Capitulo XVIII
Ni un día más…
Suspire… era lo único que hacía desde que todo este embrollo había pasado. Ya más de cuatro horas de eso.
Me sentí totalmente cohibida desde el momento en que entre al salón cuando Tanya nos había llamado a Edward y a mí. Alice me miraba preocupada y Edward, este tenía un aire sombrío y extraño.
Agradecí que mis padres hablaran sobre como estarían distribuidos los amigos de Edward en la casa, estos utilizarían las habitaciones del tercer piso exceptuando a Tanya quien extrañamente para mi se quedaría a dormir en la habitación de Edward.
Estaba muy triste, sí, pero al parecer descubrí que yo Isabella Cullen era una hermana celosa, tuve una extraña sensación en el estómago cuando mis padres le preguntaron a Tanya si se quedaría a dormir con Edward y esta contesto que sí. Por favor, papa y mama, estamos en el siglo veintiuno pero ¿Qué clase de ejemplo me están dando? Lo correcto era que la señorita se quedara en otra habitación y si no quería estar sola ahí estaba Rose para acompañarla o yo en última instancia.
Me agradaba Tanya, era una linda persona y por lo poco que la conocía sentía que tenía buenos sentimientos hacia mi hermano. Pero aun así, no sentía correcto todo aquello. ¿No deberían estar casados primero?
Ingenua no era, ya sabía que mi hermano no era un santo y que Tanya tal vez no sería la primera en su cama. Con sus veintiún años Edward ya era mayorcito y hacia lo que quería con su vida, aquí yo solo era una espectadora de ella.
Me senté sobre un taburete de la cocina, esta se encontraba sola después de la cena y necesitaba pensar, necesitaba tomar el control de la situación y hablar con Edward. Pero aunque intentaba pensar en Jake y en lo que había hecho mi mente solo vagaba al hecho de que yo ya no era tan importante en la vida de Edward. Si cuando se fue a estudiar al extranjero me sentí en segundo plano (ridículo) ahora me sentía en tercer o cuarto lugar en su vida. Ya no necesitaba con quien hablar, Tanya estaría ahí, ella sería su hombro, su apoyo, su confidente, su amiga y el amor de su vida.
Era estúpido pensar de esa manera pero, es que… Edward y yo siempre habíamos sido tan unidos que ahora me sentía desplazada.
Me sentía incomoda, sola, más sola de lo que ya estaba, en mi cabeza retumbaba la idea de que había perdido a mi hermano. ¿Por qué era tan tonta? ¿Por qué no podía estar feliz por el hecho que Edward hubiera encontrado a alguien que lo hacía feliz?
-Bella… - oi una voz conocida acercándose a mí – ya se te pasara, solo tienes que acostumbrarte a la idea.
Alice coloco su barbilla en mi hombro y me dio un abrazo cargado de cariño y apoyo. Agradecí el gesto respondiendo lo mejor que pude a este pero no entendía de lo que me hablaba.
-¿De qué hablas? – le pregunte sin ánimos y aun sin verla de frente.
- Te vi Bella – callo un segundo – vi tu cara cuando tus padres invitaron a Tanya a quedarse en la habitación de tu hermano.
- Yo… - no pude terminar ¿qué le diría? Apenas me había dado cuenta de que era una hermana celosa, no terminaba de asimilarlo yo, ¿Cómo se lo diría ella entonces?
- Entiendo - dijo esta – estas celosa y es normal. Por lo que me has contado antes solo eran Edward y tú, pero ahora hay alguien más – sonrió cálidamente - Es normal Bella y se lo que se siente… Bueno, aunque sé que es diferente para ti porque apenas acabas de recuperar a tu hermano.
- Tienes razón, es diferente – sonreí disimulando mi tristeza.
- Alice – la llame buscando su mirada - ¿te quedarías conmigo esta noche? – le pedí, no, le rogué.
Ella sonrió asintiendo – dame un minuto y le diré a Emmett que le avise a mis padres – salió de la cocina dejándome nuevamente sola.
-¿Bella?... – oh no, Edward. No ahora - ¿podemos hablar?
Lo sentí acercarse lentamente hacia mí, sus pasos sonaban pesados, posiblemente se encontraba cansado por todo el viaje. No asentí ni dije nada, simplemente observe las vetas del mármol de la cocina. Era eso o enfrentarme a la mirada de Edward. Era eso…
-Preciosa – toco mi hombro buscando mi respuesta – ¡Bella! Mírame – levanto un poco la voz.
No quería hacerlo pero sabía que Edward seguiría intentándolo hasta que lo viera. Gire mi rostro lo más lento que pude, tenía los ánimos por el suelo por todo lo sucedido.
Sus ojos esmeralda (lo único físico que he envidiado) me veían desesperados - ¿Qué pasa? Me has rehuido desde que llegamos – estaba en lo cierto, no podía estar en la misma habitación que el mas del tiempo necesario porque su intensa mirada seguía cada uno de mis movimientos intentando leerme – pensé que me extrañabas – vi colocarse la tristeza en sus ojos ¿o era el reflejo de los míos?
-Eso no es cierto – hable bajo, mintiendo – es solo que quería darte tiempo con nuestros padres.
- Mentirosa… - sonrió levemente - señorita Cullen, recuerde que la conozco demasiado bien para saber cuándo miente.
- No miento – no quería discutir pero debía zafarme del tema por el momento, tal vez mañana sería diferente. Hoy simplemente quería dormir y olvidarme de todo.
Increíblemente Edward no rebatió mi respuesta – Está bien. Pero hablaremos mañana.
Su actuar me dejo sorprendida, era la segunda vez que hacia algo como eso. Primero cuando estaba con Jake y luego en este preciso momento. Definitivamente mi hermano ya no era predecible para mí, tristemente yo si lo seguía siendo para él.
-Bella, ya está – oi a Alice desde la puerta – oh Edward, no sabía que estarías aquí.
-¿ya está Qué? – le pregunto. Yo por mientras volví a mi tarea de ver el mármol.
- Me quedare a dormir con Bella esta noche – le informo - ¿No te lo ha dicho?
- No, no ha tenido la molestia de informarme – sonó ofendido, aunque sabía que solo jugaba.
- Mmm… Pues ahora ya sabes – dijo está caminando hacia mí – Bella, Emmett quiere despedirse.
- Vamos – tome de su mano – el oso se desespera rápido si nos tardamos.
- Hoy, lo dudo – rio Alice, me esforcé un poquito imaginándome la razón de sus palabras: Rose.
Atrás quedo Edward, nunca pensé necesitar a Alice como lo hacía en este momento. Era el último pilar que me quedaba para apoyarme, Jacob se había enojado conmigo y Edward lo haría pronto.
Me despedí de Emmett con un gran abrazo, sabía que se preocupaba por mí. Un – espero que todo se mejore – salió de sus labios en susurro antes de soltarme.
Lo vi despedirse de mis padres solamente ya que todos los demás se encontraban en sus habitaciones y lo seguí con la mirada hasta que arranco su jeep. Para cualquier persona que me viera parecía que estaba prendada de Emmett porque apenas y pestañee un par de veces, pero no era así, algo de él me proporcionaba ese amor de hermano que necesitaba de Edward y que no me sentía capaz de pedir.
Voltee buscando a Alice pero lo único que me encontré a la distancia fue la mirada retraída de Edward, este me miraba con una expresión vacía en su rostro, solo sus ojos reflejaban tristeza. Sabia la razón de esta, había preferido un abrazo de Emmett que el seguir hablando con él.
-Buenas noches – me despedí de él desde las escaleras subiendo estas a zancadas segundos después sin esperar su respuesta.
Alice ya me esperaba en la habitación con uno de mis piyamas puesto y con otro en sus manos obviamente para mí.
Lo tome y me dirigí al baño – gracias – le dije antes de entrar a este. Me veía fatal, era extraño que mis padres no lo hubiesen notado. Pero al final estaba agradecida, era una explicación menos que dar.
Gracias a mi querida y necesitada amiga no tarde mucho en dormirme. Sus suaves arrullos y sus manos sobre mi cabello me proporcionaron la tranquilidad que necesitaba.
.
Menos de un día había pasado desde que Edward volvió. En mi cabeza recuerdos del día anterior rondaban como perros callejeros frente a un pedazo de carne (la carne era yo) insistentes y desesperados por llegar a ella.
Siete de la mañana marcaba el reloj de mi celular. Ni una tan sola llamada o mensaje de Jake. Si Bella, se supone que eres tú la que debería de llamarlo a él. Bueno, eso había dicho antes de irse.
Me estaba cansando esta situación, esto de ser cobarde realmente era una estupidez. Jake lo sabía y me lo había dicho; solo era mi hermano.
Me levante de la cama ya que era imposible para mí seguir durmiendo, Alice a mi lado descansaba tranquilamente. Me sentí mal por haberla desvelado con mis silenciosos llantos pero su apoyo había sido de gran ayuda para mí.
Salí de mi habitación tomando una sudadera del perchero, eso y mis pantuflas eran lo único que necesitaba; además de una taza de café. La casa estaba en un total silencio, ese sonido de vacío le dio un poco de serenidad a mi mente.
Es hoy o nunca, no dejaría pasar un día mas este asunto. Edward debía saber toda la verdad si yo quería volver a ver a Jake.
Unos pasos se escucharon minutos después de mi descenso. A esta hora el único que podía rondar la casa era mi padre. Pero para mi sorpresa no era él. Un Edward vistiendo solamente unos boxes se restregaba los ojos sin notar mi presencia.
-Oh, Bella… no te vi – hablo.
-Buenos días – lo salude actuando normal - ¿quieres algo para desayunar?
- No te preocupes, yo lo preparo – se acercó a la estufa y comenzó con un vaivén de movimientos. Mientras tanto yo me cohibía recordando cuando había sido la última vez que había visto a mi hermano vestir solamente con ropa interior. Antes de irse era lo más normal, de ahí mi comentario de que era una lombriz, pero ahora sus torneados brazos y piernas y su muy masculino pecho me decían que este definitivamente no se parecía al Edward que se había ido.
Tal vez no solo su físico había cambiado, tal vez su mentalidad lo había hecho un poco y ya era una persona madura como para entender que su hermanita había dejado de ser una bebe.
-Edward – lo llame decidida a hablar con él. Pero no pude continuar, una voz femenina que supe identificar entro a la cocina en ese momento.
-Amor ¿Por qué me dejaste sola? – Tanya le preguntaba sin notar mi presencia. ¿Es que ahora era invisible o qué? – te extrañe en la cama.
Vi a Edward congelarse un segundo por las palabras que Tanya le decía. Y no sé si fue incomodidad o pena lo que sus ojos me reflejaron segundos después.
-Lo siento – dijo este con la cabeza baja (habrá sido para mí o para ella) – ¿Quieres desayunar con nosotros?
- Eh… Bella, cariño. No te había visto – rio avergonzada – buenos días.
- Buenos días – la salude de regreso – y no te preocupes, me pasa a menudo – le dije viendo a Edward de reojo. Este solo sonrió ladeado porque entendía mis palabras.
Ok, no se dio, pero lo intentaría más tarde. Por el momento salir de ese mal triangulo era la misión. Edward en boxes, Tanya en un camisón de encajes y yo con mi piyama de ositos y mis pantuflas de conejito no éramos lo que se llama una buena escena.
Me levante de la silla – permiso, regresare con Alice – me excuse caminando hacia fuera de la cocina. Eso de ser el sobrante nunca me había gustado. Tocar violines no era lo mío.
-¿No vas a desayunar? – Me pregunto Edward a la distancia – creí… creí que nos acompañarías.
Primera vez en mi vida que me sentía como en una escena de película. Las palabras de Edward me recordaban la parte en donde los protagonistas de Alguien tiene que Ceder se juntaban en una piyamada de madrugada y luego la hija de esta aparecía cancelando sus planes sin saberlo.
-En otra ocasión será, todavía estoy algo cansada pero gracias – lo rechace lo más amablemente que pude intentando no reír por mi comparación.
Camine de regreso a mi habitación, tenía hambre pero bajaría a desayunar cuando Alice se despertara. Este hecho no tardaría mucho ya que la señorita se encontraba sentada en la cama mordiendo sus perfectas uñas.
-¿Pasa algo? – le pregunte intrigada por su actuar.
- Oh Bella… - volteo a verme – estoy enamorada – canto.
-¿Qué? – las palabras de Alice casi me dejaron en shock.
- Es increíble pero cierto – sonrió – siento mariposas en el estómago y pienso en el cada minuto que estoy despierta…. Y dormida – agrego.
-No me digas… - señale hacia el techo sin terminar la oración – que de….
- Si Bella – volvió a sonreír – estoy enamorada de Jasper, estoy enamorada del amigo de tu hermano.
- Pero Alice… apenas y lo conoces – negué con mi cabeza intentando entender el asunto – tal vez has cruzado diez palabras máximo con él.
- Lo sé – me vio con su mirada tiernas – no creas que no lo he pensado, pero es algo mágico. Como en los cuentos de princesa cuando al encontrar a tu príncipe azul todo encaja.
Sonreí ante tal comparación. ¿Por qué nunca imagine que si algo así pasaría, seria a Alice? La forma en que ella entendía la vida era muy diferente a la de la mayoría, por no decir al mundo entero.
Pero aun así no podía procesar por completo tal información - ¿Estas segura? – La mire fijamente – ni siquiera yo que soy la novia de Jake puedo decir que estoy enamorada de el – le hice una comparación, tal vez así pensaba bien las cosas.
-Tan segura como para apostar mi vida – sus ojos brillaban intensamente y sus palabras produjeron en mi más preocupación de la que creí.
- Por favor Bella, ¿podrías creerme? – sentí que mis dudas le dolían. Ella me confesaba sus sentimientos hacia Jasper y yo racionalizaba las cosas de manera negativa.
Asentí avergonzada por mi actitud, aunque estaba segura que no era la única que lo vería así.
-¿Y qué harás?
- Le diré lo que siento – aseguro con su cabeza – no puedo perder el tiempo en dudas si se lo que quiero.
Ouch… eso dolió.
-Lo siento – se disculpó al ver mi reacción ante sus palabras – no fue mi intención que te sintieras mal.
- No te preocupes Alice, estoy bien – me senté junto a ella – me alegro de que sepas lo que quieres y luches por ello.
Nos abrasamos por un momento y luego seguimos con la conversación en la cual me contaba su plan Confesándole a Jasper, el cual seria mañana.
Ya eran las nueve cuando bajamos a desayunar (gracias a que Alice se pasó más de una hora arreglándose para salir glamorosamente empiyamada). Todos estaban ahí a excepción de Edward y Tanya.
Ahora mi cabeza la regían tres personas: Edward, Jacob y Alice. Terminaría rendida al final del día.
Al principio no me llamaba mucho la atencion esta historia, pero cada vez me está gustando más!!! se va poniendo interesante jijiji graciassss xoxo
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