miércoles, 11 de enero de 2012

LLC. Capitulo 13: Viernes Noche


Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La autora solo jugó con ellos creandoles una vida paralela y las traductoras: traduciendo esa vida xD Jajaja...
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Vi a Bella esperando impacientemente delante del restaurante cuando estábamos aparcando. Emmett había llamado antes para dejarle saber que llegaríamos pronto. Rose encontró un sitio para su descapotable y yo aparqué mi Volvo unos coches más abajo.

Apenas había salido del coche antes de que Bella se lanzara sobre mí. La cogí y me abrazó fuertemente. No pensaba que tenía tanta fuerza en su pequeño cuerpo.

“¡He aprobado!” gritó. “¡He sacado un 8,5!”

Salió de entre mis brazos y agitó el papel delate de mí mientras bailaba de un pie al otro. Lo cogí y lo ojeé rápidamente. Bella ya se había movido y estaba en mitad de un abrazo de oso con Emmett.

“¡He aprobado, Em!”

“Buen trabajo, Squirt,” dijo Emmett, despeinándola.

Bella le alejó la mano y volvió hasta mí brincando. Cogió su examen y lo abrazó contra su pecho. Me sonrió y estuve seguro de que era la mujer más hermosa del planeta. “¡Gracias, Tutor-boy!” Me cogió de la mano y me llevó por el aparcamiento. “¡Tengo una mesa preparada para vosotros chicos! Y Edward, ¡tu cena es gratis! ¡Yo invito!”

Quise protestas, pero Emmett me estaba sonriendo y sacudiendo la cabeza. Se inclinó y rápidamente susurró, “¡Déjala hacerlo o sólo empeorará!”

Bella nos guió hasta una mesa y dejó su examen conmigo. Rápidamente volvió con una chica que reconocí de la última vez que estuve aquí. “Angela, este es mi salvador, Edward, alias Tutor-boy. Edward, esta es mi amiga, Angela.”

Me levanté y le di la mano. “Encantado de conocerte. Bella habla muy bien de ti.”

“Igualmente,” dijo Angela.

“¡Hey, Ang!” dijo Emmett. “¿Cuántas veces ha agitado el examen por aquí?”

“¡Sólo un millón, Em!” bromeó Angela.

Bella abrazó a su amiga y apoyó la cabeza en su hombro. Me entusiasmaba verla tan feliz.

“Tengo que volver a mi sección,” dijo Angela.

Bella se alejó un poco y sacó su bloc. “¿Qué queréis de beber?”

“Lo mismo que la última vez,” dijo Emmett.

“Entonces ahora vuelvo,” Bella se fue dando saltitos a la cocina.

Me reí por lo bajo mientras me sentaba otra vez. Si seguía así, se caería en poco tiempo. Volvió pronto y nos dio las bebidas. Estaba de pie detrás de mí y dejó sus manos sobre mis hombros mientras hablaba con los demás, explicándonos su examen y lo nerviosa que había estado. Quitó las manos para apuntar lo que queríamos y me encontré a mi mismo esperando que se diera prisa en volver para que lo hiciera otra vez.

“Otra cosa que Edward hace perfectamente,” Alice se rió por lo bajo.

Me giré para mirarla. Tenía una familiar sonrisa malvada en la cara. “¿Que sería eso, hermana querida?”

“Dar clases, por supuesto,” contestó Alice, guiñándome.

“Edward, te debo una,” dijo Emmett. “Se estaba estresando de verdad por ese examen. Le iba a dar un ataque antes de que llegaras allí esta mañana. Estaba en su habitación gritando sobre ecuaciones imposibles de solucionar y malvados profesores de matemáticas.”

“Esta mañana, pero tenías...” empezó Alice hasta que le di una patada por debajo de la mesa. Frunció el ceño, pero se mantuvo en silencio.

“No hay de qué, Emmett,” contesté. “Se merece aprobar esa clase. Es lo suficientemente lista, pero su profesor no se toma el tiempo para explicar correctamente.”

“Asegúrate de no montar un escándalo sobre que te pague la cena. Si lo haces, sólo encontrará alguna manera más grande y cara de agradecértelo,” advirtió Emmett.

“Edward, creo que he dejado mi jersey en tu coche,” dijo Alice. “¿Vendrías conmigo para ayudarme a encontrarlo por favor?”

“Por supuesto,” dije.

Los dos sabíamos que no había ningún jersey en mi coche. La seguí fuera, preparándome para su ataque.

Paró cuando llegó al maletero de mi coche y se dio la vuelta para mirarme a la cara. “¡Edward Anthony Cullen! ¿Sabes lo que hará Carlisle cuando averigüe que pasaste de esa entrevista?”

“No pasé de ella,” dije, sabiendo que no estaba escuchando. Todavía no había acabado de despotricar.

“¡A Esme le va a dar un ataque! Su perfecto hijo finalmente se porta mal y cuando lo hace, ¡pasa de una entrevista gigante para la que Carlisle tuvo que mover hilos para organizar! Escucha, hermanito, yo he hecho mi parte justa de desobediencia a los padres, ¡pero esto está mal! ¡Piensa en la posición en la que has puesto a tu padre! ¿Cómo se supone que va a volver al hospital con todo el mundo cotilleando sobre su excéntrico hijo? ¡Respóndeme eso, Edward!”

Puse las manos sobre sus hombros y me agaché para poder mirarla a los ojos. “No me perdí la entrevista. Llamé al Sr. Reynolds el martes y adelantó la entrevista una hora. Llegué quince minutos antes.”

“¡Oh!” dijo, mirándome fijamente. “Bien, entonces. Eso está bien.”

Me reí de su expresión atónita. “¡A la Gran Ali se le ha escapado una!”

De broma me dio un puñetazo en el hombro. “Podías haberme avisado.”

“¿Qué diversión habría en eso?” pregunté, acercándola a mi lado.

Cuando volvimos al restaurante tenía el brazo alrededor de sus hombros y los suyos alrededor de mi cintura. No se me escapó que nuestros amigos nos miraban fijamente. Estaba rompiendo mucho esta noche mi propia regla de no tocar. Nuestra comida ya estaba en la mesa y me pregunté si Bella volvería pronto.

“¿Encontraste tu jersey?” preguntó Jasper mientras apartaba la silla de Alice para ella.

“Debo haberlo dejado en casa,” dijo Alice mientras él le empujaba la silla para ella. “¿Nos hemos perdido algo?”

“¡Sí! La buena racha sin accidentes de Bella ha acabado,” Emmett se rió.

“¿Está bien?” pregunté.

Ella está bien,” contestó Emmett. “Mike la Mosca va de camino al hospital para que le miren su mano abrasada por el café.”

“¿Qué ha pasado?” preguntó Alice, botando en su asiento.

“Aquí viene,” Emmett se rió por lo bajo. “Deja que ella te lo cuente.”

Bella se acercó lentamente a la mesa. Su cara estaba roja y tenía los ojos hinchados. Había estado llorando. No quería nada más que abrazarla y consolarla. Aunque imaginé que iría a Emmett o a una de las chicas antes que a mí. Tendría que decirle como me sentía para que supiera que podía venir a mí.

Aunque Bella me sorprendió. Mi silla estaba separada de la mesa y ella se deslizó en el pequeño espacio entre la mesa y la silla y se sentó en mi regazo. Se limpió los ojos rápidamente.

“Angela dice que Tyler acaba de llegar al hospital con Mike. Dicen que puede pasar otra media hora antes de que sepan algo.”

“¿Qué ha pasado, Bella?” preguntó Alice suavemente, sus saltos habían desaparecido al ver a Bella triste.

“Estaba sirviendo café para uno de mis clientes,” explicó Bella entre sollozos.

Empecé a hacer círculos contra su espalda, intentando tranquilizarla.

“Estaba intentando ignorar a Mike y supongo que hice un trabajo demasiado bueno porque en vez de echar el café en la taza lo eché sobre su mano. Tiene suerte de que no se me cayera la cafetera cuando gritó. Angela se acercó corriendo con un cubo de hielo y le hizo meter la mano dentro hasta que Tyler pudiera acercar su coche.”

Rosalie se levantó y se acercó a Bella. La cogió de las manos y dijo, “Bella, ven conmigo al servicio. Sé una manera de hacer que no tengas las mejillas tan rojas.”

Bella sólo asintió con la cabeza y la siguió.

“No creo que esa fuera una historia divertida, Emmett,” le regañó Alice.

“Mira, siento que el chico se haga hecho daño,” explicó Emmett. “Pero ha estado detrás de mi hermana desde que ella empezó a trabajar aquí y no la deja sola. No me da pena un chico que molesta Bella. Y conociéndole, intentaré hacer que mi hermana se sienta culpable y que vaya a una cita con él y entonces tendré que romperle algo de verdad.”

“Entonces sólo tendremos que asegurarnos de que siempre esté con alguien,” dijo Alice animadamente, su buen humor había vuelto. “Estoy segura de que a Edward no le importará ayudar con eso.”

Emmett se levantó y se sentó a mi lado. No me preocupé por su sonrisa. “¡Bueno, Edward! Un pajarito me ha contado que ya has dormido con mi hermana tres veces.”

Mi cara se sonrojó y la risa tintineante de Alice llenó mis oídos.

Emmett me dio brutalmente una palmada en el hombro. “Sólo me estoy metiendo contigo. Sé que te has comportado.”

“Confías muchísimo en él.” Jasper estaba sonriendo ampliamente.

“No,” Emmett se rió por lo bajo. “Confío en que Bella le pondrá el ojo morado si hace algo que a ella no le gusta.”

“Hey, Emmett,” dijo Angela mientras se acercaba a la mesa. “Lleva Bella a casa. El Sr. Stevens ha llamado a Shelly y llegará de un momento a otro. Yo me ocuparé de sus otras mesas hasta entonces.”

Sacamos el dinero y se lo dimos a Angela para que pudiera cobrar lo nuestro.

“Dile que la llamaré mañana,” dijo Angela mientras se alejaba.

“Voy a contárselo a las chicas.” Alice se fue en la dirección del cuarto de baño. Nos alejamos de la mesa y esperamos cerca del servicio que las chicas salieran. Vinieron con Bella aplastada en medio. Sus ojos todavía estaban un poco hinchados, pero sus mejillas no estaban tan rojas. El truco de Rosalie, fuera el que fuese, funcionaba bien.

Bella me sorprendió de nuevo al venir a mi lado y apoyarse contra mí. Levanté el brazo y lo puse sobre sus hombros. Ella puso sus brazos alrededor de mi cintura y dejamos el restaurante andando juntos. Las risitas y sonrisas de Alice no se me escaparon. Y tampoco las sonrisas maliciosas en las caras de Emmett, Jasper, y Rosalie.

Abrí la puerta y dejé que Bella entrara en el coche. Los otros había decidido ir con Rosalie. Cerré su puerta y me dirigí a mi asiento. Miré a Bella y sus ojos todavía estaban húmedos.

“Bella, sólo ha sido un accidente.” Arranqué el coche y rápidamente alcancé a Rosalie.

“Lo sé,” suspiró. “Sólo me siento mal por eso. Estaba pensando cosas no muy buenas de Mike cuando pasó.”

Cogí su mano y me la acerqué al pecho. “Eres muy dulce al preocuparte así, pero no es tu culpa. Tú y Emmett habéis explicado lo irritante que ha sido el chico. No es como si le derramaras el café encima queriendo.”

Sonrió un poco con mis palabras. “Gracias, Edward. Supongo que sólo necesitaba una nueva perspectiva sobre eso. Angela me ha dicho lo mismo, pero ella tiene que ser al menos un poco imparcial después de haber visto los muchos intentos fallidos de Mike para salir conmigo.”

“A Emmett le preocupa que ahora Mike podrá hacerte sentir culpable para que vayas a una cita.”

Bella hizo una mueca al escucharme.

“Aunque no te preocupes. Alice ha prometido proporcionarte todas las excusas que necesites para negarte.”

“Apuesto que lo ha hecho,” resopló Bella. “¿Tienes algún ejemplo para mí?”

Pensé como expresar esto para averiguar los sentimientos de Bella por mí sin dejarle saber que esa era mi intención. “Bueno, creo que planea decir que estás cogida.”

“¿Cogida?” Bella se rió. “¿Y quién se supone que me reclamado como suya propia?”

Sonreí la favorita sonrisa de Alice y miré a Bella. Tragó saliva, pero después serenó la cara.

“En ese caso, puede conspirar todo lo que quiera.”

“¿No te opones a fingir que sales conmigo?” pregunté, intentando sacarle más información.

“¿Te opones tú?” me devolvió.

“En absoluto.”

“Esto significa que comerás fuera mucho más,” se rió por lo bajo. “Para mantener la farsa, tú sabes.”

“¿Qué otras cosas estás bajo la categoría de farsa?”

“Bueno, supongo que tendríamos que incluir darnos la mano. ¡Oh! Y debemos darnos apodos tontos.”

“Sí a lo primero, pero no a lo segundo. Tutor-boy es bastante.”

“¡Oh, venga! También podemos divertirnos con esto si vamos a engañar a Mike.”

Fruncí el ceño y ella estiró el brazo y puso mis labios en una sonrisa.

“¡Mucho mejor!” se rió. “¡Ahora! ¿Qué apodo me darías? ¡No! No lo digas directamente. Úsalo en una frase. ¡Haz como que has aparecido para almorzar y me estás saludando delante de Mike!”

Aparqué el coche al lado del de Rosalie y apagué el motor. Miré a Bella que estaba prácticamente bailando en su asiento. No podía salir de esta. Yo me lo había buscado después de todo.

“Te estoy saludando, ¿verdad?”

“¡Sí! ¡En el restaurante, durante el almuerzo!”

Extendí el brazo y pasé un dedo por la mejilla de Bella. “Buenos días, mi amor.” Algo era diferente en el coche. Intenté averiguarlo y casi me rió de ella cuando descubrí el problema. “¡Respira, Bella!”

Respiró hondo y sacudió la cabeza, como si estuviera intentando aclarar sus pensamientos. “Eso le convencerá totalmente,” suspiró.

“¡Vamos!” gritó Alice mientras daba golpecitos en mi ventana.

Nos bajamos del coche y nos dirigimos al cine. Bella me dio la mano y me sonrió ampliamente.

“Por si Mike decide ver una película cuando salga del hospital,” se encogió de hombros.

“Por supuesto,” contesté, sonriéndole.

“Edward, ya que te has tomado tanto tiempo, tú y Bella estáis a cargo de los aperitivos,” ordenó Alice.

“¿Qué es lo que queréis?” pregunté.

“Lo mismo que la última vez. Bella sabe que coger,” contestó Rose.

Bella y yo esperamos en la cola juntos. Mantuvo mi mano fuertemente en la suya.

“¿Vas a comprar Twizzlers otra vez?” pregunté.

“Nop,” se rió por lo bajo. “He tenido suficiente adrenalina para todo el día. No necesito azúcar también. ¿Quieres compartir unas palomitas pequeña conmigo?”

Asentí mientras Bella se acercaba al mostrador.

“Queremos palomitas grandes, pequeñas, Son-caps, Raisenets, Peanut M&Ms y tres coca colas, por favor. ¡Oh! Y uno de esos sujeta vasos para las bebidas,” le dijo al cajero.

Pagamos nuestras compras y entramos en la sala. Emmett fue lo suficientemente amable para llamar nuestra atención de la manera más llamativa posible. Repartimos las bebidas y los aperitivos mientras nos dirigíamos a nuestros asientos al lado de Jasper y Alice.

Bella se dejó caer al lado de Alice y yo cogí el asiento que había a su lado. Ella inmediatamente levantó el apoya brazos que había entre nosotros y se apoyó contra mí. Me encantaba como quedaba perfectamente contra mí.

Vimos la película en silencio, excepto por los murmullos de Emmett y los ocasionales sollozos y suspiros de las chicas. Cuando dejamos el cine, Alice decidió que quería bailar. Bella se negó, diciendo que estaba cansada por la universidad y el trabajo. Alice quería discutir, pero yo educadamente la detuve. Cedió y llevé Bella a casa.

“¿Te gustaría pasar un rato?” preguntó Bella cuando aparqué el coche en su calle.

Asentí y sonrió.

“¡Eres tan agradable, Edward!” se rió por lo bajo.

Escuchamos algunos de sus CDs y hablamos durante un tiempo, pero sus bostezos se volvieron más evidentes y más frecuentes.

“Bella, deberías prepararte para dormir. Ahora estás medio dormida.”

Asintió y se dirigió al pasillo con su ropa. Coloqué bien sus almohadas y destapé la cama para ella. Volvió lentamente a la habitación con el pelo suelto y el pijama puesto. Sonrió cuando vio que la cama estaba lista para ella.

Se metió debajo de las mantas y se movió a un extremó de la cama. “Edward, túmbate conmigo hasta que me duerma.”

Me quité los zapatos y me deslicé a su lado. Ella se movió hasta que su nariz estaba casi tocando la mía y su pequeño brazo estaba alrededor de mi cintura.

“Gracias.” Cerró los ojos y sonrió.

“Bella,” susurré.

“¿Mmm?” fue su única respuesta.

“¿Puedo preguntarte algo?”

“Cualquier cosa.”

“El hospital tiene una fiesta de Navidad mañana por la noche y mi familia tiene que hacer acto de presencia. ¿Me acompañarías?”

Abrió los ojos y me miró fijamente durante mucho tiempo. “¿Estás seguro? No bailo muy bien.”

“No cambiaría tu compañía ni por la mejor bailarina del mundo.”

Sonrió alegremente y me besó en la punta de la nariz. “Me encantaría, Edward.” Se movió hasta que estuvo acurrucada contra mi pecho. Estuvo callada por un tiempo, pero entonces murmuró, “No tengo un vestido.”

“Alice solucionará eso por la mañana,” susurré.

Levantó la cabeza y me miró. “¿Puedo contarte un secreto?”

Asentí.

“Me gustas mucho, Edward.”

“Tú también me gustas, Bella.”

Apoyó la cabeza contra mi pecho otra vez y apretó más el brazo que tenía alrededor de mi cintura. Estaba casi dormida cuando habló de nuevo y apenas capté las palabras. “No te vayas.”

La sostuve contra mí y la besé en la cabeza. No sabía si recordaría haberlo dicho por la mañana, pero sabía que yo sí que lo haría. Había planeado irme tan pronto como estuviera dormida, pero ahora me negaba a moverme.

Saqué mi móvil del bolsillo y le envié un mensaje a Alice, dejándole saber que no estaría en casa esta noche. También mencioné compras para un vestido. Me aseguré de poner la alarma del móvil para que Bella tuviera tiempo de sobra para despertarse antes de que Alice llegara.

Con eso hecho, simplemente sostuve a Bella y escuché el sonido de su respiración. Sólo dijo una cosa mientras hablaba en sueños, pero era todo lo que necesitaba oír. Dijo mi nombre.

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