lunes, 15 de abril de 2013

La Bestia del Castillo




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Capitulo 33.- De vuelta a casa


Bella pov 

Apenas abrí los ojos me sentí adolorida de todas partes. Siendo mí entrepierna lo que más molesta. 

Trate de moverme y el brazo que me rodea por la cintura no me dejo. Sonreí al recordar el maravilloso día anterior, con mi esposo haciendo todo y más de lo que pedí, me sentí mojar solo de recordarlo pero… extraño a mis hijos y sé que llegar al castillo nos tomara mínimo dos días. Así que no puedo solo despertarlo y besarlo… acariciarlo… montarlo… 

Gemí de ganas y frustración de saber que no podría ser. 

-podemos quedarnos un día más- dijo en mi oído presionado su excitación en mis nalgas. 

-no me tientes… extraño a los niños- dije moviéndome solo un poco contra su cuerpo. 

-si no te detienes Bella… no te soltare hasta navidad- dijo tomando mi seno más cercano y apretándolo. 

Decidí que podía ser egoísta y quedarme otro día en la cama con mi esposo. 

Lleve mi mano a donde está su erección. Lo tome entre mis dedos y me aferre con ganas. Lo escuché gemir y apretarme más fuerte al mismo tiempo. 

Cuando no pudo mas soportar lo que hacía con mi mano, me soltó del todo y me jalo hasta quedar sobre él. 

-muévete cariño- pidió con la mirada de un verde casi negro. 

Sonreí ante eso. 

Lentamente me acomode sobre su punta y baje despacio, sin prisas, disfrutando de cada centímetro que abarcaba. Cuando lo tuve por entero dentro me quede muy quieta. 

-¿no te moverás?- pregunto después de unos minutos. 

Negué con la cabeza mientras imaginaba como hacerlo enloquecer de placer pero con algo nuevo. Algo que no hiciéramos antes. Una idea paso por mi mente, pero no estuve segura de si fuera algo que él quisiera hacer. 

-¿estás bien Bella?- pregunto con el ceño fruncido. 

-si… es solo que…- no supe como externarlo. 

No quise arruinar el momento y me moví lento al principio, con un poco de velocidad cada vez y en poco tiempo estuve friccionando nuestros cuerpos como sé que le gusta, con ganas, con fuerza, con lujuria. 

-Bella estas matándome… voy a…- 

Mis gemidos le interrumpieron, me detuve y tomo el control de nuestros cuerpos. De un giro para nada suave me dejo debajo de él. Pero se detuvo del todo cuando mis espasmos empezaron. 

-¿Por qué te detienes?- pregunte jadeando aun por lo que me estaba pasando. 

-porque… espera y veras- dijo. 

Salió por completo de mi cuerpo mientras empezaba a protestar por ello. Tomo mi pierna derecha y la doblo hasta dejarla pegada a mi costado, entro de nuevo mientras con su cuerpo dejaba mi pierna pegada entre los dos. Gemí apenas llego al fondo, pude sentir cada centímetro de su dureza en mi interior. Bajo su mano hasta mi carne mojada, en el espacio que quedaba metió sus dedos rozándome, tallando con ganas mientras entraba y salía. 

Decir que llegue al paraíso es poco, morí mientras vivía, cada pedacito de mi cuerpo estallo en mil pedacitos más pequeños. El placer que sentí no tuvo comparación con nada que hayamos hecho antes, esto me gusta demasiado, esto me hará capaz de no salir de esa recamara en todo el año. De no despegarme de él en todo el año. 

-amor no tardare más- logre escuchar perdida como estoy en esa ola de sensaciones que me invaden de una manera que nunca antes me ha pasado. 

Apenas logre aferrarme a sus brazos antes de perderme por completo. Morí bajo su cuerpo, morí bajo sus labios, morí de placer infinito con todo lo que él me hace sentir. 

-te amo- susurre cuando dejo caer su cuerpo sobre el mío después de liberarme de su agarre. 

-te amo Bella, no tienes idea de cuánto- dijo mirándome con su rostro apoyado de lado entre mis senos. 

-debemos volver a casa, los niños estarán extrañándonos- dije sin soltarlo. 

-sí, debemos, pero aún es temprano, duérmete un rato mas, preparare todo y en cuanto te despiertes nos vamos- dijo liberándome de su peso. 

Lo vi vestirse sin dejar de mirarme, pero el cansancio me gano, me perdí antes de que terminara. 


Edward pov 

Satisfecho como estoy salí de la habitación en cuanto me asegure que esta dormida. 

El sol está en lo alto y mi estomago se quejo. Camine despacio hasta la cocina donde la mujer de Jacob esta sentada. Se levanto nada más verme. 

-buenos días Emily- dije sonriendo. 

-buenos señor, ¿va a desayunar algo?- pregunto poniéndose en movimiento. 

-lo que tengas, muero de hambre y no me pondré de delicado justo ahora- dije mientras tomaba una manzana de la cesta. 

Me senté donde ella estuviera antes y pacientemente espere a que calentara algo en el fogón. Antes que me sirviera llego Jacob 

-¿se irán hoy?- pregunto sentándose frente a mí. 

-es la idea, en cuanto se despierte nos marcharemos, prepara la carreta más grande y dos caballos, iremos cabalgando mientras dure el día y en la noche me asegurare que duerma, nos iremos despacio, quiero pasar por las tierras del este para recoger un par de cosas que encargue para los niños- termine al tiempo que hundía la cuchara en la sopa de verduras. 

-tendré todo listo en una hora, hablando de viajes…- hizo una pausa mientras veía como intentaba encontrar las palabras adecuadas. 

-¿qué pasa Jacob?- 

Bueno, las cosas ha estado tranquilas por aquí desde que Bella y tu están bien y como sabes Emily y yo estamos juntos ahora, pero quiero hacerlo formal, quiero llevarla a su casa y hablar con sus padres, pero eso nos tomaría mínimo dos semanas ya que su padre vive del otro lado del territorio, me gustaría contar con tu aprobación para realizar el viaje- termino mirándome dubitativo. 

-claro que la tienes, así como para disponer de todo lo necesario para tu boda, avísame cuando tengan la fecha, seguramente Bella querrá venir, en cuanto al manejo castillo mandare a Garrett en cuanto llegue a casa, te pido me des una semana partir de hoy- pedí mientras terminaba el desayuno de medio día. 

Habiendo dicho y hecho lo que faltaba me dirigí a la recamara para despertar a Bella, esta atardeciendo y no quiero salir muy tarde, nos dará tiempo de llegar al primer pueblo y quizá pasar ahí la noche para partir muy temprano. 

-cariño despierta- la moví suavemente. 

Su cabellera roja se extendía sobre la almohada y cubría parte de su rostro. 

Por fin abrió los ojos, en la penumbra de la habitación no distinguí e color de ellos pero sé de memoria las tonalidades que suele tener a todas horas del día. 

-¿es hora?- pregunto con vos ronca. 

-lo será en cuanto comas algo, podremos dormir en el pueblo que esta a unas cuatro horas de aquí, iremos por el este- dije sentado en la orilla de la cama. 

Se incorporo dejando caer la sabana hasta su cintura, sus senos desnudos me arrebataron la coherencia, dorados bajo el suave resplandor de la chimenea. La mire por un momento con ganas de tomarla de nuevo, de dejar todo para otro día y hacerla mía, recordarle y recordarme cuan liquida se hace entre mis manos. 

-cierra la boca o no nos iremos hoy tampoco, quiero ver a los niños, además mi nena debe extrañarme- dijo con una nota de tristeza. 

-Tienes razón, anda, toma el tiempo que necesites para estar lista, te veo abajo- dije alejándome tan rápido como pude. 

Salí de la habitación con dirección al salón. Me dispuse a revisar que todo estuviera en orden para nuestra partida, un momento después bajo vestida de verde hierba, su cabello trenzado a un lado y una expresión serena. 

-estoy lista- sonrió mientras se acercaba a mí. 

Media hora después de despedirnos de todos montamos en los caballos y nos dispusimos a emprender el camino. Ella a mi lado, el sol ocultándose a nuestras espaldas y una brisa agradable fue el marco perfecto para esa etapa del camino. 

Para nuestra suerte el viaje fue tranquilo, paramos para dormir un poco en una de las casas que tenemos en el pueblo, con el sol salimos una vez más, no hubo actividad esa noche, mi esposa apenas toco la almohada se perdió y no tarde nada en seguirla. 

Bella pov 

Por fin en la lejanía vi el puente que lleva a mi pueblo, a mi gente, a mi castillo y por ende a mis hijos. Sin esperar nada más azuce a Divina. Cruce el pueblo en minutos, nadie me detuvo o trato de hacerlo, la prisa por ver a mis hijos, tras casi una semana de no hacerlo, me tiene loca. 

-¡¡Alice, Rose… ¿en donde están todos?!!- pregunte casi a gritos cuando cruce la puerta principal. 

Apenas me desmonte de la yegua corrí hacia la entrada de un costado que daba a la cocina. 

-¡¡Tornado, Huracán!!- repetí al poner el pie en el primer escalón. 

-calla mujer que despertaras a todos los infantes del pueblo- me reprendió Emmet desde la punta alta de la escalera. 

Sonreí ante tu expresión, traía en los brazos a su hija. 

-¿y donde están todos?- pregunte de nuevo subiendo lentamente. 

-Alice se ha llevado a tus hijos con Carmen al pueblo, cerca del rio y Rose esta con ellas, René esta enfermita por lo que no deje que la sacaran… esta sucia… ¿me ayudas?- pidió con cara de pena. 

-si, claro que si - dije tomando a la nena en mis brazos. 

-Emmet me da gusto verte- dijo Edward abrazándolo brevemente al llegar a donde estábamos. 

-iré a cambiar a la nena, regreso… amor pide a alguien que vaya por los niños, estoy cansada como para ir hasta el pueblo- pedí sonriendo. 

Asintió y me gire para seguir subiendo hasta nuestra habitación. 

-Bella espera, ah las cosas de la nena están en nuestra recamara- dijo Emmet casi corriendo detrás de mí. 

-si amor, no harás nada en nuestra habitación- dijo llegando a mí y abrazándome. 

Los mire seriamente, parecían tener algo entre manos, pero lo deje pasar porque René empezó a lloriquear incomoda. 

-de acuerdo - dije sin estar muy convencida. 

Me dirigí a la recamara de Rose. 

Después de hacer lo necesario para tener a la rubia miniatura limpia, salí en busca de quien estuviera cerca. 

-¡Ma… ma- escuche al llegar al último peldaño de la torre. 

Mire en la dirección a la voz y vi a mis hijos de pie tomados de la mano de mi esposo. 

Se soltaron y caminaron dando tumbos hacia mí. 

-mis niños- dije hincándome para poder besarlos. 

-dame a la nena- dijo Edward mientras me la quitaba. 

Con los brazos libres pude abrazar a mis hombrecitos. Entonces mire a Alice quien traía a Miky. 

Me levante solo para poder abrazarla y camine con mis hijos sujetos a mi falda hasta la sala más cercana. 

Esa tarde no hice nada más que besarlos, verlos jugar y sentirme dichosa por la familia que Dios me dio. 

Un esposo mejor de lo que pude esperar, unos hijos a los que amo con todo mi ser, hermanas y hermanos que están a mi lado en cada momento. 

Para cuando cayó la noche mis hijos habían perdido la energía de la excitación y entre su padre y Emmet los llevaron a su habitación, que ahora tiene puerta. 

-¿me harás el amor esta noche?- pregunte a Edward al acostarnos en nuestra cama enorme. 

-lo haría si no estuvieras durmiéndote ya- dijo besando mi mejilla. 

-mañana, mañana te hare feliz- dije llevando mi mano a su rostro. 

-ya me haces feliz, duérmete ahora que la mañana te traerá mi sorpresa- dijo. 

-¿sorpresa?- dije abriendo los ojos y sentándome de golpe. 

-agh, no debí decirte nada aun, duérmete o no te daré nada- dijo sonriendo. 

-si no me dices ahora no me desnudo mañana- dije con la ceja levantada. 

-si no te desnudas te arranco la ropa, ahora duérmete, no hay manera que tengas esa sorpresa hasta que amanezca, nada ganas haciendo berrinche- dijo cuando me cruce de brazos. 

-de acuerdo, me dormiré solo porque…- un bostezo me interrumpió. 

Me acomode entre sus brazos y deje que lo demás se desvaneciera. 

El amanecer llego apenas cuando abría los ojos. Pude ver el sol salir desde mi cómoda posición entre los brazos de Edward. 

-buenos días amor, ¿te gusta tu sorpresa?- pregunto. 

Lo mire sin entender… 

Señalo la ventana. 

Solo ahí caí en cuenta que desde esta habitación la salida del sol no se ve...o no se veía. 

-¿Cómo…?- pregunte mientras salía de la cama con dirección a la ventana. 

Entonces note también que no solo se puede ver el cielo sino que tiene un balcón grande con una banca acolchada muy cerca del barandal 

-es mi sorpresa para ti… se cuanto te gusta esta habitación y también se que adoras ver la salida del sol y que la brisa entre- dijo abrazándome por la espalda. 

Mire hacia abajo y vi lo que quedaba de la construcción de enfrente. 

-¡¡¡derribaste la torre de Kate!!!- dije sin poder callarme a tiempo. 

-lo hice - dijo ensombreciéndose por un momento. 

-Edward no tenías que hacerlo, ese lugar era sagrado para ti - dije girándome entre sus brazos. 

-lo único sagrado para mi eres tú y nuestros hijos, eso – apunto hacia los restos de la torre- solo es piedra formando una estructura, además lo que se saco de ahí se uso en mejorar el pueblo. Ahora es una bodega para granos, Kate no la necesita en donde está y yo no necesito un montón de rocas para recordar lo que fue en mi vida… veras, cuando murió no deje que hicieran nada ahí, nadie jamás entro, era mi manera de sentir que estaba a mi lado...- 

Me quede callada tratando de no llorar, el dolor de perderle aun es palpable, sentí celos… por un minuto hasta que recordé que quien está entre sus brazos soy yo. 

-ya no necesito eso Bella, te tengo a ti y a ti te gusta ver el amanecer desde la cama- dijo sonriendo – te dije lo lograría… desde esta habitación- dijo sonriendo un poco más. 

Tomo el listón que sujeta mi cabello y tiro de él hasta soltarlo por completo. El viento levanto mi pelo enseguida haciendo que una cortina roja nos cubriera. 

Ahí en el balcón de mi recamara, en brazos de mi esposo, mirando la bastedad de mi castillo me sentí en casa como nunca antes. 

Selle mis labios en los suyos mientras los ruidos de hombres entrenando, mujeres sacudiendo, niños jugando, caballos relinchando y toda la vida despertando en nuestro hogar se hacía presente.



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Mis hermosas niñas, sólo queda un capitulo y se termina está historia...

espero les haya gustado leerla tanto como me gusto escribirla....

esperen pronto más de mi, ya saben que nunca estoy mucho tiempo ausente :)

besosososososososososos

1 comentario:

  1. GENIAL GENIAL GENIAL!!!!!!!!!!,como siempre,espero leerte pronto,besos Emma

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