lunes, 8 de abril de 2013

La Bestia del Castillo



Capitulo 32.- Los juegos son divertidos.


Bella pov

-¿no dejaras algo para cuando vengamos de visita?- pregunto mi esposo sarcástico cuando subían los baúles de viaje.

-no estés jodiendo cariño, no estés jodiendo- dije molesta.

Desde que decidimos que ya no queríamos más hijos y usábamos el famoso método de Carmen sobre los diez días antes y después de mi periodo, la falta de sexo me tenía histérica.

-esta noche… solo aguanta hasta esta noche- susurro detrás de mi rozándome las nalgas con su erección.

Fue más de lo que pude soportar.

-ven- dije mientras caminaba hacía la recamara.

Apenas cruzamos la puertas subió mi vestido hasta la cintura, se bajo el pantalón y me tomo contra la pared sin preámbulos, no hubo delicadeza o dulzura. Me tomo con la misma desesperación que sentía yo por no poder morir en sus brazos cada noche.

-más… dame más…- pedí con mis piernas en su cintura, sujetándome como si de eso dependiera mi vida.

-me pones loco… me pones duro… quiero cogerte de ahora hasta mañana…- dijo mientras embestía con más fuerza.

-entonces hazlo- dije mirándolo.

Apenas se vació en mi me llevo a la cama. Lo vi arreglarse la ropa y salir, un momento después escuche a los caballos y los cocheros gritar.

La diligencia se movía completa. Se estaban yendo.

-mañana nos iremos nosotros… desnúdate- dijo entrando.

Me gire aun en la ventana e hice lo que mi esposo ordenaba. El juego ha empezado.

-entra en la tina- ordenó mientras se quitaba la camisola.

Un par de horas antes nos habíamos bañado por separado y el agua que yo dejara aun estaba limpia. Me pare en medio de la tina y espere a que ordenara más cosas.

-mójate para mí- pidió.

Se sentó en la silla justo frente a mí, me arrodille en la tina y con la esponja frote mi cuerpo despacio. Aunque no había regresado a mi figura de antes de la nena, pero ya no me da pena mostrarme ante él, me ha demostrado de tantas maneras que le gusto, así que no puedo hacer menos que sentirme hermosa.

-tócate para mí- pidió de nuevo.

Su voz se escuchaba cargada de deseo, eso hizo que mis pezones duros se pusieran peor. Pase mis manos por mis senos, no tan llenos ahora que mi hija tenía cuatro meses, pero si grandes, seguí por mi estomago, baje hasta mi vientre y me seguí por las piernas.

-no… regrésate- pidió mientras se inclinaba hacia adelante.

-¿me regreso a donde?- pregunte fingiendo inocencia.

-regresa por donde llegaste y cuando llegues a donde quiero te detendré- dijo sin moverse de su posición pero con todas las ganas a la vista.

Hice lo que me pidió, subí lentamente por mis piernas hasta mi vientre.

-detente, baja derecho- pidió.

Guie una de mis manos a mi monte y la otra la subí hacía mi seno. Atrape entre mis dedos uno de mis pezones mientras movía un poco mas mi mano hasta sentir mis pliegues. Estoy mojada y nada tiene que ver el agua de la tina.

-hazme feliz- pidió mientras se quitaba el pantalón.

Sonreí.

Se lo que viene ahora, sé lo que esta pidiéndome. Camino hasta mí con su miembro duro y grande. De rodillas como estoy me queda justo a la medida. Me moví hacía él y lo atrape entre mi boca. Mordí y chupe.

Sentí la dulzura de su miembro, esta babeándose por mis caricias, pero no me es suficiente, quiero verlo correrse solo mirándome. Solo una vez lo he conseguido y esta vez usare otros medios, esta vez lo provocare hasta tenerlo donde lo quiero. Esta vez en lugar de tocarse solo, me tocare yo hasta escucharlo suplicar.

-Bella estas matándome- susurro mientras movía su cadera contra mí.

Metiendo y sacando su miembro a su reverendo gusto, pero esta vez yo quiero algo más. Lo solté y me aleje un poco. Me miro sin entender.

-siéntate- ordene.

Me miro serio y la sonrisa salió casi enseguida. Me obedeció.

Salí de la tina y con toda la calma que pude tome la otra silla y la puse frente a él. Me senté sin hacer nada. Me miro interrogante. Sin explicación alguna abrí mis piernas sin pena.

Lleve mi mano hasta donde mi carne palpita de ver la lujuria en su mirada. Lentamente frote despacio mi botón. Sin dejar de mirarlo nunca, sus ojos se desviaron a donde mi mano esta. Eso es lo que yo quiero, que me vea, que quiera hacerlo y cuando eso pasará no le dejare.

No hasta verlo desesperado.

-Bella…- susurro en respuesta a mi gemido cuando introduje mi dedo.

Con la otra mano acaricie mis pezones, uno primero el otro después. Seguí moviendo mi mano, sacando y metiendo mis dedos, dos ahora sin dejar de frotar, humedeciéndome con la misma esencia que empezaba a escurrir de mí, lo vi agarrase de la silla con cada gemido que me salía, lo vi abrir la boca y tratar de tragar, lo vi escurrirse mientras yo seguía acariciándome.

-déjame….-

-no- dije entre gemido y gemido.

-voy a correrme…- dijo sin dejar de mirar lo que me hacía y con la mano en su miembro, moviendo tan rápido como cuando me penetraba.

-no quiero que lo hagas, quiero que veas cómo lo hago yo- pedí entre gemido y gemido.

En poco tiempo me sentí correr, empecé a mover mis dedos más rápido, los enterraba aun mas, casi gritaba, cerré mis ojos ante el orgasmo que se venía. Los abrí de nuevo y ya no estaba tocándose. Se aferraba a la silla hasta dejarse las manos blancas.

Por fin me libere, por fin grite y deje de moverme, por fin sentí la humedad correr entre mis piernas. Me quede quieta tratado de respirar.

-hazlo de nuevo- pidió tomando el control.

-hazlo tu- pedí devolviéndole el tono.

-no- dijo mientras me miraba con ganas de saltarme encima en cualquier segundo.

Decidí obedecerle porque sospecho que lo que me hará me gustará mucho. Movió su silla hasta rozar sus rodillas con mis muslos, puso mis piernas abiertas por encima de las suyas dejándome totalmente expuesta. Lleve mis dedos hacía mi boca pero me detuvo. Se inclino hacía adelante y los chupo, pasando la lengua entre ellos.

Esa simple acción me calentó de nuevo.

Baje despacio hasta dejar mis dedos en mi entrada. Lo mire esperando que dijera algo. Bajo su mano hasta la mía y la empujo suavemente. Decidí que el juego podría mejorar si dos jugábamos.

-no la retires… entra- pedí cuando hizo por alejar su mano de mí.

Sonrió perversamente mientras pegando su mano a la mía metió un dedo junto con los míos. La sensación me hizo gritar, en parte porque estaba aun cerrada y en parte porque estaba más que excitada.

-estas mojándote otra vez- dijo mientras movíamos los dedos juntos

-tú también- dije cuando con mi otra mano trate de alcanzar su miembro. 

Cuando no lo logre, con su mano libre jalo mi silla dejándolas una pegada a la otra, haciendo que nuestros cuerpos se unieran mas, ahora solo nos separaba un espacio tan reducido que solo nuestras manos cabían.

-tócame- pidió con la voz descompuesta.

Estire mi mano hasta tomarlo cuan largo es. Moví con la misma velocidad que él marcaba en mi cuerpo. Saque mis dedos dejando que el metiera los suyos y grite cuando aumento la velocidad, hice lo mismo con su miembro, le apreté mucho más mientras de arriba abajo le hacía pasar apuros.

Con su mano libre llevo la mía hasta mis pliegues y me hizo frotar el botón mientras seguía metiendo sus dedos y yo manoseándolo. Lo escuche gemir e intensificar el movimiento haciéndolo brusco, fuerte, brutal.

Estaba a nada de terminar cuando sentí su esencia caliente en mi mano y supe que había logrado mi propósito.

La mirada animal en él me dice no hemos terminado. Se inclino hacía adelante y me mordió un pezón suavemente, intensificando las caricias hasta hacerme gritar. Sus dedos cobraron vida de nuevo y me hizo querer más, mucho más…

-estoy por…- un gemido termino la frase cuando me sentí correr.

Pero no he tenido suficiente con eso.

-baja- pedí.

Su sonrisa de lujuria hizo que mi carne brincara de gusto, se que me hará gritar de nuevo y yo deseo que lo hiciera. Sin más espera, empujo su silla, abrió más mis piernas y se arrodillo entre ellas.

Al principio sentí solo la punta de su lengua, después la sentí completa, cada lamida, cada caricia, cada roce me puso peor. No solo es su lengua, es lo que me hace con los dedos metiendo y sacándolos de mi, es su otra mano aferrada a mi seno, pellizcándome, acariciándome, haciéndome perder el piso.

Termine gritando, suplicando que me tomara, que me hiciera de todo, que perdiera la cabeza hasta ponerme loca. Lo que no tardará.

Cuando casi lloro de placer se detuvo del todo. Lo mire sin entender.

-voltéate- dijo levantándose.

Lo hice, me levante con gran dificultad y me gire. Me empujo suavemente de los hombros hasta dejas mis manos apoyas en el respaldo de la silla, abrió mis piernas un poco y se acomodo detrás de mí.

Lo sentí rozar mis nalgas, bajo un poco y de un empuje entro en mi cuerpo, gemí de gusto. Nunca lo hemos hecho así y me gusta, su miembro se entierra en mi carne sensible, con tantas ganas que sentí me partiría pero no me importo. Mis gritos no esperaron a salir. Me aferre a la madera mientras me inclinaba un poco dejándome más expuesta.

Me apretó las nalgas mientras se movía dentro de mí.

-tócate- escuche.

Lleve mi mano hasta mi botón y mientras lo frotaba sentí como entraba y salía de mi. Cuando por fin lo sentí tensarse y correrse yo estaba mucho más allá de eso.

Tan sensible que el simple roce me hacía gritar.

Por fin terminamos, apenas logramos arrastrarnos a la cama, nos tiramos sobre las mantas y me perdí. Lo sentí abrazarme y decirme cuanto me ama.


Edward pov

Polvo, estoy hecho polvo, esa mujer me ha matado. Estoy cansado por la actividad pasada pero dormir me es imposible. Mi esposa se ha sacado de la manga la manera de ponerme bruto.

Tocarse de esa manera mientras la miraba… cuando entendí lo que pretendía casi muero.

No necesita consejos de nadie, ni le pide nada a otra. Carajo, pensar en su carne rosada y caliente me tiene duro de nuevo. Pero está dormida. Despertarla para saciar mi hambre no parece mala idea… después la dejare dormir hasta que se reponga.

Si no me dan ganas de tomarla, de cogerla, de…

-deja de pensar y hazlo- escuche a mi lado.

Gire la cabeza y ella me miraba con los labios entreabiertos y las ganas en la sonrisa.

-Pídelo- dije

Si hay algo que me pone animal completamente es que me pida lo que quiere tal como lo quiere y con un lenguaje nada adecuado para una dama, pero es que en la cama mi esposa es todo menos una dama. Y eso es lo que me gusta.

-quiero que… ¿Qué quieres hacerme exactamente?- pregunto sentándose sobre su costado.

-quiero penetrarte y después cogerte y cuando acabe montarte- dije sin pudor alguno.

A mi esposa le brillan los ojos cuando le digo con detalle lo que quiero.

-Entonces quiero que me penetres, cogerte y cuando acabes de montarme, montarte de nuevo- dijo siguiendo mis deseos.

-la noche ha caído, ¿no quieres dormir?- pregunte cuando la poca luz se fue dejando solo las velas.

Bajo esa luz mi esposa parece una diosa bajada solo para mí.

-no, quiero tenerte…-

Se acerco hasta besarme y a pesar de toda la excitación y aunque no lo creyera posible, la bese con ternura, con amor más que pasión. Esta es mi esposa, la mujer que entrego su vida sin conocerme, me dio su cuerpo sin amarme, me dio hijos sin exigir nada.

Esta es la mujer que amo como nunca pensé se podría amar, es la mujer que me devolvió a la vida con solo su presencia, su mirada, su amor.

-te amo- dije con el alma llena de ella.

-te amo- dijo con la mirada de ternura.

Sus caricias para nada tiernas hicieron que la bestia se despertara. La urgencia de poseerla una vez más me dejo idiota, me quito la razón, la delicadeza y podría decir que la humanidad.

Abrió sus piernas acostada sobre su espalda esperando por mí. Me coloque sobre ella y entre de una sola vez. Hasta el fondo, hasta que no pude llegar más lejos. La escuche gritar, la mire estremecerse de placer, la mire mientras la penetraba una y otra vez siempre con la urgencia de vaciarme pero sin llegar a hacerlo únicamente porque hacerla esperar es más placentero.

-me voy a… -a calle su gemido con mis labios.

No quiero escuchar que ha llegado porque eso me pone peor, saber que esta lista, satisfecha y mojada hasta la saciedad me hace querer llegar más rápido y por lo tanto me muevo más. Empujo más y ella gime mucho mas.

-espera...- pidió separándose de mis labios.

Me detuve por completo, esperaba no haberle hecho daño.

-¿Qué?- pregunte cuando mi cerebro me alcanzo.

-lo quiero diferente- dijo.

-¿Cómo?-

-no lo quiero así, hoy quiero algo más…- dijo y el rubor que sus mejillas alcanzaron no me paso desapercibido.

No hay muchas cosas que no hayamos hecho ya, así que no tengo idea de que quiere.

-muéstrame- pedí saliendo de ella sin perder la dureza.

Camino hasta el tocador y sin girarse me miro por el espejo. Camine hasta ella esperando ver que deseaba. Tiro todo lo que había sobre la madera y se quedo de espaldas.

Pegue mi cuerpo al suyo. Aun no entiendo que desea pero estoy seguro que me matara al enterarme.

-entra- pidió mirándome por el espejo.

Lo hice, baje solo un poco y entre en ella con ganas. Me moví rápido cuando se hizo hacía adelante, me miraba por el espejo mientras su expresión me mostraba cuando le gustaba. Me detuvo al moverse y dejarme fuera. Me sonrió perversamente.

Jalo la silla hasta dejarla frente al espejo completo que estaba junto al tocador, encendió mas velas dejando la habitación más que iluminada y me tomo de la mano llevándome a la silla. Se giro y se dejo caer sobre mí. Empezó a montarme como suele hacerlo pero esta vez pude verla por el espejo, la manera como se deja caer sobre mi verga, la manera como sus senos se mueven con cada choque de nuestros cuerpos. La manera como su rostro se distorsionada de placer y su mirada no abandona la mía me puso peor.

La tome de la cintura y la moví con más rapidez, la escuche gritar y supe que no le faltaba mucho, pero no quise correrme aun, no quiero dejar de sentir esto que me llena de frenesís, ese sentimiento que me hace morir y vivir en una milésima de segundo.

-no tardare nada amor… por favor… - le escuche decir.

Moví mi mano hasta su botón, pude ver su carne, mojada, sensible y deliciosa, estremecerse bajo mis dedos, mientras se penetraba sola. Con la otra mano la abrace pegándola más a mi cuerpo, con ganas de entrar más.

Un último grito y la humedad que inundo mis dedos me indicaron que mi objetivo estaba cumplido, mi esposa estaba lista y satisfecha. Se dejo caer hacía atrás pegando su cuerpo al mío. Sentí su respiración como si fuera la mía, su sudor y el mío se mezcló haciendo el momento intenso y placentero.

-necesito dormir un poco… ¿podemos...?- levanto un brazo hacía la cama.

Pero no se movió. Sonreí de gusto, por una vez mi esposa tira la toalla sin necesidad de pedírselo.

La tome en brazos y me levante con ella, la deje en la cama y me acosté a su lado. Me acomode abrazado a su cuerpo, con su respiración en mi pecho y mis manos en su espalda.

Lleno y satisfecho de ella por esa noche. 

Solo por esa noche.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Mis niñas, aqui estoy puntualita, una disculpa por la tardanza, a veces no me da tiempo ni queriendo.

Les recuerdo que en mi FF esta publicandose los lunes Entre dos Tierras y los jueves una historia nueva llamada "Mil Vidas Contigo"

3 comentarios:

  1. GENIAL GENIAL Y CALIENTE!!!!!!!!!,espero leerte pronto,besos Emma

    ResponderEliminar
  2. wowwwww quiero una noche como esa!!! tremendo capi nena...

    ResponderEliminar
  3. Me encantoooooooooooooooo gracias nena y espero estés bien....Besos desde Ecuador...

    ResponderEliminar