Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La autora solo jugó con ellos creandoles una vida paralela y las traductoras: traduciendo esa vida xD Jajaja...
La Novia
POV Bella.
“¡La Tierra a Bella!” me llamó alguien.
Levanté la cabeza y la giré para ver a mi amiga Angela sonriéndome maliciosamente.
“¿Cuántas veces?”
“Sólo tres,” Angela soltó una risita. “¿Qué es lo que te ha llevado tan lejos en la tierra de la fantasía?”
“Emmett va a venir esta noche,” suspiré. “Va a traer a su novia para que la conozca.”
“¡Guau!” dijo Angela impresionada. “¿Ha encontrado una a la que quiere que conozcas?”
“No sólo quiere que la conozca, es que no ha dejado de hablar de ella en un mes,” dije. “Es divertido, porque ha estado hablando de ella y de sus otros amigos desde que los conoció. Pero hace un mes la llevó a una cita y ha estado muy diferente desde entonces. Creo que es posible que la quiera de verdad, Ang. Tengo un poco de miedo.”
“¡Tú no!” dijo Angela con cara de falsa sorpresa. “La valiente Bella Swan no puede tener miedo de una novia.”
“¿Y si quiere casarse con esta chica y mudarse?” dije en voz baja.
Angela me entendía. Sabía por lo que yo había pasado al perder a mis padres. Me dio un abrazo. “¡Bella! Emmett te quiere ante todo. Sólo porque pueda casarse algún día no significa que te dejará atrás. Son tus nervios los que están hablando.”
“Espero que tengas razón,” suspiré, intentando sonreír para ella.
“¡Bella!” me llamó Mike mientras entraba en la cocina.
Suprimí un gemido de irritación y en vez de eso sonreí. “¿Sí?”
“Emmett está aquí. Me ha dicho que pusiera a su grupito en tu sección,” dijo Mike.
“¿Cuántos son?” pregunté.
“Cinco en total,” contestó Mike. “¿Alguna posibilidad de que quieras salir esta noche después de trabajar?”
“No, gracias,” dije, obligándome a ser educada. “Tengo deberes.”
“¿Y un día este fin de semana?” persistió Mike.
“Lo mejor es que vaya a su mesa,” dije rápidamente, cogiendo mi block.
Moví los pies tan rápidamente como podía sin tropezarme. Mike no podía coger la indirecta de que yo no quería más que una informal amistad. De hecho, no lo cogía ni cuando yo lo decía en voz alta. O cuando Angela se lo decía. Me reí recordando ese divertido día de trabajo.
Me dirigí a la mesa. Era fácil ver a mi gran hermano allí sentado. Era el único del restaurante que parecía un luchador profesional. Tenía el brazo alrededor de la silla de una chica guapa y rubia. Ella aparentaba ser casi tan alta como él y parecía pertenecer a la portada de una revista. Supuse que esa sería la novia. A los otros tres no les veía la cara.
“¿Cómo te va, Em?” pregunté mientras me acercaba.
Él se puso de pie y me dio uno de sus abrazos de oso. “Bastante bien, hermanita. ¿Está ajetreada la noche?”
“No,” me reí entre dientes. “Sólo espantando a la mosca que es Mike.”
Emmett se rió mientras me soltaba y se giraba hacia la chica rubia. “Bella, quiero que conozcas a Rosalie.” Ella se levantó. Yo tenía razón, era realmente alta. Definitivamente podía ser modelo. “Rosalie, esta es mi hermana pequeña, Bella.”
“Es un placer conocerte al fin,” dijo Rosalie, dándome la mano. “Emmett habla todo el tiempo de ti.”
Les indiqué con la mano que se sentaran. “Él también habla de ti,” le dije, guiñándole el ojo a mi hermano. “Bueno, Rosalie, ¿qué frase usó contigo?”
“¡Bella!” me advirtió Emmett.
“¡Calla!” le ordené.
Esperé pacientemente a que la novia respondiese. Se sonrojó y sonreí. ¡Bien! Así yo no sería la única.
“Me pidió que le enseñara lo que había debajo de mi capó,” dijo Rosalie tímidamente.
“¿Y eso funcionó?” me quedé boquiabierta, con la incredulidad clara en mi voz.
“Isabella, compórtate,” murmuró Emmett.
“¡Déjala!” ordenó Rosalie. “Tiene derecho a hacer todas las preguntas que quiera.” se giró hacia mí y sonrió. “Él estaba hablando sobre mi descapotable esa vez. Los coches son lo mío.” ¡Bien! Entonces era lista. Emmett necesita a alguien más listo que él para protegerlo de los problemas.
Me reí alegremente y pegué a mi hermano en el hombro. “¡Me gusta! ¡Ella te controla! Y es honrada.” Extendí el brazo y le di la mano a Rosalie otra vez. “Estoy realmente contenta de conocerte, Rosalie.”
“¡Puedes llamarse Rose!” me ofreció.
“De acuerdo Rose, tú puedes llamarme Bella,” contesté.
“Bella,” me llamó Emmett. Me giré hacia él y me señaló a los otros que estaban en la mesa.
“Este es el hermano de Rosalie, Jasper; la novia de Jasper, Alice; y el hermano de Alice, Edward.”
El chico rubio parecía ser tan alto como Rosalie. Podía ver fácilmente el parecido. Emmett decía que Jasper era muy tierno, pero no muy hablador. Alice era muy bajita y tenía el pelo corto y negro. Casi parecía un duende. Estaba sonriéndome alegremente mientras daba saltitos sobre su silla. Emmett me había advertido sobre su júbilo y su afición a ir de compras. El último, Edward, tenía el pelo rojizo con tonos de color bronce y profundos ojos verdes. Parecía aburrido. Emmett me había contado que era tímido, pero que cuando cogía confianza era divertido.
“Es un placer conoceros,” dije. “Emmett habla todo el tiempo de vosotros.”
Jasper extendió la mano y se la di. “Igualmente. Tu hermano está muy orgulloso de ti.”
Me sonrojé como hacía siempre que alguien me hacía un cumplido. “Gracias.”
Alice salió de su silla y se tiró encima de mí para abrazarme. “¡Oh, Bella! ¡Estoy tan feliz de conocerte al fin! ¡Emmett me ha hablado tanto de ti! ¡Tienes que venir de compras conmigo mañana! ¡Quiero saberlo todo sobre ti!”
Me reí entre dientes mientras apartaba al duendecillo de mí. “Gracias, creo. Pero yo no voy de compras. Al menos no para ropa.”
La chica me miraba como si le hubiera pegado una bofetada. Me sentí culpable. Ella era la amiga de mi hermano y estas personas le habían animado tanto durante este último año. Suspiré y puse una mano en su hombro.
“Sólo por esta vez, Alice. Y no más de cuatro horas.”
Ella me cogió otra vez, gritando en mi oído. “¡Nos lo pasaremos muy bien! ¡Te recogeré a las nueve en punto!”
“Pero...” tartamudeé.
“Es mejor aceptar,” dijo el que se llamaba Edward.
Su voz era tranquila y aterciopelada. Le miré con atención y lo vi sonriendo con malicia mientras veía cambiar la expresión de mi cara. Tenía los más asombrosos ojos verdes.
“Um... ¿qué queréis de beber?” pregunté, volviendo la atención rápidamente a mi block.
No podía seguir mirando a esos ojos verdes. Por decir lo mínimo, su mirada era intensa.
“Jazz y yo tomaremos unas cervezas,” dijo Emmett. “Coca-Colas para las chicas y Edward.”
“¿No eres lo suficientemente mayor para beber?” le pregunté con una sonrisa maliciosa. (a.n.: en algunos estados de Estados Unidos, no sé si en todos, no pueden beber alcohol hasta los 21)
“Faltan algunos meses,” contestó Edward, sonriendo. ¡Bien! Sí que tenía sentido del humor.
“¡Oh, Bella!” chilló Alice. “Tienes que venir a la fiesta de cumpleaños que le estoy montando.”
“No me vas a montar una fiesta, Alice,” se quejó Edward, girándose hacia su hermana.
Sonreí, viendo esta pelea de hermanos. Me recordaba a las que Emmett y yo teníamos.
“Por supuesto que sí. ¿O preferirías que le contara a mamá y papá exactamente lo que has estado haciendo últimamente?” amenazó Alice. ¡Me gusta esta chica! Puede ser que se vuelva loca con las compras, pero sabía cómo hacerse con el control.
“Bueno, antes de que vosotros dos decidáis empezar a pelearos en serio, iré a por vuestras bebidas,” dije. Entré en la cocina rápidamente y agarré a Angela. “¡Me gusta la novia!”
Angela empezó a dar saltitos, forzándome a que me uniera a ella. “¡Te lo dije! ¿Quiénes son los otros?”
Señalé rápidamente la mesa con el dedo. “El rubio es el hermano gemelo de Rosalie, Jasper. La chica es su novia, Alice. El chico del final es Edward.”
“Así que Edward está soltero,” bromeó Angela. “Tú también estás soltera, Bella.”
“¡Angela!” me quejé. “Sólo ayúdame con las bebidas.”
Me ayudó a ponerlas todas en la bandeja. Cuidadosamente las llevé a la mesa. Había estado trabajando aquí durante seis meses y no había tenido un accidente en un mes. No quería romper mi buena racha esta noche.
Puse una de las cervezas delante de Emmett y puse la mano en su hombro. “Sólo esta o quiero tus llaves.”
“¡Joder!” gruñó Emmett. “Primero, yo soy el hermano mayor. No necesito que me cuides. Segundo, Edward está a cargo de conducir.”
“Es bueno saberlo,” dije. Me incliné y le besé en la mejilla. “¡Y sí que me necesitas!”
“Siempre, pequeñaja,” dijo, intentando alcanzar mi cabeza.
Apenas pude evitar su gran zarpa. Dejé el resto de las bebidas y saque mi block otra vez.
“¿Qué vais a tomar esta noche?”
“Para mí el filete con puré de patatas,” dijo Emmett, con una gran sonrisa.
“Por supuesto,” me reí, dándole en el hombro. Él siempre pedía lo mismo. “¿Rose?”
“Tomaré la ensalada de pollo,” contestó.
“Para mí la hamburguesa con bacon,” dijo Jasper.
“La misma ensalada que Rose,” dijo alegremente Alice.
“Una hamburguesa normal,” dijo Edward.
“¿Seguro que no quieres bacon?” pregunté.
Hizo una mueca y me indicó con la cabeza que no.
“¡Edward aborrece el bacon!” Alice se rió entre dientes. “Ni siquiera deja que nuestra madre lo cocine en casa.”
“Tiene algo en común con Bella,” se rió Emmett. “Tiró el último paquete que compré a la puerta de atrás.”
“Te lo había advertido,” dije, apuntándole con el bolígrafo.
“Os dije que era cabezota,” dijo Emmett, inclinándose en la mesa.
“Bueno, Rose. ¿Te ha hablado ya Emmett de su pequeño hobby?” pregunté, mirando a mi hermano con furia.
“Bella, ¿no se supone que deberías estar pidiendo nuestra comida?” gruñó Emmett, apartándome de la mesa.
Me reí, moviendo la cabeza mientras me alejaba. Llevé su pedido a la cocina y lo puse en el mostrador. “Aquí tienes, Tyler.”
“Hey, Bella,” me llamó Mike.
“Hola Mike,” suspiré.
“Escucha, ¿por qué no vas a sentarte con tu hermano un ratito y yo les llevo su comida?” ofreció Mike.
“No puedo hacer eso, Mike,” dije, aunque la idea sonaba de lo más atrayente.
“¡Claro que puedes!” continuó Mike. “Atenderé tu otra mesa y podemos dividir las propinas.”
“¿Estás seguro?” pregunté.
“¡Venga!” contestó Mike, empujándome fuera de la cocina.
“¡Gracias, Mike!” dije alegremente.
Sabía que me arrepentiría más tarde, pero la verdad era que ahora mismo quería sentarme con mi hermano y sus amigos. Llegué a su mesa y me dejé caer en la silla que estaba al lado de Rose.
“¿Qué me he perdido?”
“¿No se supone que deberías estar trabajando?” preguntó Edward, sonriéndome.
“Lo estoy. Estoy trabajando en averiguar más cosas sobre los amigos de mi hermano,” bromeé, guiñándole un ojo.
“Bueno Bella,” dijo Rose, girándose hacia mí. “¿Cuántas chicas te ha llevado Emmett para que conozcas?”
“Eres la primera, Rosa,” contesté. “Tan pronto como dijo que iba a traerte aquí, imaginé que ya había llegado muy lejos. Afortunadamente para mí, parece haber elegido bien.
Rosalie sonrió, sus ojos un poco empañados. “Gracias Bella. Estaba muy nerviosa por conocerte.”
Me reí suavemente. “¿Nerviosa? Em, ¿qué le has contado a esta pobre chica de mí?”
“Nada que no fuese la verdad, Squirt,” (a.n.: apodo que Emmett da a Bella en señal de cariño, no lo voy a traducir, ni ahora ni cuando salga en otros capítulos) bromeó Emmett, consiguiendo finalmente despeinarme. Me lo alisé de nuevo, intentando mirarle con furia, pero sólo se convirtió en una sonrisa.
Nunca podía enfadarme con mi hermano mayor. Después de todo, él era todo lo que me quedaba. “Para mí, cualquier chica que pueda aguantarte durante un mes es muy valiente.”
“Se tarda un poco en acostumbrarse a él, ¿verdad?” dijo Rose sonriendo con malicia.
Sonreí alegremente. Sí que me gustaba esta chica. “Lo más grande es su sentido del humor.”
“Le gustan mucho sus bromitas,” dijo Edward.
Me giré para verle inclinándose hacia mí sobre la mesa. “¿Cuántas veces te ha cogido?”
Los ojos de Edward mostraban shock, incluso mientras mantenía la cara serena.
Me reí con entusiasmo. “Cualquiera que sepa lo que quiero decir sobre su sentido del humor ha tenido que haber recibido alguna de sus bromas.”
Alice se rió alegremente y aplaudió. “¡Alguien ha puesto nervioso al siempre sereno Edward!”
“¡Guau! ¡El chico ha mostrado shock!” rió Jasper, señalando a Edward. “Demasiado para su pequeña fachada.”
“Ed...” empezó Emmett.
“Emmett,” le advirtió Edward, con una mirada furiosa.
“Edward, no te lo tomes personalmente. Bella tiene la mala costumbre de coger a la gente con la guardia baja. Te dije que podía leer a las personas fácilmente.”
“¡Perdón por haberte impresionado, Eddie!” me reí entre dientes.
Todo el mundo se quedo callado y en los preciosos ojos de Edward destelló la irritación. ¿Qué? ¡Espera! ¿Por qué estaba usando la palabra ‘preciosos’ para sus ojos?
“Debo suponer que ese apodo no está en tu lista de títulos preferidos.”
“Supones bien,” respondió fríamente, hundiéndose de nuevo en la silla y cruzando los brazos. Parecía un niño caprichoso.
“¡Oh, Edward!” le regañó Alice. “Termina con esto. Bella, ¿qué haces para divertirte?”
“O leo o escucho música,” respondí.
“¿Qué tipo de música?” preguntó Alice.
“Sobre todo clásica,” contesté. “Debussy y Beethoven. Pero me gustan las cosas nuevas como Linkin Park y Alicia Keys.”
“¿Y los libros?” preguntó Jasper.
“Clásicos otra vez,” dije. Sonreí al pensar en mi colección de libros en casa. “Orgullo y Prejuicio es mi favorito ahora mismo. Cambia con cada libro que re-leo. ¡Esto molesta muchísimo a Emmett!”
“Deberías venir a nuestra casa,” dijo Alice. “Te encantaría ver la colección de Edward de libros y música. Nuestro padre es médico y también tiene muchos libros viejos, pero creo que la mayoría son de temas médicos.
“¿Médico? ¿Qué tipo de médico?” pregunté.
“Es cirujano,” respondió Edward.
Me incliné ya que estaba hablando bastante bajo. “¿Tiene alguna especialidad?”
“La verdad es que no,” contestó Edward, “Le gusta saber cómo hacer un poco de todo por lo que está constantemente haciendo cursos para no quedarse atrasado.”
“Impresionante,” dije.
“Tu hermano dice que estás haciendo algunos cursos. ¿Cuál es tu especialidad?” preguntó Edward.
“Literatura por ahora,” respondí. “Creo que es posible que sea profesora, pero no estoy segura. Si acabo por ese camino, tendrá que ser de instituto. Los niños pequeños están fuera de cuestión.”
“¿Por qué?” preguntó Edward.
“No sé si mi hermano lo ha mencionado, pero soy un poco torpe,” contesté. “Las clases con niños pequeños suponen muchos usos de tijeras. No me gustaría ser conocida como la profesora que accidentalmente cortó un apéndice. Y con mi suerte, es probable que sea uno mío en vez de uno de los alumnos.”
Edward se inclinó hacia atrás en la silla y se rió con entusiasmo. Le sonreí, estaba muy mono cuando se reía. Levanté la mirada y vi a todo el mundo mirándonos fijamente. Estaba preparándome para preguntar cuando vi a Mike acercándose a la mesa con la bandeja de la comida. Me levanté de un salto y le ayudé a dejarla.
“¡Gracias, Mike!” dije. “Ya sigo yo.”
Asintió y se fue andando, pero parecía un poco enfadado. Encogí los hombros, sabiendo que me lo contaría más tarde.
Repartí la comida a todo el mundo. “Comed y disfrutad. Tengo que seguir trabajando. ¿Cuándo tiempo vais a estar aquí?”
“¿A qué hora acabas?” preguntó Alice.
“En una hora,” contesté.
“Entonces otra hora,” Alice se rió por lo bajo. “¡Vas a venir con nosotros a mi casa!”
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