martes, 3 de enero de 2012

LLC. Capitulo 12: Questions&Answers


Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La autora solo jugó con ellos creandoles una vida paralela y las traductoras: traduciendo esa vida xD Jajaja...
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Questions&Answers

“¡Lo he resuelto correctamente!” cantó Bella. “Ahora puedo hacer una pregunta.”

Para ayudar a Bella a que se concentrase, había hecho un trato con ella. Si resolvía el problema sin ayuda y tenía la respuesta correcta, podía hacer una pregunta y yo la respondería. Si necesitaba ayuda o lo tenía mal, yo hacía la pregunta. Estaba empezando a preocuparme sobre el trato ya que tuvo el primero correcto.

“Ok, Bella,” contesté. “¿Cuál es tu pregunta?”

Me miró fijamente durante un momento, dándose golpecitos con el bolígrafo en los labios. Sonrió alegremente y sus ojos marrones se abrieron mucho. “Dime algo que hayas hecho que nadie en tu familia sepa.”

Sacudí la cabeza. Sólo a Bella se le ocurriría una pregunta como esa. “Bella.”

“¡Edward! ¡Dijiste cualquier pregunta y estuviste de acuerdo en que las contestaríamos!”

“¡Bien!” suspiré. “Hice novillos en el instituto el día de un examen y pasé el tiempo en la playa. Le dije al profesor que mi abuela estaba muy enferma para poder hacer un examen de recuperación.”

“¿Primavera, otoño o invierno?”

“Eso son dos preguntas.”

“Por favor,” dijo, agitando las pestañas y soltando una risita.

Sacudí la cabeza, pero fui incapaz de detener la sonrisa de extenderse por mi cara. “Primavera.”

“A mí me gusta el invierno. No hay multitudes. Y da la sensación de que el viento te cogerá y te llevará volando como a una cometa en cualquier momento.”

“Siguiente problema,” dije, señalando su libro.

Pensé en su respuesta mientras ella trabajaba en encontrar una solución. ¿Quién elige invierno para la playa? ¿Quién tiene una razón tan maravillosa para eso? Bella claramente estaba resultando ser una de las personas más interesantes que alguna vez he conocido.

Después de algunos minutos, me pasó su libreta. “Lo siento, Bella. Dos partes de la solución son incorrectas. Vamos a encontrar tus errores y entonces haré mi pregunta.”

Después de que ayudara a Bella a encontrar sus errores, me miró con cautela. “De acuerdo, Tutor-Boy. ¿Cuál es tu primera pregunta?”

Le sonreí, viendo como se mordía el labio con nerviosismo. “¿Cuál es tu flor favorita?”

“No tengo una. La verdad es que no sé mucho sobre flores.”

“¿Nunca has recibido flores como regalo?”

“No. ¡Y eso han sido dos preguntas!” bromeó, levantando el correspondiente número de dedos.

“¡Vuelta al trabajo!” me reí por lo bajo, dándole un toque con el hombro.

Me miró por debajo de sus pestañas y tuve que tomarme un momento para respirar. Claramente era una mujer preciosa.

La vi forcejeando con el siguiente problema. Sus cejas se arrugaron con su agitación. Sus ojos marrones se oscurecieron con su frustración. Su cara era tan expresiva. Finalmente suspiró y me miró con la expresión más suplicante.

“Necesito ayuda,” declaró.

Asentí y empecé a desmontarle el problema. Escuchó atentamente, sólo interrumpiendo si necesitaba que le explicase algo otra vez. Era inteligente, pero por alguna razón, las matemáticas la confundían de verdad. Quizás era porque las matemáticas eran una asignatura lógica. No cabe ninguna interpretación y Bella era un ser muy intuitivo.

Cuando acabamos la solución, me preparé para la siguiente pregunta. “¿Cuántos años tenías cuando tuviste tu primer beso?”

Los ojos de Bella se abrieron mucho con sorpresa y un poco de miedo, quizás. Su nariz se arrugó y sacudió la cabeza lentamente. “Te dejaré hacer dos preguntas si no me haces contestar esa.”

¡Ahora sí que sentía curiosidad! Tenía que averiguarlo. “¡No! El trato era que teníamos que contestar la pregunta fuera la que fuera. Esta era tu idea, Bella.”

Cogió su almohada y hundió su cabeza en ella. Apenas podía oír sus murmullos amortiguados mientras se quejaba de las reglas.

“¡Venga, Bella!” la persuadí, tirando de su almohada. “Tu respuesta no puede ser tan horrible.”

Subió y bajó la cabeza rápidamente mientras todavía la hundía firmemente en la almohada.

“¡Bel-la!” susurré mientras le daba un empujoncito en el lado.

Se retorció y soltó una risita. ¡Bien! Tenía cosquillas. Me puse de rodillas y empecé a hacerle cosquillas fervientemente. Se retorció hasta que estaba sobre su espalda, riéndose hasta el punto de llorar.

“¿Prometes responder?”

Asintió con la cabeza mientras las lágrimas caían por sus rojizas mejillas. La solté y jadeó para recuperar la respiración.

“¡Tramposo!” se rió por lo bajo.

“Nunca dije que jugaría limpio.”

Se incorporó, tirando de su camiseta mientras soltaba las últimas risitas. “¿Cuál era la pregunta?”

“¿Cuántos años tenías cuando tuviste tu primer beso?”

“¿Y estás seguro de que quieres saberlo?”

Asentí con la cabeza. Suspiró fuertemente, pero siguió mirándome.

“Veinte.” Se sonrojó profundamente mientras seguía mirándome.

“¿Por qué se sonrojaba? ¿Qué es lo que me estaba perdiendo? ¿Estaba avergonzada de que su primer beso hubiera sido tan recientemente y no cuando era más joven? Dijo que había cumplido veinte en septiembre por lo que tenía que haber pasado en los últimos tres meses.

La miré. Estaba trabajando en el siguiente problema, pero seguía echándome ojeadas. ¿Qué es lo que me estaba perdiendo? ¡Esto era tan exasperante! Ahora sería un momento excelente para tener un súper poder, ¡como leer mentes!

De acuerdo. Veamos esto de nuevo. Bella tiene veinte años y su cumpleaños fue hace tres meses. Bella no sale con nadie. Bella ha tenido recientemente su primer beso. ¡OH! Me di una palmada en la frente al darme cuenta de cual podría ser la respuesta. Bella saltó con el sonido y casi se cae de la cama. La cogí en el último segundo.

“Gracias,” murmuró.

Creo que sospechaba que lo había averiguado. Por mucho que quisiera que Bella aprobara esta clase, quería que tuviera mal este problema o pidiera mi ayuda. Necesitaba hacer mi pregunta. Acabó su trabajo y me pasó la libreta. Lo tenía bien.

“Buen trabajo,” le dije. “Tu turno.”

“¿Qué es lo que más te gusta hacer para relajarte?”

“Si hace sol, me gusta tumbarme al sol en nuestro jardín trasero. Si no, toco el piano.”

“A mí también me gusta eso. Me refiero a la parte del sol. ¡No sé lo del piano!” Bella empezó su siguiente problema y yo me senté en silencio, esperando que acabase.

Mi mente todavía estaba en su primer beso. Si Alice le había hecho malgastarlo en un reto... pero Bella no se negó al reto. Quizás eso significaba que quería entregarme su primer beso. Eso probablemente eran ilusiones por mi parte. Salí de mis pensamientos cuando Bella me dio un golpe en el brazo con su libreta.

“Despierta, Tutor-boy.”

Le sonreí avergonzadamente. Cogí su libreta y la miré. Tenía una pequeña parte de la solución mal.

“Bella, esta línea de aquí tiene un error. Míralo atentamente y dime si lo ves.”

Comprobó su solución atentamente. Podía decir cuando se dio cuenta.

“Es bajar este otra vez. Eso parece pasarme mucho.”

“En tu examen el viernes, necesitas comprobar cada solución lentamente antes de pasar al siguiente problema. Probablemente es una buena idea comprobarlo dos veces.”

Asintió con la cabeza. “Venga. ¿Qué quieres saber ahora?”

“Bella, ¿fue tu primer beso el reto de Alice?”

Su cara decía que sabía que esto estaba viniendo. “No es para tanto,” se encogió de hombros.

¿Cómo podía decir eso? ¡Por supuesto que era para tanto! ¡Yo tenía una hermana! Sabía lo que las chicas pensaban sobre besar y primeros besos. Alice casi me vuelve loco esperando su primer beso con Jasper. Tenía millones de situaciones donde quería que pasara. Y un beso requiere dos personas. Yo estaba demasiado impresionado para responder durante el reto. Sonreí cuando me di cuenta de la laguna que tenía eso. ¡Bella no había malgastado su primer beso conmigo! Probablemente me agradecería que resolviera esto por ella.

“Bella, todavía no has tenido tu primer beso.”

Me miró fijamente como si me hubiera vuelto loco. Levanté una mano cuando la vi preparada para decirme lo contrario.

“Un beso requiere dos personas. Yo estaba demasiado impresionado de que Alice hiciera el reto.”

“¡Oh!” dijo Bella, sus hombros hundiéndose.

Quizás me había equivocado. Quizás ella había querido besarme de verdad. Esto me superaba. Por la primera vez en mucho tiempo, deseaba que Alice estuviera conmigo.

“Bella, ¿qué te pone tan triste? Pensé que serían buenas noticias. No malgastaste tu primer beso en un reto.”

“En ningún momento pensé que lo hubiera malgastado,” susurró suavemente.

Ni siquiera estaba seguro de si la había oído correctamente, pero sus mejillas se volvieron rosadas y supe que lo había hecho. ¿Debería? ¿Debería cruzar la pequeña distancia entre nosotros y darle un primer beso de verdad? ¿Querría eso?

“Bella.”

Levantó la mirada y sus ojos marrones estaban tristes. Esa expresión me lo dijo todo. Crucé el espacio, moldeando mis labios contra los suaves suyos. Empezó a moverse conmigo, inclinándose más hacia mí. Lo dejé ir tanto tiempo como me atrevía. No quería asustarla o hacerla sentir incómoda y sinceramente, había estado pensando en hacer esto desde la noche del reto.

Me separé de ella. Bella se quedó ahí sentada, sus ojos todavía cerrados y una pequeña sonrisa en sus preciosos labios.

Me incliné y le susurré en el oído. “Ese ha sido tu primer beso.” Me alejé.

Sus ojos estaban abiertos y clavados en los míos. Ningunos de los dos habló. Bella respiró hondo y cogió su libreta otra vez.

“Bueno,” dijo con una pequeña sonrisa maliciosa. “Pasemos al siguiente problema.”

Dejó que su pelo cayera delante de su libreta, pero vi el rubor de sus mejillas. La dejé esconderse por ahora. Era horrible en matemáticas. Podría hacerle más preguntas. Unos minutos más tarde, Bella me dio su libreta. Estaba sonriendo con orgullo. Parecía bastante segura de que había resuelto este. Lo miré. Lo tenía bien. Le asentí con la cabeza.

“¿Cuál es tu comida favorita?”

“Pizza de queso.”

“Eso es casi la mía. La pizza es mi favorita, pero tiene que ser de salchicha y piña.”

“¿Qué?” me reí por lo bajo.

“¡Está tan buena! ¡Mi madre y yo las pedíamos todo el tiempo! Emmett nunca se molestó en probar un bocado, pero sé que le encantaría si solamente me escuchara.”

Bella gritó y saltó al otro lado de la cama, cogiendo el teléfono inalámbrico que le había comprado. La vi marcar un número rápidamente.

“¿Eric? Soy Bella. ¡Sí! ¿Cuándo puedes llegar aquí? ¡Perfecto! ¡Asegúrate de que el conductor reparte la propina contigo!” Colgó el teléfono y me sonrió malignamente.

“Bella, ¿qué acabas de hacer?”

“Nada,” dijo, intentando parecer inocente. “Sólo he pedido la cena.”

“¿Qué has pedido?”

“¡Ya lo verás!”

Cogió su cuaderno y empezó el siguiente problema, haciendo como que no me veía frunciendo el ceño. El timbre sonó cuando ella todavía estaba peleándose con su trabajo. Sonrió alegremente y soltó su cuaderno. Saltó de la cama y bajó las escaleras corriendo, casi tropezándose al final.

La vi desde la puerta de su habitación, agitando la cabeza. Abrió la puerta y la escuché hablar con alguien. Bajé las escaleras para verla cerrando la puerta y sosteniendo una caja de pizza.

“¡Tiempo de descanso!” dijo alegremente, dirigiéndose a la cocina.

La seguí, mirando la caja con cautela. “¿Qué tipo de pizza es esa, Bella?”

“Edward, sólo toma asiento y confía en mí.”

Me senté pero no estaba muy seguro de si confiar en ella. Esto se parecía demasiado al incidente con el Twizzler. “Bella.”

“Edward,” dijo, girándose hacia mí y sonriéndome dulcemente.

Se acercó andando y me miró. Levantó su pequeña mano y la puso con delicadeza sobre mis cejas. “Cierra los ojos y por favor confía en mí.”

Pasó su mano sobre mis ojos, ayudándolos a que se cerraran. La sensación era increíble. Respiré hondo mientras la escuchaba moverse por la cocina.

“Abre la boca,” dijo justo desde mi lado.

Hice lo que me dijo y sentí el calor del trozo de pizza contra mis labios.

“Dale un bocado.”

Lo hice y alejó la pizza. Abrí los ojos y la vi a mi lado, esperando pacientemente que acabara mientras ella mordía el mismo trozo del que me había hecho comer.

Tragué y me miró con expectación. La pizza estaba un poco dulce, pero no estaba mala. Me había imaginado que la combinación de salchicha y piña sería detestable.

Decidí meterme un poco con ella. “¿Cuánto tiempo llevas comiendo eso?” Señalé su trozo.

Me miró cuidadosamente, buscando el mínimo rastro de una sonrisa.

“No diré que es la mejor pizza que alguna vez he probado, pero era aceptable.”

Me sonrió alegremente. “Sabía que te gustaría. ¿Cuántos trozos quieres?”

“Bella, he dicho que estaba bien, pero eso no quiere decir que quiera más ahora mismo.”

Cogió la caja de pizza y la dejó delante de mí, con una mano en su cadera. “Por eso la pedí de la manera que lo hago cuando Em está en casa. La otra mitad es sólo queso.”

Le sonreí ampliamente. “Realmente estás llena de sorpresas.”

“Tengo que mantener a mi tutor bien alimentado,” bromeó mientras se sentaba a mi lado. “Necesito aprobar esta clase.”

“Lo harás,” le aseguré.

Me sonrió, pero podía ver en sus ojos que lo dudaba. “Bueno, ¿qué es lo que de verdad piensas de mi pizza?”

“Está buena, sólo un poco dulce.”

“No te hubiera imaginado como un hombre de simple queso, Edward.”

“Sólo me gustan los ingredientes frescos. Sólo pongo esos cuando hago pizza.”

“Esa es una de las pocas cosas que nunca he intentado. Tendrás que invitarme la próxima vez que hagas una para que puede mirar.”

“Te invitaré, pero tienes que ayudar.”

“Es lo justo.”

La puerta delantera se abrió y la casa se llenó con la risa de Emmett. Entró sacudiendo la cabeza con Rosalie, Alice y Jasper siguiéndole.

“¿Qué es tan divertido?” preguntó Bella, sonriéndole a su hermano.

“Nada,” Emmett se rió por lo bajo. Se acercó más y miró la caja. “¡Bella! ¡De verdad!”

“¡Calla! Es mi cena. No sabía si estarías en casa o no. Te olvidaste de dejar una nota hoy.” La voz de Bella sonaba un poco herida con su última frase.

“Perdón, Squirt,” dijo Emmett, despeinándola. “Iba a llegar tarde al trabajo esta mañana.”

“¿Qué estáis haciendo vosotros dos?” preguntó Alice, sonriéndome.

“Comiendo,” contestó Bella. Levantó su trozo de pizza como prueba. “¿Qué vais a hacer vosotros cuatro?”

“Emmett y Jasper se han desafiado a algún videojuego,” explicó Alice. “Rose y yo hemos venido para hacerte una visita.”

“Parece divertido, pero primero tengo que acabar los deberes,” dijo Bella.

“Después de que acabes ayudando a la Squirt con sus matemáticas, baja y juega con el ganador,” me dijo Emmett. Le asentí.

“¿Cómo te va con matemáticas?” preguntó Jasper.

“Tres bien, dos mal, y uno para el que tuve que pedir ayuda,” declaró Bella tranquilamente. “Tutor-boy aquí dice que soy demasiado rápida para pasar al siguiente problema.”

“Lo eres,” defendí. “A los que dedicas más tiempo son siempre los que tienes bien.”

“No puedo evitar que odio matemáticas y estoy constantemente deseando que ya se hubiera acabado,” suspiró Bella.

“Estoy segura de que eso no durará,” Alice se rió por lo bajo.

“Creo que puedes que tengas razón, Alice,” dijo Rosalie con una sonrisa maliciosa. “Creo que las matemáticas pueden que se conviertan en la nueva asignatura favorita de Bella.”

Bella miró con furia a mi hermana y a Rosalie. Dejó su trozo de pizza en la caja, se sacudió las manos dramáticamente y salió de la habitación, subiendo las escaleras a zancadas.

Me giré hacia Alice. “Eso no ha sido muy amable. Está disgustada de verdad sobre sus clases. He visto sus notas. Si no saca un 8 o más el viernes, suspenderá de verdad. No está exagerando.”

“No nos habíamos dado cuenta,” dijo Alice, frunciendo el ceño.

“Emmett dijo que ella sólo se estaba preocupando demasiado,” añadió Rosalie.

“No lo está,” dije, cruzando los brazos. “Una de las razones por las que está teniendo tantos problemas es porque prácticamente se ha convencido a sí misma de que suspender es inevitable.”

“Iremos a hablar con ella,” dijo Alice animadamente, cogiendo a Rose del brazo. “Venga, Rose.”

Las vi subir las escaleras y suspiré fuertemente. Miré en el salón y vi a Jasper y Emmett inmersos en su desafío. Tiré mi trozo de vuelta en la caja. Ya no tenía hambre. Sabía que mi hermana y Rose no lo decían en serio, pero no podía soportar la idea de Bella disgustada.

Me levanté y me dirigí al piso de arriba. Las chicas estaban sentadas en la cama de Bella hablando en suaves susurros.

Bella levantó la mirada y se sonrojó cuando me vio. “Hey, Tutor-boy. ¿Listo para acabar?”

“Nos vamos para abajo para dejaros trabajar en paz,” dijo Alice, levantando a Rosalie de la cama con ella. “¿Bella?”

Bella sonrió dulcemente a mi hermana. “Estamos bien, Alice. No te preocupes por eso.”

Las chicas dejaron la habitación y me ocupé mi sitio al lado de Bella otra vez. Ya estaba trabajando para acabar el siguiente problema que había empezado antes de que la pizza llegase.

“¿Estás bien de verdad?”

“Sí, no tenían ninguna manera de saberlo. Puedo ver por qué Emmett les diría que me estaba preocupando por nada. ¿Tú crees eso, Edward?”

Le froté el hombro, intentando consolarla. “No, Bella. Pero yo sí que te he visto forcejear para hacer tus deberes. Intenta ser positiva. Sé que será difícil, pero inténtalo por mí, por favor. Puedes hacer esto. Sólo necesitas ir más lenta y comprobar más de una vez tu trabajo.”

“Gracias, Edward,” dijo suavemente.

Trabajamos en silencio para completar todos sus deberes ya que así podría conseguir puntos extra que la ayudasen con su nota media. Llegué a la conclusión de que ya se había estresado lo suficiente esta noche y hacerle una pregunta ahora sólo empeoraría las cosas.

De vez en cuando nos mirábamos y nos reíamos cuando los gritos de guerra de Jasper y Emmett nos llegaban desde el piso de abajo. No mucho después, habíamos acabado. Vi como Bella preparaba su mochila.

“Mañana es jueves. Tienes trabajo, ¿verdad?”

“Sí. El restaurante primero y después el centro comercial. ¿Vas a llamarme otra vez mañana por la noche?”

“Si te gustaría.”

“Sólo si tú quieres.”

“Entonces te llamaré mañana por la noche. ¿A las once otra vez?”

“Sí. ¿Quieres bajar y jugar con Em y Jazz ahora?”

“Por los sonidos que hay, eso puede que sea peligroso para mi salud. Probablemente debería irme a casa. Mañana tengo una clase temprano. ¿Me acompañarías hasta la puerta?”

“Claro,” dijo, sonriendo alegremente.

Bajamos las escaleras. Alice y Rose estaban en una seria conversación mientras miraban una revista juntas. Jasper y Emmett estaban dando golpes con los dedos furiosamente sobre los mandos de la Xbox. Bella empezó a soltar risitas cuando los vio. Nos miraron por un breve segundo y pusieron los ojos en blanco al mismo tiempo.

“Edward se va a casa. Sed educados y decid adiós,” ordenó Bella.

“Adiós, Edward,” dijo Jasper. “¿Todavía vas a venir al gimnasio con nosotros mañana por la tarde?”

“Sí,” contesté. “Mi última clase acaba a las tres y media.”

“Entonces nos veremos en tu casa,” dijo Emmett. “Buenas noches, Edward.”

“Edward, dile a mamá que me voy a quedar a dormir en casa de Rose esta noche,” dijo Alice mientras me sonreía.

“Por supuesto,” me reí por lo bajo.

“Conduce prudentemente,” dijo Rose, sonriéndome ampliamente. “No arruines todo el trabajo que acabo de hacer en ese motor.”

“Lo haré lo mejor que pueda,” contesté.

Levanté la mirada y vi a Bella de pie en la puerta esperando. Le sonreí cuando salía. Ella salió conmigo y cerró la puerta detrás de ella.

“Gracias por hacer todo esto, Edward,” dijo Bella suavemente. “¡Has sido un amigo estupendo para mí y sólo nos conocemos desde hace cinco días!” Soltó unas risitas y le sonreí.

“Es fácil ser buen amigo tuyo, Bella.”

“Yo siento lo mismo contigo.”

La estruendosa risa de Emmett podía ser oída claramente. Bella sonrió.

“Lo mejor es que vuelva ahí antes de que se ponga más alto. A los vecinos no les gustará que acabe haciendo su canción de victoria en el jardín delantero otra vez. Buenas noches, Edward.”

“Buenas noches, Bella.”

La vi girarse y entrar de nuevo en su casa. Sonreí para mi mismo y me dirigí a mi coche. Me deslicé detrás del volante, con muchas ganas de conducir hasta casa. Me encantaba conducir mi coche. Era liberador conducir por las carreteras con velocidad sin nada en mi mente excepto conducir el coche. Pero mientras conducía por la carretera, me di cuenta de que mi mente no estaba en la conducción. Estaba en Bella.

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