domingo, 10 de marzo de 2013

La Bestia del Castillo




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29.- Un cumpleaños completo. 

Bella pov 

Apenas me acerque a él me trapo entre sus brazos, me jalo gentilmente hasta donde estaba y me sentó en sus piernas. 

-¿sabes cuánto te he deseado estos meses?- pregunto mientras sus manos se colaban bajo mi camisón. 

Me recorrió desde la rodilla hasta el sitio donde mis piernas se unían. Negué en respuesta a su pregunta. 

-te mostraré cuanto- dijo mientras su dedo me penetraba. 

Grite en cuanto lo sentí, mi cuerpo sensible reacciona a cualquier estimulo pero sentirlo de él no es nada a como lo recordaba. Es mil veces mejor, mucho mejor. Enterré mis uñas en su brazo mientras lo urgía a seguir. 

-No dejes de… más… má s- logre pedir mientras me sentía correr en su mano. 

-Bella… quiero… voy a amarte como se debe- dijo mientras me dejaba en la cama y se quitaba la ropa lentamente. 

Me acostó suavemente, se puso a un lado de mí liberando mi vientre, que no es tan grande como la primera vez sino más bien redondo y con algo de volumen, me beso. Lento al principio, aumentando al intensidad. Llevo su mano a mi seno y apretó un poco. 

-Será mejor que los aproveche ahora o después no podre en mucho tiempo- susurro mientras sus labios bajaban por mi cuerpo. 

Llego a uno de mis pezones y chupo con fuerza mientras sus dedos hacían magia de nuevo sobre mi botón sin entrar esta vez. 

Gemí, grite, lo apreté contra mí, me enloquecí entre sus caricias y mucho antes de que terminara me corrí por segunda vez. Pero no habíamos terminado. Siguió bajando hasta llegar a donde su mano estuviera. 

Sentí su lengua y supe que moriría de placer. Metió y saco con rapidez mientras lamia una y otra vez, sin dejar de jugar con mis pezones. En poco tiempo suplique que terminara, estaba corriéndome y él no dejaba de lamer. Lento y rápido llevándome más lejos con cada caricia. 

Mi cuerpo se contrajo y expandió tantas veces que cuando se apiado de mí y se separo de mi cuerpo yo estaba más que mojada, inundada. Me miro sonriendo y con su erección al tope, tan grande dura como la recordaba. 

-entra- suplique abriendo más mis piernas. 

-no quiero lastimarte… si entro perderé la cabeza- susurro llevando sus dedos a mi entrada. 

-mírame - pedí empujándolo un poco. 

Lo deje sentado contra las almohadas mientras gateaba hacía él. Baje mi boca hasta donde su columna esta. Lo escuche gemir y lo vi tomar las sabanas y jalarlas. Bese la punta primero y seguí metiendo su dureza en mi boca, entre mis labios, mordiendo, chupando, lamiendo. 

-Bella… no aguantare nada, cariño no me hagas esto… estas matando- dijo con la voz jadeante. 

-¿me detengo?- pregunte incorporándome hasta mirarlo. 

-no… por favor no te detengas… sigue… por favor sigue- me suplico mientras mi mano lo rodeaba sin dejar de moverse arriba y abajo. 

Regrese a lo que hacía. Lo escuche gemir más alto, lo sentí tensarse, lo sentí tomar mi cabello suavemente, al principio me empujo muy poquito, casi nada. A como intensifique el movimiento note que él se movía a mi encuentro. Su miembro golpeo mi garganta y eso me hizo mojarme más. 

-voy a correrme… voy a… Déjame entrar por favor Bella, déjame entrar… quiero hacerte mía- pidió. 

Habiendo logrado mi propósito. Me senté haciendo espacio para que él se acomodara. En un momento lo tuve sobre mi tanto como nuestro hijo nos dejaba. Me tomo de la mano y me llevo hasta la orilla de la cama. Me jalo y se enterró en mí sin demoras. 

Grite apenas lo tuve ahí. Se movió lento al principio, pero yo no quiero eso, yo quiero que me haga su mujer como siempre, duro, bruto, salvaje, así me siento y eso es lo que necesita. 

-cógeme duro- pedí. 

Me miro con los ojos grandes, sé cuánto le enloquece que se lo pida así, se pone al cien cuando las palabras salen de mi boca, cuanto le gusta que yo le pida las cosas sucias que hemos descubierto juntos. Cuando perdemos la cabeza y nos amamos como si nos odiáramos. 

Él embistiendo a toda fuerza, yo chupando con ganas hasta hacerlo gritar. El chupando y lamiendo hasta oírme suplicar por su cuerpo, yo moviéndome frenética cuando lo montaba. 

-te lastimare Bella, no me pidas eso amor- pidió sin moverse ni un milímetro. 

-por favor, hazme el amor duro, cógeme… fuerte, rápido… por favor… te necesito- pedí a nada de morir. 

El cerrar intencionalmente mi cuerpo sobre él le hizo perder el recelo que aun tenía. Su mirada se torno negra. Enterró sus dedos en mis muslos mientras ponía sobre sus hombros mis tobillos. Se enterró una vez tras otra en mi cuerpo mientras mis gritos aumentaban, bajo sus dedos hasta frotarme. Su otra mano me apretaba fuertemente. 

Lo escuche gemir con muchas ganas mientras bajaba la intensidad de sus movimientos y dejaba sus dedos quietos. Habíamos llegado. 

-si algo sale mal…- jadeo con su rostro pegado a mi pierna. 

-nada estará mal, esto lo necesitábamos ambos. Anda ya suéltame… debemos vestirnos- dije bostezando. 

-no, yo me vestiré, tú te quedaras aquí a dormir un rato, anoche no lo hiciste, me encargare que todo esté bien y cuando sea hora de la misa te despierto- 

Quise contradecirlo pero su mirada serena y llena de amor me desarmo. Asentí y deje que me ayudara a llegar a la almohada, apenas fui consciente de la manta que puso sobre mí. 

-cariño despierta- escuche junto a mí. 

Me gire lentamente hacía donde el sonido me llegaba. 

Edward sentado en la orilla de la cama mirándome. Me dejo un beso en la mejilla antes de caminar a donde mi vestido esta. Cuando me moví me dolió un poco la entrepierna. 

Preferí no decir nada, seguramente con la actividad previa mi cuerpo esta sensible y no quiero preocupar a mi esposo. De todas formas me ha estado doliendo desde la semana pasada. 

Me ayudo a vestir y bajamos tomados de la mano. El salón esta hermoso, los estandartes que adornan las paredes son los del Clan Cullen pero también, en una pared donde están los retratos a lápiz de mi padre mi hermano, los estandartes del clan Swan. 

-¿tu pediste que los pusieran?- pregunte deteniéndome por completo al verlos. 

-si, Jasper los encontró hace dos semanas, necesitaban un poco de arreglo por lo que decidí que para hoy tenían que estar listos. Además… -se interrumpió cuando el grito de Marco atrajo nuestra atención. 

Mi esposo se inclino y lo tomo en brazos. Al momento llego Charlie. Apenas había tardado algo en seguir los pasos de su hermano, en cuanto uno aprendió bien a caminar el otro ya le hacía segunda. Edward se inclino de nuevo y lo tomo en el otro brazo. 

- Lo siento cariño, ya no me quedan brazos para tomarte… anda, camina- pidió mientras mis hijos le jalaban la barba recortada tal como le gusta. 

Para cuando llegamos a la mesa, la fila para salir hasta la capilla estaba lista. Nos situamos al frente. Sentí a Jacob abrazarme, sonreí al mirarlo. Mi buen amigo no me soltó hasta llegar al banco en que nos sentaríamos. 

Pase la mayor parte de la ceremonia suplicando en mi interior al Todo Poderoso me dejara estar en la vida de mis hijos, que no reclamara la al traer otra al mundo. Sin quererlo recordé esa noche cuando mi madre murió. 

Recuerdo. 

Escuchamos los gritos provenientes de la habitación de mis padres, donde mi papa y dos mujeres estaban tratando de ayudar a mama. Mike me abrazo desde el primer grito retumbo en el castillo. Llego a mi lado con una velocidad que nunca le había visto, me tomo de la mano y no paramos de correr hasta llegar a la cocina. Nos metimos debajo de la mesa y no me soltó. Hasta que mi padre llego a buscarnos. 

-niños, me temo que las cosas no han salido bien… mama…- un sollozo se escapo antes de seguir 

-¿murió?- pregunto Mike- 

-si hijo, mama y el bebe murieron- respondió papa mirando a uno y otro- pero… estaremos bien, yo voy a cuidarlos- dijo abrazándonos. 

El funeral fue al día siguiente. 

Mi padre sentado conmigo en las piernas y Mike a su lado tomados de la mano. Los habitantes del pueblo lloraban. Mi hermano y yo llorábamos. Él único que no lo hacía más era mi papa. 

Fin del recuerdo 

Sentí una mano tomar la mía y regrese a la realidad. Solo ahí fui consciente que la capilla estaba vacía y que Edward me hablaba. 

-lo siento cariño, sí, estoy bien- respondí a su pregunta. 

-¿segura Bella? estas llorando- dijo secando mis mejillas. 

-lo sé, recordaba a mi mama, bueno algo de lo poco que recuerdo de ella, era muy pequeña cuando murió- dije mirándolo. 

-amor… no sé qué decirte, mi madre murió cuando tenía casi 25 años, no sé como consolarte en esto- dijo abrazándome. 

-lo sé también, gracias. Creo que ver los retratos de mi familia ha movido sentimientos que creí bien guardados hasta el fondo- trate de bromear. 

-Bella, ¿Esto es por nuestro hijo?- pregunto colocando una mano en mi vientre. 

No puedo mentirle, el miedo a no sobrevivir me ataco mientras lo veía dormir, mientras el dolor en mi pelvis se hace mayor, mientras pienso en mis hijos nacidos. Sé que se acerca mi fecha. Casi puedo adivinar que no pasare de esa semana sin parir. 

-en parte sí, en parte porque no quiero dejarte solo si algo sale mal, no quiero dejar a mis hijos como mi madre nos dejo a Mike y a mi- dije llorando con ganas. 

-no lo harás… confía en que no lo pasará… Dios no puede… Bella no, no te pongas así. No te hace bien, tranquilízate ya y vamos a ver en que andan ese par de traviesos- pidió sonriendo. 

Asentí porque es el día de mis hijos y no arruinare con mis estupideces. Tome su mano y salimos del lugar. Atravesamos el patio en silencio. Su contacto había ahuyentado mis demonios. Me detuve al entrar al salón. No lo había visto terminado y es completamente hermoso. 

No solo lo que había antes, sino que ahora hay unos retratos de mis hijos, uno mío con Edward y otro donde solo yo estaba en las almenas, con el viento volando mi cabello. 

-¿Cuándo los mandaste a hacer?- pregunte al acercarme al mío. 

-estos los hice yo, este… al segundo mes que llegarás, es que… me quedaba esperando verte pasar y cuando regresaba a mi habitación por la noche… te dibujaba- confeso con un rubor muy lindo. 

-¿y este?- pregunte cuando llegue a ese donde estaba él 

Al acercarme me di cuenta que estaba embarazada en el dibujo. 

-ese lo hice mientras dormías, cuando estabas embarazada de los niños- confeso sin mirarme. 

-¿no has hecho ninguno de ti?- pregunte sin mirarlo esta vez. 

-no, ¿Por qué habría de hacer uno de mi?- pregunto y esta vez sí lo mire. 

-para mí- dije. 

Es obvio. 

-claro… no creo… pero si quieres me quedo quieto por horas mientras me contemplas- dijo riéndose. 

-no lo creo, tu nunca te estás quieto lo suficiente- dije riendo con él. 

El grito nada discreto de mi hijo mayor nos hizo mirar en esa dirección. Uno en brazos de Jasper, el otro en brazos de Emmet, trataban de jalarse el cabello mutuamente. 

-bueno, alguna vez tenían que enfadarse- dijo Rose. 

-¿Qué paso?- pregunte llegando a donde estaban. 

Acaricie a Marco y bese a Charlie. Se pusieron peor, Huracán me jalo del cabello mientras Tornado me mordía la mano después de llevársela a la boca. 

-¡Marco, Charlie basta!- se escucho la voz enérgica de mi esposo. 

Ambos niños se detuvieron al momento soltándome. Lo miraron con los ojos enormes por la sorpresa, nunca antes le había hablado así su padre. 

-no muerdan o jalen a su madre- dijo mi esposo mirándolos seriamente. 

Si entendieron o no es algo que nunca sabré pero ambos se miraron y después me miraron a mí. Marco me sonrió con una mueca de medio lado como la mi esposo, Charlie me hizo ojitos como solía hacerlo Mike cuando me contentaba por algo. 

Los bese de nuevo y al no poder cargarlos solo los abrace aun en poder de mis amigos. 

-bueno, yo tengo hambre, ¿se apuran o qué?- dijo Emmet con la paciencia de siempre. 

-cállate bruto- le pego Rose en la cabeza mientras René lloraba al despertarse. 

-joder Emmet, ¿Qué no tienes nada mejor que hacer?- pregunto Alice abrazando a la nena. 

Es la única que no quiere conmigo. Apenas me acerco llora. Así que mejor me mantenía a distancia. 

Por fin llegamos a la mesa, nos sentamos en los lugares que ocupaban mis padres, aunque la silla de mama siempre estuvo vacía. La comida fue abundante. Las personas presentes llegaron de a poco, nos felicitaron y dejaron los regalos para los niños, por fin llego Carlisle, con Esme. 

-me da gusto ver que las cosas están bien- dijo Carlisle mirándonos. 

-lo están- respondió Edward. 

En los meses pasados ambos se encerraban en la habitación a discutir las cosas del clan, quizá algunas cosas más que no me dicen. Y no preguntare porque no necesito saber más de lo que ya sé. 

Esme había sacado su instinto materno atravesando a Victoria, la mujer que saco a Charlie del castillo entregándolo a Aro. Era la mujer de James. 

-¿se quedarán hasta que nazca?- pregunte llevando mi mano a mi vientre. 

Esta enorme en comparación con el mes pasado. Estoy segura que es solo un bebe porque no es tan grande como con los niños pero… definitivamente esta grande. 

-yo no, algunos asuntos me requieren fuera pero Esme sí- dijo Carlisle mientras se miraba con Edward. 

Algo están tramando, algo traen entre manos. 


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Mis niñas preciosas, he aquí el capi... tan puntual que me asusto jajajajaja ; )

4 comentarios:

  1. Hermoso capi bruja!! te pasaste en verdad esta vez!!!

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  2. me encantoooooooooooo ...Gracias nena...

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  3. Genial genial genialllllll,espero leerte pronto, besos Emma

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  4. ainsssss por que a estos dos siempre les persiguen las desgracias? no dejes q bella muera por favorrrr. muchas gracias linda!!!

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