martes, 6 de marzo de 2012

Entre el amor y la guerra


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11.- Retrasando al destino

Edward pov

-Edward…. Pensé que no vendrías, te he extrañado tanto… ¿Por qué tardaste en venir?- pregunto Victoria apenas abrió la puerta.

Había esperado hasta el anochecer para verla. Así nadie me vería entrar. Justo como la vez anterior.

-estuve de viaje con mi esposa, su hermana con su esposo y mi hermano con la suya- explique abrazándola también.

-vacaciones familiares… Que tierno… gracias por acordarte de mí- dijo sarcástica.

-lo hice. Te traje algo- dije sacando unos pendientes de oro y piedras de zafiro, azules como sus ojos.

-gracias, son hermosos ¿Qué le compraste a la niña?- dijo con rencor en la voz.

Me enfade de inmediato.

-¡¡no es una niña y es tu señora, respétala!!  Le compre todo lo que quiso, lo que pidió y hasta lo que no pidió porque es mi esposa y se merece todo-

-¿estás enamorado? ¡¡¡Lo sabía!!! Me olvidaste…- dijo antes de llorar.

-no te olvide… pero sí estoy enamorado de ella. Y por eso creo que lo mejor es terminar esto que tenemos. No puedes esperarme toda la vida. No quiero que lo hagas. No vendré de nuevo Victoria. Esta es la última vez- dije con calma.

-entonces sí no te veré mas y seguramente me compraras un marido… ¿me tomas una última vez?- pregunto con todo el dolor en sus ojos.

-Victoria no creo que…-

-por favor, no me hagas rogarte, no me humilles más… solo una vez y después podrás irte- dijo mientras dejaba caer su vestido.

Y lo hice.

Una única vez.

Apenas termine me sentí peor. Una vez más he traicionado a mi esposa.

Me vestí y me marche sin mirar atrás. Le conseguiré un buen esposo. Se lo merece. Bueno veré que mi hombre de confianza lo haga. No quiero tener más contacto con ella.

Pase cinco semanas enteras haciendo los recorridos y en algún pueblo luchando contra los hombres de Masen, algunas facciones que andaban causando revuelo y alboroto y a los que mi hermano andaba dando caza.

Por fin después de desmantelar el último grupo confirmado que teníamos de seguidores de Aro, regrese a casa de mi padre.

-señor, Victoria lo busca, ¿la recibirá?- pregunto Harry mencionando el nombre entre dientes.

-sí, que pase… y discreción- dije antes de que saliera.

Solo levanto la ceja mientras asentía.

Él como todos en el castillo adora a mi esposa y seguramente me maldice en su interior por engañarla. Jamás en toda mi vida había visto a ese hombre mirar otra mujer que no fuera Fiona su esposa, quien trabaja también en el castillo.

-¿Qué pasa Victoria? Te pedí que no me buscaras. Según tengo entendido te pasan una cantidad suficiente para vivir mientras arreglan tu matrimonio- dije cuando entro.

-estoy embarazada… y es tuyo- dijo sin rastro de broma en su rostro.

Me quede sin habla. Eso no puede ser, no me puede pasar a mí. ¿Cómo…?

-¿Qué dices? No. Eso no es posible, no…-

-la última vez que estuvimos juntos, no tuve tiempo de protegerme antes y después quede tan triste que… solo lo olvide, para cuando me di cuenta era tarde. Lo siento- dijo llorando.

Y mi mundo se sacudió.

Por completo.

-¿y qué quieres?- pregunte mientras pensaba como salir del asunto sin pecar mas.

-¿Qué quiero? Que te responsabilices por él,  es tu hijo… cásate conmigo- soltó.

-estás loca, ya estoy casado- dije mientras la miraba de otro modo, con otros ojos.

La vi de  verdad por primera vez tal como siempre ha sido.

-separarte, mándala a un convento, repúdiala, lo que sea, no te has casado por la iglesia y los castillos ya son tuyos porque sus padres están muertos, ya puedes dejarla y regresar conmigo. He sido tu mujer antes que ella apareciera y tengo derecho- dijo seriamente.

-¿Qué clase de mujer eres? ¿Cómo no lo vi antes?- pregunte sin entender el tamaño de mi estupidez

-solo te interesaba meterte entre mis piernas, bueno tus acciones han tenido consecuencias… haz lo que te digo o tu ramera personal del castillo se enterara de mi y de tu hijo- dijo acercándose a mí.

Pude pasar por alto su amenaza, pero que insultara así a mi Bella fue más de lo que pude aguantar. Por primera vez en toda mi vida levante la mano contra una mujer. Y la golpee tan fuerte que pensé la había lastimado de verdad hasta que me miro con sorpresa desde el suelo.

-la única ramera personal eres tú, ella es una dama y la vas a respetar aunque tenga que enseñarte a golpes- dije mientras la veía llorar, por primera vez no sentí nada.

-¿Qué te hizo? ¿Cómo logro que te enamoraras así de ella? Me amabas a mi- dijo sin dejar de llorar.

-lo hacía, ya no. Te quedaras en una de mis cabañas, hasta que el bebe nazca, cuando este seguro que es mío, hablaremos al respecto- dije mientras llamaba a Harry.

Le di instrucciones precisas y se la llevaron.

-mañana regresamos al castillo- dije a mi hombre.

-señor no hemos ido a Eorlingan y es necesario, no le tomará más de un mes. Si quiere me regreso para ver que su esposa este bien- dijo.

-no será necesario, regresaremos y la traeré conmigo- dije.

-¿señor? Con el carruaje tardaremos mucho más-

-nunca dije que usaríamos carruaje- termine usando las palabras de mi esposa.

Al día siguiente estábamos en camino.

Apenas entre al patio mayor vi un grupo de guardias reunidos en torno a algo o alguien. Desmonte junto con mis hombres y me acerque. Me abrieron paso en cuanto me vieron. Bueno, los que me vieron ya que la mayoría miraba a la pareja entrenando en el centro.

Nada más y nada menos que mi flamante esposa, vestida con una camisola mía, la cual le quedaba enorme, ajustada con un cinto de cuero flexible grueso y su pantalón  de montar, Botas y espada en mano. Sudando, con la parte de arriba de la prenda pegada al cuerpo, el cabello recogido por completo y con una mejilla sucia. Parecía más un muchacho de 14 años que mi mujer de 16 y aun así mi deseo se despertó. Hasta que me fije en su contrincante. Sin camisa y en pantalón. Jacob.

-vamos señora, no puede hacer esto otra vez, se lastimara- pedía Mike, quien aun no me había visto.

-Mike cállate- dijo mi esposa sin apartar la vista del tipo que tenía enfrente.

Jacob ataco con fuerza mientras mi esposa defendía con agilidad. Al ser tan pequeña se escabullía con facilidad. Aunque necesitaba acercarse demasiado para poder atacar. En algún momento, después de unos minutos de  batalla quedo al alcance del contrincante  logrando con ello que el hombre le hiciera un corte.

-no te atrevas a detenerte ahora Jake- dijo antes que yo saltara de donde estaba y al ver que el tipo bajaba la espada.

-Bella, estas sangrando, si tu esposo me mata al regresar será tu culpa niña- dijo sin levantar el arma.

-defiéndete Jake o te dejo sin oreja- dijo mi esposa con una mano en el costado cubriendo el corte y la otra al frente amenazando al tipo con la espada.

-déjela Señor, si está pensando en llevarla con nosotros debe ver de que es capaz su esposa y créame, Jake acabara peor- dijo Harry  deteniéndome justo cuando iba a parar esa locura.

 Ahora la camisa de mi esposa estaba mojada de sangre.

-no dejare que esto siga, esta lastimada ¿que no lo vez?- dije

-lo vemos, pero la conozco desde siempre, si la detiene ahora será una ofensa para ella. Solo dele unos minutos y yo mismo la detendré- se acerco Sam mientras señalaba a los contrincantes.

-no, esto se acaba ahora- dije saliendo del montón.

Ahora si todos me vieron y ella también. Me miro un momento antes de sonreír. En ese preciso momento Jake ataco si hacer ruido alguno. Solo mi grito tuvo Bella de advertencia.

Se giro con agilidad impresionante mientras defendía con la espada. Apenas logro esquivar el arma contraria cuando de una patada y un giro que no entendí puso al tipo en el suelo y con la espada en el cuello.

-Jake, ¿que no ves que estoy mirando a mi esposo? - Dijo antes de bajar el arma y hacerle un corte nada profundo en el brazo.

-lección numero 25, jamás le des la espalda a un contrincante vivo y armado, no importa que sea el mismísimo Padre quien se aparece- dijo el tipo levantándose - por cierto bueno el giro ese, ¿me enseñas después? Anda ve a que te curen mientras yo intento explicarle a tu esposo el asunto antes de que me rebane- dijo el tipo mirándome.

-no hay nada que quiera que tú me expliques, solo quiero llevarme a mi esposa a la cama y escuchen todos… ¡¡¡no me molesten hasta la próxima semana!!!- grite mientras la levantaba en brazos y entraba al castillo con ella.

-eso fue horrible, ahora todos sabrán que hacemos- dijo mientras subía las escalera de la torre.

-¿Qué hacías con Jacob?- pregunte.

Que no me muestre enfadado delante de los demás no significa que no lo esté.

-entrenaba, llego un día después de que te fueras y como el castillo marchaba bien le pedí que entrenara conmigo. Lo siento esposo, si te molesta no lo hare más. Pero entonces tendrás que entrenar tú conmigo- dijo mientras la dejaba en la cama y quitaba el cinturón para revisarla.

-no entrenaras más, eres una dama, no tienes por qué hacer ese tipo de demostración pública. ¿No vez que me dejas en ridículo? ¿Qué hombre quiere que su mujer sea medio macho?- solté molesto.

Furioso, no por sus habilidades con la espada o el arco o el sable o nada que tuviera que ver con la batalla, sino por la confianza que parece haber entre ellos. Me miro seria mientras cerraba la camisola quitándome las manos de la prenda.

-¿medio macho? Eso es lo que parezco ahora. Porque no es eso lo que piensas mientras retozamos en la cama-

-tú no retozas en mi cama. Yo te hago el amor y no me cambies el tema, sabes a que me refiero. Nunca debí dejar que ese hombre viniera. Pero se ira. Hoy mismo- dije caminando hacia la puerta

-¡¡¡No!!! ¡¡¡No lo corras!!! Dejare de entrenar, no tocare un arma si así lo deseas pero no lo eches- pidió con una rapidez que me dejo confundido.

Estaba renunciando a algo que es obvio para quien este mirando que ama hacer por no dejar de ver al tipo. ¿Lo ama? ¿Y yo qué? ¿Tendrá algo con él?

¿Se habría hecho su amante mientras estuve fuera? No. Eso no es.

Pero quizá siente algo por él. Después de todo siempre andaban juntos antes de ser mi esposa.

-¿Bella lo amas?- pregunte con un nudo en la garganta.

-sí, como a un hermano ahora… lo amaba o creí amarlo antes, pero después me casé contigo y fui tu mujer y todo fue diferente. Yo… te amo a ti- dijo apenas.

-¿me amas? ¿Por qué?- pregunte en voz alta.

-porque eres bueno conmigo, porque siempre lo has sido. Me haces muy feliz. Me das mi espacio, me dejas tomar las riendas de cosas que no me corresponden por ser mujer. Me respetas y me das mi lugar sin importar que tenga vagina en lugar de pene. Me das todo aun cuando no lo pida y aun más sí lo hago. Me haces tuya cada noche. Es todo a la vez. Eres un esposo maravilloso y yo tengo mucha suerte de haberme casado contigo- dijo llorando.

Y su inocencia me golpeo con más fuerza que si me hubiera revelado ser amante del tipo. Porque yo no merezco nada de eso. Ni un poquito de su amor. Primero por seguir con mi amante aun cuando estando con ella y segunda porque esa amante ahora está embarazada. De mí.

-no llores, no lo hagas… no por favor… te dejare entrenar con quien quieras pero no llores. Yo… no soy bueno Bella. No lo soy…- dije abrazándola.

Apenas pude no llorar de la inmensa culpa que senti.

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