sábado, 28 de enero de 2012

Encontrarte pero... ¿amarte u odiarte?


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14.- ¿Noche de ilusiones?

Edward pov

Abrí los ojos, convencido que estaba en el infierno, el cuerpo me dolía como la madre, apenas lograba mantenerme despierto. No lograba enfocar nada. La gente a mi alrededor gritaba ordenes, veía todo en cámara rápida, las imágenes era surreales.

Mi mente vago a tiempos mejores. Tiempo donde solo éramos Bella y yo, desnudos en una cama, en la arena, en la playa, en la tina, la regadera, las escaleras del instituto, la dirección, el baño del restaurante, cada lugar donde la hice mía…

La veo vestida de blanco, ¿cliché? sí, pero no había nada más hermoso, confirme que era un Ángel. Caminaba hacia mi sonriendo, con la sortija de diamantes de mi madre me dejara. Ese que nunca le dí, pero que siempre quise. Su rostro iluminado por las velas del lugar era lo más hermoso. Su cuerpo, delgado en otro tiempo, era adornado por las primeras muestras de la presencia de nuestro hijo, su vientre redondo era hermoso, como ella…

Sus gritos mientras daba a luz, eran desgarradores, me odie por hacerla pasar ese rato. El llanto de un bebe me dejo idiotizado. Su mirada de felicidad me contagiaba. La bese con toda la ternura que pude reunir, mientras abrazaba a mi bebe. Tan hermoso como ella…

En cuanto lo vi supe que se caería y lo hizo, su primera caída en bicicleta sin llantas de entrenamiento. No lloro, se molesto, se monto y lo intento de nuevo, era tan terco como su madre, con apenas cuatro años, mostraba una madurez increíble, Bella salió de la casa, embarazada como estaba se movía lentamente. Tan hermosa como siempre…

Es año de graduación, Edward Jr, por fin sale de la facultad de Medicina, Isabella Jr., termina al instituto. Mi esposa hermosa como siempre, se roba las miradas de los adolecentes y los padres de los adolecentes. Mis celos no mejoran con los años, partiré un par de caras antes que el día termine. Me mira adivinando mis pensamientos. Su mano recorre mi brazo. Esa noche será mía como cada una desde que nos casamos…

No puedo creer esto, los años han sido buenos, por fin mi hija llega a su boda, Bella a mi lado, manteniendo a raya sus emociones, la vena de rebeldía ha sucumbido con el paso de los años. De esas buenas épocas solo sus tatuajes quedan. Me ha hecho feliz todo este tiempo. Cuanto la amo…

El primer nieto, mi hijo sí que se mueve rápido, apenas se caso su hermana, espero que mi hija tarde un poco más, aunque para ser honestos es lo mismo que Bella a esa edad, los quebraderos de cabeza fueron mínimos. Mi esposa recordaba sus tiempos de joven. Las reglas eran justo lo que debían ser, para los nietos aplicaba igual. El primero y los cuatro que le siguieron…

Los años no pasan en vano, la boda del último nieto, el más chico ahora es un hombre, tan parecido a mí que sorprende. Bella una vez más se controla, mi chica ideal, su cabello en otro tiempo chocolate ahora es casi gris en su totalidad. Sus ojos no pierden ese brillo, más de cincuenta años juntos y la amo como el primer día, quizá más…

La muerte es apacible, vivir difícil, doloroso, sin ella nada vale la pena, pero esta maldita vida no termina, me duermo suplicando no despertar, pero sigo haciéndolo…

Un dolor me atraviesa el pecho. Es mi hora. La veo a lo lejos, casi puedo escucharla hablar...

Luego y gracias a Dios, oscuridad absoluta.

-Edward ¿puedes escucharme?- una voz, suave, de mujer, la conozco, o eso creo.

-déjalo, necesita descansar, ya despertara- otra voz familia. Jasper. Mi mente se aclara. O al menos una parte de ella.

-huevón, no quiere despertar para no hacer el papeleo- Eleazar, le partiré el culo en cuanto me acuerde porque.

-¿Cómo sigue?- Carlisle.

-no ha despertado pero creo que no le falta mucho, ¿Cómo esta Isa?- Bella, mi Bella, ¿Dónde está ella?

Entonces lo recuerdo todo, no mis locos desvaríos, los momentos antes de entregarme a ellos. El cerdo tocándola, los golpes, la salida de la casa, la maldita perra loca de Tanya disparando contra ella, yo saltando frente a su cuerpo, el dolor de la bala en mi pecho. Kate tratando de detener la sangre. La mujer que amo tumbada junto a mí. Sangrando, aferrándose a mi mano, diciendo algo “Roberto, cuida a Roberto, es tu hijo

-¿Dónde esta Bella?- dije incorporándome de golpe, carajo dolía. Me deje caer de nuevo.

-Edward, por fin despertaste, ¿Cómo te sientes?-

-Alice te quiero con toda el alma, pero si no me dices donde y como esta Bella, te disparo… en cuanto pueda- agregue mientras sonreía.

-cuando saltaste sobre ella, la bala te atravesó enterrándose en su pecho, por la cercanía y el hecho de que te toco en un sitio suave, Alice disparo pero la tipa se adelanto-

-¿Dónde está?- pregunte. Con el miedo en mi interior. Creciendo, devorándome como una bestia que no encuentra saciedad.

-en cirugía-

-¿Cuánto tiempo tiene entonces?-

-casi ocho horas, es de día, lo tuyo fue solo de entrada por salida, la de ella fue grave, quedo muy cerca del corazón, intentan extraer la bala sin detonarla-

-necesito verla, por favor- suplique.

-no está aquí, su equipo se la llevo en cuanto la subieron al helicóptero, lo siento, su ubicación es clasificada, así como la de su padre, no nos dirán nada, ella lo ordeno así antes de empezar la misión- explico Carlisle

-¡¡¡¿Cómo dejaste que se la llevaran?!!!- grite furioso.

No podía perderla de nuevo, no viviría sin ella. Sin mi hijo, tenía un hijo y ya me había perdido mucho de su vida. El dolor era insoportable, ¿Cuál de los dos? Acaso importaba.

-fue decisión de ella y sabes que no me harían caso de todas formas, son leales a ella, además es su superior, sus ordenes se respetan. Emmet digo que se encargaría de todo-

-¿Cómo sabes que sigue en cirugía?-

-Esme, pero no me dirá mas, solo me avisara como sale, después de eso no habrá más contacto, no eres el único que ha perdido a alguien-

Respondió con una tristeza que no le conocía.

Me quede mirando el techo. La había perdido de nuevo. Sin decirle la verdad. Sin que supiera que la amaba. Que… La encontraría, aunque me tomara toda la vida. Mi división no haría otra cosa más que buscarla.

Seis meses después seguía buscando, mi gente de confianza la rastreaba o al menos lo intentaba, Carmen no me daba información, por más que Jasper la encontraba a cada rato.

-¿puedo saber porque me sigues buscando?- pregunto apenas cruce el umbral de mi departamento. Me quede congelado, ella, de pie frente a mí, tan perfecta como siempre.

Bella pov

Vi como caía sobre mí, su sangre se mezclaba con la mía cubriéndola, otra bala, podía recordar el ardor y el dolor, Carlisle lo movió, tome su mano, Kate intentaba detener la sangre que salía de su cuerpo, aun no se daba cuenta de mi herida, deje que lo atendieran tenía más posibilidades que yo. No soportaría vivir en un mundo donde no estuviera él.

-Roberto, cuida a Roberto, es tu hijo- logre decirle cuando abrió los ojos, entonces Kate me miro y vio mi situación. Un helicóptero aterrizo en plena calle, me montaron en él, dejando a Edward en el patio, la oscuridad me envuelve.

-Edward, Edward- lo llame.

-Isa, ¿Cómo estás?- el rostro de Jacob, no era a quien esperaba, nunca lo era.

-¿Dónde está Edward y Roberto?- pregunte añadiendo a mi hijo cuando su rostro cambio. Lo lastimaba, pero no podía amarlo, nunca podría amar a otro hombre.

-Edward fue llevado a otro hospital, te sacamos tal como ordenaste si algo salía mal, tu hijo, Rosalie, René y Charlie van rumbo al sitio de encuentro, lo último que supe fue que solo lo atravesó, está bien. Tardara un poco en la recuperación pero estará bien- respondió Esme.

-¿Qué paso? Recuerdo a la mujer disparando y a él interponiéndose-

-sí, de hecho la bala salió y se clavo en ti, eres un imán para las balas, otra vez quedo cerca de tu corazón, en pleno centro, no te preocupes, no te quedo cicatriz esta vez, el calibre era pequeño, tuviste suerte, detono apenas la sacaron-

¿Suerte? había dejado atrás al único hombre que amo. ¿Suerte? lo perdí de nuevo, tirada junto a él supe que le perdonaría todo, lo de esa mujer incluido, lo que fuera. Lo amaba.

Y la realidad me golpeo como mazo. Éramos asesinos, jamás podríamos estar juntos. La vida de nuestro hijo era más importante que el dolor que saber esto con certeza me causaba. Lo dejaría ahora yo, no por gusto, porque era lo que se debía hacer.

Me tomo dos meses regresar a trabajar, me quede cuatro meses más dirigiendo desde la casa en que estaba, mientras Emmet acompañaba a Rosalie en su último trimestre de embarazo, mi amiga no pasaría sola esa etapa. No temería como lo hice yo. Por fin supe que me buscaba, que tenía a todos buscándome. Localice su dirección. Entrar a su casa fue cosa de niños, segura, lo que se dice segura, no era.

-¿puedo saber porque me sigues molestando?- pregunte en cuanto cruzo la puerta. Verlo asombrado y feliz me desarmo…


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