jueves, 27 de diciembre de 2012

La bestia del Castillo





22.- Planes escondidos 

Bella pov 

-Bella hija, me da gusto verte tan repuesta, cuando nos fuimos…- 

-lo sé Esme, gracias. Lamento que no pudieran venir antes, Edward me explico que los múltiples acontecimientos en el clan los tuvieron ocupados- comente. 

-sí, ser líder del consejo parece menos trabajo del que realmente es, hemos estado viajando desde que nos fuimos de aquí, pero no es de eso de lo que te quiero hablar, cuéntame ¿Cómo van las cosas entre ustedes?- pregunto con una sonrisa. 

-Carmen te dijo algo ¿verdad?- pregunte cuando la note ansiosa por escucharme. 

-sí, la verdad es que sí y además durante el desayuno note que Edward y tu no intercambiaron más palabras que los buenos días, él parecía querer hacerte conversación y tu… lo despachaste sin pérdida de tiempo, ¿Qué hizo ahora el idiota de mi sobrino?- pregunto con cara de resignación. 

-estoy embarazada- dije. 

-Bella eso es maravilloso felicidades… ahora entiendo, seguramente hizo algo que te enfado, pero vamos hija, los hombres no entienden los cambios que se dan en una mujer embarazada…- 

-no quiere que lo tenga- solté interrumpiendo su dialogo y llorando en el proceso. 

-¿Qué?- pregunto levantándose de la cama donde estábamos sentadas. 

-eso, apenas se entero se ha puesto como loco, me maltrato cuando se lo dije y ayer… quiere que lo pierda, dice que él se encargará de eso. Esta fuera de sí, dice que no quiere perderme, que es muy pronto para mí el tener otros hijos después de los gemelos, que no quiere que pase por lo mismo y se ha agarrado del hecho que mi madre murió con el tercer hijo y que no piensa permitir que siga embarazada, que soy su esposa y tengo que hacer lo que él diga…- termine cuando me falto el aire. 

Me miro mientras su expresión cambiaba. 

-¿y tú qué quieres hacer?- pregunto en tono calmado. 

-quiero conservarlo, es hijo de los dos, es fruto del amor que nos tenemos o que pensé que nos teníamos, no pienso renuncia a esta criatura… pero no sé como pueda evitar lo que Edward pretende, cualquier cosa que él haga no tengo idea de cómo evitarla- 

-pide asilo- dijo. 

-¿Qué?- 

-si sientes que tu esposo es una amenaza para tu integridad, o la de tus hijos puedes pedir al consejo asilo, en este caso Carlisle por ser el jefe del consejo tiene la responsabilidad de ver por ti y tus criaturas mientras se resuelve si Edward es apto o no para vivir cerca de ustedes, además si entiendo bien esta criatura sería heredero o heredera lo que hace el asunto más grave, Edward no puede atentar contra ningún miembro del clan con posibilidades de llegar a ocupar el puesto de Jefe del mismo- dijo tomando mi mano 

-pero si hago eso, todos sabrán y eso afectara a Edward- 

-sí claro que lo afectara, será removido de su cargo de manera inmediata y todo pasará a manos de Jasper por ser el siguiente en la línea, pero… tu hijo o hija estará bien. Tú estarás bien. Debes entender que a juicio del consejo puede ser que solo te permitan irte con la criatura que llevas dentro, no podrás llevarte a tus hijos hasta que se demuestre que Edward no es bueno para ellos- 

-pero Edward sí es buen padre- dije levantándome de inmediato. 

-entonces solo podrás irte con él que llevas en el vientre, los gemelos se quedarán, si todo sale bien podrás regresar cuando nazca. Al ser su hijo o hija y tú su esposa, Edward tiene la responsabilidad de aceptarte de nuevo y a la criatura- 

-no sé Esme, esto es tan complicado que… no quiero… solo deseo que él entienda, solo eso- dije llorando de nuevo. 

Y una idea paso por mi mente. 

-¿y si tiene razón? ¿Y si muero? ¿Y mis hijos? ¿Y si logro traer a este bebe al mundo y no me quedo para cuidarlo?- la mire con el miedo en el alma. 

-es algo que solo tú puedes decidir, piensa que quieres hacer, te podríamos sacar de aquí en cuanto el bautizo pase- dijo mirándome seria. 

Se acerco hasta la puerta y salió. Me quede con todo lo dicho dando vueltas en mi mente. Parece mucho sacrificio… pero también es mucho lo que está en juego. 

-Señora, el señor pide que lo vea en las almenas de la torre norte- anuncio Carmen trayendo a Huracán en brazos. 

Bese a mi hijo y salí con dirección a donde mi esposo me espera. 

-estuve hablando con Rhona, ella te revisara y podrá decirnos si estas o no encinta y de ser así cuanto tiempo tienes, con esa información sabremos que hacer- dijo sin mirarme. 

-ya te dije que no hare nada, no lo matare solo porque tus malditos miedos no te dejan ver más allá de tu nariz- dije dándome la vuelta. 

-¡¡¡no te vayas, no he terminado de hablar!!!- rugió cortándome el paso -no estás considerando las consecuencias de tus acciones, si decides tener esta criatura y mueres ¿Qué será de Charlie y Marco? ¿Has pensado en ellos? Son tus hijos, si no lo haces por mí, hazlo por ellos- dijo. 

Mi respuesta fue abofetearlo, una segunda vez. 

-no te atrevas a usarlos para conseguir tus propósitos- dije. 

Pase a su lado pensando que la idea de Esme no es tan mala después de todo, este hombre está yendo más allá de lo razonable. 

Camine directamente a donde mis hijos están ahora. Dormidos en las cunas, me acosté en la cama y llore de nuevo. No salí hasta que fue hora de la cena. 

-señora, ¿quiere que le cambie el plato?- pregunto maría, una de las sirvientas, cuando puse cara después del segundo bocado. 

-si por favor, tráeme solo pan y queso- pedí. 

Los síntomas están apareciendo, así que debo estar en el segundo mes, o como la ocasión pasada, casi en el tercero. 

-¿malestares?- pregunto Edward. 

Evite mirarlo. Se que todos estarán con la atención puesta en nosotros ya que mis amigas an estado más al pendiente de mi que de costumbre. Solo asentí. 

-pasado mañana Alice se irá a casa de su familia unos días, Emmet la llevará y regresara enseguida, Jasper irá a visitar a su padre antes que nazca el bebe de Rose, ella se quedará con nosotros, en la habitación de abajo- anuncio mi esposo mientras caminábamos juntos hacía la habitación. 

-te lo pido una vez más Edward, déjame tener a nuestro hijo, ¿Por qué estas tan seguro que moriré?- pregunte tomándolo de las manos. 

-no estoy seguro de nada, solo sé que es muy pronto, no te digo que no tendremos más pero… al menos esperemos a que los niños cumplan el año, Bella puedes morir- dijo en voz baja. 

-y puedo no hacerlo- dije con el mismo tono. 

-no puedo arriesgarme, es demasiado lo que tengo que perder- 

-ya me estás perdiendo- dije. 

Me di la vuelta y baje de nuevo. No me siguió. Cruce el espacio que me separaba de mi objetivo. Por fin llegue. Toque la puerta y espere. 

-¿Está todo bien Bella?- pregunto el hombre. 

-quiero asilo- dije. 

Asintió antes de dejarme entrar. 


Edward pov 

Apenas terminamos el desayuno con los invitados en casa, mi tíos Carlisle y Esme, Jasper y Alice, Emmet y Rose, Bella se marcho dejándome con la palabra en la boca. 

El bautizo se acerca y no se invito a nadie más, la fiesta será para la gente del pueblo, mi tío, el padre de Jasper y Rose, no pudo venir por enfermedad por lo que mi primo ha pedido permiso para ir a verlo y Emmet llevaría a Alice a ver a su mama quien se dice está enferma también. 

Me parece demasiada coincidencia y sentí que es el presagio de algo malo; me dirigí a donde Rhona. 

-señor, ¿está todo bien con la señora?- pregunto cuando me dejo entrar. 

-no, la señora está embarazada- dije 

-cielos, es un poco pronto pero creo que estará bien si se cuida, con suerte es uno esta vez- dijo la mujer mirándome de manera suspicaz. 

-¿crees poder revisarla y decirme cuanto tiempo tiene?- pregunte 

-claro, hoy en la noche puedo hacerlo- dijo -pero hay mas ¿verdad?- dijo sentándose frente a mí. 

-no quiero que lo tenga- dije sin mirarla a los ojos. 

-¿si entiende que lo que paso con los gemelos podría no volver a repetirse?- pregunto 

-garantízame que no la perderé y seré el hombre más feliz sobre la tierra de ver que mi familia crece- dije 

-no puedo hacer eso señor, no puedo decirle que su esposa saldrá viva de esto porque con ellos apenas logramos salvarla- dijo la mujer mirando al suelo. 

-lo sé y no pasare por eso de nuevo, quiero que me des algo para que… no puede tenerlo Rhona, es muy pronto, tú lo sabes, yo lo sé, la única que se niega a verlo es ella- dije. 

-es un hijo… a los hijos no se les mata- dijo la mujer. 

-no quiero quedarme con dos o tres hijos y sin mi esposa para verlos crecer, ¿eso me convierte en un monstruo?- pregunte. 

-no, eso no, lo que le conviene en uno ante los ojos de su esposa es el hecho de la preferirá por encima de sus hijos, la señora no aceptará- dijo 

-la señora no se enterara hasta que sea tarde y no puedas hacer nada- dije mientras por primera vez y sin entender el cómo, una lagrima se escapo de mi férreo control. 

-¿Por qué no le da una oportunidad a su criatura? Quizá no pase nada, si usted hace esto y la señora se entera, lo odiara- 

-me odiara pero estará aquí, estará viva- 

-garantíceme que su esposa no morirá de tristeza y lo ayudo- dijo Rhona mirándome 

-no puedo hacer eso, pero algo debo hacer, no quiero perderla… ayúdame- suplique. 

-lo ayudare, le daré un té que sirve para… lo deberá tomar dos veces, si no lo pierde no hare nada más- dijo la mujer seriamente entregándome dos bolsitas. 

-lo entiendo, gracias- dije. 

Salir rápidamente. Aun tengo asuntos pendientes. 

No vi a mi esposa en todo la tarde, hasta la hora de la cena y me ignoro tanto como pudo. Pero se tomo el primer té, cuando las copas fueron llevadas yo tenía esa en la mano, la cambie cuando sirvieron lo demás. 

De inmediato vi que se siento mal cuando después de unos minutos de ingerir todo el contenido hizo por vomitar cuando probo la cena. Pregunte y apenas contesto. 

Su intento de convencerme de conservar a la criatura casi me hace cambiar de parecer, pero… no puedo perderla. No de manera física. 

Ahora espero que regresara a la habitación, tras haber discutido otra vez, tiene casi una hora de haberse marchado dejándome en las escaleras. Rhona llego y le pedí que esperara. 

-no me revisaras hoy Rhona, estoy cansada, retírate- dijo mi esposa entrando y dirigiéndose a la cama. 

-sí te revisara- dije. 

No grito pero la expresión en su rostro me indico que esta vez he ganado la batalla. Se desnudo y se acostó. La mujer se acerco y preferí mirar por la ventana mientras lo que sea que Rhona se encarga. 

-Por lo que veo, siento y me dice la señora, unas doce o trece semanas señor- dijo Rhona mientras mi esposa se tapaba con las mantas. 

-retírate ahora, gracias- dije. 

Cuando la puerta se cerró mire a mi esposa, de espaldas a mí y mirando hacía la chimenea, aun desnuda. 

-Bella… aun es tiempo, por favor, vamos a renunciar a este y te juro que cuando los niños tengas más edad, yo seré el primero en estar feliz con la noticia de otro hijo, por favor amor, no quiero… no puedo perderte- suplique. 

No me respondió. Pero el leve sollozo que escuche me fue suficiente. Estoy lastimándola, pero es necesario. La deje en paz porque al día siguiente el bautismo será celebrado y necesita descansar. Me quede un par de horas mirando el techo, pensando en que mis acciones lastimarán a mi mujer. 

Que intente deshacerme de mi hijo no significa que quiero mal a mi esposa. 

Deshacerme de mi hijo… deshacerme de… 

-Bella despierta, despierta, tienes que vomitar- dije moviéndola nada amable. 

-¿ahora qué quieres? -pregunto desperezándose del todo. 

-en la cena te di algo y debes vomitarlo antes que te haga daño- dije sin mirarla a los ojos. 

-¿Qué me diste Edward?- pregunto sin apartar su mirada de mi. 

-un té para que… carajo Bella, no es el momento para explicaciones, tienes que vomitarlo, nuestro hijo está en peligro- dije. 

Lo siguiente que mi esposa hizo fue girarse devolviendo toda la cena. 

Gracias a dios. 

¿En qué demonios estaba pensando cuando decidí… hacerlo? 

-¿te sientes mejor? -pregunte cuando termino. 

Retire el cubo que apenas me había dado tiempo de poner. Tome una jarra con agua de la tina y se la ofrecí, se enjuago la boca y se levanto. 

-Bella ¿A dónde…?- cerro con un portazo. 

Me quede sentado en el sillón mirando el fuego, hasta que el sol apareció del otro lado de la ventana. El día de la fiesta llego. 

Me prepare y cuando me dirigía a la puerta, entro, peinada con una trenza complicada y flores en cada espacio disponible. Con un vestido rojo encendido, el inicio de sus senos se ven por la parte del escote, su cintura pequeña de nuevo, se marca. Su vientre aun es plano. 

La vi tan hermosa que las dudas sobre conservarlo me atacaron de nuevo, pero ya es tarde para hacer nada, ahora sabe lo que intente y no confiará en mí de nuevo. 

La he perdido y como siempre es mi culpa.

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Nenas he aquí el capi... tengo pendiente el fic de ¿y mi final feliz? en cuanto pueda me pongo al día con eso... saludos!!!!

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cowboy de Mi Corazón.


                                                   Capítulo 18: Cullen vs Denali

-Este calor es sofocante- protestó Jasper, secándose el sudor de la frente.

-Y qué lo digas- le acompañó Edward en su queja; aún quedaban dos semanas para que junio llegara, pero el calor ese año era inaguantable.

-Por lo menos nosotros estamos cubiertos- exclamó Jasper con una risilla, señalando el establo donde se encontraban -Jake se debe estar acordando de nosotros en los pastos- Edward sonrió con disimulo, imaginando a Jake en plena siega, bajo el agobiante sol. Su hermano rió con él, pero una vocecilla traviesa los interrumpió.

-¿Que es tan divertido?- al darse los hermanos la vuelta, se encontraron con Alice Brandon, mirándoles entre divertida y curiosa.

-Nada- se encogió despreocupadamente de hombros Jasper -¿no me da ni siquiera un beso, señorita Brandon?- le preguntó en un susurro insinuante mientras se acercaba a ella; la joven se mordió el labio inferior, quedándose con la vista fija en el torso del joven, sin camisa debido al calor. Los músculos del joven se marcaban de una manera irresistible, y las gotas de sudor resbalaban por él. Pero se obligó a poner de nuevo sus pensamientos en la tierra, percatándose de la presencia del hermano menor.

-No creo que te merezcas un beso en estos instantes- habló mientras arqueaba una ceja y ponía los brazos en jarras -no oigo la música- les reprochó a los hermanos. Edward carraspeó ligeramente.

-Yo... ehhh... creo que Sam me necesita en el establo de los caballos- se disculpó con una patética excusa, para después salir y dejar a la pareja a solas.

-Creo que le has espantado- exclamó divertido Jasper -cuándo te pones seria eres de armas tomar- observó con ese tono arrogante que a veces le salía.

-Te aseguro que no quieres conocerme enfadada de verdad- contraatacó con voz resuelta la joven, cruzando los brazos; el joven sonrió pícaramente... le gustaba el carácter de esta mujer... toda ella le encantaba.

-¿Cómo tú por aquí?- le interrogó éste con interés -hoy no te esperaba hasta la hora de la comida... ¿ha pasado algo?- preguntó tensándose; Nessie y Alice estaban invitadas, para celebrar el cumpleaños de Rosalie con la familia.

-Tranquilo- le guiñó un ojo ésta -sólo he venido a traeros el primer cheque de beneficios por el estudio- dijo mientras sacaba de su bolso el papel pequeño y rectangular; Jasper se acercó, lanzando un sonoro silbido al ver la cantidad ahí impresa.

-Te dije que el estudio traería beneficios, y aparte hay que sumar que sois uno de los mayores proveedores de carne de vacuno del estado- le explicó la joven morena, con una sonrisa satisfecha. Jasper seguía mirando el cheque ensimismado, hasta que después de un largo minuto, por fin habló.

-No puedo creer que todo ésto se deba a que las vacas escuchen a Mozart- refunfuñó.

-Ya empezamos- exclamó Alice, con tono jocoso, elevando los brazos -al menos reconoce que el estudio da resultado- rodó los ojos al ver a Jasper arquear una ceja, así que siguió hablando -los análisis han sido fantásticos, y en los mataderos están encantados con la calidad de la carne-.

-Ehhh... tranquila preciosa- le pidió -aunque debo confesar que hasta gritando estás muy sexy- le susurró mientras se acercaba a ella, con paso suave y felino. El corazón de la joven volvió a latir a un ritmo desbocado, pero se obligó a serenarse... la discusión no había terminado.

-No me cambies de tema- le apuntó con el dedo índice -es usted un cabezota integral, señor Cullen- le acuso graciosamente, dirigiéndose a él en tercera persona.

-¿Tienes alguna fijación con la palabra integral?- preguntó el joven, con verdadera curiosidad -ya me has llamado asno integral, ahora cabezota integral- enumeró con una inocente sonrisa -podrías decirme al menos algo bonito con la dichosa palabrita-.

-¿Cómo qué?- indagó divertida la joven. Su corazón dio de nuevo un vuelco cuándo Jasper se fue acercando más a ella, hasta que quedaron tan juntos que apenas pasaba aire.

-Pues... encantador integral, amable integral... - la joven cerró los ojos, aturdida por el cálido aliento del joven, que cruzó su rostro de manera imparable. Jasper se deleitaba con los labios color frambuesa de Alice, y sin poder resistirlo más, se inclinó lentamente, agachando la cabeza y rozando por primera vez ese santuario.

Apenas fue un roce efímero, pero bastó para que Alice continuara con los ojos cerrados, disfrutando del cosquilleo que se había instalado por toda su boca... dios mío, en todos los años que pasó junto a Peter nunca experimentó nada parecido; además, hacía mucho tiempo que no la besaban, casi podría jurar que lo había olvidado por completo. Abrió lentamente los ojos, para encontrarse con la cara de ese hombre tan arrogante e irresistible, pero la reacción del joven la dejó anodadada.

-Disculpa si te molestó- los ojos grises de Jasper mostraban remordimiento y culpabilidad -no quiero que te sientas incómoda y...- ella lo interrumpió... dios... le había dado la impresión equivocada.

-No me ha molestado- inquirió suavemente, mientras esbozaba una pequeña y tímida sonrisa -besas muy bien- Jasper saltaba entusiasmado en su interior... ella también sintió ese escalofrío que a él le había recorrido todo el cuerpo; se moría por besarla otra vez, pero su sentido común le obligó a contenerse.

-¿Así que beso bien?- le preguntó con una sonrisilla malévola -lo tendré en cuenta para el futuro- Alice se puso roja, ya que no se había dado cuenta de que sus pensamientos habían escapado de su garganta en voz alta, de modo que intentó quitarle hierro al asunto.

-Bueno... tampoco ha sido para tanto- se encogió despreocupadamente de hombros.

-Hieres mi ego- exclamó el joven, con un penoso puchero.

-Tu ego no se puede herir- rodó los ojos la joven -eres demasiado altivo y arrogante- le acusó con una sonrisa.

-Son varios de mis encantos- siguió respondiendo éste, tan tranquilo. Alice resopló con paciencia... era cómo discutir con una pared, y ademas tenía respuesta para todo.

-Lo mejor será que lleve el cheque a la oficina- murmuró, dándose la vuelta -te veré a la hora de la comida- no pudo avanzar apenas dos pasos, ya que Jasper la agarró con suavidad de uno de sus brazos.

-¿No me das un besito de despedida?- interrogó con una sonrisa inocente.

-Nop- respondió resuelta; se acercó lentamente a él, quedando a escasos milímetros de su boca -no creo que tu ego resista uno de mis besos- le susurró de manera deliciosa e insinuante; la respuesta dejó al joven noqueado, y vio con incredulidad cómo la señorita Brandon se alejaba con graciosos pasos hacia la oficina.

-Alice uno, Jasper Cullen cero- el joven se dio la vuelta, encontrándose con Edward, que había visto y oído toda la conversación y no podía disimular la risa -sigue así, Romeo- le palmeó el hombro Edward, para después alejarse rumbo hacia la casa, dejando a Jasper refunfuñando entre dientes.

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Dos horas después, la mesa estaba preparada y las chicas esperaban a los hombres de la casa, enfrascadas en una divertida conversación.

-Espero que no se retrasen mucho más- dijo Nessie, mirando el reloj.

-Es extraño, ya deberían haber llegado- exclamó Esme preocupada mientras cogía a Owen en brazos.

-Habrán decidido esperar a Jake y a Carlisle- añadió Bella, mientras vigilaba el horno, cuidando que no se quemara el pollo. Justo en ese momento entraban Edward y Jasper por la puerta de la cocina.

-Hola a todas- saludaron ambos hermanos -hola preciosa- el hermano pequeño se acercó a Bella, dejando un pequeño beso en sus labios.

-¿Como ha ido la mañana?- preguntó a su novio.

-Han nacido cuatro terneros; a la tarde te llevo a verlos- su pequeña sonrió, asintiendo con la cabeza. Se giró un momento para felicitar a su cuñada e intentar coger en brazos a su sobrino, que en esos momentos era acaparado por los brazos de Jasper, con Alice a su lado haciéndole monerías al pequeño.

-Cada día pesas más- le decía Jasper a su sobrino.

-Si come cómo sus tíos seguro- exclamó Bella, arrancando las risas del personal.

-No le hagas caso a la tía Bellie Bells- reclamó Jasper mirando a su sobrino -ella no entiende que tenemos que alimentarnos-.

-El tema está en que Owen está en edad de crecimiento, no vosotros- apuntó Edward mientras le arrebataba el niño y lo acomodaba en sus brazos.

-Cómo si tu hicieras ayuno voluntario- se burló Jasper; las chicas seguían el intercambio de opiniones, mirándoles entre risas, pero un violento portazo cortó el distendido ambiente.

Todos vieron cómo Jake subía las escaleras, con paso apresurado. Nessie se quedó mirando cómo desaparecía por el piso superior, y de nuevo se oyó otro portazo.

-¿Ha pasado algo?- le susurró Bella a Edward, en voz baja.

-No tengo ni idea- le aclaró de vuelta, mientras le pasaba el niño a Esme. Justo en ese momento entraron por la puerta de la cocina Carlisle y Emmet, visiblemente enfadados.

-¿Pasa algo?- interrogó Jasper a su padre y hermano, visiblemente ansioso.

-Tu hermano ha recibido una citación judicial- anunció Carlisle. Esme jadeó por la sorpresa, lo mismo que el resto de las chicas, mientras que los puños de los hermanos se cerraban.

-Malditos Denali- siseó Jasper entre dientes.

-James lo ha denunciado por agresión- explicó Emmet.

-Él le provocó- refutó Edward.

-Pero tu hermano golpeó primero- le recordó Jasper -querían provocarle y lo han conseguido-.

-¿Cuándo es la cita?, ¿has hablado con Jenks?- interrogó Esme, asustada y preocupada.

-Pasado mañana, a las once y media de la mañana- le informó Carlisle -y sí, he llamado a Jenks; mañana por la mañana vendrá para hablar del tema-.

-Carlisle- susurró Nessie, conteniendo las lágrimas -¿él puede...?- dejó la frase inconclusa.

-Tranquila- la reconfortó éste -no puede ir a la cárcel por eso; además, no tiene antecedentes-.

-Y tenemos testigos de que James empezó la provocación- añadió Edward; la joven suspiró, pero no estaba del todo tranquila.

-Sube a verle si quieres; creo que la única persona a la que escucharía ahora mismo eres tú- le ofreció Carlisle. Ésta se disculpo, saliendo de la cocina. Subió presurosa los escalones, y al llegar a la habitación de Jake, tomó aire un momento antes de llamar; al no obtener respuesta, habló.

-Jake cariño, soy yo- llamó con voz suave. Al no obtener respuesta, decidió abrir la puerta lentamente. Ahí se encontró a Jake, sentado encima de la cama y con las manos en su cara -Jake- le llamó en voz baja, sentándose a su lado y pasando una mano por el brazo del joven -mírame, por favor- le suplicó ésta; al cabo de un minuto, éste levanto el rostro, encontrándose con los ojos color miel de su novia, que irradiaban de todo menos felicidad.

-Fui un estúpido- siseó cabreado -no debí haber entrado en sus provocaciones- se lamento, poniéndose de pie y paseando de un lado a otro de la habitación.

-No es tu culpa- exclamó ella -cualquiera hubiera perdido la paciencia- Jake resopló de nuevo frustrado de preocupación, pero se percató del gesto de preocupación que imperaba en la cara de Nessie. Se acuclilló ante ella, tomando sus manos.

-Lo siento cielo, pero cada vez que pienso que he caído en su trampa se me revuelven las tripas-.

-Piensa que todos estábamos allí, y vimos lo que pasó- le reconfortó. El joven esbozó una pequeña sonrisa.

-Gracias por animarme; tu apoyo es muy importante para mi- la joven sonrió a la vez que le abrazaba. Jake se puso de pie, con ella entre sus brazos, y la joven escondió la cara en su cuello.

-No me tienes que agradecer nada; te amo- los brazos de Jake se tensaron en torno al cuerpo de la joven -te amo, y siempre te apoyare en todo-.

Amor... esa palabra siempre le había infundido a Jake respeto y temor al mismo tiempo. Obviamente estaba muy a gusto con Nessie; a los ojos de todos actuaban cómo una pareja, aunque nunca hubiesen hablado claro de sus sentimientos. La joven percibió el silencio del joven, y levantó la vista.

-¿Te encuentras bien?- preguntó extrañada y preocupada.

-Claro claro- carraspeó el hermano mayor -será mejor que bajemos, la familia nos estará esperando- la liberó de su abrazo, para encaminarse hacia la puerta, pero la joven le tomó una mano impidiéndole que saliera.

-¿Qué te pasa, he dicho algo malo?- al observar el mutismo del joven, Nessie adivinó por dónde iban los tiros. En todos estos meses junto a Jake, se había dado cuenta de lo que le costaba abrir sus sentimientos. A ojos del resto de los habitantes de Hunstville eran una pareja en toda regla, y para los propios ojos de la joven veterinaria, también. Una ola de tristeza atravesó el cuerpo de la joven... ¿acaso él no sentía nada más que una mera atracción por ella?.

-Nessie, yo... -se pasó las manos por la cara y el pelo -ya sabes que no soy muy de palabras... pero ambos estamos bien, ¿no?-.

-Sí, claro que estamos bien- repitió ella, cruzándose de brazos -¿y eso a dónde nos lleva?-.

-¿Qué quieres decir?- interrogó Jake.

-¿Qué somos?... ¿qué soy para ti?- dijo ella, a modo de respuesta -¿somos una pareja ocasional, una pareja estable...?- empezó a enumerar.

-Somos una pareja que tiene química, y que se lleva muy bien- le contestó Jake, poniéndose serio.

-No te estoy preguntando eso- le cortó ella, frustrada y enfadada -Jake, tienes treinta y seis años; ¿no quieres hacer tu vida... tener una familia algún día?- la pregunta acabó en un susurro apenas imperceptible.

-Pensé que así estábamos bien- exclamó el joven, con la confusión escrita en su rostro. Nessie rió, desesperanzada por sus palabras.

-Para mi acostarse con alguien significa que hay un compromiso... una relación estable y unos sentimientos claros y definidos; y creo que nunca me has pedido que fuera tu novia-.

-Pensaba que no era necesario- refutó Jake; su tono de voz ya no era tan amable -y no sabía que estabas plandeándote cosas cómo matrimonio, hijos...- empezó a enumerar.

-Nunca sacaste el tema, y no quise agobiarte- le aclaró ella, ya sin poder contener las lágrimas. El corazón del hombre que estaba enfrente suyo sufrió un doloroso vuelco al verla llorar.

-No llores- le suplicó, dando un paso hacia delante e intentado abrazarla, pero ésta retrocedió, negando con la cabeza -Nessie, yo te quiero, te lo aseguro, per...- la joven le interrumpió.

-Cuándo nos volvimos a encontrar, no podía creerlo- sonrió sin ganas -no podía creer que el destino me pusiera de nuevo en el camino del hombre del que me enamoré perdidamente en Tucson – Jake se quedó mudo de la impresión, mirándola fijamente -tenía muy claro que lo ocurrido allí era pasajero; ambos teníamos nuestra vida en diferentes lugares... pero no pude evitar enamorarme de ti- musitó con la voz ahogada por las lágrimas.

-Nessie... yo te quiero, de veras que sí- dijo Jake -me siento muy a gusto contigo, per...- la joven no lo dejó terminar; estaba claro que él no compartía unos sentimientos tan fuertes cómo los de ella.

-Déjalo Jake- exclamó con un suspiro de pena -está visto que no compartimos ilusiones, ni sueños, ni nada...-.

-Eso no es cierto- refutó el joven -compartimos muchas cosas, y...-.

-Pero a veces no basta con que una pareja sea compatible en la cama- le explicó ella, cortándole -y no te voy a engañar; me gustaría casarme y tener hijos... y esperaba que algún día, fuese contigo-.

-Nessie...- Jake calló al ver el movimiento negativo de la cabeza de la joven.

-Adiós Jake- se despidió en voz muy muy baja, para después salir lentamente de la habitación. El joven se quedó quieto, mirando hacia la puerta... una opresión rara se instaló en su pecho, mientras veía alejarse a su única alegría en estos meses.

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Dos días después, Jacob Black esperaba junto a su abogado, su padre, Emmet , Edward y Bella para entrar en la sala número cuatro de los juzgados de Huntsville. Junto a ellos se encontraban Sam Ulley, Seth y otro de los vaqueros del rancho; ellos, junto a los hermanos y la joven eran los testigos del desagradable suceso. Jasper se había quedado al mando del rancho esa mañana, y Alice se ofreció a acompañarlo; Esme y Rosalie prefirieron esperar las noticias en casa, junto al pequeño Owen. Jake, infundado en un impoluto traje gris y una camisa blanca sin corbata, paseaba nervioso de un lado al otro del inmenso hall de los juzgados; mientras que Carlisle y Emmet intercambiaban impresiones con el abogado de la familia, Edward y Bella observaban preocupados al hermano mayor de los Cullen.

-Pobrecillo- murmuró Bella con pena -menudos días que lleva, se le ha juntado todo-.

-Sí; reconozco que lo está pasando mal- le dio la razón Edward -nunca había visto a Jake así-.

-Es extraño- añadió ella; su novio la miró sin entender -siempre se está riendo, haciendo bromas... y ahora apenas sonríe; ¿os ha contado algo de lo que pasó con Nessie?-.

-Nada- negó éste con la cabeza -aunque a él le guste cotillear sobre la vida amorosa de todos- Bella sonrió por el comentario -cuándo se trata de él no suelta prenda-.

-Nessie tampoco está mejor que él; Alice ha intentado hablar con ella, pero tampoco ha conseguido nada-.

-No se en que estará pensando mi hermano; de todas las chicas con las que ha salido es con la que más a gusto y feliz estaba-.

-Cada pareja es un mundo- le recordó su pequeña -todos vosotros os lleváis muy bien, seguro que tarde o temprano os lo acaba contando- Edward iba a contestarle, pero la voz de Jenks hizo que toda la familia centrara su atención en el abogado.

-Es la hora de entrar- les anunció. Carlisle y Jake pasaron primero, seguidos de Jenks, Emmet y los empleados del rancho, y finalmente Edward y Bella. Mientras que Jake y y el letrado de la familia se sentaban en su lugar, el resto ocuparon los bancos que estaban detrás. Pasados unos minutos, los hermanos Denali, con su padre Eleazar a la cabeza, hicieron su entrada en la sala.

Tanto James cómo Garret les sostuvieron la mirada mientras entraban; sus ojos destilaban orgullo y altivez. Bella observó atentamente al hombre moreno que entraba con ellos, con esos mismos ojos azules fríos y desangelados; era la primera vez que le veía en persona. Eleazar Denali tendría más o menos la edad de Carlisle, y por el rictus de su cara, el mismo carácter que sus hijos. A su lado caminaba una mujer bajita y morena, pero las arrugas alrededor de sus ojos delataban cansancio, incluso sufrimiento.

-Es Carmen, la mujer de Eleazar- le susurró su novio- Bella asintió con la cabeza -ella tiene otro carácter, pero desgraciadamente sus hijos no han heredado nada de ella- siguió explicándole.

-Pobrecita; tener que soportar las brabuconerías de su marido e hijos- murmuró la joven -por cierto, ¿por qué estamos aquí sentados?- Edward miró a su pequeña sin entender la pregunta -vamos a testificar, se supone que tendríamos que estar en otra sala- su novio sonrió, entendiendo la pregunta.

-No es un proceso penal- empezó a explicarse -es un proceso civil, lo que llaman un juicio ordinario; ya ves que sólo estamos nosotros y que no hay jurado- aludió señalando a su alrededor -si no se acata la sentencia o presentan un recurso, se podría llegar a un proceso penal, pero dudo mucho que se llegue a esos extremos-.

Justo en el momento en el que Bella iba a plantearle otra cuestión, el alguacil mandó poner en pie a la sala; el juez Banks, un hombre de unos sesenta años, con el pelo canoso y unas gafas de gruesa montura, hizo acto de presencia en la sala. Tenía fama de ser uno de los más serios del condado.

El proceso dio comienzo, y después de que los abogados de ambas partes expusieran los hechos, empezaron a llamar a los testigos. Por parte de James sólo estaba su hermano Garret, y después llegó el turno de los empleados y familia de Jake. James resoplaba frustrado y furioso cada vez que veía a alguno de los miembros del clan Cullen subir al estrado. Su abogado, un joven de mediana edad que atendía al nombre de Evan, trataba de tergiversar los hechos, pero la experiencia de Jenks, sumada a la veracidad de los acontecimientos, tiraba por tierra cada una de esas teorías. Bella se puso muy nerviosa con las preguntas de ese tedioso abogado, pero finalmente pudo dar su versión de los hechos; sintió durante todo el tiempo los ojos azules de James Denali mirándola de manera intimidante, y respiró aliviada cuándo su turno terminó.

James declaró con una pasividad y frialdad pasmosas; Bella estaba alucinada, no estaba en absoluto arrepentido. Jake permaneció tranquilo a lo largo de toda la vista, incluso en el momento de responder a las preguntas de ambos letrados. Después de un pequeño receso, todos volvieron a la sala, para escuchar la resolución del juez Banks.

-Después de escuchar y analizar los hechos y los testimonios, he llegado a una conclusión -se quitó las gafas y cruzó las manos encima del estrado -comprendo los motivos del señor Black, puesto que fue gravemente insultado y provocado... pero no puedo permitir que la gente se tome la justicia por su mano; dicho ésto, póngase en pie- Jake y James se levantaron de la silla, junto con sus abogados -condeno al señor Jacob Black a indemnizar a James Denali con una cantidad simbólica de quinientos dólares, en concepto de daños- Bella y Edward respiraron aliviados, lo mismo que el resto de la familia. Emmet le palmeó el hombro a su padre; se esperaban una cantidad mucho mayor.

-¡¿Quinientos dólares?- bramó furioso Eleazar, levantándose con rabia -es una vergüenza; ¡exigo un castigo mayor!- la familia Cullen le miraba asombrada... sólo a alguien cómo a Eleazar Denali se le ocurriría discutir la decisión de un juez.

-Le aseguro que no hay cabida a exigencias en mi tribunal- respondió con voz acerada el juez -y se lo advierto señor Denali, y ésto va también para sus dos hijos- les señaló con la cabeza -si siguen provocando de esa manera a todos los habitantes de Hunstville, aunque sean ustedes los que denuncian, no seré tan benevolente- les advirtió -recuerden que ésta es una población pequeña, y la mayoría nos conocemos- se giró, para hablar con Jake -en cuánto a usted, señor Black, intente controlar su temperamento y dialogar las cosas; si vuelvo a verle por aquí por un motivo similar, me veré obligado a imponerle una sanción más dura, y a tomar otra clase de medidas; se levanta la sesión-.

A la salida de los juzgados, todo el clan rodeó a Jake, felicitándole por la decisión y respirando aliviados.

-Hubo un momento en que me temí lo peor- exclamó Emmet -pero al final todo ha salido bien.

-Yo también- le dio la razón Bella -¿os habéis fijado en la sonrisita de suficiencia de James?- cuchicheó incrédula.

-Pensaría que iba a ganar- se burló Edward -así son los Denali, orgullosos hasta el último minuto- todo el grupo compartió la opinión del hermano pequeño, pero la conversación fue interrumpida-.

-Enhorabuena Cullen- exclamó burlón Eleazar -la próxima vez, dile a tu hijito del alma que se contenga- los hermanos cerraron filas alrededor de su padre.

-No voy a entrar en tus provocaciones- contestó tranquilamente el patriarca -vámonos- ordenó al grupo. La vista de James voló hacia la única figura femenina del grupo; Edward agarró su novia de la cintura, haciendo un amago de ponerla detrás suyo, en un gesto protector.

-Tranquilo Cullen- canturreó James -no la voy a romper por mirarla-.

-Pues más te vale que quites tu vista de ella- respondió éste, con los ojos relampagueantes de ira. Bella tembló... otra pelea no, por favor, y menos Edward.

-Descuida- le guiñó un ojo el hermano Denali, a modo de burla.

-Deja de provocar, ¿no has escuchado al juez?- le recordó Emmet cómo si hablara a un niño pequeño.

-Vámonos- ordenó de nuevo Carlisle -Denali... nos veremos pronto- se despidió, haciendo alusión al tema de la cerca.

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Una semana después, Jake paseaba por los pastos norte, los que más distanciados quedaban de la casa y los establos. Llevaba varios días con un sentimiento raro en su interior; huía de los animales, porque le recordaban a Nessie; pensaba constantemente en ella... y encima, no había estado a su lado el día de juicio. Pero no se lo echaba en cara en absoluto, al contrario. Sabía que la había herido, pero no podía imaginar que los sentimientos de ella fueran tan profundos.

Si él hubiera imaginado que durante aquellos días en Tucson ella escondía unos sentimientos tan fuertes por él, probablemente hubiera cortado la escasa relación de cinco días; y encima, ella aceptó lo que él le ofreció, hasta que se despidieron para no volverse a ver en casi tres años.

Pero la verdad era que él tampoco había podido olvidarla... ¿por qué demonios no le propuso seguir viéndose?; ahora se arrepentía, y no sabía cuánto. Todo, absolutamente todo, le recordaba a ella, y estos meses juntos habían sido los mejores de su vida. Bien es cierto que no era la primera chica con la que salía, pero sin duda, era la que más había calado en su corazón.

Claro que él querría una familia, le encantaban los niños... por unos momentos se imaginó abrazado a esa pelirroja que le había cautivado, contemplando con una sonrisa a una pequeña y divertida tropa diminuta correteando por el rancho.

¿Pero él estaba preparado para eso?; durante años había ejercido de segundo padre con sus hermanos, sobre todo con Edward. Casi no recordaba a su padre biológico, pero por lo que le contaba su madre de él, es que era una persona excepcional, y su nacimiento le llenó de alegría, sumado a que Billy tenía casi cuarenta años cuándo el nació, y pensaba que nuca sería padre. Y él tampoco era joven, estaba a punto de cumplir treinta y siete años, y siempre había pensado que la paternidad para él ya quedaba lejos; le hubiera gustado tenerlos muchos más joven... pero tampoco había encontrado a la persona adecuada para compartir ese regalo tan maravilloso de la vida.

El relincho de Mr. Spock le sacó de su letargo; empezaba a refrescar y el sol ya se ocultaba tras las copas de los árboles; era sábado, y él llevaba toda la tarde huyendo de todo y de todos, pero quería y necesitaba estar sólo; todos los sucesos acaecidos en los últimos días le habían agotado emocionalmente. Tomó las riendas, para hacer girar a su caballo, pero a lo lejos distinguió a tres jinetes que conocía a la perfección. Rodó los ojos mientras tiraba otra vez de las riendas, haciendo que Mr. Sopck detuviera de nuevo el paso, y esperando pacientemente a que sus hermanos llegaran a su altura.

-¿Se puede saber dónde te metes?- interrogó Emmet -por el amor de dios, es sábado -exclamó-.

¿Y qué?- refunfuñó Jake -¿hay alguna ley que permita no poder dar una vuelta a caballo los sábados a la tarde?- Edward y Jasper se miraron, resoplando con paciencia.

-Llevas una semana esquivando hasta a las vacas- volvió a decirle Emmet -¿qué te pasa?-.

-Nada- masculló entre dientes.

-Pues no lo parece- acotó Edward.

-Me parece que necesitas una sesión de psicología estilo hermanos Cullen- declaró Jasper, ante las sonrisas de Edward y Emmet, que apoyaron sus palabras.

-Ya empezamos- rodó los ojos el hermano mayor.

-¿Estás así por lo del juicio... o por Nessie?- preguntó sin más rodeos Edward. Jake se dio por vencido... parece mentira que no conociera a sus hermanos.

-¿Por qué os habéis peleado?- interrogó Jasper, verdaderamente preocupado por su hermano mayor.

-Digamos que... la he cagado- gimió.

-De eso ya nos habíamos percatado- rodó los ojos Emmet -pero queremos que nos digas que ha ocurrido exactamente-.

-Me dijo que me amaba y... y yo no supe que responderla- explicó, mirando hacia otro lado.

-Pensaba que erais una pareja formal- exclamó Jasper -o por lo menos, dabais esa impresión-.

-Ella también lo creía... tenía planes, ilusiones... y yo se lo he echado todo a perder-.

-¿Y por qué nunca lo hablasteis?- Emmet no entendía nada.

-Nunca sacamos el tema- se encogió levemente de hombros -pensaba que ya nunca encontraría a alguien con quién compartir mi vida... y qué más que un padre para mis hijos, sería un abuelo-.

-¿No quieres casarte y tener hijos?- preguntó directamente Jasper.

-Claro que quiero...pero pensaba que ya eso era una utopía...- Edward lo interrumpió.

-Hasta que Nessie apareció- Jake afirmó con la cabeza -pero no eres mayor para ser padre- le aclaró, rodando los ojos.

-¿Entonces... cual es el problema?- Emmet seguía sin entender nada de nada.

-Sus palabras me dejaron tan sorprendido en ese momento que no supe qué responderle -hizo una pequeña pausa, tomando aire -pensaba que el matrimonio ya no era para mi... pero me equivoqué; la echo de menos... mucho-.

-Vaya- musitó Jasper, claramente sorprendido -pensé que nunca llegaría este momento...-.

-Por fin te has enamorado- dijo Emmet, con una gran sonrisa -ya te ha costado; reconozco que me alegra que sea Nessie-.

-Cierto- apoyó Edward -¿os acordáis de Marla?- recordó entre risas a la cursi hija de los Limman.

-¿Y qué me decís de Samantha?- añadió Jasper -no era nada agraciada-.

-Tenía su atractivo- refutó Jake.

-Menos mal que no trajiste a ninguna de tus anteriores conquistas a casa... papá no lo hubiera resistido- los hermanos rompieron en risas; risas que animaron un poco el maltrecho corazón del hermano mayor. Una vez que las risas cesaron, decidieron encaminarse hacia casa, ya que se pronto sería la hora de la cena.

-Y ahora que has admitido que estás enamorado... más te vale que muevas el culo y hagas lo imposible por recuperarla- le previno Edward.

-¿Alguna idea?- preguntó sarcástico Jake.

-¿Hablar con ella?- añadió de nuevo Edward, cómo si fuera obvio -me parece increíble que el doctor Amor maquine planes para emparejar a todo el mundo, y que él no sepa qué hacer para conquistar a su chica- respondió pagado de si mismo, recordando lo sucedido con la que ahora era su novia. Jasper y Emmet estallaron en carcajadas al oír el comentario de su hermano pequeño. De esa guisa, y con Jake claramente más animado siguieron rumbo hacia la casa familiar.

Jake se empezó a devanar los sesos... había admitido algo muy difícil para él, y ahora tenía que ver cómo le explicaba a Nessie que la amaba con locura, y que la necesitaba más que respirar.

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PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN LA DEMORA!! No volverá a Pasar se los juro... Muchas Gracias.. :*

jueves, 20 de diciembre de 2012

La Bestia del Castillo





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21.- El desacuerdo 

Edward pov 

Una semana de morir en los brazos de mi esposa, mientras mis hijos duermen en la habitación de arriba sin dar nada de molestias en toda la noche, es el paraíso. Pero como todo lo bueno tiene que terminar, el llanto de mis desastres hizo que mi esposa me dejara a mitad de mi segundo intento por tenerla esa mañana. 

La escuche caminar y mover o arrastrar algo… 

¿Qué estará haciendo esta mujer ahora? 

Sin esperar una respuesta que no tendré a menos que vaya por ella, decidí empezar el día. Un hermoso y caluroso sábado, para ser principios de noviembre. 

-¿Qué haces Bella? te lastimaras- dije mientras caminaba hacía ella. 

La insensata mujer trata de mover un mueble pequeño pero realmente pesado para que los desastres no se salgan de la habitación. 

-te llame y me ignoraste, no puedo bajar con los dos al mismo tiempo y esta habitación no puede estar sin puerta ¿y la reja de madera?- pregunto mirándome seriamente. 

Está enfadada. 

-la entrega el carpintero hoy, es más, mandare ahora mismo por ella- dije tratando que no se molestará más. 

Últimamente se enfada por todo. Con el asunto del bautizo anda de un humor del carajo. Por fin a más de un año de matrimonio mi esposa saca el mal genio. 

-bien, porque no quiero tener más preocupaciones, la fiesta en dos días, eso significa que tengo que ver la comida, el vino, las carnes, la limpieza del castillo, que la plata este en perfectas condiciones, además de los ropones de tus desastres y no necesito más cosas en que pensar, con mi falta de periodo tengo más que de sobra…- dijo mientras tomaba a Huracán en brazos y lo metía en la tina vacía. 

Inútil ya que mis hijos se las ingenian para colgarse del borde. En más de una ocasión han estado a nada de caerse de cabeza. Tome a Marco y lo puse con su hermano. 

Estaba por salir cuando sus palabras cobraron sentido. 

-¿tu falta de qué?- pregunte mirándola. 

La forma como abrió los ojos me hizo saber que no tenía intensiones de decirme eso y que se le escapo. 

-¿Bella estas embarazada?- pregunte mientras me sentía diferente. 

-no sé…- 

-¿no sabes? ¿Cómo puedes no saber?- pregunte caminado hacía ella. 

-no sé si estoy o solo es un par de retrasos por todo lo que hemos pasado- dijo de nuevo. 

-¿Cuándo sabrás con certeza?- pregunte con rudeza. 

-¿Qué te pasa? tranquilízate- pregunto sin responderme. 

-¡¡¡¿Qué me pasa?!!! ¡¡¡¿Cómo demonios preguntas que me pasa?!!! Me estás diciendo que podrías estar embarazada de nuevo y quieres que esté tranquilo…- 

-¿Por qué estas gritándome?- pregunto de nuevo interrumpiendo mi reclamo. 

-¡¡¡¡Porque no puedes estar embarazada!!!!- estalle en furia. 

-hemos compartido la cama desde hace meses, ¿Cómo esperas que no lo esté?- pregunto de nuevo. 

-¡¡¡¡maldita sea Isabella, no puedes estar embarazada!!!!- grite una vez más. 

Mientras con la bestialidad de tiempo atrás la tome de los hombros apretándola sin misericordia. 

-me lastimas- dijo al tiempo que unas lagrimas salían de sus ojos. 

Salí de ahí antes de hacer o decir algo más. 

-¡¡¡Edward espera, hablemos de esto!!!- grito en la puerta. 

Pero yo no pare hasta llegar a los establos, ensille mi caballo, mi fiel caballo y salí a todo correr. No me detuve hasta estar a muchas leguas del puente que marcaba la entrada del pueblo. 

Pude ver que Laurent y Emmet estaban a una distancia prudente de mí. También vi que otro pequeño grupo de hombre se dispersaba por el lugar revisándolo, mis hombres están cuidándome. 

Me baje del caballo y me senté debajo de un árbol que ofrecía buena sombra. Un rato pase tratando de poner orden a mis ideas y nombre al sentimiento que ha crecido en mi pecho desde que Bella dijera esas palabras. 

-¿Qué te pasa Edward?- pregunto mi amigo cuando tras tres intentos por fin tuvo valor de acercarse. 

-parece que Bella está embarazada de nuevo- dije con algo de voz. 

-felicidades… ¿o no?- pregunto cuándo lo atravesé con la mirada. 

-no- dije serio. 

-no te entiendo, te casaste para tener hijos, además es normal que tu esposa se embarace si te encierras con ella por horas- dijo sonriendo. 

-no Emmet, con los desastres tengo más que suficiente, no tendré a mi esposa pariendo a cada rato - dije mientras un escalofrío me recorría al recordar el nacimiento de mis hijo y la pesadilla que vino después. 

-pero los hijos son bendiciones Edward, lo sé, yo espero el mío con ansias- dijo sonriendo como idiota. 

-¿no lo vez? No puede estar embarazada, no quiero que este embarazada, no dejare que siga…-callé porque decirlo en voz alta es horrible. 

-¿Por qué?- pregunto mirándome con una expresión que nunca le había visto antes. 

-porque… no quiero perderla- dije. 

Por fin supe que es ese sentimiento. 

Es miedo. 

Miedo en su más pura expresión. 



Bella pov 

-¿estás bien?- pregunto Emmet subiendo en cuanto me escucho gritar. 

-no, sigue a Edward, está fuera de sus cabales- pedí. 

Asintió y minutos después lo vi cruzar la puerta principal con Laurent y ocho hombres más. Me senté en la cama mientras mis hijos lloraban con ganas, el grito de Edward los había asustado. Tome a uno en brazos y luego al otro. Trate de calmarlos pero parecía misión imposible. 

-señora… deje que me haga cargo de los niños, vaya a descansar- me miro cómplicemente Carmen. 

-llévalos con las muchachas y regresa, quiero hablar contigo- dije saliendo de la habitación mientras Victoria, la nueva ayudante de la cocina entraba para ayudarle. 

Me dirigí a la habitación que comparto con mi esposo, me quite el vestido y en camisón me metí bajo las sabanas, la tristeza que se instalo en mi alma es abrumadora. Llore hasta que Carmen entro. 

-¿señora que pasa?- pregunto con su dulzura de siempre. 

-creo que esto esperando otro hijo… y Edward no quiere- dije antes de llorar más fuerte. 

-señora no diga eso, claro que quiere, quizá solo…- 

-no quiere, me grito, me trato bruscamente… no quiere- dije sin dejar de llorar. 

-cálmese, si está esperando esto le hará mal, además con lo de la ultima vez… Señora, ¿no ha pensado que tal vez el señor tiene miedo que le pase lo mismo que antes?- pregunto Carmen. 

-no sé Carmen, no sé con certeza que me paso antes porque cada que le pregunto cambia el tema y nunca me dice que sucedió esos días que no estuve despierta- dije secando mis lagrimas. 

-cuando el ultimo niño nació usted no despertó, Rhona dijo que tal vez no lo hiciera… su esposo paso la noche llorando en ese sillón- apunto al mueble junto a la chimenea- abrazando a los niños, pero esa no fue la única vez que lo hizo, repitió cada noche, cada día que no hubo cambios en su estado, no lo decía pero yo me daba cuenta cuando venía por los niños, se veía sumido en la tristeza, a veces desde las escaleras lo escuchaba llorar. Sufrió mucho señora, ni cuando murió la señora Kate se puso de esa manera. Quizá por eso está así- dijo la mujer abrazándome. 

-¿y qué hago?- pregunte. 

-no sé, el señor es impulsivo, quizá solo lo tomo por sorpresa, mire, esperemos un par de días, si su periodo no llega entonces confirmaremos sus sospechas y le tocará hablar con él, pero si llega, veremos la manera de que no se embarace a menos que lo desee- dijo 

-¿se puede evitar?- pregunte soltándome. 

-bueno hay unas esponjas con vinagre que se usan ahí, aunque puede llegar a ser incomodo y también hay un té para ya sabe… que el periodo baje… también hay un método que es muy fácil pero no sé qué tan confiable, según mi madre si se tiene relaciones 10 días antes y 10 días después del periodo no hay embarazo, yo lo use y me funciono con mis dos primero hijos… no así con el tercero- dijo sonriendo. 

-gracias Carmen, no sé qué haría sin ti- dije. 

-le traeré un té para que descanse y por los preparativos del banquete no se preocupe, todo estará en orden, yo me ocupare de eso, los invitados llegarán mañana y las habitaciones ya están disponibles- dijo antes de salir. 

Me quede pensando en sus palabras, quizá no esté encinta. De ser así me encargare de no estarlo de nuevo. Yo podre renunciar a todo menos a mi esposo, bueno a casi todo. Jamás renunciare a mis hijos. 

Sentí un cuerpo a mi lado. Caliente, fuerte, con ese olor característico de hombre. Edward. Me quede muy quieta decidiendo si abrir los ojos y enfrentarme a él o hacerme la dormida y evitar otra discusión, al menos por hoy. La cobardía pudo más. 

-no tengas miedo Bella, no te gritare de nuevo- dijo a nada de mi oído. 

Abrí los ojos y lo encontré mirándome a nada de distancia. 

-lamento la forma en cómo te trate, no quise ser tan bestia contigo, perdóname- dijo enterrando su rostro entre mi barbilla y pecho, justo en el hueco de mi cuello. 

Lo abrace porque me es imposible estar cerca de él y no hacerlo. 

-¿no quieres tener más hijos?- pregunte apenas. 

-no piense eso, si quiero pero… es muy pronto, los niños apenas tiene seis meses, fueron dos Bella y quedaste muy mal, nada me asegura que no te perderé esta vez, además… no sé me olvida que tu madre…- lo mire con el miedo creciendo en mi pecho - no puedo perderte Bella, no podre vivir sin ti- dijo besándome. 

No hubo delicadeza en sus besos, pero si una enorme necesidad, en minutos me tuvo desnuda y estuvo desnudo él. 

-hazme tuya- pedí cuando me miro completa. 

Me acarició lentamente. Se detuvo al llegar a mi vientre. Su mirada cambio, la expresión en su rostro también. 

-no puedes estar embarazada- dijo. 

-pero lo estoy- dije segura. 

-no lo estarás más… mañana me encargare de eso- dijo con un tono muy suave. 

Se acerco a besarme pero… sus palabras me dejaron fría. 

-¿Qué dices? ¿De qué hablas?- pregunte empujándolo un poco. 

-lo siento Bella, es muy pronto para que tengamos otro hijo…- dijo mirándome serio. 

-¿quieres que lo… pierda a propósito?- pregunte mientras mi excitación se convertía en enfado. 

-sí- dijo 

Y entonces vi a mi esposo como la bestia que todos dicen que fue algún tiempo atrás. 

-no- dije empujándolo más fuerte. 

-¿Cómo que no? eres mi esposa y harás lo que te diga, no tendremos a este hijo y no se dirá mas de esto- dijo enérgico y a nada de gritarme. 

-dormiré con los niños…- dije mientras tomaba una bata y la colocaba sobre mi cuerpo. 

-no te vayas Isabella, no he terminado de…- cerré la puerta detrás de mí con fuerza. 

Camine decidida. 

-¡¡¡Isabela Cullen!!!- grito detrás de mí. 

Esta más allá de la furia, esta… poseído. 

Me jalo del brazo sin delicadeza alguna, estuve a nada de caer por los escalones que separaban nuestra habitación de la habitación de nuestros hijos. Pero me sostuvo cuando ya había perdido el piso. 

-¿así es cómo quieres conseguirlo? ¿Arrojándome por las escaleras? ¿Por qué no me atraviesas con la espada?- dije mientras intentaba soltarme de su agarre. 

-no me des ideas- dijo con su rostro a nada del mío. 

-eres una bestia y nunca cambiaras- dije con todo el dolor a flor de piel. 

Pase junto a él hacía la puerta donde mis hijos dormían, se quedo ahí con la espalda apoyada en la pared mirándome. 

-no lo entiendes… no quiero quedarme sin ti, no lo soportare, no otra vez- dijo sin gritar. 

Me detuve justo en el último escalón. Me gire para mirarlo. Esta llorando. 

-no voy a renunciar a esta vida que creamos en esas noches de amor Edward, no puedo y tu tampoco deberías. Los niños y esta criatura son parte de ambos, ¿matarías parte mi?- pregunte sin acercarme. 

-¿y si te pierdo completa por querer conserva una parte?- pregunto mirándome y caminado lentamente. 

-tendrás tres partes para recordarme… no moriré Edward, no voy a dejar a mis hijos y a ti- dije tocando su rostro. 

Su barba suave. Sus labios cálidos. 

-eso no lo decides tu, eso no lo controlas tu… pero yo si puedo decidir sobre…- puso su mano en mi vientre. 

-no, no puedes- dije alejándome. 

-no te perderé Bella, no lo hare, no me importa lo que tenga que sacrificar para tenerte, eres mía y no me dejarás… ¡no lo harás!- dijo con la voz cargada de furia. 

Sus ojos verdes se tornaron negros, está decidido y no hay nada que pueda hacer para evitarlo. 

-si sigues con esto me perderás de todas formas- susurre entrando y cerrando detrás de mí. 

Esa noche llore en cuanto mis hijos se durmieron de nuevo después de comer. Es horrible saber que mi esposo intenta acabar con la vida dentro de mí. No lo permitiré pero no sé cómo… La mañana me trajo las respuestas que necesito.


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Sorry por el capi repetido nenas, mi cabeza está en todos lados menos sobre mis hombros :(