jueves, 28 de junio de 2012

¿Y mi final feliz?



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Capitulo VI
Noticias… y algo más


No podía creerlo… 

Sin dar ninguna explicación salí disparada hacia mi habitación, en cualquier momento mi hermano me llamaría y yo debía contestarle. Era extraño que se hubiera enojado conmigo por algo así. 

Llegue jadeando a mi cuarto y con la poca fuerza que me quedaba por la carrera que había dado cerré la puerta, no quería más interrupciones. 

Mientas tomaba mi celular y revisaba las no diez, sino que quince llamadas que Edward me había hecho recordé las únicas dos veces que me había celado. La primera vez fue a mis doce años. 

Amo el chocolate y un día accidentalmente (como siempre) rodé las últimas dos gradas del instituto, en ese momento llevaba una barra de chocolate en la mano y esta quedo aplastada sobre el suelo. Llore, si, lo hice, pero no fue por el golpe, sino por mi chocolate; mi hermano me lo había regalado esa mañana antes de salir de la casa. Cuando deje de hacerlo sentí la mirada de alguien sobre mí y al levantar la vista un niño con unos preciosos ojos azules me veía con su mano extendida intentando ayudarme. 

-Gracias - fue lo único que pude decirle antes de sonrojarme. 

- No te preocupes – me dijo sonriendo – y ya no llores. 

No pude decirle nada porque un auto pitaba y salió corriendo hacia él. Dos días después, tocaron el timbre de nuestra casa, Edward y yo jugábamos en el jardín trasero. 

-Señorita Bella, alguien la busca- me dijo el ama de llaves. 

No pregunte quien era, se me hacía extraño que alguien me buscara pero aun así entre a la casa para ver quién era. 

-Hola – me dijo tímidamente el niño de ojos azules. 

-Hola – conteste mientras sentía mis mejillas sonrosarse. 

- te he traído algo. Espero no te moleste – se acercó extendiendo su mano. Baje la mirada hasta ella y vi una cajita rosada con un listón. Me había traído un regalo y no pude más que abrir la boca de la impresión. 

- Por favor ábrela – me dijo colocándola sobre mi mano. Su rostro estaba decorado con una sonrisa 

Temerosa de lo que podría ser solté lentamente el listón; cuando vi lo que era lleve mi mano desocupada a la boca para evitar un grito. Una enorme, no, gigante barra de chocolate me daba la bienvenida. 

Sentí mi rostro iluminarse, ningún chico además de Edward y mi padre me había regalado chocolate, nunca. 

-Gracias- le dije dándole un beso en la mejilla – esto es tan dulce de tu parte. 

- de nada- hizo una reverencia. Hay, que educado. 

- ¿Quién eres y que quieres aquí? – sentí la voz de Edward, estaba furioso. 

Se acercó junto a mí dando grandes zancadas. Nunca lo había visto así, estaba asustada. 

-Soy Alex Schwartz y vine a dejarle un regalo a Bella- le contesto el extendiendo su mano para saludarlo. Edward simplemente lo ignoro. 

-Ya lo hiciste, ahora vete – se giró hacia mi tomándome fuertemente del brazo. 

-Lo siento – fue lo único que alcance a decirle. 

Edward me había encerrado en mi cuarto y quitado mi regalo diciendo que no conocíamos a ese tal Alex y que tal vez podría tener malas intenciones conmigo porque se veía mucho mayor. Me moleste mucho con él y no le dirigí la palabra el resto del día (El chocolate no tenía la culpa) 

Habían pasado ya cinco minutos y no llamaba… ¿Por qué no lo hacía? 

Seguí recordando mientras esperaba, impaciente. 

La segunda vez fue cuando cumplí mis quince años, antes de que Edward se fuera a Inglaterra. 

Había listones, globos, regalos y pasteles. Por todos lados una y otra persona me felicitaba. Mis quince años, que felicidad (se nota). Mi madre me había rogado hacer la fiesta (literalmente) alegando que yo era su única hija y que la merecía por ser una buena niña. Y como siempre, ella gano. 

Había muchos chicos de mi edad, hijos de colegas de mi padre y de empleados de mi madre. Todos ellos me miraban y yo como siempre me convertía en un camaleón cambiando mi tono de piel de un rosa pálido a un rojo fresa. Edward simplemente me observaba con una sonrisa burlona, si tan solo fuera él el que estuviera enfundado en un vestido y siendo observado por todos tal vez no sería tan molesto. 

Todo iba igual hasta que observe que un chico se le acerco a mi hermano y le susurro algo, no sé lo que le dijo pero su cara se transformó, sus ojos entrecerrados, sus labios con una fría y lineal forma y sus puños cerrados me indicaron que algo no estaba bien. Luego todo sucedió muy rápido, oí a una mujer gritar y a mi padre caminar rápido en dirección a la salida. Una hora después y no había nadie en el salón; un Edward con el labio reventado y un joven con mas que el ojo morado estaban siendo sermoneados por mi padre. Tiempo después gracias al ama de llaves me di cuenta de la razón de la pelea. El chico creyó que mi hermano era otro más que estaba invitado a la fiesta y le dijo que yo me miraba tan bien en el vestido que llevaba que le daban ganas de probarme. Que ser más repugnante, y mi hermano como el gran hombre que era defendió mi honor. 

Diez minutos y nada que llamaba… ¿Se habría molestado mucho? 

Sabía que Alice, Emmett y…. iuuuu, Jacob se encontraban abajo pero no podía irme de mi cuarto. ¿Y si llamaba? Me senté en mi cama a esperar. 

Ring, ring, ring… - sonó mi celular, finalmente. 

-Edward – le hable, pero no contesto. 

- Lo siento – seguía sin contestar 

- Edward ¿Estás ahí? – le pregunte ya que no oía nada del otro lado de la línea. 

- Te tengo una buena noticia – me dijo casi en susurro. Uff… creí que se había muerto. 

- ¿Y cuál es? – pregunte cautelosa 

- Regreso a casa 

- Siiiiiii – grite emocionada - ¿Cuándo lo haces? ¿Pronto? ¿Por qué? ¿En serio? ¿Terminaste la universidad? 

- Bella… Bella, espera – me detuvo – una pregunta a la vez que no te entiendo. 

- oh… lo siento – sonreí 

- Es posible que me tarde más o menos un mes ya que tengo que arreglar cierto papeles en la facultad pero no será mucho problema. ¿Crees que puedes esperar mientras tanto? 

- Sip – estaba brincando sobre mi cama como una loca. 

- Esta bien preciosa – su tono de voz se oía tranquilo, ya no estaba molesto, yupi. Y no le iba a preguntar. 

- Bellaaa – oí gritar a Alice del otro lado de la puerta – puedo pasar – dijo ya más tranquila. Por lo que abrí la puerta. 

- claro, pasa 

- Mmm… ¿Con quién hablas? – me miro ladeando la cabeza 

- Con Edward – le dije sonriendo 

- ¿Edward? – pregunto curiosa. 

- Edward, mi her-ma-no – le aclare. Oí una risa del otro lado del teléfono. 

- oh… tu hermano – entendió y se acercó a mi quitándome el teléfono. ¿Tan poco lo habíamos mencionado que ella no recordaba quien era él? 

- Hola Edward, soy Alice, la amiga de Bella. 

- El placer es mío - solo oía la voz de Alice. Si tan solo activara el altavoz –yo también. Si sería agradable – la duende simplemente sonreía mientras yo le entrecerraba los ojos preguntándole lo que decía – no te preocupes. Yo la cuido muy bien – negaba mi petición. 

- Sí, adiós… yo le diré – término de decir ella y colgó. 

- Alice – le recrimine 

- ¿Qué? Me dijo que tenía que levantarse temprano mañana y no podía seguir hablando – estaba que la mataba – ah, y dijo que saludaras a tus padres de su parte, que los llamaría pronto para darles la noticia. Me pidió que no les dijeras nada. 

Suspire, no me quedaba de otra. Al final no todo había sido tan malo. Edward volvía ¿en qué mundo cabria que eso podría ser malo? 

-Bellita, ya nos vamos – me dijo Emmett desde la puerta de mi habitación – todo estuvo excelente y Esme dijo que podría regresar cuando quisiera – tenía una sonrisa boba en su cara – así que, te veo mañana. 

Alice lo vio feo y luego se volteo hacia mí moviendo la cabeza en señal de descontento. 

-Ok 

Me acerque a ella y le di un gran abrazo. No podía abrazar a mi hermano pero si a mi amiga. 

-Que no te moleste lo de Emmett – le susurre – mama es más que feliz con este tipo de cosas. 

- Pero es que él es tan confiado –seguía negando 

- Mira quién habla – empuje suavemente su hombro. Ella sonrió pícaramente. Sabía que era cierto 

- Vamos – les dije saliendo de mi habitación. 

Bajamos los tres a la sala entre risas. Jacob se encontraba sentado y mi madre frente a él platicándole. 

-Jakie, nos vamos – le hablo Emmett 

- Esta bien – se levantó y le extendió la mano a mi madre despidiéndose – Esme, fue un placer. 

- Igualmente – contesto ella. 

Yo estaba tan feliz, mi hermano regresaría a casa. Ya ni siquiera la presencia de Jake me molestaba, es más, hasta me acerque a él y le di un beso en la mejilla despidiéndome. Emmett me vio raro y Alice movió su vestido intentando no sonreír. 

-Adiós Jake, gracias por la visita. 

-Nos vemos Bella, fue un gusto – repitió lo que yo había hecho. 

Alice y Emmett se despidieron de mi madre con un abrazo. Cuando salí a despedirlos vi que Jake no se subía al jeep sino que a una moto estacionada junto al él, no me lo imaginaba. 

Entre a mi casa dispuesta a ir a dormir después de todas las emociones de ese día pero una seria Esme me esperaba sentada. 

-Te pedí que me lo pasaras – me reclamo 

-Lo siento mama, pero él me dijo que no tenía mucho tiempo para hablar que los llamaría después… solo a ustedes – aclare al final, tal vez eso la consolaría – te mando saludos 

- Está bien - se levantó – que pases buenas noches cariño. 

-Buenas noches mama 

Definitivamente iba a ser una buena noche. en un mes volveríamos a ser mi hermano y yo; bueno y Alice y Emmett.


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3 comentarios:

  1. chicas no se puede leer no hay letras

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  2. la verdad no se puede leer pero ahy que arreglarselas para eso...GRACIAS ....bESOS..

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  3. y como se arregla porque yo soy novata

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