miércoles, 18 de julio de 2012

Cowboy de mi corazon



Capítulo 9: Sorpresas


Jake no sabía cómo reaccionar... dios... era ella... la chica de la que nunca se pudo olvidar. Aunque hubieran pasado más de tres años, todavía podía escuchar los dulces gemidos, el estremecimiento de la pálida piel de la joven cuándo sus manos la recorrieron en una caricia infinita... la suavidad de sus labios bajo su boca... todavía podía sentir en sus hombros las pequeñas manos de la joven, clavándole sus uñas y arqueando su cuerpo hacia él, pidiéndole entre jadeos y suspiros ahogados que la hiciera suya. Volvió a mirarla de arriba abajo, completamente sumido en sus recuerdos... recuerdos maravillosos que se remontaban a un hotel en Tucson, Arizona... a un aburrida subasta de ganado a la que su padre no había podido acudir en el último momento.

Y allí estaba ella; todavía recordaba los vaqueros que llevaba, aquella sugerente y sencilla blusa roja, que dejaba entrever un generoso escote... su pelo largo y rizado, que en aquella ocasión cubría sus hombros y la mayor parte de su espalda.

Rememoró su primer encuentro, en aquella enorme explanada dónde se desarrollaba la subasta, y cómo ella, como veterinaria que era, daba el visto bueno a las reses que iban adquiriendo los distintos ganaderos. Al acercarse a ella, la joven lo saludó con jovialidad y una sonrisa de oreja a oreja. Era simpática y muy extrovertida... y congeniaron de inmediato.

La casualidad quiso que ambos estuvieran alojados en el mismo hotel, y esa misma noche coincidieron en el bar de éste, invitándole él a tomar una copa. Ese gesto se volvió rutina en las dos noches siguientes... hasta que en la tercera no pudieron reprimir más la atracción que sentían el uno por el otro.

Nessie miraba a Jake con un cúmulo de sensaciones indescriptibles en su pecho. Era él... el hombre por el cual perdió la cabeza durante una semana, el que la había hecho tocar el cielo con sus manos... Ella, que no acostumbraba a acostarse con hombres a quienes apenas conocía, se saltó su auto impuesta norma a causa de la atracción que producía en ella ese hombre moreno y fuerte, extrovertido y simpático cual niño de diez años.

A su cabeza también vino el momento en el cual la subasta terminó, y dado que por aquel entones residían en estados diferentes, decidieron que era mejor despedirse en ese instante.

Nessie clavó su vista en ese par de orbes de color ónice... aunque todo pasó hacía tres años, nunca lo había olvidado... y ahora el destino los volvía a juntar. Aclarándose la garganta, percatándose que el resto los miraba con cara de interrogante, se adelantó para saludar a Jake.

-Me alegra volver a verte- saludó con una vocecilla apenas perceptible, lo cual hizo que Alice arrugara el ceño, extrañada por la repentina timidez de su amiga.

-Lo mismo digo Nessie... ha pasado mucho tiempo- Jake se adelantó para darle dos besos, y el corazón de la joven latió más deprisa al sentir la mano de Jake en su cintura.

-Tres años- afirmó un poco... sonrojada, lo cual hizo que Jasper rodara mentalmente los ojos.

-¿Os conocéis?- le preguntó a su hermano, mirándole con las comisuras de los labios hacia arriba.

-Ehhh... si si- contestó Jake, saliendo de su aturdimiento -coincidimos hace tres años en una subasta en Tucson- explicó escuetamente. Jasper alzó una ceja, mirándole e instándole a continuar... pero Nessie se adelantó.

-En aquel entonces yo trabajaba allí- relató.

-Ya... - respondió simplemente Jasper -ella es Bella- le volvió hacia la muchacha, rodeándole los hombros, ya que vio por el rabillo del ojo que su hermano pequeño se acercaba.

-Es un placer- saludó la castaña a la chica.

-Lo mismo digo; ¿trabajas aquí?- le interrogó curiosa. Bella afirmó con la cabeza y una sonrisa.

-Soy la cocinera oficial del rancho- dijo con una pequeña sonrisa.

-Pero también es parte de la familia- añadió Jake -es cómo nuestra pequeña hermanita- Nessie asintió, mirando a la chica con una pequeña sonrisa.

-Y él es Edward, nuestro hermano pequeño- añadió Jasper cuándo su hermano se reunió con el grupo.

Edward saludó a la chica con un ligero apretón de manos, y sin saber cómo, se dio cuenta de que nada más llegar al grupo se había puesto al lado de Bella y su hermano. ¿Por qué sus hermanos no hacían más que abrazarla y pasarle el brazo por los hombros, y el no podía ni entrar a la habitación dónde ella se encontrara?; maldijo para sus adentros, frustrado y cabreado... hasta que la voz de Jasper le sacó de su trance.

-Bien... después de las presentaciones, creo que es hora de que sigamos la inspección-.

-Nessie tiene que sacar varias muestras de sangre- recordó Alice.

-Lo recordaba señorita Brandon, gracias- respondió Jasper con un evidente tono de sarcasmo.

-Pues parecía que se le había olvidado... debería tomar más vitamina E- contraatacó con una falsa sonrisa amistosa -va bien para la memoria de pez-.

Jasper taladró la imagen de la menuda mujer con la mirada, y conteniendo las palabras que quería salir de su garganta, delegó en su hermano la tarea de acompañar a las jóvenes visitantes, para salir del establo hecho una furia y siseando por lo bajo.

-Parece que se ha enfadado- murmuró Nessie, mirando a Alice con el ceño fruncido.

-Me da igual- replicó tan tranquila -es insoportable-.

Bella también se excusó, alegando que debía volver a la casa; Edward se iba a ofrecer para acompañarla, pero la inoportuna señora Cope lo reclamó desde la oficina, de modo que Nessie y Alice se quedaron en compañía de Jake, que las acompañó mientras realizaban su cometido. Una hora después Alice se despidió de Nessie y Jake, quedando en volver dentro de tres días. El joven acompañó a la veterinaria hasta su coche, aprovechando para hablar en el camino.

-Qué pequeño es el mundo- musitó la pelirroja, con una pequeña sonrisa -nunca me contaste que eras hijo adoptivo del dueño del rancho Killarney- le reprochó en bromas.

-Creo que esos días estábamos para pocas palabras- murmuró Jake, esbozando una sonrisa lobuna y mirándola con cierto descaro.

-¡Jake!- le reprendió la joven, muerta de vergüenza, pero ella también acabó riendo divertida y negando teatralmente con la cabeza, dándole la razón.

-Carlisle es mi padrastro; mi padre murió cuándo yo apenas tenía dos años- le empezó a relatar- mi madre y él se casaron unos años después-.

-Así que eres hermanastro de Jasper y Edward- replicó Nessie.

-Y de Emmet- la joven le miró extrañada- es el segundo de nosotros; no trabaja en el rancho, ya lo conocerás-.

-¿Es tan gruñón cómo Jasper?- reclamó divertida -Edward me ha parecido amable-.

-¿Jasper gruñón?- preguntó con una risa -te aseguro que no es así en absoluto; lo que pasa es que Alice y él no empezaron bien, y de ahí de mal en peor- le confesó.

-Vaya par- le dio la razón.

-Edward es un poco más callado, pero te llevarás bien con él.. y Emmet se parece mucho a mi, sobre todo en el sentido del humor- la joven le escuchaba con atención, y fijándose cómo se le iluminaban los ojos al hablar de sus hermanos, y de la esposa de Emmet y su pequeño sobrino.

-Se nota que los cuatro os lleváis muy bien- le contestó la joven.

-Eso es verdad- le dio la razón -¿sabes una cosa?- le preguntó en tono confidencial -odio la palabra hermanastro... para mi son mis hermanos, y Carlisle es mi padre a todos los efectos- la mirada de la joven le animó a continuar -apenas recuerdo a mi padre, y el me ha enseñado a ser mejor persona, el me ha cuidado... me lo ha dado todo- enumeró con una sonrisa afable.

Siguieron hablando de camino al coche de la joven, y una vez ésta guardó sus pertenencias en el asiento del copiloto, cerró la puerta y se apoyó en ella, al lado de Jake.

-¿Y qué hay de tu vida?; te hacía en Arizona- interrogó éste.

-Y así era hasta hace dos meses; mi contrato laboral terminó, y al poco tiempo, me ofrecieron participar en el estudio, dado que necesitaban veterinarios- relató la joven.

-¿Y tu familia?-.

-Mis padres siguen viviendo en Tucson, y ya sabes que no tengo hermanos ni hermanas- Jake asintió con la cabeza, era de las pocas cosas que sabía de la vida de la muchacha.

-¿Sólo tienes allí a tus padres?- la joven esbozó una sonrisa divertida, cruzándose de brazos.

-Así es- le explicó -aparte de mis padres y un par de amigas de la infancia, no he dejado a nadie importante-.

-Ya veo...- respondió Jake, girando la cabeza hacia otro lado y rezando para que Nessie no se percatara de la vergüenza, que estaba pasando... pero tenía necesidad de saber si estaba con alguien -¿dónde vives?-.

-Aquí en Hunstville; vivo en el mismo edificio que Alice, sólo que dos pisos más arriba- en la calle Hauffman esquina con Warton; ¿sabes dónde está el hotel Treasure Inn?- Jake afirmó en silencio -pues dos calles más abajo-.

-¿Y conoces a mucha gente en Hunstville?-.

-Sólo a Alice y a varios miembros de la comisión... y ahora también a ti- le dio un codazo amistoso mientras se lo decía.

Después de una amistosa charla, Jake veía alejarse el todoterreno rojo que conducía la joven, y con una sonrisa de oreja a oreja se adentró en la casa familiar, dónde ya estaban todos esperándole en la cocina, para empezar a cenar.

-¿Cómo es que conoces a la señorita Rale?- preguntó directamente Jasper a modo de saludo. Jake rodó los ojos, mientras se sentaba.

-¿Quién es la señorita Rale?- interrogó Esme con curiosidad.

-Una joven veterinaria que trabaja con la señorita Brandon- le aclaró Bella mientras se disponía a servir.

-Cómo ya he explicado antes, coincidí con ella hace tres años, en una subasta en Tucson; por aquel entonces ella trabajaba allí- explicó el aludido con tono ácido.

-No sabía que las subastas en Arizona eran tan interesantes- Bella disimuló una sonrisa por el comentario que Edward le dirigió a su hermano.

-¿Seguro que sólo la conoces de eso?- Jasper movió las cejas de modo sugestivo, lo que le hizo ganarse una patada en la espinilla por debajo de la mesa -vamos Jake, cuándo la has visto te has puesto a tartamudear-.

-Y rojo cómo la grana- añadió Edward. El hermano mayor bufó cabreado... ¿por qué no le podían dejar en paz?-.

-Ni me he puesto rojo ni he tartamudeado- contraatacó cual niño pequeño -simplemente me ha sorprendido verla aquí- se defendió.

-Seguro- contestó Jasper, haciendo un divertido mohín -tarde o temprano te lo sonsacaremos- replicó pagado de si mismo.

La cena fue una continua batalla de indirectas, dirigidas a Jake y a su recién descubierta amistad con la joven Nessie Rale, lo cual hizo que el mayor de los hermanos se levantara nada más terminar el postre, huyendo de aquel infierno.

-Parece que todavía tienen diez años- murmuró Carlisle, suspirando resignado. La mayoría de los habitantes del rancho ya se habían retirado a descansar, pero el prefirió salir a pasear, en compañía de Esme.

-Ya les conoces- le recordó Esme, afianzando su agarre a la cintura de Carlisle -parece que Jake tuvo algo con esa chica-.

-Por las insinuaciones de mis otros hijos, de eso no me cabe ninguna duda- contestó -y por la huida despavorida de Jacob de la mesa- añadió con una leve sonrisa. Esme rió ante el divertido comentario, mientras seguían paseando bajo las estrellas. Durante unos minutos pasearon en silencio, disfrutando simplemente de la compañía de la persona amada.

-¿En qué piensas?- preguntó Esme, con voz suave.

-En nada en particular- se encogió éste de hombros -¿cómo ves a Edward?; desde navidades está más huraño que nunca- Esme meditó acerca de contarle sus sospechas acerca de su hijo pequeño y de cierta joven castaña, pero prefirió callar por el momento.

-Yo le veo cómo siempre- mintió de forma piadosa -Carlisle, sé que te preocupas por él... pero un día aparecerá la chica que le haga creer de nuevo en el amor- le dijo.

-Aunque ya sean todos unos hombres, me preocupo demasiado- admitió, riendo ligeramente.

-Eso es porque eres su padre, y quieres lo mejor para ellos, y que sean felices; es normal; yo también me preocuparía si tuviera hijos-.

-Eso ya lo haces; bastante tienes con preocuparte de todos los habitantes de esta casa- le recordó. La mujer meneó la cabeza, contradiciendo sus palabras.

-Sois mi familia, no podría ser de otro modo-.

-Eres maravillosa- murmuró Carlisle, dejando un beso en su sien y rodeando los hombros de la mujer que le había devuelto la ilusión -es una razones por las que te quiero- susurró, parando de repente el paseo y rodeando a Esme entre sus brazos. Ésta cerró los ojos, suspirando satisfecha y disfrutando de unos valiosos minutos de la intimidad que ofrecía la oscuridad de la noche para abrazar al único hombre que había amado en su vida... y que amaba.

0o0o0o0o0o0o0

Las semanas pasaban rápidas para los habitantes del rancho Killarney, y febrero se instaló en el calendario. Ahora era una época tranquila de trabajo, y todos aprovechan la relativa calma que, con el comienzo de la primavera, se esfumaría, dejando paso a jornadas de traslado de ganado a los pastos del sur y otras tareas propias de la época.

Edward salía de las oficinas cuándo vio a su dulce tormento aparcar el coche en la puerta de casa, seguramente vendría del pueblo, después de hacer la compra. Dándose valor a si mismo, se acercó a ella.

-Hola Bella- saludó con una sonrisa amable. La joven murmuró un saludo mientras abría el maletero del coche, para sacar las bolsas.

-¿Noche movida?- interrogó con diversión, al ver que la joven no podía reprimir los bostezos.

-Ayer salí con Rose y Alice- le empezó a relatar -yo quería volverme a casa después de la cena, pero se empeñaron en tomar una copa- rodó levemente los ojos.

-Ya sabes lo que dicen; noches alegres, mañanas tristes- se encogió de hombros Edward -trae, ya cojo yo eso- a regañadientes, Bella le tendió un par de bolsas que pesaban bastante, y con él pisándole los talones, entraron en la casa. La joven podía sentir los ojos esmeraldas clavados fijamente en su espalda. Una vez llegaron a la cocina, por fin dejaron su cargamento encima de la mesa.

-Gracias- dijo la joven , casi en un susurro. Edward se apoyó en la encimera, cruzando los brazos y observándola, sopesando el preguntarle por qué huía constantemente de él. La miró por unos minutos, en silencio, mientras que la joven revoloteaba de un lado para otro de la cocina.

-¿Bella?- la llamó suavemente. La joven se dio la vuelta ante la mención de su nombre... deleitándose con el hombre que tenía enfrente. El hombre por el que interiormente suspiraba cada día más, aunque se intentara auto convencer de que aquello era imposible, que no podía ser. Esperó en silencio, observando para sus adentros lo guapo que estaba esa mañana con esos pantalones vaqueros desgastados y la camisa de cuadros en distintos tonos de verde, a juego con sus ojos.

-¿Puedo hacerte una pregunta?- la joven asintió con un imperceptible movimiento de cabeza, esperando y preguntándose mentalmente qué es lo que querría preguntarle Edward. El joven tomó aire, pero unos pasos apresurados hicieron que su vista se posara en la puerta, por dónde entraban sus hermanos. Bella aprovechó ese momento para echar una ojeada a la olla que previamente Esme había puesto en el fuego.

-Estoy hambriento- fue el saludo que Jake dedicó a los presentes –umhhh… que bien huele- alabó, olisqueando el aroma que flotaba en el ambiente. Edward murmuró una maldición por lo bajo, al ver a su otro hermano sentarse de forma despreocupada en una de las sillas… ¿por qué tenían que aparecer sus hermanos?; tenía tan mala suerte, que si se desatara una tormenta estaba seguro de que un rayo le caería encima. Jasper se dio cuenta de que Jake y él habían interrumpido algo importante.

-¿Pasa algo?- interrogó de forma despreocupada.

-No- respondió su hermano pequeño, de forma cortante.

-Pues lo parece- contestó Jake -¿no te habrá soltado ninguna de sus lindezas, verdad Bellie Bells?- interrogó a la joven , pasándole un brazo por los hombros. Edward resopló furioso al ver ese inocente gesto… y más aún cuando vio que la joven respondía a las bromas que su hermano le hacía.

-No me ha dicho nada- le respondió la joven entre risas -¿queréis algo de picar mientras se prepara el estofado?- preguntó, cambiando de tema.

-Algo de picar no estaría mal- aprobó Jasper –estamos caninos-.

-¿Cómo podéis tener hambre, si para desayunar os habéis comido entre los dos bandeja y media de galletas?- preguntó incrédula.

-Eso es porque estaban muy buenas- le dijo Jake guiñándola un ojo, gesto que hizo que la joven se sonrojara ligeramente.

-Deberíais aprender a cocinar- les propuso divertida -¿qué haréis el día que yo no esté aquí?-.

-Eso no va a pasar- contestó Jasper tan tranquilo.

-Si es necesario que te cases con alguno de nosotros, lo haremos- resolvió Jake tan tranquilo, mirando de reojo a Edward.

-¿Casarme con alguno de vosotros?- dijo Bella ahogando las carcajadas –no pienso casarme con un hombre que simplemente me quiera por mis artes culinarias- dijo en un tono mitad diversión, mitad reproche.

-Eso se puede arreglar- rebatió Jake, tomándola de la cintura con ambas manos y acercándose a ella de forma peligrosa; Jasper se reía por lo bajini observando la cara de su hermano Edward… dios… era increíble que Bella no se diera cuenta de que los celos le reconcomían de la cabeza a los pies.

-Isabella… ¿dejarás que empiece a conquistarte?- relató Jake de forma teatral; Bella le miraba con los brazos cruzados alrededor de su pecho y una ceja alzada, pero cuándo iba a pedirle que la soltara y que se dejara de tonterías, Edward salió de la cocina de forma brusca, alegando entre dientes que tenía trabajo pendiente. Bella se quedó mirando la puerta por dónde desapareció, arrugando el ceño… ¿qué le pasaba?... su hermano y ella simplemente estaban bromeando.

-¿Se ha enfadado?- preguntó a Jake, que ya la había dejado libre.

-Bah, no te preocupes; ya sabes cómo es Edward- la tranquilizó. Jasper, siempre atento a las reacciones de su hermano, no se quedó tan tranquilo. Había visto la expresión de su hermano, y sabía de sobras que estaba muy enfadado.

-¿De qué hablabais cuándo hemos entrado?- preguntó de forma desinteresada, tomando un pedazo de pan que había encima de la mesa.

-De nada importante- se encogió Bella de hombros –iba a preguntarme algo- explicó. Jake y Jasper intercambiaron una mirada imperceptible para la joven, pero ellos se entendieron sin decir una palabra.

-Bien… voy a cambiarme- Jake salió de la cocina, diciéndole a Bella y a su hermano que volvía enseguida; pero su destino no fue su habitación, sino que en vez de eso, se fue en busca de Edward. Lo encontró en los establos de los caballos, ensillando a Concord. Jake se percató del ceño fruncido que imperaba en la frente de su hermano.

-¿A dónde vas?- preguntó a Edward –casi es la hora de comer- le recordó. Pero su hermano pequeño no contestó, sino que se limitó a seguir preparando a su caballo.

-¿Se puede saber qué diantres te pasa?- le reclamó, acercándose a él, tomándole del brazo y girándole con fuerza.

-Suéltame- siseó Edward, zafándose de forma brusca de su brazo; Jake retrocedió un par de pasos, haciendo un gesto con las manos para que se calmara.

-Edward- le llamó –llevas una temporada muy rara; ¿qué te pasa?-.

-Nada- contestó de forma brusca.

-¿Tienes algún tipo de problema?- interrogó su hermano mayor. Edwards resopló, implorando en su mente que le dejara en paz… ¿problemas?... claro que tenía un problema… una preciosa joven de pelo castaño le estaba volviendo loco… y él no podía ni acercarse a ella.

-Nada que te incumba- contestó en voz baja y fría. Jake rodó los ojos, e impidiéndole el paso, decidió que ya era hora de que su hermano encarara el asunto.

-Bella me ha dicho que ibas a preguntarle algo- dijo con tono cauto. Aunque Edward no dijo nada, Jake vio cómo se tensaba.

-Nada importante- replicó; sin esperar a que Jake terminara su frase, se dispuso a montar en su caballo, pero el brazo de su hermano le detuvo.

-¿La quieres, verdad?- esas palabras dejaron a Edward patidifuso, pero no quería sufrir de nuevo otro desengaño… era mejor seguir negándolo y amarla en silencio, sin que nadie lo supiera. Pero parecía que su secreto era de dominio público, ya que su hermano lo había notado.

-Eso no es cierto- musitó entre dientes. Jake negó con la cabeza, esbozando una sonrisa burlona y casi soltando la carcajada enfrente de su hermano.

-¿Por eso te mueres de celos cada vez que Jasper o Emmet… o yo mismo, nos acercamos a ella?- el hermano pequeño maldijo en silencio… sus hermanos le conocían demasiado. Al no contestar, Jake sonrió para sus adentros… era ahora o nunca.

-¿Sabes una cosa?- Edward miró a su hermano, lanzándole dagas envenenadas con los ojos –es una chica preciosa… no me importaría conocerla mejor-.

-¿Y Nessie?; porque que sepamos, cada vez que viene al rancho no te despegas de ella- le reprochó molesto… ¿a su hermano le gustaba Bella?... lo que le faltaba.

-Nessie es una vieja amiga- le explicó burlón –pero quién sabe… quizá le proponga una cita a Bella… ¿crees que me diría que si?-.

-Es muy joven para ti- le recordó… y para mí también, pensó para sus adentros.

-Eso no tiene importancia- se encogió Jake de hombros –pero ya que a ti no parece importarte Bella... estaría bien que me dejaras el camino libre-.

-¡No te acerques a mi Bella!- explotó lleno de ira, y sin darse cuenta de ese mi posesivo que había salido de su boca, pero Jake sí que lo oyó.

-¿Acaso eres su dueño?- le reclamó su hermano, fingiendo un tono serio y autoritario.

-No soy su dueño; quizá se lo tengas que preguntar a ella, puesto que os lleváis muy bien- le contestó con frialdad.

-¿Nos llevamos bien?- inquirió Jake, sonriendo para sus adentros.

-Todo el mundo se lleva bien con ella… excepto yo- susurró con la voz contenida y apartando su vista hacia otro lado.

-Quizá si no la hubieras tratado tan mal cuándo vino a vivir con nosotros, otra cosa hubiera sido- le reprendió Jake, con voz severa.

-¡Y ya le he pedido perdón por eso miles de veces… pero ella huye en cuánto me acerco!- bramo cómo un loco.

-¡Si dejaras a un lado ese ridículo rechazo a conocer a alguien, te llevarías una sorpresa!- le gritó Jake de vuelta, encarándose con él. En ese mismo momento, toda la furia que Edward había estado conteniendo desde que aparecieron sus hermanos en la cocina, salió a flote.

-¡Eso es muy fácil!- le devolvió por repuesta -¡pero da la casualidad de que no puedo ni siquiera llevarme bien con ella… y me vuelvo loco de envidia cada vez que vosotros os acercáis a ella!- no se dio cuenta en qué momento había agarrado a su hermano por su camisa, y lo miraba con ojos relampagueantes de ira y enfado. Justo en ese momento, Jasper y su padre aparecieron, alertados por uno de los peones.

-¿Qué está pasando aquí?- interpeló serio y enfadado a sus hijos.

-Edward, suelta a Jake- le aconsejó Jasper, con tono prudente. Jake aprovechó un mínimo segundo en el que su hermano bajó la guardia para zafarse de su agarre. Carlisle miró a sus hijos con el rostro contraído en una mueca de enfado, y clavó sus ojos en Edward, que respiraba agitado.

-Sean cuales sean las diferencias que tengáis, no quiero peleas, ¿estamos?- los hermano asintieron levemente con la cabeza, aceptando la nada amable advertencia de su padre -creo que una de las cosas que os he enseñado es que las diferencias no se resuelven con las manos- les recriminó serio –sino hablando con calma-.

-No volverá a ocurrir- se disculpó Edward; su hermano mayor hizo un gesto afirmativo con la cabeza, corroborando las palabras de su hermano.

-Eso espero, hijos- sin decir una palabra más, Carlisle abandonó los establos, pero los tres hermanos se quedaron allí. Jasper y Jake miraban a Edward, que enfadado daba patadas al suelo con la punta de su bota.

-Edw…- murmuró Jasper, pero su hermano le interrumpió de nuevo.

-¿Era eso lo que querías escuchar?- le preguntó burlón a Jake –pero aparte del insignificante hecho de que es una niña, y de que me está volviendo loco, ella no quiere saber nada de mi –murmuró con voz contenida –cada vez que intento explicárselo, ella sale corriendo- Jasper miró a Jake arqueando una ceja.

-Sino se lo sonsacábamos ya no iba a confesar nunca- le murmuró su hermano mayor en voz baja.

-¿Por qué me da que tus métodos para sonsacar no son muy ortodoxos?- siseó Jasper entre dientes, deduciendo que su hermano habría hecho alguna insinuación sobre Bella nada amable.

-Simplemente le dije que me gustaría conocer mejor a Bella- se excusó Jake tan tranquilo. Jasper ignoró las palabras de su hermano, y se giró hacia Edward, que por suerte, no se había dado cuenta de la breve conversación de sus hermanos.

-¿No te has parado a pensar que Bella es muy inocente para captar todo eso?- le explicó Jasper.

-Es demasiado joven, per…- Jake fue interrumpido por Edward.

-Claro que lo sé… es una niña-.

-Aunque os llevéis casi diez años, sabes de sobra que no es una niña- le corrigió Jake –y ahora, espero que contestes bien a la primera pregunta que te he hecho- Edward miró a su hermano fijamente, incluso se planteó en salir corriendo para evitar ese interrogatorio, pero por otra parte, sabía que sus hermanos no le iban a dejar en paz.

-Claro que la quiero- musitó con voz tranquila, pero con un deje de melancolía y tristeza en su voz. Jasper y Jake se quedaron de piedra… por fin veían que las barreras que se había impuesto su hermano cedían.

-Eso no es malo, Edward- Jake se acercó con prudencia, y al ver que Edward estaba más calmado, se atrevió incluso a pasarle un brazo por los hombros –comprendo que pienses en la diferencia de edad…-.

-Pero ya sabes lo que dicen; el amor no atiende a esas cosas- terminó Jasper la frase de su hermano.

-Además… me apostaría el cuello a que ella siente los mismo- dijo Jake, pagado de si mismo. Edward miró a su hermano cómo si de repente le hubiera salido un tercer ojo.

-Creo que Bella ha malinterpretado ciertos actos y situaciones- se empezó a explicar Jasper.

-¿Cómo has llegado a esa conclusión?- interpeló Edward a su hermano, cruzándose de brazos.

-¿Nunca has notado lo nerviosa que se pone en tu presencia?- siguió explicándole Jasper –puede que piense que nunca te fijarás en ella, y por eso intenta huir de ti- Edward rió, por la barbaridad que había dicho su hermano.

-Es imposible no fijarse en ella- esbozó una sonrisa imperceptible en su cara, acordándose de su dulce tormento.

-Es obvio que la quieres- exclamó Jasper, acercándose a los dos y dándole a Edward un codazo amistoso en las costillas.

-Ella es lo opuesto a Jessica; es dulce y buena, siempre preocupándose por los demás- les explicó de forma inconsciente –y aparte de eso, es preciosa- musitó con un deje de pena.

-¿Y qué esperas para ir a por ella?- le reclamó Jake –demuéstrale que está equivocada, que de verdad la quieres…-.

-Sino alguien se te adelantará- le advirtió Jasper; esa frase de su hermano hizo que Edward mirara a Jake con una expresión indescifrable.

-No habla de mi- le tranquilizó Jake, rodando los ojos –puede que un día conozca a un chico cualquiera… y se enamore- Jasper lanzó una mirada de advertencia a Jake, para que no se le escapara nada acerca de la trampa que le habían preparado a Edward… benditos celos… desde luego, habían dado resultado.

-Si no le dices lo que sientes, ella nunca lo sabrá- le señaló Jake a Edward lo evidente –y la perderás- el maltrecho corazón de Edward se encogió ante las palabras de su hermano… hasta hace unos minutos se había resignado a adorarla en silencio… ¿sería posible que Bella huyera de él porque pensara que no sentía lo mismo que ella?.

Una pequeña ráfaga de esperanza iluminó su mente durante unos pocos segundos… y una vez terminó la charla con sus hermanos, decidió que necesitaba pensar lo que iba a hacer. Jasper y Jake lo vieron alejarse al galope, adentrándose en los prados del rancho. Una vez lo perdieron de vista, se giraron con expresión contenta, chocando sus manos y felicitándose porque el plan había dado sus frutos.

-Jazz, eres un genio- le felicitó Jake.

-Los celos son un arma imbatible, hermano- le recordó –vamos a contarle las novedades a Emmet- le ofreció, empezando a andar hacia la casa.

-Pero primero vamos a comer… el estofado que estaba preparando nuestra futura cuñada olía de maravilla- Jasper no pudo menos que sonreír ante la mención de la joven… su futura cuñada… esperaba que Edward hubiera abierto por fin los ojos, y que de verdad, luchara por ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario