martes, 6 de marzo de 2012

Entre el amor y la guerra



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Capitulo 16.- La espera

Bella pov

-no me digas que tenga calma, mi esposo sigue en peligro de morir y lo último que necesito es tu discurso, maldita sea Jake, solo déjame sola- dije mientras lo sacaba a empujones.

De la habitación que fuera mía en el castillo de Eorlingan, di vueltas de un lado a otro, mi esposo aun presa de la fiebre, un agujero en el pecho lo atraviesa y una maldita infección que no quiere ceder a pesar que se hace todo lo posible. Es una pesadilla y no voy a despertar.

Seis días antes había caído a mi lado mientras me rescataba del castillo de Aro Masen.

Recuerdo

-¡¡¡Ayuda!!! ¡¡¡Jake ayúdame!!!- grite apenas vi a mi mejor amigo entre la gente luchando.

-¿Bella estas bien?- pregunto llegando a mi lado mientras se quitaba de encima a otro guardia.

-no soy yo, es él- apunte a donde Edward estaba tirado.

-lo sacaremos de aquí, cúbreme- dijo mientras me entregaba su espada.

Se puso a mi esposo al hombro lo mejor que pudo sin herirlo más.

Entre Sam quien había llegado hasta nosotros con dos hombres más que no reconocí y yo logramos abrir paso entre los hombres de Masen intentando llegar a donde los aliados estaban. Me toco por primera vez luchar de verdad. Para algo me ha servido mis años de entrenamiento a escondidas con Jake. Logre atravesar a tres antes de recibir un corte profundo en el brazo.

Por suerte Garrett estuvo a mi lado antes que otro tipo me atravesara.

-niña, necesitas una armadura- dijo Garrett.

-la tengo… en casa- dije respondiendo apenas.

-vamos, el barco de tu esposo está más cerca- dijo y junto con sus hombres nos saco de la batalla.

-váyanse, atiendan a mi yerno y no se preocupen por nada. Bella hija… ya tendremos tiempo de hablar- dijo mi padre abrazándome mientras una tripulación pequeña y el curandero de los Cullen nos acompañaba.

Apenas acomodaron a Edward en la recamara que usáramos en nuestro viaje el hombre se dedico a atenderlo. Me quede ahí, sin prestar atención al brazo que sangra y que duele de verdad.

Más me duele el alma de ver a Edward pálido.

Casi muerto.

-vamos Bella, necesitas vestirte y que te revise el brazo, de nada le servirás a Edward si te enfermas también- dijo Jake sacándome de la habitación.

-no tengo ropa aquí- dije

-pero tu esposo te trajo algo, pensó que lo podrías necesitar. El baúl esta aquí- dijo antes d señalarlo y salir.

Tome algo de ahí y lo seguí.

Me vestí como pude, la tira de tela que me pusieran apenas unos minutos antes esta empapada de nuevo. Con un vestido cómodo más que bonito regrese a la habitación donde él esta

-señora, ya saque la flecha, ahora debo cauterizar la herida… no será lindo, quizá deba salir- dijo el anciano

-no, haz lo que tengas que hacer- dije mientras me sentaba en la cama y apoyaba la cabeza de mi esposo en mis piernas.

Uno minutos después con un hierro candente sellaban la herida que tenía en el pecho para que dejara de sangrar. Sus gritos se hicieron insoportables, agónicos y terribles. El olor a carne quemada envolvió el lugar y pensé que vomitaría en cualquier momento pero no lo hice.

-tenemos que darle la vuelta señora- dijo mientras Jake que aun lo sostenía me miraba.

Me baje de su mano y deje que lo acomodaran. Me subí en cuanto pude, lo colocaron con su cabeza sobre mí y Jake se sentó sobre sus piernas sujetando los brazos. Repitieron el proceso y de nuevo grito hasta quedar inconsciente, una vez más.

-es todo señora, termine, ahora solo queda esperar que venza lo que viene, es joven y fuerte, estará bien, déjeme revisarle esto, acompáñeme fuera- pidió tomando mi mano.

-no, atiéndeme aquí - dije mientras Jake acomodaba a mi esposo en la cama.

Me reviso la herida y después de aplicarme un ungüento, enjuagarlo, secar la herida y limpiarla de nuevo dijo lo que ya me temía.

-tendré que quemarla señora o se infectará más- dijo mientras me ponía blanca.

Asentí mientras el hombre me entregaba una taza con té y láudano.

Me la bebí de un trago. Pero no hizo efecto tan rápido como hubiera querido. Apenas solté el traste sentí a Jake abrazarme sujetando mi brazo libre y al otro hombre tomar mi brazo herido y poner una vara sobre mí. Grite y me retorcí hasta que la oscuridad llego.

Fin del recuerdo

-señora ¿le traigo algo de comer?- pregunto una de las mujeres que ahora trabaja en el castillo.

-no gracias, no quiero nada- dije mientras cerraba la puerta.

Nadie tiene permitido entrar salvo Jake y el anciano curandero. Incluso mi madre evita entrar.

-Isabella vas a comer o te saco de aquí y no te dejo entrar de nuevo…- dijo Jake entrando de golpe mientras me cambiaba el vestido.

-sal de aquí Jake, estoy a medio vestir, ¡¡¡lobo estúpido!!!- grite mientras me cubría con la cortina del dosel de  la cama.

-Lo siento, pero no me iré, vas a comer aunque tenga que abrirte la boca a la fuerza, despertaste hace dos días Bella, aun no se te quita la fiebre y no dejare que te sobrepases, si algo peor te sucede y Edward sobrevive me cortara en pedazos muy pequeños- dijo con su frente apoyada en la puerta.

-bien comeré, pero solo queso y algo de sopa- dije mientras lo tocaba en el hombro.

-te lo traigo en seguida- dijo después de mirarme y sonreír.

Lo hizo los dos días que estuve así,  mi esposo sigue igual.

 Con mucha fiebre. Entre Jake y yo lo frotamos en alcohol para bajarle la temperatura. O lo cubrimos de paños húmedos en agua fría. A veces pasamos toda la noche en eso, a veces todo la mañana o la tarde. A veces los tres horarios sin descanso. Empiezo a agotarme.

Cinco días tengo consiente y los tres últimos han sido pesados.

-Bella, ¿puedo pasar?- pregunto mi madre.

-sí, pasa- dije…

Se sentó junto a mí y me abrazo. Nos quedamos en silencio mientras esperábamos que Edward reaccionara. Apenas entendía que estaban vivos, cuando nos trasladaron a las habitaciones, su rostro fue lo primero que vi, después el de Alice.

Recuerdo

-Hija, hija despierta, mi Bella, vamos despierta mi amor…- escuche su voz.

Esta viva. Mi madre está viva. Quise lanzarme a sus brazos como cuando era pequeña pero… no pude moverme.

-mama…-susurre.

-oh mi niña. No te esfuerces, aun estas muy débil, has dormido por días… Mi niña- me abrazo mientras sus lagrimas salían y las mías le hacían compañía.

Sentí una mano tomar la mía. Alice lloraba también.

-Edward… ¿Cómo esta Edward?- pregunte.

-¡¡¡ese maldito cínico, embustero, infiel, indigno, hijo de…!!!-

-Alice no, no digas eso, por favor- pedí a mi furibunda hermana.

-te engaño, nos engaño a todas, por su culpa perdiste a tu hijo Bella, te secuestraron por sus pendejadas… no hermanita, papa lo molera a palos en cuento se despierte- dijo mi hermana.

Y me aterre, mi padre es capaz, aun le parte el cuero a Sam. A mi esposo lo hará puré. Eso me dio fuerzas para moverme. En cuanto pude llegar a la puerta, acampe en la habitación donde lo acomodarán y no deje entrar a nadie.

Fin del recuerdo.

-mama, ¿tu conociste a Aro antes de casarte con papa?- pregunte cuando una de las conversaciones que escuchara en donde los Masen, acudiera a mi memoria.

-sí, Aro y yo estuvimos comprometidos una vez, mi padre se vio en la necesidad de ofrecerme en matrimonio. Pero entonces aparecieron los Swan, Tu tía Irina y tu padre. Ambos eran refugiados de las guerras nórdicas. Tú abuelo Samuel y tu abuelo Jacob eran amigos, por lo que dejo que sus hijos se refugiarán acá. Apenas lo vi supe que estaba enamorada. Cuando mi boda se acercaba, Aro trato de llevarme a la fuerza con él y no esperar la santificación. Charlie me defendió, lucho con Aro hasta que lo saco de las tierras. Mi padre supo de otras cosa que Aro había estado haciendo y cancelo el matrimonio. Para evitar que Aro tratara de reclamarme, me caso con Charlie. Aunque eso era lo que más deseaba- dijo  mi madre sonriendo.

-vaya, nunca nos contaste eso- dije.

-no, ya es bastante malo que seas una réplica de tu padre como para darte ideas románticas sobre luchas por amor- dijo mama.

-bueno, he tenido mi propia batalla y creo que aunque salimos victorioso, he perdido la guerra mama- dije llorando.

-mi niña ¿Qué hiciste?- pregunto conociéndome bien.

-faltarle a mi esposo… eso fue lo que hice- logre responder llorando más fuerte.

-mi niña, cuando las cosa se hacen por amor… no hay falta en ellas- dijo consolándome.

Pero sus palabras no me dan la paz que necesito. Se quedo hasta que fuera hora de cenar.

Emmet entro a ver a Edward, me dejo un beso en la frente y se despidió.

-Rose esta en las últimas semanas y no quiero estar fuera más tiempo, además se quedo muy preocupada cuando desapareciste, dale mi saludos al imbécil de mi hermano… él te ama, por favor, dale una oportunidad de hacer bien las cosas- pidió abrazándome.

-¿lo sabías? –

-sí, pero no me correspondía decir nada, perdóname Bella- pidió con cara de culpa.

-¿Quién más sabia?- pregunte.

-la familia, la gente del pueblo, mira hermanita, sí nadie te lo dijo es porque no queríamos causarte dolor, asumimos que la dejaría, por desgracia no lo hizo a tiempo. Tienes que creerme cuando te digo que la dejo después de regresar de Paris, cuando esa mujer fue a buscarlo, ya se había terminado- dijo antes de salir.

Me quede mirando a mi esposo batirse entre la vida y la muerte.  Y con información que solo agregaba más dolor. Como si mi culpa no fuera suficiente.

Cuando anocheció entro Jake.

-duerme un rato Bella, la fiebre ya paso, desde la mañana no tiene, quizá ya no le regrese. Yo me quedo cuidándolo mientras te acomodas en la habitación de enfrente- dijo.

-no me iré, olvídalo, no dormiré hasta que este despierto y bien- dije sentándome en un sillón junto a la cama.



Edward pov

Apenas abrí los ojos fui consciente del dolor intenso que me atravesaba. Y también lo fui del cuerpo a mi lado. Gire la cabeza con gran dificultad y la vi. Completamente dormida. Y caliente. Mucho.

Mire hacía el otro lado y Jake estaba dormido en el sillón. Con la mano en la espada. Una silla puesta contra la puerta.

-Jake, Jake, despierta…- dije y nada paso.

Ni se mosqueo. Estire la mano hasta tomar un cabo de vela. Se lo arroje a la cabeza. El tipo se puso de pie de un salto desenfundando la espada y mirando a todos lados.

-hey… una herida me es suficiente… guarda eso, me sacaras un ojo- dije mientas me miraba y la sonrisa se formaba en su peludo rostro.

Jamás lo había visto con barba. O el intento de una.

-estás vivo… y estas en problemas… Bella aun no te perdona…- dijo señalando a la mujer a mi lado.

-está muy caliente, ¿está enferma?- pregunte.

-algo así, la infección que tiene aun no cede pero está mucho mejor que tú en todo caso, estaba despierta hace rato, pero como no ha dormido desde que reacciono…- se quedo callado al mirarme.

-no te entiendo nada y menos si lo dices por pedazos. ¿Infección de que o por qué? ¿A qué te refieres con que no ha dormido desde que reacciono? ¿Y dónde estamos? ¿Hace cuanto que estoy aquí? ¿Y qué paso con exactitud?-pedí exigente.

-vaya que eres mandón y preguntón. Bien desde el principio. Cuando salías con Bella del castillo Masen te atravesó una flecha, Bella pidió ayuda y entre mi hermano, dos hombres de Eleazar y ella te sacamos del medio de la batalla. Bella peleo desde que te cargue hasta que la hirieron. Cuando por fin llegamos a donde Garrett estaba, su gente nos cubrió hasta llegar a tu barco, una vez ahí zarpamos de regreso a Vulterra, estamos en Eorlingan, los demás se quedaron tomando el castillo. Cuando te curaron te desmayaste. Fue el turno de ella y aguanto mucho más de lo que pensé. Pero igual se desmayo cuando la quemaron y no despertó hasta que llegamos aquí, hace cinco días- dijo mientras mi cabeza registraba todo.

-¿Dónde la hirieron? -pregunte mirándola.

-en el brazo derecho. Fue un corte muy profundo pero no creo que le quede una marca muy grande. Debiste ver con que fiereza atacaba. ¿Recuerdas la maya que le compraste? bueno no le habría sido de mucha utilidad. Tu esposa era un demonio en poca ropa que los mataba antes de que pudieran quitarle la vista de encima- dijo mientras sonreía.

Lo que me hizo recordar que estaba prácticamente desnuda cuando la saque del castillo. Aun debo saber que paso mientras estuvo ahí. Los rumores que Garrett escucho regresaron a mi mente. Y lo que dijera Charlie sobre separarla de mi también.

-¿cuánto crees que tarde en despertar?- dije.

-no sé, no ha dormido prácticamente nada, pero ahora que ya estas tu despierto quizá lo tome con calma. Ha estado histérica estos días- dijo antes de quitar la silla.

-¿y eso?- pregunte.

-Alice le dijo que Charlie te haría puré y tu esposa entro en pánico, no ha dejado que nadie salvo su mama, tu hermano y yo entremos- dijo antes de abrir y salir.

Me quede ahí mirando a mi esposa, me defiende aun a pesar de todo lo que le hice. Me quede mirándola largo rato.

Igual no puede ir a ningún otro lado. No hasta que las cosas se aclaren. Por fin varias horas después se despertó. Me quede quieto un momento, queriendo saber que haría. Me costó un mundo no abrir los ojos.

Sentí sus manos en mi rostro, acariciándome tiernamente. Un sollozo se escapo de ella. Sus labios rozaron los míos. No me aguante más. La abrace apenas. Se separo de inmediato.

-no te vayas… por favor, necesitamos… no te vayas, no me dejes, eres mi esposa- pedí cuando se levanto y camino hasta la puerta.

-lo siento Señor, no creo ser digna de llamarme su esposa nunca más, está vivo y ahora puedo irme- dijo antes de salir y cerrar.

En vano trate de llegar a la puerta, el dolor y el esfuerzo fue más de lo que pude soportar, me derrumbe antes de siquiera dar tres pasos. Y me quede ahí, porque no podía hacer otra cosa y porque no podía dejar de llorar.

-Señor… pediré ayuda- dijo una mujer entrando mucho tiempo después.

Al menos ya no lloro.

-déjame ayudarte muchacho. Y de una vez tener esa platica pendiente- dijo Charlie entrando un momento después.

-gracias, no nos hemos presentado adecuadamente, soy Edward Cullen… el próximo ex de su hija según entendí antes de partir- dije mirándolo.

Me ayudo a llegar a la cama.

-de hecho, desde hace unas dos horas dejaste de ser próximo para solo ser…- dijo serio.

Lo mire esperando ver alguna reacción de broma al entender que ya no es mi esposa.

-¿Qué dice?-

-me temo hijo que mientras dormías mi loca hija redacto el documento donde invalida el matrimonio entre ustedes y considerando que no tuvieron hijos ni tu padre ni yo pudimos objetar nada para evitarlo. Se marcho enseguida- dijo mientras mi corazón se detenía.

-entonces me dejo…-

-bueno, la engañaste… ¿Qué esperabas? ¿Que se quedara después de todo lo que sufrió? Jake me puso al tanto de todo. En mi casa nunca hubo más mujer que mi esposa, mis hijas no están acostumbradas a eso… Quizá de no haber perdido a la criatura se habría quedado solo para hacerte pasar un infierno, pero después de eso… - dijo negando con la cabeza.

-¿crees que si la busco regrese conmigo?-

-¿la buscaras después de esto?-

-si, en cuanto pueda llegar a la puerta sin caerme en el intento- respondí seguro.

-bien, me alegra haber aclarado eso, ya es malo que mi hija sea mejor espadachín que yo o mis sobrinos como para que encima ande por ahí sin su esposo. Según sé se dirigía a Londres- dijo sonriendo por primera vez.

-espera, dijiste que desde hace horas… que no pudiste hacer nada para evitar lo del documento-

-sí… sobre eso… bueno según ella no eres nada suyo, en cuanto a lo del documento, dije que no pude evitar que lo redactara, no que había logrado invalidar el matrimonio. No le dije que el documento es inválido si no tiene tu firma, solo deje que se fuera, con Jake por supuesto. En cuanto sepa que sigue casada querrá asesinarte… pero eso ya es problema tuyo. Suerte con eso yerno- dijo saliendo y doblándose de la risa.

Genial. Mi suegro jugándome bromas con lo más importante en mi vida.

Ya sé de dónde saca mi esposa la habilidad de emboscar. Su padre me acaba de hacer caer en uno de sus juegos. Me probó hasta saber si la amo o no antes de decirme a donde se fue.

Debo ser más inteligente y no dejarme sorprender así.

¿Por qué Bella dijo que no era digna de ser más mi esposa?

¿Qué hizo en realidad?

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