy!"

Puso la película y se subió conmigo a la cama. Se metió bajo las mantas y se acurrucó más cerca de mí, apoyando la cabeza en mi estómago.

Empecé a tocarle el pelo con los dedos. "¿Ves ese coche? ¡Es el coche de mis sueños! Mira lo que puede hacer que haga su coche."

"Cariño, tu voz es música para mis oídos, pero no puedo ver la película y prestarte suficiente atención al mismo tiempo."

"Vale," susurré, inclinándome y besándole en la cabeza.

Me incorporé y empecé a masajearle la cabeza suavemente. Suspiró y acurrucó la cabeza todavía más contra mi estómago. Le sonreí. Era tan mono.

"¡Está loco!" Edward medio susurró-gritó. "¡Va a destruir ese coche!"

"Espera," le susurré. "¡Sí que puede conducir!" grité cuando el coche de la película aterrizó en un camión.

Edward se rió y me rodeó la cintura con un brazo mientras acomodaba la cabeza en mi estómago. Parecía que me estaba convirtiendo en su almohada favorita. No puedo decir que me importe.

"¿Puedes entender a ese hombre?" susurró Edward.

"No," me reí por lo bajo. "Pero no estoy preocupada por él. No es el personaje principal."

"Bella, ¿estás encaprichada del conductor?"

"¡Cállate, Edward!" dije, empujándole. "No estoy encaprichada de él."

"¿Estás segura?"

Me incliné y le besé el lóbulo de la oreja. "Eres el único del que estoy encaprichada, Tutor-boy."

"Bien."

"Pareces preocupado."

"No. Sólo siento curiosidad."

"Te amo." Le besé la oreja otra vez. "¡Ve la película!"

"Deja de distraerme."

"Edward."

"Bella."

"¡Tregua!" me reí. "Vamos a quedarnos callados." Asintió y me senté más recta.

"¿Bella?" susurró.

"¿Sí, Edward?"

"¿Me tocarías el pelo otra vez?"

Sonreí tanto, que me dolían las mejillas. Alegremente empecé a hundir mis dedos en su pelo otra vez. Estuvimos callados durante un tiempo mientras veíamos la película, contentos de estar juntos. Me alegraba que Edward fuese el que había llevado al hospital. Emmett se habría estado metiendo conmigo todo el tiempo, llamándome patosa. Y sí que me dio la oportunidad de averiguar su nota incluso si todavía no me contaba la razón de su secreto.

"¡El coche!" gritó Edward cuando salió por los aires. "¿Acaso le ha hecho daño a alguien?"

Me reí de él. "No te preocupes. Va a buscar venganza por su coche. ¡Ahora viene mi escena favorita de pelea! ¡Sólo mira!"

"Bella, creo que tienes razón. Este tío es un tipo duro," dijo Edward cuando el personaje principal cogió una pistola por detrás de su espalda y le pegó un tiro a uno de los malos en la pierna.

"Todavía no has visto nada, Edward. Sigue viéndola." Estuvimos callados durante el resto de la escena de la pelea y la huida.

"¡Bella! ¿Por qué deja a esa pobre chica en la carretera?" Edward parecía realmente ofendido.

"Shh, espera." Nos quedamos callados, viéndola.

"Bella, esta película es muy violenta," comentó Edward cuando dispararon a una casa. "Probablemente te provocará pesadillas."

"La he visto muchas veces. Además, tú estás aquí." Dije, besándole el pelo.

"¡Han pintado una cara en el misil!" Edward se rió por lo bajo. "¿Conoce Emmett esta película?"

"¿Quién crees que me la enseñó?" me reí.

"¡Bella! Creo que ahora deberías taparte los ojos," bromeó Edward, extendiendo el brazo para taparme la cara. La película estaba en la escena donde los personajes estaban quitándose la ropa mojada.

Se la empujé. "Calla, Tutor-boy." Durante la escena de la pelea en la estación de autobuses, le susurré a Edward. "¿Alguna vez pensaste que una camiseta podía usarse de tantas maneras?"

"Es como un orangután o algo así," Edward se rió por lo bajo cuando el personaje principal dio vueltas usando el poste de un autobús.

"Sólo espera un poco más. Te encantará la siguiente escena," le dije, refiriéndome a la escena donde se derramaba el aceite.

"¡Ok, Bella!" Edward se rió entre dientes cuando acabó la escena del aceite. "Estoycompletamente de acuerdo. Ese tío es un tipo duro."

"¡Te lo dije!" canté.

"¡Está loco!" gritó Edward cuando el personaje principal se lanzó en paracaídas desde un avión.

"Es muy decidido," me reí por lo bajo. "¿Harías todo eso por mí si me secuestraran?"

"Todo eso y más, cariño," contestó Edward, abrazándome la cintura un poco más fuerte. Sonreí alegremente. "Y un final feliz y todo," Edward se rió por lo bajo mientras la película acababa.

"¡Sabes que te ha gustado!" dije, tirando un poco del lóbulo de su oreja.

"Las escenas de pelea eran muy buenas," admitió Edward. Se giró para poder estar frente a mí. "¿Quieres ver otra película?"

"Nop. Estoy cansada. Puedes ver algo más si quieres."

"No, gracias. También estoy cansado. ¡No todas las noches me voy de fiesta a urgencias!" sonrió.

"Tendrás que acostumbrarte si planeas quedarte conmigo," me reí entre dientes.

"Sí que lo planeo," susurró mientras acercaba mi cara a la suya y me besaba dulcemente.

"Vamos a prepararnos para dormir," dije.

Edward se incorporó y empezó a quitarse los zapatos.

"¿Hay alguna posibilidad de que te convenza de que no necesito dormir con esta cosa?" dije, señalándome el pie.

"Ni una," se rió por lo baje, sacudiendo la cabeza.

"Maldición," suspiré. "Hora de moverme otra vez." Levanté los brazos.

Edward me rodeó la cintura con un brazo y me llevó hasta el final de la cama. Colocó los cojines otra vez y me ayudó a tumbarme cómodamente. O al menos tan cómodamente como te lo permite una escayola. También puso un cojín debajo de mi pie. ¿He mencionado lo buen novio que era?

"¿Necesitas algo antes de que apague la luz?" preguntó.

"No. Sólo a ti," contesté.

Sonrió y me besó en la frente. Fue hasta la luz y sentí un poco de envidia por su elegancia. Sabía que él no se caería. Estaba demasiado oscuro para verle, pero podía oírle poniéndose los pantalones de pijama que tenía aquí. Sentí su peso en la cama y entonces su brazo estaba apoyado en mi cintura. Suspiré de alegría.

Edward apoyó su cabeza contra la mía. "Buenas noches, Bella."

"Buenas noches, Edward." Cerré los ojos y me quedé dormida rápidamente.

Escuché a alguien moviéndose por mi habitación, después un fuerte golpe y algunas palabrotas. Intenté abrir los ojos, pero la dosis que el doctor me había dado me tenía atontada. Ni siquiera estaba completamente segura de si estaba soñando con esos ruidos.

"Edward," murmuré. Al menos creo que lo murmuré. Eso también pudo ser en mi mente. Intenté levantar un brazo para darle un golpecito en la pierna, pero estaba demasiado cansada. Escuché susurros y un resoplido. Intenté abrir los ojos otra vez. Podía decir que la luz estaba encendida en mi habitación. Me pregunté por qué. Sabía que Edward la había apagado.

De repente, un fuerte sonido ensordecedor resonó en mi pequeña habitación. Sentí a Edward dar un salto y entonces ya no estaba a mi lado. La risa se escuchaba ahora claramente. Forcé mis ojos para que se abrieran y me apoyé en los codos. Suspiré por lo que vi. Edward estaba sentado en el suelo, pasándole una mano por el pelo. Emmett estaba sujetando una bocina mientras se apoyaba en Jasper, riéndose a carcajadas. Jasper estaba agarrándose el estómago, intentando respirar mientras se reía.

"¡Rosalie! ¡Alice!" grité fuertemente.

Escuché palabrotas y susurros y después pisadas en las escaleras. Entraron corriendo en mi cuarto y miraron a su alrededor. Señalé a mi hermano, el tonto, y a su amigo.

"¿Qué habéis hecho?" le dijo entre dientes Rose a Emmett. Él sólo sacudió la cabeza y se rió más fuerte.

Alice vino y se sentó a mi lado, abrazándome. "¿Estás bien?"

"¡Me han dado un susto de muerte!" grité. Recordé a Edward. Me giré hacia él. "¿Estás bien, Edward?"

"Dame un minuto," suspiró. Tenía la cabeza entre las piernas.

"¡Salid de la habitación de Bella, ya!" dijo Rose, echando humo.

Emmett y Jasper se habían calmado a una suave risa, y salieron de la habitación.

"Edward," dijo Alice. "¿Te has hecho daño?"

"Me pitan las orejas. Creo que Emmett tenía esa puñetera cosa justo al lado de mi oído," dijo Edward.

"¡Voy a matarle!" gruñó Rose. "¡Qué idiota!"

"¿Bella, qué ha dicho el médico?" preguntó Alice, intentando calmar la tensión en la habitación.

"Tengo una pequeña fisura. Tengo que llevar una escayola durante las próximas cuatro semanas," le dije.

"Estoy intentado convencerla de que no vaya al trabajo durante el resto de la semana," dijo Edward mientras se levantaba y se sentaba en la cama.

Le cogí la mano. "¿Todavía te pitan?"

Asintió, haciendo una mueca.

"Bella, te costará muchísimo trabajar con la escayola. Realmente deberías escuchar a Edward," dijo Alice.

"Estoy segura de que al final me rendiré," suspiré. "Solamente dejadme agarrarme a mi cabezota dignidad durante algunas horas más."

Alice y Rosalie se rieron mientras Edward sonreía. Rose estaba comprobando mi puerta.

"¿La han roto?" pregunté.

"No. Estaba comprobando tu cerradura. Mañana voy a comprarte una de verdad. Emmett puede forzar esta," explicó Rosalie.

"Nunca antes había cerrado mi puerta con llave," me reí por lo bajo. "Supongo que hay una primera vez para todo. ¿Alguien sabe que les pasó a Emmett y Jasper para hacer esto?"

"No, pero no te preocupes, Bella," dijo Alice. "Rose y yo nos encargaremos de esos dos. Se arrepentirán de haber hecho esto."

"Gracias, chicas," me reí por lo bajo. "No quiero ser maleducada ni nada, pero ¿puede volverme a dormir ahora?"

"¡Claro!" se rió Rose. "Venga, Alice. Vamos a conspirar la humillación de nuestros novios."

"Buenas noches, Bella," dijo Alice mientras me besaba en la frente. Hizo lo mismo con Edward. "Buenas noches, hermanito."

"Buenas noches, Alice," contestó Edward, sonriéndole. "Rose."

"¡Ya nos veremos, Eddie! ¡Bonito pelo, ya que estamos!" dijo Rose desde el pasillo.

Alice apagó la luz y cerró mi puerta.

"Eso ha sido interesante," murmuré, apoyándome contra la almohada. Levanté el brazo y le toqué la oreja a Edward. "¿Cómo va el pitido?"

"Un poco mejor," susurró, apoyando su cabeza en mi estómago.

Le froté la oreja suavemente. "¿Te hiciste daño al caerte?"

"No."

"Eso es bueno. No habría podido llevarte en brazos a urgencias ni aunque no tuviera la escayola."

Se rió suavemente. "Aprecio tu idea."

"Edward, te amo."

"Te amo, Bella."

Jugué con su pelo hasta que estaba segura de que estaba dormido. Entonces cerré los ojos y me dejé caer en la oscuridad.

Espero que os haya gustado, sé que no pasa mucho, aparte de la broma de Emmett.

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