miércoles, 11 de enero de 2012

LLC. Capitulo 19: Chicos & Juguetes


Alice y Rose estaban embelesadas con un test del último número de la revista Cosmo de Rose. Los chicos estaban gritando y riendo mientras luchaban en Halo. Emmett me había enseñado como jugar hace algunos meses para que pudiera practicar sus habilidades. Casi era adicto al juego.

Me senté al lado de Edward. Me sonrió y abrió los brazos. Me senté en su regazo y extendí las piernas sobre las suyas, apoyando la cabeza en su pecho. Cerró los brazos y agarró su mando con más fuerza. Su cuerpo entero se movía cada vez que su personaje moría. Finalmente tuvo la oportunidad de matar a Emmett y los dos temblamos con su risa.

"¡Te cogí!" Edward se rió alegremente.

"Eso ha sido un golpe bajo," Emmett se enfurruñó.

"Ha sido una muerte limpia," discutió Jasper. "La verdad es que estoy impresionado. ¿Has estado practicando, Edward?"

Edward se encogió de hombros. "Estaba aburrido hace unas semanas."

Edward me dio un golpecito con el brazo. Levanté la mirada para verle sonriéndome.

"¿Te gustaría jugar?"

"¡Claro!" sonreí malignamente. No había tenido oportunidad de enseñarle a Emmett el nuevo truco que me había auto enseñado.

"¡No vale hacer cambios!" gritó Emmett.

"¿Estás diciendo que tienes miedo de que tu diminuta hermana pequeña puede que te gane?" dije con un tono de burla.

"Creo que acaba de desafiarte," Jasper se rió.

Edward me rodeó la cintura con los brazos y se inclinó más cerca de mí. "Limpia el suelo con él," me susurró al oído. Asentí la cabeza con entusiasmo.

Hice que mi personaje se moviera en círculo por la zona en un amplio arco, cambié la pistola por la escopeta y con disimulo aparecí detrás del personaje de Emmett. Se dio cuenta en el último segundo y se giró. Disparé y le volé la cabeza. Me reí fuertemente mientras Emmett gemía.

"¿Cómo has aparecido detrás de mí?" preguntó Emmett.

"Si te agachas y te acercas en ángulo, tu pantalla no me apunta hasta el último momento," le informé. "De todos modos te he cogido. Soy buenísima con esa escopeta."

"Ah, ¿sí? ¡Demuéstralo!" me desafió Jasper.

"Tú lo has pedido," canté. Escondí mi personaje cerca de unos contenedores y esperé pacientemente.

Unos minutos más tarde, Jasper empezó a irritarse. "¿Dónde demonios estás?"

"Te daré una pista," dije. "Estoy cerca de la posición inicial de este mapa."

El personaje de Jasper se acercó corriendo. Salí de un salto y le disparé. Un gran agujero le apareció en el pecho.

"Hijo de..." empezó Jasper.

"¡Jazz!" advirtió Edward.

"Perdón," Jasper se rió por lo bajo. "Me he dejado llevar. Casi olvido que tenemos una mujer presente. Lo siento, Bella."

"Sin problema," dije. "Aquí tienes, Edward. Quizás sea mejor que juegues tú. Al parecer yo estoy hiriendo a Jasper y Emmett."

Le devolví el mando. Él sólo me sonrió. ¿He mencionado que me encanta su sonrisa?

"¿Por qué no me ayudas?" ofreció Edward. "Tú disparas y yo apunto."

Sonreí por lo dulce que estaba siendo. Para empezar, ¿cuántos chicos me dejarían jugar? Y aquí estaba Edward dispuesto a perder sólo para dejarme unirme a él.

"Eso me gustaría."

Durante la hora siguiente, los cuatro nos reímos y gritamos a la pantalla y a los demás. Los dedos de Edward estaban en contacto constante con los míos mientras compartíamos el mando. Cada vez que nos rozábamos, sentía un poco de shock, como si hubiera electricidad estática. Me pregunté si él también lo sentía. Pero ahora no era el momento de preguntar. ¡Después de todo estábamos en mitad de una guerra alienígena!

"¡Emmie!" le llamó Rosalie, sacándonos de nuestro pequeño mundo. "Estoy cansada. ¿Podemos irnos a casa?"

Me imaginé que Emmett se quejaría o suplicaría para tener unos minutos más. Me sorprendió cuando soltó el mando y se levantó de un salto.

"Claro, Rose. Vamos. ¿Vienes, Squirt?"

Jasper acababa de darme el mando de Emmett. Miré a mi hermano con una gran sonrisa. "Me voy a quedar para matar algunos aliens más."

"¿Tienes clase mañana?" preguntó Emmett, usando su voz paternal.

"No. El de matemáticas era mi último examen," contesté.

"Entonces vale. Sólo me aseguraba. Tengo cuidar de ti," dijo Emmett.

"Lo sé. ¡También te quiero por eso!" me levanté de Edward y fui hasta mi hermano, dándole un gran abrazo. Le besé en la mejilla. Entonces agarré a Rose y le hice lo mismo a ella. Estaba un poco sorprendida, pero parecía feliz por eso.

Volví a Edward y me coloqué justo donde había estado antes. Era muy cómodo tumbarse sobre él de esa manera. Apenas escuché a Emmett y Rosalie diciendo adiós a los demás. Estaba concentrada en encontrar al personaje de Edward.

"No seas muy dura conmigo, por favor," suplicó Edward.

"No puedo tener favoritismos," bromeé. "No sería justo para Jazz."

"Bella, te adoro," dijo Alice soltando risitas mientras se sentaba entre nosotros y Jasper.

"¿Has oído eso, Edward? ¡Soy adorada!" bromeé.

Se inclinó un poco y respiró junto a mi oído. "No tienes ni idea."

Tirité, pero no sabía si era por su cercanía o por las palabras que había dicho. Miré la tele para ver que mi personaje acababa de ser asesinado por Edward.

Me giré para mirarle a la cara. "¡Tramposo! ¡Me has distraído!"

"Todo es justo en el amor y en la guerra, Bella," Edward se rió por lo bajo. "Pero aún así lo que te he dicho era verdad."

Sonreí, incapaz de estar molesta con él. "¡Ya veremos, Tutor-Boy!"

"Bella, ya que no tienes clases mañana, ¡deberías quedarte a dormir!" dijo Alice. "Puedes ayudarme a sacar todos los adornos y tenerlos preparados para mañana por la tarde. Edward, ¿a qué hora llegarás de la universidad?"

"Entre las dos y las tres, dependiendo de la dificultad del examen," contestó Edward.

"¡Perfecto!" gritó Alice, botando en el suelo. "Entonces te quedarás a dormir, ¿verdad?"

Miré a Alice. Estaba tan emocionada y no podía desilusionarla. Además, sí que quería quedarme si era honesta conmigo misma. "¡Claro, Alice!"

Me quitó el mando de las manos. "Ya has matado suficientes aliens por esta noche. Ven conmigo y te buscaré un pijama."

"Sí que eres una cosita mandona," refunfuñé mientras me levantaba del regazo de Edward. Jasper y Edward se rieron por lo bajo.

Alice me arrastró por las escaleras hasta su habitación. "No te comportes como si odiaras mis habilidades para mandar," bromeó Alice. "Sabes que hasta ahora he tenido razón."

"Sí," admití. "Hasta ahora has tenido razón. Pero eso no significa que te vaya a dejar hacer lo que quieras."

Alice se rió por lo bajo. "Todavía no, de todos modos."

Le sonreí. Entró corriendo en su armario y salió con un pijama rosa claro. La camiseta era sin mangas y la parte de abajo eran pantalones largos.

"¡Esto debería quedarte perfectamente!"

Entré en su cuarto de baño y me cambié. Me alegraba de haberme duchado antes de venir. El pijama parecía muy bonito. Los pantalones eran de talle bajo y la camiseta ajustada. Hacían que pareciera que tenía curvas. Vi mi pelo. Estaba revuelto, como de costumbre. Abrí la puerta y vi que Alice se había cambiado y estaba sentada en el medio de su cama.

"Alice, ¿me dejas un cepillo y una gomilla?" pregunté. "Me gustaría recogerme el pelo."

"Sólo si me dejas hacer los honores," dijo Alice, sujetando un cepillo y una gomilla.

Sonreí y fui hasta su cama. Me senté en el suelo justo delante de ella.

Alice me desenredó el pelo con delicadeza. "¿Cómo os lleváis tú y Edward?"

"Muy bien," dije alegremente. "Es muy fácil hablar con él y me encanta que me siga el juego con mi sentido del humor."

"¿Te ha besado otra vez?"

Asentí. "Esta mañana y esta tarde."

Alice gritó. "¡Estoy tan feliz por esto, Bella! Sois perfectos el uno para el otro."

"¿De verdad crees eso?" pregunté.

Alice me tiró un poco del pelo y me giró la cabeza hacia ella. "Bella, eres todo lo que mi hermano hubiera pedido si hubiera sabido lo que quería."

"¡Gracias, Alice!" dije con una gran sonrisa.

"¡Sin problema!" Alice se rió por lo bajo. Me puso la cabeza recta otra vez y siguió trabajando en mi pelo. "Entonces, ¿debería molestarme esta noche es ponerte en la habitación de invitados?"

"No me gustaría meter a Edward en problemas con tus padres."

"No te preocupes por nuestro padres. Confían en que Edward y yo somos responsables. Sólo te puse en la habitación de invitados porque no sabía cuánto te gustaba Edward."

"Me gusta muchísimo," dije sin pensar.

"¿Muchísimo, eh?" preguntó Alice, con una sonrisa maligna en la cara. "¿Cuánto es muchísimo?"

"Si te lo digo, no puedes decírselo. No creo que todavía sienta lo mismo, y no querría hacer que se sientiera incómodo. Me ha contado lo de esa novia que tuvo," contesté.

"¿Te ha hablado de ella?" preguntó Alice impresionada.

Asentí con la cabeza. "Cuando hablamos por teléfono el martes pasado. ¿Sabes que me compró un teléfono inalámbrico para que pudiera hablar con él desde mi habitación?"

"Conocía esa parte. Después de todo yo elegí el teléfono. Pero Bella, que haya confiado en ti de esa manera..." Alice sacudió la cabeza. "No creo que necesites preocuparte por que no sienta lo mismo."

"Bueno... no estoy completamente segura ya que nunca antes me he sentido así, pero... creo que le quiero."

"Entonces empecemos por ahí, y veamos lo que podemos averiguar. ¿Cómo te sientes cuándo estás con él?"

"Tranquila y cómoda. Completa. Es como si me faltara algo, pero no sabía lo que era hasta después de que le conociese."

"¿Y cuándo estáis separados?"

"Nerviosa y... ansiosa. No me gusta. Pero entonces me siento tonta porque le conozco desde hace muy poco tiempo."

"El tiempo no importa cuando el amor verdadero está de por medio. Hacía una hora que conocía a Jazz cuando le dije que le había estado esperando."

Me giré para verla mejor. "¿Y el qué dijo?"

"Se disculpó y me besó en la mano." Los ojos de Alice tenían una expresión soñadora.

"¡Guau!" fue mi brillante respuesta.

Alice volvió a ponerme la cabeza recta y siguió con mi pelo. "Por lo que tardar una semana en descubrir que quieres a mi hermano, es prácticamente una vida. ¡Ahí tienes!"

Extendí una mano por mi espalda y sentí una larga y apretada trenza. "¡Gracias, Alice!"

"De nada, Bella," dijo Alice. "Realmente quiero que seamos amigas."

"Lo somos, Alice," contesté, abrazándola fuertemente. "Todavía no vas a conseguir que me gusten las compras, pero sin ninguna duda eres mi amiga."

"¡Knock, knock!" dijo Jasper mientras entraba en la habitación.

"¿Has acabado de salvar el mundo?" bromeó Alice.

"Por un día más," bromeó Jasper, cogiéndola entre sus brazos. "Edward quería irse a la cama. Tiene que levantarse temprano para su examen."

Le sonreí y besé a Alice en la mejilla. "Buenas noches, chicos."

"Buenas noches, Bella," dijo Jasper.

"¡Buenas noches!" cantó Alice.

Cerré la puerta y me dirigí a la tercera planta. La puerta de Edward estaba entreabierta. Me asomé y vi a Edward de pie cerca de su equipo de música. Llevaba unos pantalones de franela y una camiseta ajustada. Era precioso. Sé que ese es un término que normalmente no usarías para un chico, o un hombre en este caso, pero lo era de verdad. Todo sobre él era perfecto.

Llamé a la puerta con un dedo mientras la abría. "Hey."

Edward sonrió y se acercó. Me dio un fuerte abrazo y cerró la puerta. "Me estaba preguntando si Alice te liberaría algún día." Me cogió de la mano y me guió hasta la cama. Me ayudó a que me subiera y se tumbo a mi lado, sujetándome contra su pecho.

Suspiré, sintiéndome completamente segura. "Tienes tu examen final mañana. ¿Debería quedarme en la habitación de invitados para que puedas estar más cómodo?"

"Estoy tan cómodo como me era posible esperar. Por favor, quédate."

Me acurruqué más contra él, abrazando el brazo que estaba a mi alrededor. "Vale. Pero en algún momento tendremos que movernos para meternos debajo de las mantas."

Edward se rió por lo bajo. "Se me había olvidado eso."

Me ayudó a levantarme y a que me bajara de la cama. Le observé mientras tiraba los cojines en su sofá, preguntándome si era él el que había arreglado tan bien la cama. Me imaginé que probablemente sí que lo había hecho y que su madre le había enseñado. Destapó la cama, y colocó algunas almohadas.

Se giró hacia mí y sonrió. "¿Lista?"

Me subí de un salto en la cama y me puse en un lado. Edward se subió y nos tapó con las mantas. Esta vez estábamos uno frente al otro, con las cabezas apoyadas en las almohadas.

Le susurré, "Edward, hoy me lo he pasado muy bien contigo y con tu familia. Tus padres me gustan mucho."

"Tú también les gustas," me susurró. Era como nuestra pequeña conversación secreta. ¡Me encantaba!

"¿Estás nervioso por tu examen de mañana?"

"No."

"Yo lo estaría si estuviera en tu lugar."

"No soy capaz de preocuparme en este momento. Estoy demasiado distraído por la preciosa mujer en mi cama."

Me sonrojé y le sonreí. Levantó una mano y me acarició la mejilla.

"¿Por qué te sonrojas cada vez que te digo que eres preciosa?"

Me encogí de hombros, intentando no mostrarle lo mucho que me importaba. "Aparte de Emmett y mis padres, nunca nadie me había dicho eso antes."

"Entonces estaban ciegos," susurró Edward. Me acercó a él, apoyando su mano en mi espalda. Sus ojos esmeraldas vagaron por mi cara como si estuviera intentando grabársela en la memoria. "Eres la mujer más preciosa que he visto en mi vida."

Solté una risita. No pude evitarlo. "¡Tienes a Alice por hermana y a Rosalie de amiga y esperas que me crea eso!"

"Sí. Es la verdad."

"¿Estás seguro de que no te has dado un golpe en la cabeza? No creo que muchos estarían de acuerdo contigo."

"¿Importa si alguien más está de acuerdo? Si eres preciosa para mí y esa es mi verdad, ¿te importa lo que digan otros? Además, sabes que Mike la Mosca te considera preciosa. Por eso te persigue tanto."

"Hmm... ¿Por dónde empezar? Bueno, por lo que a Mike respecta, la belleza no es un gran factor. A él le gusta la persecución. Si consiguiera meterme en su cama, ya estaría hecho. Misión cumplida. Y la primera parte de tu discurso, supongo que no importa. Es sólo que no estoy acostumbrada a eso."

"Tendré que cambiar eso. Tendré que encontrar maneras de decirte lo preciosa que eres."

"Puede que sea capaz de acostumbrarme a eso," bromeé, besándole en la punta de la nariz.

"¿Puedo preguntarte algo?"

"Claro."

"¿Alguna vez has... estado con alguien?" Por como se estaba sonrojando, supe lo que me estaba preguntando.

"No. Ya te he dicho que nunca he tenido novio."

"Eso no es siempre exclusivo hoy en día."

"Para mí, lo es."

"Para mí también. Yo tampoco lo he hecho."

"¿De verdad?" pregunté, apoyando la cabeza en un brazo. "Es sólo que... ¡guau! Supongo que pensaba que, con tu apariencia y personalidad, hubieras podido tener cualquier chica que quisieras."

"Eres la única chica en la que he pensado de esa manera." Se mordió el labio y estaba tan adorable. "Bella, quiero contarte algo, pero me preocupa que te haga cambiar de opinión sobre estar conmigo."

"Eso nunca podría pasar," le aseguré, poniendo una mano contra su mejilla.

"Bella, te quiero."

Dejé escapar un grito apagado y le miré fijamente. Sus ojos verdes cambiaban continuamente, de miedo a esperanza.

"Edward, yo..."

"No tienes que decir nada."

"¡Pero quiero! ¡Yo también te quiero! No quería decir nada porque creía que pensarías que era demasiado pronto."

"¿De verdad?" preguntó, con una sonrisa de oreja a oreja.

Asentí con la cabeza, devolviéndole la sonrisa. Por dentro, tenía miedo. Había dicho que me quería, pero ¿lo decía de la misma manera que yo? ¿Cómo podía esto ser amor tan pronto? ¿Qué otra cosa podía ser si no era amor?

Me puso encima de él y me besó profundamente. Su cariñoso beso me dio las respuestas. Sí que se sentía como yo. No importaba si pasaba rápidamente o tardaba meses. Hubiera tenido el mismo resultado. Y mientras lo decía mentalmente, mi corazón confirmaba que lo creía de verdad. Quería a Edward y él me quería a mí. Supongo que podrías decir que fue mi pequeña epifanía.

Hundí los dedos una y otra vez en su pelo, me encantaba como sentirlo entre mis dedos. Finalmente tuvimos que parar para respirar. Apoyé la cabeza contra su pecho y le rodeé con los brazos tan fuerte como pude. Empezó a tararear algo suave y tranquilo, pero estaba dormida antes de que pudiera preguntarle que era.

No hay comentarios:

Publicar un comentario