Capítulo 16: Barbacoa estilo Cullen
-Buenos días preciosa- Bella sintió un suave cosquilleo en su nariz y en sus mejillas. Abrió lentamente sus ojos, encontrándose con las orbes esmeraldas de su novio mirándola con cariño. Parpadeó varias veces, intentando desperezarse por completo, pero al segundo sintió un agradable peso caer encima suyo. Sonrió complacida mientras abría sus brazos y Edward se acomodaba dentro de ellos, suspirando satisfecho y quedándose ambos en un cómodo y cómplice silencio.
Desde esa noche, en la que ambos se unieron de la manera más íntima posible, Bella sintió que algo había cambiado en su relación; ahora era mucho más profunda e íntima en todos los aspectos; y después de algunos meses en los que las inseguridades eran la tónica habitual en la personalidad de la joven, éstas parecían haber pasado a un segundo plano. Edward le había demostrado con creces lo que ella significaba para él, no sólo la inolvidable noche del prado, sino también en las que siguieron a partir de ésta.
-¿A qué le da vueltas esa cabecita tuya?- murmuró Edward, cómodamente apoyado en el pecho de su novia; ésta sonrió mientras sus dedos jugueteaban con su pelo cobrizo.
-A nada en particular- le respondió -ha pasado casi un mes y aparte de la universidad de Houston, ninguna otra ha dado señales de vida-.
-Todavía estamos dentro del plazo- le recordó su novio -además, muchas veces no llega la respuesta hasta principios de junio; y todavía estamos en mayo- Bella suspiró a modo de asentimiento, y cambió completamente de tema.
-¿Qué vais a hacer hoy?- indagó curiosa.
-Hoy viene Nessie a vacunar a los terneros recién nacidos; y también tenemos que actualizar la base de datos- su novia le escuchaba atenta; todo animal que entraba o nacía en el rancho era meticulosamente añadido al sistema informático, con su correspondiente ficha de datos -¿y tú?- inquirió curioso.
-Tengo que ir con Esme al pueblo, para comprar todo lo necesario para la barbacoa del sábado- le explicó -y después hacer la comida, ayudar a Esme con la limpieza...- empezó a enumerar. Todos los años por estas fechas, Carlisle y sus hijos organizaban una barbacoa para todos los trabajadores del rancho y algunos de los amigos más allegados a la familia.
-Verás qué bien te lo pasas- le animó Edward -espero que Jake y Jasper no terminen cantando una serenata, cómo el año pasado- Bella rió divertida, imaginándose a los hermanos, borrachos cómo una cuba y cantando hasta desafinar.
-Me gustaría verlos- admitió, todavía entre risas. Edward también rió, y levantando la cabeza observó a su pequeña; le encantaba verla reír, feliz y despreocupada. Su vista se posó en los labios entreabiertos de la joven, y no hubo manera de que se resistiese a besar esa boca pequeñita y suave.
Las manos de la joven se aferraron al cabello de su novio, abriendo automáticamente su boca para él y disfrutando de ese estupendo beso de buenos días. Edward se deleitaba con la suavidad de su piel; sentirla desnuda junto a él era una sensación indescriptible para él... los brazos de aquella pequeña se habían convertido en su hogar. Apretó su agarre contra la cintura de la joven, a la vez que un hormigueo de placer le recorrió a lo largo de todo su cuerpo cuándo sintió las piernas de Bella rodear su cadera y empezar a moverse contra su intimidad.
Ahí fue cuándo se nublaron todos sus sentidos, y el beso que compartían se volvió mucho más intenso; sintió las suaves manos de Bella recorrer su cuerpo con avidez, y la situación se caldeaba por momentos... hasta que unos insistentes golpes en la puerta terminaron por reventar esa íntima burbuja.
-¡Buenos días Bellie Bells!- la aludida rodó los ojos ante la mención de su nombre -hace un estupendo día de primavera, perfecto para trabajar en un rancho- canturreó Jake con voz divertida. Edward lanzaba dagas con los ojos en dirección a la puerta, maldiciendo a su hermano... definitivamente, no veía la hora de que Bella empezara el curso universitario y mudarse.
-Te esperamos abajo- le dijo el hermano mayor, conteniendo la risa -por cierto; buenos días a ti también, Eddie-.
La pareja oyó los pasos de Jake alejándose, y Bella soltó la carcajada, a la vez que su novio maldecía por lo bajo.
-Parece que tu mudanza de habitación ya es de conocimiento general- dijo inocentemente su novia, mordiéndose le labio para no reírse de la cara de póquer que tenía Edward. Aunque su ropa siguiera en su habitación de siempre, todas las noches se escabullía para abrazar a su pequeña mientras ambos dormían. La miró con una ceja arqueada, pero al final terminó riendo con ella.
-Creo que tenemos que prepararnos y bajar- le susurró con cariño contra sus labios; la joven asintió con un suspiro, y una vez dejó un casto beso en la boca de Bella, se levantó buscando su ropa interior y su pantalón de pijama; la vista de Bella voló al cuerpo de su novio, mordiéndose el labio y sonrojándose ligeramente, cómo hacía siempre que lo veía desnudo.
Meneando la cabeza bajó de su ensoñación, y estirándose perezosamente saltó de la cama con la sábana enrollada por su cuerpo. Buscó una muda de ropa interior en sus cajones, y de nuevo sintió los brazos de Edward rodeando su cintura.
-Podríamos compartir la ducha- le sugirió ella con voz melosa.
-No hay nada que me gustara más- concedió Edward, besando su cuello- pero creo que si nos encerramos ahí, no te dejaría salir en todo el día...- le dijo con voz ronca y dejando la frase inconclusa. A sus oídos llegó la divertida protesta de su pequeña, negó divertido y se despidió de ella con un beso en su cuello, que no hizo otra cosa que hacer sonreír a Bella, suspirando cual tonta enamorada y encaminándose hacia el baño.
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Una vez duchada y cambiada, Bella bajó los escalones y se apresuró hacia la cocina, dónde ya estaba Esme poniendo la mesa, y a Jake y Jasper cómodamente sentados alrededor de ésta, comentando unos papeles que tenían enfrente.
-Buenos días- canturreó Bella feliz.
-Buenos días hija- le devolvió Esme el saludo.
-Hola Bellie Bells- replicaron al unísono sus cuñados, sin despegar la vista de sus papeles. Bella rió divertida, y dirigiéndose hacia el mostrador, empezó a preparar los elementos necesarios para hacer tortitas. Al cabo de quince minutos aparecieron Carlisle y Edward por la puerta, saludando al resto y uniéndose a Jake y Jasper en su conversación. Unos minutos después todos estaban sentados en torno a la mesa, comentando el intenso día que tenían los chicos por delante.
-¿Has hablado con Jenkins?- interrogó Jasper a su padre.
-Ayer por la tarde- le confirmó éste, dejando su taza de café encima de la mesa -ha hablado con el abogado de Eleazar-.
-¿Y?- preguntó Edward, haciendo un gesto con la mano para que continuase.
-Bien; cómo ya sabréis, he intentado llegar a un acuerdo con los Denali, pero se niegan en redondo a hacerse cargo del arreglo de la cerca-.
-¿Por qué no me sorprende?- refunfuñó Jasper, cabreado.
-¿Qué aconseja Jenkins?- interrogó Esme, con un deje de preocupación en su voz.
-El ha intentado llegar a un acuerdo con el abogado de Eleazar; pero ni siquiera a eso acceden- suspiró resignado -de modo que no queda otra vía que demandarlos-.
-Deberíamos haberlo hecho la primera vez que ocurrió- siseó Jake. Bella miró preocupada a Edward; no sabía que represalias tomaría la tediosa familia, pero estaba segura de que no se lo tomarían muy bien.
-Tranquila- le intentó consolar Edward, acariciando su mano por debajo de la mesa -no es un juicio por asesinato, pero la ley de delimitación de tierras es severa en el estado de Texas- le explicó con cariño.
-Simplemente les obligarán a pagar el arreglo de la cerca, y puede que una pequeña multa- añadió Jake. Bella asintió un poco más tranquila... pero era nombrar a esos hermanos y un estremecimiento la recorría entera.
La conversación pasó a un tema más agradable, y así terminó el desayuno. Los chicos se levantaron de la mesa, y Bella acompañó a Edward fuera.
-¿Necesitas que te traiga algo del pueblo?- le ofreció ésta. Edward negó en silencio, rodeando la cintura de su pequeña estrellita y acercándola a él.
-Espero que tengas una buena mañana con Esme- le deseó.
-Y tú no te canses mucho- le dijo ella de vuelta, abrochando uno de los botones de su camisa de cuadros.
-Te veré a la hora de comer- se despidió Edward; su novia esbozó una de sus tímidas y preciosas sonrisas, y levantó la cabeza para darle un beso. El joven la alzó en sus brazos, para tener mejor acceso a su dulce boca.
No muy lejos de allí, Esme les observaba a través de una de las ventanas de la cocina con una sonrisa cómplice en su cara.
-¿Qué miras tan atenta?- los brazos de Carlisle la abrazaron por detrás.
-Míralos- le indicó ella con un gesto de cabeza -se les ve felices juntos- el patriarca posó la vista en la joven pareja, y asintió con un imperceptible movimiento de cabeza.
-Sí, se les ve felices juntos- repitió las palabras de la mujer -te confieso que al principio me preocupé; Bella es muy joven-.
-Pero se les ve muy enamorados- añadió ésta, tomando una de las manos de Carlisle y entrelazando sus dedos con los de él.
-Eso no lo puedo negar; además, te confieso que Bella, para la edad que tiene, es una joven muy madura, con la cabeza en su sitio- le explicó -me alegro que decidiera continuar sus estudios; Charlie estaría orgulloso- murmuró sonriendo con melancolía, recordando a su capataz y amigo.
-Sí, aunque los echaremos de menos cuándo ella y Edward se vayan- le recordó -otro de los chicos que abandona el nido-. Carlisle emitió un suspiro de paciencia... adoraba a sus hijos... pero ya iba siendo hora de que cada uno tuviera su vida y su familia.
-Con Jake y Jasper tenemos para rato- Esme rió ante las palabras de Carlisle -a veces creo que Bella tiene la edad de Jake y viceversa-.
-Tienes que reconocer que nos reímos mucho con ellos- rebatió ella, divertida ante la resignación de Carlisle, que decidió cambiar radicalmente de tema.
-Y ahora que nos han dejado solos... ¿no vas a darme un beso de buenos días?- indagó éste con voz juguetona, girando a la mujer para que quedara frente él.
-Ya te he dado uno- le rebatió riéndose -pero te doy otro encantada- susurró en voz baja. Los labios de ambos se encontraron a mitad de camino, y dejaron de tener noción de todo lo que pasaba a su alrededor por unos minutos, hasta que Esme fue deshaciendo poco a poco el beso.
-Debo ir con Bella al pueblo- le explicó jadeante -y un día nos pillarán- le recordó de nuevo.
-Es que no puedo contenerme- le reclamó éste, con voz profunda y sugerente; ella le dio un suave golpe en el brazo, gesto que sólo hizo que Carlisle sonriera malicioso.
-Me voy, luego nos vemos- se despidieron con un pequeño beso, para después dirigirse cada uno por un lado.
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A media tarde, Jasper y Edward todavía se encontraban en la nave de los terneros, y ayudados por dos peones del rancho, se dedicaban a pesarlos y anotar su fecha de nacimiento y otras características, paras que a Nessie le resultara más fácil su trabajo.
-¡Trae al siguiente, Jared!- le indicó Jasper al vaquero, mientras Edward tomaba notas a toda velocidad.
-Sólo quedan dos- suspiró aliviado Edward, poniéndose al lado de su hermano.
-Espero que antes de cenar acabemos con ésto- exclamó Jasper, quitándose el sudor de la frente -¿sabéis algo ya del resto de universidades?- se interesó éste.
-Todavía nada, a parte de lo que ya sabéis- le contestó su hermano pequeño.
-Me parecerá raro no verte día a día en el rancho- le dijo Jasper -pero creo que haces bien acompañándola- Edward sonrió ante el comentario de su hermano.
-Ahora que la he encontrado, no la puedo dejar escapar- le recalcó -¿sabes una cosa?- Jasper miró a su hermano con curiosidad, esperando a que continuara -Jake y tú podríais poner un consultorio sentimental... se os da bien hacer de celestinos- canturreó con una sonrisa inocente.
-Teníamos que hacer algo; dudo mucho que te hubieras acercado a Bella sin que hubiéramos intervenido- se encogió tranquilamente del hombros, sin intención alguna de arrepentimiento. Edward negó con la cabeza, y cambió de tema.
-¿Cómo van las cosas con Alice?- le preguntó interesado.
-Está mucho más tranquila- le explicó -pero es lógico que tenga miedo, ahora que Peter puede encontrarla-.
-Malditos Denali del demonio- murmuró el hermano pequeño entre dientes.
-Si Peter la encuentra quebrantará la orden de alejamiento que pesa sobre él- siguió explicándole su hermano -así que si es un poco sensato, se mantendrá alejado de ella-.
-No podemos relajarnos; ese tipo de hombres están obsesionados con sus víctimas- le recordó Edward. Jasper se estremeció; no podría soportar que le pasara algo. Cierto era que ahora Alice se mostraba más abierta y relajada en su presencia; incluso habían vuelto a sus divertidas batallas dialécticas.
-No le pasará nada; no si puedo impedirlo- dijo desviando al vista de su hermano- Edward palmeó el hombro de su hermano en señal de apoyo; justo en ese momento vieron a Jake parado en el marco de la puerta, agarrando a Nessie por la cintura y acercándola a él, para después besar suavemente sus labios.
-Buscaos una habitación y dejad de pervertirnos- se burló Jasper. La joven se puso roja y se ocultó bajo el abrazo de Jake, que miraba a sus hermanos con una ceja alzada. Edward contuvo la carcajada mientras observaba la cara de su hermano mayor.
-Cierra la boca Jasper- masculló Jake, ayudando a Nessie con su maletín a la vezs que se acercaban a ellos.
-Hola chicos- saludó la joven, un poco menos sonrojada; los hermanos la saludaron de vuelta.
-¿Has venido con Alice?- Jake y Edward sonrieron ante la pregunta de Jasper.
-Sí; se ha quedado en la nave de engorde, hablando con Sam- le indicó ésta, guiñándole imperceptiblemente un ojo.
-Voy para allá entonces, os veo luego- se despidió del resto, e ignorando las risitas de sus hermanos, salió rumbo hacia la nave de engorde. Se quedó apoyado en la entrada, observando a su pequeña amiga, que acariciaba el hocico de una de las reses y se dedicaba palabras en voz baja. Al momento, la suave música para piano de Chopin inundó el ambiente; rodando los ojos fue a su encuentro.
-¿Compartiendo secretos?- preguntó a modo de saludo; la joven le encaró, sonriendo mientras seguía acariciando al animal.
-Ellos son buenos confidentes para escuchar- se encogió la joven de hombros; Jasper sonrió divertido.
-¿Cómo has estado estos días?- indagó el joven; ambos empezaron a pasear al lado de las barreras de la seguridad de los animales.
-Bien; hemos tenido mucho trabajo en las oficinas- le explicó ésta -de modo que he estado ocupada, y me he distraído-.
-Eso está bien- concordó Jasper, mirándola sin descaro alguno. Los pantalones vaqueros negros se ajustaban a sus caderas, y la blusa negra que llevaba hacía juego con el color de su pelo, que estaba graciosamente peinado con las puntas disparadas hacia todas direcciones.
-¿Cómo han estado mis pequeñas amigas?- señaló a las vacas, que dormitaban plácidamente por todo el establo.
-Cómo puedes comprobar, no están extresadas- señaló con un gesto Jasper. La joven bufó para sus adentros, pero el joven Cullen la oyó, le encantaba hacerla rabiar.
-Pues los estudios del laboratorio van viento en popa; los resultados son buenísimos- contraatacó la joven -cuándo se mande la primera partida de reses al matadero, tendremos resultados definitivos-.
-¿Y después qué pasará?- preguntó Jasper.
-Se le dará opción a cada rancho el poder seguir con el experimento por su cuenta- dijo ella. Jasper asintió en silencio... eso haría que la joven no tuviera que pasarse tantas veces por el rancho cómo lo venía haciendo... y una sensación extraña se instaló en su pecho.
-Pero para eso faltan unos cuántos meses todavía- añadió Alice.
-Eso es cierto- concordó el joven. Continuaron hablando durante un buen rato, hasta que Nessie y Jake aparecieron por allí.
-Me tengo que ir, he venido con Nessie; mi coche está en el taller- le dijo Alice.
-Todavía no hemos acabado- Jasper soltó esa frase un poco desesperado; parecía un niño pequeño. Jake rodó los ojos, pero decidió echar un cable a su hermano.
-De hecho, iba a decirle a Nessie si quería salir a cenar; Alice podría quedarse aquí y después la llevas a casa- sugirió cómo si tal cosa.
-No hace falta- dijo Alice -puedo irme ahora con ella y así Jasper no tiene que coger su coche-.
-No es molestia- exclamó Jasper, esperanzado porque se quedara un rato más -así terminamos de hablar- Alice pareció dudar, pero Nessie también la animó.
-Quédate Alice- la guiñó un ojo. La joven miró de reojo al joven; por una parte quería quedarse con él... pero por otra, y aunque Jasper le gustara, no quería sufrir de nuevo si empezaban algo y no funcionaba. Finalmente aceptó, animada por Jake y Nessie. Se despidieron de ellos, y ellos continuaron su andadura por el rancho. Una cosa tenía que reconocer; aunque Japer fuera arrogante y bromista, se podía hablar con él de cualquier cosa. Le veía el lado divertido a todo, y sobre todo; la hacía reír, rasgo que a Alice le encantaba.
-Se está haciendo tarde- exclamó ella con sorpresa, después de mirar su reloj. Llevaban más de dos horas hablando y riendo sin parar.
-Vamos entonces- dijo el joven, poniéndose de pie -señorita- le ofreció su brazo galantemente, a la vez que hacía una pequeña reverencia.
-Qué galante- admiró divertida la joven -eres todo un caballero sureño- dijo admirada.
-Cómo buen texano- corroboró éste, de camino al garaje -hay muchas cosas de mi que todavía no sabes- murmuró en tono seductor.
-¿Ah, no?- inquirió ésta, mostrando un fingido desinterés mientras montaban en el coche.
-Si tú quisieras, te lo podría demostrar- insistió éste, con esa sonrisa torcida marca Cullen.
-Hum...- meditó la joven -antes respóndeme a una pregunta-.
-Lo que quieras- la animó a seguir el joven, sin despegar la vista de la carretera.
-¿Con cuántas mujeres has salido?- interrogó curiosa. Jasper esbozó una sonrisa traviesa.
-Eso es curiosear demasiado- la previno -pero voy a responderte- la joven morena se acomodó en su asiento, dispuesta a escuchar -no he salido con tantas- le reveló -solamente he tenido una novia seria, y eso fue en mis años universitarios-.
-¿Por qué se acabó?- éste se encogió de hombros.
-Rompimos al comienzo del último año; descubrimos que nos llevábamos mejor cómo amigos que cómo pareja- Alice le miraba expectante -discutíamos mucho, casi siempre por tonterías... pero ahí descubrimos que no pegábamos cómo pareja-.
-¿Cómo discutimos tú y yo?- preguntó la joven morena. Jasper negó con la cabeza.
-María era muy seria, y siempre me estaba regañando porque soy muy bromista; tú y yo tenemos debates muy interesantes, aunque sea de bromas-.
-De modo que chocabais en vuestros caracteres- dedujo sabiamente -¿lo pasate mal cuándo tomasteis la decisión de romper?-.
-Algo así;- confirmó éste -y respecto a tu segunda pregunta, al principio sí; estuvimos juntos casi cinco años- hizo una pausa -pero comprendimos que era mejor así, y antes de que llegara a más...- dejó la frase inconclusa, pero Alice captó perfectamente el significado.
-¿Sigues en contacto con ella?- Jasper afirmó con una sonrisa.
-Se ha convertido en una buena amiga; se casó hace cuatro años, tiene una niña y hace un año y medio se fueron los tres a vivir a Nueva York- algo en el interior de Alice se relajó al escuchar sus palabras; se veía que no sentía por ella nada más que una sincera y cariñosa amistad.
-¿Y después de María?- siguió interrogando.
-Después ha habido varias, lo reconozco- respondió sin pudor alguno -pero fueron citas sin importancia-.
-¿Sin importancia?- repitió Alice, enarcando una de sus perfectas cejas.
-En ninguna de ellas surgió la chispa- le aclaró éste, tomando la calle de la joven.
-¿Cómo sabías dónde vivo?- preguntó extrañada; no se había dado cuenta de que hacía rato que habían entrado en el pueblo.
-Tengo mis contactos- le reveló con voz misteriosa -cuándo algo o alguien me importa de verdad, me preocupo y hago mis averiguaciones- la joven abrió los ojos, sorprendida por ese comentario y sonrojándose ligeramente -¿vives en el mismo bloque de Nessie, cierto?- le aclaró el joven -se lo pregunte a Jake- le dijo, parando el motor y bajándose del coche. La ayudó galantemente a salir, y una vez en en portal, Alice se volvió hacia el joven.
-Muchas gracias por traerme- agradeció ésta, todavía flotando interiormente por esa frase que le había dedicado Jasper.
-Ha sido un placer- sonrió el joven, perdiéndose por unos segundos en los ojos de la joven. Alice desvió su mirada, incapaz de sostener la intensa mirada que le dedicaban esos bonitos ojos grises.
-Hasta luego- se dio la vuelta, dispuesta a entrar en su casa, pero una mano se posó suavemente en su brazo. Se giró, sintiendo miles de mariposas recorrer su estómago y mirando de nuevo a su improvisado chófer.
-El sábado celebramos la barbacoa anual para los empleados del rancho; Nessie también va, y me gustaría que tú me acompañaras- le pidió esperanzado, pero a la vez con cautela. La joven suspiró audiblemente, tomándose unos minutos para pensar.
-¿Nunca te rindes, verdad?- le cuestionó; llevaba más de un mes invitándola a salir... pero no estaba preparada; y lo que más le gustaba es que Jasper estaba siendo muy paciente, y si decía que no, no la presionaba. Jasper negó, sonriendo de manera seductora.
-Lucho por lo que me importa, ya te lo he dicho en el coche- Alice se quedó muda después de escucharle... en verdad el joven se preocupaba por ella... ¿y por qué no darle una oportunidad?. Se merecía volver a ser feliz, olvidar los malos recuerdos... y sentía una completa atracción por el hombre que tenía enfrente; la sentía desde el primer momento que pisó el rancho Killarney.
-Acepto- exclamó la joven, esbozando una pequeña sonrisa; Jasper sonrió de oreja a oreja, complacido por las palabras de Alice.
-Te prometo que no te arrepentirás; lo pasaremos muy bien- respondió éste contento -¿te paso a recoger el sábado a las siete?- la joven afirmó con la cabeza; titubeó un poco, pero lentamente se acercó a Jasper, dejando un suave beso en su mejilla. El joven Cullen cerró unos segundos los ojos, disfrutando de la cercanía de la joven y reprimiendo el impulso de girar la cara y posar sus labios contra los de ella. Alice se separó lentamente de él, levemente ruborizada.
-Hasta el sábado- le dijo, para después girarse y entrar en su bloque. Jasper se aseguró de que entraba en casa, y canturreando feliz se encaminó de nuevo hacia el coche.
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El sábado fue un día ajetreado para todos los habitantes del rancho. Los hermanos estuvieron toda la mañana y parte de la tarde preparando las enormes mesas y adecentando el patio trasero, lugar dónde se celebraría la fiesta. Esme, Rosalie y Bella se pasaron la mañana en la cocina, preparando los entrantes fríos y otras cosas que servirían esa noche.
Por fin, a eso de las siete y media, todo estaba preparado, y los empleados del rancho, junto a sus familias y varios de los amigos íntimos de la familia Cullen empezaron a llegar. En menos de una hora el patio trasero del rancho estaba atestado de gente; el tiempo acompañaba, y la noche prometía ser divertida y agradable.
-Está lleno de gente- le dijo Bella a su novio; éste asintió, mirando con cariño a su pequeña.
-Estás muy guapa- nada más decir esas palabras, el sonrojo tan característico de la joven invadió su rostro; su novio la miraba embelesado, estaba preciosa con ese vestido veraniego en tonos marrones y dorados, contrastando con su piel de porcelana, unas sandalias planas y su pelo recogido en una coleta alta, dejando algunos mechones sueltos.
-Adulador- le murmuró en voz baja, sacándole graciosamente la lengua. Su novió rió divertido ante el infantil gesto, y la agarró por la cintura, atrayéndola a su cuerpo. Justo en ese momento se acercaron el resto de los hermanos, con sus respectivas acompañantes.
-Esto está más concurrido que otros años- exclamó Emmet, frotándose las manos.
-Cierto- le dio la razón Jake -¿creéis que papá cambiará el discurso de bienvenida?.
-Carlisle siempre empieza el discurso con las mimas palabras- les aclaró Rosalie a Bella, Nessie y Alice.
-Queridos amigos- empezó Jasper, intentando imitar la voz de su padre -otro año más, nos reunimos aquí...- el resto rieron, divertidos por la imitación. Justo en ese momento, la música cesó, y los invitados se volvieron hacia su anfitrión. Carlisle carraspeó audiblemente antes de hablar.
-Queridos amigos- Alice sonrió mirando a Jasper y al resto de los hermanos -otro año más , nos reunimos aquí...-.
-Os lo dije; tenemos que escribirle otro discurso- exclamó Jake divertido en voz baja.
-Que lo haga Eddie, que es el que tiene más maña para eso de las palabras formales- sugirió Emmet, mirando a su hermano con una sonrisa socarrona.
-¿Queréis callaros los tres?- siseó Rose, mirándolos seria.
Una vez que terminó el discurso, la familia Cullen se mezcló con los invitados, saludándoles y deseando que pasaran una agradable velada. Carlisle se hizo el dueño y señor de la barbacoa, sirviendo hamburguesas y alitas de pollo a todo el que se acercaba.
-A tu padre sólo le falta el delantal- le dijo Alice a Jasper.
-Le regalaré uno por navidades- le devolvió éste por respuesta; la joven se lo estaba pasando muy bien en compañía de las chicas y el resto de los hermanos, y sobre todo con Jasper, del que apenas se separaba.
-¿Te apetece bailar?- la música había pasado a un ritmo más lento, y Alice aceptó encantada la invitación.
-¿Lo estás pasando bien?- interrogó el joven, rodeando su pequeña cintura.
-Muy bien- confirmó con una pequeña sonrisa.
-¿Entonces... eso quiere decir que habrá más citas?- Alice miró la cara inocente que puso Jasper, y rió divertida.
-Puede- se encogió de hombros -de momento, vas por buen camino- le tranquilizó, guiñándole un ojo; el joven Cullen sonrió complacido, y la acercó más a su cuerpo, girando lentamente por toda la pista. Distinguió a Jake y Nessie bailando muy pegados el uno al otro, y a Rose y Emmet charlando con Sam y Emily.
Edward y Bella estaban junto a la barbacoa, conversando con los padres de Rosalie y Esme, y vigilando que Carlisle no quemara la carne. En ese mismo instante Seth se acercó a ellos corriendo.
-¿Qué ocurre, Seth?- inquirió Edward.
-James y Garret Denali están entrado- al oír esos nombres, Edward se tensó, al igual que Carlisle, que no creía lo que estaba oyendo.
-¿Cómo se atreven?- masculló furioso Edward -Bella, quédate aquí-.
-¡Edward!- le llamó su padre, pero éste hizo caso omiso, y Bella fue a alertar a Emmet, que era el que estaba más cerca de ellos. Los pasos de Edward resonaban en el empedrado de la entrada; al llegar a la puerta principal, se encontró frente a frente con ellos.
-¿Qué diablos hacéis aquí?- les preguntó, rezumando ira con cada palabra.
-Tranquilo Cullen- se burló Garret -no queremos interrumpir vuestra estúpida fiesta-.
-Pues lo habéis hecho, de modo que ya os estáis largando de aquí- les previno, con los puños apretados a ambos lados de su costado.
-Pero antes le dices a tu querido abogado que se puede meter ésto por dónde le quepa- James sacó un papel del bolsillo trasero de su pantalón y lo agitó frente a su cara.
-Si hubierais cooperado, no habríamos llegado al extremo de tener que demandaros- contestó el hermano pequeño, cruzando sus brazos.
-Pues nos da igual; es responsabilidad de nuestro capataz lo que ocurrió, que lo pague él- contraatacó Garret.
-Pero cumplía órdenes directas; de modo que es vuestra responsabilidad- volvió a responder Edward -y ahora fuera de esta casa; todo lo que tenga que decirse acerca de este asunto lo decidirá un juez- justo en en ese momento llegó el resto de la familia.
-¿Qué diablos hacéis aquí?- Emmet se puso al lado de su hermano pequeño.
-Es de muy mala educación presentarse en una fiesta sin educación, chicos- canturreó Jake.
-Tranquilos; no pisaríamos vuestra casa por nada del mundo- exclamó James, con un gesto de desagrado en su cara. Bella maldijo para sus adentros... ésto se lo venía venir. Nessie y Alice permanecían en silencio, al lado de Rosalie y Esme. Carlisle se adelantó un paso, con el ceño fruncido y dándoles a los hermanos una mirada de advertencia.
-Fuera de mi casa- Bella nunca había escuchado a Carlisle tan enfadado -y decidle a vuestro padre que nos veremos en el juzgado-.
-Eso habrá que verlo, maldito carcamal- le encaró Garret, adelantándose un paso; pero Jake y Emmet se volvieron rápidamente.
-No insultes a mi padre- le amenazó Jake.
-¿Me estás amenazando, bastardo?- siguió provocando James.
Bella no vio lo que sucedió. Pero el grito de Nessie resonó en el ambiente, y en unos segundos vio que Jake y James estaban en el suelo, enzarzados en una pelea, y al resto de sus hermanos y a Garret intentando separarlos.
-¡Basta ya!- gritó Carlisle; finalmente consiguieron separarlos.
-Te vas a arrepentir de ésto- amenazó James a Jake, que se revolvía furioso en los brazos de Jasper y Edward; después de esas palabras, Garret y James se dieron media vuelta, escoltados por Sam y otros peones del rancho. Nessie se acercó a Jake, abrazándolo preocupada. Y conteniendo un sollozo.
-Deja que te revise esa herida- le pidió la joven; la respiración de Jake fue volviendo a su ritmo normal, y sin decir palabra alguna, se encaminó al interior de la casa, acompañado de su chica y seguidos por Rose y Emmet.
-Impresentables- murmuraba Jasper entre dientes; Alice le dio un apretón en el brazo, en señal de apoyo.
-Volvamos a la fiesta- dijo el patriarca, con voz seria y sin ningún tipo de réplica. Esme le acompañó, seguidos de Edward, Bella, Jasper y Alice.
-¿Te encuentras bien?- interrogó la joven castaña, preocupada.
-Sí cariño, no te preocupes- besó su frente -anda, volvamos; los invitados se estarán preguntando qué ha pasado-.
Bella asintió... ahora sí que tenían un problema, y bien desagradable. Sabía que esa denuncia tendría consecuencias fatales... y por desgracia, no se había equivocado.