martes, 1 de enero de 2013

Cowboy de Mi Corazón.


                                              Capítulo 19:         Incertidumbre

-Jake está muy desanimado- murmuró Bella con tristeza, observando de lejos a su cuñado, que en esos momentos se alejaba en dirección a los pastos norte, justo en dirección contraria de dónde ellos se encontraban.

-Reconozco que nunca lo había visto así- le dio la razón Edward -nunca pensé que diría ésto... pero echo de menos hasta sus bromas y comentarios-.

La pareja disfrutaba de un agradable paseo a caballo bajo el crepúsculo. Edward llevaba a su pequeña entre sus brazos; aunque Bella había protestado en un principio, al final no le había ensillado a Mistie, y ambos iban cómodamente instalados sobre el lomo de Concord.

Habían pasado tres semanas desde el juicio y la separación de Jacob y Nessie, y el hermano mayor de los Cullen se tiraba de los pelos; ya no sabía qué hacer. La había llamado, se había presentado en su casa, aporreando la puerta... pero nadie salió. Se habían cruzado un par de veces por el pueblo, pero ella se había dado la vuelta, deshaciendo el camino por el que había venido para evitar encararlo. Estuvo a punto de seguirla, pero sabía que ella no quería hablar con él, la expresión dolida y triste del rostro de la joven se lo había confirmado; y aparte, no quería montar un espectáculo en mitad de la calle, ella no se lo hubiera perdonado.

Alice tampoco había sido de gran ayuda, más que nada porque la Comisión había mandado a Nessie a realizar una sustitución en Dallas, y había tenido que trasladarse allí por un mes. Tanto Alice cómo Rose y Bella habían conseguido hablar con ella un par de veces, pero aparte de notar su bajo estado de ánimo, apenas les mencionó al joven.

De modo que no le quedó otro remedio que esperar a que la joven regresara, y poder hablar con ella de forma tranquila y cara a cara.

-Ojalá puedan arreglarlo- susurró Bella con pena.

-Esperemos- resopló Edward, dejando un pequeño beso en el tope de su cabeza. Su pequeña iba a abrir la boca, pero los cascos de unos caballos hicieron que ambos volvieran sus cabezas. Aún en la lejanía vieron acercarse a Jasper y Alice. Edward tomó las riendas, para que Concord avanzara y saliera a su encuentro.

-Hola- saludó Bella a la pareja, y lo mismo hizo Edward.

-Hola chicos- saludó la joven morena, con una pequeña sonrisa -Bella, espero que no te importe que monte a Mistie- se medio disculpó.

-Para nada- añadió ésta, con una sonrisa -¿te quedarás a cenar, no?- Alice iba a hablar, pero Jasper tomó la palabra.

-Por supuesto que se queda- respondió cómo si fuera obvio -ya la había invitado antes; me duele que dudes de mi caballerosidad, Bellie Bells- la picó con cariño. Su cuñada rodó los ojos.

-Mis disculpas, Casanova- Edward soltó una gran carcajada ante la contestación de su novia, al igual que Alice. Después de ese divertido momento, las dos parejas decidieron seguir su paseo a caballo, enfrascados en una distendida charla.

-¿Sabes algo nuevo de Nessie?- interrogó Bella a su amiga. Ésta meneó la cabeza.

-Nada nuevo; hablé con ella hace un par de días- les empezó a contar -todavía le queda una semana en Dallas-.

-¿Y de ánimos, cómo va?- interrogó Edward.

-Mal- suspiró con pena y preocupación -no es la misma Nessie que conocimos; ni siquiera se molesta en disimular la tristeza de su voz-.

-Igual que Jake- meditó Jasper en voz alta.

-Si tan sólo ella le escuchara...- suspiró Bella.

-Si Jake no se da por vencido, tarde o temprano tendrá que escucharle- dijo Edward.

-Esperemos- murmuró Bella en voz baja.

El paseo siguió su curso, hasta que llegó la hora de la cena. Afortunadamente, y dado al intenso calor que asolaba a Texas, Bella ya había preparado con anterioridad la ensalada y otras cosas frías y refrescantes, y tenía todo listo. Cuándo los cuatro llegaron a la casa, Esme ya había preparado la enorme mesa de madera del patio trasero, y allí cenarían al fresco de la noche.

-Hola chicos- saludó Carlisle, dejando el periódico a un lado y levantándose para dar un beso a Bella y Alice -espero que hayáis disfrutado de vuestro paseo- las jóvenes asintieron con una sonrisa, para después adentrarse en la cocina, por si Esme necesitaba ayuda.

-Hola papá- saludó Edward, dejándose caer en una de las sillas, al igual que su hermano.

-¿Dónde está Jake?- interrogó Jasper.

-Hablando con un cliente por teléfono; vendrá enseguida- les informó. Al poco menos de un minuto, el hermano mayor de los Cullen hizo su aparición por el patio trasero de la casa.

-Hola- masculló en voz baja, cogiendo un botellín de cerveza para abrirlo.

-¿Cómo estás?- inquirió su padre, preocupado; éste no contestó, encogiéndose de hombros.

-No tienes buena cara- añadió Jasper, metiéndose en la conversación.

-No me digas- respondió sarcástico, mientras fulminaba con la mirada a su hermano.

-Sólo estamos preocupados por ti- medió su padre, intentando apaciguar los ánimos.

-Pues dejad de preocuparos- espetó de forma brusca -ya soy mayorcito-.

-Pues si eres mayorcito, demuéstralo- exclamó Edward.

-Habló el que no se atrevía a confesarle sus sentimientos a Bella- respondió Jake, totalmente enfadado.

-No la pagues conmigo- le previno Edward, levantándose enfadado y encarándolo -ninguno tenemos la culpa... y deja el tema de mi novia en paz; yo tenía mis razones... al igual que tú tienes tus razones para afrontar cómo creas conveniente el asunto de Nessie- intentó tranquilizarlo.

-Entonces dejad de preocuparos tanto- siseó Jake.

-Eres mi hijo- exclamó Carlisle, viendo que Edward iba a responderle de nuevo -y aunque se de sobra la edad que tenéis cada uno, no puedo evitar preocuparme por todos vosotros- Jake se quedó callado unos minutos, hasta que suspiró pesadamente.

-Lo siento Edward- se disculpó con su hermano pequeño, palmeando su hombro -se que todos os preocupáis por mi-.

-No pasa nada- le tranquilizó Edward, esbozando una sonrisa.

-Es la desesperación de no saber nada de ella- dijo el hermano mayor de los Cullen en voz baja; justo en ese momento aparecieron las mujeres. Jake posó sus ojos en Alice, esperando alguna noticia de su amada que no supiera ya. La joven morena negó con la cabeza.

-Lo único nuevo es que la semana que viene regresa de Dallas... pero nada más- le explicó.

Un ligero rayo de esperanza se instaló en el pecho de Jake... por fin regresaba, y rogaba a todos los santos habido y por haber que esta vez, ella quisiera escucharle.

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La semana pasó de forma lenta, torturando al joven ranchero... hasta que por fin, el sábado llegó. Sabía por Alice que ella regresaría por la tarde, de modo que después de una cena rápida con la familia, salió corriendo el dirección al garaje, arrancando su enorme todoterreno.

Durante todo el viaje se devanó los sesos, pensando la manera de explicarle sus sentimientos y arreglar este desaguisado que él solito había montado. Sus nervios recorrían a sus anchas su estómago... dios... nunca pensó que se pondría así de nervioso por ninguna mujer. No se dio cuenta de cuándo llegó al bloque de pisos dónde vivía, y aún después de apagar el motor, se quedó allí unos minutos, dándose valor así mismo. Con incertidumbre y el corazón rebotándole furiosamente, por fin salió. La calle estaba tranquila, ningún alma pasaba por allí en ese instante, así que sin pensalo de nuevo, subió con impaciencia.

De nuevo tras una respiración profunda, tocó suavemente la puerta; nadie le abrió, pero oyó movimiento por dentro de la casa, así que insistió de nuevo.

-Vamos Nessie- resoplaba impaciente. Al poco menos de un minuto, la puerta se abrió lentamente.

Los ojos de la joven se ensancharon, pero no a la sorpresa, sino más bien con un deje de temor; a Jake se le cayó el alma a los pies, al verla tan pálida y ojerosa, y con los ojos brillando a causa de las lágrimas, que Nessie no dejó de derramar a lo largo de todo este mes de separación. Respirando hondamente, la joven al fin habló.

-¿Qué quieres, Jake?-.

-Tenemos que hablar, Nessie- la joven negó con la cabeza, sin emitir sonido alguno -por favor- rogó el joven. Ésta lo miró por un largo minuto.

-Pensé que después de un mes, te darías por vencido-.

-Un Cullen nunca se da por vencido- contraatacó él, esbozando una pequeña sonrisa.

-Está bien- accedió ella, ignorando la sacudida que sufrió su corazón al ver esa sonrisa tan característica de la familia; abrió totalmente la puerta, para que el joven pasara. Al llegar al salón, Jake se encontró con un montón de cajas de cartón, apiladas en distintos rincones, y el apartamento prácticamente vacío.

-¿Estás de limpieza general?- le interrogó éste, con el ceño fruncido.

-Me mudo- aclaró la joven veterinaria, de modo seco.

-¿Cómo que te mudas?- preguntó frenético el ranchero, acercándose a ella.

-Vuelvo a Tucson con mis padres, es lo mejor- murmuró la joven, con las lágrimas surcando las mejillas. Jake la observaba atentamente... estaba muy delgada, pálida y ojerosa.

-Per... pero tu trabajo está aquí- respondió torpemente el joven -tu trabajo, tus amigos... y yo-.

-El trabajo es lo que menos me preocupa ahora- respondió ésta en voz baja, desviando su mirada para evitar encararlo.

-Nessie... por favor...- Jake tomó una de las temblorosas manos de la joven -siento mucho lo que te dije aquella noche... yo te quiero-.

-Yo también te quiero Jake, más de lo que te imaginas... pero no es suficiente- la respuesta dejó patidifuso al joven.

-¿Entonces por qué te vas?- preguntó confuso.

La respiración de la joven era irregular, sus nervios y sus hormonas estaban más alteradas que nunca... ojalá bastara con que la quisiera para que todo se arreglara.

-No quiero obligarte a nada que no quieras hacer, ni a imponerte algo en contra de tus principios- le explicó.

Jake empezó a pasearse por todo el salón, no entendía nada... dios... ¿qué rayos estaba pasando?.

-Nessie, por favor mi amor...- rogó de nuevo -tenía miedo al compromiso; pensé que eso para mi ya era un imposible... hasta que apareciste- tomó aire, para seguir hablando, pero vio que la joven negaba lentamente con la cabeza.

-No puedo imponerte mis sueños, ya que no son los tuyos... yo quiero una familia en el futuro- susurró, desviando su mirada para que no viera los nervios que repentinamente se instalaban en su expresión.

-Es cierto... no me había planteado ser padre... pero si eso ocurriera yo...- la joven lo cortó, dirigiéndose a la puerta y abriéndola.

-Por favor Jake... vete-.

-Nessie...-.

-No nos hagamos más daño, por favor- le rogó, llorando en silencio. Jake estaba derrotado... ella no quería escucharle, y él ya no sabía que decirle para intentar convencerla.

-¿Cuánd... cuándo te marchas?- preguntó el joven, con apenas un hilo de voz, parándose debajo del marco de la puerta.

-Mañana- contestó escuetamente, desviando su mirada; era incapaz de volver a mirarle a los ojos y no decirle lo que realmente pasaba. Pero él había dejado muy clara su postura, y ella no iba a condenarle a aceptar algo que no quería.

Sin poder mirarle otra vez, la joven se adentró hacia el interior del apartamento. Jake la siguió con la mirada, debatiéndose entre seguirla o no; había algo extraño en la actitud de la joven, y no conseguía averiguar que era lo que pasaba.

Una vez que Nessie no estuvo a su vista, salió apresuradamente de allí, cogiendo su coche y perdiéndose entre las calles del pueblo, y buscando un bar dónde no fuera muy conocido, para ahogar sus penas.

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A la mañana siguiente todos evitaron decirle a Jake la mala cara que tenía; finalmente había terminado en el bar de Félix, borracho cómo una cuba y lamentándose entre trago y trago.

El dueño, viendo el estado en el que se encontraba, llamó al rancho para que alguien viniera a buscarle; tuvieron que venir Edward y Jasper con el volvo del hermano pequeño, para que Jasper pudiera traerse el todoterreno de Jake, mientras que el hermano mayor de los Cullen iba en el asiento trasero, tumbado poca arriba y sin dejar de hablar y seguir lamentándose a si mismo.

-Buenos días Jake- saludó Bella, de forma precavida. Edward le había contado a su pequeña el viaje que le había dado su hermano desde el asiento trasero del coche.

-Hola- murmuró de vuelta, frotándose las sienes y sentándose.

-¿Café?- le ofreció ésta.

-Triple por favor... y una tortilla de aspirinas si es posible- masculló entre dientes. Después de que su cuñada le pusiese delante el humeante y cargado café, lo bebió en silencio, ignorando las miradas interrogantes del resto de la familia. Y en silencio se levantó, dirigiéndose hacia los establos, ensillando a Mr. Spock y perdiéndose por los pastos.

Cabalgó durante horas y horas, perdiendo la noción del tiempo, y con las palabras de Nessie viniendo a su mente una y otra vez... ¿qué habría querido decir ella... acaso no era suficiente con que él compartiera sus sentimientos?. Pero eso, aunque le dolía y mucho, ya no tenía importancia alguna... había perdido su gran oportunidad para ser feliz en la vida, y todo gracias a su miedo al compromiso.

-Jake- se dio la vuelta, agarrando las riendas de su caballo; enfrente de él estaba Edward, haciéndole un gesto a Concord para que se detuviera.

-¿Qué?- preguntó en voz baja y apesadumbrada; su hermano pequeño se sorprendió; por lo acontecido el día anterior, se imaginaba de lejos que la conversación con la joven no había ido nada bien; incluso se esperaba hostilidad y negación al sacar el tema, pero la tristeza estaba impresa en el tono de voz de su hermano.

-No te des por vencido, Jake- le empezó a decir Edward, pero éste negó con la cabeza, impidiendo que siguiera hablando.

-Ella se marcha- los ojos de su hermano pequeño se abrieron, debido a la sorpresa.

-¿Cómo que se marcha?, ¿a dónde?- interrogó extrañado.

-Regresa a Tucson- respondió, con tono seco.

-¿No hablaste con ella?- volvió a preguntar.

-¡Demonios Edward!- el grito fue tal que hasta los caballos se movieron, inquietos y nerviosos -claro que intenté hablar con ella... ¡pero no quiso escucharme!- bramó. Edward permanecía callado, esperando que siguiera hablando -le dije que la quería... pero para ella, eso no es suficiente- bajó la cabeza, pesaroso -ella tiene unos sueños; casarse, tener una familia... y ella piensa que no los comparto... -.

Edward seguía sumido en el silencio... intentando comprender el por qué la actitud de Nessie; ¿por qué querría volver con sus padres?. Aunque ellos dos se separaran, no lo consideraba motivo suficiente para dejar Hunstville, y el puesto de trabajo tan prometedor y bueno cómo el que ella tenía. No sabía que decirle a su hermano, pero no le gustaba que se rindiera con tanta facilidad.

-Jake- exclamó, con la mayor precaución que tuvo -ella está huyendo por algo que no sabemos; sólo se que si fuera Bella la que se marchara así, correría detrás de ella, y no me rendiría- hizo que Concord se acercara hasta el caballo de su hermano, y después de darle un apretón en el hombro, en señal de ánimo, se alejó en silencio.

El hermano mayor de los Cullen todavía digería las palabras de su hermano... ¿por qué Nessie huía de esa forma?... esa pregunta no dejó de rondar por su cabeza a lo largo de todo el día.

Ya en la noche, en la soledad de su dormitorio, dio vueltas y vueltas, sumido en un enorme insomnio... pero era un Cullen, y no era un cobarde. La decisión estaba tomada, mañana él también se iba a Tucson.

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A la mañana siguiente se levantó muchísimo más animado. Cambió los vaqueros y y las botas por un atuendo casual, y armado con una pequeña maleta, bajó a despedirse de su familia.

-¿A dónde vas?- interrogó Esme, al verle aparecer por la cocina, maleta en mano.

-A Tucson- Edward sonrió ampliamente, apoyando la decisión de su hermano; Bella también sonreía, apoyándole en silencio.

-Así se hace, hermano- le palmeó el hombro Jasper.

-¿Ya tienes el billete?- interrogó su padre; Jake lo miró sorprendido.

-¿No vas a decirme que estoy loco, o algo parecido?- Carlisle negó despacio con la cabeza.

-Es tu felicidad la que está en juego, hijo- le explicó con una sonrisa cómplice. Esas simples palabras de su padre eran el reflejo de todo el apoyo que le daba la familia.

-Jasper; ¿podrías llamar a Alice y pedirle que con cualquier excusa, averigüe si ya se ha ido?- le pidió.

-Por supuesto- canturreó con una sonrisilla maliciosa -es una ventaja que vivan en el mismo bloque de apartamentos- tarareó mientras se dirigía a la puerta, arrancando las risas del resto.

-¿No vas a sentarte a desayunar?- le ofreció su cuñada.

-Sólo quiero un café, gracias Bellie Bells- mientras se lo tomaba, Jasper hizo la llamada de teléfono, regresando al de pocos minutos.

-En su apartamento no abre nadie la puerta- exclamó Jasper, entrando por la cocina -y Alice no ha oído ni escuchado nada-.

-Eso quiere decir que ya se ha ido- añadió Edward -llamaremos al aeropuerto, para ver que vuelo puedes coger-.

Después de unos minutos, Jake se despedía de su familia; tenía dos horas en coche hasta Houston, además de otras casi dos horas de vuelo hasta Tucson; en su interior bullían sentimientos encontrados... pero una cosa tenía clara, tal y cómo le dijo a Jasper al despedirse de él en el aeropuerto... recuperara o no recuperara a Nessie, iba a por respuestas, y no volvería sin ellas.

Eran casi las cinco de la tarde cuándo por fin abrió la puerta de la habitación del hotel; había salido de Huntsville a las ocho y media de la mañana; en el aeropuerto tuvo que esperar casi tres horas para su vuelo, ya que no llegaba al anterior. Después de darse una ducha y de comer algo consistente, fue a recepción, pidiendo una guía telefónica y rezando para que no hubiera muchas familias con el apellido Rale. Para su fortuna, sólo había tres; una de ellas la descartó al instante, ya que suponía que el padre de su amada no se llamaba Martha Jane Rale; de modo que sólo le quedaban dos opciones.

-Dios... - se lamentaba de su memoria de pez; no recordaba si el padre de la joven se llama John o Stanley. Nessie lo le había hablado mucho de sus padres; no es que se llevaran mal... simplemente ellos tenían su vida allí y Nessie la tuvo en diversos estados, por motivos de trabajo, de modo que la joven los visitaba cuándo podía, que era muy pocas veces al año.

No sabía si llamar primero por teléfono, o si presentarse allí directamente. Si telefoneaba, corría el riesgo de que la joven le esquivara, de modo que optó el camino más rápido; se apuntó las dos direcciones, y salió a la puerta del hotel, tomando un taxi.

Le dio la primera dirección al taxista, indicándole que, por si las moscas, le esperara para llevarle a la otra. El vehículo paró a los quince minutos, en una zona residencial de clase media. Jake estudió la fachada de la casa, pintada de un color amarillo claro y la puerta y las ventanas blancas. Vio luz en el interior, y le indicó al taxista que ahora regresaba.

Al tocar el timbre, se encontró de cara con una cara muy familiar para él, pero con unos años más... había acertado.

-¿Señora Rale?- preguntó con precaución; la mujer asintió -me llamo Jacob Black; estoy buscando a su hija Vanessa, ¿vive aquí?-.

-Así es- afirmó la mujer, cerrando parcialmente la puerta con disimulo, y asomando simplemente su cabeza -mi hija no está en estos momentos- le explicó, en un tono frío y distante. El joven maldijo para sus adentros... no lo iba atener demasiado fácil.

-Escuche, señora Rale; no quiero hacerle daño, necesito hablar con ella- le suplicó, nervioso.

-Ya le he explicado que mi hija no está aquí- exclamó ésta, frenética, pero bajando sospechosamente el tono de voz.

-Por fav...- una voz que el joven conocía demasiado bien se escuchó desde el interior de la casa.

-¿Quién es, mamá?- la joven abrió la puerta, y sus ojos se abrieron cómo platos al ver ahí plantado al joven.

-¿Jake?- preguntó con sorpresa -¿qué estás haciendo aquí?-.

-Tienes que escucharme- le dijo éste, en un tono que no admitía replica alguna, pero la joven no estaba por la labor.

-Por favor; ya hemos hablado de ésto- suspiró ella, cansada y triste.

-Nessie... por favor- volvió a pedirle -además, tú has hablado... no yo- le recordó.

-Mamá, ¿podrías dejarnos a solas?- la mujer no quería moverse de allí, pero su hija le indicó con la mirada que se metiera dentro. A regañadientes, dejó sola a la pareja. La joven cerró la puerta tras de si. Se adelantó unos pasos, cubriéndose en un gesto involuntario con la bata que llevaba encima.

-¿Cómo se te ocurre presentarte aquí?- le reclamó, incrédula y enfadada. Aunque su mente y su corazón reclamaban a ese hombre, debía ser fuerte. Pero la acción del joven la dejó completamente desconcertada.

-¿Qué haces?- le preguntó, pegando un chillido involuntario al ver cómo Jake se arrodillaba ante ella, tomando una de sus manos entre las suyas.

-Nessie, te quiero... te necesito y...- el discurso fue interrumpido por el claxon del taxi. Jake madijo entre dientes, se había olvidado por completo de que seguía allí.

-No te muevas- se levantó para ir corriendo hasta el taxista, le pagó una buena cantidad, gracias a a que el cuenta kilómetros no había dejado de subir, y volvió hacia ella, que seguía mirándole con sorpresa.

-Nessie- murmuró de nuevo, tomando otra vez su mano -he sido un idiota... pero una cosa tengo clara... y es que te quiero... y te quiero en mi vida; llegó un momento en el que me resigné a estar sólo.. pero...-.

-Jake- susurró la joven, con los ojos llenos de lágrimas.

-Gracias a dios que te cruzaste en mi camino hace tres años, y hace unos meses; sería un completo idiota si dejara escapar a la mujer de la cual estoy enamorado... ¿te casarías conmigo?- le rogó, mostrándole una cajita negra, dónde relucía un sencillo anillo de oro blanco, con un diamante.

El corazón de la joven latía de forma acelerada... bajo ningún concepto esperó abrir la puerta de su casa, y encontrarse con el hombre que amaba, pidiéndole de rodillas que se casara con él. Los minutos que la joven pasó en silencio fueron una tortura para el joven ranchero texano.

-Dime algo, por favor- murmuró éste, ya con los nervios disparados. Al ver que la joven permanecía todavía en silencio, se levantó, frustrado consigo mismo.

-¿En verdad ésto es lo que quieres?- la pregunta de ella le descolocó -hace un mes no querías oír ni hablar de compromiso, ni de matrimonio, ni de hijos-.

-Por supuesto que es lo que quiero; hace un mes yo fui un completo idiota- reconoció éste -pero gracias a dios recapacité... me volví loco sin ti, sin estar a tu lado- sonrió con timidez, rodeando el cuerpo de la joven con sus brazos -ahí me di cuenta de que no podía vivir sin ti-.

Las lágrimas recorrían las mejillas de Nessie; en un gesto íntimo, lleno de cariño, Jake subió una de sus manos hasta la cara de ésta, quitándole una de ellas suavemente con el pulgar. En ese momento el joven se percató de las ojeras y de la palidez de su rostro... y sólo él era el culpable.

-Sé que te hecho mucho daño- empezó a decir el joven -y eso, por desgracia, ya no lo puedo cambiar; pero puedo arreglarlo... podemos arreglarlo si nos damos una oportunidad, para ser felices juntos... y quién sabe... quizá en un futuro podamos tener niños, y...- Nessie lo cortó.

-El niño ya está en camino... - murmuró.

Los brazos de Jake se tensaron en torno al cuerpo de la joven, quedándose blanco de la impresión y con la mirada perdida en el rostro de la que esperaba fuese su mujer.

-¿Jake?- interrogó con cautela Nessie, asustada por la palidez que se instalaba en la cara de éste. La soltó despacio, quedando frente a ella y bajando los ojos a su vientre... dónde ahora crecía su hijo.

-Por eso viniste aquí- meditaba en voz alta -ya estabas embarazada cuándo rompimos, ¿verdad?- la joven asintió, bajando la mirada hacia el suelo.

-Iba a decírtelo en unos días, cuándo me lo confirmara el doctor... pero la prueba de embarazo ya me dio positivo- le explicó en voz baja.

-Y yo diciéndote que no me planteaba una relación más seria... ¡dios!- exclamó, furioso consigo mismo -¿por qué no me lo dijiste ayer?-.

-No quería imponerte nada que no quisieras- le volvió a decir ésta -entiendo que estés enfadado, y que...- en un impulso, el ranchero la tomó en sus brazos, abrazándola con fuerza.

-Un hijo... pensaba que eso ya no se cumpliría para mi- murmuró, con la voz ahogada por la emoción -con razón me vas a decir que sí- le advirtió de manera cariñosa. Los ojos de la joven se volvieron a llenar de lágrimas.

-¿Entonces... lo quieres?- preguntó con voz trémula.

-Claro que lo quiero... y te quiero a ti... si yo lo hubiera sabido antes, no te habría dejado marchar- una sonrisa de felicidad se instaló en la cara de la joven, incapaz de creer el giro que habían tomado los acontecimientos; hace unos minutos se veía sola, volviendo a casa de sus padres... embarazada... y ahora el hombre del que estaba enamorada esperaba una respuesta; una simple palabra que daría paso a una familia.

-Sí... por supuesto que sí- la reacción de Jake al escuchar esas palabras fue inmediata, la tomó en sus brazos, estrechándola con fuerza y besándola con todo el amor que sentía por ella... y por el nuevo miembro del rancho Killarney, que ya estaba en camino.


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Listop! Un Capi mas, Y Bien Puntualito! ;) Chao, SE LES QUIERE!!

3 comentarios:

  1. Que cosa más hermosa. Me he matado completamente, ojo aguado, corazón latiendo a mil, mejor dicho, muerome, muerome. Divino.

    Ah perdón, Feliz Año 2013.

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  2. gracias por el capi!!! hoy he tenido un dia horrible y al menos he conseguido animarme un poco, graciassss me ha encantado :)

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