martes, 6 de marzo de 2012

Entre el amor y la guerra



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7.- Entre del deber y el placer

Bella pov

-estaré de regreso antes del 24 de este mes, debo revisar los pueblos vecinos y asegurarme que no falte nada, además mi padre está preparando una reunión en Gonder Dell para planear las acciones que se tomaran para atrapar a los Masen- dijo después del desayuno.

Una semana después de nuestra escapada a la cabaña.

-promete que regresaras pronto- pedí abrazándolo.

Sin él me sentiré muy sola. En mi castillo no me habría importado, pero en este aun no me siento en confianza. Aunque las mujeres de ahí me aceptan como su señora la mayoría son de la edad de mi madre. No hay jóvenes para platicar o para compartir. Me siento fuera de lugar.

-regresare pronto. No te pongas triste, te voy a extrañar mucho Bella. Puedes pedirle a Bree que te consiga más mujeres jóvenes si te hacen falta, si sales a pasear llévate a los guardias. No salgas de noche. Y piensa en mí- dijo antes de besarme y después salir.

Me quede pensando en sus peticiones. No parecen difíciles de seguir. Básicamente debo permanecer entre el castillo. Por seguridad. Aprovechare este tiempo, ahora que todo el lugar es nuestro debo aprender mucho más.

-Bree acompáñame a la cocina y por favor reúne a todas las mujeres que trabajan en las torres y pídeles que vengan al salón principal. En cuanto les avises únete también- pedí mientras entraba al despacho de mi esposo para conseguir papel, pluma y tinta.

-niña ¿nos mando a llamar?- pregunto la más anciana de todas.

-así es Greta, como saben Lady Cullen se ha ido al castillo de Gonder Dell dejando este a mi cuidado y aunque me han educado para esto, soy consciente que necesito ayuda. En Eorlingan mi hermana se ocupaba del castillo cuando mis padres no estaban y yo de otras cosas. Así que les pido me ayuden a hacer una lista de las actividades que se hacen aquí para que pueda trabajar en ellas- pedí

Las mujeres se miraron entre ellas y después de unos segundos todas empezaron a hablar al mismo tiempo. Después de un grito para llamar su atención el silencio fue total.

-una a la vez por favor- pedí mientras apuntaba a Greta.

-pues justo ahora ya están en proceso las matanzas de los animales, lady Esme lo dejo listo. Las provisiones están en camino también, eso se revisa desde el mes de noviembre. La despensa se revisa cada mes y será usted quien prepare la lista que se manda al pueblo, puede revisar usted misma la despensa si así lo desea. La señora lo hacía- dijo la mujer.

-también puede escoger los menús para todo el mes y en base a eso surtir la despensa, yo conozco los platillos favoritos del joven Edward, puedo ayudarle en eso niña, además puedo preparar lo que sea que usted me pida. Cada año la señora Esme me manda a otros sitios para aprender los platillos de otras regiones. Puedo cocinar comida oriental, , italiana, española, francesa… usted solo pida- dijo Rhona la cocinera.

-en cuanto a la ropa de cama y cortinas de todo el castillo nosotros podemos apoyarla, la ropa se saca una vez cada seis meses y se cambia toda, se guarda la que está en uso y así se conserva mejor. Ahora estamos con la ropa de invierno, en Febrero se saca la de primavera pero igual el informaremos cuando sea tiempo- dijo Leah.

-en cuanto a los muebles la señora Esme los cambiaba cada diez años, dejando lo que sacaba para la gente del pueblo, remodela una habitación cada tanto y en si lo que cambia son los colchones o las almohadas, a veces la ropa también. Pero esto queda a su mando ahora- dijo Fiona la mujer que se  encarga de coordinar la limpieza de las habitaciones.

-bueno no parece ser mucho pero sospecho que aun me falta por escuchar- dije cuando otra se adelanto dos pasos.

-la señora Esme revisaba personalmente el guardarropa de los jóvenes y del Señor, ahora que solo está el joven Edward creo que le será mucho más fácil encargarse de eso- repitió Leah.

-si supongo que sí. Más tarde me gustaría que subieras para ver ese asunto de una vez- pedí.

- El señor Carlisle se ocupaba del armamento de los soldado pero supongo eso lo hará el joven Edward, pero si él no está me temo que eso tendrá que esperar, a menos que usted lo haga- dijo Greta.

-bueno, eso me gusta un poco mas… gracias por todo. En cuanto haya pasado la hora de la comida revisare la despensa y después la ropa- dije mientras daba por terminada la reunión y se retiraban.

Las cosas no pueden ser tan difíciles. Al parecer las mujeres saben sus deberes y no será necesario que esté detrás de ellas todo el tiempo.

Pase el día entre conservas y listas, revisiones de ropa, cortinas y sabanas. Para cuando llego la hora de la cena estaba muerta de cansancio. Me acosté pensado en mis nuevas obligaciones.

Soñé con Edward.

Mi esposo es maravilloso y me siento un poco ilusionada con él, lo extraño cuando no esta cerca, me agrada estar en su cama, sus besos, sus caricias, sus manos sobre, dentro y encima de mi cuerpo. Su peso sobre mí. Su calor envolviéndome, amándome, haciéndome pedirle más de eso que solo él sabe darme.

¿Eso es amor?

También soñé con Jake, solo que esta vez el sueño fue diferente.

 Lo supe en cuanto desperté. Esta vez me estaba despidiendo de él. Mi corazón empieza a ser propiedad exclusiva de mi esposo.

-avisa a los hombres que saldré a montar- dije a Bree después del desayuno.

-señora, ¿saldrá sola?- pregunto la chica, apenas mayor que yo por un año.

-sí, lo hare, anda apresúrate, no soporto un minuto más aquí encerrada- dije.

Había prometido no salir de noche, así que en realidad no estoy rompiendo ninguna promesa, aun es de día. De mañana para ser precisa.

Una hora después, rodeada a una distancia prudente por los hombres, de los que no me pude librar y a los que no pude convencer de no seguirme, decidí que solo montar era aburrido.

-a quien me gane en una carrera hasta los límites del bosque le daré un jamón entero el sábado que viene- dije cuando se acercaron.

-pero señora…- intento decir algo uno de ellos, me tocara amenazarlos…

-si yo gano… no tomaran cerveza por una semana- dije sabiendo que sin importar guardias de que castillo fueran, todo puede perder menos la cerveza con la comida, dándole a la carrera la emoción que quiero.

-ya saboreo el Jamón- dijo uno de ellos.

Pobres incautos.

Corrí hasta dejarlos atrás, muy atrás.

Y soy consciente de eso… porque estoy perdida.

Decidí esperar.

Me senté bajo la sombra de un árbol, envuelta en la capa que gracias a Greta había llevado, estoy segura que ella les dijo a los guardias que no me dejara sola, esa mujer es una santa.

No estoy segura de poder regresar sola.

Pasaron dos horas desde que me perdí...

¿Por qué tardan tanto?

No pude dejarlos tan atrás como para perder mi rastro.

La panza me rugió de hambre. A mi derecha ha unos arbustos con bayas verdes. No serán como las de mi casa, que son moradas y deliciosas, pero con hambre todo es bueno.

Tome una y la probé… es dulce, muy dulce, sin pensar y presa del hambre tome varias más y las metí en mi boca con rapidez.

Apenas había tragado esas y cortado otras, cuando un dolor insoportable me atravesó.

Todo se hizo negro.

Edward pov

-señor estamos muy cerca del castillo. ¿Quiere que me adelante para avisar de su llegada?- pregunto uno de mis guardias a pocas leguas de donde mis padres están viviendo ahora.

-no, quiero que se vayan directamente a las barracas, yo iré después- ordene.

Quería ver qué Victoria estuviera bien y estar con ella un rato antes de presentarme en el castillo o ya no tendría oportunidad.

-Edward… viniste a verme…- dijo apenas abrió la puerta.

Por suerte me había escuchado cuando le dije donde quedarse. Esa casa es mía. Aunque nunca se usa. No antes de ella.

-te dije que vendría en cuanto pudiera, estaré unos días y no podía quedarme sin verte. Vamos desnúdate que no tengo tanto tiempo- dije mientras la besaba.

Y la tome como siempre. Y no sentí lo mismo de siempre.

La satisfacción física es la misma, pero su cuerpo, su calor, sus gemidos no me ponen loco. Me gusta eso sí, pero parece faltar algo. Parece falta la dulzura de Bella… Bella. Eso es lo diferente.

El remordimiento de engañarla no me deja disfrutar de Victoria y lo que me da. Bueno, ya lidiare con eso después. Ahora mismo quiero verla llegar y estallar dentro de ella como siempre.

Y lo hizo.

Y de nuevo me falto ese algo.

Casi imperceptible, casi nada pero que marca la diferencia. Y la diferencia es enorme.

-¿Qué pasa? Estas ido. No te gustó… ¿quieres hacerlo de otra manera?- pregunto antes de subirse en mi.

Nunca lo había hecho así, no con ella.

-no es eso, estoy cansado del viaje- dije deteniéndola.

Eso es algo que solo con Bella compartía y aunque suene estúpido e hipócrita quiero respetar eso. Además que Victoria sea hermosa no significa que me hará sentir lo mismo que mi esposa.

-déjame hacerlo, te va a gustar… es algo que nunca hemos hecho…- dijo intentándolo de nuevo.

-Victoria no es necesario que…-  me interrumpió con un beso mientras se sentaba sobre mí.

Se movió rápido y me excito su cuerpo pero… no fue lo mismo. No hubo esa locura por llegar, no tuve las ganas de morir como con mi esposa. No quiero compararla pero es completamente diferente. Por fin llegamos al clímax.

Se dejo caer sobre mí y sentí su peso y calor completamente diferentes. Como si nunca antes lo hubiera sentido.

-Debo irme. No sé si pueda verte de nuevo pero si no… tratare de venir a principios de año- dije mientras me vestía.

-¿Cuánto más me tendrás lejos?- pregunto triste.

-no vas a regresar a River Dell, no mientras mi esposa viva ahí. Nos mudaremos pronto a las tierras de los Swan y quizá allá nos quedemos, que podrás regresar para ese tiempo y te visitare cuando pueda- dije antes de salir.

-Edward ¿me das un beso?- pregunto antes que cerrara la puerta.

Entre de nuevo y la bese apenas.

-cuídate, te veré cuando pueda- dije sin mirar atrás.

Monte mi caballo y me dirigí al castillo.

-pensé que mandarla lejos era signo de que tomarías en serio a tu esposa- dijo mi mama apenas cruce la puerta.

-mama ya te dije que no te metas en esto-

¿Cómo supo?

-bien, no opinare nada más, solo espero que en el pueblo sean tan discretos como tú, ¿has pensado que alguien puede decirle a tu esposa sobre tu amante?- dijo antes de darse la vuelta.

Carajo, no pensé en eso, aunque nadie se atreverá.

Apenas termino la cena nos reunimos mi padre, Emmet, Eleazar  y Jasper. Las noticias no son buenas. Entre los presentes estaban Sam y Jake, Laurent, James y Garrett.

-pensé que traerías a Bella, ella conoce mejor que nadie sus tierras. Su opinión habría sido invaluable- dijo Eleazar.

-no dijeron nada sobre traerla. Pero si es necesario puedo mandar por ella- dije suplicando que no fuera así, esperaba ver  a Victoria antes de irme.

-no, nos arreglaremos sin ella, la verdad mientras antes terminemos antes me regreso a casa, no quiero dejar a Alice sola, ha estado un poco más animada desde hace un par de meses y no quiero que se ponga mal de nuevo- dijo Jasper con cara de imbécil.

Estaba enamorándose rápido al parecer.

-vaya vaya, quien viera al rompecorazones Jasper suspirando por su mujercita- dijo Emmet mientras nos reíamos.

-calladito cuñado, que ya te vi acariciando la prenda de mi hermana- dijo el rubio.

Mi hermano se puso serio.

-bueno terminemos con esto de una vez- dijo Emmet mirándonos.

-los reportes indican que en Vulterra no están, pero aun no sabemos donde se esconden- dijo Laurent

-mi gente ha estado patrullando las cosas de las tierras que tengo, por ahí no han salido o entrado, donde sea que están no es mi territorio el punto de entrada- dijo Garrett.

-ni el mío- dijo James.

-pues por mi territorio no es, tengo apostados hombres en cada posible punto, cada uno de ellos son fieles, no dejarían pasara nada- dijo Laurent.

-si no los encontramos no podemos hacer nada- dije-

-bien, pasemos a los planes de acción- dijo mi padre.

Tras dos días de organización y elaborados planes por fin estaba libre para seguir mi camino.

Como al inicio mande a mis hombres por delante y después de despedirme de todos fui directamente a donde mi amante estaba. Pase la noche con ella. No hubo platicas ni planes, solo sexo. Parte de la noche la tome. La otra parte me la pase en blanco mientras ella dormía. Pensando en mí esposa. En lo que pasaría sí se enteraba.

Pero… ¿Cómo podría enterarse?

De mil maneras.

Recorrí los pueblos a velocidad rayo, solo nos quedábamos para dormir y comer.

Pasaron solo diez días y estuve de nuevo en brazos de victoria, antes de partir con mi  esposa. Pase la noche con ella de nuevo. Para cuando el sol salió monte mi caballo y partí a mi casa, a mi esposa, a mi deber.

Llegue al anochecer.

-señor qué bueno que regreso. Su esposa está enferma- dijo Greta apenas cruce la puerta.

-¿Cómo que enferma?  Me fui quince días. ¿Qué paso en mi ausencia?- pregunte mientras la mujer corría detrás de mí.

-la señora se ocupo de todo, la despensa, fue a hablar con los matarifes, la revisión de ropa y todo lo que su mama hacía a lo largo del año su esposa lo hizo en doce días. Pero ayer en la mañana insistió en salir a pasear. Al parecer los guardias la perdieron por un rato, cuando la encontraron estaba inconsciente. Los muchachos encontraron Bayas verdes en sus manos. Nadie le dijo que son venenosas. El hierbero del pueblo ya la reviso pero aun no despierta- dijo la mujer mientras llegaba hasta la puerta.

Mande  buscar a su hermana. Bueno en sí ya estaban de camino pues le quise dar la sorpresa a mi esposa de que tanto Rose con Alice estuvieran para noche buena. Mis padres se quedarían con Eleazar y su esposa.

Malditos arbustos de bayas verdes. Los deje porque a Victoria le gustan las flores. Es la única región donde crecen.

Me quede a su lado.

No despertó ese día.

Ni el siguiente…

O el que le siguió a ese…

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