miércoles, 13 de junio de 2012

La Bestia del Castillo


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6.- Un paso adelante… una caída hacía atrás 

Edward pov 

-Entonces Bella ¿Qué es lo que llevo a tu Clan a tener tan pocos recursos?- pregunto Jasper durante la cena. 

Tres días han pasado desde que empezó a salir de nuevo y parecen nunca separarse... 

Es realmente molesto. 

-bueno… mi hermano Mike enfermo hace cuatro años, se puso realmente mal, mi padre tuvo que dejar de viajar para cuidarlo y eso provoco que perdiera muchos de los tratados de comercio que teníamos; después él mismo enfermo y una cosa llevo a otra. No quiso casarme con uno de los comerciantes que le ofrecía ciertas ventajas, porque apenas tenía diecisiete años y no quiso que yo… bueno no quiso que me fuera lejos. El comerciante era de España y me habría ido a vivir allá. Después de eso fue casi imposible recuperar el resplandor de Forks- dijo ella. 

-¿Forks? ¿Así se llama tu castillo?- pregunto Emmet. 

Solo en ese momento me di cuenta que la tratan con confianza y que ella se dirige a ellos de igual manera y que me están ignorando, los tres. De hecho no me han mirado en todo lo que llevamos sentados. Y también me di cuenta que le llaman Bella no Isabella y que ella los tutea. 

-sí, o al menos la gente de la aldea así le dice, ¿Cómo es el lugar de dónde vienes Emmet?- pregunto a su vez. 

-bueno, es un pueblo realmente lejos y pequeño, del otro lado del mar, aunque salí de allá hace muchos años- 

-¿y con quien vivías antes de estar aquí?- pregunto mi esposa prestando toda la atención de la que es capaz. 

-mi madre me mando con una tía cuando esta se caso, pero en cuanto pude valerme por mi decidí que era tiempo de hacer mi camino y así llegue a estas tierras- dijo Emmet sonriendo. 

-¿y tu Jasper?- pregunto mirando a mi primo. 

-bueno, mi padre me mando con el tío Marco y cuando este murió, ya tenía un lugar aquí, el cual reafirme cuando Edward tomo el control- dijo mi primo diciendo menos de lo que en realidad es. 

Una hora después de que todos se retirarán a sus actividades mi esposa, Jasper y Emmet seguían platicando y yo me quede escuchando, aun siendo ignorado. No porque no supiera lo que mis hombres dirían, sino porque quería saber más de ella. 

-debemos irnos Bella, pero… ¿platicamos mañana?- pregunto Emmet sonriendo como adolescente enamorado. 

-Emmet mañana tienes una diligencia y no estarás… en varios días- dije mirándolo serio. 

-Como ordenes Edward- respondió aun más serio - entonces a mi regreso seguiremos con la charla- dijo sonriendo de nuevo a Bella. 

-también yo debo partir mañana, por algunos compromisos que tu esposo me ha encomendado pero regresare pronto. Cuídate Bella. No galopes muy rápido- dijo antes de levantarse. 

-no prometo nada pero lo intentare, gracias- respondió mi esposa agregando una sonrisa completa donde pude verle todos los dientes. 

Vaya, si tiene sonrisa amplia después de todo. Lástima que no la saque conmigo. 

-¿A qué se refería con que no galoparas muy rápido?- pregunte cuando quedamos solos. 

-en la mañana saque a Divina a pasear pero se asusto con una serpiente y se soltó a correr. Me costó un poco de trabajo dominarla y para cuando lo hice Emmet estaba cerca junto con Jasper intentando alcanzarme- dijo en un tono que nada tiene que ver con el que usa con ellos. 

-te dije que si querías salir yo podía acompañarte, ¿Por qué no me dijiste?- pregunte. 

-no es necesario, usted tiene muchas obligaciones y perder el tiempo conmigo fuera de la cama, no es una de ellas. Si no tiene algo más que decirme o preguntarme me retiro- dijo mientras se levantaba y se dirigía a las escaleras. 

-Bella…- 

-Isabella, mi nombre es Isabella- dijo interrumpiéndome. 

-¿Emmet y Jasper pueden llamarte así pero yo no?- pregunte molesto levantándome de golpe. 

-Ellos me tratan como un ser humano, usted no- dijo en un tono bajo pero apreciable antes de empezar a subir. 

-¡¡¡soy tu esposo y te llamare como se me dé la gana!!!- grite siguiéndola. 

No se detuvo, no me miro, solo la escuche suspirar. Siguió su camino. 

-no me dejes hablando solo- dije mientras la tomaba del brazo y la giraba. 

Me miro sin decir nada. Y me di cuenta que tampoco yo tengo más que decirle. Pero ya estoy frente a ella y no me humillare a mi mismo mostrándolo. La tome de la mano y la lleve casi arrastrándola hasta su recamara. 

No hizo por detenerme o resistirse. La desnude en tiempo record mientras me desnudaba yo. La tome como otras veces, sin preámbulo, sin juegos previos, apenas las acciones necesarias para no lastimarla al penetrarla. 

Miro el techo como siempre. 

Esa pequeña acción me desespera. Solo se queda ahí, quieta, esperando que yo termine. Y apenas cruzo la puerta la escucho llorar. Es cada noche la misma rutina. 

No esta vez. 

Las ganas se esfumaron cuando me di cuenta que de nuevo su centro de atención es el techo. Sin importar que no he terminado me separe de su cuerpo. Como otras veces evito mirarme. 

Solo que esta vez no me marchare. 

Me acosté a su lado. No hizo ningún ruido. Mire el techo como ella hace. Tiene piedras de tamaños diversos y algunas son más oscuras que otras. Pero solo sobre la cama, el resto es una sola pieza de color característico gris. 

-¿Cuántas piedras de color oscuro hay?- pregunte. 

-53 -dijo apenas termine de preguntar. 

Gire mi rostro hasta mirarla. Sigue mirando el techo. 

Se sabe de memoria la cantidad de piedras oscuras, Dios esto es lo peor que como hombre me puede pasar. Mi esposa no solo no disfruta de la intimidad sino que se sabe las piedras del techo. 

-buenas noches - dije mientras me giraba para fingir que me dormiría. 

Mientras planeo la manera de que mi matrimonio no sea un infierno donde yo soy el mismo demonio y mi esposa el alma en pena. 

-¿se quedará aquí?- pregunto. 

-sí, es mi castillo y puedo quedarme donde yo quiera ¿tienes algún problema con eso?- pregunte girándome hasta verla de frente. 

Medio sentada con la sabana cubriendo su cuerpo menos los hermosos hombros, me estudio con los ojos muy abiertos. Observo el espacio de la cama entre los dos y negó antes de acostarse de nuevo. 

-bien, con eso aclarado… buenas noches Bella- dije de nuevo. 

-Isabella… mi nombre es Isabella- dijo apenas en un susurro. 

Me enfurecí pero por primera vez preferí callar. Si abro mi enorme boca en este momento le gritare de nuevo, la insultare de nuevo y al salir no regresare a su cama. Jamás. 

-¿dijiste algo?- pregunte tratando de no rugir con los dientes apretados al igual que los puños. 

-sí, buenas noches señor- dijo un poco más fuerte. 

Y me di cuenta que jamás ha dicho mi nombre o me ha tuteado o ha demostrado algún signo de confiar en mí. Eso disipo mi enfado. Dejándome una tristeza casi como la de ella pero diferente. 

Pensé en Kate y lo diferente que eran nuestras noches. La pasión, el amor y la lujuria que siempre hubo. Nuestra cama ardía cuando nos encontrábamos. La noche solía no alcanzarnos y la mañana nos encontraba uno sobre el otro. 

Con su muerte todo eso acabo. 

Con su muerte y la de nuestro hijo no nacido todo se fue al carajo. Todo lo que tenía para dar se marcho con ella. Ahora no me queda nada para mi nueva esposa. 

¿O sí? 

Cerré los ojos dispuesto a dormir… 

Un movimiento brusco y el sonido de un grito acallado me hicieron despertar. 

Carmen con los ojos como platos me miraba. 

-Señor…. ¿Qué le hizo a la señora?- pregunto sin que yo entendiera. 

-¿de qué hablas mujer?- pregunte a mi vez sentándome. 

Con mano temblorosa señalo a donde mi esposa más que acostada, yacía tirada, sobre las mantas junto a la chimenea. Inconsciente. Pálida. 

Me levante como rayo, al momento la mujer se dio la vuelta y recorde que sigo desnudo. 

Me puse el pantalón y fui a donde mi esposa. 

-no está muerta… ¡¡¡esta ebria!!!- dije en un rugido cuando la acércame sentí el olor del whisky y pude ver la botella vacía a su lado. 

-Dios… déjeme traerle algo para que despierte- dijo mientras yo cargaba a mi mujer inconsciente y la dejaba en la cama. 

-no… deja que se le pase solo- 

-pero se sentirá mal cuando despierte- 

- Exacto. Así aprenderá que no debe embriagarse de esa manera o de ninguna otra- dije con más rudeza de la necesaria -ahora sal de aquí que tengo sueño todavía- dije mientras la sacaba casi a empujones y cerraba la puerta. 

¿A qué hora empezó a tomar? 

O mejor aún ¿Cómo no me di cuenta? 

Esta mujer no quiere nada conmigo y no puedo culparla, yo no he hecho nada para que quiera conmigo. Si no puedo amarla, al menos tratare de llevarme mejor con ella. Después de todo pasare el resto de mi vida a su lado. 

Por este día me quedare en cama. 

Con ella. 

Me sentí dando un paso adelante y ella dándose una caída hacia atrás. Algo tengo que hacer para mejorar nuestra situación. 

Me hice el propósito de dormir de nuevo mientras pensaba en cómo conseguirlo.

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6 comentarios:

  1. Hermoso,por fa no tardes tanto en actualizar,besos Emma

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  2. rayos me molesta este Edward ,pobre Bella...Gracias nenas....

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  3. este edawrd como q lo desprecio... ayyyyyyyy dios no se q pensar de el ya. porfa aler actualiza mas seguido tardan mucho.

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  4. Nunca pensé en decir esto pero Edward es un tarado! Osea que le pasa??? Es una mujer, es su esposa y merece ser respetada! Espero que esta vez en verdad haga algo si no para amarla por lo menos para que sean amigos.... Estare esperando el próximo capitulo con ansias! Xo

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  5. como siempre amix me encanto! sigo pegada esperando el proximo, besotes Ale.

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  6. muchas graacias por el capi guapa!!! me ha encantado. este edward me saca de quicio arrrrgggg!!! me dan ganas de pegarleeeee, como puede tratar asi a las personas? más le vale cambiar porque sino.... esto pinta mal.

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