martes, 6 de marzo de 2012

Entre el amor y la guerra



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Capitulo 6.- Entre la esposa y la amante

Bella pov

-¿necesitamos llevar guardias?- pregunte cuando al salir de la torre vi a mínimo cuatro hombres montados esperándonos.

-pues Aro sigue suelto, no me arriesgare a salir sin protección y que nos ataque… lo siento Bella, saldrás escoltada hasta que lo encontremos y capturemos a todos sus seguidores- dijo mirándome.

-Bien, si es lo que deseas así será- respondí mirándolo.

Mi esposo tenía una semana durmiendo en mi cama. Después de hacer el amor se quedaba hasta que el sol salía. Entonces regresaba a su habitación. No sin antes dejarme un beso y a veces temblando con lo que sus manos y lengua me hacían.

 Así no me es difícil acceder a lo que me pide. Incluso ahora soy yo quien se porta como Alice. Mi rebeldía, mi independencia, mis ganas de ser líder se habían ido por la ventana en cuanto me beso por primera vez.

-es lo que deseo y me da gusto ver que no tendré que pelear contra ti para conseguirlo, anda vámonos o podre mostrarte lo que quiero- dijo mientras me abrazaba lo suficiente para sentir su excitación en mi vientre.

-¿sabes…? Si no lleváramos tanta gente podríamos hacer algo con esto- dije rozando con mi mano de manera discreta su erección.

Gimió y apenas logro disimularlo. Su mirada se cargo de deseo y lujuria. Mi cuerpo reacciono a esto. Mis pezones se endurecieron y sentí la humedad abrirse paso entre mis piernas.

-ah, esa idea es excelente… no me tientes así- dijo mientras me subía a su caballo.

Aunque el mío estaba listo.

Una hora después cabalgábamos en las afueras del pueblo.

Es hermoso. Los arboles están cubiertos de nieve y el camino es un poco difícil. Su caballo es muy ágil, considerando que yo manejo las riendas y que mi esposo se dedica a acariciarme bajo la capa, el animal no tiene rumbo fijo. Lo que dificulta que los guardias nos puedan seguir a corta distancia.

-no es por eso, les pedí que nos dieran espacio cuando llegáramos a esta parte. Bella si me porto bien este día me prometes no usar interiores cuando salgamos juntos, quiero poder tocarte mientras paseamos- pidió mientras sus manos, que se colarán por la abertura de mi vestido en la espalda hasta acariciar mis senos, me apretaban un poco más.

-solo si prometes no usar esta capa, necesitamos una más grande. Me parece que se dan una idea bastante clara de lo que me estás haciendo. ¿Podrías disimular más la cara de felicidad que traes?- pedí riendo mientras me pegaba a su cuerpo y me olvidaba de todo lo que no fuera sus manos.

-regresemos a casa, quiero hacerte mía… me pones loco Bella…- dijo antes de besarme la parte de atrás de mi cuello bajando por mi hombro mientras bajaba mi vestido por mis hombros.

-espera… oye, estamos aun en medio de ninguna parte y no están lejos… ¿quieres que escuchen como me haces gemir?- pregunte mientras me separaba solo un poco y me subía la ropa de nuevo.

-Tienes razón, te llevare a un sitio que no está lejos de aquí y donde podre hacer algo más hacerte que gemir- dijo susurrando.

Grito un par de instrucciones a los guardias quienes se dispersaron y tomaron la misma dirección que nosotros. Tomo las riendas y puso a todo correr al animal. Unos minutos después estábamos frente a una cabaña.

Apenas entramos me beso con ganas. Me llevo sin dejar de comerse mis labios hasta una pared. Contra ella me levanto en brazos y se pego a mi cuerpo. Esta más que excitado. Tanto como yo. Me desnudo con lentitud, me hizo el amor despacio, sin prisas, a pesar de no hacer nada diferente fue completamente alucinante.

Termine gritando y suplicando por él.

-vamos Bella, no me hagas eso… debemos regresar, esta cabaña no tiene lo necesario para pasar la noche y seguramente los guardias tiene hambre. Además si no regresamos ahora no podremos hacerlo después- dijo mientras besaba su pecho y mis manos bajaban por su cuerpo.

Con ganas de tenerlo de nuevo ignore sus palabras. Seguí besando, pase por su cuello hasta llegar a sus labios. Baje por su mandíbula.

-bien si de todas formas me harás lo que quieras, hoy voy a enseñarte la importancia de saber montar- dijo sonriendo.

Deje de besarlo mientras lo miraba sin entender.

Me tomo de la cintura y me puso sobre él, mientras se sentaba hasta quedar con la espalda en pegada al cabezal de la cama. Entonces entendí.

-¿me enseñaras más cosas?- pregunte mientras lentamente me sentaba sobre su miembro duro.

-todo lo que quieras, ahora muévete despacio- pidió mientras le hacía caso.

-¿así?- pregunte apenas.

-si… no… más… muévete más…- pidió mientras el placer nos ponía al limite a ambos.

Sus manos en mis caderas incrementaban el ritmo y la velocidad, mientras mi cerebro, razón y coherencia se iban de la mano con mi autocontrol.

Como siempre termine gritando y gimiendo. Apenas tuve fuerzas para acostarme sobre su pecho. Sudando, respirando con gran dificultad y por su expresión, estaba relajado completamente, tenía los ojos cerrados.

-tenemos que irnos Bella…- un golpe en la puerta lo interrumpió.

No supe más. Cansada, satisfecha y cómoda me dormí así como estaba.

Encima de él.



Edward pov

De mala gana me gire para dejar a mi esposa en la cama. Me puse el pantalón y la capa por encima. Cubrí a Bella con la colcha y me dirigí a la puerta.

-joven Edward, lady Cullen... su mama, le manda el carruaje con provisiones y algunas otras cosas, los guardias se han retirado y nosotros tomaremos su lugar- dijo Mike, el guardia de la torre.

Uno de los tantos.

-bien, entonces lleva el carruaje a la entrada de atrás, yo mismo pondré las cosas dentro. Nadie debe entrar- dije recordando que la ropa de mi esposa esta por todas partes y me no me apetece que otro hombre la vea apenas cubierta con una colcha.

-si joven- se despidió el hombre.

Apenas había llegado a la puerta de atrás cuando la principal se abrió. Me gire de inmediato y me quede ahí de pie sin poder creer que mi suerte sea así.

-¿la trajiste a nuestro lugar? - pregunto Victoria de pie en medio de la habitación única.

Mi amante miraba a mi esposa quién solo se movió un poco ante el ruido, dejando su espalda descubierta. Su cabello cubría su rostro.

-baja la voz ¿Qué haces aquí?- pregunte acercándome a Victoria.

-vi tu caballo y supuse que estabas aquí. ¿Por qué la trajiste? ¿Por qué no has ido a verme? ¿Prefieres a esa niña que a mí? ¿Y qué hay de nosotros?- pregunto casi llorando.

- salgamos de aquí…- dije mientras la tomaba del brazo y la sacaba de la cabaña.

-¿A dónde vas…? - pregunto Bella incorporándose y mirando hacia la puerta.

Me gire con el corazón en un puño. Tenía los ojos medio cerrados y su blanco y perfecto seno derecho se asomaba por arriba de la colcha. Su pierna le hacía compañía.

-veré que mi caballo este bien, duérmete, no tardo nada- dije caminando hacía ella y tapándola de nuevo.

-quédate… tómame otra vez….- dijo mientras me abrazaba del cuello y me besaba.

Por un minuto estuve tentado a hacerlo pero la sensación de ser observado me hizo separarme de mi esposa. Mi amante estaba en la puerta mirándonos. Y su expresión no es para nada serena. Después de todo ella es la mujer que amo, necesito explicarle las cosas.

-ya regreso, duerme- dije dejándola en la cama de nuevo.

La tape de nuevo y salí con Victoria por delante. Rogando que mi esposa no la hubiera visto y no la viera ahora.

-explicarme porque no lo entiendo- dijo llorando la mujer frente a mí.

- Victoria, ella es mi esposa, algunas cosas se esperan de mi, como yacer con ella, dar herederos. No te equivoques… te amo, pero no podemos estar juntos como antes. Le debo respeto. Además te guste o no es tu señora y deberás respetarla. No vuelvas a referirte a ella como niña. ¡No lo es!- dije con un tono más severo del que tenía pensado.

-te estás enamorando de ella… por eso no me visitas, por eso no te separas de ella… me está quitando tu amor ¡¡¡esa maldita niña esta robándote de mi…!!!- grito histérica.

-¡¡¡Cállate!!! Jamás vuelvas a decirle así, te marchas ahora mismo al pueblo de Gonder Dell y te quedas allá, iré a verte cuando pueda- dije entrando a la cabaña de nuevo.

Me siguió.

-¿me alejas por ella?- pregunto detrás de mí.

Me gire sintiendo que algo me dolía de verla así. La tome entre mis brazos y la saque de nuevo después de mirar a Bella y asegurarme que estaba dormida. La lleve hasta donde mi caballo descansaba y sin tiempo que perder la tome. Rápido, duro y sin delicadezas. No tenía tiempo para más, mi esposa podría despertar y buscarme. Termine pronto, Bella me había dejado exhausto tras dos increíbles demostraciones de pasión. Una tras otra.

-¿esto es todo? Antes…-

-antes no estaba casado, lo siento Victoria, es lo que hay, si prefieres podemos terminar- dije

-me dices que me amas y luego me dices que prefieres terminar conmigo… no te entiendo- dijo vistiéndose.

-te amo, pero ella es mi esposa y le daré su lugar, para ti no tengo más que una vez o dos y solo cuando viaje a Gonder Dell, tratare de ir a verte seguido pero no puedo prometerte nada en concreto…. Piensa en esto; aun eres joven y puedes tener un esposo, yo puedo conseguirte un buen hombre- dije mientras las palabras me lastimaban.

-no… yo me conformo con lo que me des… no dejes de amarme por favor- susurro mientras se marchaba.

Me quede ahí un momento, pensando que hacerla mía ya no es tan excitante, no después de tener a mi esposa entre mis brazos. Pero quizá solo sea la culpa que siento por engañarla a unos metros de donde duerme. Aun con la esencia de Victoria en mi cuerpo pensé en regresar a donde Bella.

Me lave lo mejor que pude. Dios esto es abominable. Si se entera me odiara. Si algo he aprendido de ella en esas pláticas interminables es que no perdona la traición y la mía es enorme. Por fin entre a la cabaña

-¿Dónde estabas?- pregunto sentada en la cama.

-Afuera. Lo siento Bella. Por favor perdóname- suplique mientras pensaba en lo que estuve haciendo con Victoria.

-no te preocupes, no pasa nada… ¿Cuándo regresamos a casa?- respondió y pregunto con la sonrisa en los labios.

Me acerque y la abrace rogando que sus palabras fueran dichas de verdad. No me perdonará esto si se entera.

-mi madre nos mando provisiones así que nos podemos quedar tanto como quieras- dije sonriendo.

-eso es maravilloso, ¿vienes?- pregunto con esa mirada que me hizo saber que quiere más de mí.

Y ya no puedo.  Dos mujeres en la misma noche es demasiado. Emocionalmente hablando.

-Bella, estoy agotado… ¿qué te parece si dormimos un poco?- sugerí preguntando.

-claro… hum… buenas noches- dijo mirando hacia otro lado.

Sonrojada hasta el cabello.

- Bella… bésame- pedí acostándome a su lado.

No la dejare así. Es mi esposa y mi trabajo es mantenerla satisfecha. Aunque muera en el intento.

La tome el resto de la noche hasta que el sol salió, la hice mía lentamente, usando todo lo que se le hacía feliz, aprendiéndome su cuerpo, su olor, su sabor de memoria.

Ella entre mis brazos, yo entre sus piernas. Y no de manera sexual, si no que me rodeo con su pierna dejándome pegado a su cuerpo. Me encontré tan a gusto como nunca pensé.

Nos quedamos dormidos.

Por primera vez fue ella quien inundo mis sueños.

Fue ella la primera persona que vi al despertar. Mirándome con sus ojos dorados. Sus labios rosados y apetecibles.

-buenos días esposo- dijo sonriendo.

-buenos días Bella- la bese un momento.

De la nada se soltó y corrió hacía la tina que estaba con algo de agua.

-mi periodo…- dijo sin mirarme.

Y aquí se ha acabado nuestra escapada romántica.

Por suerte para mí.

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