martes, 6 de marzo de 2012

Entre el amor y la guerra


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9.- De viaje al amor

Edward pov

-¿me llevas a nuestro dormitorio?- pregunto mi esposa dos horas después de zarpar.

Nos despedimos de los demás mientras la guiaba a una de las habitaciones principales.

-llegaremos en tres días a Paris, no haremos escalas para evitar problemas, descansa ahora y en cuanto sea hora del desayuno te despierto- dije mientras dejaba un beso en su frente.

Apenas tiene un día despierta y ya está en un viaje que será desgastante.

¿Cómo me deje convencer?

 Ah sí… su mirada de anhelo me lleno de ternura.

Y los besos… y la promesa de ella sobre lo que me hará en la intimidad en cuanto pueda…

Ah… ya me acorde que fue lo que me convenció: su mano en mi pene mientras me lo pedía.

Imbécil.

La mujer me toca y yo pierdo en automático.

-no te vayas, al menos hasta que me duerma, no estoy acostumbrada a dormir con tanto movimiento- dijo sin soltarme la mano.

-No pienso irme. Solo voy a cerrar la puerta con el seguro. Con el movimiento a veces se abre- dije.

Y aunque no es la idea no quise negarle algo tan simple como quedarme en su cama. Tampoco es que sea mucho sacrificio.

-¿me harás el amor esta noche? … te he extrañado mucho…- dijo mirando abajo.

-¿Por qué no me miras al pedirlo?- pregunte mientras tomaba su rostro entre mi mano.

-es que me da vergüenza…- dijo apenas sin mirarme aun a los ojos.

Y recordé que aun es muy joven.

-no tienes por qué avergonzarte, eres mi esposa y debe ser algo natural entre nosotros. Puedes pedirme tanto como quieras y decirme lo que te gusta o como quieres que lo haga… sé que no tienes más experiencia que la que has tenido conmigo y yo quiero enseñarte muchas cosas más. Ni siquiera necesitas pedirlo Bella, nunca te rechazare. Eso puedo jurarlo- dije.

La bese despacio. Saber que me extraña en la cama fue lo único que necesite para ponerme duro. La verdad dicha y aunque me negué a admitirla ante mí mismo, también la extrañe. Esas noches junto a ella mientras esperaba que despertara me habían hecho darme cuenta que me moría por ver sus ojos al despertar. Escuchar su voz al darme los buenos días o cuando me pedía entrar en su cuerpo o moverme dentro de ella.

Es una estupidez considerando que amo a victoria pero… ¿y si también amo a Bella? ¿Es posible amar a dos mujeres de igual manera al mismo tiempo? ¿Podría amara a una sola y olvidarme de la otra?

¿Olvidarme de Victoria?

-¿Qué te pasa? No quieres….- pregunto cuando me quede quieto.

En parte por mis pensamientos y en parte porque no estoy seguro de no lastimarla.

-no pienses nunca que no quiero contigo, es solo que apenas despertaste ayer y no sé si te haga daño el esfuerzo físico. Además me parece que ha sido suficiente con el viaje que hicimos, duerme esta noche y te aseguro que sí mañana me dejas te hare mía por completo- sugerí mientras intentaba controlar las ganas de saltarle encima.

-esposo, justo ahora lo que necesito es sentirte, llevo esperando desde que te marchaste. ¿No me extrañaste?- pregunto con el miedo en los ojos.

-claro que te extrañe, pero debes descansar…-

-ya descanse quince días, si no me vas a tomar en serio será mejor que busques donde dormir- dijo seria mientras me miraba con severidad.

-¿vas a correrme de la habitación por querer cuidarte?-

-no quieres cuidarme quieres dormir y en esta cama nadie dormirá hasta que yo consiga lo que quiero, me acabas de decir que no tema pedirlo, que no me rechazaras pero eso estás haciendo. Decídete Señor o cumples tus palabras o no digas cosas que no cumplirás- termino con seguridad.

Sonreí ante eso. Mi esposa no se anda con rodeos.

-no debiste decir eso Señora, no debiste-

Sin darle tiempo de entender, la bese de nuevo. En pocos movimientos la deje desnuda y lista para mis caricias.

Pase gran parte de la noche tomando lo que me pertenece por derecho de matrimonio.

Para cuando quedo satisfecha el sol empezaba a salir. Se durmió antes que yo. Ahora estoy seguro que cariño es una palabra pobre para lo que me hace sentir…

Estoy empezando a amarla.

Esa fue la primera noche de muchas que le siguieron. Por fin llegamos a Paris.

El primer día apenas durmió bajo amenaza de mudarme a otra habitación. El segundo día se negó a dormir más de lo necesario y el resto del tiempo paso entre tienda y tienda. Esas mujeres son incansables cuando de comprar se trata.

En la habitación donde nos quedamos, el fuego que encendemos por las noches no se apaga por las mañanas, solo disminuye. En cada demostración me deja saber que tiene muy buena disposición para aprender. Y mejorar lo que yo le enseño.

Recuerdo

-¿Qué me enseñaras?- pregunto después de conseguir que se corriera para mi dos veces, solo son mis manos.

-¿enseñarte?- pregunte tratando de que mi cabeza funcionara de nuevo ya que solo pienso en hundirme dentro de ella.

-sí, enseñarme, ya sabes… cosas… de la cama…- dijo sonrojándose.

-¿ya no te gusta lo que hacemos?- pregunte con la respiración más tranquila.

-me encanta, pero seguro que hay más, además, quiero poder complacerte del todo, que no busques en otro lado lo que puedes tener conmigo- dijo en un susurro.

No supe que decir a eso, porque amante ya tengo y para nada tiene que ver con que mi esposa no me de satisfacción. Me sentí miserable, un maldito gusano en potencia.

-bueno… ven aquí y a ver que sale- dije mientras la besaba, mas por borrar el recuerdo de Victoria que por necesitar algo para excitarme.

Porque de tenerla desnuda y sobre mí, ya estoy duro. Con ganas. Ganas de ella. Lo que le hice antes no me fue suficiente.

Cuando sus manos recorrieron mi espalda me separe solo un poco. La empuje hasta dejarla completamente sentada, con toda la intensión de verla completa hice que se levantara. Me levante con ella, la lleve hasta la pared y la puse contra ella.

La bese completa, bajando por sus hermosos senos blancos, prendiéndome de ellos cuando tuve la oportunidad. La escuche gemir, decidí seguir. Trace una línea de besos hasta su ombligo. Pase por ahí y seguí hacía abajo, ahí donde sus rizo negros están. Separe sus piernas apenas lo suficiente. Me arrodille y lentamente lamí.

Grito más fuerte. Lamí de nuevo y repitió la acción, seguí lamiendo su botón rápidamente, la sentí moverse frenéticamente, hasta separa sus caderas de la pared. Me situé entre sus piernas de nuevo, lamí un poco más, mordí solo un poco y grito con más ganas.

Esta más que excitada, esta perdida por mis caricias y su reacción hace perderme. Quiero todo de ella y darle todo de mí, que se sienta mujer por lo que yo le hago. Metí mi lengua en su centro, la saque y repetí cada vez más rápido. Su respuesta fue correrse en mi boca y gritar mientras sus manos se aferraban a mi cabello jalándome hacía ella.

Me separe lentamente y me puse en pie. La mire mientras sus labios abiertos y su mirada de deseo me llenaban de nuevo, le di la vuelta dejándola con su trasero hacía mi. Bese su espalda de lentamente, llegue hasta sus nalgas y la mordí suavemente, gimió otra vez. Decidí marcarla, me dedique a chupar en varias partes. Cuando sentí que estaba recuperada y que ya no podía soportar más sin entrar en ella, baje de nuevo.

Esta vez ella separo sus piernas haciéndome espacio. Lamí de nuevo solo para poder probar su miel, su esencia, su sabor. En cuanto gimió por primera vez me levante y entre con fuerza en ella.

De espaldas como estaba, la empuje solo un poco para que se inclinara, se agarro de la pared mientras mi verga la penetraba una y otra vez, ahora hasta yo gimo, es alucinante lo que su trasero me hace sentir mientras choca con mi cuerpo, la tengo sujeta de la cadera y estoy seguro que mi agarre le dejará marcas, pero no puedo soltarla. Esto es algo que no pensé obtener cuando decidí explorar.

Esto es algo que nunca había hecho con nadie.

Sus gemidos me regresaron a la realidad, estaba corriéndose, logre sentir sus paredes cerrándose sobre mí. Arrastrándome con ella. Gemí más cuando por fin me corrí en su cuerpo. Se pego a mí, se apoyo en mi y entendí que no esta en condiciones de mantenerse en pie.

La tome en brazos mientras trataba de regresar a la normalidad su respiración, yo intentaba lo mismo con la mía.

-¿aprendiste algo?- pregunte cuando la deje en la cama.

-sí, la pared es suave- dijo antes de reírse.

-¿la pared es suave?- pregunte sin entender que tiene que ver la pared.

-sí, ven te muestro- dijo levantándose lentamente.

La seguí porque no entendía de qué carajo estaba hablando.

¿La puta pared es mejor que lo que le hice?

Pero no es eso…

Apenas llegamos a la pared me empujo hasta dejarme con la espalda pegada. Se giro dejándome ver su trasero de nuevo, así se pego de nuevo a mí.

-házmelo otra vez- dijo mientras con su trasero me rozaba.

Mi amigo de placeres cobro vida. Mi esposa aprende rápido.

Pasamos toda la noche pegados a esa pared.

Fin del recuerdo

-¿entonces qué haremos mientras están de compras? Me niego a quedarme ahí sentado mientras hablan de encajes, frufrú, telas y no sé que mas tonterías de mujer- dijo Emmet afuera de la casa de modas donde nuestras esposas estaban metidas desde una hora atrás.

Y por la cara de ellas al mirar los aparadores no tienen para cuando salir.

-que les parece si vamos a la herrería de Wilson, se que tiene las mejores armas y lo más nuevo en armaduras- sugirió  Jasper.

-bien, le comentare a Bella donde estaremos, aunque es posible que al salir nosotros ellas aun sigan aquí- dije entrando.

-huy… tu mujer te pega si te desapareces…- alcance a escuchar mientras me perdía entre rollos de tela y otras cosas que no reconocí.

Mi esposa no es capaz de pegarme, es capaz de atravesarme.

-¿entonces es oficial?- dijo Alice.

Me detuve antes de salir a la vista de ellas.

-creo que sí, no sé. Solo sé que lo extraño si no lo veo, me emociona cuando llega, me muero por estar entre sus brazos otra vez. Estoy loca y él es el culpable…- dijo mi esposa.

Pero no entendí de que hablaba o de quién.

¿De mi?

-si lo estas, sobre todo si compras eso. No es decente Bella-

-Alice el único que lo verá será mi esposo y te apuesto tus zapatos verdes a que consigo lo que pido- dijo mi esposa.

-¿Cuándo se lo pedirás a tu esposo?- pregunto Alice.

-en cuanto me ponga esto y lleguemos al hotel- respondió Bella riendo.

Con toda la intensión hice ruido mientras Bella se ocultaba detrás de un biombo. Ahora quiero saber que es lo que me pedirá y como lo hará. Al parecer mi esposa esta afinando el arte de tenderme pequeñas trampas. Como la de la pared.

-Bella iremos a una herrería, les recogemos aquí al salir, tómense su tiempo- dije sonriendo.

-cómprame algo- dijo desde su escondite.

Respondí afirmativamente y salí.

Bella pov

-¿crees que te deje traer a Jake con eso?- pregunto Alice de nuevo en cuanto mi esposo se marcho.

-no solo eso, con eso puesto consigues lo que quieras, anda Bella compra el negro también, es mas creo que yo me animare por uno. A ver si Emmet me compra un collar de rubíes que vi ayer en la joyería- dijo la rubia.

-si te compras el rosa seguro te compra la joyería entera- dije y nos reímos de nosotras mismas.

-¿y tu Alice? ¿No te animaras por uno?- pregunte arrojándole un conjunto en encaje a mi hermana.

-no gracias yo no necesito trucos para que Jasper me compre cosas-

-momento cuñis, yo tampoco pero… me gusta ver como se le cae la baba a Emmet cuando me pongo algo con menos tela o que deje ver mucho- respondió Rose de nuevo.

Después de que el sol se metiera,  de convencer a mi hermana a comprar tres conjuntos para nada decentes, que Rose vomitara el almuerzo y se comprara tres conjuntos parecidos y de que yo me comprara uno para cada día del la semana, salimos.

-vaya, están vivas, por un momento pensamos que los rollos de tela se las habían almorzado con todo y zapatos- dijo Emmet cuando salimos cargadas de cajas.

-zapatos… mañana iremos a la zapatería de la calle principal, se que tienen los últimos modelos y que se coordinan con la sastrería de enfrente para entregarte todo combinado vestido, zapatos y bolsos- dijo Alice.

-No. Por favor no, llevan cinco días comprando. Nos toca decidir qué hacer- se quejo Jasper.

-No, iremos a comprar zapatos y después iremos a comprar sombreros. Y cuando terminemos iremos a comprar otros vestidos que hagan juego con esos sombreros. Después de todo eso podremos ir a donde ustedes quieran- dijo Rose con los brazos en jarra mirando a su hermano y su esposo.

-huy, les pegan sus mujeres- se burlo mi esposo mientras me abrazaba.

-He dicho que iremos a otra cosa y no me dejare…-

-huy… con eso cualquiera se convence de inmediato- dijo Jasper cuando su hermana interrumpió a Emmet besándolo de manera nada decente.

-Como decía, cuando las damas acaben de comprar decidiremos nosotros- dijo Emmet sonriendo como idiota.

Después de burlarnos un poco de más de él tomamos un carruaje de regreso al hotel. Nos despedimos en el pasillo y cada quien se retiro a descansar.

-¿Qué te compraste?- me pregunto Edward mientras yo entraba al baño con un paquete en las manos.

La tina estaba llena y aproveche a lavarme. Me cambie de ropa y salí, tengo un plan y pienso ponerlo en ejecución.

-esto… ¿te gusta?- pregunte mientras me quitaba la bata y me quedaba solo con la prenda de encaje.

Es un vestido de encaje con flores diminutas bordadas en hilo plateado, desde el cuello hasta los pies, que deja ver mucho más de lo que oculta. Tiene el escote en V y se marca cada parte de mi cuerpo en él. En azul oscuro por recomendación de Rose. Contrasta muy bien con mi color de piel según ella.

-¿exactamente que infernal cosa es esa?- pregunto mientras se acercaba sin apartar los ojos de mi.

-es un camisón de dormir- dije de manera inocente.

Y no estoy mintiendo.

Solo omití que fui la primera mujer en comprar algo así. Al parecer piensan las damas de sociedad que es demasiado indecente par una mujer casada. Claro que eso no importo al menos no a Rose, Alice y a mí. Y las mujeres que nos los vendieron.

-¿para dormir? ¿Estás segura? Porque yo pienso, no… estoy seguro que es para incitar a un pobre hombre como yo a convertirse en una bestia salvaje y hambrienta… de su mujer- dijo mientras caminaba hacía mi y al mismo tiempo yo caminaba hacia atrás siguiendo el juego.

-¿Qué me haría esta bestia hambrienta?- pregunte no sin sonrojarme completa.

-hum… lo interesante no es lo que te hare… lo interesante es como te lo hare…- respondió con toda la lujuria marcada en su rostro.

Mi respuesta fue desatar los lazos que mantenían unidos los extremos superiores del frente mientras él me ponía contra la pared. Me beso hasta dejarme sin aliento. Me toco por cada rincón si dejar nada para después.

-no tiene caso que yo me ponga esto si me vas a desnudar antes de admirarlo completo- dije cuando lo bajo por mis hombros y lo dejo enrollado en mi cadera.

-te he dicho que no uses nada cuando se trata de dormir, solo me quitas tiempo mientras te desnudo. Es tu culpa- dijo con sus labios en mi seno.

Mordió uno mientras con su mano apretó el otro.

-¿y qué supones que haga con los otros seis que compre?- pregunte entre gemido y gemido.

Se detuvo por completo mirándome. Sin decir nada con palabras me sonrió sacando la prenda por completo mientras me llevaba a la cama. Me beso con más calma. Tiernamente. Suavemente. De igual manera me acaricio los senos, el vientre. Y siguió bajando con su mano. Hasta llegar ahí.

-estas mojada… me enloqueces Bella. Mira como me pones- dijo mientras tomaba mi mano y la colocaba sobre su miembro duro y grande.

-me gusta que te pongas así por mí. Me gusta de verdad…- dije mientras sus dedos se colaban en mi cuerpo y mi mano se aferraba a su columna.

Moví arriba y abajo mientras él intensificaba el movimiento con sus dedos haciéndome gritar y acallando al mismo tiempo con sus besos. Cuando por fin me libere, bajo por mi cuerpo siempre besando. Siempre hacía donde mi cuerpo palpita, por sus caricias y por lo que sé que ahora vendrá. Su lengua.

Me hizo gritar de nuevo, me hizo suplicar de nuevo, me hizo estremecer como cada noche, como cada vez entre sus brazos. Sentí el amor invadirme más que otra cosa. Él me hace feliz. Él es mi mundo. Para cuando llegue, la liberación fue mejor que la primera. Y más rápido. Podía sentirlo a nada de explotar.

-vamos Bella no me dejes así- se  quejo cuando lo empuje al ponerse sobre mí para entrar.

-es que quiero hacer algo antes…- pedí sonrojándome.

Espero que las velas me cubran la vergüenza.

-¿Qué estas planeando maquiavélica mujer?- pregunto cuándo lo empuje suavemente hasta dejarlo sobre la cama.

-esto…- dije mientras me colocaba sobre él.

Pero no me senté como siempre.

Baje por su cuello después de besarlo apenas en los labios. Aun tiene mi sabor en él. Bese su estomago y su abdomen duro, como la parte de su anatomía que se entierra entre mis senos. Seguí bajando y cuando llegue a donde quería lo escuche gemir.

Me detuve insegura de seguir. Lo mire. Sus ojos estan cargados de lujuria de nuevo.

Eso es buen indicativo… creo.

-Bella no sé… ¿estás segura?- pregunto con la voz entrecortada, casi jadeando.

-sí… espero que te guste… que te haga feliz…- dije mirándolo apenas.

-si tu eres feliz entonces yo lo soy… solo… si no estás a gusto no sigas…-

Respondí a su cometario besando la punta. Estaba mojado… no sabía que podía hacer eso. Decidí poner un poco más dentro de mi boca. No habrá manera que lo abarque todo pero algo podre. Lo escuche gemir más todavía y jalar las sabanas.

Me arriesgue un poco más, mordí solo un poquito y ya que pareció gustarle me lance por todo… lamí despacio todo el miembro. Se tenso mucho más. Chupe de nuevo, esta vez use mi mano para mover y chupe y mordí y seguí así hasta que lo escuche gritar mi nombre.

-Bella por favor detente me vengo… Ah…- lo sentí más duro y apenas algo caliente saliendo, antes de saber que era o que debía hacer con eso se giro sacando su miembro de mi boca de golpe.

Me quede esperando que se moviera de nuevo o dijera algo. Pero no sucedió.  Al menos no rápidamente.

-¿Estás bien?- pregunto mirándome apenas.

-creo que eso debería preguntártelo yo. Pensé que te había matado, estabas muy quieto- dije sin mirarlo.

-me mataste Bella, eso puedo firmarlo… nunca pensé que… olvídalo… ven, aun no hemos terminado… no hemos terminado-

Y dicho eso solo bastaron unos minutos antes de tenerlo encima, pasamos toda la noche en eso.

Me amo, lo ame, se entrego por completo y no pude hacer menos que entregarme de igual manera.

El sol nos encontró como otras veces desnudos y besándonos.

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