Aparqué en la calle de Bella para que pudiera ducharse y cambiarse antes de la cena. Había estado muy ocupada trabajando. La había visto hablar con sus clientes y salir y entrar de la cocina. Se le daba muy bien su trabajo, a pesar de su torpeza.
También había pillado a Mike mirándola demasiado. La expresión de su cara me decía que no estaba pensando cosas buenas sobre mi Bella. Tendría que arreglar eso por ella. No podía decidir si sólo estaba enfadado por que no la dejaba sola o si era algo más. Pero si era algo más, ¿qué era ese sentimiento? ¿Uno protector? ¿Uno posesivo? ¿Celos? Sólo tenía que ser enfado, ¿verdad?
Bella estaba fuera del coche, inclinándose para mirarme. “¡La Tierra a Edward!”
Di una sacudida y la miré, sonrojándome un poco. “Perdón, ¿qué?”
“¿Vas a entrar?” soltó unas risitas.
“Claro,” contesté. Me bajé del coche y lo rodeé para llegar a su lado. Me cogió de la mano y nos dirigimos a su casa.
“¡Em!” gritó en la dirección de las escaleras.
Cuando no hubo respuesta, entró en la cocina. Había una nota en la mesa.
Bella la leyó y dijo, “Se han ido temprano. De acuerdo con esta nota, Alice y Rose tenían que discutir cosas súper secretas de chicas.”
“Interesante,” observé.
No había manera de decir lo que mi hermana estaba tramando. Y que Rosalie también estuviera metida en eso lo haría mucho peor. Fácilmente podrían haber sido hermanas que habían sido criadas juntas, en vez de amigas que sólo se conocen desde hace algo más de un año.
“Puedes escuchar música en mi habitación mientras me ducho, o quedarte aquí abajo y ver la televisión,” ofreció Bella.
“Preferiría escuchar música, si no te importa,” dije.
Asintió con la cabeza. Seguí a Bella hasta su habitación y fui hacia su pequeño reproductor de música, encendiéndolo. La canción que Bella había estado practicando empezó a sonar. Bella era mucho mejor de lo que me había dado cuenta. El tempo y la voz eran casi perfectos. Escuché un tarareo y me giré para ver que venía de Bella. Estaba moviendo un poco las caderas mientras buscaba algo en su armario. De tararear pasó a cantar de verdad mientras la canción continuaba. La observé en silencio, no queriendo que parase.
“Cause every time you hold me in your arms. I’m comfortable enough to feel your warmth,” cantó Bella. Cerró un cajón y se giró, finalmente recordando que yo estaba en la habitación. Una sonrisa tímida le apareció en la cara a la vez que una preciosa tonalidad rosada. “¡Hey!”
“¡Hey a ti!” dije, levantando una ceja.
Bella se sonrojó todavía más y salió corriendo de la habitación. Escuché una puerta cerrarse y agua cayendo. Sonreí para mi mismo. Era absolutamente perfecta y por alguna razón, estaba dispuesta a estar conmigo. Me asombraba que con una palabra, no la habría conocido. Si me hubiera negado a Alice... esa pequeña elección lo hubiera cambiado todo, y no para lo mejor. Con suerte y agradecido eran palabras que correspondían mi humor, pero parecían débiles al mismo tiempo. Sentía como si alguna gran fuerza del mundo me hubiera sonreído y me hubiera otorgado un ángel. Sólo podía esperar que me la mereciera.
Fui hasta el borde de su cama y cogí su guitarra. Nunca antes había tocado una, pero me imaginé que no podía ser tan difícil. Encontré su púa en el suelo e intenté pasarla por las cuerdas. El sonido no era agradable. Dejé la púa y sólo toqué diferentes notas sujetando cuerdas en la parte de arriba y rozándolas en la parte de abajo.
“Es algo bueno que seas tan mono.”
Levanté la cabeza y la vi apoyada contra el marco de la puerta sonriéndome.
“Si no, tendría que volverme a pensar todo esto de ser tu novia después de oírte tocar así.”
Sentí que mis labios se curvaban en la sonrisa que sólo ella y Alice podían sacarme. “¿Tan mal?”
Bella se acercó y se arrodilló delante de mí. Movió mis dedos delicadamente, y los colocó en las posiciones correctas. “Usa tu pulgar y empuja la cuerda hacia abajo y hacia fuera, como si la estuvieras sacudiendo.”
Hice como decía.
“Bien. Ahora mueve tu dedo aquí, a la parte de arriba y sobre la siguiente cuerda y sujétala, después sacude la cuerda de la parte de abajo otra vez. Cambias los dedos en la parte de arriba y sigue sacudiendo la parte de abajo.” (a.n.: nunca he tocado una guitarra, por lo que probablemente esta parte de la traducción está bastante mal, pero es que son términos que no sé usar en este contexto)
Hice lo que decía, y sí que sonó mucho mejor.
“Tienes la idea general, pero dudo que vayas a tocar alguna obra maestra en este bebé por mucho tiempo.” Bella tenía una sonrisa maliciosa en sus perfectos labios y sus ojos marrones brillaban de alegría.
“No he visto ningún libro de letras por aquí,” dije mientras soltaba su instrumento con delicadeza. “¿Cómo estás aprendiendo la canción de tu CD?”
“De oído,” Bella se encogió de hombros.
“Bella, ¿sabes que no muchas personas son capaces de hacer eso?”
“¿De verdad?” se encogió de hombros otra vez. “Siempre se me ha dado bien sacar el ritmo.”
Pasé mi mano por la línea de su mandíbula. “Eres sencillamente asombrosa.”
Se echó un poco hacia delante y yo me moví el resto, besándola profundamente. Mi corazón empezó a latir rápidamente, palpitando en mis oídos. ¿Cómo podía hacerme sentir así? Podía sentir el calor de su sonrojo contra mis propias mejillas. Esperaba que eso significara que ella estaba sintiendo lo mismo.
Se rió por lo bajo cuando nos separamos. “Llegaremos tarde a cenar si no paras eso.”
Le sonreí, sabiendo que tenía razón. Era reacio a parar, pero muy emocionado de saber que podría hacerlo otra vez, ¡y pronto! Me levanté y la ayudé a ponerse de pie. Nos fuimos de su casa y nos dirigimos a la mía.
Entramos por la puerta principal y encontramos a Alice, Jasper, Rosalie y Emmett sentados en el salón y discutiendo sobre algún programa de la tele. Esme estaba obviamente en la cocina por los olores que llenaban la casa. Carlisle no llegaría hasta dentro de otros quince minutos. Mi padre era muy puntual.
“¡Hey, Bella!” dijo Alice, cuando finalmente nos vieron. “¿Cómo te ha ido en el trabajo?”
“Bastante bien,” dijo Bella, dejándose caer en los cojines del sofá y apoyándose contra mi hermana. “He estado muy ocupada y he tenido muy buenas propinas. Más gente está comiendo fuera con la Navidad tan cerca.”
Me senté en el brazo del sofá para poder estar cerca de Bella. Hoy no podía estar lo suficientemente a su lado. Durante un segundo, consideré la posibilidad de que podía estar volviéndome loco. Pero entonces me reí para mi mismo, sabiendo que esto era la sensación de tener a alguien en mi vida después de estar solo durante tanto tiempo. Y no cualquier persona, si no la persona perfecta. Bella era perfecta para mí. Tenía un gran sentido del humor. Era cariñosa y amable y honrada. Y no había un pensamiento en mi mente o en mi corazón de que ella me haría daño.
“¡Hablando de eso!” dijo Alice animadamente. Se giró hacia Emmett. “Tú y Bella os vais a quedar a dormir desde el 23 hasta el 26. Todos vamos a pasar la Navidad juntos, y no quiero oír nada más que ‘Sí, Alice’. ¿Lo cogéis?”
“¡Sí, Alice!” Emmett se rió por lo bajo. “¡Has oído eso, Squirt! Ya tienes otra excusa para meterte en la cama de Eddie.”
“Qué buen hermano mayor eres, Em,” Bella suspiró. Las comisuras de sus labios empezaron a moverse, preparándose para su réplica. “Habría pensado que al menos estabas un poco preocupado por mi virtud, sea lo que sea. Todavía no tengo claro ese concepto. Quiero decir, ni siquiera me has dado el discurso sobre los pájaros y las abejas.”
Todos nos quedamos de piedra. Emmett abrió la boca para decir algo, pero la cerró, sacudiendo la cabeza para ver si eso le ponía en orden los pensamientos.
Los labios de Bella se movieron ligeramente otra vez. “En serio, Em,” dijo, intentando fuertemente esconder su risa. “De todos modos, ¿qué otra cosa hace uno en un dormitorio excepto dormir? Tú y Rosalie sólo estáis durmiendo en tu habitación, ¿verdad?”
Emmett se ahogó con su propia respiración y esa fue la gota que colmó el vaso para Bella. Echó la cabeza para atrás y se rió alegremente, aplaudiendo. El alegre sonido de su risa fue suficiente para que siguiéramos Alice, Jasper, Rosalie y yo.
Emmett tosió con fuerza, intentando aclararse la garganta. Finalmente gruñó y consiguió decir, “Das asco, Bella.”
Bella brincó hasta él y se sentó en su regazo, besándole en la mejilla. “Es sólo porque te quiero, hermano oso. No te preocupes. Mamá me dio el discurso por mi cumpleaños. Por supuesto, las cosas han podido cambiar desde entonces... puede que necesites darme un cursillo de actualización.”
Emmett la empujó de su regazo y cayó de culo. Estaba muy ocupada riéndose para darse cuenta. Una parte de mí estaba intentando con fuerza no reírse de ella y otra parte esperaba que estuviera bien. Emmett no la había empujado con fuerza, pero Bella tiende a ser torpe.
Cuando vi que todavía estaba riéndose, dejé salir mi propia risa. Me extendió las manos y la ayudé a levantarse del suelo. Se limpió las lágrimas de alegría, y ausentemente se frotó una mano por el culo. Miré hacia otro lado, intentando ser un caballero.
“Bella, está clarísimo que te castigaría si creyera que escucharías,” gruñó Emmett.
“Emmett,” dijo Rosalie, despeinándole. “Bella sólo se estaba divirtiendo. No la castigues.”
“¡Bella!” cantó Alice, tirando de ella para que cayera en el sofá. “¡Eres mi nueva mejor amiga! ¡Ahora tengo dos! El doble de diversión... ¡y el doble de compras!”
“¡Edward!” Bella soltó una risita, extendiéndome las manos. “¡Sálvame de Alice!”
Alegremente la cogí y me la eché por encima del hombro. Gritó, pero empezó a reírse todavía más fuerte.
“¡No es justo, Edward!” Alice hizo un mohín.
“Me lo han ordenado,” dije, empujando a Alice contra el sofá con una mano y sujetando el pequeño cuerpo de Bella con la otra.
“Lo mejor es que la bajes.” Emmett se rió por lo bajo. “Es probable que vomite por como se está riendo.”
Bella estaba jadeando entre risas. Me senté al lado de Alice con Bella en mi regazo. Se quitó el pelo de la cara, intentando calmarse. Le froté la espalda, esperando ayudarla. Su cara estaba de una alarmante tonalidad de rojo y había lágrimas cayendo de sus preciosos ojos marrones. Respiró hondo y las limpió, todavía sonriendo.
“¡Dios, Bella!” dijo Emmett con una risita. “¡No te has reído así en años! ¿No fue la última vez cuando papá pensó que tenías una cita?”
Bella asintió, todavía incapaz de hablar. Todavía tenía una espléndida sonrisa en la cara.
“¡Cuéntanoslo!” cantó Alice, botando a mi lado.
“Bella tenía trece años. Nuestra madre le había comprado un vestido nuevo y se las había arreglado para que la Señorita Cabezota se lo pusiera. No hay que olvidar, nuestra madre también la había maquillado y le había puesto unos zapatos que no eran deportivas. Nuestro padre llegó a casa, vio a Bella de pie delante de las escaleras y se puso morado. Empezó a gritarle a nuestra madre, diciendo que Bella era demasiado joven para salir con chicos. Bella se dio cuenta de lo que él estaba pensando y se sentó con fuerza en el último escalón. Se rió hasta que lloró, y después se rió algo más hasta que vomitó encima del vestido nuevo. Nuestra madre dejó los vestidos después de eso.”
“¿Cuántas historias embarazosas de Bella hay?” preguntó Alice, la alegría evidente en sus ojos avellanos.
“Demasiadas,” Bella se rió por lo bajo.
Me alegraba ver que su cara había vuelto a su normal tonalidad pálida. Bella me sonrió antes de apoyarse contra mi hombro. Le acaricié el pelo, feliz de tenerla tan cerca.
La puerta se abrió y entró mi padre, llevando en la mano su abrigo y un maletín. Cuando nos vio a todos juntos, sonrió con orgullo. “¡Qué buen regalo de bienvenida por volver a casa!”
“¡Hey, papi!” dijo Alice mientras bailaba hasta él y le abrazaba. “¿Cuántas vidas has salvado hoy?”
“Las suficientes,” dijo mi padre, besando el pelo de mi hermana. “Por favor, decid que todos os vais a quedar a cenar.”
“¡Por supuesto!” Alice se rió por lo bajo.
“¡Ah!” dijo. “¡Qué tonto por mi parte olvidar que la libertad huye por la puerta cuando estás cerca, mi encantadora hija!”
“¡Gracias, papi!” cantó Alice, besándole en la mejilla. “¡Yo también te quiero, ya que estamos!”
Sacudí la cabeza, riéndome de ella. “Alice, eres imposible.”
“¡Nop!” Alice se rió por lo bajo. “Eso lo seré mañana cuando acabes tu examen final, Edward. Todos vamos a ir a buscar un árbol y después vamos a decorar. Y tendrás que hacer más cosas aparte de tocar villancicos.”
“¡Pequeño duendecillo de las Vacaciones!” Bella se rió por lo bajo.
Todos nos reímos y Alice sonrió con orgullo. Creo que le gustaba su nuevo título.
“¡La cena está lista!” dijo Esme desde la cocina.
Todos nos fuimos al comedor pasando por la cocina. Alice, Jasper, Rosalie y Emmett se sentaron en un lado, Bella y yo en el otro. Mis padres se sentaron en los extremos. Mi madre había hecho su famosa lasaña para cenar.
“¡Huele maravillosamente!” dijo Bella. “¡Muchas gracias, Esme!”
“Ha sido un placer, Bella,” contestó Esme. “Me encanta tener mucha gente para la que cocinar.”
“Y con Emmett aquí, no tienes que preocuparte de que haya sobras,” Bella se rió por lo bajo.
“Ten cuidado, Squirt,” dijo Emmett, entrecerrando los ojos. Pero la sonrisa en su cara dejaba entrever el hecho de que él no estaba molesto de verdad.
“Edward,” me dijo mi padre.
Le miré y le vi sonriéndome. Sabía lo que significaba esa sonrisa. Hoy había hablado con mi madre. ¿Por qué tenía que mencionar esto ahora?
“Hoy he hablado con tu madre.”
Puse los ojos en blanco, al haber averiguado eso por mi cuenta.
“Ella y yo tuvimos una interesante conversación sobre ti.”
“Estoy seguro,” murmuré, empujando la comida a los bordes del plato.
Bella me dio un codazo. La miré y sonrió. No pude evitar devolverle la sonrisa.
“¿Has oído algo del Sr. Reynolds, Edward?” preguntó mi madre.
¡No podía creer la suerte que tenía! ¡Había alejado la conversación de mi padre! “Es domingo, mamá. Todavía no lo estoy esperando. Dijo que sería una semana o más.”
“¿Has pensado más si lo aceptarás o no?” preguntó mi padre.
“Preferiría quedarme en la universidad a tiempo completo. Si tiene prácticas a tiempo parcial, no me opondría a la idea,” contesté.
“Sí, pero la mayoría de tus clases ni siquiera se aplican a un título médico,” presionó.
“Carlisle,” interrumpió mi madre. Dios bendiga su dulce alma. “Edward es capaz de elegir su propio camino. Después de todo, así es como le criamos. Sé paciente, querido. Todavía no lo ha descartado completamente.”
“Bella, ¿qué estudias?” preguntó mi padre.
Le sonrió. “Ahora mismo estoy estudiando literatura. Estoy pensando en sacarme un título de enseñanza, pero también estoy interesada en ser editora. Ese pequeño bolígrafo rojo es tremendamente atrayente.”
“Bella, eres tan rara,” dijo Emmett, poniendo los ojos en blanco.
“¿Y?” preguntó Bella, levantando las cejas. Otra vez nos tenía a todos riéndonos. ¡Era contagiosa!
“Claramente puedes mantener alerta a Edward,” mi padre se rió por lo bajo. (a.n.: para que entendáis lo que ahora va a decir Bella, tenéis que saber que mantener a alguien alerta es ‘to keep sb on his toes’, que traducido literalmente sería algo como ‘mantener a alguien de puntillas’, si no os digo esto no entenderéis lo que viene ahora.)
“Nunca he entendido esa frase,” dijo Bella, inclinándose hacia mi padre. “Cojo la idea general de que es para que una persona sea precavida con otra y tenga cuidado. Pero si una persona está literalmente de puntillas, hay muchas más posibilidades de que se caiga hacia delante y de con la cara en el suelo. ¿No querrías mantener los pies en el suelo para poder quitarte antes de en medio?”
“Ese es un punto de vista bastante interesante,” observó mi padre. “¿Reflexiones sobre esas cosas frecuentemente?”
Bella se encogió de hombros. “Depende de lo que estoy haciendo en ese momento. Cuando trabajo en el centro comercial, no tengo permitido estudiar ni leer por lo que tengo mucho tiempo para la contemplación. Justo esta semana, estaba intentando entender por qué los promotores de centros comerciales creen que fuentes y niños pequeños en una zona para consumir es una buena idea. Tienes el potencial para tantos accidentes en eso.” Bella empezó a contar con los dedos. “Pueden ahogarse, atragantarse con las monedas, caerse, coger una neumonía por haberse mojado. Sin mencionar el malgasto de recursos naturales. Todos deberíamos ser más prudentes con el uso del agua.”
“Si nuestros padres pudieran verte ahora,” Emmett se rió por lo bajo.
“¡Guau!” dijo Alice. “¡Respirando una sola vez, puedes decir casi tanto como yo!”
“Eso es todo un logro,” comentó mi madre, con una pequeña sonrisa.
“¡Ves Alice! La respiración puede ser usada para algo más que el último informe semanal de moda,” bromeé.
Alice me sacó la lengua. “Sólo te estás haciendo el sabelotodo porque tu novia es más lista que tú.”
“Alice, no avergüences a tu hermano mientras comemos,” la reprendió mi madre.
“Tienes razón, mamá,” dijo Alice seriamente. Sabía que estaba fingiendo. “¡Debería avergonzarle en todas partes! Y tú sabes que quieres meterte con él tanto como yo. Lo que pasa es que eres demasiado maternal para hacerlo.”
Mi madre intentó esconder su sonrisa, pero todos la vimos. Alice sonrió alegremente.
“¿No hay algún otro tema más interesante que yo?” pregunté.
“¡Nop!” vino desde Alice, Jasper, Rosalie, Emmett... y mi madre.
“Emmett, querido,” dijo mi madre. “¿Te han hablado Alice y Edward sobre Navidad?”
“Alice nos ha ordenado a Bella y a mí que pasemos las vacaciones aquí,” Emmett se rió por lo bajo.
“¡Bien!” sonrió de oreja a oreja. “¡Tenemos habitaciones de sobra para todos!”
La conversación continuó durante la comida. Cuando todos acabamos, mi padre, Emmett, Jasper y yo limpiamos la mesa y lavamos los platos como mi padre nos había enseñado. Podía oír a Bella hablando y riendo con Alice y Rosalie. Su felicidad me hacía feliz. Era extraño sentir algo tan fuerte por ella, pero era como si ella siempre hubiera formado parte de mí, simplemente estaba en otro sitio durante un tiempo.
“Deja de fantasear con mi hermana y dame ese plato,” dijo Emmett con una sonrisa maliciosa.
Le sonreí con culpabilidad. “Estaba pensando en mi examen final de biología mañana.”
“Claramente estabas pensando en la biología de alguien,” Jasper se rió por lo bajo. “¿Queréis jugar a una ronda de adivinar el humor de Eddie ahora mismo? ¡Apuesto que gano!”
“Bueno, Edward,” dijo mi padre. “He oído que le pediste a Bella que fuera tu novia.”
Me encogí un poco, intentando recordarme a mí mismo que lo decía con buena intención. “Sí.”
“Me gusta. Es una chica muy agradable. Inteligente también,” dijo.
“Sí, la Squirt es bastante especial,” Emmett se rió por lo bajo. “Simplemente mantén eso en mente, Edward. No lo olvides ni durante un segundo o tendré que recordártelo de una manera que no disfrutarás.”
“Lo he cogido,” me reí por lo bajo. “¿Ya ha acabado el número de el hermano mayor que da miedo? Porque me gustaría desafiarte a Halo.”
“¡Las palabras mágicas!” gritó Emmett. “Corre, Edward. ¡Échale ganas! ¡Cuánto antes acabemos, antes podremos patear el culo de los aliens!”
Por eso me encantaba Emmett. Era sencillo y honrado. Lo que estaba pensando era lo que probablemente diría. ¡Y se le distraía fácilmente! No estaba listo para que averiguase cuando me gustaba su hermana. Temía que no lo aprobaría y sabía cuánto valoraba Bella sus pensamientos.
¡Bella! Incluso me gustaba como sonaba su nombre en mi cabeza. Pensé en la suerte que tenía por haberla conocido.
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