miércoles, 11 de enero de 2012

LLC. Capitulo 14: Fiesta de Navidad


Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. La autora solo jugó con ellos creandoles una vida paralela y las traductoras: traduciendo esa vida xD Jajaja...
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Sólo había visto a Bella por un breve periodo de tiempo esta mañana. Alice se la llevó a toda prisa para comprar vestidos mucho antes de lo que yo había anticipado.

Habían vuelto a casa hace tiempo, pero Alice me había prohibido que entrase en su habitación. Dijo que quería que me sorprendiera con el vestido de Bella. Esperé que mi hermana no estuviera torturándola demasiado.

Decidí arreglarme mientras las esperaba. Me forcé a mí mismo a tomarme mi tiempo duchándome y vistiéndome. Alice había elegido un traje negro muy bonito con una camisa de color plateado oscuro. La corbata también era plateada, pero era algo más oscura que la camisa.

Alice me había vestido bien una vez más. Realmente sí que tenía un talento para eso. Hice lo mejor que pude con mi pelo, pero como de costumbre, no fue mucho. Recordé la manera como Bella movía sus dedos por mi pelo cuando se caía delante de mis ojos. Me pregunté si lo haría otra vez si estaba despeinado de esa manera. Decidí ver lo que pasaría.

Escuché un suave golpe en mi puerta. Rápidamente fui hasta ella y la abrí del todo. Bella estaba delante de mí con un vestido que pegaba perfectamente con el color de mi camisa. Era sin tirantes, con la parte de arriba ajustada y de lentejuelas y la de abajo tenía vuelo y le llegaba hasta los pies. Sólo había un diminuto espacio entre el suelo y su vestido. Alice le había rizado el pelo y se lo había recogido de manera que le caía sobre los hombros. Sólo llevaba una ligera capa de maquillaje que ella realmente no necesitaba. Ya era preciosa, pero vestida así, estaba absolutamente impresionante. Me sonrió y extendió el brazo, moviéndome el pelo con los dedos.

“Estás muy guapo, Edward,” dijo.

“Tú estás impresionante, Bella,” contesté.

Con delicadeza levantó un poco el vestido y dio una vuelta. “¿Te gusta el hábil trabajo de Alice?” Soltó el vestido y lo alisó, mirándome y sonriéndome todo el tiempo.

“Tendré que agradecérselo. Mis padres estás en casa ahora. ¿Te gustaría conocerles?”

Bella asintió, pero de repente parecía nerviosa. Salí al pasillo con ella y me cogió del brazo con el suyo.

“Ve lento en las escaleras. Todavía no estoy lo bastante firme en estos zapatos.” Sus ojos marrones se precipitaron por delante de ella, intentado mirarlo todo a la vez.

“Tranquilízate, Bella. Mis padres se alegrarán mucho de conocerte.” Bajé las escaleras con ella y fuimos al estudio de mi padre en el segundo piso. Llamé a la puerta.

“Adelante,” dijo la voz de mi padre desde el otro lado de la puerta.

Abrí la puerta y acompañé a Bella dentro de la habitación. “Papá, me gustaría que conocieras a Bella. Bella, este es mi padre, Carlisle.”

Mi padre salió de detrás de su escritorio y le dio la mano a Bella. Llevaba su esmoquin, menos su chaqueta. “Es un placer, Bella. Emmett y Edward han hablado muy bien de ti.”

“Gracias,” contestó, sonrojándose furiosamente.

“Carlisle, lo mejor es que nos vayamos o llegaremos tarde,” se quejó mi madre mientras entraba en la habitación, buscando algo en su bolso.

Llevaba un vestido negro brillante con un chal negro en los brazos. Levantó la mirada y nos vio a mí y a Bella. Me sonrió y se acercó.

“¡Tú debes de ser Bella! ¡Emmett y Edward me han hablado tanto de ti!” Mi madre le dio un abrazo a Bella. “Lo siento. Ni siquiera me he presentado. Soy Esme, la madre de Edward.”

“Encantada de conocerte. Tu foto no te hace justicia,” contestó Bella.

“Tendrás que especificar, querida,” mi madre se rió. “Estoy segura de que Edward te ha contado lo que me encantan las fotografías familiares.”

Bella me miró y sonrió. “Lo ha mencionado.” Volvió su atención de vuelta a mi madre. “Me refería a la que está cerca del piano de Edward, en la que le tienes en brazos.”

“¡Esa es una de mis favoritas!” dijo Esme, poniendo las manos delante de su corazón. “Edward era un bebé tan bueno. Era tan calmado. Es una pena que eso sólo le durara hasta la etapa de niño.”

“Madre,” le advertí.

Me sonrió y puso una mano sobre mi mejilla. “No tengo planes de avergonzarte. Estoy segura de que Alice ya se ha encargado de eso por mí.”

Era mi turno de sonrojarme. “Ha dedicado sus mejores esfuerzos para ello.”

“Eres mucho más tranquila que Emmett,” observó Carlisle, mirando a Bella atentamente.

“Una persona no puede evitar parecer tranquila al lado de mi hermano,” bromeó Bella.

Le apreté la mano y le sonreí.

“Estaba un poco preocupado porque estabas relacionada con Emmett,” dijo Carlisle con una gran sonrisa. “Pero puedo decir que ya no tengo que preocuparme por ser avergonzado delante de mis colegas.”

“Yo no iría tan lejos,” bromeó Bella. “Todavía es pronto. Hay una posibilidad de que puede que acabe en el suelo.” Bella levantó la parte de abajo de su vestido y nos enseño sus zapatos. “Alice decidió que unos tacones eran perfectos para mi torpe yo.”

Puse mi mano sobre la de ella. Su brazo todavía estaba entrelazado con el mío. “Sólo quédate cerca y yo te mantendré en tus pies.”

“¡De acuerdo, Tutor-boy!” Bella se rió por lo bajo.

Carlisle levantó una ceja mirándome.

“Es el apodo que Bella me ha dado ya que la estoy ayudando con matemáticas,” expliqué.

“Solamente no le llaméis ‘Eddie’,” dijo Bella, inclinándose más cerca de mi padre como si le estuviera contando un secreto. “Ese lo odia de verdad.”

Mis padres se rieron fuertemente. Bella se los había ganado fácilmente en ese momento.

“¡Jazz está aquí!” cantó Alice mientras entraba bailando en la habitación. “Ahora podemos irnos.” Alice me guiñó. “¡Pero mirad eso! Bella y Edward pegan. ¡Me preguntó como habrá pasado eso!”

“Una persona muy baja, pero consciente de la moda, compró nuestros trajes,” dije, sonriéndole.

Alice hizo una reverencia antes de salir bailando por la puerta.

“Cogeré mi chaqueta y podemos irnos,” dijo Carlisle.

“Querido, ya la he puesto en el coche,” dijo Esme. “Edward, probablemente deberías ir en tu coche con Bella. Tu padre y yo puede que vayamos a tomar algo después de la fiesta.”

Ayudé a Bella por el resto de las escaleras y en mi Volvo. Fue un poco difícil meter el vestido dentro sin que tocara el suelo, pero conseguimos hacerlo mientras nos reíamos. Suspiré mientras me subía en el coche.

“¿Va todo bien?” preguntó Bella, mirándome.

“Tengo que seguir a mi padre.”

Bella se rió y juntó las manos. “¡Quieres decir que tienes que respetar el límite de velocidad!”

Le sonreí ampliamente. “Realmente eres demasiado observadora.”

“¡Nunca!” se rió por lo bajo.

Íbamos en un tranquilo silencio a la fiesta. Cada vez que le echaba un vistazo a Bella, la pillaba mirándome y sonriendo. Me daba esperanzas de que quizás sintiera por mí lo que yo sentía por ella.

Había dicho que yo le gustaba mucho. Pero hoy me había dado cuenta de que yo sentía algo mucho más fuerte por ella. Quería pasar cada segundo con ella. Cada vez que dejaba su lado me sentía más incómodo. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando llegamos al aparcamiento.

Alice ya había aparcado y nos estaba esperando. Llevaba un vestido rojo por la rodilla, con finos tirantes y un lazo en la cadera. Jasper llevaba un traje negro. Podía decir que Alice también le había vestido.

La chica realmente debería dar clases de empresariales. Podría abrir su propia tienda. Como mínimo, podría ser una compradora personal para los ricos y los famosos.

Ayudé a Bella a salir del coche y me aseguré de que estaba bien sujeta a mi brazo. Nos acercamos a mi familia.

“¡Guau, Bella!” dijo Jasper, sonriéndole.

Bella se sonrojó. “Tuve un montón de ayuda de Alice.”

“Fue todo un placer,” dijo Alice.

“¿También te ha vestido a ti?” me preguntó Jasper.

“Por supuesto,” contesté, sonriendo ampliamente. “De ahí que peguen los colores.”

“No perdáis el tiempo, niños,” nos llamó Esme dulcemente.

Alice y yo nos reímos de ella mientras nos movíamos para alcanzar a nuestros padres. Le encantaban todas las oportunidades que conseguía para pretender que todavía éramos adolescentes.

Entramos en el enorme banquete y seguimos a mis padres a la mesa que tenían asignada. Saqué la silla de Bella para ella. Parecía conmovida y me sonrió alegremente. Me hizo preguntarme si alguien le había hecho eso antes alguna vez. Tendría que recordar preguntárselo más tarde. Me senté a su lado con Alice a su derecha. Bella me cogió la mano y la sostuvo en su regazo. Me alegraba que pareciera tan dispuesta a tocarme.

La primera hora estuvo llena con el habitual discurso de fin de año hecho por el personal de administración. Todo era bastante aburrido. Pasaron a rendir homenaje a ciertos miembros del personal. No mucho después mi padre fue llamado.

Se dirigió al podio. “Gracias. Es un honor para mí que reconozcan mi trabajo. El departamento quirúrgico es una parte vital de cualquier hospital. Operaciones para salvar vidas se llevan a cabo a diario dentro de estas paredes. Siempre deberíamos esforzarnos en encontrar satisfacción por un trabajo bien hecho y reconocer cuando se pierde una vida. Todos somos humanos y por lo tanto, somos propensos a fallar. Ojalá siempre podamos ser humillados por la fragilidad de la vida y animados por el resplandor del espíritu humano. Me habéis agradecido un trabajo bien hecho, a mí me gustaría darles las gracias a esos que hacen que me esfuerce por hacer todo lo mejor que puedo. ¿Podría ponerse en pie mi encantadora familia?”

Mi madre se levantó primero, seguida por Alice y Jasper. Me levanté y levanté a Bella conmigo. Al principio parecía reacia, pero finalmente cedió cuando le sonreí.

“Por favor dadles una ronda de aplausos. Ellos aguantan mis largas horas y muchos estudios sin quejarse,” dijo Carlisle.

Nos quedamos de pie hasta que Carlisle volvió a la mesa y besó a mi madre. Todos nos sentamos a la vez. Esto había sido una tradición durante todos los años de la carrera de mi padre. La única diferencia era que ahora Alice y yo teníamos alguien a nuestro lado. Esperaba tener un día un matrimonio y una vida que rivalizara con los de mis padres.

Después de que todo el mundo acabase de cenar, el baile empezó. Mi madre me había enseñado a bailar cuando era muy pequeño. Esperaba que Bella me dejara bailar con ella. La vi cuando observaba a Alice y Jasper y a mis padres bailando. Parecía estar interesada.

“¿Te gustaría bailar conmigo, Bella?” preguntó, inclinándome más cerca de ella.

Se mordió el labio mientras me miraba. “No quiero hacerte daño en los pies.”

“Estoy seguro de que estaré bien. Además, todo depende de quien guía.”

“Si estás seguro...”

“Lo estoy.” Le sonreí y me levanté, levantándola con la mano que había estado sujetando toda la noche.

La llevé hasta la pista de baile, cerca de mi familia. Puse su mano libre en mi hombro y la mía en su cintura. Empecé y Bella me siguió. Pareció darse cuenta de lo bien que lo estaba haciendo porque sus nervios desaparecieron completamente y empezó a sonreír. La hice girar y se rió alegremente. Me reí con ella y me la acerqué de nuevo. Bailamos juntos durante mucho tiempo.

“Edward, necesito un descanso,” Bella se rió jadeando. “¿Podemos salir fuera un momento?”

Vi las puertas que llevaban al balcón y acompañé a Bella hasta ellas. Salimos al frío aire de la noche. Suspiró y tiritó al mismo tiempo.

Me quité la chaqueta y la puse sobre sus hombros. “¿Te lo estás pasando bien?”

“Mucho. ¡Tus padres son tan agradables! Y tú realmente bailas muy bien, Edward. ¡Casi me hacer creer que puedo bailar! Muchísimas gracias por invitarme.”

“El placer es completamente mío.”

Bella empezó a soltar risitas y a señalar algo sobre mi cabeza. “¡La tradición aparece!”

Seguí la dirección de su dedo para ver que estábamos debajo de una rama de muérdago. La miré y sonreí ampliamente. “Realmente no deberíamos ignorar a la tradición.”

“O pretender. ¡Después de todo eres mi novio de mentira!”

Me acerqué más a Bella, perdiéndome en sus profundos ojos marrones. Puso su mano en mi mejilla y no pude evitar cerrar los ojos y suspirar. Quitó la mano y abrí los ojos para mirarla.

“Bella, ¿puedo besarte?” susurré.

“Por favor,” contestó.

Me incliné lentamente, intentando asegurarme de que ella quería de verdad que hiciera esto. Bella cerró los ojos e inclinó la cabeza más arriba, dejándome saber que era seria. La besé tiernamente y ella me lo devolvió ansiosamente. Rodeó mi cuello con los brazos y hundió los dedos en mi pelo. Tirité al sentirla presionada contra mí y sus suaves labios moviéndose con los míos.

Apenas fui consciente de que la puerta se abría a nuestro lado. Fue seguida por una risa tintineante.

“¡Ups!” cantó Alice.

Bella se separó de mí de un salto y se le sonrojaron la cara y el cuello. Alice ya había cerrado la puerta. Bella me miró tímidamente. No estaba seguro de qué hacer. Mi hermana mayor me acababa de pillar besando a una chica. Y no sólo cualquier chica, si no Bella. Alice iba a hacer mi vida un infierno. Pero no podía conseguir que me importara tanto como debería. Ese beso había sido todo lo que quería que uno fuera.

Bella se movió nerviosamente y me di cuenta de que debía estar esperando que yo dijera algo.

“Alice es muy oportuna.”

“Mmm,” fue su única respuesta.

Extendí el brazo y cogí una de sus manos. “Bella, ¿qué estás pensando?”

Se sonrojó de una tonalidad todavía más fuerte. ¡Ahora tenía que averiguarlo!

“Por favor, Bella.”

“Estaba pensando que ojalá Alice hubiera elegido otra puerta,” dijo en voz baja, mirando al suelo.

Mi corazón dio un salto al oír sus palabras. Me acerqué más a ella y le levanté la barbilla hasta que pude ver sus cálidos ojos marrones. “Yo estaba pensando lo mismo.”

Esta vez no pedí permiso. Empecé a besarla de nuevo, haciéndolo más profundo esta vez. Quería que tuviera alguna idea sobre mis sentimientos ya que todavía no estaba preparado para decírselo. Cuando finalmente nos separamos, los dos estábamos jadeando. ¡Nunca me había sentido tan vivo! Apoyé mi frente contra la suya, y nos miramos a los ojos.

“Edward,” susurró.

“¿Sí?”

“¿Te gustaría... crees que considerarías salir conmigo de verdad?”

“¿Estás... es eso lo que quieres?”

“No estoy segura. Nunca antes me había sentido así. Sé que disfruto pasando tiempo contigo. Sé que nunca me he sentido tan cómoda con alguien como me siento contigo. Sé que me sudan las palmas de las manos y mi corazón late con fuerza cuando estás cerca. Sin mencionar el número de veces que he fantaseado sobre besarte.” Me sonrió y supe que en su última frase estaba bromeando y siendo completamente seria a la vez.

“Bella...” Por una vez no sabía que decir. Sí que quería, pero ¿y si ella cambiaba de opinión?

“Edward, prometo no hacerte daño. Te prometo que si tengo algún problema contigo, te lo diré a ti directamente y en privado. A mí sólo me gustaría estar contigo y llegar a conocerte mejor. Lo siento si he ido demasiado lejos, pero como he dicho, nunca antes me había sentido así.”

“Yo tampoco. Da un poco de miedo, ¿verdad?”

“Sí,” se rió por lo bajo. “¡Pero también es estimulante!”

“Sí, eso también,” me reí por lo bajo. Puse la cara seria. “Bella, ¿serías mi novia?”

“¡Me encantaría, Edward!”

Me sonrió ampliamente y no pude resistir besarla otra vez. Puse sus brazos alrededor de mi cuello, queriendo que me cogiera como había hecho antes. Y no me decepcionó. Nuestro beso fue tierno y lento. Cuando la solté, empezó a soltar risitas.

“¡Emmett va a flipar!”

Me había olvidado del todo de su hermano, mi amigo, con los enormes brazos. “¿Será horrible?”

“¡No!” Bella se rió, echando hacia atrás la cabeza. “¡Es sólo que esto nunca se lo esperaría!”

La miré lleno de dudas. Puso las manos en mi cara.

“Tú ya le gustas Edward. No es como si fueras a conocerle por primera vez o algo así. Además, si intenta algo, yo te protegeré.”

“¡Nok, nok!” dijo Alice mientras ella y Jasper salían al balcón.

Bella quitó las manos de mi cara y me preocupó que se alejara otra vez. En vez de eso, se acercó un paso y apoyó la cabeza contra mi pecho. Rodeé su espalda con mis brazos.

“Una noche encantadora,” comentó Jasper.

“Sí que lo es,” Bella suspiró.

“¿Estáis planeando volver a la fiesta?” preguntó Alice. “Habéis estado aquí fuera el tiempo suficiente para que mamá y papá se den cuenta.”

“Estábamos a punto de entrar,” contesté.

“Esme está esperando para bailar contigo, Edward,” Alice se rió por lo bajo. “Y he oído que nuestro querido padre planea pedirle a Bella que baile con él.”

“¿Puede guiar tan bien como tú?” preguntó Bella, mirándome.

“Sí. Mi madre nos enseñó a los dos,” dije.

“¡Entonces, bien!” Bella me tiró del brazo. “No les hagamos esperar.”

Alice puso su mano contra mi hombro. “Jasper, ¿acompañarías a Bella dentro? Sólo necesito hacerle a mi hermano una rápida pregunta y entonces entraremos.”

Jasper extendió la mano. “Bella, ¿me concedes este honor?”

“¡Por supuesto!” dijo Bella mientras ponía su mano en la de Jasper.

Una vez que estuvieron dentro, Alice se giró hacia mí. “¿Qué era eso, Edward Cullen?”

“¿El qué?”

“¡No me digas eso a mí! ¡Tú y Bella besándoos!”

“Eso era simplemente yo besando a mi novia, querida hermana.”

No valía la pena mentir u omitir. Alice lo sabría de cualquier manera. Mi hermana gritó y echó los brazos a mí alrededor. Sólo podía esperar que Emmett tuviera una reacción tan favorable.

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