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Capitulo 3.- Negociando
el futuro
Bella pov
Dios no me dejes desmoronar ahora.
De pie, frente a un hombre con el miembro expuesto y ante la mirada de
todos los demás quienes no hacían nada, me toco sacar la vena y hacerme
respetar.
-James te retiras ahora mismo, tú y yo hablaremos más tarde- dijo Lord
Eleazar.
Mientras el tipo me miraba con ganas de rebanarme. Lo he ofendido, de la
peor manera… menospreciando su hombría y seguramente tendrá consecuencias. Pero
no pienso permitir que me humille.
No a mí.
No a Isabella Swan.
-¿alguien más quiere desafiarme? - pregunte mirando a los jóvenes
presentes.
Jasper Hale, rubio de ojos azules, muy atractivo. No es mi tipo. Los
Cullen, uno de ellos muy alto, enorme, de cabello negro y corto, ojos grises y
fríos. Mas que atractivo… delicioso, aunque tampoco es mi tipo. Y por último,
el único de todos ellos que no me ha mirado por más de cinco segundos con
alguna expresión que no sea de hostilidad. Alto casi tanto como su hermano,
atractivo con muchas ganas, o eso parece, he evitado mirarlo más de cinco
segundos con algo más que indiferencia… tampoco es mi tipo.
Los Adultos me miraban de manera diferente. Jake salió detrás de James. No
le irá bien al tipejo.
-me disculpo profundamente por eso Isabella, jamás imagine que ese
comportamiento tan indigno sería cometido por mi hombre- dijo Lord Eleazar
mirándome visiblemente apenado.
-bueno Lord, tal vez sí se da una próxima vez, pueda intervenir antes de
que le rebane el honor a su hombre- dije antes de sentarme y conmigo todos los
que estaba de pie.
Puse la espada en la mesa y la deslice hacía donde Garrett estaba, me
sonrió con complicidad.
Alguna vez mientras entrenaba con Jake, Garrett cometió la torpeza de decir
que era bastante buena para ser mujer. Paso las dos horas siguientes
defendiéndose de mi ataque. Mi padre solo se doblaba de la risa mientras mi
madre pegaba el grito en el cielo.
-bueno, ahora que hemos visto la valía de esta jovenci… mujer creo que
entendemos el porqué su padre le ha confiado tan enorme encomienda. Por favor
Isabella sigue con tu caso- dijo Lord Carlisle.
-gracias. Y llámenme Bella. Como dije antes, mi padre sigue prisionero en
Eorlingan y como en todo castillo, es posible entrar, cosa que hará mi gente-
dije señalando a Jake quien ya había regresado- pero quiero saber si cuento con
el apoyo de los clanes vecinos para armar una ofensiva efectiva que permita a
mis hombres entrar sin ser detectados, algo así como una distracción- dije
mientras todos los presentes me miraban.
Con un poco más de respeto si es posible.
-¿Qué tienes en mente para el recate de tu padre Bella?- pregunto uno de
los Cullen
-disculpa, no conozco tu nombre- dije mirándolo.
-Emmet, Emmet Cullen- dijo con algo de simpatía.
-Emmet, en las colindancias del bosque que rodea el castillo hay capacidad
suficiente para esconder un ejército de más de 5 mil cabezas. Si escondemos
mucho menos y atacamos con un tanto mayor podremos distraer su atención. El
castillo por si solo es impenetrable por otro lado que no se la puerta
principal y la puerta escondida. No queremos entrar por la puerta principal,
pero eso ellos no lo sabrán, de esta manera y saliendo del bosque de atrás mi
gente podrá entrar, sacar a mi padre y salir antes aun que el enfrentamiento se
dé. Podremos sitiar el castillo, la gente que se quedo es leal a mi padre y no
dirán donde están ocultas las bodegas de provisiones. Aun si eso significa
morir de hambre dentro de los muros. Y mi padre estará libre antes de que
amenacen su vida a cambio de información- dije mientras mostraba unos mapas con
las ubicaciones del castillo y el bosque -en este punto -apunte un lugar del
mapa mientras todos se acercaban, jóvenes y adultos- se puede armar una
ofensiva solo con arqueros, en la puerta principal deberán mandar escudos, ya
que desde las almenas se puede disparar de manera certera, pero si colocamos a
los hombres a 100 metros del muro, serán inefectivos- dije revelando el único
punto débil del castillo.
Es necesario.
-para el tipo de apoyo que solicitas Bella será necesario primero firmar
las alianzas- dijo Lord Eleazar.
-lo sé y estoy dispuesta a negociar el matrimonio de mi hermana con
cualquiera de los presentes- Dije mientras Jake salía de nuevo.
Mencionar el asunto del matrimonio era la señal para Jake de traer a Alice.
-¿y tú?- pregunto el hombre que no quería mirar - soy Edward Cullen, ¿Quién
negociaría tu matrimonio?- pregunto de nuevo y en tono altanero, casi molesto,
se puede decir que me ladró.
-¿puedes ver a alguien más aquí de mi clan que no sea Garrett o Jake? Me
parece claro que también seré yo quien convenga mi matrimonio. Después de todo
seré yo quien viva con ese hombre. Sin ofender- dije mirándolo y respondiendo
de la misma manera.
-bien, siendo esa la situación ¿cómo lo haremos? Es decir ¿cómo se
escogerán las parejas?- dijo Lord Carlisle.
-me parece que para que sea completamente arbitrario coloquemos los nombres
en una urna y se saque por sorteo- dijo lord Eleazar.
-eso me parece un poco brusco, son muy jóvenes las muchachas, que les
parece si les dejamos un día entero para que se conozcan y…-
-disculpe Sr. Laurent, sé que se idea es buena y lamento ser yo quien le
interrumpa de esta manera pero la vida de mi padre está en juego, mientras más
tardemos en sacarlo más probabilidades hay de que muera, créeme que de ser otra
la situación, yo habría solicitado medio año antes de las bodas- dije sonriendo
apenas.
-lo entiendo Bella- dijo Laurent sonriéndome con ternura.
Me sentí vulnerable por un momento, aparte ese sentimiento de inmediato, no
e lugar para una demostración de sentimentalismos.
-entonces lo del azar va- dijo Emmet con mucho menos gusto del que su
rostro aparentaba.
-primero será mi hija como signo de buena voluntad, Jasper tráela por
favor- dijo Lord Eleazar.
Mientras Lord Cullen escribía los nombres y los depositaban en una urna,
Jasper entro con una mujer rubia, de la edad de mi hermana aproximadamente.
Hermosa completamente. Ojos azules, labios rojos. Y un vestido de infarto. Sin
hablar de las zapatillas, divinas y toda la tendencia francesa. Unos minutos
después entro mi hermana. Con un vestido de los mejores. Ambas mujeres se
miraron y apenas estuvieron juntas les salto lo vanidosas.
-por Dios es un diseño parisense- dijo Alice mientras tocaba el borde
ribeteado en hilos pateados del vestido azul de la rubia.
-y el tuyo es completamente Londinés, me encanta- dijo la rubia admirando
el vestido amarillo sol de mi hermana.
-Por favor señoritas, estoy segura que sus esposos les dejarán acaparar la
moda otoño invierno y primavera verano, de las altas casa de costura, pero
justo ahora debemos sortearles al esposo, silencio- pedí mirando a mi hermana.
-lo siento Bella- dijo Alice bajando la mirada.
- discúlpanos fuimos vanidosas- dijo Rose mirando a otro lado, apenada por
completo.
Me sentí mezquina por hablarles de ese modo. Después de todo de ser otra la
situación estaría también mirando y mostrando.
-hey, también me han gustado sus vestidos. Más tarde te muestro una
tendencia Veneciana, te encantara Rubia- dije sonriendo.
-Rosalie, hum llámame Rose- dijo sonriendo.
-señoritas, el sorteo está listo. Primero tu Rose- dijo Eleazar.
La chica se puso pálida. Después de todo esta escogiendo a su esposo para
toda la vida. Metió la mano temblando. Saco un trozo de papel enrollado. Lo
entrego a su padre.
-Emmet Cullen- leyó Lord Eleazar.
La chica se giro hasta mirar a Emmet, quien solo asintió y le sonrió o eso
intento. Ninguno se veía feliz.
-Alice tú sigues- pedí.
Sabía que ninguno de los restantes les agradaría casarse conmigo por eso me
quedaría al final. Que fuera la suerte de los demás quien marcara mi desgracia.
Lord Cullen agrego otro pergamino, lo cual tenía sentido si para Rose habían
dejado afuera el nombre de su hermano. Movieron la urna un poco más y mi
hermana mirándome a los ojos metió la mano. Solo una lagrima que borro antes de
que cayera por completo fue el indicio de que aceptaba su destino.
-Jasper Hale- dije cuando me lo entrego.
El tipo suspiro y asintió mientras caminaba hacía ella. Se coloco a su lado
tal como hiciera Emmet con Rose.
-bien entonces solo quedan Edward y tu- dijo lord Eleazar.
Asentí sin mirar al hombre mencionado, el altanero. No estará nada
contento. Y por supuesto no camino hacia mí.
-bien, si les parece adecuado, podremos celebrar las nupcias mañana
temprano y partir en la tarde- Dije sin mirar a mi futuro esposo.
-¡¡¡¿estás loca?!!! No me casare mañana- grito Alice.
-¡¡lo harás porque yo lo digo y punto, mientras más tardemos en hacer esto…
legal, mas tardara papa encerrado, me importa un carajo si no te agrada la
idea, tú misma lo dijiste, para esto nos han educado toda la vida!!- dije
mirándola.
-Bella no es necesario que todas las bodas se realicen tan pronto, si les
parece podremos firmar un contrato de matrimonio y partir hacía el castillo
donde tu padre esta, al regreso podremos celebrar las nupcias- dijo lord
Eleazar.
-pero me temo que al menos se deberá consumar un contrato- dijo lord
Cullen.
Todas lo miramos con cara de horror. Después de todo se trata de entregarse
en cuerpo a un desconocido. Entonces
mire al que será mi esposo. Alto, de cabello rubio oscuro, ojos verdes y
labios rojos, el inicio de la barba en su rosto cuadrado, atractivo hasta
gritar… pero no es Jake. Y no se ve más contento de lo que estoy yo.
-que así sea- dije apenas con voz.
-entonces hemos terminado, después de la cena firmaremos los contratos y
podrán retirarse- dijo lord Eleazar sin mirarnos.
-vamos Alice, escojamos los vestido para la cena, Rose ¿nos acompañas?-
pregunte mientras salía de la sala sin mirar a nadie.
-mama sigue sin llegar- dijo Alice.
-lo sé no te preocupes, se habrá quedado descansando, ya sabes que no le
gusta montar- dije para tranquilizarla.
No es normal que no llegue aún.
Recuerdo
-Bella vamos muy despacio
aún, tendremos que separarnos de nuevo y apegarnos al plan original. Vayan por
delante, trataremos de seguirles el paso- dijo Sam.
-lo siento, necesito
descansar, no estoy acostumbrada como ustedes a montar, necesito parar, pero
creo que Sam tiene razón, adelántense- dijo mi madre.
-cuídala Sam, protégela
bien- pedí mientras Alice se bajaba y cambiaban su silla.
-Alice ¿montaras como lo hace Bella?- dijo mi madre con el
tono de escándalo que solía usar.
-aun estoy aquí madre y
no veo que tiene de malo- dije sintiéndome ofendida.
-Bella, hija te amo con
toda mi alma, pero a veces pienso que eres una mujer con espíritu de hombre-
dijo mirándome duramente.
-mejor eso que ser hombre
con espíritu de mujer- dije en respuesta.
Y las carcajadas de Sam,
Jake, Paul, y Quill, Jared y Alex quienes son los Guardias personales, no
tardaron en llegar. A eso se unieron el resto de los hombres que me conocían
bien.
-Jake y Jared se irán con
ustedes, llevarán a diez hombres por cualquier cosa. Corran y no se detengan
ante nada- apunto Sam.
-cuídate Bella y cuida de
Alice, la amo hijas- dijo mi madre besándonos antes de subirnos de nuevo a los
caballos.
Apenas vi a los guardias
que llevaríamos sobre los lomos de sus animales, lance mi montura a todo
correr. Los escuche seguirme el paso, incluso Alice parecía entender la
importancia de movernos rápido, ya que cabalgo como nunca. Pasadas unas horas
decidí bajar el ritmo para que los caballos descansaran un poco. Y porque casi podía ver las lágrimas de
Alice, no está acostumbrada a montar a galope y quizá su cuerpo está pagando el
precio.
-¿estás bien?- pregunto
Jake trotando a mi lado.
-sí, creo que si-
-¿estás lista para el
matrimonio?-
-no, pero seguramente no
tendré opción, Jake yo…- calle al mirar su rostro -nada, solo estoy preocupada
por mi padre- dije.
-iremos por él, cuando tu
esposo, el hombre que sea y los demás no den su apoyo, iremos por él- dijo
sonriendo como siempre.
El dolor de saber que
tendré que casarme lo único que hizo en mi
fue enfurecerme.
-vamos, la noche está
cayendo- dije mientras lanzaba mi caballo de nuevo hacia adelante.
Para cuando divisamos el
castillo, Jake iba detrás de mí, Alice a mi lado con Jared, su guardia detrás y
los hombres rodeándonos. Así cruzamos las puertas del castillo hasta llegar al
patio interior.
Fin del recuerdo.
-¿me enseñas ese vestido que mencionaste antes?- pregunto Rose regresándome
al presente.
-claro, de hecho dado la importancia de la cena lo usare esta noche- dije
mientras sacaba mi vestido.
Mi mejor y favorito vestido. Negro con hilos en plata y encaje ribeteado en
el mismo material marcando la parte baja del busto, entallado hasta la cintura
y suelto hacía abajo, con otra cinta en el fondo, Mangas corte princesa en tela
negra trasparente y piedras plateadas.
-es precioso, cielos ¿Cómo hago para tener uno parecido?- pregunto la
rubia.
-ir a Venecia, en cuanto puedas- dije sonriendo.
-iré con… Emmet. ¿Alguna de ustedes saben algo sobre la noche de bodas?-
pregunto la chica llorando por primera vez desde que sacara el nombre.
-tu mama seguramente te dirá que esperar, ojala la nuestra llegue a tiempo-
dije abrazándolas.
-niñas, que bueno que están todas aquí- dijo lady Tania, su madre.
-mama ya tengo esposo- dijo llorando un poco más.
Mi hermana quién también lloraba se abrazo a mí.
-lo sé cariño. Por eso he venido, sé que una de ustedes deberá consumar su
matrimonio hoy, así que me tomare la libertad de prepararlas para esta noche.
Lo que pasa entre un hombre y una mujer es muy diferente en cuanto a cada
pareja, el acto en sí es el mismo, pero depende mucho de la química de la
pareja, de la calidez del hombre. Puesto que ninguna de ustedes tiene experiencia,
déjense llevar y cuando estén en la cama…-
Para cuando termino de hablar yo no sabía si vomitar o atravesarme con una
espada. No es que el acto me parezca repugnante porque es algo natural, mi
madre nos tiene bien aleccionadas sobre eso, pero dejar que un tipo al que
apenas vi unas horas y con el que solo cruce una línea de conversación me haga
todas esas cosas es aterrador.
Sobre todo porque el hombre que me las hará a mi no me aprecia en nada, la
mirada que tenía cuando supo que sería yo su esposa era de rechazo total.
-¿Cómo sabremos quién de nosotras...?- Alice no pudo terminar la pregunta
sin llorar de nuevo.
-eso lo decidirán Eleazar y Carlisle. Prefirieron que no tomaras parte en
eso para no avergonzarte más- dijo la mujer sonriendo y mirándome directamente.
-muy considerado- dije apenas.
Para cuando la mujer se fue con su hija, Alice ya estaba más tranquila.
Pero mama no regresaba aun. Empecé a preocuparme. Dos días son demasiado. Algo
esta mal.
-Bella atacaron la comitiva de tu madre… la capturaron… apenas lograron
llegar algunos de la guardias- dijo Jake entrando a mi habitación sin tocar.
-¿donde están los hombres?- pregunte levantándome de inmediato.
No fui consciente que solo usaba el
vestido rosado de baño. O de que Alice me llamaba a gritos. Salí a todo correr
detrás de Jake y llegue al salón donde todos estaban reunidos.
-Niña… nos emboscaron cuando nos separamos, por más que luchamos y tratamos
de proteger a Lady Swan, igual se la llevaron, apenas logramos sobrevivir Sam,
Quill, Hernán, Damián, Lucas, Billy y yo. No queda nadie más de la guardia,
perdonemos no pudimos proteger a su madre, eran demasiados- dijo Paul casi
llorando.
En mi casa, todos los hombres fieles a mi familia nos aman, mi madre es
buena con ellos y nos ha enseñado a serlo también, siempre pendiente de lo que puedan
necesitar, de las esposas, hijas, hermanas. Siempre tuvo tiempo para atender
las necesidades que la gente del castillo pudiera tener.
-¿Dónde está Sam?- pregunte.
-aquí- dijo levantándose de la silla donde lo estaban atendiendo.
Apenas lo vi corrí a abrazarlo, está realmente herido. Un corte atravesaba
todo su costado sobre la piel curtida por el sol.
-mi niña, no pude protegerla… pero tenemos un prisionero, Jake lo
interrogara, sabremos a donde la llevaron e iremos por ella- dijo mientras me
abrazaba de los hombros y me dejaba un beso en la frente.
-¿Dónde está el maldito?- me gire hacía lord Eleazar después de localizar a
los demás hombres quienes estaban siendo atendidos, Damián se ve realmente mal.
-yo te llevo- dijo Jake en ese momento.
Lo seguí sin dudar. Y nos siguieron por supuesto. Apenas cruce la puerta
logre desarmar a uno de los guardias de lord Eleazar. Lo que no fue difícil ya
que ninguno de los hombres apostados en las puertas, se esperaban que yo
supiera usar una espada.
-¿Dónde está mi madre?- pregunte tan claro como pude.
Las lágrimas aun no salen pero siento que no tardaran tanto como yo deseo.
-la espada no es algo que una niña bonita como tú deba usar, te cortaras….-
-¿dónde está mi madre?- dije mientras ponía la punta de la espada en su
garganta.
Por un momento nadie dijo nada. Nadie se movió. Podía sentir la mirada de
todos sobre mí. Esto seguramente arruinara mi matrimonio pero mi madre está en
primer lugar y estoy harta de esperar que los demás hagan algo.
-no diré nada, mátame… si puedes- dijo el tipo mirándome, retándome.
Esto no funcionará hasta que entienda que no estoy bromeando.
-¿Dónde está mi madre? Última oportunidad- dije bajando la espada a su
entrepierna.
Jake le tomo una pierna y Paul la otra, abriéndoselas. El tipo por primera
vez me vio en serio.
-la llevarían a la torre del castillo principal de los Masen, Voltaria.
Pero no podrás llegar a menos que te cases con Marco su hijo, te ha pedido a
ti, exclusivamente a ti – dijo
-ya tengo esposo- dije girándome.
Camine medio paso en dirección a la puerta con la espada aun en la mano.
-¡¡entonces serás su ramera si quieres ver viva a tu madre, quien por
cierto será la mujerzuela de Aro!!- dijo sin reparo alguno.
Y mi ira se desato.
Antes que alguien pudiera reaccionar al insulto hacía mi persona y por
alguien me refiero mi futuro esposo
quien ya se dejaba venir sobre el tipo con la espada desenfundada, me gire
enterrando la mía en pleno pecho del hombre sentado.
-¡¡¡a mi madre la respetas perro maldito!!!- dije mientras la vida se iba
de sus ojos y la sonrisa se le borraba.
-¡¡¡Bella!!!- grito Alice entrando en ese momento.
-¡¡¡Jasper sácala de aquí!!!- grite mientras sacaba la hoja metálica llena
de sangre manchando mi vestido en el proceso.
Con el cabello revuelto, la ropa llena de sangre y la mirada de odio aun
puesta mire al hombre sin vida frente a mí.
-niña ¡¡¡¿Qué hiciste?!!!- pregunto Sam quitándome la espada mientras
Edward se acercaba a mí, por primera vez.
Quito una de las cortinas y me envolvió en ella. Me tomo de la cintura
mientras Emmet se acercaba y me colocaba la mano en la espalda apresurándonos a
salir.
-vamos Bella, nadie debe saber que fuiste tú- dijo Emmet mientras miraba a
los demás.
Las lágrimas no salieron hasta que escuche la puerta de la mazmorra
cerrarse detrás de mi.
No hubo cena o firma de contratos o consumación de matrimonio.
Esa noche solo fui una niña asesinando a un hombre.
El hombre de confianza de nuestro enemigo.
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