Capítulo 26: Cullen vs Denali; segundo asalto
Bella se dio la vuelta, enredándose entre las sábanas y volviendo a cerrar los ojos; era agradable volver a casa, a su cama. Intentó conciliar de nuevo el sueño, pero acostumbrada cómo estaba a madrugar, acabó por abrir los ojos; se estiró perezosa en la cama, sintiendo el olor de las sábanas limpias, ese toque tan característico que sólo Esme sabía darles. Giró la cabeza, pero se encontró con las sábanas revueltas y la almohada ligeramente hundida; Edward ya se había levantado, y supuso que habría salido a cabalgar a lomos de Concord.
Decidió levantarse y preparar el desayuno para toda la familia. Ayer mientras cenaban, Jake y Jasper le rogaron encarecidamente que preparara galletas de canela, todo ello acompañado de cómicos lamentos y pucheros. Después de una reconfortante ducha, bajó en silencio las escaleras; apenas eran las ocho de la mañana, y la casa seguía sumida en la tranquilidad. Una vez en la cocina, pasó un buen rato atareada, preparando la masa; tan concentrada estaba que no sintió que unos pasos se acercaban a ella.
-Buenos días hija- giró para encontrarse con la sonrisa amable de Carlisle -¿qué haces despierta a estas horas?; es muy temprano-.
-Buenos días- respondió Bella -no tenía sueño, y he decidido bajar a preparar el desayuno- le explicó mientras se dirigía hacia el horno, con una bandeja en sus manos -además, los chicos querían galletas- le recordó con una risita.
-Me quedó claro en la cena- rodó los ojos, dándose paciencia así mismo; Bella le ofreció una taza de café, y ambos se sentaron en la mesa mientras esperaban al resto de la familia.
-¿Cómo van las clases?- le preguntó el patriarca.
-Muy bien- admitió con una sonrisa -la carrera me gusta mucho, y he hecho buenos amigos-.
-Me alegra oír eso, hija- Carlisle suspiró aliviado para sus adentros; al igual que a Edward, le preocupaba lo mucho que a Bella le costaba abrirse a la gente que no conocía; y aunque su hijo le había comentado algo, se quedó más tranquilo oyéndolo de la propia boca de la joven.
-Leah es muy simpática, y Cindy- le relató -el otro día Edward y yo estuvimos tomando algo con ellos- Carlisle la escuchaba atentamente mientras la joven hablaba sin parar; parecía que se había adaptado muy bien a la vida universitaria.
-¿Y con Edward?; ¿las cosas marchan bien entre vosotros?-.
-Muy bien- respondió antes de dar un sorbo a su taza de café, pero se quedó pensativa unos pocos minutos.
-¿Ocurre algo?- inquirió Carlisle. Justo en ese momento entraba Esme por la cocina, y después de saludar a ambos, se sentó con ellos a la mesa.
-Nada- sacudió ésta la cabeza; aunque la salida con los chicos había ido mejor de lo que esperaba, no podía quitarse de la cabeza la pequeña discusión previa que tuvo lugar la noche anterior... pero la sorpresa que le dio su novio al día siguiente hizo que el tema quedara olvidado y enterrado, aunque las palabras se recrearan de vez en cuándo en su cabeza -Esme, tenemos que ir a comprar para la cena de mañana- dijo cambiando de tema.
-En cuánto los chicos desayunen y se vayan a los establos haremos la lista e iremos; Nessie nos acompañará también; podemos tomar un café en el pueblo- Bella asintió feliz; echaba de menos a las chicas, y quería tener un ratito a solas con ellas.
Los tres mantuvieron una agradable charla hasta que la cocina se fue llenando de gente. Nessie llegó la primera, y enseguida se sentó al lado de Bella.
-¿Habéis descansado?- le preguntó Bella mientras posaba la mano en su vientre.
-He dormido cómo un tronco- le respondió ésta con una sonrisa cómplice -apenas me han dado guerra- dijo mientras miraba su redondeada tripita.
-Mis nietas se portan bien- replicó Carlisle cuan orgulloso abuelo; la noche anterior Jake y Nessie por fin pudieron anunciar a la familia que serían padres de dos preciosas niñas, y que ya tenían nombres, Claire y Valerie. Justo en ese momento aparecieron el orgulloso padre, Jasper y Edward para unirse al desayuno.
-¿Alguien ha nombrado a mis niñas?- interrogó Jake en tono jovial, dirigiéndose directamente hacia su esposa, para darle un beso -¿cómo estáis?-.
-Muy bien- le contestó su mujer- y tus niñas también; están de lo más tranquilas-.
-Aprovecha mientras sean pequeñas- le advirtió Jasper -cuándo sean adolescentes poco las verás- el entrecejo de Jake se arrugó, señal de que no entendía por dónde iba su hermano.
-Ya sabes- Jasper hizo un gesto con la mano -cuándo empiecen a salir con chicos y todo eso- Edward, que acababa de darle un beso a su novia, tuvo que tragarse la carcajada al oír a su hermano jurar entre dientes, en un modo nada agradable.
-Mis niñas no saldrán con chicos- repuso muy seguro de si mismo.
-Ya empezamos- rodó los ojos Nessie.
-Gen cavernícola Cullen saliendo a flote- repuso Bella, mirando a su cuñado con una sonrisa de suficiencia. Carlisle, sus otros dos hijos y Esme rieron divertidos.
-Hermano- llamó su atención Edward, palmeándole el hombro -te veo saliendo con ellas de fiesta-.
-¿Y por qué no?- soltó tan tranquilo -seré un padre moderno- repuso, satisfecho de si mismo.
-Dudo mucho que tus hijas compartan esa opinión- le dijo Nessie, con una mueca de paciencia; su marido iba a protestar, pero la alarma del horno resonó en el ambiente. La joven castaña se levantó, poniéndose las manoplas para no quemarse
-Galletas- se frotó las manos Jasper -espero que sean de canela-.
-Tragones- les reprendió Bella, mientras se acercaba a la mesa; nada más posar la bandeja Jake se abalanzó sobre las humeantes galletas.
-¡Ouch!- se quejó, aparatando rápidamente la mano -me he quemado-.
-Eso te pasa por ansioso- le reprendió su mujer.
-Espera a que se enfríen- murmuró Esme. Edward ayudó a su pequeña a sentarse, apartándole la silla. Todo el mundo empezó a servirse, y la pareja pudo hablar unos minutos.
-¿Has ido a dar un paseo?- le interrogó curiosa -seguro que Concord te echa mucho de menos- el joven negó con la cabeza.
-Hemos ido a los establos; Sam está de vacaciones y los chicos necesitaban que les echaran una mano- le contó; Bella asintió mientras sonreía, si había algo que Edward añorara, aparte de su familia, era a los animales -¿y tú por qué has madrugado tanto?; pensé que necesitarías descansar-.
-Me apetecía preparar el desayuno a la familia- le explicó su novia.
-Les mimas demasiado- se burló Edward, de bromas -¿qué vas a hacer más tarde?-.
-Tengo que ir con Esme al pueblo, a comprar lo de la cena de mañana; Nessie vendrá también, y llamaremos a Rose y Alice para que tomen un café con nosotras... si pueden escaquearse un rato- su novio asintió con una sonrisa.
-Nosotros tenemos trabajo en los establos- le empezó a explicar -hay que separar varias reses que ya han sido vendidas, y pesarlas para mandar la ficha al cliente-.
-Entonces estaréis atareados la mayor parte del día- medito su pequeña en voz alta.
-Nuestra intención es terminar hoy, para pasar el día de Acción de Gracias descansando; varios compradores vendrán a principios de la próxima semana a recogerlas-.
-¿Y el juicio?- Bella se mordió el labio inferior con nervios; su familia se volvía a enfrentar en los tribunales a la familia Denali, esta vez por el asunto de la dichosa cerca.
-Es el próximo jueves- Jasper se adelantó a que Edward contestara. Era una casualidad que se celebrara la vista la semana que estaban ellos en Huntsville; pero según les explicó Carlisle ayer, era pura coincidencia, ya que la citación del juzgado había llegado dos días antes al rancho.
-Espero que se solucione el asunto de una vez por todas- dijo Esme, con tono preocupado.
-Si su actitud hubiese sido otra, todo ésto se podría haber evitado- masculló Jake, furioso.
-Ellos se lo han buscado- murmuró Jasper. Bella y Nessie cruzaron sus miradas; con el carácter de sus respectivas parejas y las provocaciones de los Denali, sabían que el tema no quedaría zanjado, fuera cual fuera el veredicto.
Por suerte, el tema quedó arrinconado enseguida, ya que a nadie le apetecía hablar del tema. El desayuno terminó entre risas y una animada conversación, cómo era costumbre en esa casa. Los chicos se fueron hacia los establos, acompañados por su padre, mientras que Nessie, Esme y la propia Bella recogían para poder irse al pueblo.
El centro urbano de Huntsville estaba atestado de gente; los colegios e institutos tenían vacaciones, y el parque estaba a rebosar de niños correteando y jugando. Los comercios también estaban a tope de gente, realizando las últimas compras para la cena del día siguiente.
Tardaron un buen rato en hacer las compras, pero por fin a eso de las once y media de la mañana cerraban el maletero del coche, cargado hasta los topes. Este año se sumaban Alice y Nessie a la cena, por lo que había muchas cosas más que preparar.
-¿Está todo?- preguntó Esme, sacando de su bolso la lista y leyéndola de arriba a abajo de nuevo.
-Yo creo que sí- respondió Nessie -tenemos el pavo más grande de todo Texas- Bella rió divertida ante el comentario -tenemos el relleno, calabazas para el pastel, todo lo necesario para la tarta de arándanos...- empezó a enumerar con los dedos.
-Los panecillos de jengibre...- añadió Bella -yo creo que está todo, Esme- ambas jóvenes consiguieron que la buena mujer se olvidara de la comida, y después de cerrar el coche, fueron al encuentro de Alice y Rose, que las esperaban en la cafetería en la que solían quedar.
-Disculpad el retraso- exclamó Nessie después de que todas se saludaran.
-¿Mucha gente con las compras de última hora?- inquirió Rose.
-Muchísima- afirmó Bella -pensé que no terminaríamos nunca-.
-¿Y vosotras, mucho trabajo?- les preguntó Esme; pero la camarera vino a tomar nota del pedido. Una vez pidieron los cafés y los bollos, reanudaron la conversación.
-En la comisión apenas hay trabajo- les explicó Alice -mucha gente ha decidido coger vacaciones-.
-Pues yo tengo la agenda abarrotada- masculló Rosalie -en cuánto los niños tienen vacaciones la consulta se llena- una vez tuvieron el suculento desayuno delante, la conversación fluyó hacia otros asuntos.
-¿Qué tal por San Antonio?- interrogó la joven morena.
-Bien- se encogió de hombros Bella -las clases me van bien, al menos de momento-.
-Serás una maestra estupenda- la animó Esme.
-Te dejaré a las pequeñas para que te entrenes- dijo Nessie con una sonrisa.
-Y a Owen- añadió Rose.
-¿Y la convivencia, todo bien con Edward?- interrogó Alice de nuevo y cambiando radicalmente de tema.
-Muy bien- contestó Bella, con una sonrisa cómplice -no niego que a veces tenemos nuestras diferencias...-.
-La convivencia siempre es difícil al principio, por muy bien que te lleves con tu pareja- la interrumpió Rose.
-Adaptarse el uno al otro... a veces es todo un reto- le dio la razón Nessie, mientras cogía su croissant de chocolate.
-Cierto- aprobó Bella -creía que nos costaría más; pero nos hemos acostumbrado muy bien-.
-¿Y qué pasó al final con la salida con tus compañeros?- siguió interrogando Rose; Bella le había comentado el tema muy de pasada por teléfono. Les relató la pequeña discusión, si se le podía llamar así, que tuvieron la noche anterior. Las chicas la escuchaban atentas, y ni siquiera Esme pudo evitar esbozar una mueca de sorpresa y reírse cuándo la joven contó cómo su novio había mandado a Annie a freír espárragos.
-Cometió el mayor error del mundo- murmuró Rose -si hay algo que Edward no soporta es a ese tipo de chicas- Bella la escuchaba con una sonrisa; su cuñada conocía a su novio desde que era un niño, y lo más seguro es que hubiera presenciado alguna escena similar durante los años de instituto, antes de que saliera con Jessica.
-Daría lo que fuera por haber visto su cara- rió Nessie -le dejó más que claro que tiene dueña- hizo un movimiento sugestivo con las cejas en dirección a la joven castaña.
-Sí- repuso Bella, pero su sonrisa fue un amago, y Alice lo notó.
-¿Te preocupa esa discusión que tuvisteis, verdad?- Bella asintió a la pregunta en silencio.
-No debes preocuparte- la consoló Esme -es cierto que hay una diferencia de edad, pero creo que lo habéis sabido llevar muy bien-.
-Lo lleváis muy bien- corrigió Rose.
-A veces todavía me pregunto qué hace conmigo- susurró en voz baja.
-Ya puedes quitarte eso de la cabeza- la amenazó Nessie, apuntándola con el tenedor.
-Puede que tú no te des cuenta, pero cuándo te mira es...- Rose dejó la frase incompleta -no sé cómo describirlo-.
-Leah me dijo exactamente lo mismo- les confesó la joven.
-Pues entonces deja de preocuparte por eso- le aconsejó Alice -de lo que menos puedes dudar es de los sentimientos de Edward-.
-No dudo de sus sentimientos- aclaró la joven -supongo que soy insegura por naturaleza, eso es todo- suspiró con desgana.
-Todas las parejas discuten alguna vez- objetó Alice.
-Sobre todo vosotros- dijo Nessie con una risa, a lo que el resto de las chicas se unió.
-¿Y vosotros?- interrogó ahora la joven castaña -¿cómo van las cosas?-.
Alice esbozó una pequeña sonrisa mientras su mente dibujaba la imagen del que ya podía llamar su novio. Jasper Cullen, bajo toda esa fachada de arrogancia y socarronería, tenía un lado protector y cariñoso; y sólo él, con su paciencia infinita, había conseguido que el corazón de la joven morena volviera a ilusionarse, y sobre todo, a sentirse valorada y querida.
-No me puedo quejar- les indicó -aunque a veces me saque de quicio con nuestras discusiones- siseó mientras negaba con la cabeza.
-Pero te encanta, admítelo- la retó Rose, riendo divertida. Las chicas sonreían de manera pícara y cómplice.
-Reconozco que me encanta sacarle de sus casillas- admitió con una sonrisa malévola, y provocando las carcajadas de las chicas.
-Eres el complemento perfecto para Jasper- exclamó Esme, feliz por ver cómo los adolescentes y niños que ella había conocido hace más de diez años, tenían ya sus parejas y sus planes de vida y futuro juntos.
Después de ponerse al día en lo que a sus relaciones sentimentales se referían, Nessie se pasó una hora entera interrogando a Alice sobre la comisión y sus compañeros, ya que había decidido pasar lo que quedaba su embarazo, en casa, así cómo durante los primeros meses de vida de sus pequeñas.
Todavía permanecieron un buen rato en la cafetería, hasta que Jane avisó a Rose que tenía varios pacientes citados para dentro de un cuarto de hora; Alice se fue con Bella, Esme y Nessie al rancho, ya que había terminado su jornada laboral y pasaría allí el fin de semana.
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Dos horas después habían descargado toda la compra, y con la ayuda de Nessie, Bella terminó de preparar la comida. Esme había estado recogiendo en el piso de arriba, ayudada por Alice, que se negaba en redondo a ser una invitada sin nada que hacer en esa casa tan gigantesca. Carlisle estaba en su despacho, atendiendo múltiples llamadas y revisando las cuentas que Edward organizaba tan meticulosamente en San Antonio.
Por fin todo estaba dispuesto para comer, y Alice se dirigió hacia el establo, en busca de los chicos; por el camino se cruzó con Edward y Jake, que ya se dirigían hacia la casa.
-Hola chicos- saludó animada.
-Hola señorita Brandon- la saludó Jake cómicamente, rememorando sus primeros días en el rancho Killarney.
-¿Ya habéis acabado?- les preguntó.
-Me temo que no- le explicó Edward, con una mueca -tendremos que volver después de comer- la joven asintió, pero se extrañó que su novio no acompañara a sus hermanos.
-¿Y Jazz?-.
-En la nave de engorde- le señaló Jake con la cabeza -¿por qué tú puedes llamarle Jazz?- se preguntó a si mismo.
-Si no tuvieras la manía de acortar el nombre a todo el mundo sin su permiso...- dejó la frase inclusa su hermano Edward.
-A Bella le dejas que te llame Eddie- le devolvió con sorna.
-Bella es Bella... Jeyky- contestó burlón su hermano pequeño, ante la risa divertida de Alice, que se despidió de ellos para ir en busca de su novio; observó cómo Jake y Edward se encaminaban hacia la casa, con el hermano mayor refunfuñando por cómo le había llamado.
Según se iba aproximando a la nave, la música llegó a sus oídos; sonrió satisfecha. Aunque el experimento ya había concluido, con inmejorables resultados y beneficios, seguían poniéndoles la música a los animales. Descubrió con sorpresa que sonaban las notas de "I don´t wanna miss a thing", canción del grupo preferido de su novio, Aerosmith.
Se quedó parada en la puerta; a lo lejos vislumbró la silueta de Jasper, que recogía lo que parecía ser una de las sogas con las que inmovilizaban a las reses. Se acercó en silencio, y sonrió al oírlo tararear.
-Hola- saludó con suavidad, para no sobresaltarlo. El joven se giró, y recibió a su novia con una sonrisa torcida.
-Hola- le devolvió por respuesta mientras se acercaba a ella y la rodeaba con sus brazos -has salido muy pronto de trabajar-.
-Apenas había faena, de modo que he decidido venir con las chicas- le explicó; el joven ranchero asintió, y por un momento se perdió en los ojos azules de su novia, y estudió minuciosamente su rostro; la alegría volvía poco a poco a la joven. Su novia era muy expresiva, y sus estados se ánimo se podían adivinar con sólo mirarla. Alice alzó su cara, y los labios de Jasper salieron a su encuentro; el mundo exterior pasó a un segundo plano para la joven, que se perdió en esos besos, que la hacían sentirse amada, segura y protegida.
Aunque sus bocas se separaron al cabo de unos minutos, no lo hicieron sus cuerpos, y la joven permaneció fuertemente abrazada a Jasper. El joven se extrañó ante su silencio.
-¿Ha pasado algo?- interrogó con cautela; hacía sólo unas pocas semanas que la joven había recibido la ratificación de su sentencia de divorcio.
-No, tranquilo- se apresuró a calmarle; el cuerpo de Jasper se relajó, y sin decir una sola palabra, empezó a balancearse al ritmo de la balada.
-¿Y esta música?- preguntó su novia, con verdadera curiosidad.
-Estaba un poco harto de música clásica- protestó divertido.
-La música era para los animales, no para ti- le recordó ésta.
-Eso ya lo sé, señorita Brandon- la picó su novio -agradece que les haya puesto esta canción, y no una más movida; dios no quiera que las vacas se revolucionen- Alice se carcajeó divertida mientras se abrazaba más a su chico.
-Quién lo iba a decir- musitó ella contra su pecho.
-Quién me lo iba a decir a mi- corrigió Jasper -que terminaría bailando en un establo... y con una preciosa novia- susurró en su oído, para después dejar un pequeño beso en la frente de la joven. La piel de la joven se erizó de manera alarmante... era increíble; ni siquiera cuándo Peter y ella eran felices había sentido lo que sentía junto a ese hombre. Con unas simples palabras hacía que su corazón se acelerara.
Siguieron meciéndose lentamente, hasta que la canción enfiló sus notas finales. Alice miró a su novio con una pequeña sonrisa, gesto que fue correspondido por éste.
-Es hora de ir a comer- musitó, un poco sonrojada por la manera en que esos ojos grises la miraban -por eso venía a buscarte-.
-Vamos entonces- reclamó el joven -en verdad estoy hambriento-.
-Siempre pensando en lo mismo- murmuró la joven mientras rodaba los ojos -vamos, no sea que sufras un desvanecimiento- su novio rió divertido, dejando un fugaz beso en sus labios y tirando de su mano, para reunirse con el resto de la familia.
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El día de Acción de Gracias pasó tan rápido cómo llegó. La familia Cullen se reunió en torno a la mesa, presidida por un orgulloso Carlisle, que disfrutaba viendo la felicidad de sus cuatro hijos. Todos disfrutaron de la deliciosa cena que preparó el miembro más joven de la familia, que recibió toda clase de felicitaciones y elogios.
También disfrutaron de un fin de semana tranquilo en el rancho, y sobre todo Bella, que estaba feliz de que el domingo no tuvieran que volver a San Antonio. Ambos necesitaban estar con su familia más que un fin de semana.
Pero según iba llegando el día del juicio, el ambiente de la casa tornó del cotidiano ajetreo alegre a los nervios e incertidumbre. Carlisle y sus hijos no paraban de hablar con Jenks, repasaban la documentación que iban a presentar, y hablaban una y otra vez con Sam y varios de los peones que descubrieron el desastre.
El jueves Bella, Esme y Nessie esperaban pacientemente en el vestíbulo; ya llevaban casi dos horas de vista. Bella estaba sentada al lado de Nessie, y ambas se percataron en silencio de la mirada desafiante que James y Garret dirigieron a sus parejas y a Jasper y Emmet cuándo éstos llegaron. Eleazar, junto con su abogado, entró directamente en la sala, evitando cruzarse con la familia Cullen.
-¿Qué estará pasando ahí dentro?- susurró nerviosa Bella, mirando en dirección a la puerta.
-Están tardando demasiado- le dio la razón su cuñada; un poco apartadas de ellas, Esme hablaba con Rosalie, informándole de que no había ninguna novedad. Alice también había llamado unos minutos antes, ya que tenía una reunión importante en el trabajo y no pudo ir con ellos. Unos interminables minutos después, por fin las puertas se abrieron; las mujeres se levantaron veloces, acudiendo al encuentro de Carlisle y de sus hijos.
-Edward- murmuró nerviosa Bella, acercándose a su novio -¿qué ha pasado?- el joven pasó una de sus manos por su cintura, acercándola a él.
-Tranquila cariño; todo ha ido muy bien- la tranquilizó.
-¿Entonces...?- inquirió ansiosa Esme.
-El juez ha decretado que la responsabilidad es suya- les contó Jake.
-Y deben pargar los desperfectos, además de una considerable multa- terminó Jasper. Bella miró a Edward, que enseguida se lo explicó.
-Sus reses no deberían estar en esos pastos; está estipulado por ley que debe haber una determinada distancia entre los ganados de los diferentes ranchos-.
-Y por supuesto, sus toros no deberían haber estado ahí- concluyó Carlisle. La joven respiró aliviada, gesto que copió Nessie, pero una voz furiosa hizo que el alivio se esfumara de un plumazo.
-Todo este jaleo por una simple cerca- siseaba Eleazar, que se acercaba a ellos, escoltado por sus dos tediosos vástagos. Bella se pegó más al costado de su novio, que miraba con los ojos entrecerrados a los hermanos Denali. Jake, Emmet y Jasper permanecieron al lado de su padre, viendo cómo Eleazar se paraba frente al patriarca.
-Podríamos haberlo arreglado de otra manera, Eleazar- le recordó Carlisle -vosotros lo habéis querido así-.
-No vamos a daros un sólo centavo- masculló James.
-Ya has oído lo que ha dicho el juez- le recordó Jake, que estaba perdiendo la paciencia. Bella gimió para sus adentros... el asunto no estaba para nada terminado.
-Vosotros mismos- se encogió de hombros Jasper -pero yo que vosotros, pagaría para no tener problemas-.
-Puede que seas tú el que tenga problemas- el joven ranchero se envaró, debido a la amenaza de Garret.
-A nuestro amigo Peter no le va a hacer gracia saber que su mujer se divierte con otro- canturreó James. El cuerpo de Jasper tembló de rabia, y sus puños se cerraron con fuerza, conteniéndose para no estampárselo en la cara. Bella y Nessie se miraron asustadas, pensando en su amiga Alice.
-Sois unos miserables- les echó en cara Emmet. Carlisle miraba a Eleazar furioso... ¿cómo podían ser tan malvados?.
-No me mires así, Jasper; ésto te pasa por enredarte con la chica equivocada- siguió provocando James. El joven ya no pudo contener la furia y la rabia, y en un rápido movimiento estaba cara a cara con el mayor de los hermanos Denali.
-Si le pasa algo a Alice- hizo una pequeña pausa -si ese mal nacido la encuentra, lo pagará caro... y vosotros también- les amenazó, apuntándoles con un dedo.
Bella asistía horrorizada al enfrentamiento que se había montado en cuestión de minutos; dado que James seguía en sus trece, Edward y Jake tuvieron que sujetar a su hermano, que no podía pensar en otra cosa que en partirles la cara. Carlisle y Eleazar también discutían acaloradamente, la joven nunca le había visto gritar de esa manera.
-Ésto no va a terminar bien, de ninguna de las maneras- murmuró Esme, con pena y miedo mezclados en su voz... Nessie y Bella la miraban nerviosas e inquietas... ojalá la buena mujer se equivocara... pero ellas también sospechaban que los problemas habían comenzado de nuevo.
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Bueno mis Chicuelas, me Atrase un poco con el Capi, pero esta Fenomenalmente bueno, jeje, creo que esa palabra ni existe, pero así soy Yo...
Las amo, desde Medellin- Colombia, muchos besos y abrazos!¡
Ojo, comenten, comenten!! ;)
Fenomenalmente buenas sois vosotras!!! muchas gracias por el capi ;) besitos desde España
ResponderEliminarWooooooooooow me encanto... esta fenomegenialmente bueno, la trama del cap...
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