viernes, 8 de junio de 2012

¿Y mi final feliz?



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Capítulo IV 

Alice… NO 

Iba de camino a mi tercera clase y oía a Alice hablarme pero mi mente seguía perdida en el sueño y en Edward y sus misterios; así que simplemente asentía a todo lo que me preguntaba. 

-Estas distraída – me hablo ella después de un silencioso momento. 

- Eh… Mmm no – no termine de balbucear, ya que para no perder mi muy clásica rutina de accidentes no me fije por donde iba y tropecé. 

Solo escuche la voz de Alice gritar mi nombre mientras sentía que caía en cámara lenta sobre algo suave. Pero inmediatamente comprendí que no era algo, más bien alguien. 

Extraña e incómoda era la forma en que quede con ese alguien, sí, porque era un él. Su espalda estaba totalmente apoyada sobre el piso mientras yo me encontraba sobre el frente a frente (si se puede decir así en esa posición). 

Me sentía intimidada, sus grandes ojos me miraban fijamente con un extraño gesto, esbozando una gran sonrisa que mostraba sus muy blancos dientes. 

-Te ves cómoda – hablo – y yo no estoy nada incomodo en esta posición, pero creo que debes ir a clases – me dijo sonriendo pícaramente. 

- lo siento – fue lo único que dije mientras buscaba a Alice con los ojos. Ahí estaba, frente a nosotros y ella me veía extraño. No, ¿uno más? 

- Esta bien, lo sientes. ¿Me puedo levantar ahora? – pregunto mi almohada segundos después. 

- perdón – sentí mis mejillas teñirse de rojo. 

Me apoye sobre el piso para impulsarme intentando no mirar a la razón de mi caída. Camine rápidamente junto a Alice mientras de reojo lo veía levantarse. Alto, con un tono acanelado de piel, con un buen cuerpo (y no es que me estuviera fijando). Me volvió a sonreír con ese aire de picardía que tenía porque me había encontrado observándolo, simplemente mi cara no podía soportar un tono más de rojo, me sentía tan avergonzada. 

Tome a Alice del brazo porque no reaccionaba, no me podía hacer esto de nuevo el segundo día de clases y menos en una situación así. Temiendo sentirme peor empecé a caminar jalando conmigo a Alice que caminaba por inercia hasta que sentí que tomaban de mi mano libre. 

-¿A dónde vas? – me pregunto el ser de mi vergüenza. 

- A clase. Tú mismo lo dijiste – respondí soltando su agarre 

- Me golpeas y me dejas ¿Qué clase de mujer eres? – dijo con una falsa seriedad. 

- Una que entiende que no tuvo la culpa de tropezar con alguien que estaba en el piso – le conteste tajante. 

- Oh… así que eres de las que huyen – no pregunto, afirmo. Lo que me puso los nervios de punta ¿Quién se creía para decirme tal cosa? 

- Yo no huyo – me defendí, ya molesta mientras seguía del brazo de Alice y ella, sin decir palabra alguna. Al parecer mi malestar le pareció un chiste porque se empezó a reír a carcajadas, frustrándome, por él y por Alice que había decidido ir al país de nunca jamás sin considerar en llevarme y me había dejado en la boca del lobo. Cansada de esa sonrisa estúpida que él se cargaba empecé a caminar con mi peso muerto (Alice) en dirección al salón de clases, tarde. 

- Ves… huyes. Pero no lo harás de mi tan fácil – le escuche gritar mientras avanzábamos. 

Uhhh… era tan enervante. Quería desaparecerlo. 

-Bella, le gustas – fueron las palabras de Alice después de dos horas de haber salido de su trance. 

- ¿Qué? ¿A quién? – pregunte contrariada. 

- Al chico del pasillo Bella ¿No te diste cuenta? – sonreía como si fuera algo obvio. 

- Alice ¿Estás loca? – Que bicho le había picado – primero… no me conoce, ni yo a él (ni que quisiera. Su físico no le daba puntos extras en compensación por su carácter). Segundo, es un ofensivo y desconsiderado al echarme la culpa a mí – es que no había visto nada. 

- No, no lo es. Él se parece a ti y creo que hacen una linda pareja – seguía sonriendo como queriendo hacer que yo creyera lo mismo 

- Alice, No… ni lo pienses. Yo no estoy buscando novio – su comentario no me gustaba en lo más mínimo y su mirada al oír mi respuesta me había aterrado un poco ya que apenas la conocía y ya sabía lo que eso significaba. 

- Eh… Alice ¿en que se parece a mí? – pregunte curiosa. 

- Mmm… no te lo diré, tienes que descubrirlo – esa mirada triunfal, ay como empezaba a detestarla si era para mí. 

- Ok, no me importa – intente salvarme. 

- ¿tú crees? – ¿ponía en tela de juicio mi palabra? Ni que fuera vidente para saber mi futuro. 

Las siguientes horas fueron… desesperantes. Alice no podía callar su pequeña boquita hablando de él. Como si fuese tan importante para gastar mi tiempo. 

Finalmente, un día menos. Adiós Alice y tus comentarios. 

Oh no… la vería en mi casa en un par de horas. Y si le digo que cancelamos la cena, no, eso sería descortés. Solo espero mantenga esa boquita cerrada en mi casa con mis papas, ay, y con Emmett. 

-Alice, te veo en la noche – me despedí de ella, ya que mi padre me esperaba y Emmett no había llegado. 

- Si, llevare a Emmett. Avísale a tus padres– sonrió ampliamente dándome un abrazo. 

- uhm… ¿Alice? ¿Sabes cómo llegar? – había olvidado darle mi dirección. 

- Sip – asintió – Emmett fue a dejar una torta de chocolate a tu casa hace tres días – oh, la torta. La recuerdo y mi estómago también… deliciosa. 

-Ok, está bien Alice. Te espero a las siete. 

Todo estaba listo. Mi madre se había tomado lo de la cena muy en serio, fue al supermercado y literalmente compro de todo lo que encontró ahí, no cabía nada en la cocina. 

-Mama, si solo son dos chicos que vienen a pasar un rato – le decía reprobatoriamente pero aun así sonriendo. 

- Oh cariño. Déjame ser feliz, sabes que desde que tu hermano se fue la casa ha perdido un poco de vida – hacia un puchero intentando convencerme. Y era mi madre, no le podía negar nada. 

- Bueno, está bien – ella siempre ganaba. 

- Gracias – sonrió como una niña de cinco años a la que se le cumple su capricho. 

Había hecho la cena, sí, pero además de eso había muchos rollitos de jamón y queso, una bandeja de nachos, tortitas, mini emparedado y un bol lleno de M&Ms, y eso que solo eran las entradas; no quería ver que había de postre. ¿Porque le había hablado tanto sobre Emmett? 

-Ding, ding, ding - sonó el timbre exactamente a las siete. Mi madre se asomó por la puerta de la cocina y yo me levante del sillón para ir a abrir pero la mano de mi padre me detuvo dejándome medio levantada. 

- Yo voy – me dijo. Simplemente lo seguí con la mirada. 

- Buenas noches – se escuchó en coro. 

- Buenas noches a ustedes – contesto mi padre – pasen – hizo un ademan con su mano para que entraran. Lo que sucedió a continuación me sorprendió. Una Alice muy alegre se acercó rápidamente a mi padre dándole un suave abrazo y un beso en la mejilla. 

- Un placer conocerlo señor Cullen – le dijo – ya siento como si fuera de mi familia – sonrió Alice y mi padre le devolvió la sonrisa. Wow, que directa. 

- Igualmente – le contesto – eres una linda señorita – esta sonrió emocionada. Yo no pude más que reír ante la escena. 

- Es tan dulce – oí la voz de mi madre junto a mí. 

- Sí, lo es – conteste. 

Detrás de ella venia Emmett, parecía tan apenado, seria por lo que Alice acababa de hacer. 

-Señor Doctor Cullen, un placer – le extendió la mano en señal de saludo y mi padre la estrecho. 

- Igual joven señor Swan – le respondió mi padre mientras seguían estrechándose la mano, serios. 

- Emmett – dijo él. 

- Carlisle – dijo mi padre –llámame Carlisle. 

-Ok – sonrió Emmett. 

- Y yo soy Jacob Black - ¿Qué? ¿Quién? ¿Había alguien más? No lo había notado. 

Tarde me di cuenta de su presencia, ¿Qué le había hecho a Alice para que me hiciera esto? De todas las personas a las que podía invitar, ¿El? En serio. 

Voltee buscando a la duendecilla que se le había ocurrido traerme una sorpresa, con gusto la cambiaba por Lucky Charm es este momento. Detrás de un enorme Emmett se encontraba una niñita, que de niñita no tenía nada, escondiéndose. Su sonrisa malvada, sus saltitos de emoción y su vaivén con el vestido que traía me decían que tenía planeado algo, algo malo. 

-Alice…Nooooo – negué suavemente con la cabeza diciéndole entre labios. 

- Siiiii – asentía ella. 

- Bella, no me dejaste presentarme antes – sentí a alguien junto a mí, pero no quería levantar el rostro, ya sabía quién era – llámame Jake. 

¿Por qué?... ¿porque a mí?

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nenas perdoooonnnnn.... aki les dejo el capi de la semana pasada, el domingo publico de nuevo para ponernos al dia... besososososos

1 comentario:

  1. jajajaja me encanto que tremenda es Alice...Gracias nena,sigue asi...

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