lunes, 2 de septiembre de 2013

¿ Y MI FINAL FELIZ?


Capitulo XXIII

Y las cosas cambian

Viernes…

Por milagro divino las clases se habían cancelado el día de hoy en el instituto. Al parecer el exceso de lluvia más la acumulación de hojas junto a ella habían congestionado el acueducto inundando (más de lo normal) el perímetro.

Era primero de septiembre, como recordaba este día gracias a Edward y su costumbre de 
 Bella tu cumpleaños comienza hoy. Cada año desde que tengo memoria del hecho 
Edward llegaba con una galletita horneada por el según decía (obviamente lo hacía mama, el solo veía) decorada con la cantidad de años que cumpliría. Era un gesto muy lindo de su parte y nuestro secreto ya que nadie además de mis padres sabía lo atento que era mi hermano por el hecho de mi cumpleaños.

Pero este día no sería igual, como desde hace ya varios años. Las galletas siempre llegaron cuando Edward estaba en Inglaterra (gracias a la ayuda de mi madre que seguía horneándolas) pero el ya no estaba para dármelas y regalarme su hermosa sonrisa torcida.

Hoy definitivamente sería un triste y solitario día.

Estaba en casa, viendo la lluvia caer a través de la ventana del cuarto de música, el que ahora era mi lugar favorito. Solo así podía apreciar el aroma de Edward cerca de mí sin sentirme rechazada por el. No entendía las razones pero esta habitación se había convertido en su refugio, siempre estaba aquí, tocando el piano sin detenerse por un gran lapso de tiempo y yo me detenía a escucharlo del otro lado de la puerta sin hacer ruido alguno para no ser descubierta.

Un sonido proveniente de la sala me saco de mis cavilaciones, era el teléfono.

-Alo. ¿Residencia de la familia Cullen? – preguntaron en cuanto lo coloque en mi oído

-Así es – conteste - ¿Quién habla?

- Bella… ¿Eres tú? – una voz particularmente familiar apareció en cuanto oi mencionar mi nombre – soy Emma, Emma Bradley ¿Me recuerdas?

- eh… hola, sí. Te recuerdo.

Como olvidarla. Emma Bradley es la hija de uno de los colegas de mi padre en Nueva York, ella tiene la misma edad que Edward y hasta asistieron al mismo instituto en una ocasión. Fue en ese entonces que mi hermano se enamoró de ella, y quien no lo haría. Era la personificación de la mujer ideal: educada, dulce, cariñosa, atenta, dedicada, responsable, graciosa y que diré de hermosa, era simplemente despampanante pero con una elegancia solo digna de la realeza.

La primera vez que se tomaron ella y mi hermano una fotografía juntos, fue noticia en toda la ciudad diciendo que eran la pareja perfecta pero jamás se dio, a ella le interesaba solo una cosa: trabajar con el cuerpo de paz mientras realizaba su tesis sobre el crecimiento de una niñez en decadencia en los países subdesarrollados del continente.

-¿Bella? Hola… ¿sigues ahí? – había tenido un pequeño recuento de la historia olvidándome que seguía al teléfono.

- Lo siento, sigo aquí. ¿Cómo has estado? – intente sonar cortes.

- Oh, he estado muy bien, gracias por preguntar – su voz era dulce, como la recordaba – pero, háblame de ti. Desde que me fui hace ya varios años apenas he sabido de ustedes.

-eh, pues no hay mucho que contar. Nos mudamos a Forks como sabrás y Edward regreso de Inglaterra, finalmente.

-¿Edward?... me alegra que así sea. Definitivamente iré a visitarlos algún día – sería extraño después de tanto tiempo pero lindo de su parte – claro, si tú quieres.

- Ven cuando quieras – dije invitándola.

-grandioso – la sentí titubear - ¿Bella? Tal vez sea precipitado pero te molestaría que fuera el fin de semana, claro si el señor y la señora Cullen aceptan.

- Lamento decirte que no se encuentran en casa por el momento pero puedes venir si gustas – me pareció buena idea que lo hiciera, tal vez la chispa apagada de Edward podría encenderse al ver a su viejo amor imposible.

-Me parece perfecto – aunque no la vi sus palabras reflejaban alegría – Bella, sé que no me pides explicaciones por mi repentina petición pero me gustaría dártelas.

-Oh, no es necesario – trate de cortarla, ella tenía razón. No estaba pidiendo explicaciones y no las necesitaba, alguien como ella (creo que es única) es siempre bienvenida.

-Claro que sí y por favor no seas modesta – contesto a mi negativa – soy ahora casi una desconocida para ti y aun así me aceptas en tu casa, es lo menos que te debo.

- Ok.- si quería hablar, quien era yo para detenerla.

- cuando me fui de viaje con el grupo me sentí muy mal por dejarlos a ustedes mis dos grandes amigos (obvio que Edward, yo solo era la niña que siempre estaba ahí, con un libro en mano. Pero le agradecí mentalmente que me incluyera) así que me prometí que en cuanto regresara volveríamos a estar cerca y pasar tiempo juntos pero al enterarme que ustedes ya no vivían en Nueva York me causo mucha pena y por eso estoy ahora aquí llamándote para recuperar el tiempo que no tuvimos.

-Es muy lindo de tu parte – como lo dije, una gran chica – solo avísame cuando llegas y te recogeremos en el aeropuerto.

- Gracias Bella. Solo déjame arreglar las cosas y yo te llamare para avisarte. Nos veremos pronto y gracias de nuevo, por todo.

-No hay problema, fue un placer saber de ti – me despedí y luego colgué la llamada.

Tal vez mi idea funcionaria y ella sería lo que Edward necesita para ser feliz. Solo esperaba que así fuera porque su misteriosa tristeza se estaba convirtiendo en mi tristeza.

Eran las once de la mañana, además de alojarme por un buen tiempo en el cuarto de música, recibir la llamada de Emma y tomar un desayuno tardío no había hecho absolutamente nada. 

El reloj avanzaba lento y mi actuar estaba igual.

No quise cocinar, solo sería yo así que ordene una pizza y me senté en la sala con un libro de Cecelia Ahern a esperar. Cinco minutos después y el timbre sonaba, demasiado rápido para lo acostumbrado pero tal vez hoy era mi día de suerte. Camine hacia la puerta llevando conmigo el dinero de la pizza pero al abrir la puerta Emmett con paquete en mano apareció.

-Paquete para la señorita Bella Cullen, alias la amiga de la enana – dijo este en tono de falsa seriedad.

-Emmett - me reí - ¿Qué haces aquí?

-Hieres mis sentimientos – hizo un puchero – no creí que debía tener razón alguna para visitar a mi queridísima, chaparrisima, bellísima, patosisima (no creo que exista esa palabra) y graciosísima hermanita menor adoptada – sonrió mostrándome sus dientes.

Yo solo voltee los ojos, Emmett podía ser muy el cuándo habría su boca – No es eso, solo que no es necesario que me traigas nada.

-Pero si no lo he hecho –dijo frunciendo la frente.

-¿Y lo que traes entre tus manos? – le dije señalando el paquete e intentando no reírme de él.

- Ups… - lo vio – no me acordaba.

-Si Emmett.

- pero ya en serio – levanto una ceja – yo no te he traído nada, bueno, no de mi parte –se quedó pensativo un segundo – es solo que hoy le he ayudado a mama en la tienda y me ofrecí de repartidor y heme aquí.

-¿Alguien me envió un paquete? ¿A mí? – pregunte asombrada.

-Increíble verdad – dijo este asintiendo tontamente – hasta yo me asombre cuando me di 
cuenta que era para ti.

-¿Por qué? – dije extrañada.

- Pues… - empezó a contar con los dedos como si estuviera en preescolar – porque es extraño – batió un poco la caja – Jake no te regala nada, Edward tampoco lo hace, yo menos y Alice, pues tu no la dejas…

Seguía batiendo la caja como queriendo averiguar que hay en ella – Emmett – le grite para que dejara de hacerlo.

-¿Qué? – Pregunto abriendo los ojos porque lo había asustado – y no me grites que me espantas.

-Oh, ya se, ya sea porque no te regalamos nada – dijo este dando brinquitos, era chistoso. 

Ver a Alice era una cosa, pero con Emmett se veía ridículo – porque nos da miedo de que 
Bella la loca aparezca matándonos del susto como casi lo haces conmigo ahora.

-Eres un exagerado – negué con la cabeza – que idioteces las que dices.

- No son idioteces – levanto un dedo negando con el – solo es el resultado de mi estudio.

-¿cuál estudio? – con que me iba a salir ahora.

- Pues el de Molestemos a Bella para ver como actúa – sonrió con malicia – y hemos llegado a la conclusión de que estás loca.

-Emmett – le regañe - ¿Hemos?

-Sí, Jake y yo – su carita de niño no sería defensa si me nacía darle un golpe.

-¿Jake? ¿Mi Jake? – lo mire confundida.

-Duoh… pues cual otro – zapateo con sus tenis el piso como diva incomprendida.

- Es que… de verdad Bella, no reaccionas como la gente normal – me tomo con una mano del hombro – ni Alice es tan rara como tú, y sabes que no existe ningún duende como ella en este mundo.

-Como sea – lo corte – termina de hacer lo que a lo has venido.

-¿Me estas corriendo? – Sonó ofendido – yo que con todo cariño tomo el auto para venir a dejarte este paquete y hablar un rato contigo y tú me tratas de esta manera.

-¿Cual paquete? – Intente no reírme –ni siquiera me lo has dado para decir que has cumplido con tu, óyeme, obligación como repartidor de paquetes.

-Oh, pues toma. Aquí está tu tonto paquete – estiro sus manos entregándomelo pero volteando su cara hacia un lado para no verme – y me voy. Sé cuándo no soy bienvenido.

Camino hacia el auto con aires de resentido – osito, no te enojes – le grite desde la puerta, definitivamente Emmett era una diva – ordene pizza – le informe cuando no me hizo caso. Y fue suficiente para detenerlo. A Emmett se le convence por el estómago.

-¿Pizza? – se giró y me vio con esos ojos brillantes que ponía cada vez que le hablaban sobre comida.

-Oh, si… - sobreactúe un poco pero que importa – una gran pizza que será tristemente abandonada si el maravilloso Emmett no viene a su rescate.

-Si me lo hubieras dicho desde el principio nos hubiéramos ahorrado muchas molestias – camino a mi lado entrando a la casa - ¿Cuándo llega?

- En unos diez minutos – me senté frente a él, el cual se encontraba ya bien ubicado en la mesa de la cocina.

Como predije, diez minutos después la pizza había llegado y Emmett llevaba devorada la mayoría. Por ese lapso de tiempo me sentí bien, no estaba sola y mi compañía era la persona más graciosa y ocurrente que jamás había conocido pero así como llego se tenía que ir y yo volvería a estar como el inicio.

-Gracias por la Pizza – se froto el estómago – espero mama haya hecho el almuerzo.

-Eh… Emmett, pero si te acabas de comer ocho pedazos – hable asombrada– ¿cómo es posible que quieras comer más?

-Es que quiero crecer grandototote y fuertototote como Melvin – se rio y yo solo voltee los ojos.

– Lo siento cariño pero debo dejarte – tomo mi mano – me duele hacerlo pero hay fuerzas más poderosas que me llevan lejos de ti, compréndelo no te abandono porque quiera.

En eso su teléfono sonó – si mama, llego en un momento – corto y me vio con ojos entrecerrados – ves lo que te digo….

Me dio un beso en la mejilla y se subió al auto – Adiós – grito desde este y movió u mano en forma de despedida. Le respondí repitiendo el acto y gritándole un – Adiós oso - cuando iba desapareciendo.

Regrese a la casa, ya no llovía, solo brisaba pero aun así preferí quedarme dentro y recoger todo el desorden que Emmett había dejado en la cocina luego de estarme tirando pedacitos de su servilleta de papel en la cara. Quince minutos después y ya tenía todo listo.

Frente a mí, en la entrada de la casa sobre la mesita se encontraba aquel paquete misterioso que Emmett me había traído y del cual había olvidado su existencia.

Era obvio que se trataba de algún alimento dulce y delicioso de la pastelería de la mama de Alice (porque Sweetness el nombre de esta se encontraba en la caja)pero aun así era curioso que alguien me enviara algo de ahí.

Tome la cajita con mucho cuidado y la abrí, en ella un pequeño sobre aparecía primero, puse la caja a un lado; una nota doblada en cuatro decía:

Preciosa

Hoy comienza tu cumpleaños…

Pdta: sé que tenía que entregártela personalmente ya que estoy aquí. Lo siento, espero me perdones. No te la comas hasta que yo llegue…
De tu hermano, tú mejor amigo y la persona que más te quiere en este mundo

Edward

Por un momento me congele por la sorpresa, escrita con la perfecta letra de Edward se encontraban las palabras que quería oír desde que desperté. Aunque no lo hizo personalmente al final de cuentas lo había hecho y eso me emociono a tal punto que creí ver el sol brillar con intensidad e iluminar donde me encontraba parada en ese momento. Me sentí flotar, por primera vez en el día me sentí completamente feliz. Edward me quería, lo había escrito y yo no cabía de la emoción.

Edward POV

Cuando abrí los ojos en la mañana lo primero que se me vino a la mente fue la cara de Bella cada vez que yo llegaba con la galleta especial que le hacía (claro que la horneaba mama, pero la intención es lo que cuenta), su sonrisa, la forma en como daba saltitos en su cama feliz de verme con ella en las manos y la alegría que irradiaba cuando se la entregaba y observaba los números sobre ella. Bella siempre había sido reticente con sus cumpleaños pero el primer día de septiembre simplemente olvidaba ese pequeño detalle y se dejaba consentir por mí.

Por eso cuando me encontraba manejando el Audi de mi padre (ya que yo no tenía auto propio) recordé la pastelería de Renne y me desvíe en dirección a ella. Era muy temprano todavía pero ella me había contado que los viernes siempre estaba ahí. Así que sin pensarlo dos veces estacione el auto y toque el timbre de la entrada, ya que todavía estaba cerrado.

-Hola querido –me saludo al verme - ¿Qué haces desde temprano por aquí?

- Bueno… - la mire – quería que me hicieras un favor si es posible para ti.

- lo que sea, ya sabes que puedes contar conmigo. Eres como uno más de mis hijos – sonrió cálidamente.

-Gracias Renne – le explique las razones que me traían hoy a su tienda y ella entendió feliz por lo que yo hacía por mi hermana. Solo le pedí una cosa, discreción. Nadie más sabía y no quería que nadie más lo hiciera. Era algo especial entre Bella y yo y así quería que quedara (a pesar de todo lo sucedido)

Le entregue la nota que escribí con el papel que me dio y me despedí de ella agradeciéndole nuevamente todo lo que hacía. Regrese a mi auto para ahora si llegar al hospital. Me sentía ansioso, quería hacerlo personalmente pero mi conciencia lo evitaba.

Desde hace varias semanas tenía una necesidad terrible. Después de ver a Bella darle un beso no muy casto a Jake lo acepte, estoy enamorado de mi hermana y es la cosa más horrible que he hecho en toda mi vida. Sentí quemarme cuando sus labios se posaron sobre los de él, el pecho me dolía y quería golpearlo para que dejara de hacerlo y no volviera a tocarla nunca, pero no podía. Él es el amor de Bella y aunque me esté muriendo por dentro tengo que aceptar su decisión y entender de una vez por todas que yo solo soy y siempre seré Edward su hermano mayor.

Mientras hacía ronda la imagen de Bella durmiendo plácidamente era lo que más ocupaba mi cabeza, llámenme acosador pero cada mañana desde que entendí lo que sentía por ella me conformaba con entrar sigilosamente a su habitación y verla dormir por un par de minutos, es tan hermosa, solo así podía verla sin que fuera extraña mi mirada para ella y para todo los demás.

Cada día después de eso me alejaba un poco, no la veía a los ojos y mucho menos pasaba tiempo con ella. Es demasiado doloroso pero lo mejor al final, no quería arriesgarme a estar solos ella y yo y no aguantar las ganas de besarla. Me moría por besarla, era como un vampiro sediento de sangre; sus labios son la sangre prohibida para mí.

Bella POV

Contemple aquella galleta un millón de veces, iba y venía por toda la casa haciendo no sé qué pero al final siempre me encontraba en el mismo punto, en la mesa de la cocina observándola.
Eran las tres treinta, solo media hora y Edward estaría en casa. El me había dicho que esperara y eso es lo que hacía (desde hace mucho).

Oi el cerrojo de la puerta abrirse, me sentí nerviosa. Era mi hermano, no había razón para hacerlo pero aun así aquí estaba con las manos sudorosas y abriendo y cerrando el libro como loca.

-Hola – me saludo al verme sentada en uno de los sillones de la sala.

-Hola – conteste con voz tímida – y gracias.

Él sonrió, por primera vez desde hace mucho tiempo había calidez en ello – de nada – se acercó un poco – es nuestra tradición… nuestro secreto.

Sus palabras fueron como un golpe a la barrera que nos separaba y movida por esa felicidad corrí hacia el lanzándome a sus brazos.

Cuando choque con su cuerpo lo sentí tensarse pero no me importo, rodee con mis brazos su cuello y me pegue a el abrazándolo como si fuera lo último que haría en mi vida. Gracias a 

Dios me correspondió, su abrazo era fuerte pero delicado, necesitado al igual que el mío.

Esa noche fue perfecta, no porque haya visto a Jake, sino porque finalmente Edward y yo tuvimos una charla normal, no como lo hubiera querido pero aun así las palabras no estaban compradas y hubo muchas.

Mi galleta (deliciosa por cierto) quedo en nada luego que Edward y yo cenáramos en la terraza, fue el postre. Al final del día las cosas dejaron de pintarse de gris y tomaron un tono pastel, suave y sutil, lo que buscaba.

-Edward – lo llame para que volteara a verme – tengo algo que contarte.

-Dime – tomo un plato y comenzó a lavarlo.

- ¿Recuerdas a Emma? – dije suavecito.

-¿Emma Bradley? – pregunto girando para verme.

-si… - sonreí – tu amor imposible.

El arrugo su frente y entrecerró los ojos, parecía molesto por algo pero luego se relajó - ¿Qué pasa con ella?

-Vendrá a visitarnos – le anuncie – mañana a las diez llegara su avión a Port Ángeles.

-¿Mañana? – No parecía feliz - ¿Y quién la recogerá? Sabes que tengo pacientes que atender.

-No te preocupes por eso – le dije – los tortolos de Alice y Jasper me acompañaran al aeropuerto.

-Está Bien – sonrió – pero recuerda arreglar una habitación para ella.

-Ya lo hice… se quedara en la habitación de huéspedes que esta frente a la tuya – espero mi plan funcione.

-Bueno – dijo sin agregar más.

-Bien.

Edward POV

Cuando llegue a la casa encontré a Bella sentada en la sala con un libro en mano y mordiéndose el labio desesperadamente ¿estaba nerviosa?

La salude y ella me devolvió el saludo, yo si me sentía nervioso, no sabía cómo había tomado lo de la galleta pero al oír un gracias salir de sus labios todos mis temores se fueron. Le había gustado y eso era maravilloso.

Bella siempre me ha sorprendido pero cuando la vi moverse y correr hacia mí en cuestión de segundos, fue algo alucinante, por un instante olvide quien era ella (mi hermana) y la vio como mi igual, como mi amor. Sentir sus brazos alrededor de mi cuello y su cuerpo cerca del mío era perfecto y a la vez muy peligroso pero no me importo, la tome de la cintura y la abrace con fuerza, quería sentirla mía por un momento.

Entre platica y platica la cual Bella había empezado me conto que tendríamos visita ese fin de semana, nada más y nada menos que mi ilusión de adolecente vendría a vernos. Las palabras que uso Bella cuando dijo que era mi amor imposible están más lejos de la verdad de lo que ella podría saber jamás. Emma Bradley había pasado a ser solo una amiga para mí después de su rechazo una noche antes de irse y ahora ella creía que al colocarla frente a mi habitación serviría como puente para unirnos. Oh, si tan solo fueras tú en vez de ella.

Bella POV

Solo cuando Alice me pregunto por Jake recordé que no lo había visto ya hace más de dos días, si habíamos hablado pero solo minutos y eso era todo. No sentía que la compañía de 
Jake fuera una buena idea en estos momentos, me interesaba solo una cosa y esta era pasar la mayor parte del tiempo con Edward como lo había hecho la noche anterior.

-Alice ¿supiste algo de Edward y de quien está enamorado? – le pregunte en el aeropuerto mientras Jasper iba por unos refrescos.

-Lo siento Bella, eso todavía sigue siendo un misterio para mi – sonrió.

-Ok, está bien – si Alice no sabía nada las cosas seguían igual.

Veinte minutos después y la maravillosa Emma Bradley aparecía con sus maletas. La salude y ella me dio un fuerte abrazo, se las presente a los chicos y regresamos a Forks luego de un pequeñísimo Tour por Port Ángeles a petición de Alice.

Una vez en Forks decidimos salir a Almorzar al Lounge Alice, Jasper, Rose, Emmett, Emma y yo. Todo iba bien, los chicos estaban encantados con ella y las chicas le tomaron confianza casi desde el momento en que la vieron (lo repito, perfecta). Entre risas y anécdotas conoció a mis amigos y me felicito por el excelente gusto que tenía para escogerlos.

Después de rogarle que no pagara y ella negarse diciendo que era algo que quería hacer nos fuimos en dirección al hospital para darle una visita a Edward y de paso ya que era casi su hora de salida ir a algún lugar, todos (incluyendo a Jake).

Cuando Edward nos vio se sorprendió, no se imaginaba que iríamos a visitarlo y menos en compañía de Emma.

No podía negarlo una vez que se saludaron fue obvio para todos, Emma y Edward eran la pareja perfecta; los dos son hermosos e inteligentes. Pero me sentí mal por un momento, si ellos llegaban a tener algo yo quedaría en segundo plano (de nuevo) y no lograríamos volver a ser los mismos de antes.

-Bella ¿Estas bien? – Jake me giro buscando mi cara ya que estaba de espaldas.

-Preciosa ¿Te pasa algo? – Edward me tomo por lo hombros.

-No me pasa nada – levante la vista – estoy bien.

-Pero si estas algo pálida – dijeron Alice y Rose a coro.

-Es solo el olor a sangre – mentí – ya se me pasara.

- ¿Quieres recostarte? – me pregunto mi hermano.

-No, ¿Ya vas a salir? – cambie de tema, no quería ser el centro de atención.

-En un momento, si quieres espérenme en el auto – presiono mi mano.

-Está bien – camine hacia la puerta que llevaba al exterior buscando salir de ahí.

-Bella – oí la voz de Alice detrás de mí – espera

Me gire para verla - ¿Qué pasa? – no había nadie más que ella siguiéndome.

-Nada – me vio raro – solo quería asegurarme de que no te pasara nada.

-Pues no te preocupes – soné un poco pesada – estoy perfectamente.

La tarde fue… incómoda para mí, pareció como si Emma y Edward jamás se hubieran separado. Habíamos risas, juegos y pláticas abundantes entre ellos dos. Definitivamente había perdido a mi hermano, en que cabeza me cabía que eso era una buena idea.

Han pasado menos de dos semanas, mis padres volvieron el domingo como habían dicho y ahora Edward y Emma eran novios; yo no podía estar peor. ¿Es que mi vida ahora se trataba de perder a mi hermano cada vez que la oportunidad se diera? Y para colmo mis padres estaban rarísimos, se veían siempre serios y me abrazaban cada vez que me los encontraba.

Edward POV

Cuando vi a Emma no sentí nada, ni nervios, ni emoción y mucho menos atracción física. Es hermosa, no puedo dudarlo pero ella había dejado de significar algo más que una amiga para mí. Pero aun así, aquí estaba siendo su novio. Era desconsiderado de mi parte pero necesitaba aparentar una vida normal ahora que mis padres estaban aquí y Emma parecía una buena opción, luego de que me dijo que había sido un error decirme que no aquella vez porque yo le gustaba y le seguía gustando.

-Bella ¿Estas segura? –oi a Alice preguntarle (se encontraban en su habitación y la puerta estaba entrecerrada.

-¿Por qué no Alice? Mañana es mi cumpleaños y quiero vivir mi adolescencia como cualquier joven – sentí un poco de dolor en sus palabras.

Estaba espiando y no era correcto de mi parte pero las palabras de Alice me preocuparon.

-¿Jacob está al tanto de lo que quieres? – le pregunto preocupada.

-Es hombre Ali, no lo sabe aún pero lo va a entender.

¿Qué pensaba hacer? Sus palabras iban por un camino que no me gustaba para nada – pero Bella, espero un poco más, todavía eres muy joven.

-Voy a cumplir 18 Ali, podre hacer lo que quiera con mi vida sin pedirle permiso a nadie – Bella ¿Qué piensas hacer?

-Pero… - hablo Alice

-Pero nada, quiero saber lo que es hacer el amor y… - se detuvo – tengo a Jake.

¿Eso qué significa? ¿Tengo a Jake? Parecía como si se conformara.

-¿Eso es lo que quieres?

-Si… -respondió Bella.

Amor mío, por favor no. No desperdicies algo tan precioso con alguien como Jacob, eres muy joven y tienes mucho tiempo para eso – le hable en susurro sin que se dieran cuenta.

Tena que evitarlo, Bella podía tener esa experiencia cuando quisiera, lo sabía, pero no quería que sucediera. Sabía que jamás seria yo el que le crearía ese deseo y me estaba convirtiendo en un egoísta al querer evitarlo.

13 de septiembre

Hoy era el día en que definitivamente Bella ya no sería la misma de antes, ella lo había decidido.

Edward haz algo – mi corazón palpitaba nerviosos y desesperado por lo que sabía.

Bella POV

Después de hablar con Alice dude un momento si era correcto lo que pensaba hacer, no me sentía preparada pero había oído de alguien que el tener esa experiencia te daba seguridad y eso era lo que necesitaba en este momento.

Hoy era mi cumpleaños (que felicidad) y era la fecha que había decidido para hacerlo. Nadie sabría, solo Jake Alice y yo…

No podía engañarme, le había contado a mi mejor amiga para que ella me contradijera y me rogara que no lo hiciera y Alice lo hizo (un poco), tenía miedo y dudas enormes en mi cabeza.

Alice y mi madre habían exagerado con la fiesta, miles de adornos decoraban cada rincón del jardín trasero y la entrada de la casa, al parecer sería una fiesta nocturna con tema de Hollywood. Había una alfombra roja y todos vestían de manera elegante. Yo me encontraba en un ceñido vestido rojo corte sirena y peinada con un moño levemente recogido a un lado, labios rojo pálido y ojos semi ahumados.

Me quede sorprendida cuando vi a Jake, Jasper y Emmett vestidos de meseros y no de galanes de cine; solo Edward estaba majestuoso con su traje negro y perfecto, traía una corbata roja que hacia juego con mi vestido. Era extraño ya que Emma traía puesto un traje color turquesa.

La noche paso tranquila, solo el hecho que Edward estuviera junto a mí y no con su novia fue lo que me llamo la atención, me traía refrescos, me acompañaba a saludar a cada uno de los invitados y hasta me acompaño a la segunda planta de la casa cuando quise ir al baño. Era demasiado extraño para mí y para Alice que también estuvo conmigo.

-Fiesta – grito Emmett luego que todos los invitados se habían ido.

-¿Qué dices? – le pregunte

-Ya tienes dieciocho y hay que divertirnos – dijo Rose

-Vamos a Port Ángeles – grito Alice

-¿Qué? – dijimos Edward y yo a coro

-No, no, no – di dos pasos hacia atrás – primero me haces ponerme este vestido y ahora 
quieres secuestrarme a una disco.

- Primero, no te estamos secuestrando ya que tenemos el permiso de tus padres, segundo, el vestido te queda hermoso. Fuiste la sensación de la fiesta – sonrió

- Ahora, a cambiarnos – ordeno Rose – chicos, estaremos listas en diez minutos, no se tarden.

Veinte minutos después y nos encontrábamos viajando hacia Port Ángeles, y no quería, tenía otros planes pero al parecer a Edward le había parecido buena idea porque sonreía mientras manejaba mi Beetle.

-Bella pero si te queda precioso – me dijo Alice cuando vio mi cara de disgusto.

-No me importa – renegué.

-Edward dile – pidió Rosalie

-Eh… si Bella, te queda muy bien – su respuesta sonó rara, pero no importo en ese momento. 

No quería ir y punto.

Porque ellas vestían de mezclilla y camisas y a mí me daban un vestido azul marino pegado y corto para salir.


No sabía que iba a pasar pero fuera como fuera me las pagarían.

2 comentarios:

  1. Me encantó!!! quiero más más maaaaaaaaaassssss!!!!! gracias nenaaaa un beso! ;)

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  2. Fascinante, me encanta, gracias cielo...

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