lunes, 7 de enero de 2013

La Bestia del Castillo




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23.- Giros del destino 

Bella pov 

-¿a quién llevará Rose con Emmet?- pregunto Edward entrando a la habitación unos minutos después que salió. 

-a Charlie- dije. 

-bien, entonces me llevare a Marcos a donde Alice esta- dijo de nuevo. 

-si- respondí. 

-Bella…- 

-no, no digas nada, no quiero escucharte, no me interesa que tengas que decir, no quiero nada que tenga que ver contigo- dije dolida. 

Sin decir nada salió de la habitación. 

La misa transcurrió sin problemas, con todos los presentes sonriendo, yo entre ellos, en algún momento mire a mi esposo mientras me miraba, trate de sonreír de nuevo pero no me salió con él, esta noche lo dejare, esta noche… todo cambiará para los dos. 

Y él tiene la culpa. 

Por fin llego la hora de la comida al termino de la ceremonia, mi esposo me tomo de la cintura y camino conmigo hasta la mesa, a nuestro lugar de siempre. Las madrinas de mis hijos se sentaron una a cada lado de nosotros, con los niños en brazos. 

Hubo comida en abundancia, vino al doble que la comida, fruta, queso, pan, dulces de todo tipo, postres a más no poder, mi esposo no escatimo en nada de lo que pedí. 

Mi esposo no es malo. No siempre. 

La celebración siguió durante toda la tarde, aun cuando mis hijos fueron llevados a su recamara para dormir la siesta, una que no suelen tomar pero que ante la excitación del momento, los interminables juegos a los que Jasper y Emmet los han sometido y el constante reclamo de las mujeres del castillo, se vieron en la necesidad de tener. 

-me retiro, estoy cansada y aun tengo cosas que hacer- dije mientras me despedía de quienes aun estaban en el comedor. 

Camine a la habitación y en el baúl donde llevara mis cosas cuando llegue, guarde todo para marcharme. Metí algunas cosas para mis hijos, solo en caso que pudiera llevármelos, Esme me había ayudado. La puerta se abrió y esperaba que fuera la ella para ayudarme con lo último. 

Edward. 

-¿Qué haces?- pregunto cuando vio mi ropa y la de los niños en el baúl 

-me voy con los niños al castillo de Carlisle- dije mirándolo. 

-¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo…?- 

-he pedido asilo- dije sin mirarlo. 

-pero… Bella ¿por qué?- pregunto con la voz llena de dolor. 

-¡porque trataste de matar a nuestro hijo, porque desde que te enteraste has pensado la manera de hacerme perderlo, porque no entiendes que no te dejare seguir adelante, que el remordimiento te haya hecho decírmelo anoche no significa que me quedare a ver qué otra cosa se te ocurre!- dije llorando. 

-no me dejes por favor, no quiero perderte…- 

-ya me has perdido- dije saliendo. 

Subí y entre en la habitación de mis hijos. Todo está oscuro. La chimenea apagada, eso es raro. 

Camine hasta el tocador y encendí las velas. Marco duerme aun, aunque esta frio de la piel. Camine hacía la cuna de Charlie. 

Esta vacía, una nota clavada con una daga, en medio de la colchoneta es lo único que encontré. 

-¡¡¡Edward!!! ¡¡¡Edward!!!- grite apenas pude salir de la habitación con la nota, la daga y Marco en los brazos. 

-¿Qué pasa? ¿Por qué…?- se quedo en silencio cuando el entregue la nota ensartada aun en el arma. 

Leyó rápidamente mientras sentía mi interior estallar en pedazos. 

-lo encontrare Bella, lo encontrare y lo traeré a casa- dijo dejándome un beso en la frente. 

-pero…- dije y no me escucho, bajo a todo correr las escaleras. 

Baje tan rápido como pude y para cuando llegue al patio interior, mi esposo junto con varios hombres y otros que estaban llegando, se preparaban para partir. Entre el escándalo se acercaron Alice y Esme. Deje que la tía tomara al niño y corrí hacía donde Edward giraba instrucciones. 

-llévame contigo- le pedí. 

-no, serán muchas horas a caballo y en tu estado podrías ponerte mal- dijo sin mirarme. 

-Edward, mírame- pedí y lo hizo. 

Sin pensar retrocedí, el hombre frente a mi no es humano, su expresión es de una bestia herida y por lo tanto peligrosa. Muy peligrosa. Me acerque de nuevo hasta poner mis manos en sus brazos. 

-si no me llevas y me dejas aquí, moriré de angustia, por favor llévame- pedí de nuevo. 

-estas embarazada… necesitas cuidarte… ahora más que nunca- dijo tocando mi vientre. 

-no pudo quedarme aquí y hacer como si nada- dije de nuevo. 

-no te llevare Isabella, regresa adentro y cuida de Marco- dijo mientras uno de los hombres le ayudaba a ponerse la armadura. 

-estamos listos Edward- escuche a Emmet quien desde el lomo de su caballo hablaba. 

Mire a todos los hombres ahí presentes, todo y cada uno son una copia de su señor, todos están enfurecidos. Todos están asustados también. Asustados de no llegar a tiempo, de no encontrarlos a tiempo. Conozco a mi esposo y sé que eso es lo que le ronda en la mente. 

-volveré… con nuestro hijo y cuando eso pase… hablaremos de nuevo sobre tu estúpida idea de irte- 

-¿irme? ¿A dónde? Mi lugar es contigo - dije mientras su mirada mostraba algo más de esperanza. 

-te amo Bella- se inclino aun desde su caballo y me beso. 

-te amo Edward, regresen a mi- pedí. 

Mientras la nube de polvo que levantaban los caballos al salir inundaba todo el lugar, me quede ahí, aterrada desde que encontrara la nota. Por fin al ver salir a mi esposo listo para la batalla entendí que mi hijo está en peligro. 

“Un hijo por un hijo. Tú sabes dónde Cullen. 

Aro Masen” 



Las palabras de ese maldito pedazo de papel por fin cobraron sentido, caí de rodillas en mitad del patio. Para cuando el polvo dejo de volar y Alice junto con Carmen llegarán a levantarme yo no podía respirar del inmenso dolor que apretaba mi corazón y me rompía el alma. 

-Señora cálmese porque le hará daño, piense en su bebe, vamos señora por favor- pidio Carmen. 

Uno de los hombres que Edward dejara en el castillo me llevo hasta la habitación. En algún momento, después que me dejo en la cama y que Carmen me obligara a tomar el contenido de una taza, me perdí. 

Para cuando desperté el sol entraba por la ventana. 

Regresar a la realidad me esta matando. Me senté de golpe cuando me acorde de Marco. Aun en camisón y sin bata corrí por las escaleras, mi hijo yacía dormido en brazos de Alice quien había cancelado su viaje ante la situación. Rose estaba con ella. 

-Bella ¿Qué haces despierta y vestida apenas?- pregunto la rubia. 

-dame al niño Alice- pedí. 

No, exigí. Me miraron sin poder contener las lágrimas, las mire seria, casi furiosa. 

-nunca vuelvan a sacar a mi hijo de mi recamara sin mi permiso- dije antes de subir de nuevo. 

Me encerré todo el día con mi hijo quien lloro por salir, lloro por ir con Alice, lo metí en la tina y se quedo esperando a su hermano. Lloro por horas hasta quedar dormido de cansancio. 

-señora, le traje algo de comer la niño, en unos momento Candy le traerá algo a usted- 

-no quiero que nadie entre, solo Rose, Alice, Esme y tu, nadie más. Saca a todos del castillo, ciérralo por completo, envía a Richard, quiero hablar con él- pedí. 

-si señora- salió de inmediato. 

Un rato después tocaron a mi puerta. Me puse la bata gruesa por encima y abrí. 

-Señora ¿me llamo?- pregunto el hombre. 

Enorme como casi todos los guardias del castillo, pero amable conmigo. 

-sí, cierra las puertas del puente, nadie entra al pueblo, quienes salgan deberán dar razones de ello, quienes entren serán revisados, si son extraños serán desarmados, cierra las puertas del castillo y pon 2 hombres en cada puerta, entrada o ducto, con relevos de cuatro horas para que no estén cansados. Si no tienes gente suficiente manda un mensaje a Jacob Black en Forks, él te mandará lo que se necesite. Y si no es suficiente, maldita sea armas a cada hombre en el pueblo ¿entendiste?- pregunte. 

Me miro en silencio como si estuviera decidiendo si estoy bromeando o no, algo en mi actitud debió indicarle que hablo en serio. 

-si señora, como mande- se dio la vuelta para retirase 

-Richard…- 

-¿si señora?- 

-hazme una lista de las mujeres que estaban en el castillo ayer, reúnelas y averigua si alguien falta- dije. 

Asintió y se marcho. 

Estoy segura que tuvo que ser una mujer quien lo saco, ningún hombre entraría a la torre sin ser visto, además tiene que ser conocida, alguien que al ser vista con el bebe no despertara sospechas, las mujeres no representan un peligro pues mis hijos tiene varias cuidadoras que son de confianza, al menos lo eran. 

Nadie más se acercará a mis hijos nunca. Ya no confió en nadie. Nadie fuera de la familia cercana. Y ni ellas los sacarán a menos que yo pueda ir. 

Marcos se despertó y lloro de manera inmediata. Me senté para alimentarlo, pero tenerlo entre mis brazos y saber que su hermano podía estar muerto me impedía siquiera poder atinar a tomar la cuchara sin derramar todo el contenido. Cuando la mitad de la sopa estuvo regada sobre mi bata decidí que necesitaba ayuda. 

Recurrí a la odiosa campana que comunica a la cocina. Carmen subió minutos después. 

-trae más sopa para Marco y por favor dale tu de comer- dije mientras ella miraba el desastre que yo había causado. 

-si señora… mejor me lo llevare y le daré de comer en la cocina- dijo tomándolo en brazos 

-¡¡¡no!!!- grite haciendo que mi hijo se asustara y llorara con ganas. 

Se lo quite mientras me miraba con el dolor reflejado. 

-señora yo no lastimaría a los niños- dijo mientras por primera vez la veía llorar. 

-lo sé Carmen, pero justo ahora no puedo… no… no te lleves- pedí en tono más amable mientras intentaba consolar a mi hijo. 

-Regresare con la sopa- dijo saliendo. 

Me aferre a cuerpo pequeño de mi Marco y llore. Estoy desesperándome, el sol está por ocultarse de nuevo y no sé nada, ni de mi esposo ni de mi Charlie. 

-vamos señora, sé que es difícil para usted pero… está esperando… trate de mantener la calma, ande présteme al niño, le daré de comer aquí y si está de acuerdo y me lo permite me quedo a dormir con usted, así puede descansar mientras yo lo cuido- dijo mientras de mala gana le entregaba a Marco. 

-está bien, pero… si sales me despiertas- dije. 

Termino de darle de comer y se sentó en el sofá para dormirlo. Me quede mirándolos. 

-iré a las almenas, no salgas de aquí- indique. 

-no saldré señora- dijo. 

Sé que puedo confiar en ella pero aun así, al llegar al descansillo mande a un guardia para que estuviera en la puerta. 

El sol se oculto y la desesperación pudo más en mi alma. Llore con ganas. 

Me senté en la parte baja y abrazando mis rodillas llore hasta que la oscuridad fue total. Sentí un algo cubriéndome. Levante la mirada y Rose estaba de pie a mi lado. 

Me abrace a ella, segundos después sentí a alguien más abrazarme, Alice. Entre las dos me envolvieron con muchas ganas y llore más todavía. Llore con ellas. Nos quedamos así hasta que Rose se quejo de dolor en los pies. 

-no deberías estas aquí, te hará daño- dije mirando su vientre abultado. 

Con casi ocho meses es un milagro que se mueva, aunque su vientre no es tan grande como el que yo tuve. Claro los míos fueron dos… y llore de nuevo al recordar ese detalle. 

-necesitas calmarte Bella, estas esperando otro hijo y no puedes desmoronarte ahora, Marco te necesita y cuando Charlie regrese te necesitara también, sé fuerte- dijo Esme saliendo a donde estábamos. 

-¿fuerte? ¿Quieres que sea fuerte? ¡¡¡Que sabes tú de lo que siento!!! ¡¡¡ No conoces el amor de madre, nunca lo has sido!!!- ataque con la rabia acumulada. 

La expresión en su rostro y la manera como bajo la mirada al suelo me hizo saber que le hice daño. Me sentí mucho peor. 

-lo siento Esme, perdóname por favor- dije llorando de nuevo. 

Me miro mientras unas lágrimas caían por sus mejillas, me abrazo fuerte en cuanto llego a mí. 

-perdóname tu a mí… cuando te hable del asilo y de que dejaras a Edward lo ice pensando que si fallecías, esa criatura se quedaría conmigo porque no habría manera que Edward le quisiera después de perderte. Y tuve la esperanza de quedarme con los gemelos también cuando Edward se sumiera en el dolor. Como vez… no soy tan noble y tienes razón, no sé lo que es el amor de madre. Pero sé lo que es el amor en general. No puedo decirte como sentirte o cómo reaccionar pero si puedo decirte que Edward ama a sus hijos con todo su ser, él lo traerá de regreso, no debes dudarlo- dijo sin soltarme las manos. 

Asentí mientras la abrazaba de nuevo. Ante esa situación sus palabras no me hicieron sentir nada. 

-Rose te llevare a dentro, Alice quédate con Bella- dijo Esme mientras la rubia caminaba a rastras prácticamente. 

-Bella… Charlie va a regresar… lo hará- dijo la rubia llorando. 

Asentí porque necesito creer que así será. 

Necesito creer que justo ahora mi esposo cabalga de regreso con nuestro hijo en brazos, sanos y salvos. 

Necesito creer que hay esperanzas de tenerlos de nuevo. Necesito… 

-¡¡¡Bella…!!!- 

Y la maldita oscuridad lo invadió todo.



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Mis niñas. ya saben que el drama me sigue... les invito amablemente a COMENTAR ya que como buena escritora aficionada me alimento de ello.

En cuanto a la portada, nuestra amiga Musa Intelectual se ha encargado de plasmar mis deseos en esa imagen.

Espero les guste a todas.


6 comentarios:

  1. Fascinante ,me encantooooooooooooo....

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  2. muy bueno, quiero más porfa!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  3. de verdad te felicito esta genial me encanta espero con ansias el prox cap

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  4. es que estos dos no van a poder nunca estar tranquilos y felices? tanto drama me pone de los nervios!!!espero que el bebe este bien y que bella no se vaya.No puedo esperarrrrrrr al siguiente capi!!!besos nena y graciasss ;)

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  5. Teneis un premio en mi blog
    http://sangreyhielo.blogspot.com.es/2013/01/premio-one-lovely-blog-award-que.html

    Buen jueves

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  6. Genial,como siempre,espero leerte pronto,besos,aunque se que este comentario no te va a alimentar mucho,es lo que siento,me fascinan tus historias sobre todo las épicas,besos Emma

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