viernes, 31 de agosto de 2012

La Bestia del Castillo





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13.- ¡Despierta!

Edward pov

La vi caer por las escaleras antes de entender el cuadro completo. Pero no cayo Sola. Bree lo hizo también.

-¡¡¡Jasper trae a Carmen y a la partera Ahora!!!- grite mientras me lanzaba hacía adelante.

Ahí frente a mí, yacía mi esposa sangrando de nuevo. Junto a ella Bree boca abajo con la daga enterrada en su costado, viva aún.

-¿qué paso? Dios… ¡¡¡Bella!!!- pregunto Rose subiendo al descansillo entre mi habitación y la habitación de mi esposa.

-no la levantes, podrías lastimarla más, esperaremos a la partera- dijo Emmet mientras me detenía.

-ojala este muerta… fue más dura que Kate en todo caso… pero igual cayó… al final…-

-¡¡¡muérete de una vez perra maldita!!!- rugió Emmet enterrando su espada en la espalda de la maldita mujer.

Todos nos quedamos un momento ahí en silencio, en mi caso porque por fin entendí como el veneno llego al jugo que Kate tomaba por las mañanas. El único que no le provocaba vómitos, lo único que podía tomar desde que se embarazara. El jugo que yo le preparaba. Bree era quien lo llevaba a su recamara. Y la única que sabía que estaba embarazada.

¿Cómo no lo vi antes?

Y ahora mi segunda esposa se hallaba al borde de la muerte también, con mi hijo. Maldición.

-señor ¿Qué…? ¡¡¡Cielo santo!!!- exclamo la partera con Carmen mientras subían a todo correr.

Ambas mujeres se arrodillaron para revisarla. Pero es obvio hasta para mí que no hay más que hacer por nuestro hijo. Esta vez sí lo hemos perdido.

-aun puedo salvarlos, pero necesito que la muevan a alguna habitación-

-la mía, está aquí- dije tomándola en brazos, Rose abrió la puerta.

Apenas la deje en la cama me sacaron como la primera vez. Y no fue rápido. Estuvieron ahí hasta que el sol salió de nuevo.

-están muy mal, en la caída no murió la criatura pero aun puede perderle, ella quedo seriamente lastimada…. considero que al menos tiene dos costillas rotas y muchos golpes internos… debido a la caída aun puede morir... Si sobrevive quizá no pueda moverse hasta que el niño nazca. Sabré más en unos días cuando la inflamación baje. Carmen tiene todo lo necesario para que su recuperación sea la mejor pero la señora tendrá que poner de su parte si quiere vivir. Estaré en las habitaciones de atrás por si me necesita. No me iré a casa hasta que su esposa despierte- dijo la partera mientras mi mundo colapsaba.

Sin saber que más decir entre a la recamara. Alice y Rosalie lloraban mientras levantaban todo el desastre que eran sabanas en girones y mojadas de sangre.

Al menos aun están vivos.

-¿pueden dejarme solo con ella?- pregunte mientras me acercaba a la cama.

Ahí, pálida, casi blanca, perdida en un mundo de sueños y fantasías esta mi esposa, su cabello rojo esparcido por la almohada, su frente húmeda. Me acosté a su lado con ganas de no despertar. No ver otro amanecer si ella no lo hace.

Perder otra esposa es algo por lo que no puedo pasar. Ya no.

Y las horas interminables pasaron por mí.

-Edward, Carlisle esta abajo, quiere verte-

-gracias Emmet, ¿te quedas?- pregunte

-seguro, ve y no te preocupes, esta vez no me moveré de aquí - asentí dirigiéndome escaleras abajo.

-¿Qué pasa tío?- pregunte en cuanto entre al salón

-ya sabemos quién contrato a los sicarios y no te va a agradar-

-¿me lo dirás o esperas que adivine?-

-James Masen, tu cocinero-

James. Por supuesto. Ese maldito traidor. Debí tomar sus amenazas más en serio cuando salió vociferando del castillo después de echarlo por la manera como trato a mi esposa y la manera como hablo de ella. Los Swan estarían vivos de haber dejado que Emmet lo matará cuando tuvo la oportunidad.

-¡¡¡lo mataré por esto!!!-

-en cuanto lo atrapemos, está escondido en algún lugar pero lo encontraremos, ya verás. ¿Cómo sigue tu esposa? Jasper me puso al corriente de lo que paso. Esme esta… no entendemos como… de verdad lo siento. Nunca fue nuestra intensión poner en peligro a tu familia-

-Lo sé. No los culpo, no podían saber que esa perra loca haría algo así. Ella fue quién puso el veneno que enfermo a Kate, prácticamente lo confeso antes de que Emmet…- callé porque Esme entraba en ese momento.

-¿asesino a Kate?- pregunto mientras lloraba de nuevo.

-lo siento Esme, sé que era tu favorita- dije sin sentirlo de verdad por la mujer aquella, pero si por el dolor que vi en mi tía.

-¿Cómo esta Bella?- pregunto después de unos minutos de llorar abrazada de Carlisle.

-no ha despertado, Carmen dice que es normal y que tal vez tarde un poco más, apenas han pasado tres días desde el asunto. Pero al menos ya dejo de sangrar y parece que no perderá a la criatura después de todo. Si es todo lo que tenías que decirme tío por favor organízate con Emmet y Jasper, ellos pueden encargarse de todo hasta que lo encuentres. Yo regreso con mi esposa- dije antes de salir.

Subí, entre y me quede ahí de pie. Mirándola. Es una tortura verla en ese estado. Y una maldición no poder hacer nada más que mirarla. Sé que mi deber es ir en busca de ese maldito pero… no puedo dejarla, no puedo pensar en otra cosa que no sea ella.

Decidí acostarme a su lado. Sentirla cerca calma en algo el dolor que se instalo en mi pecho en el segundo que la vi caer.

-Ed.. Edward…- 



Bella pov

Apenas algo de voz logre escuchar salir de mí. Pero fue suficiente para que abriera los ojos. Giro el rostro mirándome como si fuera un milagro. Quizá lo es.

-amor… estas despierta… estas despierta- dijo antes de tomar mi rostro entre sus manos y besarme.

Esta llorando. Llorando de verdad y no de manera queda o con una lagrima solitaria. No. Llora con ganas y su rostro húmedo tan cerca del mío me hace saber cuan preocupado estuvo por mí. Sus ojos verdes casi rojos por las lágrimas me miran tratando de absorberme.

-¿nuestro hijo…?- pregunte apenas.

No quiero escuchar la respuesta pero me muero de no hacerlo y moverme es prácticamente imposible.

-vivo y dentro de ti, aún. No sé explicarte cómo pero no lo perdiste amor, no lo perdimos-

-Bree asesino a tu esposa, a Kate… para quitarla de en medio…- dije antes de cerrar los ojos.

-¿Bella? ¡¡¡Bella…!!!- sentí sus manos apretarme apenas un poco más de lo normal.

-lo siento… estoy muy cansada… ¿me dejas dormir?- pedí sin saber cómo puedo seguir hablando si estoy dormida.

Abrí los ojos. La oscuridad es absoluta. El fuego está apagado. Trate de moverme de nuevo pero fue tan imposible como antes. Mire tanto como pude girar mi rostro pero no distinguí gran cosa.

-¿amor que pasa? ¿Necesitas algo?- escuche junto a mí.

Edward.

-no, hum… sí. Tengo sed. ¿Qué hora es? ¿y qué día o noche es?-

-es casi de madrugada… hace dos días que estas durmiendo desde que despertaste por última vez. Pero Carmen dice que eso es bueno. Que necesitas dormir. Te traeré agua-

-puedes encender el fuego, hay mucha oscuridad- pedí.

Una hora después y porque ya no pude dormir miraba las llamas. Ed se había quedado dormido unos minutos atrás después de contarme todo lo que había pasado cuando caí y la suerte que tuvimos de no perder a nuestro hijo.

También me conto que Emmet atravesó a Bree cuando sus comentario Venenosos lo sacaron de sus casillas. Y que Alice había tardado un par de horas en despertar pero que aparte del dolor de cabeza estaba bien.

Vi desde la cómoda e inevitable posición en que me encontraba acostada en cama como el sol alumbro.

Mis pensamientos giran en cuanto extraño a mi padre y hermano. Nada será lo mismo sin ellos, soy más que afortunada de conservar a mi hijo y que no podría haber pedido un mejor esposo que Edward. Con todo y sus errores.

-buenos días amor- dije apenas abrió los ojos.

-buenos días cariño ¿Cómo te sientes?-

-Igual que hace tres horas cuando preguntaste antes de dormirte, de sentirme mal te habría dicho. Tengo hambre. ¿Crees que Carmen tenga algo para mí?- pregunte mientras me rugía el estomago.

-por supuesto que sí, le avisare que estas despierta, quizá quiera revisarte-

-no te vayas… no me dejes sola… no quiero estar sola- pedí.

-no me iré, Un guardia está afuera le pediré que avise a Carmen- sonrió y abrió la puerta solo un poco.

Mire la recamara.

No es la mía.

Esta es enorme, mucho más grande que la otra. La cama se alza en el centro por lo que pude ver. Los mismos enormes ventanales que en la mía pero sin balcón. El espacio para la tina y la ropa es igual, no hay tocador pero hay un mueble austero, sin espejo. La chimenea es más grande. Es bonita.

Y la cama cómoda, aunque estar sin moverme es algo que aun no entiendo y que me molesta mucho.

-Señora…. que gusto que haya despertado. ¿Quiere comer ahora o la reviso primero?- pregunto Carmen acompañada de otra mujer que reconocí.

-ella es Rhona, la partera. Ella revisara que todo esté bien con el bebe- dijo Edward entrado en ese momento.

Asentí mientras la mujer me revisaba. Es incomodo y algo vergonzoso pero… inevitable. Después de tocarme un poco y apretujar menos aun mi vientre, el cual yo juro está más grande, resolvió que todo va bien y que con mucha suerte no se complica nada en el parto.

-bueno señor, yo creo que con un poco más de reposo total en breve podrá moverse - dijo Carmen dirigiéndose a Edward - la inmovilidad se debe a que al caer se golpeo muy fuerte señora y con esto del bebe pues aun no se encuentra en condiciones, pero no se preocupe podrá moverse, poquito al principio pero regularmente lograra reponerse totalmente. Aunque me temo no podrá dejar la cama hasta que la criatura nazca. Bueno para nada que no sea bañarse y quizá sentarse un poco más para comer. No debe caminar por ahora- asentí, sonrió y se marcho diciendo que regresaría con la comida

-¿me quedaré aquí Edward?- pregunte mientras comía con la espalda apoyada en el muro de almohadas que me habían puesto contra el cabezal de la cama.

-¿en donde más sí no aquí conmigo?- pregunto mientras comía a mi lado en una silla.

-me gusta tu recamara, es como tú-

-¿tosca, bruta y peluda?- respondió preguntando.

-no… muy masculina- respondí cuando puede dejar de reír.

-Dios, extrañe verte reír. Si te gusta podemos quedarnos aquí- dijo sonriendo apenas.

-¿Qué pasa? ¿No quieres que me quede aquí?- pregunte cuando cambio su expresión.

-es que si te quedas aquí… no podremos ver el amanecer desde la cama, en esta habitación no se ve igual que en la de arriba-

-bueno… podemos regresar a aquella pero… ¿Dónde dormirá el bebe?- pregunte.

-buen punto… bien… encontrare la manera de que se vea el amanecer desde aquí, digo para algo soy el señor del castillo- dijo seguro de sí mismo mientras yo me reía de nuevo con muchas ganas ante su expresión de yo-todo-poderoso.

Ese día fue el primero de muchos.

La rutina es igual pero él la hace parecer diferente.

Las muchachas acamparon en nuestra recamara actual haciéndome vestidos con las medidas de los primeros, dicen que apenas el niño o niña salga de mi necesitare un guardarropa nuevo, así que la recamara de Edward fue convertido en poco en un centro de costura. Telas, encajes, cintas, botones, mas tela, hilos, agujas, tijeras, de todo se hallaba en una mesa que mi esposo mandara a poner para que trabajaran.

Yo acostada media sentada en la cama me encargue de dirigir todo, mientras tejía ropa para el bebe. Nacería en medio del verano pero aun así tener ropa abrigadora sería importante.

Y los meses pasaron así.

Mi bebe crece, mi guardarropa también. Mi relación con Edward no puede ser mejor aunque lo intentemos. Todo va bien.

-buenas noches amor- dije antes de dormir, como siempre abrazada a él.

-buenas noches amor- me beso antes de acomodarse.

Un dolor punzante me despertó en la oscuridad de la noche. Tras ese llegó otro y otro.

-Edward… es hora, despierta. Edward…-

Pero mi esposo no está.


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¿Y mi final feliz?



Capitulo XIII

Informando...

Cuando mi padre hablo sobre mis decisiones en ese momento lo había entendido como si fuese porque no pasaba a Jake al principio, pero por alguna razón desconocida mi cerebro me decía que sus palabras tenían un significado más allá del que yo podía ver.

¿Abra notado mi padre una atracción hacia Jacob de mi parte antes de que yo me diera cuenta? ¿Sería ese el motivo real de sus palabras?

Estaba más que confundida, miraba las paredes de mi habitación buscando una respuesta que jamás obtendría. Definitivamente estaba mal de la cabeza. Rendida por todo el movimiento de ese día me dispuse a descansar.

Lunes…

Oh, día de escuela. Emocionante y estresante a la vez…

Hoy volvería a ver a Jacob después de más de veinticuatro horas. Era demasiado raro que Alice hasta el momento no me hubiera dicho nada, cuando regresábamos de la Push me regalo una cálida sonrisa y fue todo; no pregunto, no indago en nada como siempre lo hacía. Tal vez quiera darte tu espacio pensé. Tampoco había llamado o enviado un mensaje tocando el tema, era demasiado raro (sin importar el hecho de que llevábamos poco tiempo de ser amigas). Emmett fue otra historia, su rostro no fue nada lindo de apreciar. Fruncía la frente constantemente y me daba miradas reprobatorias en todo el camino a los vehículos. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué se molestaba?

Mientras nos bajábamos del vehículo observe a Alice mirar al otro lado del estacionamiento. Ahí se encontraba un enorme Emmett hablando con mi inmenso Jacob, si porque nosotras éramos menos que hormigas a la par de ellos.

-Le está dando su discurso – dijo Alice acercándose a mí – lo tiene preparado desde que cumplió los quince, pero como nunca he tenido novio lo aplica con el tuyo – sonrió.

-Eh…

-Sí, Bella. Emmett te considera una hermana más y no simplemente su amiga – lo vi con ternura mientras el señalaba a Jake con un dedo.

Caminamos en dirección al salón evitando cortar la conversación que tenían, se miraba tan graciosa la escena con esos dos, uno con el dedo levantado y el otro asintiendo constantemente. Tenía muchas ganas de estar con Jake pero había tiempo de sobra y no quería quitarle la inspiración al oso.

-Alice yo… - titubee pensando cómo decirle lo de Jake, aunque era más que obvio que lo sabía ya que lo había mencionado hace un minuto.

-Lo sé – se giró quedando frente a mi – Jake y tu son novios - Asentí mientras sentía mis mejillas sonrojarse. Esta me abrazo. – me alegro mucho por ti.

-Gracias Ali.

- Bueno, Emmett lo tomo muy bien – inclino su rostro – me gustaría ver como lo toman tus padres – rio, cosa que no me causo gracia alguna y ella lo noto.

-Y Edward – dijo al final haciendo que me tensara.

Mi hermano era la persona más tranquila que conocía después de mis padres pero mi muy limitada experiencia me decía que la combinación Edward, yo y otro chico no era la mejor.

Ya estábamos en clase antes de siquiera lograr ver a Jacob, me sentía un poco desesperada encerrada en esas cuatro paredes y oyendo sobre la lingüística y sus partes. Tamborileaba los dedos sobre la mesa contando los segundos, quería que terminara la clase.

Así me la pase de una asignatura a otra porque desgraciadamente no tuve oportunidad de verlo entre cambio de clase, parecía que lo habían escondido solo para hacerme el momento más amargo. Pero Alice, esta se divertía con mi sufrimiento.

-Bella, pero si se encuentran en el mismo instituto – me decía está aguantando la risa – eso debería aliviarte un poco ¿No crees?

-No Alice – le hable molesta – eso solo me pone peor ya que sé que está en el mismo lugar que yo y aun así no puedo verlo.

-Wow Bella, cualquiera que te oye diría que estas enamorada.

-¿Enamorada? No, simplemente lo quiero muchísimo y me gusta estar con él, pero todavía no estoy enamorada.

-¿Y cómo lo sabes? – pregunto poniendo en tela de juicio mis palabras

-Eh… no sé, pero lo sé – conteste segura, porque esa vez si era cierto.

Me vio fijamente con sus enormes ojos por un segundo y luego asintió.

.

-Hola amor – sentí los labios de Jake posarse en mi mejilla – te he extrañado hoy.

-Igual yo – lo vi mientras se acomodaba junto a mí en una silla de la cafetería.

-Sabes, hoy recibí un gran discurso – dijo viendo de reojo a Emmett.

-Lo sé, los vimos con Alice.

-¿Quieres saber lo que me dijo? – pregunto levantando una ceja

-Si tú quieres – le dije con falso interés el cual extrañamente no noto o solo lo dejo pasar porque empezó a contarme.

-Si lo hubieras visto desde el principio – rio quedo – se acercó a mí con un caminar pesado y un poco a la defensiva. Venía con la cabeza en alto y sobándose las manos. Hasta creí que me iba a plantar un buen golpe en la cara – abrió los ojos explicándome no solo con palabras – pero no fue así, espero unos segundos y luego empezó a hablarme sobre lo mucho que te quería y como te consideraba parte de su familia. Me pidió que jamás te hiciera daño y que si algún día se enteraba de que habías derramado aunque sea una lagrima por mi le informaría a Edward y entre los dos acabarían conmigo.

Ni siquiera me imagine la escena, pero sabía que no sería bonito de ver.

-Oh… -rio – y me dijo que ya que Edward no se encontraba aquí por el momento, el rol de hermano lo tomaría él y que me estaría vigilando constantemente por cualquier cosa.

Mire al gran oso mientras se peleaba por la ultima gomita con Alice, era genial que aunque normalmente se viera tan infantil su parte de madurez salía a flote de vez en cuando.

-¿Sabes qué otra cosa me dijo?

-¿Qué?

-Que si hoy no les dábamos la noticia a tus padres él lo haría – asintió serio.

- ¿Qué Emmett te dijo Que? – abrí los ojos incrédula de sus palabras.

- Así como lo oyes Bella, él dijo que no aceptaría a una hermana que le tuviera secretos de esa clase a sus padres. Que una señorita del hogar no hacia eso.

-Emmett – negué con la cabeza - ¿Qué voy a hacer contigo?

-Con él no se puede hacer nada – bromeo – pero tiene razón. Hoy hablare con tus padres.

-Jacob ¿Estás seguro? – me sentía en una posición algo incomoda.

-Totalmente… entre más rápido lo sepan mejor será.

Pase el resto de las clases imaginando cómo reaccionarían mis padres. Si mis dudas eran ciertas estaba segura que mi padre no pondría oposición alguna y que decir de mi madre, conociéndola haría una fiesta de celebración. Uh… espero que no.

Tal como lo imaginaba mis padres no nos negaron el permiso, estaban felices por nosotros y por lo que me di cuenta mis suposiciones eran ciertas. Además de medico creo que era psicólogo.

La noticia estaba dada, su Bella tenía novio pero faltaba alguien por informarse y ese alguien no lo sabría, bueno no por el momento. Esperaba decírselo cuando estuviera aquí con nosotros, este tipo de noticias era mejor decirlas de frente.

Extrañaba a Edward, sus llamadas fueron escasas en el transcurso de las últimas semanas y que decir de sus mensajes, casi nulos. Esperaba que nada malo le pasara o que no hubiera cambiado de opinión en cuanto a lo de hacer su pasantía en Forks, aunque él me había pedido ciertas cosas para su habitación por lo que debía descartar esa duda.

Una semana, solo eso me separaba de mi hermano…

lunes, 13 de agosto de 2012

La Bestia del Castillo


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12.- La cruel realidad


Edward pov 

-¡¡¡te largas…!!!- grite sin consideración alguna y con todas las ganas de molerla a golpes. 

-Edward perdóname, yo no sabía que tú esposa no…- 

- no tenías nada que decirle, maldita sea Bree, está embarazada ¿no pensaste que esto le haría daño? No te puedes quedar aquí, he hablado con Esme y han pospuesto su viaje hasta que puedan conseguirte donde estar. Te vas en cuanto amanezca. Y más te vale no acercarte de nuevo a mi esposa- dije bajando apenas un poco la voz. 

Salí de su recamara con ganas de matarla por su enorme estupidez. Es su culpa que Bella lleve tres días sin dejar de llorar. 

Apenas cruce la puerta del castillo dos días después de irme supe que algo estaba mal. Todos en el castillo estaba en silencio, no había hombres entrenando o mujeres sacudiendo las sabanas o las alfombras. 

El pueblo estaba igual, no encontré un solo niño corriendo o riendo o haciendo nada de lo que los pequeños hacen. Por un momento mientras pasaba por el sendero principal temí que nos hubieran atacado en mi ausencia. Aunque mi estandarte sigue ondeando en la torre más alta del castillo. 

Pero no era eso. 

En el patio interior estaban todos los habitantes, haciendo oración con velas y flores. Oraban por mi esposa. Para que mi esposa despertara. Lo cual hizo al segundo día de mi regreso. Cuatro días después de haberse enterado de la muerte de su familia y que esto le causara un desmayo. 

-¿Cómo sigue mi esposa, Carmen?- 

-mal señor… no quiere comer y creo ha empezado con la fiebre… no me deja acercarme, bueno Rose no me deja. Alice tampoco ayuda mucho. Se han encerrado en la habitación- 

-¿Cómo que se han encerrado? ¿Por qué?- 

-la señora no quiere que nadie se acerque, dice que usted puede entrar pero nadie más - dijo la mujer llorando. 

-bien, iré a verla y te diré como esta, prepara todo lo que sabes de curaciones y remedios, si como dices tiene fiebre podría afectar a la criatura- dije. 

Camine hasta la habitación y ¡oh sorpresa! Emmet con cara de arrepentimiento haciendo guardia en su puerta. 

-Emmet, ve a descansar, yo estaré toda la noche. Anda… lo necesitas- dije mientras me miraba con sus ojo tristes. 

-es mi culpa, no debí dejarla sola. No estaría así - lloriqueo una vez más… 

-no es tu culpa, no debimos ocultárselo. Debí suponer que alguien se lo diría. Me molesta que siga distante de mi, desde que despertó no me habla, entiendo que esta abatida pero siento que hay algo más. Quizá me odie por no estar con ella cuando se entero o que no se lo dijera yo personalmente… no sé, me tocará preguntarle directamente- 

-esperare a las muchachas, siguen ahí adentro- 

Asentí mientras tocaba la puerta, espere a que Alice abriera y me dejara entrar. Después de asegurarse que nada le faltaba a Bella salieron. 

-cariño… necesitas dejar que Carmen te revise, ella piensa que…- 

-¿los mataste?- pregunto de pie junto a la cama mirándome fríamente. 

-¿a quién Bella? -pregunte sin entender. 

-¡¡¡ A mi padre, a mi hermano… a mi familia!!! ¡¡¡Los mataste para quedarte con las tierras!!! ¡¡¡Por eso te fuiste a Forks a tomar posesión!!! ¡¡¡Por eso los invitaste a venir!!! ¡¡¡Por eso….!!!- 

Se quedo callada al faltarle el aire, mientras mi corazón se hacía pedazos. La mujer que amo sigue considerándome una bestia, porque es la única explicación que tengo para que me crea capaz de algo así. 

-si no dejas que Carmen te revise nuestro hijo podría sufrir las consecuencias de tu terquedad. Y no Isabella no mate a tu familia - dije antes de salir. 

La escuche llorar más todavía. Pegado a la puerta de su habitación llore por primera vez desde que Kate muriera. Sus acusaciones se clavaron como espadas en mi alma. 

-¡¡¡Edward!!!- la escuche gritar. 

Y después silencio. Ni llanto, ni gritos. Entre de nuevo y la vi en mitad de la habitación tirada, sangrando. 

-¡¡¡Carmen!!! ¡¡¡Emmet!!!- grite mientras la colocaba en la cama. 

Entraron Jasper y Rosalie. La rubia salió corriendo por Carmen mientras Jasper iba en busca de la partera. Apenas regresaron con las personas adecuadas me sacaron de la habitación. Alice y Rosalie se quedaron, a pesar de que ambas son doncellas nadie pudo sepáralas de mi esposa. 

Una eternidad después salió Carmen seguida de las demás mujeres. 

-Señor, el estado de su esposa es grave, la fiebre y todo lo demás que ha vivido estos días la tienen al borde de la perdida. No le garantizo que pueda conservarlo. Esta muy mal de verdad. Otro sangrado y la perderemos. Debe mantenerla tranquila. Sin sobresaltos, que no se levante, que no haga ningún tipo de esfuerzo. Y necesita encontrar la manera de que no esté más en ese estado de tristeza extrema. Su hijo depende de ello - termino la partera mientras yo me hundía en la desesperación. 

¿Cómo quitarle la tristeza? ¿Cómo mantenerla tranquila sí me considera el animal más grande y causante de la muerte de su familia? ¿Qué hacer? 

-gracias, le acompaño fuera - se ofreció Jasper quien había estado a mi lado desde que la pesadilla empezara. 

-Edward… ya sé porque tu esposa piensa que tu… bueno eso de que tu… a los Swan, ya sabes de que hablo – se interrumpió a sí mismo al no poder expresarlo con la misma fluidez que mi esposa - Bree… ella debió decir algo, porque no hay manera que esa idea saliera de Bella así como así, fui a ver a esa mujer para exigirle que me dijera todo y no está. Se marcho después de que hablaras con ella- 

- Bree. Dios, esa mujer sigue siendo una víbora. Nunca dejo en paz a Kate con el asunto de los hijos. ¿Recuerdan que cada vez que descubríamos que no estaba embarazada ella salía con sus estupideces?- pregunte. 

Pues de todos los habitantes del castillo, solo ellos sabían cuantas veces nos decepcionamos de saber que no había niños en camino. 

- ¿qué harás con Bella?- pregunto Alice quien había salido de no sé dónde. 

- explicarle todo y esperar que no se ponga histérica otra vez, no puedo dejar esto así Alice, ella no puede pensar que yo…- callé porque es demasiado doloroso. 

- pero ahora no creo que sea el momento. Espera unos días. Déjame quedar, yo veré que nada le falte y que este tranquila- pidió. 

Mientras Rose se aparecía a su lado. 

-bien. Quédense, estaré en la habitación de abajo- dije arrastrando mi humanidad hasta mi antigua habitación. 

Tres días pasaron y aún no me dejaban verla, no insistí porque no quise importunarla. Debe ser ella quien me quiera a su lado. 

- Edward tu esposa quiere verte - dijo Jasper en la puerta del estudio donde paso mis días revisando los reportes de mis informantes. 

-¿estás seguro?- 

-sí, Rose y Alice consiguieron convencerla, no me preguntes que le dijeron porque no lo sé, pero ya no piensa que tú seas el responsable y quiere verte- 

-bien asegúrate de revisar todo esto, creo que tengo mucho que explicarle a mi esposa y tardare un buen rato- dije saliendo. 



Bella pov 

- ¿Cómo te sientes?- pregunto Edward en cuanto entro. 

No supe como contestar, no estoy segura de cómo me siento pero algo sí es claro, lo he acusado de algo completamente horrible. Lo he acusado de asesino. Por el simple comentario mal intencionado de una mujer cuyo veneno parece no tener fin. 

- no sé... me siento como perdida… no lo sé de verdad. Pero no fue por eso por lo que te pedí venir, yo debo… necesito… perdóname - pedí llorando. 

- no te pongas así, piensa en nuestro hijo, no le hace nada bien que te agites - dijo abrazándome. 

- pero yo quiero que sepas que… lo que dije no… yo estaba…- 

- Bella, no lo digas. Yo sé que alguien puso esa idea en tu mente y con todo lo que estabas pasando… solo dime una cosa ¿confías en mi?- pregunto 

- con mi vida - logre responder. 

-entonces no necesito ni quiero escuchar más… te amo Bella- 

-te amo Ed. No me dejes sola, no quiero seguir alejada de ti- me aferre a su cuello. 

-no me iré. Vamos acuéstate y déjame abrazarte- pidió mientras me envolvía en sus brazos asegurándose de no aplastarme. 

-¿me dirás que paso con ellos?- pregunte. 

- no hay mucho que decir Bella, creemos que los estaban esperando, mis hombres están intentando averiguar quién fue el responsable. Lo atraparemos amor y cuando eso suceda…- 

- los mataras sin piedad alguna - dije por él. 

-sí, eso hare… justamente eso. Pero ahora lo que hare será abrazarte hasta que te duermas. Anda amor… no debes esforzarte en nada - pidió. 

Con él a mi lado pude descansar, al menos no me levante llorando en mitad de la noche. Ni esa noche ni las que le siguieron. 

-Bella, Carmen dice que ya puedes caminar un poco pero sin esforzarte demasiado- dijo Alice entrando en ese momento. 

Cinco días han pasado desde que Edward y yo de dormimos juntos de nuevo. Cinco días que han sido soportables por él. Únicamente por él. Cinco días donde el dolor de saber que jamás veré a mi padre y hermano me ahogan y en donde solo el contacto de sus manos, su calor, su amor me hacen respirar de nuevo. 

-¿te llevo a algún lugar en especial?- pregunto a mi lado. 

-sí, llévame a la almena, me gustaría un poco de aire- pedí. 

Me cargo hasta llegar al sitio. Me dejo en un sillón enorme que Emmet sacará apenas salimos de la habitación. 

- No me quedare sentada mucho tiempo ¿lo sabes verdad?- pregunte. 

Ya estoy cansada de estar acostada y sentada, necesito estirar las piernas un poco. 

-sí te quedarás sentada o no te daré la sorpresa que te tengo- dijo Edward besándome antes de entrar. 

Con esas palabras me quede quieta las dos horas que estuve ahí. 

-Bella…- escuche a mi espalda. 

Antes de poder moverme lo tuve frente a mí. Jacob. 

-¿Qué haces aquí?- pregunte mientras se arrodillaba y me abrazaba. 

-tu esposo me mando a traer hace cuatro días, pero no te dejaban salir aun y preferí esperar para verte. Te vez muy hermosa Bella- 

-gracias, ¿Cómo están las cosas por allá?- pregunte 

-pues sobrevivimos, creo que el tal Garrett se está haciendo cargo de ver que nada falte en Forks, pero no es de eso de lo que quiero hablar, ¿eres feliz Bella? ¿Te trata bien?- 

-me hace muy feliz Jacob, no es como las personas dicen, es un gran hombre y lo amo- 

-¿y nosotros?- 

-Jacob no hay un nosotros, ya no. Yo estoy enamorada de Edward. Y él de mi- dije mientras tomaba su mano. 

-eso puedo verlo, brillas al hablar de él. Me da gusto que al final estés bien con lo que te toco vivir- dijo con sarcasmo. 

-no creo que eso sea así, si no puedes alegrarte de verdad por mi quizá no debas estar aquí- pedí con tristeza. 

-no Bella, perdóname. No quise ser cruel. ¿Te llevo adentro?-pregunto con su cara de cachorro perdido. 

-si, por favor- dije sonriendo. 

Después de todo, tuvimos un pasado donde creí que él sería mi futuro. 

Apenas había entrado conmigo en brazos cuando mi bestial esposo apareció con la furia pintada en la cara. Celos es la palabra adecuada. 

-yo la llevo Jacob, yo la llevo- logro apenas no rugir. 

Me tomo en brazos y camino hasta la recamara. Dije adiós a mi amigo de mucho tiempo atrás con la mano mientras su semblante cambiaba por la tristeza de verme en brazos de otro hombre. 

-no necesitas ponerte como oso con mi mejor amigo- pedí abriendo la puerta de la recamara. 

-estaba tocándote Bella- 

-estaba trayéndome aquí para que descansara ¿lo mataras por eso?- pregunte. 

-no, lo matare por tocarte- dijo mientras me dejaba en la cama y me besaba. 

-eres incorregible y te amo. Ahora de verdad quiero dormir- 

-y yo de verdad quiero que te duermas, vendré más tarde. Mandare a Alice, te amo- 

Lo escuche salir. Me acomode en la cama dispuesta a descansar un poco más. 

Un sonido, algo como un golpe seco me despertó. Antes de saber que era sentí a alguien junto a mí. Me gire apenas. Bree. 

-¿Qué haces aquí? Sal de mi recamara inmediatamente. Sal de mi castillo. ¡¡¡Ahora!!!- grite mientras me incorporaba y bajaba de la cama por el lado más alejado a ella. 

-si no lo hago ¿qué harás? ¿Golpearme?- 

-¿Cómo demonios entraste aquí? Edward va a despellejarte cuando se entere- dije caminando hacia la salida. 

Al abrir encontré a Alice inconsciente junto a la puerta. Me arrodille lentamente, aun respira pero no se mueve. Trate de gritar pero Bree me lo impidió golpeándome en la espalda. 

-no se va a enterar. Tú morirás como Kate, esa maldita nunca debió interponerse entre Edward y yo, levántate…- dijo con odio. 

Antes que yo pudiera registrar el comentario sentí la punta de una daga en mi cuello. 

-no saldrás viva si me lastimas- dije segura. 

-no sabrán que fui yo, porque para cuando te encuentren en el fondo de la escalera yo no estaré aquí, camina - 

-no - dije con toda la firmeza que encontré. 

Girándome hasta quedar frente a ella y alejándome un poco. 

-o caminas o te abro como cerdo por mitad ahora mismo y de paso a tu amiguita- 

-no saldrás de aquí, Edward nunca será tuyo. Me ama, no te amará jamás, ni siquiera te soporta- ataque con todo el coraje y la vena Swan atravesada. 

-¡¡¡¡Cállate maldita!!!-se lanzo contra mí con el arma por delante. 

Apenas me dio tiempo de tomarla de la mano y esquivar la daga. 

Entre sus ganas de atravesarme y mis ganas de evitarlo en algún momento perdí el piso, me encontré volando por los aires… con ella.

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Cowboy de mi Corazon

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Capítulo 12: Día de novedades



Jasper y Edward se apiadaron de Jake, y cuándo su padre y Esme terminaron su desayuno y se levantaron de la mesa, empezó el interrogatorio.

-¿Y bien?- preguntó Jasper cómo si tal cosa, sirviéndose otra taza de café.

-¿Y bien, qué?- repitió Jake, bufando cómo un toro encabritado.

-Pues eso, ¿cómo se dio la noche?- el hermano mayor giró la cara, incrédulo ante la pregunta de su hermano pequeño.

-¿Desde cuándo te interesas por algo que conlleva que una mujer esté por medio?- resolvió burlón y enfadado. Bella contuvo la carcajada, levantándose de la mesa y recogiendo los platos vacíos.

-Sólo me preocupo por mi hermano mayor- contestó inocentemente, esbozando una sonrisa satisfecha.

-Lo que hay entre Nessie y yo es asunto mío- respondió entre dientes.

-Vamos Jacob- gruñó Jasper -somos tus hermanos, y nos preocupamos por tu felicidad y paz interior-.

-Seguro- refutó éste -sois unos cotillas, y menos mal que no está Emmet- refunfuñó casi para sus adentros... pero no tuvo tanta suerte.

-Buenos días familia- Edward y Jasper rieron por lo bajo ante a cara de Jake, que veía incrédulo cómo Emmet y Rosalie aparecían por la cocina, con el pequeño Owen en brazos de su padre.

-Hablando del rey de Roma...- gimió Jake para sus adentros; lo suyo era mala suerte y lo demás tonterías.

-Hola chicos- saludó Bella, que se dirigió directa al pequeño, que a sus casi cuatro meses de edad miraba con los ojos muy abiertos a sus tíos.

-Hola Owen- canturreó la joven, cogiéndolo ella en brazos y sentándose al lado de Edward.

-Hola pequeño- le saludó éste, haciéndole cosquillas en la tripa. El pequeño sonrió encantado, haciendo unos graciosos gorjeos con la boca. Rosalie miraba a Edward con el ceño fruncido; aunque su cuñado adoraba a su sobrino, no era muy dado a muestras de cariño con él.

-¿Por qué estás vestido así?- interrogó Emmet a Jake, con el ceño fruncido -no me digas que acabas de volver a casa- exclamó mientras servía dos tazas de café para su mujer y para él.

-Digamos que, efectivamente, acaba de volver a casa- resolvió Jasper, estirando las piernas y cruzándolas.

-¿Estuviste con Nessie?- preguntó directamente Rose, con una sonrisa; al ver el ruedo de ojos de su cuñado, no pudo evitar la risa -lo sabía- corroboró satisfecha.

-No os despegasteis en toda la fiesta- apoyó Emmet las palabras de su mujer.

-Ya os he dicho que es asunto mío y no os importa- les advirtió serio.

-No te enfades- le intentó aplacar Edward.

-Vamos Jake- le intentó animar Rose -estoy harta de ser la única chica- Jasper sonrió con malicia, al ver el ligero sonrojo que repentinamente apareció en las mejillas de Bella. Éste echó una significativa mirada a Edward, instándole a contar las novedades al resto. Emmet se percató de lo que ocurría, y volvió la vista a su hermano pequeño.

-Me parece que tenemos más novedades- canturreó ansioso. Rosalie tomó a Owen en brazos, mirando a la joven con una mirada interrogativa.

Muerta de la vergüenza, Bella hizo amago de levantarse y ponerse a recoger la mesa, pero Edward tomó su muñeca con delicadeza, y con un ligero movimiento, la sentó en su regazo, rodeando su cintura. Emmet y su mujer no daban crédito a lo que veían, al igual que Jake, que se quedó parado de la impresión, con la taza de café suspendida entre sus dedos.

-Edward...- susurró Bella, muy nerviosa, pero éste negó con la cabeza, dejando un besito en su nariz.

-Ya te dije que no te iba a esconder- le recordó con una pequeña sonrisa, para después volverse al resto de los presentes.

-¿Esto es en serio?- preguntó Emmet.

-Y tan en serio- se adelantó Jasper a responder -deberíais haber visto la cara de papá y Esme cuándo los hemos pillado dándose los buenos días- Bella creyó morir ante ese comentario, y le pareció escuchar un siseo de enfado procedente de su novio.

-Por fin- alabó chistosamente Emmet, elevando los brazos al cielo -ya estabais tardando-.

-De modo que tenemos nuevo miembro en la familia- musitó Jake, mirando a la pareja con una gran sonrisa -me dejas más tranquilo, no tendré que casarme contigo para que te quedes en el rancho y sigas deleitándonos con esos platos que cocinas- Bella no pudo menos que echarse a reír, ya que debajo de esa broma, se veía la sincera alegría de que por fin, ella y Edward estuvieran juntos.

-Yo me casaré con ella, no hace falta que te sacrifiques- le devolvió la broma Edward, abrazando más el cuerpo de su pequeña; ella me miró con una ceja arqueada, y Edward no pudo hacer otra cosa que sonreír -algún día- le susurró, sólo para ella. Bella agachó la mirada, emocionada por esas palabras, pero su vista, inconscientemente, se posó en Rose, que permanecía demasiado callada. Ésta le devolvió una sonrisa que apenas le llegó a los ojos, pero no dijo nada.

Justo en ese momento, Sam entró por la puerta de la cocina, reclamando a los chicos; al parecer, los toros de los Denali habían vuelto a destrozar la cerca.

-Voy a cambiarme- Jake se levantó y subió presuroso las escaleras, en dirección hacia su cuarto. Jasper y Emmet salieron de la cocina, para ir a avisar a su padre.

-Será mejor que vaya yendo- Bella se levantó del regazo de Edward, mirándole preocupada.

-Tranquila- murmuró Edward, dejando un pequeño beso en su mejilla.

-No quiero que os peleéis con ellos- exclamó temerosa, conociendo las diferencias entre ambas familias y el carácter de sus ahora cuñados y novio.

-No te preocupes- le dijo de nuevo Edward -pero ésto ya pasa de castaño oscuro- siseó malhumorado.

-Después nos acercamos a los establos- dijo Rosalie, mirando a la pareja.

-Allí os esperaremos- aprobó Edward -hasta luego preciosa- se despidió de Bella con un pequeño beso. La joven se quedó mirando cómo salía de la cocina, con paso presuroso. Con un imperceptible suspiro de preocupación, se dispuso a recoger la cocina, ante la silenciosa mirada de Rosalie, que parecía meditar algo para sus adentros.

-¿Te pasa algo, Rose?- indagó la joven, con tono precavido. Su rubia amiga tomó aire, antes de hablar.

-Nada- se encogió de hombros -simplemente me ha sorprendido- dijo solamente; Bella se mordió el labio, adivinando a qué se refería.

-Ya sé que nunca te he contado nada de ésto- se explicó torpemente Bella -per...-.

-Bella, Bella- la interrumpió Rosalie -se notaba demasiado que había alguien rondando tu mente- le explicó ésta- y por ciertos comentarios que se le escaparon a mi marido... sólo tuve que atar cabos-.

Bella la escuchaba en silencio, mirándola sin saber qué hacer o decir. Pero Rose siguió hablando.

-¿Sabes?; en cierto modo lo sospechaba- hizo una pausa, buscando las palabras correctas -Jessica nunca lo quiso de verdad, y él se enamoró de ella ciegamente- rememoró con el ceño fruncido -eres justo lo que Edward necesita- Bella la miró interrogante, sin llegar a entender el significado de esas palabras.

-Edward es muy sobreprotector, y Jessica no podía soportar eso; ella era... mas libre, por así decirlo- le aclaró ésta.

-A mi me gusta sentirme cuidada y protegida- murmuró Bella en voz baja -nunca he sido importante para nadie, excepto para mi padre, y ahora vosotros- terminó de decir, ignorando el nudo que se formó en su garganta al recordar el abandono de su madre, y los años que estuvo bajo la tutela de su abuela.

-Es comprensible Bella- añadió Rosalie -nunca pensé que vería de nuevo a Edward ilusionado y feliz con alguien- le dijo con una sonrisa sincera -¿le quieres mucho, verdad?-.

-Claro que sí- murmuró Bella -pero a veces me siento tan inferior a su lado...- se auto reprochó con pena -no dejo de pensar que ha podido ver en una niña cómo yo-.

-Bella- Rosalie se acercó a ella, tomándole de los hombros -no eres una niña, eres una mujer; la mujer de la que Edward se ha enamorado- le recordó con cariño -créeme, no tienes nada que envidiarle a Jessica-.

-Per... pero soy muy inexperta en esos temas, y...- su rubia amiga negó con la cabeza, instándola a que le dejara seguir hablando.

-Bella, no se nace sabiendo eso; el amor se descubre poco a poco, y para eso hay que esperar a que aparezca la persona adecuada- hizo una pausa, escogiendo las palabras -podemos equivocarnos, cómo le pasó a Edward... pero si algo te puedo decir de los hermanos Cullen, y sobre todo de Edward, es que nunca jugarían con los sentimientos ajenos; deja que las cosas sucedan de un modo natural... y verás lo maravilloso que es-.

-Gracias por tus palabras- dijo la joven castaña, sonriendo tímida; en verdad agradecía que la familia hubiera aceptado la nueva situación tan bien.

-No me las tienes que dar... y ya sabes... puedo darte algunos consejitos picantes...- le guiñó un ojo Rosalie.

-¡Rose!- le reprochó, muerta de vergüenza y ya completamente sonrojada.

-Para eso están las amigas- canturreó de forma inocente; ambas jóvenes terminaron de recoger la cocina entre risas y una divertida conversación. Al de un rato, vieron que Esme entraba por la puerta de la cocina.

-¿Ya han vuelto?- le preguntó Rosalie, preocupada.

-No lo sé- musitó la mujer -iba a acercarme a los establos- les informó.

-Te acompañamos- resolvió Bella -nosotras hemos terminado por aquí-.

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Después de acomodar a Owen en su carrito, las tres emprendieron el camino; el día estaba soleado, pero estaban demasiado inquietas cómo para disfrutar del aire libre; cuándo el apellido Denali era nombrado en el rancho Killarney, era el equivalente a decir problemas.

Al acercarse al portón distinguieron a Emmet y Jasper, rodeados por Sam y varios de los peones. Rose se adelantó, caminando directa hacia su marido.

-¿Qué ha pasado?- interrogó ansiosa.

-Ha sido un descuido de su capataz- le explicó éste -papá y Jake han ido a casa de Eleazar, pero tanto él cómo sus hijos están fuera de la ciudad, y el capatazdice que no hablará sin la presencia de du jefe-.

Bella y Esme escuchaban atentas las noticias; la joven agarraba con fuerza el mango de la sillita de Owen, mientras que buscaba a Edward con la mirada.

-Han corneado a tres terneros- siguió relatando Jasper -uno de ellos está muy malherido-.

-¿Habéis llamado al doctor Johns?- preguntó Esme; el doctor Johns era el veterinario local de Huntsville.

-Jake ha llamado a Nessie; está de camino- contestó Emmet. Justo en ese momento Bella vio a Edward hablando con Jared y Paul. Se debatió entre ir a su encuentro o esperar a que terminara de hablar; pero él mismo, nada más verla, fue a su lado.

-¿Estás bien?- le preguntó nada más llegó a su lado -¿hay muchos desperfectos?-.

-Los toros han roto varios de los postes de la cerca; sólo arreglarlo supondrá más de tres mil dólares- resopló fastidiado -pero lo importante son los terneros-.

-Más le vale a esa maldita familia que pague los destrozos- siseó cabreado Jasper -deberíamos haberlos denunciado la primera vez que ocurrió-

Bella permanecía en silencio, escuchando a los dos hermanos; un escalofrío le recorrió la espalda al recordar su nada agradable encuentro con los hermanos Denali, al poco de llegar al rancho. Edward se dio cuenta de la cara contraída de su pequeña, e intentó tranquilizarla.

-Mi padre hablará con Eleazar, no pasará nada- Bella asintió, no muy convencida; sabía que tarde o temprano se montaría un buen lío. Ante la mirada sombrada de los peones, Edward rodeó suavemente la cintura de Bella, pero antes de que diera tiempo a los murmullos, un pequeño coche blanco apareció.

-Ahí llega Nessie- anunció Rosalie; la joven pelirroja bajó de un salto del coche, tomando su maletín y acercándose a ellos casi corriendo.

-Menos mal que has llegado- Jake se adelantó a todos y salió a su encuentro, cogiéndole el maletín en un acto reflejo y conduciéndola al interior.

-Es mejor que os quedéis fuera; si ven mucho jaleo, los terneros se revolverán inquietos- el resto acató las órdenes, y sólo Carlisle y Jake entraron con la joven.

Nada más ver a los animales magullados, la joven se arrodilló ante el que se suponía estaba peor. Aparte de magulladuras y golpes, en su pata trasera izquierda se veía una herida desgarrada, que sangraba. Jake observaba a la joven con una pequeña sonrisa, era increíble que alguien tan menudo y frágil pudiera agarrar a un animal hasta conseguir inmovilizarlo.

Carlsile miraba atento los gestos y las muecas de enfado que ponía Nessie, y observando de reojo a su hijo mayor... parecía que la joven había calado hondo en Jake. Unos minutos después, la sudorosa joven se quitaba los guantes manchados de sangre.

-Los golpes sanarán ellos solos- les informó, haciendo alusión a los otros dos terneros.

-¿Y ella?- preguntó Jake, señalando a la pequeña ternera, que respiraba con dificultad.

-El asta del toro ha desgarrado la piel y parte del músculo- Carlisle lanzó un juramento por lo bajo -no parece que haya hemorragia interna, ya que no ha perdido el conocimiento y reacciona a los estímulos- les explicó, poniéndose de pie y aceptando la toalla que le tendía Jake, con la que se secó las manos.

-¿Entonces se recuperará sin problemas?- interrogó Carlisle.

-Eso es; pero primero debo suturar esa herida; es bastante profunda, y no sanará por sus propios medios-.

-¿Necesitas ayuda?- se ofreció Jake.

-No hace falta, ya que debo administrarle un sedante; pero si quieres quedarte- propuso la joven, sintiendo cómo sus mejillas se encendían. Su mente recreaba los susurros y caricias que habían compartido hacía apenas unas horas... dios... estaba loca por él.

-Te echaré una mano encantado- dijo Jake, con una graciosa galantería; cuándo levantó la vista, le dirigió a Nessie una pícara sonrisa, que no pasó desapercibida para Carlsile,

-Os dejaré a solas- se despidió de ellos, dejándolos solos en el establo.

-Jake, ¿puedes sostenerla un minuto?- el joven asintió mientras observaba cómo Nessie preparaba una jeringa con un líquido transparente, y después sacaba las tijeras y la aguja de sutura.

-¿Qué es eso?- preguntó, señalando el contenido de la jeringuilla.

-Sólo es una pequeña dosis de procamina; lo utilizamos para anestesias locales- le explicó la joven. El animalillo profirió un quejido de dolor al notar la aguja, pero enseguida la anestesia hizo su efecto, quedándose tranquilo y relajado.

-Se te da bien- exclamó Jake con una risa, al ver a la joven suturar al animal con movimientos rápidos y precisos. Ella también rió ante la observación.

-Bueno... digamos que estudié cinco años para ésto- le aclaró burlona. Jake sonrió, negando con la cabeza y viendo cómo daba las puntadas finales, para después cubrir la herida con una venda elástica.

-Pues esta pequeña ya está lista- replicó satisfecha. Jake llamó a Sam y a otros dos peones, que llevaron al animal a un habitáculo aislado. Carllisle y sus hijos entraron también, y después de que Nessie les diera las últimas recomendaciones y recoger el pequeño desorden que se había organizado, salieron al exterior.

-¿Y Rosalie y Bells?- preguntó la joven, girando la cabeza y buscándolas con la mirada -quería saludarlas-.

-Owen tenía hambre- explicó Emmet -de modo que se han ido a casa-.

-Y ya va siendo hora de que los adultos también coman- anunció Carlisle -señorita Rale, muchísimas gracias por ayudarnos- agradeció.

-Encantada de ayudar en lo que sea- contestó Nessie, poniéndose la chaqueta.

-Quédese a comer con nosotros- le ofreció amablemente el patriarca Cullen.

-Es muy amable de su parte, señor Cullen, pero no quiero molestar; ya son mucho a la mesa y...-.

-De eso nada- le cortó Jasper.

-Insisto- volvió a decir Carlisle -usted nos ha ayudado mucho hoy, déjenos agradecérselo de alguna manera-.

Nessie miró a Jake unas milésimas de segundo; ella quería quedarse, pero al no salir palabra alguna de los labios del joven, quizá se sintiera incómodo... pero no fue así.

-Quédate, por favor- le rogó el joven.

-Además, Bellie Bells ha preparado una de sus especialidades- se relamió los labios Emmet.

-Es agradable tener una cuñada que cocina tan bien- expresó Jasper con voz resuelta.

-Aprovechad el tiempo que esté Bella en casa, porque llegará un día que sólo cocine para mi- contestó Edward tan tranquilo, metiéndose las manos en los bolsillos y caminando hacia la casa, riendo despreocupado.

-Acaparador- le pincharon Emmet y Japser entre risas; Carlisle suspiró con resignación, siguiendo a sus hijos, y Nessie y Jake fueron un segundo al coche de ésta, para dejar allí su maletín.

-¿De modo que tu hermano y Bella están juntos?- interrogó sorprendida, después de cerrar el coche.

-Sí- contestó resuelto -ya era hora... llevaban meses sin dar el paso-.

-Me alegro por ellos; hacen una pareja muy bonita- dijo la joven, con una sonrisa. Jake asintió con la cabeza, y al ver que Nessie tomaba el camino hacia la entrada principal de la casa, la agarró de la mano, desviándola. La muchacha se sorprendió ante el repentino gesto, pero dejó que la guiara sin chistar.

Al llegar al edificio de las oficinas, y por supuesto sin hacerle daño, la giró repentinamente, apoyando el cuerpo de la joven contra la pared y aprisionándola con el suyo propio.

-No te he dado un beso en condiciones cuándo has llegado- murmuró Jake con voz ronca, rodeando su pequeña cintura y pegándola a él.

-¿Y a qué estás esperado?- susurró la joven, acercándose a él y sintiendo que su corazón salía de su pecho cuando Jake aprisionó sus labios, dejando un profundo beso en ellos. La joven subió las manos por su fuerte pecho, en lo que pretendía ser una caricia cariñosa. Pero los pequeños dedos de la muchacha tuvieron el efecto contrario, ya que pudo sentir que la respiración de Jake se volvía entrecortada al sentir el contacto; las manos de éste encontraron el camino a seguir por debajo de la blusa de la joven; su piel se estremeció al sentir esas manos fuertes acariciar su estómago, y aún sin interrumpir el beso, rememoró los acontecimientos de la noche pasada... cómo bailaron durante toda la noche, el momento en el que él se ofreció a llevarla casa, el atrevimiento de ella al besarle cómo signo de despedida... y cómo ese beso pasó de suave y tierno a salvaje y ardiente.

Algo dentro de Jake se había encendido... no podía parar de besarla ni de tocarla. Estos tres años había vivido con su recuerdo, y anoche volvieron a revivir lo que pasó en Tucson... todavía sentía en su oído los jadeos y gemidos de Nessie, podía sentir la suave piel de la chica, que lo envolvía completamente.

Recodó su perfecto cuerpo desnudo junto al suyo cuándo, después de quitarle la ropa entre besos, la recostó con cuidado en la cama... sus pechos, su vientre, sus caderas... toda ella entregada por y para él... los suaves arañazos que ella imprimió en sus hombros, sus piernas entrelazadas de forma desordenada; sus cuerpos juntos, amándose durante toda la noche.

Cuándo la falta de aire los obligó a separarse, Jake alzó la mano, acariciando delicadamente su mejilla.

-Esta mañana te has ido muy temprano- le medio reprochó ella, intentando coger un poco de aire.

-Estabas dormida y no quería despertarte- le aclaró éste, esbozando una sonrisa -¿viste la nota que te dejé?- la joven asintió, todavía abrazada a él.

-Entonces... ¿quieres salir a cenar conmigo esta noche?- Nessie frunció la frente en un gracioso gesto, cosa que hizo reír al joven.

-No sé no sé... nunca me habían pedido una cita por medio de lápiz y papel- meditó cómicamente. Jake rió con ella, pero el repentino silencio que se instaló entre ambos empezó a inquietarle... dios... su padre tenía razón; parecía un adolescente de instituto.

-Está bien- dijo por fin la joven, que retuvo la carcajada al ver a Jake soltar el aire de repente.

-Pasaré a buscarte a las ocho- de dijo éste -y ahora será mejor que entremos en casa; se estarán preguntando dónde estamos- la joven asintió con la cabeza, y después de que Jake le diera un breve beso en los labios, retomaron el camino a la casa, dónde les esperaba una divertida comida familiar al estilo Cullen.

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-Por fin- suspiró Bella, cuándo cerró el lavavajillas y accionó el botón de encendido. Había sido un día agotador, ya que a la numerosa comida familiar había seguido una divertida sobremesa, que se prolongó hasta bien entrada la tarde.

Rosalie y Emmet hacía rato que se habían ido a casa, al igual que Jake, que esa noche cenaba fuera. Jasper también se había ido después de cenar, así que sólo quedaban en casa Carlisle y Esme, que veían una película en el salón, y Edward.

Apenas habían tenido tiempo de estar un rato a solas, aunque durante la comida y el resto de la tarde Edward apenas se apartó de su lado. Sonrió al recordar la animada charla y las bromas de los hermanos; nunca había visto al joven sonreír tanto, participando activamente en la conversación y en las risas. Había dado un cambio muy grande, y Bella quería verle siempre así; feliz, relajado y contento.

Justo cuándo apagaba la luz y salía por la puerta de la cocina, se encontró cara a cara con su novio.

-Hola- susurró la joven acercándose a él.

-Hola preciosa- Edward rodeó la pequeña cintura de su novia -¿has terminado?-.

-Ajam...- acertó a decir, acurrucándose entre sus brazos. El joven rió divertido, besándole suavemente la cabeza.

-Apenas hemos estado a solas- protestó ella, con voz lastimosa -te he echado de menos-.

-Yo también a ti- murmuró sobre su pelo -por eso he venido a buscarte; ¿quieres dar un paseo conmigo?-.

-Claro- aceptó encantada la joven. Después de subir y de ponerse una chaqueta, salieron a los inmensos jardines, y tomados de la mano, empezaron su paseo.

-Parece que todo ha terminado bien- suspiró la joven.

-Por hoy sí; por lo menos no ha muerto ningún animal- meditó Edward en voz alta -pero mi padre hablará seriamente con Eleazar-.

-Me lo suponía- rodó los ojos Bella.

-Pero no hablemos de eso- Edward se detuvo de repente, quedando frente a su pequeña -¿te ha dado vergüenza lo de esta mañana?- la interrogó con una sonrisa cómplice.

-Un poco- contestó ella, sintiendo un repentino calor en sus mejillas; el joven rió para sus adentros, adoraba verla así.

-Pues a mi me encanta que todos sepan que eres mi novia- exclamó, ante el sonrojo de la joven, cada vez era más notorio. Bella respondió con una pequeña sonrisa, y con paso tímido se acercó a él, rodeando su cuello con sus brazos y alzando la cabeza. El joven adivinó sus deseos, que eran los suyos propios, y agachó la cabeza, encontrándose sus bocas a medio camino.

Bella cerró los ojos, disfrutando de la suavidad y calidez de los labios de Edward... dios mío... la besaba de un modo que parecía que se iba a fundir en sus brazos. Su lengua se introdujo pausadamente, explorando su boca de un modo exquisito. Sintió que una de las manos de Edward acariciaba lentamente su cintura, y junto con la otra, que se desplazaba sinuosamente por su espalda, hizo que pegaran más cuerpos, volviéndose el beso mucho más tórrido y desenfrenado.

Edward sintió cómo Bella tomaba su pelo entre sus manos, empujando su cabeza hacia ella. La forma en la que Bella devolvió su beso hizo que algo dentro de él se encendiera, y su cuerpo empezara a reaccionar antes las caricias de su novia... pero no tenían ninguna prisa, quería hacer las cosas bien con Bella, y lentamente fue deshaciendo el beso.

La joven castaña arrugó la frente en un gracioso gesto de desacuerdo, cosa que hizo sonreír al ranchero.

-Besarte es adictivo- musitó ella, juntado su frente con la él.

-Toda tú eres adictiva- la respuesta de Edward hizo que se pusiera más roja que un tomate -y me encantan tus sonrojos- añadió, pasando su nariz por una de la mejillas de Bella.

-Pues a mi no me gustan- contraatacó ella, cual niña pequeña. Iba a seguir protestando, pero un reguero de besos que nació en su cuello y murió en sus labios hizo que se callara. Cuándo Edward la liberó de otro estupendo beso, que no de su abrazo, pudo ver un brillo especial en los ojos de su novio, que la observaban atentamente.

-Eres tan bonita- dijo en un murmullo -dios... no sé cómo he podido vivir sin ti todo este tiempo- las lágrimas cristalizaron los ojos de Bella al escuchar esas palabras... todavía no entendía cómo podía quererla de esa forma; pero si había algo de lo que estaba segura, es que ella compartía al cien por cien esa sensación. Escondió su cara en el hueco de su cuello, abrazándolo con fuerza y rogando para que ese sentimiento durara toda la vida.

-Te quiero- musitó suavemente, casi para ella... pero al sentir los brazos de Edward ciñéndose más fuerte en torno a su cuerpo, supo que la había escuchado.

-Yo también te quiero, mi pequeña estrellita- dijo éste en voz alta... y sintiendo, después de mucho años, cómo su corazón latía de nuevo por una persona.

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¿ Y mi final feliz?




Capitulo XII
Emociones


-Bella – grito Alice bajando del coche de Emmett. 

Habíamos quedado en reunirnos esa mañana en mi casa porque ahí se encontraban todas las cosas que llevaríamos. Mientras los señores Swan hablaban con mis padres una danzarina Alice y un Emmett perezoso se me acercaban. 

-Hola chicos. 

- Hola – hablaron a coro. Alice feliz, Emmett aburrido. 

-¿Todo está bien Emmett? – le pregunte ya que veía hacia el piso. 

-No crees que un viaje a la Push a las nueve de la mañana de un sábado es demasiado temprano – me miro desanimado – más si una hormiga te levanta dos horas antes. 

- Es la única manera que estés listo a tiempo – se justificó Alice. 

- ¿Era necesario? – le pregunte a esta mientras veía a Emmett dar un gran bostezo. 

- Tú no sabes Bella, ni yo que soy mujer y amante de la perfección me tardo tanto como lo hace Emmett. Es todo una Diva. 

Sonreí levemente. 

-No es así Alice, simplemente tanta Belleza debe ser atendida cuidadosamente – se auto alagaba. 

-Si tú lo dices – se giró ella en dirección a la casa – Bella, vamos por las cosas. 

No nos tardamos mucho en subir todo al auto de Emmett, como era el más grande todo fue a caer en su cajuela; menos la comida, Alice temió que no habría nada una vez que llegáramos a la playa. 

Emmett iba solo en su auto, mis padres y los suyos se fueron en el carro de papa, mientras que Alice y yo nos dirigíamos en mi Beetle. 

Teníamos el estéreo casi a todo volumen mientras cantábamos el Coro de Undisclosed Desires de Muse 


I want to reconcile the violence in your heart
I want to recognise your beauty's not just a mask
I want to exorcise the demons from your past
I want to satisfy the undisclosed desires in your heart



-Me encanta esta canción 

- A mi igual – le dije mientras seguíamos cantando. 

Todo el camino fue entretenido, éramos las últimas en la caravana en la que íbamos, cosa que nos relajaba aún más porque no éramos observadas en nuestra locura musical. 


-Bella – grito Jake levantando las manos para darnos su ubicación mientras Alice y yo nos bajábamos del auto. 

Se acercó a nosotras rápidamente. Me sentía incomoda pero lo deje pasar porque un abrazo de Jake en ese momento se robó toda mi atención. 

Mi corazón empezó a latir rápidamente mientras lo sentía con sus brazos rodeados sobre mí. Todas mis dudas fueron confirmadas por los ojos de Alice viendo la escena. Jacob me gustaba y mucho. 

Mis padres junto a Charlie y Renne se acercaron a nosotros. Jake soltó su abrazo, lo que me entristeció. 

-Hola – saludo mi padre – así que tú eres el nuevo amigo de mi hija. 

-Sí, así es. 

- Bueno, me alegro que finalmente se lleven bien – nos vio a ambos 

-¿Qué? – pregunte 

- Hija, no porque no diga nada significa que no vea las cosas – se acercó junto a mí – pero sabes que confió en ti y tus decisiones. 

-Gracias papa – dije avergonzada ya que teníamos público. 

- ¿Es que nadie piensa ayudarme? – oímos a Emmett gritar desde su coche mientras bajaba las sombrillas de playa. 

- Vamos antes de que gruña más – Alice tomo de mi mano – tú también – agarro a Jake de la otra. 

Cuando llegamos al vehículo Emmett hablaba por lo bajo, estaba molesto, se notaba. No le dijimos nada a petición de Alice. 

Era un buen día, el sol iluminaba la arena dándonos la posibilidad de usar ropa ligera. Eran las once de la mañana cuando terminamos de arreglar todo. 

Alice, un Emmett más alegre, Jacob y yo caminábamos por la orilla apreciando el paisaje. Ellos hablaban sobre lo imponente que se veía el acantilado pero yo seguía pensando en Jake, en la calidez de sus manos, en la suavidad de su abrazo, en las maravillosas horas que pasábamos platicando. ¿Sentiría todavía algo por mí? ¿Sería demasiado tarde? 

Sentí su mirada, pero no podía levantar mi rostro del suelo, prefería ver una ramita que estaba incrustada en la arena antes que verlo a los ojos y descubrir que no sentía nada por mí. Era la primera vez que me gustaba alguien y no quería salir herida, prefería una amistad por siempre antes que un corazón roto. 

Gire buscando a Alice pero esta ya no se encontraba junto a nosotros y Emmett tampoco. 

-Están con tus padres preparando el almuerzo – respondió Jake al verme buscar con la mirada. 

-Oh… bueno – los vi a lo lejos – iré a ayudarles. 

-Bella – Jake tomo de mi mano deteniéndome – espera. 

Mire nuestras manos unidas, quería seguir así pero Jake posiblemente malentendió mi mirada porque me soltó. 

-Ve – me dijo con su voz apagada. 

- ¿Qué pasa? – Agacho su cabeza – Hey… Jake ¿Qué pasa? 

Me acerque lentamente a él tomándole su mano, el repitió lo que había hecho yo anteriormente observando fijamente nuestras manos unidas. Por un segundo imagine que su mirada tenía el mismo significado que la mia, pero lo deseche intentando no hacerme falsas ilusiones. 

-Ya no puedo – dijo para él. 

Soltó mi agarre y empezó a caminar en círculos en donde nos encontrábamos, yo lo veía preocupada, ¿Qué le pasaba? Pateaba la arena, apretaba sus manos y se tocaba continuamente la cara como si quisiera serenarse de esa forma. 

-Bella, necesito decirte algo – se acercó colocándose frente a mí – pero no aquí. Ven conmigo. 

Lo seguí. Su paso era lento pero desesperado. No muy lejos de donde mis padres se encontraban había un grupo de viejos árboles caídos, por su gran tamaño y la forma en que se encontraban uno sobre otro parecían una pared que dividía el lugar. 

-Necesitaba hablarte en privado – me dijo al percatarse que veía la pared de árboles – sin la vista de nadie sobre nosotros. 

-Oh… 

Suspiro sonoramente mientras me ofrecía sentarme sobre un tronco cercano. No sabía lo que me diría pero prefería estar sentada antes de llegar a caer ridículamente. 

-Yo…yo – tartamudeo nervioso – yo Bella, bueno… Por favor solo escúchame. 

Su nerviosismo solo logro ponerme más nerviosa, por lo que simplemente asentí. Mordí mi labio mientras esperaba que siguiera hablando. 

-Sé que tengo poco tiempo de conocerte y sé también que no empezamos con el pie derecho – sonrió – pero hay algo que no puedo negar y me gustaría que tú lo supieras. 

Susurro algo que aunque no escuche muy bien creo que era algo como: aunque ya lo sabes. 

Se arrodillo frente a mí tomando suavemente mis manos. Nuestros ojos se conectaron en el momento en que levante la vista, veía una emoción reflejarse en sus ojos, no sabía lo que era pero esperaba que fuera buena. Soltó nuestras manos solo para luego acunar mi rostro regalándome una tierna sonrisa, sentía que entibiaba mi cara e increíblemente mi corazón se entibio también. 

Algo en aquel acto hizo que Jake se levantara abruptamente llevándome consigo. Estábamos frente a frente, aunque él me llevaba más de una cabeza de altura. En un segundo sus ojos pasaron de duda a decisión. 

-Bella… Estoy enamorado de ti – hablo seguro – me gustaste desde la primera vez que te vi. Eres hermosa, inteligente, impredecible, decidida, valiente, valiosa. 

Mientras hablaba mi mente intentaba procesar todo de a poco. Estaba en shock, esperaba, no, ansiaba que me dijera que yo le gustaba, pero decirme que estaba enamorado de mí era otra cosa. Ya no simplemente era una atracción, para él esto iba más allá. 

-Sé que tu no sientes nada por mí y lo entiendo – no era cierto – no he sido el príncipe azul que te mereces. 

-Pero si tan solo me quisieras un poquito más que un amigo te enamoraría cada día hasta que sientas por mí lo que yo siento por ti - tomo mis manos de nuevo – y lo seguiría haciendo después de eso, porque el que tu llegaras a corresponder mis sentimientos sería lo más preciado que pudiera tener y lo cuidaría como el tesoro más grande y único. 

-Jacob – dije mientras soltaba el aire ya que había olvidado respirar. 

-No Bella, no tienes que decirme nada ahora, solo dame una oportunidad, es lo único que pido. Si al final del día crees que esto no es correcto lo entenderé - Estaba feliz, él me quería, yo le gustaba. 

- Yo… - levante la vista intentando explicarle que él era más que un amigo para mí. 

Mientras mi mente buscaba las palabras correctas Jake se acercaba lentamente. Sus ojos brillaban y una sonrisa se escapaba de sus grandes y esponjados labios. 

Dos segundos después me encontraba en otro mundo, sentí la tibiez de sus labios cuando rozaron los míos. Oh por Dios me estaban dando mi primer beso, y se sentía tan bien. Su actuar era inseguro pero a la vez decidido, posiblemente pensando que lo rechazaría en cualquier momento pero no pensaba hacerlo. Lo único que sentía eran sus labios contra los míos danzando lentamente, disfrutando de cada movimiento que compartíamos. 

Nos separamos cuando el aire falto en nuestros cuerpos, sentía mis mejillas arder, todo era tan alucinante. 

-oh Be…lla – hablo entrecortado – eso fue… Wow, no hay palabras. 

-A comer – oíamos a Renne y mi madre Gritar. Salvándome de decir algo. 

Caminamos en silencio de regreso, sentía mis mejillas todavía calientes del sonrojo. Solo estábamos a unos cuantos metros de todos cuando mire a Jake y este me regalo una cálida sonrisa. ¿Qué le diría? 

Me acerque a mi madre en busca de hacer algo para distraerme, no quería seguir sonrojada frente a ellos, pero no me dejo hacer nada por lo que me senté junto a Emmett que jugaba entretenidamente lanzando piedritas a un vaso. 

-Hey Bella ¿Dónde estabas? –me pregunto este. 

- Admirando el paisaje – mentí. 

-Es lindo aquí ¿No crees? Si tuviera novia la traería a caminar por la playa 

-Si Emmett, es agradable aquí -Siguió en su juego mientras esperábamos la comida. 

Mientras miraba a cada miembro del grupo me percaté de que Alice no se encontraba ahí. 

-¿Y Alice? – le pregunte a Emmett. 

-Creo que dijo que iba a buscar algo en el auto – levanto sus hombros como no estando seguro. 

¿En cuál auto? Porque yo nadaba mis llaves y vi que sobresalía sobre la bolsa del pantalón de Emmett la muñequita hawaiana que las decoraba. 

Camine hacia los autos buscándola, pero junto al de mi padre y el mío no había nadie hasta que me percate que detrás del jeep de Emmett una duendecilla daba saltitos de emoción. 

-Alice ¿Estas bien? – le pregunte confundida por su actuación, pero al parecer no se había percatado que estaba ahí y dio un saltito mas pero esta vez del susto. 

- Oh Bella, me asustaste. 

- Perdón, creí que me habías escuchado llegar – me acerque más a ella. 

Volví a repetirle la pregunta por si no me había escuchado la primera vez pero esta simplemente sonrió con picardía. 

-Oh no… ¿Ahora qué? – pregunte seriamente buscando el trasfondo de su sonrisa. 

-Está bien, está bien… te lo cuento – se meció – pero quiero que sepas que no fue mi intencion. 

-Ya dilo – le dije fastidiada de sus rodeos. 

-Los vi. 

-¿A quién? 

-De verdad Bella, me preocupas – movió su cabeza negando – es tan obvio y aun así no lo ves. 

-¿Ver qué?… eeh... – entendí de lo que hablaba. 

-Tu… tú, ¿tú que viste? 

-¿De verdad quieres que te lo diga? – asentí lentamente temiendo que fuera lo que estaba pensando. 

-Te vi besándote con Jacob – soltó –Aww… se veían tan tiernos. 

-Alice – la reprendí, ya que sentía que lo había gritado – habla bajito. 

-Pero si eso es lo que he hecho. 

-No, lo gritaste. 

-Estas paranoica – se rio burlona - No te preocupes, nadie más lo sabe. 

-No es solo eso lo que me preocupa. 

-Tú no le has dicho lo que sientes ¿Verdad? – Negué con la cabeza - ¿Y no sabes cómo hacerlo? 

-No. 

-Ok, tengo menos experiencia que tú en esto – me vio divertida – pues a ti ya te han besado, pero creo que sería correcto que se lo dijeras la próxima vez que estén solos. El tiempo apremia Bella, y la vida es muy corta para desperdiciarla en cobardías. 

- Lo se Alice, pero es complicado. 

-Solo es complicado si tú lo haces complicado. Te dijo que te quiere ¿No es así? – Asentí -¿Pues cuál es el problema? ¿Ves alguno? 

Alice tenía razón, no podía perder el tiempo en inseguridades. 

La tome de la mano para dirigirnos de regreso al grupo, todos ya estaban almorzando cuando llegamos así que evitando molestias tomamos nuestros platos de comida y nos unimos al círculo. 

La tarde pasó entre pláticas de adultos y tonterías de Jake y Emmett, esos dos se llevaban muy bien y hasta se entendían en las idioteces que decían. 

Alice me obligo literalmente a meterme al mar, aunque gane una batalla al negarme usar el diminuto traje de baño que había sacado de no sé dónde. Nadamos entre las suaves olas y nos escapamos de Emmett unas cuantas veces mientras el día pasaba, no podía pedir más. Todo era perfecto. 

Ya empezaba a atardecer cuando nuestros padres decidieron que era hora de irse. Todos estaban recogiendo las cosas cuando sentí la mano de Jake tomar mi bolso. 

-Bella – me llamo para que lo viera – No quiero sonar desesperado pero ¿Qué has pensado? 

Bella se valiente me dije. 

-Tú… tú me gustas – le confesé tomando valor pero sin verlo a los ojos. 

Cuando levante la mirada su rostro estaba marcado con una enorme sonrisa y sus ojos brillaban de manera cegadora. 

-Bella… ¿Quieres ser mi novia? – pregunto entrelazando nuestras manos. 

-Si – conteste en susurro. 

-Esa respuesta basta para mí – dijo y luego unió nuestros labios en un corto beso. 

Vi hacia el frente buscando a alguien que pudiera habernos visto y así fue, una Alice sonriente y un Emmett asombrado se encontraban a unos cuantos metros. 

Ahora era Isabella Cullen, la novia de Jacob Black. Me sentía feliz pero a la vez extraña ya que todo esto era nuevo para mí. 

Pero venía la otra parte: informarle a mis papas y a… Edward ¿Cómo se lo tomarían?