Capitulo XVII
Edward POV
Mi hermana no se encontraba y su amiga tampoco. ¿Abrían dejado algo en el auto?
La verdad no recordaba haberlas visto bajar del vehículo pero no creo que siguieran en él, mucho menos el que hubieran estado junto a nosotros cuando los demás llegaron. Mire a mis padres buscando respuesta pero estaban demasiado interesados en la conversación que Tanya había comenzado hace un minuto.
Decidí esperar un momento dándoles privacidad, si es que necesitaban estar un tiempo a solas. Tal vez estarían hablando de Jasper, no pude evitar sonreír con gracia al imaginarlas o el imaginarme la reacción de Jasper si lo supiera.
Me sentí observado, no por el simple hecho de que apenas había dicho dos palabras en todo el rato y todos me veían esperando una repuesta, pero no contestaba más que un sí o un no. Alguien me veía y no de la manera normal.
Incomodo por la sensación vi cada par de ojos buscando al culpable y lo encontré. La vista de Emmett viajaba de mí hacia atrás de donde yo me ubicaba; su mirada era intranquila. Curioso voltee buscando la razón de su estado y me encontré con Alice apoyada a un lado de la pared viendo hacia la puerta principal de la casa. Por un segundo creí ver preocupación en su rostro pero al darse cuenta que la observaba me dio una tierna sonrisa y se unió a la plática sentándose junto a Emmett.
Los minutos pasaron y Bella no apareció. No podía ser normal su ausencia sabiendo lo mucho que me extrañaba. Siempre había hablado a cerca de no dejarme ni un minuto a solas cuando pudiéramos pasar tiempo juntos.
Preocupado me levante del sillón en dirección a la entrada de la casa.
-Edward – oi varias voces llamarme, entre ellas la de Alice – Dime…
- En un momento viene – contesto sabiendo que era a ella quien le preguntaba, obviamente mirada en su dirección lo había dejado más que claro.
- No importa – seguí caminando – Regreso en un momento – le hable a todos.
Emmett estaba raro y Alice estaba rarísima, aunque apenas los conociera podía decir que se leía en sus caras. Seguí caminando intentando no pensar en que tal vez Bella tenía una sorpresa para mí y yo la arruinaría. Era mi hermana, no creo que fuera un pecado el querer pasar tiempo con ella.
Abrí la puerta pero no encontré a nadie en la entrada. Un sonido proveniente de la cochera llamo mi atención cuando pensaba cerrarla y regresar a la sala con los demás. Distinguí la voz de Bella por lo que camine en dirección a esta. Entre los rosales de mi madre pude ver partes de su espalda, ella estaba ahí.
-Be… lla – su nombre salió de mis labios entrecortado al ver que no estaba sola, sino junto a… un chico. Me preocupo ver la posición de su cuerpo, estaba un poco encorvada y sus brazos caían pesados a los lados. Sin pensarlo dos veces me acerque a ella ignorando a quien fuera que estuviera.
- ¿Estas bien? – le pregunte una vez frente a ella, no me miraba a los ojos y agachaba un poco la cabeza. Definitivamente algo no estaba bien aquí, levante su rostro con ambas manos y la obligue a que me viera. Su mirada reflejaba dolor y tristeza, el brillo en ellos que la caracterizaba estaba casi completamente apagado y el enrojecimiento de estos me aseguraba que había llorado.
Algo en mí se apodero mientras Bella asentía sin fuerzas, sentí mi cuerpo calentarse en un segundo, mi preciosa hermana lloraba por culpa de ese que se encontraba a mi espalda, ¿Qué derecho tenia para venir a Mi casa y hacer llorar a Mi hermanita? Ninguno.
Mire a Bella unos segundos más intentando ver si se encontraba bien, a quien engañaba, como se iba a encontrar bien. Di media vuelta con una furia casi incontenible.
-¿Quién eres tú? ¿Y quién te crees para venir a mi casa y hacer llorar a mi hermana? – cerré mis manos fuertemente intentando no explotar. Nadie, es decir, nadie tiene el derecho de hacer sufrir a Bella.
-Hey… yo no estoy llorando – contesto ella con un deje de molestia por lo que yo había dicho, pero aunque lo negara ella sabía que si lo había hecho.
Me moleste, oh si me moleste con ella por dejar que alguien la lastimara ¿Cómo era posible? Siempre ha sido una chica fuerte y decidida.
-Tu… tu simplemente no digas nada – la mire intentando no reflejar mi enojo con ella, estaba defendiéndolo sin merecerlo.
-Yo… -dio un paso – soy Jacob Black, el… - se detuvo, verlo ahí de frente a mí con un gesto estúpido en la cara hicieron que mi molestia hacia él se convirtiera en repulsión, yo era agua y él era aceite.
- ¿El? – pregunte forzándolo a continuar, mi paciencia era nula cuando me enojaba y con este individuo, por no decirle de otra forma, no era la excepción.
-Amigo de Bella – termino – solo venía a despedirme de ella.
¿Su amigo? ¿Su amigo?, Bella me había hablado de sus amigos y si él fuera uno de ellos sabría de su existencia. Mi hermana jamás me había escondido nada, no creo que pensara comenzar precisamente ahora que volví. Quería golpearlo, como podía llamarse amigo de Bella si la lastimaba al punto de hacerla llorar.
Nunca dejo de verme y tampoco yo lo hice, estaba en todo mi derecho al defender a mi hermana y tenía una gran desventaja. Se encontraba en mi territorio y la protegería con mi vida si fuera necesario.
-Ya lo hiciste, ya te puedes ir – me contuve de gritarle por respeto a Bella, pero si ella no se encontrara aquí con gusto lo hubiera sacado a patadas.
- Edward – me llamo con su vocecita suplicante - ¿Me podrías dar un minuto con él a solas? – pidió tomando de mi mano, segundos después la presiono repitiendo con ese gesto la pregunta ya formulada.
La solté. Todavía no podía creer que prefiriera estar con él, sufriendo, que regresar conmigo a la casa. No cabía en mi cabeza que ella quisiera eso pero le di su espacio y me aleje, sintiéndome un poco menos importante en la vida de Bella
La espere en la puerta principal pero me sentí un intruso al intentar ver desde lo lejos lo que pasaba. Todavía no podía creerlo, se suponía que este día sería el mejor inicio de un nuevo capítulo en mi vida y la de Bella.
Tienes que aceptarlo, Bella ya es mayor y puede cuidarse sola hablo mi conciencia.
Ella era mi tesoro el cual había prometido proteger todos los días de mi vida y ahora estaba aquí, recluido, luchando contra mi corazón quien me grita pidiendo defendiera a Bella y mi cerebro quien me decía que no me necesitaba como antes.
Entre, no quería que Bella me encontrara espiándola, se desilusionaría de mí, yo ya lo estaba. Pero no pude seguir, mis pies tomaron raíces y me quede ahí esperando su aparición del otro lado de la puerta. Cada segundo lo sentí demasiado largo, con el pomo de la puerta en mano y viendo por el ojo de esta, espere.
Finalmente oi y vi sus pasos cansados acercarse hasta que se detuvieron junto al auto de mi padre, tocaba su rostro limpiándolo. Había vuelto a llorar.
Sentí mi corazón desprenderse por su sufrimiento, quería tirar la puerta y correr hacia ella para acunarla entre mis brazos pero no podía, seguía estancado.
La seguí observando hasta que se acercó lo suficiente, abrí la puerta de un solo cuando la sentí intentar girar la perilla. Su mirada, marcada con un aire de sorpresa me delataron que yo era la última persona a la que quería ver en ese momento. Me dolió horriblemente el pecho, siempre había sido su consolador y ahora me aborrecía.
Necesitaba decirle algo. Tal vez que yo estaba ahí para ella cuando me necesitara – No te necesita – me recordé. O podía decirle que si quería hablar con alguien podía confiar en mí – pero si ya no lo hace – grite en mi interior. Mientras una discusión se libraba en mi cabeza Bella me veía sin gesto alguno en su rostro.
-Edward tus padres te esperan. Oh, Bella a ti también –oi la voz de Tanya a mi espalda, pero no me intereso lo que estuviera diciendo en ese momento. Mi prioridad era Bella y siempre lo seria.
Tanto Bella como yo no le dirigimos palabra alguna pero mi hermana asintió en respuesta.
Iba a detenerla en cuanto pasara junto a mí pero en cambio la falsa sonrisa que salió de sus labios me detuvo, la sentí vacía y obligada. Ella definitivamente no estaba bien y yo averiguaría la razón. No me importaba si se enojaba conmigo, al final haría todo para que volviéramos a ser los mismos de siempre.