Epilogo
Bella pov
-¡¡¡Tornado!!! ¡¡¡Huracán!!!- grite fuera de mi de pie en la entrada del castillo con una hija consumida por el llanto abrazada a su madrina Esme a un costado.
-¿Hermosa y perfecta dama de mi corazón….?- empezó Marco
-¿qué podemos hacer por ti en este bello y soleado día?- termino Charlie
Con sus diecisiete años encima son una copia casi al carbón de su padre, Marco de cabello castaño tirando a rubio, Charlie de castaño tirando a rojo, ojos verdes y sonrisa derretidora.
-¿qué diablos le hicieron al joven Mcgarret?- pregunte levantando la ceja.
-nada mama solo tuvimos una charla con él- dijo Marco encogiéndose de hombros.
-¡¡¡lo amenazaron, asustaron y sacaron del territorio!!!- grito Miky furiosa y llorando aun.
-se fue porque quiso, nosotros solo lo llevamos por el camino- dijo Charlie
-¿Qué pasa aquí? ¿Porque estas llorando hija?- dijo Edward bajándose de su caballo en ese momento.
-Papa… me corrieron al novio otra vez- dijo mi hija refugiándose en los brazos de su padre.
Edward miro a sus hijos con dureza en la expresión, pero el brillo en sus ojos lo delato.
-ustedes par de inconscientes trabajaran todo el año en los establos, Miky cuando quieras tener novio asegúrate que este par de brutos no se enteren y tu Edward, al despacho ¡ahora!- instruí mientras entraba a casa dejado a todos ahí.
-¿qué pasa amor?- pregunto Edward entrando detrás de mí.
-¿hasta cuándo permitirás que tus hijos le espanten a los pretendientes a tu hija?- pregunte seria.
-Bella no se de que estas hablado, yo no…-
-tú sí, se bien que eres tu quien los tiene aleccionados, tu hija está creciendo tiene derecho a tener enamorados y no puede porque ese par de maniáticos sobreprotectores no la dejan - dije riendo y rezongando de coraje al mismo tiempo
-Míralo de esta manera, cuando el correcto llegue ni ellos podrán asustarlo-
Lo mire sonriendo porque sus palabras tienen razón.
-aun así, Miky de verdad estaba entusiasmada con este muchacho- dije mientras me dejaba abrazar.
-mejor que se haya ido, si le pone el ojo a mi hija se muere- dijo desatando los lazos del vestido.
Haciéndome olvidar todo con sus besos y sus manos en mis senos…
Tiempo después
-buenas tardes Lady Isabella- me saludo un joven apuesto, de unos veintidós años quizá, no parece más grande que mis hijos.
-buenas tardes- dije en espera de las presentaciones adecuadas.
-mira mama él es Ricardo Montejo, viene encargado de las negociaciones para la importación del grano que se trae del Italia- explico mi hijo Charlie, se despidió y marcho excusando otros deberes inaplazables.
-me temo que no soy yo quien ve ese asunto, mi esposo se encarga de eso pero ahora no está aquí, estará de regreso en unos días-
-entiendo… creo que entonces tengo un problema, vera no viajo solo, mis hermanitas están conmigo y no puedo regresarme sin haber entablado las negociaciones con su esposo… y tampoco puedo tenerlas de un lado a otro- dijo dubitativo.
-si deseas tus hermanas pueden quedarse aquí, tengo una torre sin ocupar y no será una molestia atenderlas, ¿Qué edad tienen?- pregunte
-tienen veinte, son gemelas- dijo sonriendo.
En ese momento entro mi hija con dos chicas mas, dos castaña hermosas, sonrientes y en franca platica.
-mira mama, Mayra y Maya Montejo- dijo sonriendo.
Y la sonrisa se le congelo al ver al hombre ahí. Por un momento ambos se miraron como si nada mas existiera.
-encantada de conocerlas, su hermano me hablaba de ustedes- dije saludando a ambas ya que tanto mi hija como su hermano estaban ajenos a todo.
-Mama ¿Dónde estás?- pregunto Marco desde la sala.
-aquí hijo- respondí
Entraron empujándose como siempre mis hijos, hasta que notaron que no estoy sola…
Entonces nadie más hablo y lo supe… el amor ha llegado a mi hogar.
Dos años después
Sentados en la banca principal de la iglesia, con Edward a mi lado disfrute de la ceremonia religiosa donde mis hijos por fin toman esposas.
Maya y Mayra fueron entregadas por Ricardo, el prometido de mi hija.
Y es que esas tres relaciones fueron de lo más complicadas, con mis hijos tratando de espantar a Montejo mientras intentaban conquistar a las chicas y mi hija tratando de echar a las Montejo solo por venganza de las veces que ella se quedo sin novio.
Al final ella acepto a Ricardo y los hermanos cedieron bajo amenaza de no ver a las gemelas nunca más.
Al finalizar la ceremonia caminamos detrás de los nuevos esposos para celebrar la nupcia.
-entonces Ricardo ¿Para cuándo tendré fecha de matrimonio?- pregunto Edward cuando la comida fue servida.
-papa… lo prometiste- dijo Miky avergonzada por completo.
- prometí no rebanarle la cabeza… no prometí no preguntar - dijo algo molesto.
-le aseguro que trabajo lo más rápido que puedo en terminar mis asuntos en Italia para asentarme aquí, se bien que Miky no querrá seguirme al otro lado del mar y considerando que mis hermanas están ahora casadas aquí…-
-estás dando vueltas y no me respondes- dio Edward interrumpiendo
-no puedo darle una fecha aun, debo arreglar mis asuntos allá- dijo Ricardo bajando la mirada.
Nadie dijo nada por un momento.
-¿Cómo exactamente pretendes entonces llamarte prometido de mi hija si no has prometido nada?- pregunto Edward una vez más.
-creo que el sobrevivir a los constantes juegos de sus hijos me da el derecho de llamarme así, porque aunque cierto es que no he prometido nada a usted, a Mikeila le he prometido todo y pienso cumplir- dijo serio sin una pizca de miedo o titubeo.
-papa se flexible, mira que por más que lo torturamos no se fue- dijo Charlie mientras intercedía por su cuñado.
-aguanto más que los últimos cinco- dijo Marco
-de acuerdo, esperare un poco más, pero si no veo nada en claro pronto, mis hijos te parecerán inofensivos- amenazo Edward sacando la bestia que hacía años no veía.
Para la noche y después que los recién casados partieran al viaje de bodas y mi hija se despidiera de su prometido, nos retiramos a descansar.
-ven amor, hoy te hare mía en el balcón- dijo Edward tomándome de la mano.
-estás loco… nos verán- dije tratando de resistirme
-claro que no- respondió.
Me llevo con besos y abrazos hasta el diván apostado afuera, pude notar que unas mantas cubrían el barandal hasta la parte de arriba dando una apariencia de tienda.
Después de desnudarme y desnudarse nos amamos como cada vez, como cada noche, con todo y sin reservas.
Ahí, bajo la luz de la luna tuve a mi esposo justo donde lo quiero, justo como lo quiero y no puedo pedir más…
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Mis niñas, se termino esta historia.
Espero que les haya gustado y disfrutado tanto como me he divertido yo al escribirla.
como dije tengo otra esperando a ser publicada pero no me pongo de acuerdo en cual...
¿les gustaría votar por una u otra?
respondan y eso decidirá si subo los sumarios :)
Geniallllllllll!!!!!!!,es una lastima que se terminara esta hermosa historia,da igual cual publiques,son siempre geniales,besos Emma
ResponderEliminarHermosa historia!! te luciste de verdad esta vez... la verdad? me encantaría el poder leer los sumarios para elegir la historia, aunque estoy segura de que subas cual subas sera genial como todas las que has escrito!!
ResponderEliminarme gusto mucho esta historia, apesar de que me esperaba otro final.
ResponderEliminarMe encantaría votar por alguna de tus historias, así que espero los sumarios.
como se suele decir... todo lo bueno se acaba, pero me alegra saber que hay más maravillosas historias esperandonos.respecto a la votación yo me apunto. Besitosss
ResponderEliminarseria genial leer los summarios
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