lunes, 5 de noviembre de 2012

La Bestia del Castillo




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Capitulo 18.- Muriendo lento 

Bella pov 

Alice y Rosalie se ven hermosas el día de su boda, no pude evitar recordar la mía. Con mí ahora apenas esposo sentado junto a mí y mis hijos dormidos, uno en mis brazos y el otro en brazos de él escuchamos la ceremonia en la primera banca de la capilla. 

Por fin termino y nos dirigimos al salón donde solemos comer todos, para la celebración de las nupcias. Hubo vino, cerdo, cordero, res, ternera, pollo, codorniz y cuanta cosa se les ocurrió. Mi esposo no escatimo en nada al celebrar los matrimonios de los Cullen solteros. Porque ahora Emmet es un Cullen. 

-felicidades Emmet- dije abrazándolo. 

Repetí la operación con Alice, Jasper y Rose. Nos sentamos en nuestros lugares de siempre. 

A pesar de que todo se ve muy sabroso no pude pasar más de medio plato y solo el puré de patatas que la nueva cocinera hace. El resto se me atoro en la garganta y no logre tragar. Me abstuve de ingerir vino o cualquier otra bebida que no fuera jugo de naranja. Porque aun doy pecho a mis hijos y no quise causarle más incomodidad. O eso fue lo que dijo Carmen mientras me peinaba para las bodas. 

-creo que me retiro, es casi hora de alimentar a los pequeños, en hora buena a todos- dije mientras me levantaba. 

Edward me miro con el ceño fruncido. Es una mentira. Los pequeños han comido apenas hora y media atrás, no lo hará de nuevo hasta otra hora y media más. 

Pero yo no puedo estar aquí, no quiero fingir felicidad y sonreír. Lo único que quiero es encerrarme en un sitio oscuro y callado. Sin reclamos, sin llantos, sin nada que no sea silencio, paz y tranquilidad. 

Me dirigí a las escaleras. 

-Bella… ¿los niños?- pregunto sarcásticamente Edward. 

Me gire con ganas de atravesarlo, pero sonreí. Ambos sabemos que estan en brazos de las nuevas mujeres Cullen. 

-estoy segura que Carmen o las nuevas casadas podrán traerlos cuando se acuerden que la madre soy yo- dije sin importarme que todos estuvieran presentes. 

-¡¡¡Isabella!!!- grito al levantarse. 

Lo ignore mientras me dirigía a la parte final de las escaleras. 

Me seguí hasta mi recamara sin puerta. Me tire sobre la cama en cuanto cerré las cortinas y estuvo todo a oscuras o tan oscuro como lo permitía la hora del día. Apenas cerré los ojos sentí unas manos levantarme nada gentilmente. Últimamente es así. 

-¡¡¡maldita sea Isabella ¿Qué carajo pasa contigo?!!! ¡¡¡Me has dejado en vergüenza delante del consejo, del pueblo, de todos!!!- grito mientras me apretaba y estrujaba los brazos con sus manos. 

No conteste, ni siquiera lo mire. Espere a que terminara su rabieta, no es la primera y tampoco será la última. Cuando no consiguió nada me arrojo sobre la cama. 

-Alice y Rosalie se irán mañana en la mañana de viaje de bodas y no regresaran hasta dentro de dos meses, Carmen se regresa con su hija casi el mismo tiempo, querías a tus hijos y los tendrás… más te vale que estén bien o hare de tu vida un inferno- dijo antes de salir. 

Llore como es costumbre. 

No porque no quiera cuidar de mis hijos sino porque se quedan conmigo solo por el hecho de que no hay quien más lo haga. No por ser su madre si no porque no hay nadie más cerca. Me sentí usada, miserable e inservible. Una vez más como al principio estoy ahí porque no hay nadie más disponible. 

Llore hasta que los escuche llorar a ellos. Cuando pasaron los minutos y no parecían calmarse baje. Estaban solos en la habitación. 

Uno mojado el otro sucio. Camine hasta donde guardan su ropa. Saque lo necesario y saque a uno de la cuna. Lo puse en la cama y… me di cuenta que no se cómo hacerlo. Ni siquiera sé cómo cambiarle el pañal. Quitarlo es fácil. Limpiarlo también pero ponerlo de nuevo me costo. Cuando no pude lo deje en la cama y me ocupe del otro. Me paso lo mismo. 

Les deje desnudos de las piernas mientras ideaba como poner el maldito pañal. Cuando me rendí decidí abrazarlos y tratar de dormirlos así. Algo se me ocurrirá. 

Y la locura empezó, llora uno y le otro le hace segunda. Por fin se me ocurrió como ponerles el pedazo de tela pero no se están quietos el tiempo suficiente para que pueda hacerlo. Quise darme la vuelta y dejarlos ahí pero algo en mi interior no me permitió solo ignorarlos. 

Respire hondo y me deshice del vestido quedándome solo en camisón. Tome a uno en un brazo y al otro en el otro brazo, me senté junto al fuego mientras ambos comían. Cada vez están más grandes, en poco tiempo no podré hacer eso más, no podre alimentarlos al mismo tiempo, ahora mismo se patean el uno al otro. Suspire cuando empezaron a llorar porque se empujaban mutuamente con los pies. 

Quise llorar yo también, primero no me los dejan para nada y ahora me dejan sola con los dos, sin explicarme nada o enseñarme nada. La tristeza se instalo de nuevo. Esta vez porque me doy cuenta que como madre no sirvo. Soy un fraude en toda la maldita palabra. Por fin lograron acomodarse y dejar de llorar lo suficiente para que pudiera dejar a uno y dormir al otro. Me di cuenta que la cuna sigue mojada. 

Los acomode en la cama. No tengo ni idea de donde tiene la ropa de la cuna, estoy cansada como para ponerme a buscar y mi orgullo es demasiado como para preguntarle a Edward. O a cualquier otra persona. Apenas cerre los ojos cuando los escuche llorar de nuevo. 

Les di comer, camine con ellos, los puse en mi hombro como Edward hace, les hable bajo, los cambie de ropa, trate de darles de comer otra vez y nada funcionó, pase toda la noche con ellos llorando, por fin en algún momento se cansaron de llorar y se durmieron, junto conmigo. 

La escena se repitió toda la semana. 

Mi flamante esposo solo llega a dormir muy tarde, no se mueve cuando los escucha llorar y sale muy temprano. No me habla. No me toma en cuenta para nada que no sea atender a sus hijos. Pase de ser la proveedora de leche a ser la madre completa pero sin ayuda. Justo como lo pedí pero no la manera como la pedí. Decidí callar y hacer mi trabajo. Al fin y al cabo no hay nadie más que lo haga. 


Edward pov 

Me mata verla así, pero es necesario, escucharla llorar junto con los niños cuando se despiertan a media noche es algo que me parte el alma. Sobre todo porque de verdad quiero correr y hacerlos dormir para que ella descanse. 

Pero es una necesidad que no puedo dejar pasar, Bella tiene que entender que aun no está lista para hacerse cargo de ellos, yo espero que pida ayuda, mi ayuda. Hasta ahora lleva dos semanas. Lo hace cada vez mejor pero también se agota cada vez más. 

A veces pasa mucho rato entre que empiezan a llorar hasta que ella se despierta para atenderlos. 

La noche anterior lo había hecho prácticamente dormida y le dio de comer dos veces al mismo bebe. Apenas se durmió desperté a la cocinera para que preparara algo a Charlie, quien se había quedado sin comer. 

Pero no fue la primera vez que la vi mal. Una madrugada cambio de ropa dos veces al mismo y al otro no. 

Esta colapsando de manera rápida y aun no hace por pedir ayuda. En poco tiempo hará algo realmente estúpido. La escucho por las noches pasarse casi en vela al igual que los niños, en las mañana lo mismo. Mientras mis hijos crecen duermen menos durante el día y las pocas horas que lo hacen no alcanzan para que Bella se reponga. 

-¿crees que esto que haces es bueno para Bella?- pregunto mi tía en noche cuando mi esposa no bajo a cenar. 

Seguramente está dormida. Al igual que mis hijos. 

-es lo que ella quería, hacerse cargo de ellos, no veo por qué no deba ser bueno- dije. 

-ella te pidió que la tomaras en cuenta, lo que estás haciendo es dejándola con toda la carga, criar a uno ya es complicado, a dos es maratónico y no estás ayudando. No creo que sea esto lo que ella quería. Te pidió que la dejaras ser su madre, pero la has convertido en su sirvienta. Si no haces algo por ayudarla podría pasar algo que te hará sentir miserable- dijo mi tía 

-¿a qué te refieres?- 

-¿qué pasa si por estar tan cansada se dormita mientras los baña? ¿Soportaras perder a uno si no es que a tus dos hijos? ¿Cómo crees que se sentirá ella si eso pasa?- pregunto. 

Mi alma se arrugo solo de imaginar la posibilidad. Sin más subí corriendo hacía la recamara. 

Los niños están dormidos en la cama. Pero mi esposa no. 

Mire hacía la tina y la vi, justo cuando su cabeza se hundía en el agua. Apenas me dio tiempo de sacarla. Solo cuando la jale bruscamente se despertó. 

-Bella te dormiste- 

-no, no lo hice- dijo mirando hacía la cama. 

Asustada completamente. 

Tome unas mantas y la envolví en ellas. La saque de la tina y la deje en la cama. Quite a los niños pasándolos en su cuna. Para cuando me gire hacía ella estaba profundamente dormida. Decidí que mi tía tiene razón y no estoy ayudándole, estoy castigándole por querer irse, por no entender que lo que hago es solo por ella. 

Entonces una revelación vino a mí, no estoy haciendo esto por ella sino por mí, no estoy castigándola, estoy matándola lentamente. Con mi desprecio, mi lejanía, aleje a mis hijos de su madre por el sentimiento de propiedad que desarrolle mientras ella no estaba consciente. 

Es tiempo de hacer bien las cosas. Salí de la recamara y mande a buscar a Carmen. 

-la señora está agotada, quiero que te lleves a los niños esta noche a la habitación de arriba y te quedes con ellos, cuando se despierten, traes a uno para que coma y luego al otro. Mi esposa necesita dormir- pedí mientras la mujer asentía. 

-señor qué bueno que me ha dejado ayudarla, no soportará mucho mas, ha estado muy mal estos días- dijo la mujer mientras se llevaba a Charlie. 

Me quede pensando que todos lo ven menos yo. Regreso por Marco. Salió y cerré detrás de ella. 

Me acosté junto a mi esposa. 

La cuarentena ya ha pasado, pero considerando lo mal que se encuentra me trague las ganas de tomarla, desnuda y mojada como sigue mi libido es tan duro como mi verga. 

Sé que Irina está de vuelta en el pueblo, después de mucho de haberse marchado. No me costara nada salir y… 

Para cuando fui consciente ya estaba en las puertas del pueblo a tres casas de la suya. 

Pero algo me detuvo. 

Mi esposa ya ha pasado por mucho y yo la amo. Un rato de placer no vale la pena como para lastimarla de esa manera. Porque sin duda se enterara. 

Y sin embargo pese a mi decisión me encontré tocando a la puerta de la prostituta del pueblo. 

Abrió sonriendo y supe que no podría hacerlo. 

Entre porque ya estoy aquí. 

-Irina, tu regreso es temporal - dije sin acortar la distancia entre los dos. 

-¿lo es?- pregunto acercándose. 

-sí lo es, pasa mañana a la oficina, te daré algo de dinero para te puedas asentar en otro lugar, no me parece pertinente que sigas aquí- dije serio alejándome de nuevo. 

Su aroma esta despertándome las ganas y acallando la voz que me dice cuanto amo a mi esposa. 

-¿es por su esposa señor? ¿O porque me deseas más de lo que puedes quererla? -pregunto haciendo énfasis en la última palabra. 

Y mis ganas de tener a una mujer murieron al darme cuenta que ese es el mensaje que estoy dando y que siempre di al visitarla estando casado. 

- te vas mañana mismo - dije antes de darme la vuelta y salir. 

Camine al castillo despacio y pensando en mi reciente descubrimiento. 

Al acercarme algo me hizo mirar hacia arriba y en el balcón de la recamara donde mis hijos duermen, encontré a mi esposa. Mirándome. Quieta y blanca bajo la luz de la luna cual estatua de sal. No fue difícil entender que me vio salir de donde Irina. 

Tampoco me fue difícil saber que mi estupidez la ha herido. 

No me creerá cuando le diga que nada paso, no me creerá cuando le diga que apenas y entre salí. No me creerá nada. Y es mi maldita culpa. Subí hasta nuestra recamara y decidí esperarla. 

Pasaron al menos tres horas y seguía sin aparecer. Entre a la habitación de mis hijos. La encontré en la tina, dormida de nuevo, al menos está vacía esta vez. Carmen sigue en la cama con los niños. 

Esto está mal y no veo como pueda estar mejor. 

La tome en brazos, solo cuando me acerque lo suficiente vi la botella de whisky… vacía también. Me sentí peor que un gusano. Mi vida y mi matrimonio están desbaratándose y no encuentro como arreglar nada. 

Es un maldito infierno y es mi culpa. La lleve a nuestra habitación. 

Por suerte los niños no despertaron en toda la noche. 

-señor llevare a los niños a la cocina, será mejor que no los amamante la señora, al menos en dos días- dijo por la mañana cuando empezaron a llorar. 

-está bien, no bajare al comedor, por favor mándame algo- dije cerrando de nuevo. 

Me senté junto a la ventana a esperar que mi esposa despertara. 

-¿Dónde están los niños?- pregunto a medio día. 

-con Carmen, necesitabas descansar y ella se los llevo, duerme otra vez, lo necesitas- pedí suavemente. 

Me miro sin decir nada. No hay brillo en su mirada. Se giro hasta darme la espalda. 

- Bella anoche yo…- antes de que pudiera decir más se levanto y salió de la habitación. 

La seguí para poder explicarle… 

- Bella escúchame por favor- 

- te escucho - dijo dándose vuelta de pronto y haciéndome chocar contra ella. 

-anoche fui con esa intención pero al verla supe que no podía, porque te amo, a ti y solo a ti- 

- me amas pero llegaste hasta su casa, me amas solo a mí, pero fuiste esperando tener algo con ella- 

-sí pero nada paso… te lo juro por nuestros hijos - y ante la pura mención de ellos su mano cruzo mi rostro con tanta fuerza que la escuche gemir. 

Me miro sin decir más. 

Estoy perdiéndola y no parece haber nada que la detenga a mi lado. La mire mientras se daba la vuelta y entraba de nuevo a la habitación cerrando detrás de ella. Me quede ahí, pensado que no puedo ser más imbécil aunque me lo proponga, ¿para que le dije mis intenciones? 

-señor, Jacob esta abajo, pide verlo por asunto del castillo de Forks y su tío se ha ido esta mañana, no pudieron esperar más- me informo Garrett acercándose unos minutos después de que Bella entrara. 

-gracias Garrett- 

Camine hacía donde el nuevo administrador de Forks me esperaba, lo salude y omití lo mal que están las cosas con mi esposa cuando pregunto. Con el miedo de que Bella se entere y quiera irse con él a Forks lo despache rápido. No hizo por quedarse y apenas un par de horas después de comer se marcho. 

Entonces llego Irina hasta mi despacho. 

Carajo lo había olvidado. 

Y como mi suerte no puede ser mejor, justo cuando la prostituta sale mi esposa entra. 

No dijo nada pero la manera como me miro, de pie en la puerta, me hizo saber que mi caso está perdido. 

Mi esposa nunca me creerá y peor aún, nunca me perdonara.



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Listo chicas, otro capi, tal como dije, tratare de estar al día...

4 comentarios:

  1. rayos ahora si se jodio como la convence de lo contrario...

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  2. ese matrimonio va de mal en peor...... bueno ademas tampoco edward a ayudado mucho que digamos se a comportado como todo una bestia.....

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  3. GENIALLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!!!!!,COMO SIEMPRE,besos Emma

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  4. vaya.... la cosa pinta muy mal... no se como arreglaran la situacion esta vez,edward se esta comportando como un idiota y esta arruinando la maternidad de bella en vez de hacer que la disfrute y sean felices viendo crecer a sus hijos.

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