La verdad es que pasaron otros cinco minutos antes de que nos separásemos y nos vistiésemos para irnos. Entré en mi casa, cogiendo fuertemente la mano de Edward. No estaba muy nerviosa, sólo emocionada de compartir noticias nuevas de verdad.
Emmett y Rosalie estaban sentados en el sofá viendo una película. Levantaron la mirada y nos sonrieron. Edward se sentó en el sillón y yo me senté en el brazo de este.
“¿Cómo estuvo la fiesta?” preguntó Emmett. “¿Te has roto algún dedo del pie, Bella?”
“¡No, Em!” dije, sacándole la lengua. “Edward es un bailarín excelente. ¡No tropecé ni una vez!”
“Edward es la perfección,” bromeó Rosalie.
Edward bufó. “En absoluto.”
“Bueno, ¿qué tenéis planeado para hoy niños locos?” preguntó Emmett.
“Esme ha invitado a todo el mundo a la cena de los domingos,” contesté. “Mencionó que yo había sido invitada antes, pero alguien olvidó mencionármelo.”
Emmett sonrió con culpabilidad. “¡Lo siento, hermanita! Estaba nervioso.”
“Eso he oído,” bromeé. “¡Algo sobre que posiblemente mordería!”
“¡Joder, qué bocazas eres, Edward!” bromeó Emmett mientras de broma le daba una patada al pie de Edward.
“¡No le culpes a él, querido hermano!” me reí. “¡Tú has hecho esto!”
“¿Qué puedo decir?” Emmett se rió por lo bajo, poniendo un brazo alrededor de Rosalie. “Rose me hace olvidar toda lógica.”
Rosalie sonrió y le besó rápidamente. “Lo mismo para mí.” Rose se giró hacia mí. “¿Hizo Alice fotos como le pedí?”
“¡Cómo lo prometimos!” me reí por lo bajo. “Creo que gastó la tarjeta de memoria entera. Estaba murmurando algo sobre la batería cuando nos íbamos.”
“¡He oído que el vestido era espectacular!” dijo Rose.
“Bella estaba impresionante,” contestó Edward, apretándome la mano.
“Todavía no puedo creer que conseguiste que mi hermana llevara un vestido y tacones,” Emmett se rió por lo bajo.
“Los tacones fueron idea de Alice,” dije. “Prácticamente tuve que colgarme del brazo de Edward para mantenerme en pie. Pero era más fácil hacer eso que discutir con Alice.” Todo el mundo se rió con ese comentario. “Bueno, ahora vuelto. Necesito cambiarme para el trabajo. Rosalie, ¿te importaría venir conmigo un momento?”
“En absoluto,” contestó Rosalie.
Subimos las escaleras y entramos en mi habitación.
“Rose,” dije. “Tengo que contarle una cosita a Emmett y estoy un poco nerviosa. Edward me pidió anoche que fuera su novia.”
“¡No!” gritó Rosalie. “¡Bella eso es maravilloso! ¡No puedo creerlo!”
“Yo tampoco. ¿Crees que Emmett estará bien con eso?”
“No veo por qué no. Le gusta mucho Edward y le considera un íntimo amigo. Y lo más importante, quiere verte feliz. Es una de las cosas de las que más habla.”
“¿De verdad?”
“Está tan orgulloso de ti, Bella,” dijo Rose mientras me abrazaba. “Piensa que eres una mujer asombrosa por trabajar para poder ir a la universidad. Le gustaría que le dejaras ayudar más, pero admira tu espíritu independiente.”
“Y por ser un chico, no puede contarme estas cosas.”
“¡Por supuesto!”
Me separé de Rose y empecé a sacar mi ropa para el trabajo. “Espero que Mike esté bien. La verdad es que espero que tenga el día libre.”
“No te sientas mal por eso, Bella,” dijo Rose. “Fue un accidente. No le debes nada. Ya te has disculpado un millón de veces.”
“Lo sé,” contesté, poniéndome los pantalones del trabajo. “Es sólo que es mi naturaleza sentirme culpable.”
“Dejemos este tema tan aburrido y volvamos a Edward. ¿Algún otro detalle que estés dispuesta a compartir?”
“Bueno, me besó anoche.”
“¡Cuéntamelo!”
Me metí la camiseta del trabajo por la cabeza y me puse a arreglármela. “Salimos fuera para tomar algo de aire fresco después de bailar y él estaba de pie debajo de una rama de muérdago. Se la señalé y me preguntó si podía besarme. Creo que fue tan dulce que pidiera permiso.”
“¿Y cómo fue?”
“Bueno, no es como si tuviera algo con lo que compararlo, pero fue muy agradable.”
“¿Edward es el primer chico que has besado?”
Asentí alegremente. “¡Sip!”
“Un novio y el primer beso en la misma noche. ¡Así se va por la vida, Bella!”
“La verdad,” sonreí abiertamente. “Mi primer beso fue la noche que jugamos a verdad o atrevimiento. Alice me desafió a que lo hiciera.”
“¡Ella no me contó eso!”
“Probablemente no quería admitir que fue como represalia porque la desafié a no comprar en 24 horas.”
“¡Bella, eres mala! ¡Me encanta!”
Cogí mi delantal y mi bloc. “Tengo unos veinte minutos antes de irme al trabajo. Supongo que es hora de contarle las noticias a Emmett.”
“Irá bien, Bella,” me aseguró Rose.
Bajamos las escaleras juntas, mirándonos y riéndonos. Rose se sentó otra vez al lado de Emmett, dejándole poner un brazo a su alrededor. Yo me senté en el brazo del sillón donde estaba Edward. Inmediatamente empezó a frotarme la espalda. Sonreí, apreciando su toque de consuelo.
“¡Esto, Emmett! Tengo que contarte algo,” dije.
“¿El qué, Squirt?” preguntó Emmett, mirando la televisión más que a mí.
“¿Puedo por favor tener toda tu atención durante cinco minutos?” pregunté, poniendo mi cabeza en su línea de visión.
“Claro, Bella,” contestó Emmett. Incluso le quitó el volumen a la tele.
“Gracias. Bueno, me lo pase muy bien anoche en la fiesta. Y también ha estado bien ir al cine y pasar tiempo con todos. Y bueno, Edward y yo hablamos y se podría decir que nos gustamos. Por lo que me pidió que fuera su novia y le dije que vale.” Había estado divagando bastante rápido y no estaba segura de cuanto había absorbido Emmett.
Debía de ser todo porque su cara se iluminó con una gran sonrisa perversa. “Bella, échate a un lado para que pueda ver claramente a mi buen amigo Edward.”
Me deslicé al regazo de Edward para no bloquearle a Emmett la vista. Emmett se inclinó más cerca, eliminando la distancia entre el sofá y el sillón.
“Edward, me gustas. Eres muy buen amigo. Pero si le haces daño a mi hermana de alguna manera, limpiaré el suelo contigo.”
“No espero nada menos,” dijo Edward seriamente.
Extendió la mano. Emmett se la dio y la sacudió brutalmente.
Emmett se inclinó de nuevo contra el sofá. “De todos modos Alice dijo que esto pasaría.”
La boca de Edward se abrió de shock mientras miraba fijamente a mi hermano. Rosalie se rió por lo bajo y me guiñó.
Edward preguntó, “¿Cuándo dijo eso?”
Emmett se rió por lo bajo. “La noche que os llevé a conocer a Bella.”
“Bueno, esto ha ido bastante bien,” dije. “Me voy al trabajo. ¿Estaréis aquí cuando vuelva o os veré en la casa de los Cullen?”
“Todavía no estamos seguros. Ya lo veremos. Te dejaré una nota si nos vamos antes, Squirt,” contestó Emmett.
Me levanté y le abracé fuertemente. “Gracias,” le susurré al oído.
Me hizo cosquillas y me alejé de un salto.
“Te quiero, Em, aunque eres un pesado.”
“Es parte de mi encanto,” Emmett se rió por lo bajo. “¡Ve a trabajar y gana algo de dinero!”
“¡Adiós!” solté una risita mientras me iba a la puerta.
Edward estaba justo a mi lado. Tan pronto como estuvimos fuera, me abrazó y me besó.
“Eso ha ido muy bien.” comentó.
“Sí. Te dije que a Emmett no le importaría,” dije.
“Bueno... tengo una pregunta,” empezó Edward.
“¿Qué?” pregunté, viendo que el humor brillaba en sus ojos.
“¿Cuánto tiempo crees que puedo sentarme en tu sección antes de que me echen para hacer sitio para otros clientes?”
“Bueno, si pides una comida, entonces se podría decir la mesa te pertenece hasta que decidas irte. Pero ¿por qué querrías sentarte durante horas hasta que salga del trabajo? ¿No te aburrirás?”
Edward se encogió de hombros. “Puedo hacer los deberes mientras espero. Además, observarte nunca sería aburrido.”
Sonreí y me sonrojé. “Bueno, me sentiría mucho mejor si acabaras los deberes.”
“Entonces eso es lo que haré.” Edward me besó otra vez. “¿Te importa que conduzca?”
“En absoluto.”
Nos acercamos a su Volvo y me abrió la puerta. Sonreí, disfrutando su cortesía. Se montó y pronto estábamos acelerando por la calle. Su conducción podría haberme asustado si no se le diera tan bien. El silencio era una vez más cómodo y reconfortante.
Cuando llegamos al restaurante, entramos por la puerta principal. Angela ya estaba esperando en una mesa. Levantó la mirada y saludó con la mano cuando me vio. Vi que en su cara aparecía una preciosa sonrisa cuando vio que estaba dándole la mano a Edward.
Fui directamente hacia Mike. “¿Cómo está la mano?”
“No está tan mal. El médico cree que debería estar curada en un par de semanas,” dijo Mike.
“Lo siento otra vez, Mike,” le dije.
“No pasa nada, Bella. Sé que fue un accidente,” contestó Mike.
“¿En qué sección voy a trabajar, Mike?” pregunte, feliz al ver que me había perdonado.
“Hoy tienes la número tres,” contestó Mike.
“Vale. Marca la mesa dos para Edward por mí, por favor,” dije.
El suspiro de exasperación de Mike no se me escapó. Creo que Edward también se dio cuenta. Guié a Edward hasta la mesa con banco. Se sentó y puso su mochila a su lado.
“Saca tus libros y ponte cómodo. Te traeré una coca cola.”
“Sí, señora,” dijo Edward, haciéndome un pequeño saludo.
Le besé rápidamente y me dirigí a la cocina. Angela estaba esperándome en la puerta. Le sonreí y empezó a aplaudir. La cogí del brazo y la empujé en la cocina.
“Estoy tan contenta de que te emocione tanto verme,” bromeé.
“¡Bella! ¡Le has besado!” Angela se rió por lo bajo.
“Bueno, ¿qué otra cosa hace una con su novio?” bromeé.
Angela gritó y me abrazó fuertemente. “Mike estará tan indignado al saber que ya no es el único.”
“¡Eso no es tan divertido, Ang!” dije, empujándola.
“Así que novio, ¿huh?” preguntó Angela con una gran sonrisa maliciosa.
“Sí. Oficialmente anoche. Se lo he contado a Emmett esta mañana. Hizo lo del hermano mayor que da miedo. ¡Estaba tan mono! ¡Oh! Y voy a cenar esta noche en su casa, ¡con sus padres!”
“¡Qué fin de semana has tenido, Bella!” dijo Angela, empujando mi hombro con el suyo. “¿Qué más ha pasado?”
“Veamos... cine el viernes por la noche,” empecé. “Compras con Alice el sábado por la mañana. Fiesta con su familia anoche. Besos bajo el muérdago y convertirme en la novia de alguien anoche. Hacer que me hiciera el desayuno esta mañana. Contándoselo a Emmett. Y ahora va a pasar el día aquí mientras yo trabajo.”
“No sé que comentar primero. Aunque tendré que esperar. Tengo que ir a mis mesas,” Angela suspiró.
“Tenemos tiempo,” dije. “Además, se supone que estoy llevándole una coca cola.”
Angela se fue a su sección y yo serví la bebida para Edward. Se la llevé a su mesa y le encontré trabajando con su libro de ciencias. Al principio ni siquiera me vio. Vi que una arruga se formaba en su lisa frente mientras se esforzaba por entender lo que estaba leyendo. Tan pronto como lo averiguó, la arruga desapareció completamente.
Con delicadeza le toqué el hombro y levantó la mirada. “Estabas muy metido en eso. ¿De qué iba?”
“Estoy repasando los aparatos del cuerpo. El examen final es mañana. Me cuesta creer que el semestre casi ha acabado. Tengo esto mañana y mi clase de composición el martes,” contestó Edward.
“¿Entonces has acabado tu composición?” pregunté.
Asintió, sonriéndome.
“Aunque todavía no estás listo para compartirla.”
Negó con la cabeza, su sonrisa cada vez más grande.
“Bueno, está bien. Puede que te apetezca después de que te la puntúen. ¿Has decidido lo que quieres comer?”
“Hamburguesa de queso y patatas fritas,” dijo. Miró algo detrás de mí y empezó a reírse por lo bajo.
“¿Qué?”
“No creo que le guste mucho a Mike. Te mira con ojos esperanzados, y después me fulmina con la mirada,” contestó Edward.
“Bueno, ya que tenemos un público tan atento,” dije. Me incliné y le besé.
“Espero que no seas tan atrevida con todos tus clientes,” bromeó Edward mientras me incorporaba.
De broma le pegué en el brazo.
Miró por detrás de mí otra vez. “Ha funcionado. Ya no está mirando.”
“Bien. Pediré tu comida,” dije.
Me dirigí a la cocina. Pensé en darme la vuelta cuando vi a Mike esperando para acorralarme. Suspiré y seguí andando. Le dije a Tyler el pedido y me giré de cara a Mike.
“Hola, Mike.”
“Creí que dijiste que ese chico era familia,” acusó Mike.
“Dije que era como de la familia. No es lo mismo que ser un miembro de la familia,” dije.
“Eso espero. Sería bastante asqueroso besar a tu familia de esa manera,” contestó Mike.
“¿Hay algo en particular que te gustaría decir, Mike?” pregunté, cada vez más irritada con él.
“No. Sólo sentía curiosidad. Dijiste que no ibas a salir con nadie y ahora esté chico está por aquí y le estás besando. Es muy raro,” dijo Mike.
“Estaba intentando rechazarte fácilmente,” me defendí. “Simplemente no me gustas de esa manera, Mike.”
“Bueno, si alguna vez dejas a ese chico, déjamelo saber.” Dijo Mike mientras se alejaba.
Yo sólo me quedé mirando como se iba, no segura de si quería darle un puñetazo o compadecerme de él. Me quedé en la cocina, intentando tranquilizarme. Para cuando estaba preparada para volver con Edward, su comida estaba hecha. Cogí el plato y me dirigí allí.
“Hey, guapo,” dije mientras ponía el plato lo más lejos posible de sus deberes.
“Hola, preciosa,” dijo Edward, sonriéndome. “¿Cómo te está yendo el trabajo?”
“Lento, pero me las arreglaré. Hay un chico muy mono al que puedo mirar y con el que puedo hablar cada vez que quiero,” bromeé.
“¿De verdad? ¿Alguien que yo conozco?” preguntó Edward mientras me seguía el juego. Me cogió la mano y entrelazó nuestros dedos.
“Bueno, es bastante alto. Tiene un pelo que es casi color bronce y siempre parece que necesita un peine.” Pasé los dedos de mi mano libre por su pelo y él sonrió alegremente. “Y tiene los ojos verdes más preciosos que he visto en mi vida. ¿He mencionado que besa excelentemente?”
“Parece de ensueño.”
Me reí por lo bajo de su sonrisa maliciosa. Levanté la mirada y vi a Mike sentado a cuatro personar en mi sección. “¡Ups! Tengo que irme a trabajar de verdad. Si ves a ese chico de ensueño, dile que ahora vuelvo.”
“Lo haré,” Edward se rió.
Después de eso todo se puso muy ajetreado. Sólo puede visitar a Edward el tiempo suficiente para traerle otra bebida. Pero el ajetreo ayudó a que pasara el tiempo y antes de que lo supiera, mis cuatro horas habían acabado y estaba otra vez con Edward en el Volvo. La verdad es que estaba deseando cenar con todo el mundo.
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